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VOX / MARTES, 27 DE NOVIEMBRE DE 2012 El periódico de Puerto Rico
500 años de evangelización en Puerto Rico: prohibido olvidar la Santa Inquisición FEDERICO LENIN FREYTES, ARQUEÓLOGO Durante la pasada semana se ha estado celebrando a través de todo Puerto Rico, por parte de la iglesia católica, la efeméride de los 500 años de la llegada del primer obispo de América a la Isla, el señor Alonso Manso. Don Alonso Manso fue el primer obispo de Puerto Rico y a la vez el primer obispo de América, lo cual otorga relevancia fundamental a su arribo a la Isla, y pone de manifiesto la importancia que una vez tuvo Borinquen en todo el andamiaje colonial español en América. Se celebra pues su llegada, y a la vez se celebra y conmemora la “gesta” de la llamada evangelización de los habitantes naturales de Puerto Rico, los mal llamados indios taínos. Reconocemos que no podemos juzgar con los ojos actuales el pensamiento y la acción de las personas en escenarios sociales acaecidos hace 500 años atrás. Cada persona es fruto de su momento histórico y entorno social particular, y como tal, protagonista de una realidad histórica que cambia y se metamorfosea con el tiempo. Sin embargo, creemos que es pertinente e imprescindible traer a colación otros significados que a su vez tiene la efeméride en cuestión, que han sido pasados por alto por las autoridades eclesiásticas y los medios noticiosos. Primero que todo, los indígenas naturales de la Isla tenían toda una compleja religión organizada alrededor de sus modos sociales. Nacían, crecían y morían creyendo en un complejo sistema de deidades, y practicando rituales específicos que eran parte fundamental de su vida.
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Su religión estaba estratificada, organizada, y regida por entidades políticas, religiosas y sociales sumamente complejas. Esto contrasta con la visión dominante en el discurso oficialista de que eran salvajes idólatras que fueron rescatados del infierno por la religión católica. La religión católica arrebató las creencias vernáculas y le impuso de manera obligatoria a los indios, literalmente a sangre y fuego, bajo pena de muerte, sus creencias. Segundo, y quizás aun más importante, nadie se ha dado a la tarea de recordar de manera concluyente que el señor Alonso Manso, además de obispo, fue el primer Inquisidor de América. O sea, el primer obispo de Puerto Rico fue también el encargado de poner en funcionamiento la Santa Inquisición, tanto en Puerto Rico como en América. Y la Inquisición fue una institución para garantizar la pureza de las creencias religiosas, bajo cuyo manto se cometieron miles de bárbaros asesinatos a través de Europa y “el nuevo mundo”.
por la simple realidad de tener creencias diferentes a las de los invasores españoles. Además de los indios, está documentado en las crónicas de época que fueron las mujeres negras las principales víctimas del fuego inquisitorial. Horrenda suerte de las minorías locales que aun hoy sufren de la discriminación y el abuso de 500 años de historia violenta.
Puerto Rico mismo tuvo su propio quemadero inquisitorial, localizado en la isleta de San Juan. En este quemadero murieron abrasados por las llamas no pocas personas,
La iglesia católica recientemente pidió perdón por los excesos de la Inquisición Reconocemos el papel de la iglesia en múltiples gestas positivas a través de los
años, no solo la católica, sino de cualquier denominación. Queremos también recalcar, sin ánimos de fomentar odios, divisiones ni revanchismos, que debemos recordar nuestra historia si no queremos estar condenados a repetirla. Por ende, mientras se celebra la efeméride de los 500 años de la llegada del obispo Alonso Manso, recordemos también a los indios y negros que murieron quemados, mutilados y abusados por la ideología dominante de la época. Solo así, en consciente introspección meditativa, quizás encontremos redención.