DEPORTES >31
> MARTES, 1 DE OCTUBRE DE 2019
Drástico descenso
Tenis Mónica Puig tiene en agenda jugar en el Abierto de Luxemburgo. >Tim Ireland/AP
La boricua Mónica Puig cayó del puesto 71 al 83 en la nueva actualización del ranking mundial
@ Yamaira Muñiz Pérez >ymuniz@elvocero.com
@yamairamuniz
Si los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fuesen hoy, Mónica Puig tendría un pie adentro y otro afuera. La tenista puertorriqueña tuvo un gran descenso en el ranking mundial de la Asociación Mundial de Tenis Femenino (WTA) al bajar del puesto 71 al 83, según la última actualización publicada el lunes. Puig viene de caer en un maratónico encuentro en la segunda ronda del Abierto de Wuhan, donde rompió una mala racha de cuatro derrotas al vencer a la exnúmero uno del mundo, la alemana Angelique Kerber. Kerber ocupa actualmente el puesto 13. La razón principal de su descenso se debió a que tenía que defender más de 200 puntos en el torneo chi-
no Premier 5, donde el año pasado llegó hasta los cuartos de final. Ante este panorama, Puig estaría fuera de las Olimpiadas ya que las mejores 56 tenistas clasificadas en el ranking de sencillos —con un máximo de cuatro por país— van a Japón. Sin embargo, la lista final cierra el 8 de junio del próximo año. Por lo que la boricua todavía tiene tiempo para clasificar. Además, Puig —quien el pasado viernes cumplió 26 años— pudiera ocupar uno de los ocho puestos clasificatorios definidos por la Federación Internacional de Tenis (ITF) tras haber ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. No obstante, ese único puesto otorgado a atletas que no entren por la clasificación directa también se le puede otorgar a una tenista que haya ganado un grand
Columnista invitada
Mara Santori López
D
esde hace algún tiempo he leído y escuchado comentarios sobre la medallista de oro olímpica Mónica Puig, en el sentido de que “no gana más, ni va pa’ ningún lado”. Peor aun, hasta añaden en sus comentarios que “ganó la medalla de oro por suerte”. Pero la realidad es que a pesar de sus altas y sus bajas, Mónica, con 26 años de edad —recién cumplidos el pasado 27 de septiembre— se ha mantenido entre las primeras 100 del mundo del tenis profesional y como diría mi padre, “eso no es cáscara de coco”. Estuvo hasta hace unos días 71 en el ranking. Hoy amanece
slam y que a la fecha límite esté entre las 300 del mundo y que la cuota por su país no esté ocupada. En ese caso, si otra tenista —además de Puig— cumple con esos criterios, entonces el cupo se otorgaría a la que más títulos haya ganado. Si ambas cumplen con dicho criterio, entonces se definiría por el ranking más alto a la fecha límite. Puig tiene un solo título en su palmarés. Los otros puestos serán ocupados mediante la clasificación continental que otorga dos boletos en América, uno en Asia, África, Europa y Oceanía. Además, el país anfitrión tiene un lugar asegurado. Un total de 64 tenistas —56 por el ranking y ocho por la ITF— estarán activas en Tokio 2020. La campeona y subcampeona en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, la argentina Nadia Podoroska (#304) y la estadounidense
Caroline Dolehide (#203), respectivamente, aseguraron su boleto olímpico. La australiana Ashleigh Barty lidera el escalafón mundial. Tras su gira por Asia, Puig, quien en 2016 llegó a ubicarse en el puesto 27, viajó a Europa, donde disputará el Abierto de Luxemburgo, en Bélgica, que será del 14 al 20 de octubre. La primera raqueta latinoamericana ha tenido una temporada de altas y bajas dentro y fuera de la cancha, con varios cambios de entrenadores. Esta temporada, Puig tiene marca de 19-22 en el circuito profesional.
Con apenas 26 años aún le queda muchísima carrera profesional en el puesto 83. Pero ha llegado a estar entre las primeras 30 (27 en 2016) y es la única, repito, la única latinoamericana que ha estado consistentemente entre las primeras 80 del mundo en el último lustro. Con esto quiero decirles a los comentaristas de ocasión: a Mónica le queda muchísima carrera profesional y muy buenas posibilidades de volver a enorgullecernos como lo hizo en Río 2016. Ganar una medalla de oro, para cualquier atleta, conlleva un esfuerzo extraordinario de entrenamiento y disciplina por muchos años. La suerte puede ser un factor en un partido, pero en un torneo de una semana con los mejores del mundo, esa es otra historia. Para tener “suerte” había que clasificar para el torneo olímpico, estar entre los mejores del mundo, y ganarse el derecho a disputar las medallas.
Quienes hablan de “suerte” o de chamba olvidan que en su camino al oro olímpico venció a la campeona del Abierto de Francia de ese año, Garbiñe Muguruza; a la dos veces campeona de Wimbledon, Petra Kvitova, y a la número dos del mundo y campeona de Wimbledon y del Abierto de Estados Unidos, Angelique Kerber. Mónica demostró su calibre como jugadora profesional y más aun, da indicios de que puede volver a repetir su hazaña. Hace unos días le ganó a la alemana Kerber en el Wuhan Open en China. Lo positivo de que Mónica ganara una medalla de oro en Brasil por Puerto Rico es que es indiscutible que todo el país y hasta el menos deportista la conoce, e informados por la prensa local siguen sus torneos. Sin embargo, lo negativo es que quien solo conoce a Mónica
por la medalla no conoce tanto de su trayectoria ni de cómo se bate el cobre en el circuito, y si pierde muy corrido creen que ya no va a ganar más. Hasta se atreven a opinar como todos unos conocedores del deporte del tenis. Si miráramos a otras jugadoras nos daríamos cuenta de que en el tenis profesional pierden y ganan todas las semanas, cambian ocasionalmente de entrenadores y asimismo bajan y suben en el ranking mundial. Estar entre las primeras 100 del mundo es formar parte de una elite, es estar en las Grandes Ligas. La grandeza de Mónica es que precisamente lleva varios años jugando en las Grandes Ligas, en donde unos días se gana, otros días se pierde y otros días llueve, como reza un viejo adagio de este deporte. Sospecho que, lamentablemente, Mónica se ha tenido que
enfrentar y digerir con humildad todos estos comentarios negativos. Aunque obviamente hay excepciones, y hace poco nos maravillamos con adolescentes ganando torneos de Grand Slam, en el tenis profesional de hombres y mujeres —lo confirman los estudios— la edad de su máximo rendimiento es a partir de los 26 años de edad. El mejor ejemplo de esto es precisamente Kerber, quien debutó como profesional en 2003 y luego de 13 años logró la posición número 1 del mundo por primera vez en 2016, convirtiéndose a los 28 años en la jugadora de mayor edad en lograr dicha posición. Igual se puede citar a Flavia Penetta, quien ganó el Abierto de Estados Unidos a los 33 años y a Li Na, ganadora de dos grandes después de los 27. Mónica tiene aún 26 años.