Edición: 1 de junio de 2019

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ESCENARIO >17

> SÁBADO, 1 DE JUNIO DE 2019

Gil Burgos, autor de El gran abismo humano. >Suministrada

Presenta libro Jorge Rodríguez

En primer plano Coronado, acrílico en aerosol sobre metacrilato, junto a dos dibujos en tinta sobre papel.

>jrodriguez@elvocero.com

de Caravaggio y los demás temas religiosos y su correspondencia a lo que son nuestras creencias del Caribe. Me cuestiono los roles femeninos, nuestras creencias, nuestro imaginario y empiezo a ponderar las influencias afroantillanas, europeas y anglosajonas más allá de la religiosa. Y veo que todas conectan y hablan del

Resurrección, metacrilato.

parto o nacimiento de un salvador. Asimilo el momento crucial de una mujer dar a la luz, parir el cosmos que da la luz a la vida; y veo como ser humano la creación de un cosmos, de otro ser”, precisó el artista. “Por eso, el título es el sacro corpus, el paso más elevado. Este es mi cuerpo

sagrado de obras saliendo y pudiendo comunicar al público la unión de varios medios y técnicas en 22 años de carrera”, abundó. Girona realizará próximamente una residencia en Florencia, en donde mostrará cómo interactúa nuestra flora y fauna ante la realidad de otros países.

Incluye 13 metacrilatos 10 dibujos 5 cerámicas

Visitante de la exposición observa Sagrado sexo, cerámica con engobe y esmalte, realizada en colaboración con Aileen Castañeda. >Brandon Cruz/ EL VOCERO

“P

Nancy Álvarez >Doctora en psicología clínica con maestría y post grados en terapia familiar, de pareja y sexual.

El caso de una niña ucraniana abandonada en 1991 por sus padres alcohólicos y criada por una manada de perros, fue el punto de partida e inspiración para el boricua Gil F. Burgos, en su libro El gran abismo humano. “La abandonaron a los tres años y estos perros salieron a su rescate. Se llamaba Oxana Malaya y corría en cuatro patas, desarrolló el olfato y la audición. Se convirtió en una niña feral, que es una desprovista del contacto con otros seres humanos en las primeras etapas de vida”, comunicó Burgos sobre su investigación, que será presentada hoy en Casa Norberto de Plaza de Las Américas, a la 1:00 p.m. El texto plantea que el nacer con cuerpo humano no garantiza una humanidad. “Si la humanidad

puede perderse como esta nena, ¿cómo se gana? Este libro desvela cuatro vectores que intentan frenar la caída hacia ese abismo existencial de la especie humana. Vemos un ser humano que se está convirtiendo en otra cosa; y es necesario salir a su rescate”, advirtió en entrevista con EL VOCERO. Pone de ejemplo a esquizofrénicos, adictos y alcohólicos extremos como seres humanos impredecibles, por lo cual su trabajo trata una propuesta para proveerles o darles una nueva mirada a la humanidad. “En el 1970, a una niña que le pusieron Genie, la encerraron diez años en un cuarto sin hablarle, con una vasinilla y una cunita. Su estado era catatónico. Estos niños ferales rompen con la humanidad. Hay que encontrar nuevas coordenadas para entender esta situación, transformarla y mejorarla”, resumió.

Amar no es un juego

uedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso…” Poema 20, Pablo Neruda. Cuando vemos cómo sufre la gente por amor, pensamos en la importancia de no jugar con los sentimientos y las emociones de los seres humanos. El amor, el amor mueve el mundo. El amor te hace sufrir, te lleva al cielo sin morir o te hace puré‚ en segundos. Así como el amor produce las emociones más hermosas, nos puede lanzar a otras más feas y poco dignas: el rencor, el odio, los celos y la rabia, sentimientos de abandono, competencia desleal, entre otras. Al final, nos damos cuenta de que no vale la pena llegar a esos extremos y que, como siempre digo, ¡más pa’lante vive gente en casa de concreto y hasta con vista al mar! No debemos callar ese huracán emocional, lo ideal es dejarlo salir con control, algo muy difícil cuando enfrentamos esos temas no resueltos de la niñez, por ejemplo, el abandono, que

casi siempre viene de allá. ¿Por qué el amor nos sacude de esa manera? ¿Por qué es difícil entender que un amor terminó y que no hay nada que hacer? ¿Qué hace tan corto el amor y tan largo el olvido? Estas son preguntas claves y sin respuestas fáciles. Lo que sí está claro es que una persona que se desarrolle en un hogar nutridor, donde el amor es lo que permea las relaciones; donde hay reglas, pero son flexibles; donde se siente importante y respetado; donde se le protege y se le ayuda a tomar sus propias decisiones y donde se le permite ser él mismo, va a tener una buena autoestima. Una persona que cuenta con apoyo emocional de amigos y familiares solidarios, difícilmente reacciona así. Quien tiene “anclas emocionales”, tiene puertos donde llegar y ser confortado, socorrido, auxiliado. Pero yo me pregunto: ¿Dónde están esas personas? En un mundo donde la mayoría de las mujeres están al frente de sus hogares

y los padres brillan por su ausencia, donde los hijos crecen abandonados por uno de los padres —casi siempre por el padre—, donde el abuso psicológico, físico y sexual es el pan nuestro de cada día. Son como casas sin una buena base, cualquier ciclón se las lleva. No queremos decir con esto que perder un amor, una pareja, no sea doloroso. Claro que sí, pero será posible superarlo si usted tiene esta estructura fuerte que da la aceptación, el amor incondicional y la autoestima fuerte. La futura vida emocional, sexual y de pareja de nuestros hijos tiene que ver con lo vivido en su hogar, con su autoestima y sus relaciones con sus padres. Ser padre es una gran responsabilidad para la que no nos preparan. Recuerde jamás usar ni engañar a la gente. Ese debe ser un principio fundamental. Al “elegir pareja”, tener en cuenta que un ser humano celoso, despreciado y abandonado es una bomba atómica, a menos que busque ayuda.


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