Informe libertad religiosa

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En Irán hay aproximadamente 25.000 judíos, que representan la mayor comunidad hebrea de Oriente Próximo fuera de Israel. En términos generales, no son maltratados, y muchos de ellos están orgullosos de sus raíces iraníes y judías. En diciembre de 2006, el Ministerio de Exteriores organizó un seminario sobre el Holocausto al que invitó, en calidad de expertos, a conocidos negacionistas del genocidio judío. El acto fue organizado después de que el presidente Ahmadineyad dijera, en repetidas ocasiones, que el Holocausto era un “mito” inventado por Occidente para justificar la creación del Estado de Israel.

En los dos últimos años no se han registrado en Corea del Norte cambios relevantes en materia de libertad religiosa, pese a una mayor apertura por parte del régimen comunista de Pyongyang hacia la Iglesia católica y los misioneros protestantes, que, debido a su labor humanitaria, ahora entran más fácilmente en el país. No obstante, la práctica religiosa sigue estando totalmente prohibida. En Corea del Norte sólo está permitido el culto a Kim Jong-Il y a su padre, Kim Il-Sung. El régimen comunista siempre ha intentado impedir la práctica religiosa, especialmente, a budistas y cristianos. Los creyentes deben unirse a organizaciones controladas por el Partido. A menudo, los creyentes no registrados (al igual que cualquier persona involucrada en actividades evangelizadoras) son objeto de una persecución brutal y violenta. Desde la instauración del régimen en 1953, han desaparecido unos 300.000 cristianos, y de los sacerdotes y religiosas que por entonces vivían en Corea del Norte no se sabe nada, por lo que se asume que fueron perseguidos hasta la muerte. En la actualidad, se calcula que unas 80.000 personas (frente a las 100.000 del año pasado) languidecen en campos de trabajos forzados, donde sufren hambre, torturas e incluso la muerte. Nadie sabe si estas cifras (facilitadas por ONG presentes en el país, que desean permanecer en el anonimato) son exactas, y, de serlo, a qué se debe su disminución. Según ex funcionarios y ex presidiarios norcoreanos, los cristianos reciben en los campos de reeducación y las prisiones un trato peor que los demás presos. El Estado de Corea del Norte define 51 categorías sociales. Quien practica una religión que escapa al control gubernamental ocupa, evidentemente, el peldaño más bajo de la escala social, por lo que disfruta de menos oportunidades educativas y laborales, no recibe subsidios alimentarios y está permanente sometido a una violencia brutal. Las autoridades han proclamado que en su país la libertad religiosa está garantizada y protegida por la Constitución. Según cifras oficiales del Gobierno, hay 10.000 budistas, 10.000 protestantes y 4.000 católicos, pero estas estimaciones sólo hacen referencia a los miembros de las asociaciones oficiales. En Pyongyang hay tres iglesias: dos protestantes y una católica. Las dos iglesias protestantes sirven para difundir la propaganda del régimen, y sus pastores comparan al “querido líder” Kim Jong-Il con un semidios. La única iglesia católica no cuenta con un sacerdote norcoreano. En ella se reúnen grupos de oración una vez a la semana, y, en casos excepcionales, las funciones religiosas las ejercen sacerdotes de origen coreano, pero de nacionalidad extranjera. El hambre y la persecución religiosa empujan a muchos a huir del país. Cuando son capturados, a menudo se les condena a muerte o a trabajos forzados. Un acuerdo entre China y Corea del Norte ha empeorado si cabe aún más la situación, pues los líderes chinos han acordado tratar a los refugiados norcoreanos como a “inmigrantes ilegales” a los que repatriará incluso por la fuerza, si fuera necesario. En varias ocasiones, Benedicto XVI ha mencionado a nuestros “hermanos norcoreanos” e invitado al mundo a rezar por ellos. “También soy consciente de los gestos concretos de reconciliación hechos por el bien de quienes viven en Corea del Norte. Aliento estas iniciativas e invoco la solicitud providencial de Dios todopoderoso sobre todos los norcoreanos”, dijo el Papa en la visita ad limina de los obispos coreanos en diciembre de 2007. El Papa se refería a las numerosas iniciativas caritativas emprendidas por la Iglesia de Corea del Sur en beneficio de la población del norte. En este sentido, cabe resaltar la nueva actitud que muestra el régimen norcoreano desde el año pasado: mientras que antes trataba a los cooperantes cristianos como a espías occidentales, ahora les da la bienvenida. No obstante, y pese a los esfuerzos de la Iglesia, nadie debería creer ni por un minuto que el régimen comunista esté facilitando la labor. La situación de la Iglesia católica norcoreana sigue siendo atroz. Desde el final de la guerra civil en 1953, las tres jurisdicciones eclesiásticas y toda la comunidad católica han sufrido una brutal aniquilación: ni

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