

El príncipe Pipo de Papuré
se asomó al mirador.
«¡Vaya! Esto sí que es raro —pensó—. Hoy el mar es de color rojo fresa».


El rey Papo de Papuré
estaba muy preocupado.
—Hablaré con mis ministros
—exclamó—.
Ya saben que quiero el mar de color azul.
¿Qué van a decir los turistas?



—Esta mañana ha aparecido en la playa una ballena con una herida en el costado. Le salía un chorro de sangre que ha teñido el agua —explicó al rey Papo uno de los ministros que se llamaba Pepo.

El príncipe sintió mucha pena y se puso a llorar.
Entonces la reina de Papuré dijo a su marido: —Querido, haz algo para que el niño se calle.



Pepe, el ministro de sanidad de la isla de Papuré, le curó la herida.
