Revista Momento Octubre 2021

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Entrevista

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Editorial

L Revista Momento ahora o nunca Número

166 XIII Año

www.revistamomento.com.mx

Portada: Federico Ríos Macias

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¿QUIERES ANUNCIARTE? Blvd. 16 de septiembre No. 200 Altos 3, Apizaco, Tlax. revista.momento.tlx@gmail.com Tel: 01 (241) 41 8 32 58

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a medalla de bronce para un tlaxcalteca en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, es una de las noticias que nos alegró la vida. Leonardo de Jesús Pérez Juárez originario de San Simeón Tlatlahuiquitepec del municipio de Xaltocan nos comparte en una entrevista la adrenalina de lo que significó ganar una medalla de bronce, la segunda en su carrera deportiva. Leo es un ejemplo de tenacidad y disciplina, que a pesar de tener una discapacidad de nacimiento su familia se encargó de que su crecimiento fuera lo más normal posible dotándolo de todas las herramientas para ser el hombre que ahora es. A su corta edad estaba seguro de lo que no quería ser, tenía claro verse vestido de traje haciendo que, no lo sabía. Pero quería verse bien y vaya que los reflectores están sobre este tlaxcalteca. Por otro lado, me emociona compartir un mercado nocturno que funciona en la ciudad de Apizaco todos los viernes por la noche y hasta el día siguiente hasta las 14:00 horas. Cada viernes en las inmediaciones del mercado 12 de mayo a partir de las 7 de la noche empieza la venta de lo que usted requiera para su despensa por mayoreo o menudeo. Frutas, verduras, papas, flores y hasta cenar tamales, atole, tacos de barbacoa, quesadillas, gelatinas, etc. Este mercado se ha convertido en un referente para todos aquellos comerciantes que aprovechan la noche para surtirse. A disfrutar las hermosas lunas de octubre.

Directorio DIRECTORA GENERAL Marisol Fernández Muñoz COORDINADOR DE REDACCIÓN Yassir Zárate Méndez DISEÑO GRÁFICO Y PUBLICIDAD Arturo Vázquez Muñoz FOTOGRAFÍA Federico Ríos Macías SUSCRIPCIONES Alejandro Fernández Muñoz COLABORADORES Juanita Aguilera Dalia Sánchez Dávila Horacio López Muñoz Cristina Figueroa Momento ahora o nunca. Revista mensual, Octubre 2021 Editor responsable: Marisol Fernández Muñoz. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04 2009–021117565 700–102. Número de Certificado de Licitud de Título: (en trámite). Número de Certificado de Licitud de Contenido: (en trámite). Domicilio de la publicación: 16 de septiembre No. 200 Altos 3 C.P. 90300, Apizaco, Tlaxcala. Tel: (241) 418 3258 241 418 3258 www.revistamomento.com.mx Distribución: Revista de Tlaxcala S.A. de C.V. 16 de septiembre No. 200 Altos 3 C.P. 90300, Apizaco, Tlaxcala. revista.momento.tlx@gmail.com Imprenta: IMPRESORA Y EDITORA INFAGON: Calle de la Alcaicería No. 8. Col. Zona Norte Central de Abastos C.P. 09040 México D.F. www.infagon.com.mx


Contenido

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El tianguis nocturno de Apizaco

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El mensajero

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Maíz nativo

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Psicoterapia en Línea

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Flan de arándanos

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Días de gloria en Tokio Autor: Yassir Zárate Méndez

| Fotografía: Federico Ríos Macías | COPAME

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l cronómetro del Estadio Olímpico de Tokio mostró el tiempo logrado por el atleta que había llegado en tercer lugar: 17 segundos y 44 centésimas. Era la mejor marca personal que había logrado en los 100 metros, categoría T52. No lo podía creer. No después de haberse quedado fuera del podio en las carreras de 400 y 1,500 metros, donde consideraba que tenía más posibilidades de ganar medalla en los convulsos Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, celebrados apenas este verano, luego de mil vicisitudes. El tlaxcalteca Leonardo de Jesús Pérez Juárez finalmente estalló en alegría. Ese lluvioso día de septiembre le había asegurado su segunda medalla, tras la obtenida en los Juegos de Londres, en 2012. Alguien de la delegación mexicana le alcanzó una bandera tricolor. Leonardo de Jesús, originario de San Simón Tlatlahuiquitepec, en el municipio de Xaltocan, siguió rodando sobre la húmeda pista de tartán del Estadio Olímpico. Disfrutaba esos instantes de gloria bajo el cielo de Tokio. Nada como el triunfo. Arriba, en todo lo alto, ondulaba la llama del fuego que acompañaba a todos los atletas que mantenían vivo el espíritu de una competencia milenaria. Ahora todo quedaba atrás: los extenuantes y peligrosísimos días de entrenamiento, que hacía sobre la carretera que atraviesa Ciudad Industrial Xicohténcatl. Cada jornada tenía que practicar sobre el asfalto debido a que fueron cerradas las instalaciones del complejo deportivo “Luis Donaldo Colosio”, de Tetla, debido a la contingencia provocada por la COVID-19. Todo se había puesto de cabeza. Incluso

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estuvieron en riesgo los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que se pospusieron durante un año, y se llegó a barajar su posible cancelación. Pero había valido el esfuerzo, los sacrificios, la disciplina que debe distinguir a un atleta de alto rendimiento como lo es Leonardo de Jesús, curtido por la vida, pero siempre acompañado por sus padres Adrián Pérez Ríos y Lourdes Juárez Tizapantzi, así como por sus hermanas Anel y Karla. Para él, su familia ha sido una columna inquebrantable. Momento conversó con Leonardo de Jesús una mañana de septiembre, en la casa que tiene en San Matías Tepetomatitlán, muy cerca de su terruño y poco después de una semana de haber logrado la gloria en Tokio.

Los retos de la discapacidad

—¿Dónde y cómo fue tu infancia? —Desde que tengo memoria viví en San Simón Tlatlahuquitepec. Allí me crie. Mi infancia fue muy libre, ya que mis papás me dejaban hacer lo que quería, que pasara momentos agradables. Ellos no me decían cosas como “Estate quieto” o algo así. Desde pequeño mis papás me dieron la oportunidad de buscar algún hospital donde pudieran darme una prótesis para poder caminar y llevar una vida más normal. Ellos deciden llevarme a la Ciudad de México, a un hospital para personas con discapacidad. Allí me atendieron bastante bien y me dieron unas prótesis. Fue en la época en que entré a la primaria; de hecho, meses antes de entrar a la escuela me dieron las prótesis. Antes de eso, literalmente no podía caminar. Eran caídas constantes; los codos los tenía con cicatrices por las caídas. Pero con


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el paso del tiempo fui superándolo. Al llegar a sexto de primaria ya podía moverme sin ayuda del bastón. En los primeros años, las prótesis contaban con un bastón para que pudiera equilibrarme, porque eran dos prótesis y era más difícil mantener el equilibrio. Al inicio no era natural, porque me sentía más alto, con poco más de 20 centímetros de la estatura normal que era. En ese momento no me gustaban y no me las quería poner. Yo soy el segundo de tres hermanos; tengo dos hermanas y mi papá siempre me mandaba con ellas para practicar. Me abrazaban, una de cada lado, llevándome del brazo. Caminábamos en el pueblo, que no estaba pavimentado como hoy. Creo que eso fue lo que me ayudó a ser más hábil con las prótesis, por lo mismo que era más difícil por el terreno, pero lo fui logrando poco a poco. Al llegar a secundaria ya podía caminar perfectamente y eso me permitió dejar el bastón. Cargaba mi mochila y caminaba lo más normal posible. Hasta la fecha me preguntan cómo puedo desenvolverme con ellas, cómo es mi día a día, desde salir a la 8

calle y tomar el transporte público, ir a la Ciudad de México, tomar el metro, andar entre la multitud o salir a fiestas. Yo les digo que me puedo mover con más facilidad, al grado que aprendí a manejar con un amigo que vendía pan. Yo lo acompañaba y me dejaba manejar su combi, que era estándar. Así fue como aprendí a manejar, hasta que pude obtener mi primer carro. Me fui haciendo a la idea y quise aprender de todo un poco. —¿Qué ha representado para ti ser una persona con discapacidad? —Es un gran reto. No cualquiera llega a lograr lo que yo hago. La mayoría de las personas con discapacidad que conozco la tienen debido a que sufrieron accidentes o enfermedades que te van deteriorando. En mi caso fue desde que nací y lo tuve que asimilar de alguna forma. Así nací y así soy. De alguna forma me acepté. Hubo momentos donde me preguntaba: “¿Y por qué yo? ¿Por qué esto?”. Hasta que el destino te pone las pruebas y lo vas logrando, ahí te das cuenta de que estás en un lugar diferente y triunfando. No me vi como normal.


Entrevista Recuerdo que estando en secundaria nos preguntaron “¿Cómo te visualizas en diez años o a la edad en que termines una carrera?”. La mayoría dijo que se veía como policías, licenciados, abogados, etcétera. Cuando tocó mi turno, yo dije: “No sé qué quiero ser en la vida”. Mi papá se dedica a la albañilería y mi mamá es ama de casa y no me gustaba ver a mi papá con la ropa sucia, por lo que dije que quería vestir de traje y estar detrás de un escritorio. Por eso algunos dijeron: “Seguro vas a ser presidente municipal” [risas], pero yo respondí “No, no es eso”. En realidad, no sabía y no me había hecho esa pregunta. Lo único que quería era verme bien. Nunca fue mi idea ser deportista y ahora, además de la rutina de los entrenamientos, viajo y conozco lugares. Todo lo que mis amigos querían, ahora lo estoy haciendo por ellos [risas]. —¿En qué momento tuviste claro qué querías hacer? —Bueno, terminé la secundaria, pero ya no terminé la preparatoria; la pos-

puse casi dos años y me metí a estudiar diseño gráfico. La volví a parar porque llegó la oportunidad de competir en los Juegos Paralímpicos de Londres. Esto me lo propuso mi entrenador Martín Díaz, quien me habló del Abierto Mexicano, en el que iban a participar deportistas de otros países de América. “Veremos si puedes conseguir una buena marca e ir a los Juegos”, me dijo.

La forja de un deportista de alto rendimiento

—¿Entonces en qué momento comenzaste a hacer deporte? —A los once años. El entrenador [Martín Díaz] fue al municipio de Xaltocan y preguntó en el DIF municipal si había personas con discapacidad, porque quería tener un acercamiento. Un día me citan en la presidencia. Esa vez me acompaño mi mamá y el entrenador preguntó si me interesaba participar, ya que habría un campamento y competencias. El siguiente fin de semana tenía que quedarme en el campamento. Dije que sí. Nos anotó

y fuimos el día acordado a Tetla, al complejo “Luis Donaldo Colosio”. Éramos como 40 jóvenes, entre chicos y chicas. Al inicio lo vi como un juego y esa parte hizo que me quedara. Era como un relajo entrenar todos los sábados y me llamó la atención. En su momento hice natación, lanzamiento de jabalina y pista. Con el paso del tiempo pedían que solo hiciéramos una prueba y me decidí por la pista, porque me gustaba ser rápido en la silla. Hicimos de todo, incluso básquetbol. —¿Qué te animó a hacer deporte? —Quizás fue la idea de viajar, la posibilidad de conocer lugares y que me ayudaría a salir adelante, tanto deportiva como personalmente. Me inspiró confianza, aunque al momento no sabía si decir sí o no, por eso le comenté a mi mamá, quien me apoyó desde el inicio. Al principio no me gustaba salir a fiestas, incluso si eran de familiares, me quedaba en casa. Nunca he sido de acudir a fiestas, creo que fue desde el inicio. Si llego a ir, voy, felicito al festejado, entrego un presente y convivimos un rato. No soy de quedarme hasta que termine la fiesta. —¿Te consideras una persona poco sociable? —No, tengo amigos y me invitan a fiestas. Pero para salir a divertirse sí soy aventado. Recuerdo que cuando regresé de Londres, unos amigos me invitaron a aventarme de un paracaídas y lo hice. No recuerdo el lugar, creo que fue en 2012; ya paso un buen rato [risas]. —¿Cómo te defines? —Lejos de lo deportivo, soy una persona muy enfocada en lo que hago, perseverante y no me gusta darme por vencido. Creo que la vida me ha enseñado a ello. Recuerdo un viaje que hice con unos primos a una barranca. Buscamos un árbol para hacer un columpio. Vimos un árbol y queríamos subir. Al inicio lo intentábamos, pero no podíamos y parecía que nos dábamos por vencidos, pero yo no. Al final pude subir solo. La verdad no sé cómo lo hice, pero cuando me di cuenta, ya estaba arriba. Me pasaron el lazo y pudimos hacer el columpio para todos. 9


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Esto también se lo debo a mi papá, ya que nunca me dejó ser débil. Me enseñó a luchar por lo que quería. Me gustaba jugar futbol y jugaba con mis tíos y primos. Una vez me dieron un balonazo y me puse a llorar. Mi papá me sacó del campo y me dijo: “Si vas a llorar vete a la casa y si vas a estar conmigo, te limpias las lágrimas y juegas futbol”. No fue regaño, pero tampoco dejó que me venciera, porque la vida me iba a dar golpes, pero debía quedarme en el área de juego. Creo que estas dos historias me definen, porque me ayudaron a sobresalir. —¿Cómo es la relación con tu familia? —Mi familia es humilde, pero nunca nos ha faltado nada. Mi mamá y mi papá siempre me han apoyado, me dan consejos e impulso a su modo, debido a las pocas experiencias que ellos han tenido. Cada vez que salgo, recuerdo alguna cosa que me ha pasado y le cuento al entrenador. Recuerdo que 10

ahora en el viaje de Japón a México, en el aeropuerto, pasamos a comer una pizza pequeña y recordé que mi papa me dijo: “Cuando te den las prótesis y puedas caminar bien, te compro una pizza en la TAPO”. Y le respondí: “¿También mi refresco?”, “Sí”, me contestó. Él lo hacía para que no fuera pesado para mí. Ahora que estuvimos en el aeropuerto de la Ciudad de México por los Juegos Paralímpicos de Tokio, me hizo recordar esa anécdota y se la platiqué al entrenador. Esto no lo sabía nadie y apenas lo estoy contando. Mi familia ha sido y es mi impulso. —¿Qué nos puedes contar de tú mama? —Ella es la que siempre me abraza, me apoya y siempre me recibe. Como toda madre, está siempre al pendiente de mí. —¿Y tus hermanas? —Ellas son las que apoyan más, incluso desde antes de ser Leonardo el deportista. Con las dos me llevo muy bien. —¿En qué momento advierten que

tienes potencial para ser un atleta de alto rendimiento? —Justamente en el selectivo que hubo en el Grand Prix Mexicano para la marca de Londres, a finales de 2011. Di la marca, pero no tenía una clasificación internacional. Por esa razón fui a Sao Paulo, a una competencia en la que tenía que registrarme por primera vez, antes de llegar a Juegos Paralímpicos. Me vi en la obligación de sacar el pasaporte y de viajar con un entrenador. Hoy en día se puede viajar con doctores, psicólogos, todo un equipo multidisciplinario. Aquella vez fue un delegado que apenas conocí. Fue la primera vez que competí de manera internacional. —¿Compártenos tu experiencia de ese momento? —Recuerdo que me dijeron “Vas a ir a Sao Paulo, Brasil, pero tal vez no des la marca para ir a Juegos Paralímpicos”. Me sentí contento de ir a Brasil, aunque no fuera a los Juegos, así lo


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veía. Hicimos buenas carreras y ganamos en tres en las que participé —¿En qué competiste? —En la categoría T52 en 100, 200, 400 y 800 metros. Logramos ganar e hicimos las mismas marcas que traíamos. Entonces tocó entrenar más para bajar un poco las marcas que teníamos. Gano la clasificación y el entrenador me avisa que hay otros atletas de Tlaxcala que llevan más tiempo y entre ellos voy yo. Éramos cinco en total. Eso me animó mucho más, además de que el entrenador apostó por mí, no por la posibilidad de ganar, sino por ser más joven, no solo de la representación de Tlaxcala, sino de toda la delegación. Durante esos meses tuve un entrenamiento fuerte. Recuerdo que regresando de Brasil me sentía superior y falté a algunos entrenamientos. Entonces el entrenador me dijo: “Si vuelves a faltar a un entrenamiento, diré que ya no te lleven, que te bajen del avión. Yo puedo hacerlo.”

Después de eso, me metí mucha presión y retomé los entrenamientos, logrando mejorar las marcas, y eso me permitió obtener la medalla de bronce en la carrera de 400 metros en los Juegos de Londres, en 2012. —¿Cómo es tu día normal de entrenamiento? —Un día normal consiste en levantarse a las siete de la mañana, alistar utensilios como licras y guantes y preparar las llantas. Después salgo para Tetla. Una vez en el centro, caliento para el entrenamiento. Los entrenamientos duran entre una hora u hora y media. Acabado ese entrenamiento, desayuno. Descanso hasta la una de la tarde, en el cual hago otro entrenamiento hasta las dos y media. Acabado eso, regreso a casa y descanso, además alisto cosas para el día siguiente. Ya he comentado que no soy una persona que le guste salir, por lo que prefiero quedarme en casa y descansar.

—¿La palabra “Disciplina” define a un atleta? —La verdad sí. Creo que la parte en que interrumpí mi preparación escolar se debió a los entrenamientos. Cuando llegaba de entrenar, me dormía en la computadora, me dormía en clase… no hacía las cosas bien, lamentablemente. Por eso decidí que haría una, por lo que puse mi empeño para ir a Londres, dejando a un lado la escuela.

La aventura paralímpica

—¿Cómo fue el proceso de preparación para los Juegos Paralímpicos de Londres en 2012? —No fue muy complicado, debido a que el nivel competitivo no era alto. Pero a raíz de que salieron nuevas sillas deportivas en Londres, fue aumentando el nivel y todo fue evolucionando. Por ejemplo, la silla que sacó la marca Alfa Romeo permitió que se rompiera un record en Japón este año. Pero Londres marcó la pauta. De ahí en adelante los tiempos fueron mejorando. 11


Entrevista —Platícanos cómo te fue en Londres. —Sinceramente no me daba cuenta del evento masivo que era en aquel momento. Yo me imaginaba que iba de paseo, a divertirme. Eso me ayudó un poco a liberarme de la presión. En la primera competencia que tuve de 400 metros, en el heat quedé en segundo lugar, pero me descalificaron por salirme del carril en un tramo de la competencia. Yo no sabía por qué me habían descalificado y entonces el entrenador me dijo: “Te descalificaron porque te saliste del carril y no puedes hacer eso”. Pero a mí nadie me había dicho que no podía salirme del carril [risas]. Después participé en 800 metros y ahí los primeros 100 metros son en carril y los demás son libres; me empeñé en aquella. Me sentí tan bien en esa competencia que al año siguiente participé en Francia, haciendo mejor tiempo y gané la medalla de plata. —En Río de Janeiro también competiste y no obtuviste medalla. ¿Qué represento para ti esa situación? —Me dio un bajón emocional. Ahí me cayó el veinte de la responsabilidad de ser atleta paralímpico. Siempre había escuchado comentarios halagadores sobre mí, cuando ganaba medallas. Pero cuando no gané nada sentía que no tenían la misma consideración, lo que importaban son las medallas, estas son las que resaltan y posicionan a tu país. Fue difícil, pero marcó la pauta para otras cosas. Veía que compañeros que habían ganado medallas, al final no pasaban a las finales, por lo que no me sentí tan mal y me ayudó a sentirme que estaba en un buen nivel competitivo. Pero lo importante no es estancarte, quedarte ahí, sino que siempre debes ser de los mejores en todas las competencias que tengas desde abiertos mexicanos hasta panamericanos. Siempre he obtenido buenos resultados, como terceros y cuartos lugares, medallas de plata y bronce. Lo que me caracteriza es la exigencia que tengo cada día en los entrenamientos. En Brasil no me sentí contento por no haber obtenido una medalla, pero sí satisfecho con lo realizado y a seguir trabajando para conseguir medallas. 12


Camino a Tokio

—¿Cómo fue tu preparación para Tokio, ante las complicaciones originadas por la COVID-19? —El entrenamiento fue en carretera, en el tramo que va de Ciudad Industrial Xicohtencatl a Huamantla, cruzando de Mena hasta San Cosme Xalóztoc; esos son cinco kilómetros, aproximadamente. Esto lo hacía día con día, para mantener mi rendimiento. Entrenaba junto a los automóviles y los tráileres, pues no teníamos la posibilidad de ir a los centros deportivos, por lo que fue un cambio radical. —Muy peligroso. —Sí claro. Hay partes donde la carretera se hace de un solo carril. Lo más feo que sentí fue cuando subí un puente por donde pasan tráileres pesados. Se sentía cómo se movía el puente por el paso del tráiler.

—¿Buscaste la manera de practicar de nuevo en los centros de entrenamiento? —Sí, pero la respuesta fue negativa. Traté de mantenerme en forma en ruta, pero no es lo mismo que entrenar en la pista, debido al pavimento, que es duro y era pesado. Lo que quería era entrenar en la pista para no perder esa sensación de rapidez. Después se pudo abrir la pista y pude volver a entrenar con el propósito de entregar resultados. Acudí a un gimnasio que se encuentra en Tlaxcala, que nos otorgó ciertas facilidades para continuar preparándonos mis compañeros y yo. Eran entrenamientos de ir y venir y por consiguiente eran más pesados. Pero esto nos ayudó a salir de la rutina que nos hacía sentir cómodos; de alguna forma esa fue la parte buena de todo esto.

—¿Cómo conseguiste tu pase a los Juegos Paralímpicos de Tokio? —Fue en un Mundial en Dubai, en 2019. Nos comentan que por cuarto lugar nos daban el pase. Yo quedé en cuarto lugar en una prueba de 1500 metros y me otorgan el pase. No importaba la marca, sino el lugar. Me sentía mejor corriendo en 1500 y 400 metros. El problema fue que en 400 me quedaba en la salida, por lo que veía difícil aquello. Fue por eso que tuve que afinar mucho en la hora de la salida. Fueron muchas repeticiones, hasta el punto que llegué a hartarme, pero era así y logré algunas marcas, como 17.80, 17.70 hasta llegar a 16.95. —¿Llegaste directamente a Tokio? —No, llegamos a Hiroshima, a un campamento previo para acostumbrarnos al clima y al cambio de horario, porque era muy pesado. Después ir a Tokio para participar en los Juegos y hacer un buen papel. —¿Cómo fue aquel campamento? —Todo fue muy diferente. No era como otros a los que había acudido. Todo era muy cerrado. No dejaban salir a conocer el lugar. Todo fue muy rutinario; tenías que ir de tu habitación al comedor, y de ahí a la pista de entrenamiento y luego de vuelta a la habitación. Estaban divididos los pisos por países y si querías bajar al comedor, debías hablar por un radio instalado ahí y mandaban por una persona al elevador para poder bajar al comedor. Era casi como una escolta. —¿Te sentías prisionero? —Un poco. Al momento sentí que fue algo gracioso, pero me di cuenta de la responsabilidad y del peligro que representaba si te contagiabas de COVID; eso significaba no poder competir, y entonces iba a perder toda esa preparación; por eso me dije “Mejor me alineo”. Comprendí esa parte. Solo convivía con los compañeros a la hora de la comida, en los entrenamientos, pero todo el tiempo era estar en el cuarto, encerrado, pensando en todo y en nada a la vez. Así fue el día a día. —¿En qué pensabas? —No sabría decirte. Eran como ilusiones. “¿Ganaré una medalla? ¿Perderé? ¿Cómo vienen los competidores? ¿Entrenarán igual que yo? ¿Habrán evolucionado más?”. Y la pregunta que más 13


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me hacía: “¿Qué pasará si uso la silla de fibra de carbono o la de aluminio?”. Eran pensamientos locos. —¿Como cuáles? —No sé, a veces estaba solo y en otras entrenaba. Algunas ocasiones revisaba el celular, pero no podía hablar con ninguno de mis contactos, porque estaban dormidos debido a la diferencia horaria. A veces llegaba a platicar con el entrenador, pero no hablábamos mucho, pues como nos conocemos de toda la vida, no había mucho tema. —¿Qué tanto de esos planes los implementaste en las competencias? —Nada. Por las experiencias que he tenido, lo que tenemos es lo hacemos, no hay que experimentar. En competencia hay que refrendar lo que llevamos hecho, pero hacerlo bien. Si no estaba en competencia, a lo mejor sí había posibilidad de experimentar, de improvisar. Pero en competencia no, hay que llevar lo que tienes hecho. 14

—¿Cómo es la experiencia de la Villa Olímpica? —Es muy padre. Conoces mucha gente, te involucras. Juegas, convives, aprendes muchas cosas. Hay veces en que cambias pines con participantes de otras naciones. La convivencia es la parte buena con la que te quedas. —¿Formaste amistad con algún competidor de otra nación? —Sí, en Londres, con un corredor de Colombia llamado Cristian. A la fecha seguimos en contacto. De hecho, me invitó a competir en la ciudad de Cali, pero no pude ir porque era un 24 de diciembre. También tuve amistad con competidores de otros estados.

Días de gloria en Tokio

—Antes de ganar la medalla de bronce en Tokio, participaste en otras carreras. ¿Cómo fueron esas competencias? —Cuando corrí, tenía la esperanza de

obtener algún resultado, porque me preparé para esas pruebas de 400 y 1500 metros con el objetivo de obtener bronce, siendo realista. Pasan estas pruebas y dije: “Algo estamos haciendo mal”. Me sentía cabizbajo. Pocos días antes de la última prueba perdí la esperanza. —¿Sentiste miedo? —No, me sentía mal de saber que no iba a obtener nada, que me iba a ir con las manos vacías. Me sentí desanimado y fue cuando mi esposa me dice: “Sí puedes, échale ganas. Dijiste que entrenaste y habías mejorado. Eres un chingón”. Cuando se da eso, me sentí muy contento. La marca personal de Londres era de 18 segundos y no podía bajar de ese tiempo; en Tokio hice 17.44 segundos. Quede contento porque es el resultado de ese trabajo y mejoró mi marca personal y a la vez estoy llevando una medalla. —¿Qué pensabas en la línea de salida


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de la final olímpica? —En salir a entregarlo todo. Todo o nada en ese momento. Después de todos los entrenamientos, me concentré para entregarlo todo. Durante la carrera, al ser muy rápida, no da tiempo de pensar. Cuando vi, pasamos la meta y sentí la adrenalina al cien por ciento. El corazón palpita mucho y vas concentrado durante la carrera, viendo a los que van delante. —En qué piensas mientras vas corriendo? —En nada. Cuando se concentra uno, tu mente está en blanco. No escuchas nada, solo tu respiración. Creo que si te detienes a pensar por un segundo, aflojas el paso y olvídate. No te puedes dar ese lujo. —¿Cómo te sentiste al obtener tu segunda medalla de bronce en unos Juegos Paralímpicos? —No me lo creía. En la pista hay dos pantallas, paré y busqué una para ver

los resultados. Dieron los dos primeros, pero el tercero tardó un poco. Por mi mente pasó que iba a suceder algo así como en Londres, pero cuando sale el resultado me emocioné. Además de ser mi récord personal, todos los que me acompañaron en las gradas estaban echándome porras y un profesor me tiró una bandera de México. Una de las fotos que sacaron es cuando tomo la bandera. Empezaron los festejos y se siente la emoción. —¿En qué pensabas? —“¿Que vamos a hacer para festejar?” [risas]. Piensas en todo, en los entrenamientos, el no pasar mucho tiempo con la familia. Lo primero que vino a la mente fue esa cuestión, estar un poco más de tiempo con ellos. Lo he abandonado un poco, porque si quieres ser el mejor, debes entrenar como el mejor y sufrir como el mejor. —¿Qué sentiste cuando subiste al podio y viste ondear la bandera de México?

—Muchas sensaciones, que debí contener por respeto a quien ganó la medalla de oro. Si hubiera sido de oro, no me importaría gritar “Viva México”, pero no era mi momento. —¿Había presión para ti y la delegación Paralímpica de dar buenos resultados, luego de que la Olímpica dio pocos resultados? —No. Cuando corres bajo presión, es cuando no entrenas. Hubo un tiempo en que me sentía el mejor del país, pero en realidad no hay rivales pequeños. Todos son fuertes y si están ahí, es por algo, porque tienen la capacidad de ser mejores. La primera vez que corrí, me ganaron y pensaba: “¿Por qué me ganaron, si yo siempre les ganaba?”. Ahí me di cuenta que debía entrenar y hacer un buen trabajo. —¿Consideras que debería haber más apoyo para el deporte paralímpico? —Pues sí, porque en las localidades donde he vivido, no saben a lo que me dedico. Si nos ayudaran en la difusión y si los empresarios voltearan a vernos para patrocinios, creo que de esa forma nos ayudarían bastante. Esa parte la requerimos todos para poder crecer. La mayoría se queda a mitad de camino, por esa falta de apoyo. —¿Te ves en París 2024? —No lo sé. Los Juegos de Tokio eran la pauta para verlo. Si no ganaba nada, pues podía competir uno o dos años más, y luego buscar un trabajo estable. En el deporte no gano y no puedo estar con mi familia. Trataré de buscar una medalla de plata en Juegos Paralímpicos. Será difícil, pero me basaré en mi experiencia. Si no llegara, por lo menos dejar un buen papel y mejorar mis marcas personales. —¿Qué harás en estos tres años? —Trabajar para llegar a París. Tenemos Mundial en Japón y hay que competir, ganar esa marca y poder representar al país. —Muchas gracias por compartirnos estas palabras. Enhorabuena por este logro y deseamos volver a verte competir. —Muchas gracias y un saludo a todos. 15


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El tianguis nocturno de Apizaco Autor: Yassir Zárate Méndez | Marisol Fernández

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| Fotografía: Federico Ríos Macías | Melisa Ortega Pérez

iernes por la noche en Apizaco. Son poco menos de las 22 horas. Para este momento, las calles de la Ciudad Modelo ya tienen muy poca actividad. Entre la hora y las restricciones de movilidad por la COVID-19, el paisaje es poco menos que desolador. El motor económico de Tlaxcala se dispone a descansar, luego de una semana de habitual ajetreo e intensa actividad. Sin embargo, hay un enorme grupo de personas para quienes apenas está empezando la jornada de trabajo. Se trata de los comerciantes del tianguis nocturno de Apizaco, que desde hace 40 años se ha instalado en las inmediaciones del Mercado 12 de Mayo. A pesar de la hora, cientos de personas se agolpan en los puestos de frutas, verduras y flores, principales productos comercializados en la apurada noche del viernes, en un ejercicio que ya lleva cuatro décadas. Los marchantes pueden encontrar mamey, durazno, aguacate “criollito”, plátano, ciruela, guanábanas, maracuyá, plátano macho, dominico y morado (para todos los 16

gustos hay, marchanta). Y si uno se adentra entre los apretados y aromáticos puestos, la gente se puede llevar a sus casas jitomate, tomate, chiles poblanos y cuaresmeños, al igual que zanahoria y legumbres como lechuga y cilantro. Pero también a la vista resaltan las naranjas traídas desde Veracruz, con su apariencia de pequeños soles sin rayos, llenas de delicioso zumo que tanto ayuda en estos tiempos de enfermedades respiratorias. Y pegados a las paredes del mercado se apelotonan los puestos de papas recién cosechadas en Terrenate, con su inconfundible aroma a vestido de tierra. El conjunto es una estampa que hubiera hecho las delicias de Diego Rivera o de David Alfaro Siqueiros. La noche se pinta sola. Nada falta para que los mediomayoristas puedan abastecerse, al igual que personas que apenas van saliendo de sus trabajos para hacer el mandado. Hay que aprovechar, pues, que todo está a la mano, fresquito, recién cosechado. Así es el tianguis nocturno de Apizaco,


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instalado cada viernes en las inmediaciones del Mercado 12 de Mayo. La mayoría de los tianguistas forma parte del núcleo de fundadores de esta iniciativa, que tuvo su origen en 1981. “Anteriormente trabajábamos en la privada Miguel Solana, del Mercado Guadalupe, pero ya se encontraba muy saturado. Vendíamos en el día y diario, pero las autoridades vieron que ya no era posible vender por la saturación, y para entonces estaba iniciando el movimiento en el Mercado 12 de Mayo; ese fue el motivo por el cual nos movieron, ya que estaba muy vacío y abandonado”, refiere Carlos González, secretario general de la Unión de Mayoristas y Medio Mayoristas, una agrupación que ahora cuenta

con 30 integrantes. Carlos González, quien tiene 65 años, asienta que prácticamente todos los tianguis trabajan a la luz del día, así sea rayando el Sol y hasta que este se oculta, “pero no había uno que diera servicio en la noche. Es por eso que se tomó esa decisión con las autoridades para que se diera ese servicio desde el viernes en la noche”, relata. La idea sentó bien entre los comerciantes, externa Gilberto Baldomino Rodríguez, quien desde la capilla de Tepeyahualco, en el municipio de Tlaxco, llega a ofrecer su recaudo. —¿Cómo es la experiencia de vender de noche? —se le inquiere. —Bonita, a mí siempre me ha gustado. Antes se vendía

muy poco. Si por mí fuera me quedo a vender toda la noche. A este gusto por parte de los tianguistas, se agrega la ventaja de que los clientes pueden llevarse mercancía fresca. “Encuentran todo a como se van destapando las cajas; encuentran todo fresco y es lo que les gusta, por eso vienen”, afirma José Artemio Cortés Mendoza, originario de Amaxac, pero afincado en Apizaco desde hace tiempo La idea la comparte Raúl Muñoz Flores, de apenas 43 años y originario de Apizaco: —¿Cómo ve la experiencia de vender de noche? —Para nosotros es más cómodo, porque ya la gente aprovecha la noche para venir a hacer sus compras

y al otro día le rinde el día, o sea, la mayor parte de los clientes de mayoreo vienen en la noche, ya en sábado es gente que viene a surtir para sus casas, la mayoría. ¿En la noche por qué? Porque hay donde estacionarse, está un poquito más desahogado el tianguis, porque el día de mañana [sábado] ya estamos todos los del mercado “interior” y, pues ya se congestiona un poquito más. No es tan fácil encontrar estacionamiento y por eso es que la gente como que se acostumbró a venir en la noche. Sin embargo, en sus inicios, el tianguis era más bien vespertino. “De hecho, antes no era tan noche, empezábamos a las cinco de la tarde, pero no había tanta venta. Venía muy poca gen17


Entrevista te. Nosotros lo hacíamos por la comodidad de llegar e instalarnos para el otro día a trabajar y tener todo listo, porque antes, como a las cinco de la mañana, ya había bastante gente. Yo creo que por lo mismo de que ya hay clientes. “Por ejemplo, yo tengo una clienta que viene de El Peñón. Ella me dice que es más cómodo venir en la noche; carga y se va a su casa y al otro día, temprano, saca sus cosas. Antes, cuando venía el sábado, llegaba a comprar como a eso de las seis de la mañana y acababa yéndose a las diez, por lo que llegaba a su casa a las once. Entonces se le iba medio día. Ahora, como viene en la noche, pues le rinde más el día a ella. También es mercancía del día; todo fresco. Nosotros lo compramos en la mañana, lo vendemos en la noche; está impecable y es lo que la gente busca, que su mandado le rinda para toda la semana”, detalla Raúl Muñoz. Además de contar con un recaudo más fresco, agrega que el tianguis nocturno, curiosamente, representa “menos riesgo para la gente”. Y la realidad es que las personas se cuidan al andar en bloque. Si bien hay pocos policías, la masa de com-

pradores y vendedores parece ahuyentar a los delincuentes, aunque no falta el vivo que se roba la cartera o el teléfono móvil de algún marchante o marchanta. Tampoco faltan otros episodios, como riñas o altercados. Pero son los menos, aseguran los comerciantes, que han tejido una vigorosa red en estos cuarenta años de servicio a sus clientes.

Bajo el signo de la COVID-19

—¿En estos tiempos marcados por la COVID-19 ustedes dejaron de vender? —se le pregunta a Raúl Muñoz. —Bajó un poco la cantidad de gente que venía; cuando estábamos en lo más fuerte de la pandemia nos limitaron en cuanto al tiempo en que podíamos trabajar; nos recortaron horas, además de que la gente no venía con la confianza, porque estábamos con el miedo de la pandemia, pero creo que ahorita estamos empezando a 18


Entrevista

regresar a la normalidad. —¿Pero nunca dejaron de vender? —Nosotros no. Aquí en este tianguis como todos vendemos perecederos como recaudo, fruta, legumbres, pues no nos recortaron, pero en el tianguis del domingo quitaron lo que es ropa y zapatos. El ayuntamiento nos decía que los no esenciales iban a parar. A ellos sí los quitaron. Tardaron como tres meses sin trabajar, pero nosotros, por lo mismo que son productos básicos, sí nos dejaron trabajar, aunque con menos horas y con las medidas. “En las esquinas se ponen los filtros y nosotros debemos llevar cubrebocas y careta, aunque ahorita ya como que aflojamos un poquito, pero, de hecho, cuando estábamos en lo más fuerte de la pandemia, nos exigían todas las medidas que se pudieran tener. A veces uno no está acostumbrado a tener el cubrebocas, porque luego la gente no nos escuchaba y por eso hay que hablar un

poco más fuerte, además, en el día el calor lo hace todavía más difícil, pero nos acostumbramos, ahora sí como nos decían: ‘¿Quieren trabajar? Pues pónganse su cubrebocas y la careta’. “La verdad aquí en Apizaco yo siento que el ayuntamiento se portó accesible. En Calpulalpan, aun siendo básicos, nos quitaron dos meses de venta; no nos dejaron trabajar. Es decir, cada ayuntamiento tomaba sus decisiones, pero sí se siente en la economía, porque está uno acostumbrado a vender, y con los gastos que se llevan en la casa, pues no trabajar, afecta a mucha gente. “Yo, por ejemplo, tenía un cliente que trabajaba en la cafetería de una secundaria, pero dejó de venir el muchacho. En una ocasión lo encontré y le pregunté cómo le había ido. Él me respondió ‘Mira, como no hay escuela, pues no hay trabajo’. La pandemia nos afectó a todos, aunque no al mismo grado. Nosotros nunca dejamos de vender, por lo menos no en Apizaco. Otro tanto ocurrió con Carlos González, quien reconoce el apoyo de las autoridades, particularmente las municipales. “Es algo con lo que estamos muy

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Entrevista agradecidos. Como representante de la Unión de Comerciantes de Mayoreo tengo que reconocer que nos ha favorecido mucho el presidente actual. Hubo muchos problemas con Gobernación; le pedían que cerrara el tianguis, pero no lo hizo y nosotros le agradecemos mucho, porque nos defendió a capa y espada. “Nos decía: ‘Si cierro lo que es básico, como la comida, a dónde voy a mandar a la gente’. No tanto a nosotros como comerciantes, ya que a nosotros unos días que nos suspendieran no había tanto problema, pero el consumidor qué iba a hacer. “Nosotros también apoyamos de buena manera y a lo que ellos nos pedían; poner los filtros, aplicar el gel, repartir cubrebocas, poner los cercos; en fin, de alguna manera hemos contribuido para afrontar esta situación”, recalca. Por su parte, José Artemio Cortés también reconoce el apoyo otorgado por la presidencia municipal, de la que se destaca que estuvo viendo la prioridad a la ciudadanía, en que no se perdiera el apoyo. “Afortunadamente nos brindó muchos filtros para el acceso de la gente, como cubrebocas y gel”, destaca. Ese fue el mismo caso de Arcadio Pimentel: —¿Con el problema de la pandemia, dejó de venir alguna vez? —No, toda la temporada estuvimos acá. —¿Sí vendía? —Sí, gracias a Dios sí se vendía. Tengo mucho cliente que ya me conoce, como ya tiene tiempo que estoy viniendo; viene mucha gente a comprarme. En cambio, Gilberto Baldomino Rodríguez, refirió que dejó de acudir al menos dos semanas, pero por una decisión particular, “para que no estuviera todo tan lleno”.

De mole, dulce, rajas, verde y jarocho

El frío arrecia a medida que camina la noche. Este verano sin verano, en pleno julio, el viento hace que la noche sea mucho más que fresca. Entonces nos acercamos con Paulina Rodríguez, una joven originaria de San Pablo Zitlaltepec, una localidad ubicada en el extremo oriente de Tlaxcala, y donde desde hace años la mayoría de sus habitantes se dedica a la preparación y venta de tamales. 20


Entrevista

Incluso la principal festividad, consagrada al apóstol San Pablo, tiene como referencia a los tamales. Paulina, siguiendo la tradición familiar, se dedica al comercio de tamales, atole y café, que vende en uno de los inconfundibles carritos que cruzan las calles de las ciudades y pueblos de este país. —¿De qué tamales vendes? —De mole, rajas, verde, dulce y jarocho. —¿Cuándo los haces? —Diario los hacemos. –¿Cuánto tiempo llevas vendiendo aquí en el tianguis nocturno? —Aproximadamente desde hace diez años. Mi familia se dedica a lo mismo; en este lugar antes vendían mi papá y mi hermana. Ahora me dedico yo, junto con mi hermana. —¿A qué hora terminas de vender? —Como entre la una y la una y media de la mañana. —¿Llegas a preparar lo de mañana? —Sí, unas personas se quedan a preparar lo de mañana y mañana temprano es igual. —¿A qué hora llegas a vender? —Salimos a las siete de la mañana 21


Entrevista

—¿En algún momento dejaron de vender por la pandemia? —Algunos días, porque nos quitaron dos días de comercio. —¿Les preocupaba que en algún momento les dijeran que ya no iban a vender? —Sí, porque de eso comemos, de eso trabajamos. —¿Cuántas generaciones de tu familia se han dedicado a vender tamales? —Casi todas se dedican al tamal. Donde vivimos [San Pablo Zitlaltépec] se realiza la Feria del Tamal y casi todo el pueblo se dedica a esto. Ya es casi la medianoche. El sábado se asoma en el reloj. Aún quedan algunas horas de trabajo Una vez que acabe la venta, los comerciantes levantarán sus puestos y se dispondrán a pasar la noche lo mejor que puedan. La mayoría se queda en sus camionetas, si las tienen, mientras que otros se limitan a echar unos periódicos o papeles sobre el piso, para preparar lechos por demás incómodos. Se cubren con unas cobijas y se aprestan a descansar, aunque sea unas pocas horas. Y es que el oficio de tianguista deja poco tiempo para el ocio o el sueño. Sin embargo, tampoco falta el relajo, sobre todo entre los jóvenes ayudantes, que se cabulean entre ellos, tanto, que incluso se les viene encima la mañana sin haber dormido ni un minuto. Así se les va la vida. Así es el tianguis nocturno de Apizaco. 22



Entrevista Artículo

El mensajero Autor: Tomás Galicia

A

unque hayas asistido a muchos funerales, hayas dado decenas de abrazos y pronunciado infinidad de palabras de consuelo, llega un día en que descubres que no hay abrazos ni palabras que sirvan para consolar a alguien que amas con todas tus fuerzas. Yo sentí una terrible impotencia y desesperación por no tener las palabras apropiadas para consolar a mi abuela Delfina en el funeral de su hermana María. A pesar de ser psicóloga y haber dado esperanza a decenas de personas, no podía consolar a mi amada abuela. Pero algo mágico ha pasado este día en su jardín y tengo que contarles todos los antecedentes para que entiendan la magia de este momento. La pandemia nos sorprendió a todos, nos enseñó a valorar esos momentos en que podíamos abrazar sin miedo. Y especialmente a nuestros seres queridos de mayor edad. En el funeral de la tía Mary, antes de abordar el auto en el que seguiríamos a la carroza fúnebre que llevaba el cuerpo al panteón municipal, pudimos ver a su ahora viudo, don Fernando, observar la carroza fijamente por la ventana. Don Fernando solo alcanzó a mover su mano lentamente, para despedirse. Después de 50 años de casado no pudo despedirse de su amada esposa con un abrazo, solo de lejitos. La escena nos rompió el corazón a varios de los presentes que no pudimos contener el llanto. Mientras avanzaba el cortejo fúnebre en esos escasos 10 minutos que nos llevaron hacia el panteón, intenté hablar con la abuela sobre los mejores momentos con su hermana mayor. La abuela nos platicó que el recuerdo más fuerte con la tía Mary era de su niñez, porque intentaba espantarle el “bicho” que se posaba 24

sobre su mejilla izquierda cerca de la nariz. La tía Mary, como le decíamos, dulcemente sin enojarse, apartaba la pequeña mano de su rostro y la acariciaba por un rato. El famoso “bicho” no era más que un lunar, que la tía nunca quiso extirparse. Esperamos afuera del panteón porque le prohibieron acercarse por temor a contagios. La abuela se apoyaba en su bastón, trataba de ser fuerte y aún con todo ese pesar en su corazón se dio tiempo para aconsejar a los nietos que la acompañábamos diciendo: —De todas las cosas que más duelen en la vida es no poder acercarte a los seres que amas. Desearías haberles dado más abrazos, haberles dicho más veces “Te amo”. Desearías no haber discutido por tonterías, no haberles dejado de hablar durante tanto tiempoTodos nos miramos sin saber qué decir, después de la ceremonia la acompañé a su casa y ella seguía desconsolada, le preparé el café que tanto le gusta con una cucharada de azúcar. No permitió que alguna de sus nietas se quedara a dormir con ella. De forma tajante nos dijo que deseaba estar sola y nosotras respetamos su decisión. Me despedí de las demás primas y camino a casa iba pensando en qué decisión tomar, en qué palabras decirle para consolarla. Al dar la vuelta en la calle rumbo a la avenida principal descubrí el parque donde la abuela nos llevaba a jugar cuando éramos niñas. Sin pensarlo detuve el auto, lo estacioné y fui a sentarme al columpio. Recuerdo la risa y felicidad de la abuela empujándonos. Algo distrajo mis recuerdos: un zumbido como de algo girando a mucha velocidad. Era un ave aleteando, pequeña, con un pico largo y plumas de colores. Era un colibrí que estuvo revoloteando de tres a cinco

minutos alrededor de mi cabeza y se marchó. Fue un encuentro extraño, demasiado raro, porque no había flores alrededor. Yo tomé el celular y busqué todo sobre estos pajarillos. Leí historias de que son considerados mensajeros de felicidad y que fueron creados por los dioses para llevar los pensamientos de los seres humanos. Se me ocurrió comprar un colibrí y dárselo de regalo a la abuela. Pasé un buen rato buscándolo en las tiendas de mascotas hasta que una persona se compadeció y me explicó que era casi imposible atraparlos. Así que desistí de la idea, fui a casa y dormí tranquilamente. Pero hoy al despertar, el primer pensamiento del día fue visitar a la abuela. Pasé a comprarle unas quesadillas que tanto le gustan y al llegar a su casa ha ocurrido este milagro. Mientras almorzábamos el mismo colibrí de la tarde anterior se ha aparecido, pero en el jardín de la abuela. Justo cuando le platicaba las historias sobre los colibríes. Con mucha emoción le digo que es su hermana que ha venido a visitarla. La abuela corre por sus lentes y sale al jardín. El colibrí se le queda viendo fijamente y ella sonríe. Y grita toda emocionada: ¡Sí es! ¡Sí es! Tiene el mismo lunar del lado izquierdo. Ahora soy yo la que llora de felicidad, supongo que el colibrí que revoleteó ayer por mi cabeza supo de la tristeza de mi abuela y ha volado hacia el jardín esta mañana. Yo que no creía en esas historias, ahora pienso que todo aquello que nos conecta de alguna manera con nuestros seres que ya partieron, aunque no tenga una explicación racional o científica, sí se percibe y se siente con el corazón: ¡Es magia!, y si algo así da paz y felicidad a los seres que amamos, yo elijo creer, ¿y ustedes?.



Artículo Artículo

Maíz nativo

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E

l maíz es el grano más importante para la alimentación mundial. De acuerdo con el Frente Parlamentario contra el Hambre, de manera global se producen alrededor de 1, 060 millones de toneladas al año, y México es el quinto país más importante en la producción con alrededor de 28 mil toneladas. Sin embargo, la sociedad capitalista de agro producción imperante desde la década de 1970, con la Revolución Verde, ha disociado paulatinamente al maíz de su valor cultural y alimentario en detrimento de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de los productores originarios y los consumidores. Lo anterior, se acrecentó más a razón de la aprobación de la Ley de Certificación de Semillas, aprobada en 2007, donde grandes corporativos dedicados al uso de transgénicos como Bayer, Monsanto, entre otros, México aprobó que dichas empresas sembraran semillas transgénicas logradas por laboratorios en territorio nacional; hecho que transgrede la soberanía alimentaria de nuestro país.

Por tal razón, la lucha que han venido llevando a cabo organizaciones no gubernamentales como “Sin maíz no hay país”, en colaboración con la senadora del Estado de Tlaxcala, Ana Lilia Rivera Rivera, ha cobrado gran relevancia social en los últimos años gracias a los avances jurídicos en la materia para la defensa del maíz nativo mexicano. En ese tenor, uno de los grandes logros promovidos por Rivera Rivera durante su legislación local del Distrito XIII del Estado de Tlaxcala, fue la publicación en el Diario Oficial del Estado de Tlaxcala la Ley de Fomento y Protección al Maíz como Patrimonio Originario, en Diversificación Constante y Alimentario, la cual sentó las bases estatales para establecer los mecanismos de protección al maíz criollo, en cuanto a su producción, comercialización, consumo y diversificación constante. Por otra parte, estableció las instituciones y procedimientos necesarios para que las autoridades estatales y municipales tramiten y obtengan las declaratorias federales para la protección del maíz


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criollo tales como zona libre de OGMs, denominaciones de origen y otros relativos a la producción del maíz. Esta ley fue llevada a la legislación federal por la misma autora en el Senado de la República en septiembre de 2019, bajo el título de Ley Federal de Fomento y Protección del Maíz Nativo, misma que fue decretada en el Diario Oficial de la Federación el 20 de abril de 2020. Esta nueva ley, tiene como nota distintiva ser el único ordenamiento normativo del sistema jurídico mexicano que reconoce explícitamente al maíz nativo junto a las prácticas tradicionales relacionadas con su producción, comercialización y consumo, como una derivación directa de los derechos humanos a la alimentación y a la cultura establecidos en el artículo 4º de la Constitución General. Este reconocimiento al maíz nativo en términos de derechos humanos, impone una serie de obligaciones generales y específicas a cargo del Estado, a fin de garantizar su fomento y protección, lo cual comprende acciones para asegurar que se encuentre en condiciones libres de organismos genéticamente modificados y que se asegure la subsistencia de los sistemas tradicionales para su producción, lo que comprende la milenaria práctica del libre intercambio de semillas por parte de productores originarios. Por otro lado, la ley establece la creación del primer organismo público dedicado exclusivamente al maíz nativo, denominado Consejo Nacional del Maíz Nativo (CONAM), como un órgano de consulta del Poder Ejecutivo Federal dedicado a brindar opiniones

técnicas en materia de políticas para la protección del maíz nativo. Dicha ley, fue tomada posteriormente como inspiración para otras entidades federativas de tal forma que actualmente se cuenta con una legislación homóloga en los Estados de Michoacán (2011), Colima (2019), Morelos (2015), y Sinaloa 2020. Asimismo, en febrero de 2021, se presentó en forma de iniciativa la Ley de Fomento, Protección y Conservación de Maíz Nativo, como Patrimonio Alimentario y Cultural del Estado de Chihuahua. Aunado a lo anterior, otro de los grandes avances sociales, culturales y políticos en lo referente a la defensa y protección del maíz nativo, es la declaración del 29 de septiembre como el “Día Nacional del Maíz”, el cual tiene origen en la Cámara de Senadores desde el 2019. Dicha ley, que fue presentada por Ana Lilia Rivera Rivera, y que ya fue decretada en el Diario Oficial de la Federación, tiene respaldo por más de 300 comunidades campesina e indígenas, productores y productoras de maíz de pequeña y

media escala, organizaciones académicas, ambientalistas y defensoras de derechos humanos. Al respecto, Rivera Rivera enfatizó la necesidad de frenar a los monopolios de empresas trasnacionales que promueven el uso de agroquímicos tóxicos, como el glifosato y la siembra de semillas transgénicas, las cuales afectan la gran agrobiodiversidad y a la variedad de razas de maíz. Por ello, la ley que declara el 29 de septiembre como el “Día Nacional del Maíz”, precisa la necesidad de emprender acciones legales especiales para el fomento del maíz como una planta de valor cultural, alimentario y económico nacional. Señala que a pesar de que en las comunidades se mantienen las tradiciones de selección y conservación, el mercado llega con sus propios estándares de medición, selección y de acaparamiento de la producción, “y con ellos también, el abaratamiento de las cosechas locales y el incremento de precios de las semillas genéticamente modificadas”. De modo que, gracias a las dos anteriores leyes promovidas por la actual senadora tlaxcalteca, Ana Lilia Rivera Rivera, – Ley Federal de Fomento y Protección del Maíz Nativo y la Ley que Declara el 29 de septiembre de cada año como el Día Nacional del Maíz–, el pasado 29 de septiembre del año en curso se inauguró en el Complejo Cultural de Los Pinos un museo dedicado al maíz nativo mexicano llamado “Cencalli: La Casa del Maíz y la Cultura Alimentaria” como un lugar que manifiesta de manera viva toda la importancia que tiene para nuestra cultura, idiosincrasia y cosmovisión el maíz nativo de México.

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Psicoterapia en Línea Autor: Psic. Cristina Figueroa Quirino Psicoterapeuta cognitivo-conductual Celular: 246 45 803 93

A

partir de la pandemia hemos visto cómo diferentes profesionales han asumido cambios en su manera de ejercer su labor. En primer lugar, quiero mencionar a los docentes. Muchos de ellos se encontraron con el desafío de impartir clases por videoconferencias por primera vez. Algunos otros ya se hallaban en ese camino. En estos momentos incluso ya podemos encontrar clases de actividad física en línea. Pero qué pasa con la psicoterapia en línea. ¿Funciona? Somos muchos los psicoterapeutas que hemos iniciado la práctica clínica privada por medios electrónicos. Por mi parte, puedo mencionar mi experiencia en esta modalidad desde hace aproximadamente tres años, con pacientes que iniciaban su proceso presencial y durante el mismo experimentaban un cambio de ciudad. Mi propio proceso ha sido, de igual forma, a distancia desde hace años. Compartiré con ustedes la definición de psicoterapia de la American Psychological Association (APA) “La psicoterapia es un tratamiento de colaboración basado en la relación entre una persona y el psicólogo. Como su base fundamental es el diálogo, proporciona un ambiente de apoyo que le permite hablar abiertamente con alguien objetivo, neutral e imparcial. Usted y el psicólogo trabajarán juntos para identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que le impiden sentirse bien”. La definición encaja con la psicoterapia cognitivo–conductual, la cual es la más apropiada para realizar a través de videollamada. Por supuesto, una terapia familiar será más complicada, incluso, este enfoque, por videollamada, no lo recomiendo. Tampoco la hipnosis clínica. Examinemos las partes fundamentales de la definición anterior. En primer lugar nos ha28

bla del diálogo. ¿Se puede tener un diálogo por videoconferencia? La respuesta es “Sí”, siempre y cuando la calidad del internet sea buena. De igual manera, el terapeuta necesita agudizar sus habilidades de observación, ya que la conducta no verbal del paciente es parte del proceso. Para el siguiente punto, de “proporcionar un ambiente de apoyo”, necesitamos solicitarle al paciente que escoja un espacio de su hogar donde se asegure que no va a ser escuchado, y además que se sienta cómodo. Y que, de igual manera, perciba que su terapeuta se encuentra en privado, eliminando el ruido externo y brindándole la atención al cien por ciento. Además, se deben establecer reglas, como parte del contrato terapéutico, que incluyen quién llama a quién, formas de pago de la consulta, etcétera. Todas ellas como parte de la capacidad de maniobra del terapeuta, serán definidas por este último. Y si aun así los pacientes rechazan la psicoterapia en línea (cognitivo-conductual), necesitan tiempo para adaptarse y esto también es válido. Hay pacientes que prefieren la sesión cara a cara, por situaciones de índole personal, o porque carecen de un espacio privado en sus hogares o reconocen la mala calidad de su internet. En estos casos, continuar con el proceso presencial es lo más recomendable siempre y cuando se tengan las medidas pertinentes de sanitización, cubrebocas y sana distancia, es decir, que el consultorio sea lo suficientemente amplio. Entonces, respondiendo a la pregunta sobre si la psicoterapia en línea funciona, la respuesta es “Sí”, con las condiciones antes mencionadas.


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Receta

Flan de arándanos Chef: Juanita Aguilera

Ingredientes: Una lata de leche condensada Una lata de leche evaporada 6 huevos 100 gramos de arándanos deshidratados 2 cucharadas de vainilla Un poco de color al gusto (rojo) 3/4 de taza de azúcar granulado para elaborar un caramelo.

Procedimiento:

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Coloca dentro del vaso de la licuadora los primeros seis ingredientes. Ahora, en una sartén, carameliza el azúcar a fuego bajo para evitar que se queme; cuando esté presente un bonito color, retira del fuego y divide entre los moldes asignados. Después licúa y vacía el contenido dentro de cada uno de los moldes; deja un tercio del molde vacío, para que no se derrame. Y mientras tanto, prepara un recipiente para baño María con un poco de agua; coloca dentro los recipientes. Introduce y deja cocer a 180 grados por una hora aproximadamente. Transcurrido ese tiempo verifica que ya esté cocido. Una vez fuera del horno deja enfriar sobre una rejilla; refrigera al menos durante dos horas antes de servir. Buen provecho.


Clínica de Especialidades Maxilofaciales Clínica de Especialidades

Maxilofaciales

Cirugía de terceros molares Cirugía ortognática Patología maxilofacial Implantes dentales Fracturas faciales

Av. Guerrero No. 33 “C” Centro Tlaxcala, Tlax. Tel.(246) 466 15 81 Blvd. La Libertad No. 206, Apizaco, Tlax. Tel. (241) 417 37 72.


Entrevista

Propone Canirac frente común para reactivar economía de Tlaxcala

A

l rendir protesta como representante de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) delegación municipal Tlaxcala, Javier Zamora Ríos, propuso conformar un frente común con autoridades gubernamentales para reactivar la economía del estado afectada por la pandemia. Ante la gobernadora del estado, Lorena Cuéllar Cisneros, el representante del sector restaurantero de la entidad consideró que, a través de la promoción, apoyos crediticios, apertura y espacios concretos de participación en acciones turísticas de gobierno, los agremiados de la Canirac demostrarán de lo que son capaces de realizar con la magia de nuestra gastronomía y otros productos turísticos de alto alcance. “Sii!, la pandemia nos ha dejado una enseñanza, esta es sin duda, el que sólo juntos y trabajado en armonía y con rumbo podremos superarla”. Puntualizó. Dijo que esta distinción la asume con responsabilidad, por lo tanto, bus32

cará un trabajo conjunto para organizar, potenciar y dirigir el esfuerzo de todos, los más de 6 mil restauranteros tlaxcaltecas para recuperar lo perdido y mejorar las fuentes de ingreso y las condiciones de vida de las familias que dependen de este sector. En el acto de toma de protesta que se realizó en la Hacienda Soltepec de Huamantla, la gobernadora del estado, Lorena Cuéllar Cisneros, respaldó la propuesta del representante de la Canirac de trabajar unidos para superar las adversidades ocasionadas por la Covid-19. Refirió que escuchará las inquietudes de los restauranteros, por lo tanto, anunció que en próximos días abrirá espacios en su agenda para sostener las reuniones de trabajo con la CANIRAC que sean necesarias para garantizar mejores condiciones en todos los sentidos y colaboración conjunta. Por su lado, el presidente nacional de la Canirac, Germán González Bernal, expuso que Tlaxcala tiene suficientes elementos para convertirse en una potencia turística nacional, en virtud de que su gastronomía, artesanías y arte sacro es valorado por visitantes locales, nacionales y extranjeros que están dispuestos a dejar una importante derrama económica en favor del gremio. Antes de la toma de protesta de Javier Zamora Ríos, la gobernadora del estado, acompañada del presidente nacional de la Canirac, Germán González, de la secretaria de turismo del estado, Josefina Rodríguez Zamora, de los alcaldes de Huamantla, Salvador Santos Cedillo; de Tlaxcala, Jorge Corichi Fragoso, quien ya sostuvo la primera reunión con el sector, tras dar a conocer su plan de trabajo el cual se basa en la detonación del turismo en la capital, él mismo se hizo acompañar del secretario de turismo del ayuntamiento capitalino Alfredo Minor, presidentes de las diversas cámaras de comercio, invitados especiales y representantes de los medios de comunicación recorrieron el Tianguis Orgánico tradicional de la Hacienda Soltepec e inauguró las instalaciones de la cafetería y panadería estilo francés, que cuenta con un café de especialidad llamado gobernadora en honor a ella.


Abre sus puertas

La Bartola Para los amantes del Sushi, el pasado 5 de septiembre se llevó a cabo la apertura del nuevo restaurante Sushi Bar La Bartola, donde podrás disfrutar de rollos, tragos y las tradicionales margaritas con el toque de la Bartola.

Con todas las medidas de contingencia se hizo el corte de listón a cargo de toda la familia involucrada en el nuevo concepto en la ciudad de Apizaco.

21 de marzo no. 309 Col Fátima, Apizaco Tlax. 241 41 13087 La Bartola Aceptamos tarjetas de crédito





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