Revista Momento Marzo 2022

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DIRECTORA GENERAL Marisol Fernández Muñoz COORDINADOR DE REDACCIÓN Yassir Zárate Méndez DISEÑO GRÁFICO Y PUBLICIDAD Arturo Vázquez Muñoz FOTOGRAFÍA Federico Ríos Macías Melisa Ortega Pérez Vanessa Quechol Mendoza SUSCRIPCIONES Alejandro Fernández Muñoz COLABORADORES Juanita Aguilera Dalia Sánchez Dávila Horacio López Muñoz Cristina Figueroa Oswaldo López Sánchez Alejandra Ramirez Aguilar Leandro Emmanuel Alemán Hernández Vanessa Castillo Pérez Analine Ordoñez Sanchez Karla Villamontes de Florentino Momento ahora o nunca. Revista mensual, Marzo 2022 Editor responsable: Marisol Fernández Muñoz. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04 2009–021117565 700–102. Número de Certificado de Licitud de Título: (en trámite). Número de Certificado de Licitud de Contenido: (en trámite). Domicilio de la publicación: 16 de septiembre No. 200 Altos 3 C.P. 90300, Apizaco, Tlaxcala. Tel: (241) 418 3258 241 418 3258 www.revistamomento.com.mx Distribución: Revista de Tlaxcala S.A. de C.V. 16 de septiembre No. 200 Altos 3 C.P. 90300, Apizaco, Tlaxcala. revista.momento.tlx@gmail.com Imprenta: IMPRESORA Y EDITORA INFAGON: Calle de la Alcaicería No. 8. Col. Zona Norte Central de Abastos C.P. 09040 México D.F. www.infagon.com.mx

Editorial

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ras cinco años de haber iniciado Revista Momento, en marzo del 2013, decidí iniciar con una edición especial en el marco del Día Internacional de las Mujeres. En aquella edición fue gratificante ver que los espacios para mujeres comenzaban a tener más presencia de la habitual. Después de díez años, de hacer este ejercicio periodístico ha sido grato no solo conocer a tantas mujeres tlaxcaltecas, saber de ellas, que hacen, como lograron llegar a donde están; sino comprobar que la violencia camina de la mano con nosotras, en algunas más que otras, pero ahí está latente y muchas veces ejercida por las propias mujeres o por sistemas que así lo exigen. Nada es fácil para nosotras y no quiero victimizarme, pero los atropellos contra nuestro género se dan en todos los niveles, no es exclusivo de unas cuantas. Hay cambios significativos, sí, pues hoy día hay más mujeres en importantes puestos de poder, pero seguimos enfrentando una desigualdad que sigue marcada porque se nos exige más, se nos critica más. Somos observadas con lupa en todas nuestras acciones y aun, hoy en día, tenemos un menor sueldo y mayor responsabilidad por el simple hecho de ser mujeres. Como refieren las mujeres que nos acompañan en esta edición: “estamos en el camino”. Son muchos los miedos que nos acompañan. Cada una de nosotras lucha por salir adelante, pero todos los estereotipos nos presionan; desde si eres o no eres casada, de si decides o no tener hijos. En esta edición presentamos a quienes ocupan puestos que antes era impensable que estuvieran bajo el cargo de una mujer. Cargos que han obtenido por sus propios méritos y porque las leyes ahora así lo permiten, sin embargo, pese a todos los avances, ellas concluyen que aún falta mucho camino por recorrer. Celebro con agrado diez años de contar historias de mujeres que me han confirmado que llegar a donde estamos hoy no ha sido sencillo, y honro, el camino de quienes nos antecedieron. Sin su lucha no seríamos nada de lo que somos ahora.

Revista

Momento

ahora o nunca

Número

171 XIV Año

Portada: federico rÍos macÍas Melisa Ortega Pérez

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Contenido

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DIANA TORREJÓN RODRÍGUEZ

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MARY CRUZ CORTÉS ORNELAS

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Diputada del distrito II

LETICIA RODRÍGUEZ ROJAS Síndica del Ayuntamiento de Tetlanohcan

MARíA ESTELA HERNÁNDEZ GRANDE Síndica del Ayuntamiento de Chiautempan

JUSTINA ROSETE MELÉNDEZ Empresaria y ganadora del premio estatal al mérito Ganadero Presidenta del Tribunal Superior de Justicia del estado y del Consejo de la Judicatura

MARIBEL RODRÍGUEZ PIEDRAS Presidenta del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos personales del estado de Tlaxcala (IAIP)

NANCY CORTÉS VÁZQUEZ Presidenta Municipal de Amaxac de Guerrero

SILVIA AVELINA NAVA NAVA Consejera Social por Tlaxcala ante el Instituto Nacional de las Mujeres

LAURA YAMILI FLORES LOZANO Presidenta Municipal de Benito Juárez

KATY VERóNICA VALENZUELA DÍAZ Secretaria del Ayuntamiento de Tlaxcala

MARÍA ANITA CHAMORRO badillo Presidenta Municipal de Yauhquemehcan

GEORGINA CORTÉS FLORES Empresaria

JESSICA ALMENDRA RODRÍGUEZ LÓPEZ Regidora del Municipio de Apizaco

MARÍA VICTORIA TORRES MORALES Técnica Social, Sembrando Vida

FABIOLA CARRILLO TIECO Escritora

LEANDRA XICOHTÉNCATL MUÑOZ Presidenta Municipal de Mazatecochco

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“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar al mundo” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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u mayor reto ha sido incursionar en la política, ámbito donde comienza su actividad desde muy pequeña. Su carrera arranca con el cargo de regidora y actualmente forma parte de la legislatura local como representante del distrito II, que abarca los municipios de Tlaxco, Tetla y Atlangatepec. Preside la Comisión de Derechos Humanos, Grupos Vulnerables y Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, igual tiene a su cargo la Unidad de Transparencia del Congreso del Estado. Para la joven diputada ser mujer no ha sido difícil, sin embargo, en el ambiente donde se desenvuelve la violencia política ha sido una presencia constante en su caminar. —¿Cómo se siente ahora como diputada? —Con una gran responsabilidad. Soy sabedora que hoy los jóvenes tenemos la gran oportunidad de representar, en este caso al distrito dos, [que

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abarca] Tlaxco, Tetla y Atlangatepec. Todos los días entusiasta, pero fijando metas a corto y largo plazo, estando cercana a la gente. Sé que me debo a ellos y que deben saber lo que hago, lo que represento en el Congreso, y así poder entender que podemos hacer muchas cosas si trabajamos juntos. —¿Qué extraña de su niñez? —Creo que sonreír por cualquier situación. Disfrutaba mucho estar con mis primos y con mis hermanos; somos cuatro hermanos, ¡imagínate! Hoy ellos han salido de casa, entonces la dinámica se vuelven mis padres y yo. Extraño estar en casa, en familia con mis abuelos, un domingo con mis primos comiendo, disfrutando un pan, una leche en compañía de mis perros; es lo que más extraño.

—¿Ha sido difícil ser mujer? —No difícil; en una circunstancia adversa, como mujeres nos enfrentamos a muchos retos, las mismas circunstancias en donde nos desenvolvemos. Desde nuestros diferentes roles como mujeres, nos demanda desde ser mamá, estar en un ambiente laboral, en el ámbito social, pero considero que si te enfocas, tienes las mismas oportunidades y puedes hacerlo de la mejor manera. No es fácil, hoy que me doy la oportunidad de estar en un cargo público, tengo que hacer mi mejor papel, estar aprendiendo todos los días. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida? —En distintos momentos. Hay que reconocerla, pero sobre todo hay que visibilizarla, porque a veces estamos


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Diana Torrejón Rodríguez Cargo: Diputada, representa al Distrito II en el Congreso del Estado de Tlaxcala Estudios: Licenciada en Derecho por la máxima casa de estudios, Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) Edad: 26 años Estado civil: Soltera

en un entorno de violencia y no nos damos cuenta, pero si sabemos que la estamos viviendo, podemos establecer límites. La violencia política es la que más he sufrido y más ha estado presente en mi vida. —¿Podría compartirnos algún episodio de esa violencia política que padeció? —Sí, en una sesión de cabildo en el ayuntamiento, cuando estaba como regidora; fue un momento muy difícil. Recuerdo que era un día 25, olvido el mes, conmemorando la eliminación de la violencia contra las mujeres. Fue una sesión muy pesada, con una dinámica de trabajo con tantos presidentes de comunidad, regidores y las situaciones que teníamos que ir desarrollando en el orden del día, se tornó violenta contra mí, y lo externé

de esa manera. Tuve que decir por el micrófono que me sentía agredida. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Ha sido incursionar y estar en la política, comenzar mi carrera desde muy pequeña. Ser criticada si a esta edad puedo aspirar a un cargo público. Y lo tengo que decir, inicié como regidora y eso me dio la oportunidad de estar aquí representando en el Congreso. —¿Quiénes son sus aliados en este proceso que ha iniciado en la política? —Muchas mujeres me han dado la oportunidad de compartirme su experiencia; mis amigos, mi equipo, mi familia y líderes hombres importantes dentro del municipio y del Estado. En los hombres he encontrado la solidaridad y en las mujeres la sororidad. —¿Cree que las condiciones han cambiado para las mujeres? —Sí, totalmente. Hay un campo de oportunidades más grande en el que podemos incursionar, pero también demanda estar intelectualmente competitivo y tener mucho carácter y fortaleza, pero sobre todo tener objetivos muy claros de lo que quieres hacer. —¿Desde su cargo como legisladora, qué hacer para que las mujeres

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puedan tener igualdad? —Considero que ya abrimos un caminito y hacer las cosas bien nos va a permitir que las mujeres que vienen empujando de otras generaciones, tengan mejores oportunidades y condiciones de vida. Si trabajamos todas juntas podemos tener un Tlaxcala incluyente. Hoy estamos trabajando por un Tlaxcala incluyente en donde quepamos todos y todas, con igualdad de oportunidades y condiciones. —¿Se arrepiente de alguna decisión que haya tomado en su vida? —Sí, cometo muchos errores, pero también suelo analizar y aprender de ellos; tal vez no de una decisión en particular, sino de actitudes. —¿Cuáles considera que son las virtudes de las mujeres? —Creo que el compromiso, porque podemos ser multifuncionales, ya que sabemos lo que queremos y hacia dónde vamos. Somos empáticas y soñadoras, creemos en nosotras y lo demostramos. —¿Y cuál cree que sería un defecto? —El no saber comunicarnos y pedir ayuda. —¿Cuál es su palabra favorita? —Soñadora; me considero una persona soñadora, que cree que las cosas no son adversas y que se pueden realizar.

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“Perseverancia”

Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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ara nuestra entrevistada ser mujer es una bendición. Desde muy niña supo que quería estudiar leyes, y lo logró. Se considera a sí misma una mujer de fortaleza. La violencia ha hecho acto de presencia en su caminar, sin embargo, en su evolución como mujer y profesionista ha aprendido a soltar lo que a su vida no sume. Ella cree en el empoderamiento femenino, sabe que si las mujeres se unen, pueden hacer grandes cosas. En su mayor reto se sitúa el ser mamá y profesionista. Su principal aliado es su esposo. Un gran paso en su vida personal y profesional es ejercer el cargo de síndica del ayuntamiento de San Francisco Tetlanohcan. —¿Cómo se siente como síndica? —Muy comprometida, pero también con una responsabilidad muy grande con mi municipio. Creo que el municipio me ha dado un encargo muy importante, que cada peso que llegue, se ocupe para lo más indispensable. Creo que esa es mi mayor responsabilidad, así como defender los intereses del municipio en los diferentes actos

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administrativos y judiciales. —¿Qué extraña de su niñez? —El tiempo de juego. A veces los adultos estamos más preocupados porque las cosas salgan bien, perdemos esa espontaneidad que tienen los pequeños; a veces extraño eso, la espontaneidad que tiene un niño. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Por supuesto que no. Porque hoy veo a mujeres que inspiran, que luchan por sus sueños, alzan la mano. Actualmente, las mujeres tenemos más participación en la vida política, en la vida social; para mí ha sido una gran bendición ser mujer. —¿Como le ha acompañado la violencia en su vida, si es que ha estado presente? —Ha existido violencia verbal: el decir “Tú no puedes, tú eres mujer”.

Ahí existe un tipo de violencia. Creo que todavía desde la infancia hay unas cuestiones que a veces por ser mujer no lo puedes hacer, las mujeres se quedan en casa, no tienen derecho a levantar la mano para algunos cargos públicos. Antes era más complicado, pero hoy, gracias a la vida y a la evolución que ha tenido nuestra sociedad, es más fácil el acceso a un cargo público. —Como mujer ¿cuál ha sido su mayor reto en la vida? —Ser mamá y profesionista. Por una parte, para mí un sueño ha sido conformar mi familia: un esposo, tengo dos hijos. Combinar, no descuidar una cosa por la otra, ese ha sido mi mayor reto. —¿Quiénes son sus aliados en este proceso de ser mujer, esposa, mamá


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Leticia Rodríguez Rojas Cargo: síndica del ayuntamiento de San Francisco Tetlanohcan Estudios: licenciatura en Derecho por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Actualmente estudia la Maestría en Derecho Electoral, en la Universidad del Valle

y poner a su alcance herramientas que les ayude a descubrir sus habilidades para que tengan una mayor participación en el desarrollo de nuestro municipio, si nos apoyamos podemos lograr sus sueños y creo que de ahí es mi compromiso con ellas, podemos hacer grandes cosas si las mujeres estamos unidas. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —No, de ninguna. Me considero una mujer fuerte desde pequeña. Siempre las decisiones que he tomado las he asumido con la responsabilidad que conlleva. Desde muy pequeña sabía que quería estudiar leyes, y así fue,

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a pesar de que en mi familia me decían “¡Esa carrera no es para una mujer!”, pero fui firme y dije: “Quiero estudiar Derecho”. —¿Cuál considera que es la mayor virtud de las mujeres? —La valentía; desde siempre creo que somos valientes, desde que venimos a dar a luz a una persona. A veces no sabemos cómo le vamos hacer, pero lo sacamos adelante. —¿Y algún defecto de las mujeres? —El apego a nuestras familias, relaciones, costumbres; es una desventaja para nosotras. —¿Tiene alguna palabra favorita? —Empoderamiento.

de Tlaxcala Estado civil: casada Edad: 34 años Hijos: dos y funcionaria? —Mi principal aliado es mi esposo; es una de las personas que más me ha impulsado a crecer y a no parar. Ha sido un gran apoyo, porque con él hemos podido conformar nuestra familia y seguir nuestros sueños. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí. Aún nos falta mucho por avanzar, pero sí ha sido un parteaguas en la vida de una mujer; hace un momento lo comentaba: anteriormente las mujeres no teníamos cabida en la vida política de un país, un estado o municipio, como ahora lo hacemos. —Desde el puesto que ocupa, ¿qué hace para que las mujeres puedan tener igualdad? —Proporcionar confianza a las mujeres para que se acerquen conmigo

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“¡La vida es solo una y hay que vivirla al máximo!” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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stá consciente de la importancia del papel que se le ha conferido como funcionaria pública; ha recibido tal encargo con la visión de tratarse del mayor reto en su vida. Conoce el significado de tener aliadas, siente la responsabilidad de ayudar a las mujeres que padecen violencia. En sus decisiones no hay espacio para arrepentimientos; sí para aprendizajes. —¿Cómo se siente en su papel de síndica? —Me siento muy contenta. Sé que es un cargo muy importante, y de mucha responsabilidad. Mi intención es llevarlo a cabo lo mejor posible, aportando los conocimientos que tengo. Soy contadora pública, y mi experiencia profesional ayuda, porque muchas de las actividades están relacionadas con las funciones a mi cargo como síndica. —¿Qué extraña de su niñez? —El ser libre, feliz, jugar, no tener problemas y responsabilidades que resolver. Cuando uno es niño lo

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que te preocupa es ser feliz. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Es difícil para todas en algún momento. Como profesionales muchas mujeres nos vemos en la problemática de que no somos valoradas y es por eso que hemos estado luchando por la paridad de género, por la igualdad. —¿Cómo le ha acompañado la violencia en su vida, si es que ha estado presente? —Me siento afortunada, porque no he sido víctima de violencia. Sin embargo, sí me preocupa lo que sucede alrededor, en las familias, en los vecinos, en la población. Me preocupa mucho y me siento con la responsabilidad de ayudar a las mujeres que padecen violencia. Hay que trabajar con las mujeres,

tenemos que empoderarnos; entre más unidas, vamos a poder salir adelante y vivir como se debe. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —El puesto que tengo actualmente como síndica es el mayor reto que he tenido en mi vida. Para mí es un reto muy importante el salir adelante y poder brindar todo lo que tengo a la población. —¿Quiénes son sus aliados o aliadas en este proceso de ser mujer? —Mis principales aliadas son mi mamá, mi hija, mi hermana, mis amigas, mis colaboradoras. Gente muy cercana a mí. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí, creo que ha cambiado, porque esto ha sido una lucha constante


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MARÍA ESTELA HERNÁNDEZ GRANDE CARGO: SÍNDICA DEL AYUNTAMIENTO DE CHIAUTEMPAN ESTUDIOS: LICENCIATURA EN

todas son las mejores, pero creo que cada decisión deja un aprendizaje, entonces no considero que tenga alguna decisión de la cual arrepentirme. —¿Cuál considera que es la mayor virtud de las mujeres? —Todas tenemos muchas virtudes. Desde el hecho de ser mujeres,

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madres, hijas, esposas, funcionarias. Estoy convencida que las mujeres tenemos esa virtud de ser multifacéticas. —¿Cuál es su palabra favorita? —Me gusta mucho hablar de lo excelente, decir: “¡Excelente día!”, “¡Lindo día!”. Es una palabra que tengo muy arraigada.

CONTADURÍA PÚBLICA Y MAESTRÍA EN IMPUESTOS ESTADO CIVIL: CASADA EDAD: 46 AÑOS hijos: dos

de las mujeres. Muchas mujeres en la historia han ido paso a paso para lograr esta transformación. Todavía falta mucho por trabajar, pero creo que hemos salido adelante y podido avanzar. Mientras haya mujeres con esta visión de querer ayudar, creo que va a ser muy bien logrado este movimiento. —¿Qué hacer para que las mujeres podamos tener mayor igualdad? —En mi entorno es apoyar. Creo que en este momento me encuentro en un lugar privilegiado que me permite ayudar a abrir puertas y espacios, para salir adelante. —¿Se arrepiente de alguna decisión en su vida? —No me arrepiento, sobre todo porque estoy consciente que cada decisión que he tomado, obvio no

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“No hay límites para salir adelante”

Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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riginaria de San Pedro Tlalcuapan, Chiautempan, es una mujer que desde muy corta edad conoció el significado del esfuerzo. Su adolescencia fue marcada por el trabajo, cambiar de lugar de residencia y separarse de su familia. El amor de pareja ha sido una bendición recurrente. Estados Unidos fue durante 19 años un continúo hallazgo de trabajo y un espacio de vida familiar. Regresar a México representó una alegría para Justina Rosete Meléndez, para quien el mayor reto es salir adelante con sus hijos y ayudar al prójimo. —¿Cómo se siente donde está ahora? —Muy bien, porque hemos avanzado

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bastante desde que empezamos. —¿Qué extraña de su niñez? —En sí no extraño nada. Casi no tuve niñez. Cuando me fui de mi casa tenía 12 años de edad y empecé a trabajar en México. Me moví con una madrina que me apoyó a desarrollar mi porvenir; cuidaba a su niño, porque mis padres no tenían recursos para mandarme a la escuela y nada más terminé la primaria. Después de un año regresé, pero llegó una prima del pueblo que quería ayuda para su hija que estaba bebita y me fui a Tijuana. Trabajé cuidando a la niña desde mis 14 hasta los 19 años, cuando me casé y me fui para Estados Unidos con mi esposo, que ya es finadito.

Viví en las montañas. Entré a trabajar en una fábrica de nombre “Gokos Engineer”; ahí trabajé durante diecinueve años. Tuve a mis hijos: Richard Anthony Howard y Melissa Howard. Me divorcié y crie a mis hijos por una temporada. Conocí a mi esposo Salvador y hace un poquito más de diez años regresamos a México. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Sí. Desde chiquilla me fui de mi pueblo y en vez de jugar con muñecas, jugaba con los niños. No tuve una niñez normal. Mi niñez era cuidar niños. —¿Cómo la ha acompañado la violencia, si es que la ha padecido? —Gracias a Dios la violencia no ha pasado ni con mis padres, ni con mis esposos. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Mi reto como mujer [ha sido] salir adelante con los hijos y ayudar al prójimo. Una mujer en la teoría de las personas dice que no se puede valer mucho por ser mujer; yo afirmo


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Justina Rosete Meléndez Cargo: Propietaria de la empresa Instalaciones Pecuarias en Investigaciones en Desarrollo Estudios: secundaria abierta para adultos Estado civil: casada Edad: 57 años Hijos: dos hijos. lo contrario: una mujer puede hacer cualquier cosa si se lo propone. No estar esperanzada al marido o a los padres, tiene que buscar la forma adecuada para seguir adelante. —¿Quiénes han sido sus aliadas o aliados en este camino de su vida? —Amistades y yo misma. Yo tomé la decisión de seguir adelante desde que era chiquilla, de no juntarme con gente que tuviera malos pasos. Encontré buenas amigas, seguí sus consejos. Y me ponía en mente: “Si voy a tener hijos, tienen que ser responsables de sí mismos como yo, no andar en malos pasos y alejarse de aquellos que quieran llevarlos por el mal camino”. —¿Cree usted que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí y no. Hay mujeres que se dejan llevar por la familia o los esposos, y hay mujeres que son luchadoras y que hacen el esfuerzo de salir adelante y no dejarse influenciar. —¿Desde su empresa cómo contri-

buye para que las mujeres tengan igualdad? —Mi empresa, este mérito no lo siento mío nada más o de mi familia o con los compañeros que están trabajando aquí con nosotros. Este mérito lo siento como parte del pueblo. —¿Cuál cree usted que sea la mayor virtud de las mujeres? —Para mí sería disfrutar la vida que ellas quieren. A veces dicen que el dinero es lo que cuenta más, pero no; lo que cuenta es la felicidad y cómo se sienta una mujer. —¿Cuál cree usted que sea un defecto como mujeres? —Los defectos todos los tenemos. Toda clase de mujer o ser humano lo tiene. Por ejemplo, yo no soy alta y no puedo alcanzar algunas cosas. ¡Tengo bancos, lo puedo alcanzar! Los defectos no impiden hacer lo que uno quiera. —¿Nos puede platicar de su empresa? —A lo que más me dedico es a que las puercas tengan lechones sanos para poder ofrecerlos al público, que el cliente que los compre se lleve una buena producción de animalitos. Vendemos aves, patitos, guajolotes. Los vendemos cuando ya están grandes y sanitos. Las totolas, que son las damas de los guajolotes, las usamos para incubar y tener totolitos chiquitos. El totol se vende mucho; todos los totolitos que tenemos ya casi todos están vendidos. Personalmente me dedico a buscar los clientes para toda clase de animal que vendo. Por ejemplo, ahorita la puerca que va a parir en estos días, el cliente ya me llamó y quiere toda la camada. —Hace poco recibió un reconoci-

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miento por la actividad desarrollada en su empresa, ¿qué representó esto para usted? —Fue un orgullo grande. Fue a nivel estatal. Desde que empezamos a ser productores nos han invitado a estos eventos y siempre he visto premiar a ganaderos hombres. Cuando me dijeron que era la primera mujer que había ganado un premio me sentí tan orgullosa. Dije: “Si nosotros lo hemos logrado, cualquier mujer lo puede lograr”. Así es que sea hombre o mujer, ¡que le eche ganas para poder ganar no necesariamente un trofeo, pero algo en su vida que está propuesta o propuesto a ganar! Recibimos este reconocimiento porque vamos usando todo reciclado. Tenemos el biodigestor, tenemos los paneles solares. Los excrementos de los puercos y de las aves no los desechamos en algún lugar, sino que los desechamos en el biodigestor; las aves tienen sus propias jaulas que no son contaminación. Todo eso viene siendo protección al medio ambiente. —¿Se arrepiente de haber regresado a México? —Estoy tan contenta de haber regresado porque tengo a mi mamá y estamos juntas. No vive conmigo, vive en su propia casa, pero nos vemos seguidito; ella vive al lado. También estoy contenta porque aquí se dice que las personas que se van de este pueblo ya no quieren regresar y nuestro entusiasmo fue regresar y hacer una diferencia, no tanto para mí o para mi familia sola, sino también para el pueblo en sí. Somos los primeros que hemos regresado y los primeros que hemos avanzado en nuestra granja y la primera que ha ganado un mérito.

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“Honesta y congruente”

Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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gradece a la vida este momento por el cargo que hoy desempeña. Va de paso en el espacio público y desea que las personas así lo vean, pero en este tiempo que va a transitar ahí, está decidida a brindar confianza, sencillez, transparencia, honestidad, humildad y comunicación. Detesta las injusticias, eso significa que no le gusta ver una clase social arriba y otra clase social abajo. Considera que todos tienen los mismos derechos y el acceso a la justicia debe ser totalmente igualitario. — ¿Cómo se siente como presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado? —Muy honrada de ocupar este cargo. Muy contenta por un logro profesional. Ser magistrada es un gran honor, un compromiso con la sociedad, mi estado, las personas que conozco, mis amigos, las mujeres y los niños. Soy muy inclinada a los grupos vulnerables, a proteger

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a las mujeres víctimas de violencia, a las niñas, niños, adolescentes, adultos mayores. Siempre me conmuevo al ver una situación de desigualdad, ahí el compromiso es mayor. Tendrá unos días que asumí la presidencia del Tribunal Superior de Justicia. Esta alta responsabilidad me compromete a dar lo mejor, redoblar los esfuerzos que he dado, redobla mi compromiso. Experimento felicidad, compromiso y responsabilidad. — ¿Qué extraña de su niñez? —A mis hermanos, siendo niños, a mis papás siendo jóvenes. Siempre he dicho que la personalidad de cada uno de nosotros como adultos deriva de nuestra niñez. Tuve una niñez muy feliz y eso se lo debo a mis hermanos. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Un poco, porque tenemos una cultura donde se educa de manera diferente a un niño y a una niña. Pareciera que nos educan pensando que un hombre es más

Mary cruz Cortés Ornelas Cargo: Magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado y del Consejo de la Judicatura Estudios: Licenciada en Derecho, por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Maestría en Derecho Electoral, por la Universidad del Valle de Tlaxcala estado civil: soltera edad: 43 años Hijos: tres HIJOS


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capaz que una mujer. Por mucho que uno como mujer vea un escenario difícil, debe decir: “¡No veo lo difícil, veo la parte que me va a ayudar, las capacidades, las características!”. Siempre habrá inconvenientes, trabas, eso no hay que verlo, uno debe ver cómo asumir las cosas. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida, si es que ha existido? —La violencia política y de género en el ámbito laboral sí me ha tocado vivirla. La he vivido más en el servicio público. Yo no veía que fuese violencia, hasta que pasan muchos años y estas figuras empiezan a salir a la luz, a ser más conocidas y pienso: “¡Es justo lo que me pasaba!”. Sin embargo, por mucho que fuese difícil el escenario, me decía a mí misma: “Sí es difícil, pero tengo que poder”. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Es parte de un todo el hecho de concebirme mujer y por eso creer que no puedo lograr algo. Soy una persona de retos. A veces, cuando algo me cuesta, pienso: “Ojalá venga un reto más difícil y a ver cómo me desempeño y si después viene algo más complicado, ¡quiero vivirlo!”, saber hasta dónde soy capaz, a nivel personal y como mujer. Ese ha sido el reto. —¿Quiénes son sus aliadas o aliados en este proceso de ser mujer, de ser mamá, hija, hermana? —He recibido muchísimo apoyo y mi vida ha caminado como hasta ahora por las mujeres. He encontrado muchas respuestas en mujeres. Considero que, como muchas de nosotras, nuestro primer apoyo, primera fortaleza y primer ejemplo es nuestra mamá. En mis hermanas, en mis compañeras de trabajo.

—¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Ha cambiado mucho. Pero este cambio tiene que ver desde que en el núcleo familiar se educa de manera distinta, se empodera a las niñas. Ha cambiado mucho en el sentido de que hay muchas mujeres que no se ponen límites, que se ponen objetivos, que se preparan, que no por el hecho de ser mujer sienten que no pueden lograr algo. Me parece que la sociedad ha generado un cambio importante y que vamos fortaleciendo el ámbito de las mujeres y el día de hoy encontrar titulares en los poderes del estado, en las instituciones, en los organismos descentralizados, en los autónomos, eso anima a seguir esforzándose. —¿Desde su responsabilidad como presidenta del Tribunal Superior de Justicia, ¿qué hacer para que las mujeres tengan igualdad? —Me desempeñé como magistrada integrante de la Sala Civil y Familiar. Ahí uno resuelve los asuntos y cada uno de ellos implica un ajuste a una familia; uno tiene que cuidar el asunto familiar, la situación integral y emocional de los niños, el estado emocional de los papás. La materia familiar es muy sensible, siempre traté de cambiar el escenario interior de una familia lo menos posible y juzgar cuidando a la familia. Desde este espacio donde estoy ahora, que ya no es una parte jurisdiccional, sino más de administrar, si bien no estoy en contacto con el trabajo jurisdiccional, sí puedo tener contacto con mis compañeros jueces, juezas, magistradas y consejeros de la judicatura. Podemos ir generando desde la parte administrativa del Consejo de

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la Judicatura que nuestras acciones sean encaminadas a fortalecer la parte jurisdiccional y también es capacitación de conocimientos; sensibilizar que juzgar una materia civil y un asunto familiar no es lo mismo. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —No, aun cuando he tomado algunas no acertadas. Una lección que siempre recuerdo en voz de mi papá es “Si no es una buena decisión o tuvo una consecuencia que no esperabas, no tienes más que asumir que fue tu decisión, asumir las consecuencias y resolver o minimizar los efectos”. —¿Cuál considera que es una virtud de nosotras las mujeres o en su caso las suyas? —Ver las cosas con ojos diferentes, ver la parte sensible y estricta me parece elemental, ser sororas. —¿Un defecto? —Soy olvidadiza; me gustaría no serlo. —¿Cuál es su palabra favorita? —Empatía.

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“Nada es imposible en esta vida” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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n el orden familiar es la penúltima de cinco hermanos. Su camino profesional no ha estado exento de adversidades. Recientemente fue designada como comisionada presidenta del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Tlaxcala. Para esta mujer líder la palabra honestidad es piedra angular. —¿Cómo se siente como presidenta del IAIP? —Satisfecha y orgullosa de ocupar un órgano garante. De igual forma me siento comprometida y con una gran responsabilidad. —¿Qué extraña de su niñez? —Las vivencias, los juegos a las escondidas, bote botado, beisbol, volar papalotes con mis hermanas y hermanos, las convivencias familiares. Somos cinco hermanos (tres mujeres y dos hombres) y yo soy la penúltima de los cinco. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Sí. Esas dificultades las he superado con el apoyo de mis padres en

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primer lugar, de mis hermanos, de mi familia, mi esposo e hijos. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida? —Ser mujer origina que en algún momento seamos objeto de violencia, tanto en el ámbito laboral, como en lo personal. Es decir, que te denigren, te hagan menos e incluso te obstaculicen por el simple hecho de ser mujer. Es preocupante que no solo es por parte de los hombres, sino también por mujeres. Debemos erradicar todo ese tipo de violencia, pero principalmente cambiar y seguir arropándonos entre nosotras, entre más mujeres que nos apoyemos mutuamente podemos superar los obstáculos que se nos vayan presentando. —¿Recuerda algún evento de este

tipo de violencia que haya vivido? —Sí, en algún momento, cuando me desempeñé laboralmente, por el hecho de no acceder a cierto tipo de actos empezaron ciertas agresiones en mi contra. No fueron físicas, pero sí de presión laboral. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Incidir en otras mujeres para mejorar sus condiciones de vida y lograr esa igualdad de género que tanto se anhela. —¿Quiénes son sus aliados o aliadas en este proceso de ser mujer? —Mis aliados han sido mis padres, mis hermanas, hermanos, mi esposo, mis hijos e incluso la familia de mi esposo. Me han apoyado mucho, me han respaldado y han permitido que cumpla con mis objetivos y metas.


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Maribel Rodríguez Piedras Cargo: comisionada presidenta del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Tlaxcala (IAIP) Estudios: licenciatura en Derecho, egresada de la Univer-

puedan tener igualdad? —En uno de los ejes de mi plan de trabajo considero la perspectiva y la equidad de género. Es decir, que a través de nuestro quehacer institucional podemos generar acciones y estrategias que continúen el mejoramiento de las condiciones de vida de las mujeres. El derecho de acceso a la información es un derecho que, bien ejercido, puede generar esa igualdad de condiciones entre hombres y mujeres. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —No me arrepiento de alguna de-

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cisión; buenas o malas siempre me han dejado un aprendizaje y una enseñanza. —¿Cuál considera que es la mayor virtud de nosotras las mujeres? —Las primordiales que considero: capaces, responsables, comprometidas, talentosas, creativas y valientes. —¿Algún defecto? —A veces se nos olvida ser solidarias y apoyarnos entre mujeres. —¿Tiene alguna palabra favorita? —Honestidad. En todos los aspectos de la vida, ser honesto es un valor que debemos tener todos.

sidad Autónoma de Tlaxcala Estado civil: casada Edad: 42 años Hijos: dos —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí, es evidente. En años anteriores no podíamos hablar de la presencia de la mujer en aspectos políticos, sociales o económicos. Es grato escuchar recientes nombramientos como la presidenta del Tribunal Superior de Justicia; la presidenta del Tribunal Electoral de Tlaxcala; del Tribunal de Justicia Administrativa, donde también una mujer está a cargo. Nuestra gobernadora. Es evidente que tenemos más presencia y se nos reconocen más nuestros derechos. Hay cambios en los instrumentos normativos que permiten que nosotras ejerzamos nuestros derechos. —Desde su entorno, en esta institución de la que es presidenta ahora, ¿cómo hacer para que las mujeres

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“El que no persevera, no alcanza” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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a aventura de los recorridos de infancia y la convivencia con los primos se sitúan en las cosas que extraña de ser niña. Hace cuatro años se convirtió en madre y en esta faceta está a favor de educar desde una perspectiva de género. Sabe que como mujer una de las situaciones durísimas a enfrentar es el machismo. Ha mirado de cerca distintas caras de la violencia, especialmente el rostro de la violencia política. Su mayor reto a enfrentar ha sido desarrollarse profesionalmente. El área social ha sido un aspecto predominante en su vida. En su trayectoria destaca su labor en PEMEX y en la CFE, espacios no carentes de retos. En algún momento visualizó convertirse en presidenta municipal, objetivo que hace poco alcanzó. —¿Cómo se siente como presidenta municipal de Amaxac de Guerrero? —Me siento muy satisfecha por el logro. Desde antes estaba muy involucrada en el área social. Y un día dije: “¡Voy a ser presidenta municipal!”. Es un logro, pero también es mucho el compromiso que se

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tiene para con los ciudadanos. Estoy comprometida con ellos y trato de hacer mi mayor esfuerzo para encaminar a esta administración de la mejor manera, generando empatía y sensibilidad con todos ellos. —¿Qué extraña de su niñez? —La parte de los recorridos que hacía en los balnearios de Palo Huérfano (hoy día ya no está activo), la parte de los manantiales, las pinturas rupestres, la orilla del río Zahuapan (que antes no estaba tan contaminando como hoy). Toda esa convivencia con los primos; siempre nos gustaba andar explorando la zona para ver si encontrábamos algún “tesoro”. Extraño la aventura que todo eso implicaba. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Es difícil, porque te enfrentas a

varias situaciones, sobre todo al machismo. Sin embargo, también nosotras mismas como mujeres hay que crear estos escenarios libres de eso. Es difícil ser madre, hija, hermana y profesionista a la vez. Con el compromiso que ahorita tengo, se me complica aún más. Pero como mujer sé organizarme. —¿Quiénes son sus aliadas o aliados en este proceso de ser mujer (madre, hija, hermana, presidenta)? —Mi madre, mis hermanas y amigas. Ellas son las que me han apoyado y han creído en mí desde el principio. —¿Cómo le ha acompañado la violencia en su vida? —De niña no identificaba mucho la violencia. Comencé a identificarla cuando entré a la adolescencia, y ahorita que la estoy viviendo en


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Nancy Cortés Vázquez Cargo: Presidenta Municipal de Amaxac de Guerrero Estudios: Lic. Ciencias Políticas y Administración Pública Estado civil: Madre Soltera Edad: 44 años Hijos: Uno

carne propia. Los ataques, primero por ser mujer, mujer joven, a lo mejor por ser profesionista y, sobre todo, por parte de los hombres. He vivido violencias políticas desde la campaña. No había estado involucrada en política, hasta este año. —¿Podría compartirnos algún caso de esa violencia política que ha padecido? —La parte de cómo se refieren a mí de manera despectiva, cuando me señalan sin saber la realidad. Esa es la parte que ahorita más he enfrentado. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Tengo veinte años en la parte social. Las empresas donde he trabajado son ampliamente reconocidas (PEMEX, CFE). En PEMEX fui gestor social,

pero al mismo tiempo me hice cargo de negociar en un proyecto de gasoducto que viene de Texas hasta el centro del país. Y me tocó convivir con mucha gente. Otro reto que viví en PEMEX fue que de los 32 gestores solo cuatro éramos mujeres. Yo era la más joven, con menos experiencia, sin embargo, logré estar en el proyecto hasta el final. Ese fue un gran reto que pude superar. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí, por supuesto. Antes éramos más sumisas y ahorita ha ido evolucionando esa parte. Estamos en el camino, tenemos varias mujeres que ocupan cargos importantes, en varios ámbitos. Como mujeres nos hemos desarrollado, hemos tenido bastantes sacrificios que han valido la pena. —Justo desde el cargo que ocupa ahora, ¿qué sugiere para que las mujeres puedan tener igualdad? —Sobre todo educar. Nosotras como madres tenemos que educar desde una perspectiva de género. El hecho

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de tener hijos varones, poder educar de esa forma, es la parte esencial para que haya esa igualdad. Es un poco complicado porque traemos costumbres atrás (de nuestros abuelos, padres, tíos), tal vez costumbres machistas que se han venido dando, pero hemos estado rompiendo con ese paradigma. Creo que estamos en el camino. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —Sí he tomado decisiones que a lo mejor sí me arrepiento. Una de ellas sería dedicarme mucho a la parte de mi formación profesional y dejar a un lado mi vida personal. A los 40 años fui madre y quizá pude haberlo sido antes. Pero tampoco me arrepiento, he vivido cosas increíbles. —¿Cuál considera que es la mayor virtud de nosotras las mujeres? —Ser organizadas, comprometidas; somos más sensibles. —¿Cuál sería un defecto? —Sería que entre nosotras (hablando de mujeres) existe la rivalidad y envidia. —¿Cuál es su palabra favorita? —Sencillez; nobleza, tal vez.

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ENTREVISTA Edición Especial

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“Sencilla, con gran esfuerzo y trabajo personal” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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ilvia Avelina Nava tuvo una niñez marcada por muchísimas responsabilidades; eso la ha orientado a reconocerse a sí misma como producto del esfuerzo personal y, al mismo tiempo, afortunada. Su principal reto ha sido ser por sí misma y es de ahí de donde parte para reconocer a aquellos y aquellas que pueden acompañarle. Nava Nava es una mujer estudiosa. Hoy nos permite acercarnos a conocerla a través de sus respuestas a esta entrevista donde nos guía por una impronta esencial en su vida: el esfuerzo. Actualmente se desempeña como consejera social por Tlaxcala ante el Instituto Nacional de las Mujeres; es ella la primera consejera que Tlaxcala tiene en los veinte años de esa dependencia federal. —¿Cómo se siente donde está ahora? —Profesionalmente, creo que soy muy afortunada, porque, pese a las circunstancias desiguales en que la mayoría de las mujeres que somos producto del esfuerzo personal que hacemos, he tenido la oportunidad de remontar los obstáculos y modificar

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los estereotipos. En lo personal, soy una persona plena; soy mujer plena, tranquila, satisfecha. En lo que respecta a mi desarrollo personal y social, estoy satisfecha. Creo que finalmente he logrado desarrollar un trabajo que me permite sentirme satisfecha del esfuerzo, pero también que, probablemente, me decía una amiga, que soy útil a la sociedad. —¿Qué extraña de su niñez? —La inocencia, los sueños. La niñez no fue una etapa muy tranquila para mí, fue una etapa de muchísimas responsabilidades. Hay algunas cosas que extraño, pero la mayoría, si tuviera la oportunidad, me gustaría cambiarlas de manera significativa. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Sí, yo creo que sí. No ha sido difícil serlo biológicamente, sino que ha sido

difícil desempeñarse y conservar tu esencia de mujer en un mundo donde, por un lado, se exalta la feminidad con base en los estereotipos, y por la otra se descalifica, se castiga y se violenta el ser una mujer autónoma. Eso ha sido complejo. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida? —Siempre. Toda la vida. Lo que más hemos tratado de combatir en la época o en las épocas recientes es la violencia física, la psicológica y un poco la cultural, pero está la económica, la sexual, la institucional, la política, en cualquier momento y en cualquier etapa de tu vida, está la política, no solo por competir para un cargo o en una elección. La política es una cuestión que permea todos los ámbitos de la vida y creo


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Silvia Avelina Nava Nava Cargo: consejera social por Tlaxcala ante el Instituto Nacional de las Mujeres. Estudios: TURISMO, TÉCNICA EN BIBLIOTECONOMÍA, CIENCIAS POLÍTICAS, TEMAS SOBRE GÉNERO Y DERECHOS HUMANOS Estado civil: soltera Edad: 59 años Hijos: hijos biológicos no, afectivos muchos

que por eso decidí cursar la carrera de Ciencias Políticas. —Como mujer, ¿cuál ha sido el mayor reto en su vida? —¡Ser yo misma! Siempre que tú quieras ser por ti misma es difícil. Recuerdo que cuando era muy jovencita me decía alguien: “Y tú la verdad, como decían, la neta, la neta del planeta, ¿qué quieres? Ah, pues yo quiero vivir de mi trabajo, de mi propio esfuerzo”. Y me decían: “Nooo, pues sí quieres muchísimo”. Creo que en mi caso particular el reto está superado. Está asumido como una cuestión que decido yo, pero que también tiene costos personales, si quieres ser por ti misma,

vas a tener que construir por ti misma y asumir que las relaciones de apoyo generalmente son relaciones de establecimiento de valores entendidos. Entonces aquí lo que se cambia es la aplicación de los valores por el esfuerzo y relaciones igualitarias, lo cual es sumamente complejo, porque entonces los seres humanos y particularmente entre mujeres y hombres se busca la dependencia y cuando no tienes esa dependencia y rechazas ese rol, entonces eres una mujer peligrosa. —¿Quiénes son sus aliadas o aliados en este proceso de ser mujer? —Las mujeres y los hombres trabajadores, que comparten al igual que yo su convicción de que podemos ser por nosotros mismos y que los estereotipos y los niveles establecidos, si bien son una forma de relación en ciertos grupos sociales, no necesariamente son los que deben prevalecer al interior de las relaciones humanas. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí, yo creo que ha cambiado. No que sea satisfactoria, pero sí ha cambiado. Estamos aquí, en otra época; en otros siglos esto hubiera sido impensable, las mujeres hubiéramos sido verdaderamente rechazadas por desarrollar una labor periodística, por mostrar estos tipos de mujeres más plenos, más autónomos. —Desde su entorno, ¿qué considera que hay que hacer para que las mujeres tengan equidad? —Yo diría igualdad, porque la equidad en términos del significado de la palabra significa darle a cada uno y cada una lo que necesite, entonces, eso puede ser subjetivo

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desde el punto de vista de alguien que te quiere ayudar, pero no te reconoce como igual. Entonces lo que necesitamos es reconocernos como diferentes, pero iguales y en ese sentido, no necesitamos que nos den lo que alguien piensa que requerimos. Necesitamos que nos reconozcan y se comporten como iguales y si no es así, nosotras en este caso tenemos que marcar la nueva forma de relación. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —Creo que sí. Pero no que me arrepienta estrictamente, sino creo que la madurez es muy importante, y que a veces debemos aprender a escuchar a los demás, no solamente a los que nos rodean, sino a los críticos más rudos que nos encontremos, con creatividad, con un rigor de recuperar lo positivo. Eso creo que sería lo más útil. A veces los sueños nos cuestan caros, eso sería lo que pienso, pero no tienes elección. O luchas por ser algo, por ser alguien, por tener un camino en la vida o te conformas con lo que decidan los demás y, en este caso, yo no lo quise, quise ser por mi propio esfuerzo. —¿Cuál es la mayor virtud de las mujeres? —Tenemos muchas. Dicen algunas que nosotras estamos educadas con mayor solidaridad, no todas, pero sí tenemos un poco más de visión solidaria, un poco más de visión social que muchos de los varones. —¿Y el mayor defecto? —La sensibilidad o sensiblería con la que nos educaron y la que a veces, para muchas es cómoda. —¿Cuál es su palabra favorita? —No lo había reflexionado, pero es ¡vamos a hacer las cosas!.

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“Cumpliendo metas” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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reció en el pueblo de Benito Juárez, cuando esa localidad carecía de calles adoquinadas, rodeada de juegos que hoy son nostalgia en sueños y pláticas. Ha transitado por la política consciente que como mujer enfrentaría violencia. Es la primera presidenta de Benito Juárez; para esta líder no puede haber una mujer violentada en su administración. Se considera a sí misma como justa, empática y mujer de palabra. —¿Cómo se siente en su condición de ser la primera presidenta municipal de Benito Juárez? —Me siento en el mejor momento de mi vida. Ser la primera presidenta municipal de este hermoso pueblo es un honor, un enorme compromiso. Responsabilidad triplicada por las voces que decían: “No va a llegar, porque es mujer”; hoy dicen: “No va a poder con el cargo”, “Si no puede, ninguna mujer vuelve a gobernar”. Anhelo y sueño ver transformado a Benito Juárez y que su gente en estos tres años aumente su nivel de felicidad. Tenemos un reto im-

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portante de prevención contra las drogas; no vamos a permitir que en estos tres años se roben a nuestros niños y adolescentes, sino que vivan plenamente felices. —¿Qué extraña de su niñez? —Creo que la infancia es una etapa de completa inocencia. Crecí en Benito Juárez, en esa época sin calles adoquinadas. Los niños vivíamos una felicidad plena, sin preocupaciones, más que salir de la escuela y hacer la tarea para ir a jugar. Jugaba con otros niños al bote pateado, ángel del diablo, juegos que hoy quedan en sueños y pláticas. —¿Ha sido difícil ser mujer? —No es un tema de dificultad, sí

de reto. Tenemos que ir contra la historia, contra estereotipos muy marcados de nuestro género. En Benito Juárez las mujeres de mi edad muchas son abuelas; es un estereotipo con el que choco porque no entro. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida política? —La mujer que quiere entrar en política sabe que va a enfrentar violencia. Estuve consciente de eso. En el Congreso local, a pesar de que la mayoría éramos mujeres, sí vivimos violencia. Muchos casos se normalizan, porque las mujeres estamos acostumbradas y cuando vamos aprendiendo advertimos que estamos rodeadas de violencia.


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Laura YamilI Flores Lozano Cargo: presidenta municipal de Benito Juárez, Tlaxcala Estudios: licenciada en Ciencias de la Educación y maestrante en Gobierno, Gestión y Democracia Estado civil: soltera Edad: 37 años Hijos: no En una campaña decían sobre mí: “Va a perder porque es mujer”, asimismo que las mujeres me hicieran comentarios como “¡Eres mujer, no vas a ganar, pero te vamos a apoyar porque eres mujer!”. En una reunión llegó un hombre, [que] dijo: “¡Voy a votar por ti, porque están duro y duro que las mujeres, pero si no haces las cosas bien, ninguna mujer vuelve a gobernar Benito Juárez, porque contigo vamos a perder esa confianza!” Fue complicado decirle “¿Cuando votaste por un hombre dijiste que si lo hacía mal, no ibas a volver a votar por un hombre?”. Su comentario para mí fue muy impactante. De la manera más clara le dije: “Soy una persona, vas a votar por mí y si te fallo, fallo yo, no te fallan las demás mujeres, y no tienen porqué cargar con lo malo que yo haga”. —¿Cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Ha sido convencer a más mujeres que tenemos que ayudarnos. Si todas nos apoyáramos e impulsáramos, sería más fácil avanzar.

—¿Quiénes son sus aliados o aliadas en este proceso de ser mujer, de incursionar en la política? —Mi mamá es una mujer que se adaptó a los estereotipos normales, mujer trabajadora, luchadora, pero cuando me veía en política, decía: “¡Ya deja eso, por favor!”. A final de cuentas siempre ha sido la primera en impulsarme, aunque le daba miedo y no le gustaba. Siento que la familia son los primeros que nos impulsan, y de ahí vienen otras mujeres dispuestas a impulsarte. Las mujeres que recibían indicaciones de sus maridos de no votar por mí, estando solas, en la boleta se decidían por mí. Se volvieron mis aliadas. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Lo que ha cambiado es la ley, adaptándose a ayudar a las mujeres e impulsar la igualdad. Eso obliga a que la sociedad y partidos políticos cambien. Falta mucho, una cosa es que tengamos igualdad para partici-

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par en elecciones y otra que aún nos está costando ganar; siguen siendo los hombres los que más ganan. —Desde su cargo como presidenta municipal, ¿cómo hacer para que las mujeres puedan tener mayor igualdad? —Es cierto que a veces las mujeres llegamos a los cargos y se nos olvidan las demás, nos adaptamos a la regla social y a los estereotipos. Toca predicar con el ejemplo de que no puede haber una mujer violentada dentro de mi administración por ningún mando, y dejar más mujeres al frente. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —No. Si lo hiciera, sería arrepentirme de algo que soy. —¿Cuál sería una de sus virtudes como mujer? —Ser muy justa y empática. —¿Algún defecto que tenga? —Ser muy terca, necia y una mujer de palabra. —¿Cuál es su palabra favorita? —Justicia.

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“Voy por la vida dejando huella”

Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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ma de casa, esposa, madre y funcionaria pública. Su mayor reto es ser buena madre. Para desempeñar sus diversos roles, su familia ha hecho de la unión una estrategia de fuerza. En su trayectoria en la función pública destaca su papel como síndica del cabildo capitalino en 2014 y ahora como secretaria del ayuntamiento de Tlaxcala; reconoce que la violencia la ha acompañado en reiteradas ocasiones. Abrazó la profesión de abogada, de donde deriva su predilección por la palabra justicia. El sentido de la frase “Voy por la vida dejando huella” es una parte innegable e importante en la vida de esta mujer. Dichas palabras son la brújula con la que desea orientar el camino de sus descendientes. —¿Cómo se siente como secretaria del ayuntamiento de Tlaxcala? —Me siento empoderada, porque he podido tomar las decisiones correctas en mi cargo. Apoyada en relación al equipo (sic) que se tiene y, sobre todo,

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respaldada por el presidente municipal. —¿Qué extraña de su niñez? —Los tiempos de tranquilidad sin tanta carga de trabajo. Mi niñez era llena de juegos de primos, con mucho amor y paciencia por parte de mis papás y hermanos. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Sí, porque no todos tienen confianza en las capacidades que tenemos como mujeres. Normalmente existen comentarios negativos de que no somos capaces, por no tener las cualidades y actitudes para desempeñar un cargo. Además, porque tenemos diferentes papeles. Soy ama de casa, mamá, esposa y aparte mujer trabajadora. Es difícil tener ese último papel y que la figura de la mujer sea denigrada cuando detrás de esas acciones está un gran

esfuerzo y compromiso. Las mujeres tenemos la capacidad y el conocimiento, y al final, tenemos que dejar de lado el miedo y la inseguridad para crecer cada vez más. —¿Cómo la ha acompañado la violencia? —En el servicio público en reiteradas ocasiones, a veces en comentarios misóginos y en acciones al interior del aparato gubernamental, donde no siempre son respetadas las tomas de decisiones y son muy criticadas, por más que sean conforme a derecho y sean viables; son criticadas y puestas en tela de juicio. Cuando fui síndico municipal en 2014 hubo violencia económica, violencia política en razón de género y también violencia por los medios impresos y digitales en donde se-


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Katy Verónica Valenzuela Díaz Cargo: secretaria del ayuntamiento de Tlaxcala Estudios: licenciatura en Derecho. Actualmente cursa la maestría en Violencia Política en Razón de Género Estado civil: casada Edad: 36 años Hijos: dos hijos

ñalaron acciones hacia mi familia, mis hijos y mi persona. Pasó de un contexto público a lo privado. Es difícil, porque la gente hacia fuera tiene una percepción errónea, porque no se maneja la información correcta. Es como la violencia me ha acompañado desde esa trinchera. —¿Como mujer cuál ha sido su mayor reto? —Ser buena madre. Que mis hijos sean buenos ciudadanos, buenos hombres, seres humanos que entiendan que la vida no es fácil y vayan caminando por la vida con valores y dejando una buena huella en las personas que conozcan. —¿Quiénes son sus aliados en este proceso como funcionaria, esposa, mamá? —Mi mamá en primer término; mi

papá, mis hermanos, mi esposo, mis hijos y mis compañeros de trabajo, porque también me ayudan y suman para que pueda tener un equilibrio en mi familia y trabajo. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí ha cambiado, pero no ha cambiado en el contexto donde podamos tener una participación efectiva. Todavía hay mucha simulación, hay mucha contención hacia afuera en las candidaturas, en puestos de toma de decisiones y al final del día eso no nos permite crecer. No hemos avanzado mucho en cuanto a la protección de mujeres en violencia y medidas preventivas y, sobre todo, en que los aparatos jurisdiccionales den sentencia con perspectiva de género. A veces está faltando que las instituciones arropemos y las mujeres tengamos estabilidad social, económica y de servicios. —¿Desde su entorno qué hacer para que las mujeres tengamos mayor igualdad? —Algunas veces piden constancias de madres solteras por algún trámite, piden algún permiso

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para vender o para ser tomadas en cuenta en algún espacio. Aunque son trámites muy mínimos y que como institución estamos obligados a dar, ponemos muchos requisitos o candados. Creo que es facilitar desde esas situaciones mínimas para apoyar a las mujeres. Apoyo a las mujeres desde la Secretaría con algún tipo de constancia. Mis acciones son administrativas y trato siempre de facilitar el trámite y que ellas estén seguras, porque a veces piden asesorías de a dónde acudir, qué hacer, quién las puede atender. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —No, de ninguna. Si volviera a nacer tomaría las mismas decisiones que he tomado en mi vida. —¿Cuál es la mayor virtud de nosotras las mujeres? —Ser amorosas, empáticas, sororas y, sobre todo, responsables. —¿Algún defecto que tengamos las mujeres? —Las mujeres somos muy confiadas. —¿Tiene alguna palabra favorita? —Mi palabra favorita es justicia.

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“Una mujer

de carácter” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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u madre inspiró su anhelo de convertirse en una mujer fuertemente trabajadora. A sus 56 años dota de plenitud cada aspecto que como mujer la conforma. En ella no cabe el dominio de la dificultad; es una mujer con fortaleza que sabe hacer frente a las dificultades con elementos y herramientas. Su mayor reto estriba en “ser todas las facetas de una mujer”. Es bendecida al contar con diversos aliados y ello la ha impulsado a cumplir los objetivos de cada rol en su nada sencillo tránsito por la vida. Mujer leal, orgullosa de su crecimiento en los planos espiritual, emocional y material. Su amor propio ha sido el combustible inagotable para su espíritu. La vida hoy la coloca como líder siendo titular del ejecutivo del ayuntamiento de Yauhquemehcan, un municipio de los veinte más importantes del Estado de Tlaxcala. —¿Cómo se siente ahora como presidenta municipal de Yauhquemehcan? —Feliz. Es una fortuna tener la oportunidad de servir a la gente con la que he

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convivido y crecí. Hoy día Yauhquemehcan se desarrolla rápidamente alcanzando los cuarenta y cinco mil habitantes. Todos los días es una emoción llegar a la presidencia, encontrar y recibir a las personas que me saludan con gusto y me transmiten su confianza —¿Qué extraña de su niñez? —Vivir sin preocupaciones, sin ataduras y complejos, aun cuando desde muy pequeña fui consciente del contexto en donde estaba. Eso me ayudó a forjar mi carácter. Veía a mi madre, muy trabajadora y quería ser como ella. Tuve una niñez plena, con el amor de mis padres siempre presente. —¿Ha sido difícil ser mujer? —No. Vivo a plenitud lo que soy como mujer, mi sexualidad, mi vida en pareja, como madre, estudiante y ahora como política. No es difícil,

el entorno es el que a veces pareciera ser que se encarga de que la gente que tenemos alrededor quiera obstaculizarnos. Pero cuando tienes elementos y herramientas, nada de lo que esté a tu alrededor te perjudica. —¿Cómo la ha acompañado la violencia, si es que ha estado presente? —Ha habido violencia, sí. Por fortuna, he sabido salir adelante. Como presidenta municipal escucho señalamientos, palabras fuertes, altisonantes, que no estaba acostumbrada a escuchar, porque no estaba en la esfera política. Por el contrario, crecí en un hogar donde los principios y valores son fundamentales. —¿Como mujer cuál ha sido su mayor reto en la vida? —Ser todas esas facetas que las mujeres tenemos que asumir: el rol


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María Anita Chamorro badillo Cargo: presidenta municipal de Yauhquemehcan Estudios: licenciatura en Contaduría Pública y maestra en Derecho Fiscal Estado civil: soltera Edad: 56 años Hijos: dos

de mujer, el rol de madre, el rol de esposa, el papel de profesionista. Son tantas cargas, nos sentimos casi super héroes y con frecuencia nos olvidamos de nosotras mismas. —¿Quiénes son sus aliadas o aliados justo en este rol de ser mamá, profesionista y ahora presidenta? —El padre de mis hijos, mis padres, mis maestros, mis hermanos, mis hijos y ahora los ciudadanos que están con ánimo de contribuir al engrandecimiento de nuestro municipio. Por supuesto, también la gobernadora en el tema político y, a su vez, toda la estructura de gobierno. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —¡Claro que ha cambiado! Ha habido quienes se han empeñado en ello desde hace muchos años. Ha sido a fuerza

de sufrimiento e insistencia. Como resultado de esa lucha es que ahora tengo la oportunidad de ser presidenta. —Justo ahora como presidenta municipal, ¿qué hacer para que las mujeres puedan tener mayor igualdad? —Dónde quiera que voy, les sugiero a aquellas mujeres emprendedoras por naturaleza, que necesiten ayuda y no esté dentro de sus posibilidades resolverlo, que se acerquen a la presidencia. Que sientan esa confianza de que ahí habrá una mujer que las comprende y que sin duda las ayudará. —¿Se arrepiente de haber tomado alguna decisión en su vida? —No. He tenido la capacidad de asumir las consecuencias de mis actos. No me arrepiento, son aprendizajes. Este carácter que ahora tengo se formó a consecuencia de prueba y error. Si nos arrepentimos es como querer quedar en el sufrimiento o en una situación de autoflagelarse y eso no nos permitirá avanzar. Los seres humanos debemos estar siempre en un constante crecimiento, espiritual, emocional y en todos los aspectos. Y creo que yo he podido hacerlo por

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eso es que me siento tan contenta. —¿Cuál considera que es la mayor virtud de nosotras las mujeres? —Una de las mayores virtudes es que somos emprendedoras de naturaleza. Siempre estamos buscando qué más podemos hacer. No nos conformamos. Quizás también la búsqueda de nuestra realización nos hace ser inquietas —¿Algún defecto que considere que tengamos las mujeres? —Cada mujer tendrá sus propios defectos y se auto-valorará. En lo particular sería el amor propio que me tengo, a veces suele ser una virtud, pero algunas otras un defecto. A veces puedo rayar en la soberbia; yo misma me he cuestionado. Después regreso a mi esencia y pienso que en mi vida ha habido episodios realmente dolorosos, pero no me he quedado estancada ahí. Ese amor propio es el que me hace levantarme y renacer. —¿Cuál es su palabra favorita? —Lealtad, me ha acompañado toda mi vida. Soy leal en principio conmigo misma, con mis sueños, mis convicciones y después con la gente que me rodea y los compromisos que asumo.

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“No se sabe qué tan fuerte eres hasta que ser fuerte es tu única opción” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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eorgina Cortés Flores es madre y profesionista. Arquitecta de profesión, actualmente trabaja por su cuenta realizando proyectos de interiorismo y arquitectura. En diseño de interiores su capacidad creativa la sitúa en decorar espacios e intervenir en interiorismo; además, amuebla y hace una composición de colores, mobiliaria, acabados e iluminación para crear el ambiente deseado. En su vida la violencia ha representado un impulso, un aprendizaje significativo al igual que cada experiencia pasada. Su mayor reto: hacer de sus hijos buenas personas. Para ella, las mujeres siempre dejan huella. —¿Cómo se siente donde está ahora? —Me siento plena, segura. Me gusta la etapa que estoy viviendo porque me siento realizada, tanto en el tema familiar, como en el profesional. He podido combinar las dos etapas de mi vida y ha sido bastante satisfactorio. —¿Qué extraña de su niñez? —¡Jugar! Jugaba a que tenía bebes.

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—¿Ha sido difícil ser mujer? —No lo llamaría difícil. Creo que las mujeres venimos a hacer un papel muy importante en este mundo. Tenemos una responsabilidad muy fuerte; en primer lugar porque tenemos hijos y porque formamos personas y seres humanos para mejorar la sociedad. En cuanto a ser profesionista tampoco lo veo difícil porque creo que nosotras actuamos desde el corazón y nos mueven más los sentimientos. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida? —La violencia ha sido parte de mi vida. Ahora lo veo como un aprendizaje, [porque] si no hubiese pasado eso, no estaría donde estoy. Ha sido un impulso para salir adelante, para quererme, respetarme y poner límites.

Porque cuando damos mucho amor permitimos muchas cosas y creo que me ha enseñado a ponerme [a mí] como prioridad. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —El mayor reto son mis hijos, para hacer de ellos buenos humanos y sacar adelante un hogar. —¿Quiénes la han acompañado en este proceso de ser mamá y profesionista? —Mis amigas han sido un motor para este proceso, al igual que varios amigos y una parte de mi familia. —¿Cree que las condiciones han cambiado para las mujeres? —Creo que los roles sí han cambiado. Muchas mujeres llevan el sustento a su casa, hay mujeres que son profesionistas y antes era


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Georgina Cortés Flores Cargo: empresaria Estudios: Licenciatura en Arquitectura y Especialidad en Diseño de Interiores Estado civil: Soltera Edad: 34 años

pendientes. Algo que nos caracteriza es que somos empáticas y siempre pensamos en el otro antes que en nosotras mismas. —¿Un defecto que tengamos las mujeres? —No lo llamaría defecto, se puede decir que somos perseverantes, o como dirían por ahí, caprichudas, pero creo que eso es también una virtud, porque al final así es como logramos las cosas. —¿Tiene una palabra favorita? —Me encanta la palabra confort.

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Desde mi profesión me gusta que las personas vivan dentro de un confort y cuando estén en los espacios que diseño, puedan sentir esa tranquilidad o esa emoción de paz, de confort, de que estén disfrutando el espacio. —¿Se arrepiente de alguna decisión que haya tomado en su vida? —Si me arrepintiera no estaría donde estoy y no sería lo que soy. He vivido momentos malos y buenos. Creo que todos esos momentos me han forjado, entonces, no cambiaría nada.

Hijos: Dos hijos

el hombre el que proveía y ahora no, porque existimos mujeres que nos preparamos estudiando y nos gusta ganarnos la vida trabajando; siempre dejamos huella. —¿Desde el trabajo que realiza, qué haría para que las mujeres puedan tener igualdad? —En el ramo en el que trabajo el 90% son hombres, ya sean carpinteros, albañiles, herreros y demás. Creo que podría cambiar un poco en el aspecto de tratar de humanizar más a mis colaboradores y que ellos también ayuden e impulsen a sus esposas. —¿Cuál considera que es la mayor virtud de las mujeres? —Que hacemos las cosas con pasión, amamos sin límites. Somos fuertes y valientes, autosuficientes e inde-

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“Ni un paso atrás” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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e desempeña como regidora en el municipio que la vio crecer. Sufrió violencia política de género en el proceso de ocupar el cargo que actualmente ostenta. Anhela ser el mejor ejemplo para sus hijos Rodrigo y Ana María. Es en su madre en quien encuentra a su más grande aliada. Otros eslabones importantes en esa cadena de apoyo son su asistente y su secretaria. En su familia ha tenido ejemplos de mujeres exitosas que han salido adelante solas. —¿Cómo se siente como regidora? —Me siento muy orgullosa de ser regidora del municipio que me vio crecer. Porque mi sangre y corazón son orgullosamente apizaquenses. —¿Qué extraña de su niñez? —Extraño no tener tantas responsabilidades como las tengo ahora. —¿Ha sido difícil ser mujer? —En un tema de dificultad yo creo que sí es difícil ser mujer en el medio donde me estoy desenvolviendo, que es la política. Sin duda he tenido muchos maestros hombres en la política. Hay que irse abriendo camino.

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—¿Cómo la ha acompañado la violencia en el cargo que desempeña o en su vida? —La violencia puede ser física, verbal, psicológica. Antes de tomar este cargo público sufrí violencia política de género, porque querían que renunciara al llegar a la regiduría, [argumentaron que] no era importante que una mujer representara dentro del municipio de Apizaco, que la fórmula no fue aplicada correctamente. En ese aspecto sí fue un poquito complicado, porque sí la sufrí y pasaron cosas que estuvieron fuera de lugar. Pero hay que salir adelante. —¿Existe algún evento de violencia que haya pasado y tenga muy presente? —Sí, claro. Un episodio para que

no pudiera llegar al cargo público que hoy ostento. Al principio solo eran llamadas y mensajes de que renunciara; sin embargo, después se tornó que la única manera en que no pudiera tomar protesta como regidora en el municipio de Apizaco era que sufriera un accidente. Dos veces trataron de sacarme de la carretera, sé perfectamente quién fue. En el medio político y público se mueven muchos intereses, fue un poco complicado el tener que salir unos días de lo que hacía cotidianamente. Mi familia siempre estuvo para mí. —¿Cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Ser el mejor ejemplo para mis hijos. Tengo dos: Rodrigo, de nueve años, y Ana María, de siete. Creo


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Jessica Almendra Rodríguez López Cargo: regidora en el ayuntamiento de Apizaco Estudios: licenciatura en Negocios Internacionales Estado civil: soltera Edad: 31 años Hijos: dos hijos

Sin embargo, creo que esa diferencia nos hace falta mucho para tener esa paridad e igualdad. Tampoco se trata de hacer una diferencia de quién es mejor, el hombre o la mujer; para salir adelante se tiene que caminar a la par. En mi familia tengo ejemplos de mujeres exitosas que han salido adelante solas y que no dan un paso atrás. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —No. Si no hubiera cometido errores, no sería lo que soy ahora. De los errores se aprende y creo que la perseverancia y responsabilidad con que afrontes los problemas te hace

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ser día a día lo que eres. —¿Cuál considera que es la mayor virtud de las mujeres? —Las mujeres somos responsables y muy fuertes. —¿Algún defecto de nosotras las mujeres? —El mayor defecto de nosotras es lo que pensamos. Nuestros límites están en nuestra cabeza. A veces no creemos lo mucho que podemos lograr. —¿Cuál es su palabra favorita? —Mi palabra favorita es magia. Las mujeres hacemos magia, todo lo que tocamos lo hacemos bonito.

que coincido con muchas mujeres: nuestro mayor reto es ser el mejor ejemplo para nuestros hijos. —¿Quiénes son sus aliadas o aliados en este proceso de ser mamá y funcionaría? —Mi más grande aliada es mi mamá. Ahorita que tengo este cargo público mi mamá es la que más me ayuda con mis hijos y me echa la mano en casa con ellos. Tengo un gran equipo de trabajo lleno de mujeres. Mi asistente y mi secretaria particular son mujeres que me ayudan mucho. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí, ha cambiado en el tema de condiciones. En el tiempo actual, las mujeres o el término de mujer pueden sacar adelante a una familia, a diferencia de hace muchos años.

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“¡Vamos a trabajar!” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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aría Victoria Torres Morales fue una niña sin miedo a muchas cosas. Desde su juventud se ha enfrentado a grandes retos, entre ellos trabajar en regiones donde prolifera el narcotráfico y enfrentarse a cambiar de una residencia rural a vivir en la Ciudad de México. Antropóloga de profesión, es una mujer joven que concibe en hacer comunidad el trabajar juntos, trabajar de la mano. Sabe que los conocimientos que tiene cada hombre, cada mujer, incluso los niños, si se entrelazan, justo es ahí donde se puede volver a hacer comunidad. Perseguir un vivir bien, no solamente en cuestiones físicas o de servicios, sino que haya armonía, convivencia y respeto es parte de lo que también considera hacer comunidad. En el presente se desarrolla como técnica social en el programa Sembrando Vida. —¿Cómo se siente dónde está ahora? —Me siento plena. El hecho de que haya estudiado Antropología y tenga una utilidad en la transformación de las propias comunidades. Me ha

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dado otra perspectiva, tanto en las cuestiones alimentarias y cuestiones rituales ¡vaya, en toda mi cotidianidad! Y ahora que formo parte de un programa con una perspectiva social, me da nuevas herramientas para poder trabajar con la gente, para tener ese respeto hacia la misma comunidad. —¿Qué extraña de su niñez? —La fantasía (todavía lo sigo aplicando), la creatividad, ese hecho de no tener miedos. Era una niña sin miedo a muchas cosas, y ahora ya vienen los retos o ¿si lo hago, pero hay represalias? O si lo hago y qué consecuencias va a tener. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Sí, sí es un poco complicado en diferentes contextos. Desde la cuestión familiar, la cuestión social, en lo estudiantil. En todo contexto

llega a ser un poco complicado, aun así, no es que sea malo, al contrario, te da otro tipo de oportunidades, otro tipo también de cercanía. Lo relaciono mucho con la cuestión de la antropología, el hecho de ser mujer me abre espacios en otros contextos, por ejemplo, uno que me interesa es la cocina, “¡El espacio lo tengo abierto!”. Sí es complicado, pero depende los escenarios. El moverme en esos espacios donde está esa cuestión de la inseguridad, bueno más que nada aquí en Tlaxcala o en la zona de La Malinche, toda esta región que se ha destacado por la trata, principalmente de mujeres, es ahí donde se tienen ciertas inseguridades. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida? —Pues es como un miedo latente.


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María Victoria Torres Morales Cargo: técnica social en el programa Sembrando vida Estudios: licenciada en Antropología Social por parte de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y maestra en Estudios Mesoamericanos por la UNAM Estado Civil: soltera Edad: 30 años Hijos: no Hace cinco años estuve trabajando en la Ciudad de México y también en la región mazahua del Estado de México, y justo era una región donde estaba esta parte de narcotráfico, ¡tienes que vivir con esa angustia o con ese miedo! Y ahora en este caso que trabajo para la comunidad, hago a un lado esos miedos, tengo que afrontarlos. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Ha sido viajar a la Ciudad de México. Cuando me ofrecieron trabajo allá, en mi casa no me dejaban, y no tenía familia en la ciudad, era ir y buscar dónde rentar. Mi mamá, la que más tenía miedo de que me fuera, consiguió dinero prestado y me dio ese dinero para irme; eso me motivó mucho. Fue toda una travesía. Mi papá estaba muy enojado, él vivía también con esa angustia de “Es que te vas”, “Te vaya a suceder algo”,

“Muchas mujeres desaparecen”. De alguna manera en la provincia siempre se ve a la ciudad como algo que va a asustar, pero los cinco años que estuve ahí, la ciudad me abrazó, me apapachó. Luego ya en la ciudad me pasaba, había momentos en los que o tenía cinco pesos para el metro o con eso comía. ¡Nunca pasó nada malo! Pero ahí tuve miedo de ser mujer —¿Quiénes son sus aliadas o aliados en este proceso de ser mujer? —Para mí las aliadas justo también son mujeres. Estas mujeres que comparten. Mujeres campesinas, mujeres cocineras, mujeres parteras, mujeres que conocen sobre el temazcal; estas mujeres que comparten los mitos, esa riqueza a través de la oralidad. Mujeres que aquí en Tlaxcala les llaman quiactlas, texictlas o tiemperas. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Sí, sí han cambiado muchas condiciones, pero de acuerdo a (sic) los contextos y al espacio. Lo veo en el lugar de donde soy y sí cambian, porque tienes más cerca las instituciones, para poder estudiar y trabajar. Pero en el año 2022 en una comunidad campesina o en una comunidad indígena las condiciones son muy distintas a las de la zona urbana; por ejemplo, las mujeres por una cuestión social se tienen que casar muy pronto o todavía en estos tiempos llegan a sufrir algún abuso sexual por parte de algún familiar o vecino. —¿Y justo desde su entorno, desde el trabajo, que hace para que las mujeres puedan tener igualdad? —Ahora que estoy colaborando como técnico social, trabajar con mujeres para mí se vuelve un reto que no me enseñaron en las aulas. El hecho de

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estar enfrente de las compañeras, y que ellas, justo si trabajaban el campo, ahora vuelvan a sentir ese arraigo o se sientan importantes, porque muchas mujeres campesinas aquí de Tlaxcala, y si es posible en todo México, no tenían esta herencia de la tierra. Entonces cuando ellas se sienten parte de algo, cuando ellas dicen “Es mi responsabilidad, este es mi trabajo”, es completamente distinto, les da otro chip. —¿Se ha arrepentido de alguna decisión que ha tomado? —No, no me he arrepentido hasta ahorita de ninguna decisión. A mí me gustaba mucho desde pequeñita escuchar la radio y yo quería ser locutora. Aún tengo ese sueño que espero realizar en algún momento. —¿Cuál cree que sea la mayor virtud de las mujeres? —Es compartir. La mujer tiene esta parte del compartir, del respetar. Me parece que es una virtud que nos enseñaron mucho desde casa. Tiene también esta virtud del amar, no me refiero solamente a una cuestión de pareja, amar amigos, amar a tu familia, incluso a tu propio entorno. —¿Un defecto? —La desconfianza —¿Cuál es su palabra favorita? —La palabra sutil. La mujer es muy sutil, es muy delicada en muchos aspectos, no solo me refiero a las cuestiones manuales, sino más bien al momento de hablar, de realizar algún alimento, al momento del temazcal, del cuidado del mismo cuerpo. La palabra que también me gusta mucho es “tlacualera”, la usan mucho en la región de Tlaxcala. Es esta mujer que trae el alimento, que lleva el alimento a campo.

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“¡Amo ser mujer!” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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ujer de luchas, proyectos y resistencia. Originaria de San Pablo del Monte, de sus abuelos aprendió la lengua náhuatl, hecho que orientaría elecciones en su vida llevándola a obtener reconocimientos importantes y a destacar en diversos espacios a nivel estatal y nacional como escritora y hablante en lengua náhuatl. Está a punto de concluir un doctorado en Estudios Mesoamericanos. Es hija, hermana, esposa y madre. —¿Cómo se siente en este momento? —Contenta porque he logrado varias cosas. He concluido mis estudios profesionales. No imaginé llegar a estudiar un doctorado como lo estoy haciendo, también cómo ha surgido la creación literaria. Escribía algunos cuentos y ahora estoy enfocada en la creación literaria en lengua náhuatl y me siento contenta; también me siento agobiada, porque me he puesto muchos trabajos. Reconozco que sobrellevar una casa, un hijo, es bastante pesado. Me ha costado darle a cada cosa su tiempo y a veces me preocupa eso. Está en puerta un trabajo por parte de la Secretaría de Cultura, mi proyecto PECDA (Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Tlaxcala), que es la elaboración de

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texto con poemas tanto en náhuatl como en español y la conclusión de mi tesis doctoral. Me agobia poder sacar todo adelante. —¿Qué extraña de su niñez? —Extraño a mis abuelos, platicar y convivir con ellos. Les aprendí mucho: la lengua náhuatl, tantas cosas que ahora me han dado a entender mis orígenes, lo que soy, lo que significo y significa el lugar donde crecí y he vivido. Esa es la parte que más extraño, “el aprender de ellos”. También convivir con mis padres, porque casi no los veía, ellos trabajaban y a veces me sentía como una niña abandonada, pero la parte que más me gustaría es tener a mis abuelos. —¿Existe algún recuerdo que tenga muy presente de sus abuelos? —Mi abuelo era tlachiquero. Él pro-

ducía y vendía pulque. A mí me daban pulque de niña y un día que quería pulque me vacié un barril y me dio mucha comezón en la piel, porque es muy pegajoso y produce mucha comezón. Es uno de mis recuerdos. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Es difícil contestar eso, porque amo ser mujer. No ha sido fácil en cuestión de luchar por querer estudiar, por querer llegar a tener un grado más de estudios, por trabajar y al mismo tiempo tener un hogar. Mi mamá en ocasiones me decía: “¡Para qué vas a estudiar más, ya mejor cásate!”. No la culpo, porque la educaron así. Cuando ella veía todo lo que yo hacía se ponía contenta y decía: “¡Qué bueno que no me hiciste caso y sigues estudiando!”. Para ingresar a la licenciatura obtuve becas para pagar


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Fabiola Carrillo Tieco Estudios: licenciatura en Historia por la BUAP, Maestría en Estudios Mesoamericanos en la UNAM, Actualmente estudia el doctorado en Estudios Mesoamericanos Estado civil: casada Edad: 36 años hijos: un hijo

mis estudios, trabajaba y estudiaba. No ha sido fácil lidiar con aspectos de dominio machista en algunos lugares. Es cierto que se le da preferencia en ciertos espacios a los hombres. En una ocasión un compañero y yo realizamos jornadas de cultura náhuatl en la universidad, ambos nos repartíamos el trabajo, pero al final los beneficios se los llevaba él; resultó muy fuerte darme cuenta de eso. En mi casa no hubo diferencias entre mi hermano, mi hermana y yo, nunca hubo como tal ser tajante con aspectos machistas. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida? —Aspectos de discriminación: por la estatura, el color de piel, por la forma en que hablaba. La parte más complicada de violencia fue la preparatoria,

porque estudié en una preparatoria BUAP; ahí todos los niños eran de papá (sic) y yo trabajaba e iba a la escuela. Sufrí discriminación, [pero] violencia física jamás. En una ocasión un tipo en el transporte público se estaba masturbando frente a mí y fue muy duro; sola me defendí, los demás se dieron cuenta y no hicieron nada para ayudar. —¿Cómo mujer cuál cree que ha sido el mayor reto en su vida? —Sacar adelante a mi hijo. Desde que uno lo concibe hasta que sigue creciendo, ese es el reto más grande como mujer. Otro reto ha sido estudiar. Comencé desde los 14 años a trabajar, toda la preparatoria y universidad trabajé para solventar mis estudios. —¿Quiénes son sus aliados o aliadas en todo este proceso de ser mamá, esposa, hija y escritora? —Ha sido mi familia, mi mamá, mi papá. Mi mamá murió hace seis años; ella ha sido uno de los pilares que me ha permitido sostenerme hasta hoy. Mi hermana Valeria y mi hermano; actualmente mi esposo es el pilar que me sostiene en todos los aspectos. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Han cambiado algunas cosas, pero no del todo. Nací en el 86 y para el 2016 tenía 30 y en el 2006 tenía 20. Recuerdo que en San Pablo era más difícil que las mujeres estudiaran, trabajaran o fueran profesionistas; ahora hay más posibilidades de estudiar, ya no es obligatorio que te dediques a las labores del hogar. Pero ahora hay diversas posibilidades de estudiar, se ha ampliado que las mujeres lleguen a otros espacios. Hay otros aspectos que tienen que

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atenderse: la salud de las mujeres, la injerencia en la política en las artes y muchas cosas más. Vamos lento, pero vamos avanzando. —¿Qué hacer para que las mujeres puedan tener igualdad? —Seguir trabajando desde donde están; igual no quiere decir que se anulen hombre o mujer y viceversa. Algunas ocasiones estoy de acuerdo en algunos aspectos feministas, pero en otros no, porque son muy radicales. Debe haber un apoyo mutuo para que nos apoyemos ambos. Con el trabajo que estamos haciendo las mujeres estamos generando esas reciprocidades con los demás. —¿Se arrepiente de alguna decisión? —En esta última etapa de mi vida, aunque me gusta la investigación, la parte histórica del estudio de las comunidades indígenas, quizá en vez de estudiar el doctorado en Estudios Mesoamericanos, me hubiera gustado con otra carrera que tuviera más injerencia con la creación literaria o la literatura. —¿Cuál es su palabra favorita? —Yolotsin, que significa corazón.

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“Soy una mujer honesta, sencilla y transparente” Por: Marisol Fernández Muñoz /Lucero Ivonne Peña Jiménez Foto:Federico Ríos Macías, Melisa Ortega Pérez y Vanessa Quechol Mendoza

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os cuentos de sus abuelos, narrados en náhuatl, fueron acompañantes de su infancia. Se trata de una mujer siempre rodeada de aliados. Anhela que la violencia política se convierta en impulso determinante, para que las protagonistas en puestos de liderazgo luchen por desvanecerla para sus sucesoras. En su tablero personal las decisiones se convierten en enseñanzas y la mayor virtud es la fortaleza: aquella que se extiende al perdón y donde lo negativo halla una metamorfosis para ser aprendizaje. —¿Cómo se siente como presidenta municipal de Mazatecochco? —Como mujer me siento orgullosa de ostentar este cargo; también siento una gran responsabilidad para sacar adelante los proyectos y beneficios para mi municipio. —¿Qué extraña de su niñez? —Extraño la convivencia familiar con mis abuelos. Cuando nos contaban cuentos: de la Malintzi, los brujos, sobre todo cuando los contaban en náhuatl; tener a los abuelitos era

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aprender de ellos. También disfrutar del momento familiar, eso es lo que más extraño. —¿Ha sido difícil ser mujer? —Sí ha sido difícil, pero también un orgullo, porque las mujeres sabemos de retos y salir adelante. Creo que todas las cosas son difíciles. Pero con ganas, esfuerzo y valor estamos dispuestas a luchar por todo. —¿Cómo la ha acompañado la violencia en su vida, si es que ha habido? —En este proceso de ser presidenta municipal me ha pegado fuerte la violencia política de género: las agresiones, las palabras. En días pasados fueron al Palacio Municipal a agredirme con frases y palabras groseras, tanto hombres como mujeres. Lo considero violencia porque

en lugar de tratar de enderezar un municipio, las mismas personas están creando los malos conflictos, la mala información y, sobre todo, las groserías en que llegamos a caer como población. Es incómodo, pero tenemos que saber sobresalir a pesar de la incomodidad que tengamos y de todo lo que digan. —¿Como mujer cuál ha sido el mayor reto en su vida? —Formar una familia y exigirles a mis hijos que tengan educación y sepan respetar. Igual ha sido un reto estar al frente de la presidencia y defender sobre todo a las mujeres. El que yo sufra violencia política, espero que el día de mañana, las hijas de los que hoy me agreden, algún día ostenten un cargo y no vuelvan a sufrir las mismas agresiones.


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—¿Usted es la primera presidenta municipal mujer de Mazatecochco? —Hubo una presidenta hace varios Cargo: presidenta municipal años, la maestra Sofía. Fue presidenta interina. Hoy soy la primera preside Mazatecochco denta por elección de San Cosme Estudios: secundaria Mazatecochco. —Desde su entorno como presidenta Estado civil: casada municipal, ¿qué hacer para que las mujeres puedan tener igualdad? Edad: 49 años —Traer capacitaciones para hacerlas concientizar que somos iguales Hijos: seis. Tres hombres y hombres y mujeres y no hay porqué tres mujeres creer lo que la mayoría de hombres machistas o mujeres que han criado hijos de pensamiento machista señalan: “Que las mujeres estamos nada más para el metate, los hijos o para lavar los trastes”. Las que hoy sufrimos de violencia política, tomar la determinación de que las que vienen detrás de nosotras no vuelvan a sufrir lo que hoy estamos sufriendo nosotras. —¿Se arrepiente de haber tomado —¿Quiénes son sus aliados o alia- alguna decisión? das en este proceso de ser mamá, —No. Todas mis decisiones, para presidenta, esposa? —Mi principal aliado es mi esposo. También mis hijos, mis hermanos y mis amigos. También las mujeres que en mi municipio me apoyaron. Espero que todos ellos me consideren también su aliada y amiga. —¿Cree que la situación ha cambiado para las mujeres? —Aquí en mi municipio un poco. Como mujeres algunas ostentan un cargo desde su familia o profesión. Hay mujeres empoderadas desde sus negocios, que han creado grandes empresas, a las cuales se les debe respetar y empoderar día a día porque son mujeres que han sabido sacar adelante con orgullo a sus familias y empresas.

Leandra Xicoténcatl Muñoz.

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mí buenas, para otros malas, son enseñanzas del día a día. Toda decisión que he tomado, hasta el día de hoy sé que lo hago por el bien de mi familia, por el bien de mi comunidad y de mi municipio. —¿Cuál considera que es la mayor virtud que tenemos las mujeres o bien usted en particular? —Para mí es el ser fuerte. Tomar la determinación de decir, lo voy a hacer, lo puedo hacer y todas podemos. Todas tenemos esa gran virtud de ver más allá de lo que otros ven. —¿Cuál considera usted que sería un defecto que tengamos? —Un defecto mío, saber perdonar. A pesar de las cosas que me digan, dicen que una madre perdona todo. A pesar de los insultos y lo que digan para mí, no los considero así, es una enseñanza. —¿Cuál es su palabra favorita? —Fe. Siempre he dicho que Dios pone tiempo, momento y forma para todos y cada uno de nosotros.

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Samantha y Tony A

compañado de familiares y amigos, el pasado once de febrero se llevó a cabo la celebración de la boda de Samantha y Tony. En la Basílica de nuestra señora de Ocotlán se realizó la ceremonia religiosa. Fue su hermano Sergio Cordero y la abuela de la novia, la señora Delfina Martínez quienes entregaron a la novia en ausencia de su señor padre Sergio Cordero Martínez. Posteriormente se llevó a cabo la ceremonia civil y la recepción del evento en la Hacienda Soltepec.


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ARTÍCULO Edición Especial

Por: Psic. Cristina Figueroa.

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El adulto

mayor

a etapa de la vejez se caracteriza por un declive gradual del funcionamiento de los sistemas corporales. Es un estado de graduales cambios degenerativos, que involucran cambios psicológicos. Estos cambios psicológicos pueden ser positivos o negativos, de acuerdo como lo observe la persona, según sus creencias personales, familiares y sociales. Esto quiere decir que la vejez no necesariamente tiene que ser una etapa de angustia o sufrimiento. Depende de la persona cómo se considere a sí misma y cómo quiera vivir este periodo. Hay indicios que nos afirman que al llegar a esta etapa, de los 65 años en adelante, es cuando el organismo siente o resiente el cuidado que se le brindó en los años anteriores. No es lo mismo llegar a esta edad con años previos de tabaquismo, sedentarismo y emociones negativas continuas, que con años previos de autocuidado. Los estudios actuales de neuroactivación cerebral nos confirman que la mayoría de los adultos mayores pueden conservar sus capacidades físicas y psíquicas, especialmente si continúan ejercitando su cuerpo y su cerebro. El primero con ejercicios guiados o accesibles, como la caminata, y el segundo a través de actividades de atención, concentración y memoria. Generalmente lo que caracteriza este periodo son preguntas hacia sí mismo: “¿He vivido como he querido?”, “¿Conseguí lo que me propuse?”. De alguna manera, el ser humano comienza a replantearse lo que ha sido su vida y lo que ha hecho en el transcurso de esta. Cuando estas respuestas no son satisfactorias puede venir lo que el psicólogo Erikson denominaba “etapa de desesperación”, es decir, se puede sentir

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Psicoterapeuta cognitivo-conductual psicologiaclinicaintegral@gmail.com Tel. 246 45 803 93

insatisfecho por sus logros y por ende desesperado ante el pensamiento de que ya no tiene tiempo suficiente para comenzar otra vida. En este periodo, de igual manera, el adulto mayor ha vivido pérdidas de amigos e incluso de familiares, y esto lo lleva a plantearse a sí mismo la posibilidad de su propia muerte. También ha experimentado pérdidas en torno a su persona, posiblemente su salud no sea la mejor; en el campo laboral, seguramente ha experimentado la jubilación y, con esto, la baja autoestima. Incluso, en algunas familias, el adulto mayor ha perdido su independencia, debido a causas físicas o psicológicas y se convierte en una persona que depende nuevamente de sus familiares más cercanos. En el proceso de saber vivir la vejez mucho cuentan las actitudes y acciones de la sociedad que rodean a la persona. También es importante mencionar que en esta etapa se vive la dicha de ser abuelos, lo que le brinda al adulto mayor una oportunidad más de enseñar, de guiar y, por supuesto, de trascender. Es entonces cuando analizamos si el adulto mayor ya no puede procrear, y es que efectivamente sí puede seguir creando. Quiero citar nuevamente a Erikson (Erikson y Hall, 1987), quien afirmó que “El paso a la tercera edad no pone fin a la generatividad (productividad) de una persona. A medida que la categoría de las personas mayores aumenta, estas permanecerán implicadas en los asuntos del mundo durante mucho más tiempo.” Contempla, entonces, convertirse en adulto mayor como un período más productivo y creativo que en el pasado –en el que un artista de 80 años, escritor o músico, ya no serán algo excepcional.


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