Inventario de los insultos

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Pancracio Celdrán Gomáriz

Inventario general de insultos

Segunda parte del Lazarillo de Tormes, Juan de Luna, (1620): "Afeáronme el caso, diciendo que era un hombre que no tenía (...) sesos en la cabeza, pues quería juntarme con una ramera, piltrafa, escalentada...".

Escoria. Cosa vil, desechable, de ningún valor o estimación. El historiador del siglo XVIII, Martín Fernández de Navarrete, en su Colección de Descubrimientos y Viajes, emplea así el término: "Son los muchachos expósitos y desamparados hijos de la escoria y hez de la república". Antes que él, Cervantes había empleado la palabra con idéntico sentido, en los siguientes versos: Todos con instrumentos en las manos de estilos y librillos de memoria, por bizarría y por ingenio ufanos, codiciosos de hallarse en la victoria que ya tenían por segura y cierta, de las heces del mundo y de la escoria. Hoy como ayer, equiparar a alguien con ella es tanto como compararle con la basura, valor que ya tiene el término en el Tesoro de la Lengua, de Covarrubias (1611), para quien "escoria es toda cosa vil y desechada", de acuerdo con la etimología del término: de la voz griega skor, latín scoria = excremento. Con ese valor es voz utilizada por Gonzalo de Berceo en el siglo XIII.

Estafermo. Se tilda de estafermo, en sentido figurado, a la persona que permanece parada, embobada y carente de acción. Se diferencia del pasmarote en que a éste le dura menos el estado de enajenación pasajera, que a aquél. Su embobamiento, estupefacción o arrobo es más duradero. Covarrubias, en su delicioso Tesoro de la Lengua, (1611) escribe: Es una figura de un hombre armado, que tiene embraçado un escudo en la mano izquierda y en la derecha una correa con unas bolas pendientes o unas bexigas hinchadas; está espetado en un mástil de manera que se anda y buelve a la redonda. Pónenle en medio de una carrera, y vienen a encontrarle con la lanza en el ristre, y dándole en el escudo le hazen bolver, y sacude al que passa un golpe con lo que tiene en la mano derecha, con que da que reyr a los que miran. Algunas veces suele ser un hombre que se alquila para aquello. El juego se inventó en Italia, y assí es su nombre italiano, estafermo, que vale "está firme y derecho". Esta forma de diversión desapareció ya en tiempos de Jovellanos, quien se queja así del olvido: "... las capitales van perdiendo hasta la memoria de sus antiguos manejos, parejas, juegos de cañas, de sortija, de estafermo...". Su etimología va implícita en el nombre, formado por las voces italianas: stá fermo= está firme.

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