Inventario de los insultos

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Pancracio Celdrán Gomáriz

Inventario general de insultos

En cuanto a la etimología, se dijo "cazurro" del toscano caço = verga, miembro viril, y de ésta palabra se dijeron todas las demás voces cazurras, etimología errada, dado lo antiguo de su empleo en castellano. El Diccionario de Autoridades, (primer cuarto del siglo XVIII) suaviza así su contenido semántico: "Cerrado y de pocas palabras; retirado de la comunicación humana, y con el semblante triste, macilento". Con ese valor ha llegado hasta nuestro tiempo, entendiéndose por cazurro el sujeto introvertido y silencioso, un tanto malhumorado y con cara de pocos amigos. En Aragón se entiende por tío cazurro al solterón viejo que vive en casa de un hermano o sobrino, especie de machucho que se ha hecho a la soledad y la misantropía. Hoy se tiende a hacerlo sinónimo de palurdo, paleto malicioso y desconfiado.

Cebollo, cebolludo, cebollino. Persona basta, sumamente ordinaria y tosca, que a esas notas de carácter une la condición física de ser gruesa en exceso, de cuerpo abultado y un tanto retaca. Sujeto torpe, de gran rudeza, que no sabe estar ni guardar las apariencias. Su empleo como sinónimo de ignorante y zafio está relacionado con la fama que tuvo la cebolla de afectar negativamente a la razón y al sentido, acrecentando la parte animal del hombre: su capacidad reproductora, tornándole cachondo, pero bobo. En lo relacionado con "cebollino", es voz que formó parte antaño de un sintagma ofensivo: mandar a alguien a escardar cebollinos era tanto como enviarlo a la mierda, o a hacer puñetas. También se dijo "cebolludo" a quien tiene gustos ramplones y viles.

Cegajoso. Legañoso, que de manera habitual tiene los ojos cargados y llorosos. Es voz de uso muy antiguo, que utiliza a menudo Gonzalo de Berceo en el primer cuarto del siglo XIII. Diego Gracián, humanista del siglo XVI, utiliza así el término: "Los lisonjeros de Dionisio, cuando estaba él cegajoso, hacían que se caían unos sobre otros..., fingiendo estar ellos también cegajosos".

Cegato, cegatón. Muy corto o escaso de vista. Utiliza el término el maestro Gonzalo Correas, en su Vocabulario de refranes, en el primer cuarto del siglo XVII.

Cencerro. Se dice de la persona alocada, ruidosa y desatinada. En León, mujer de vida excesivamente ligera, y de cuya honestidad u honradez se sospecha. En el siglo XVI se dijo "cencerros" a los hombres parlanchines, impertinentes y bulliciosos, y a las mujeres excesivamente parleras y ventaneras, que gustan de ser vistas, oidas y notadas. Hoy se emplea familiarmente, en ámbitos de la amistad, en la frase "estar como un cencerro", que significa no regir alguien bien, estar tocado o mal de la cabeza.

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