Revista Universitaria N°150

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Un momento de consulta importante es el inicio de la pubertad, porque empiezan a hacerse evidentes las características del género al que el individuo no se siente pertenecer. Se trata, dice la psiquiatra Carla Inzunza, de un sufrimiento más elaborado y complejo.

pubertad, hasta alcanzar la dosis de mantención de adulto. “Lo que uno tendría que asumir –dice la doctora Mendoza– es que después deberá hacerse un símil de la menopausia y de la andropausia, pero eso no está bien estudiado porque no hay personas en esa edad que hayan sido intervenidas”. Para evitar continuar administrando el inhibidor de las hormonas del género con el cual la persona no se identifica, es necesaria la extirpación de las gónadas, una intervención que en la Red de Salud no se ha hecho, como tampoco genitoplastías, para las cuales hay pocos equipos especialistas en Chile. “Las guías internacionales recomiendan que todas las cirugías que son irreversibles, como la extracción de testículos, ovarios, útero, se hagan después de los 18 años –indica la endocrinóloga–. La única que podría hacerse antes, entre los 16 y los 17, es la mastectomía. Pero hay algunos pacientes que deciden mantener sus genitales internos, aunque eso les signifique un tratamiento farmacológico más complejo, porque en ese caso deben recibir el inhibidor más la hormona que no producen”. Son los pacientes, indica Marcelo Cárcamo, quienes resuelven si hacen el tránsito o no y en qué nivel. “Hay un segmento de la población que no pide cambios corporales profundos, sino solo aquellos para feminizar o masculinizar su apariencia”. En cuanto a las contraindicaciones o eventuales riesgos de los tratamientos endocrinos, la doctora controvierte que la “frenación” podría afectar el desarrollo cerebral, como a

veces se ha sostenido: “Aunque hay poca evidencia, existen estudios que han evaluado algunas funciones cognitivas como memoria, aprendizaje y raciocinio en pacientes que han sido sometidos a terapias con análogos de GnRH y no se ve diferencia con los que no lo han sido. Y hay uno en el cual se evaluó coeficiente intelectual, que arroja una diferencia mínima, estadísticamente no significativa”. En cuanto a los presuntos efectos del tratamiento de inhibición en el desarrollo de los huesos, la doctora Mendoza afirma que la evidencia respecto al efecto de los análogos de GnRH, en niños con pubertad precoz, muestra que existe una disminución de la densidad mineral ósea durante el período en que se aplica. Sin embargo, aclara que “una vez que uno los suspende eso se normaliza, es una alteración transitoria; y en el caso de los pacientes trans, al iniciarse la terapia hormonal cruzada, eso mejora”. Reconoce que hay un riesgo de evento cardiovascular, pero no superior al que enfrenta cualquier persona con terapia de reemplazo hormonal. En cualquier caso, insiste en la necesidad de fomentar hábitos de vida saludable: no consumir tabaco, hacer deporte y mantener un peso adecuado como medidas de prevención, entre otros aspectos. Eso en el ámbito endocrino, porque en lo que coinciden los tres especialistas es que, para efectos del desarrollo de una vida más plena, no hay mejor prevención que el acompañamiento y apoyo de las familias, los pares, las escuelas y, por cierto, los equipos de salud. 19


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