Vida de Barrio | N°1

Vida de

BARRIO

Revista de historias de organizaciĂłn local, territorial y vecinal

N°1 Julio de 2017

ÍNDICE

3 Editorial

4 Jamás olvidar al barrio popular Historia de las poblaciones en Chile

6 La reconquista de Chacabuco

Comité Barrio Plaza Chacabuco | Barrio Plaza Chacabuco

Más que una biblioteca: un centro de 9 organización vecinal

Biblioteca Popular Manuel Rojas | Población Vicuña Mackenna Sur

12 Danzando por la diversidad étnica Pasiones Peruanas | Barrio Patronato

14 Vecinos sustentables

Ecobarrio Villa Santa Elena | Villa Santa Elena

17 Una cancha a la que entran todos

Escuela Popular de Fútbol Clotario Blest | Población Vima Sur

20 El triunfo de lo popular

Universidad Villa La Reina | Villa La Reina

21 El sueño de la casa propia Pintana Solidaria | Población San Rafael

Editorial El clima político chileno está cambiando. En un contexto en el que crece el descontento de la ciudadanía con la política tradicional, nuevas fuerzas y nuevas formas de organización emergen con el fin de canalizar esta insatisfacción para conseguir cambios concretos en el sistema político actual.

Como parte de este proceso, la organización vecinal y territorial ha recobrado particular fuerza en los últimos años, generando iniciativas comunitarias únicas en diversos ámbitos: desde arduas luchas políticas que datan desde hace años, hasta proyectos culturales y recreativos que buscan aportar al bienestar del territorio y enriquecer los conocimientos de la comunidad. Sin embargo, los medios de comunicación tradicionales —y la conocida ligazón que tienen con los grupos de poder de nuestro país— han fallado en ser parte de este proceso, prefiriendo, por ejemplo, acudir a las poblaciones de nuestro país para seguir instalando la delincuencia en la agenda mediática y pública —y, de paso, perpetuar estigmas y prejuicios contra los sectores populares de nuestra sociedad—.

El objetivo de Vida de barrio es poder llenar este vacío y contar estas historias que merecen estar sobre la mesa y que, hasta ahora, han sido invisibilizadas. Los verdaderos protagonistas de los relatos de nuestro país no se encuentran en los edificios gubernamentales del centro de Santiago, las grandes oficinas de los grupos empresariales o en los sectores comerciales de la ciudad. Están en las villas y los barrios de nuestra capital, articulándose y fomentando la comunión integral entre todos con el fin de generar un ambiente más grato y mejorar su propia calidad de vida a través de la organización.

Escuelas populares de fútbol, villas sustentables, comités de allegados, grupos de danza multiculturales y proyectos de recuperación patrimonial, son algunos de los relatos que forman parte del repertorio que presentamos hoy en esta revista. Esperamos que este ejemplar sirva no solo de recopilación y punto de convergencia de estos relatos, sino que también sea fuente de información y motivación para que la organización con nuestros propios vecinos y vecinas siga creciendo.

Equipo Vida de Barrio

JAMÁS OLVIDAR AL Al interior de los barrios podemos encontrar grandes y pequeñas manifestaciones de cooperación y colaboración entre sus vecinos, creando así iniciativas propias de sus habitantes. Pero el origen difícilmente recae en sus manos. Es por esto que vale la pena recordar aquellas poblaciones que surgieron a lo largo del siglo pasado en Santiago y que en su pervivencia hasta hoy son prueba tangible del poder que pueden llegar a tener las personas dentro de su propio espacio.

Población Lo Hermida de Peñalolén, desborde del Canal San Carlos, 1982 Fuente: Facebook Fotos Históricas de Chile

La Población Lo Hermida, ubicada en la comuna de Peñalolén, nace a partir de una toma de terreno gestada por un amplio movimiento que buscaba luchar por la vivienda definitiva. En 1967, por medio de un programa de autoconstrucción del Gobierno de Frei Montalva llamado “Operación Sitio”, se expropió el fundo de Lo Hermida con el fin de destinar el territorio a la construcción de viviendas sociales. De igual forma, durante el gobierno de Allende se desarrollaron varias tomas de terreno. A pesar de las altas carencias materiales de esos años en que se formaron las llamadas “canastas populares”, en un contexto de mucha cesantía y falta de medios de subsistencia, los pobladores se encontraban fuertemente cohesionados bajo una identidad sociopolítica y un objetivo común, que era la lucha por la vivienda digna.

Durante la dictadura se vivió una fuerte represión por parte del Estado, dada la fuerte identidad de izquierda de la población. Uno de los mecanismos de represión era a través del “sapeo” o delación. En este período,se gestaron diversas luchas desde la población. Una de ellas fue por la

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asignación de sitios y la obtención de títulos de dominios, cuyas escrituras finalmente se lograron entregar entre 1991 y 1992.

En las décadas de 1990 y 2000, el Estado construyó viviendas sociales —principalmente tipo block— en el sector sur, lugar que actualmente se conoce como Villa Cousiño. Esta área es la que se encuentra en condiciones más precarias, con calles sin pavimentación y algunos casos de alto hacinamiento.

Actualmente, existe una preocupación por la presencia del narcotráfico en la población. La organización social que caracterizaba sus inicios, si bien mantiene algo de su fuerte identidad sociopolítica, se encuentra hoy algo fragmentada, con diferenciaciones, estigmas internos e incluso muros entre distintos conjuntos habitacionales. Existe un menor nivel de convocatoria, lo que a veces se asocia a la satisfacción relativa de necesidades básicas de habitabilidad, las que eran demandadas en las tomas de terreno iniciales.

BARRIO POPULAR

Llegada al aeropuerto y a la Población La Victoria del sacerdote Pierre Dubois (1990) Fuente: Periódico Fortín Mapocho

El 30 de octubre de 1957, 1200 familias provenientes del Zanjón de La Aguada decidieron tomarse los terrenos de la Chacra La Feria, ubicada en lo que entonces era San Miguel y hoy, Pedro Aguirre Cerda. Hacía más de 10 años que estos pobladores esperaban una solución definitiva a su problema de vivienda. Eso, sumado a las promesas vacías del entonces gobierno de Ibáñez del Campo, terminó por colmar la paciencia de estos pobladores. La llegada de una serie de incendios devastadores gatillaron la iniciativa por realizar la toma.

Pero para lograr su cometido los pobladores debieron enfrentar la represión policial y varios días de bloqueo, en los que no se permitía el ingreso de materiales de construcción, de abrigo, comida, remedios ni agua. Gracias a las gestiones del Cardenal Caro junto a parlamentarios del Frente de Acción Popular, los pobladores no fueron expulsados. Aunque no por ello dejaron de concluir que la conquista de la vivienda se debía a la unidad, lucha y organización de los propios pobladores, dejando claro que fueron ellos los que resistieron las difíciles condiciones de vida.

Tras la llegada, los pobladores fueron los propios urbanistas de su “pequeña república”: trazaron las calles, las

dimensiones de sus viviendas, proyectaron la construcción de una escuela, de un policlínico, electrificaron la población, entre otras cosas. Realizaron toda esta gestión sin el apoyo del Estado, que tardó años en reconocer el derecho de los pobladores a sus viviendas.

La historia de lucha y organización de los pobladores no pasó desapercibida para la dictadura: La Victoria fue la población que más allanaron y reprimieron. Pero con el respaldo de los partidos prohibidos por la dictadura y de la Iglesia Católica e iglesias evangélicas, los pobladores le perdieron el miedo a la represión. Existía una idea de soberanía popular del espacio en La Victoria, que se manifestaba en la disposición innegociable de evitar que las fuerzas represivas entrasen al barrio.

Después de la llegada de la democracia, la aparición de la droga y del narcotráfico pareció mermar el temple de esta población. Sin embargo, y pese a que la organización no era la de antes, ellos consiguieron ganar las batallas contra estos nuevos males. Hoy los Victorianos se enorgullecen de ser la población más organizada de Chile y de haber enfrentado sin titubear la droga y el narcotráfico, dejando una herencia en cuanto a la capacidad de organización territorial que prevalece hasta las familias de hoy en dia.

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Memoria COMITÉ BARRIO PLAZA CHACABUCO | BARRIO PLAZA CHACABUCO

LA RECONQUISTA

DE CHACABUCO Hay veces en que los vecinos de un lugar tienen en sus manos la tarea de reapropiarse de lugares históricos y asegurarse de que sean cuidados y preservados para la posteridad. Exploraremos el proceso que está viviendo el Barrio Plaza Chacabuco desde dos perspectivas: la de un funcionario municipal —quien representa el proceso organizativo y burocrático que puede implicar la preservación histórica— y la de un vecino de la comuna —quien es la memoria viva y latiente del barrio—.

Se cuenta que durante el período de la Reconquista Española tomó refugio en más de alguna ocasión en La Chimba, sector de La Cañadilla, Manuel Rodríguez Erdoiza, el mítico héroe nacional, líder de las montoneras y la resistencia. Cien años después, en 1921, llegaría a una pensión en la calle Maruri 513 de Independencia un incipiente poeta de 16 años a estudiar en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. ¿Su nombre? Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto. En esta residencia escribiría "Los Crepúsculos de Maruri", capítulo central de "Crepusculario", su primer libro publicado en 1923.

Cincuenta años después la gente lo reconocería como Pablo Neruda, nuestro segundo Premio Nobel de Literatura. De igual manera, ninguna comuna en Chile ha tenido más estadios en su historia. Ejemplos de esto lo son el Estadio Sirio que se ubicaba en la calle Hacienda Montalbán, el Estadio Italiano en Pintor Cicarelli con Guanaco, o el aún vigente Estadio Santa Laura que, desde su nacimiento en 1923, ha sido testigo de eventos y

visitas tales como la de Fidel Castro en 1971.

Si de algo no cabe la menor duda es acerca del enorme patrimonio cultural e histórico que alberga la comuna de Independencia. Quizás por eso es que hoy en día los vecinos del Barrio Plaza Chacabuco, organizados mediante la Junta de Vecinos Nº 4 y el Comité Barrio Plaza Chacabuco, llevan meses trabajando en la creación de un expediente que da cuenta de aquellos valores y atributos que justifican la protección de este espacio, ratificándolo como Zona Típica a nivel nacional. Se espera, dados los avances en la recopilación del material necesario y el gran nivel de compromiso entre los vecinos, que para el primer semestre de este año, Independencia pueda presumir de tener su tercera distinción nacional de Zona Pintoresca.

ENTREVISTA

Dante Figueroa. Miembro de la Corporación de Cultura y Patrimonio de la comuna de Independencia.Encargado de Patrimonio.

- ¿Hace cuánto nació y con qué motivo parte la inquietud por parte de la comunidad de ratificar al Barrio Plaza Chacabuco como Zona Típica al Consejo de Monumentos Nacionales?

- El año 2015 se empieza a generar un movimiento vecinal por el hecho del avance de la construcción en altura y la posibilidad de apertura de calles en una población que implicaba alterar la vida de barrio. A partir de ello, se habla con la diputada Cariola y sus asesores. Además me hablan como vecino, produciéndose la articulación con la Junta de Vecinos y la creación del Comité del Barrio Plaza Chacabuco. A esto se suman concejales, la Municipalidad, la Corporación de Cultura y Patrimonio y el mismo CMN. Este último aporta profesionales que trabajan en conjunto con otros profesionales de la arquitectura y la historia —como quien habla—, que aportan los insumos históricos que habían investigado en los últimos años del sector.

- ¿Cómo se ha dado esa colaboración en conjunto entre los distintos agentes cívicos? ¿Han tenido algún tipo de problemas en el camino?

- Al principio, quizás existían diversos actores y las ganas de participar pudieron desordenar el inicio. Luego, con la creación del Comité y la coordinación con la Junta de Vecinos, se ha articulado una buena comunicación, todo ello apoyado férreamente por la Corporación.

- ¿Qué aspectos encontrados dentro del expediente que sustenta y justifica la protección del Barrio lo distinguen notablemente?

- Diversos aspectos que son propios de la historia de un entorno ligado a los estadios y la génesis del fútbol a partir del Estadio Santa Laura y los desaparecidos estadios Italiano e Independencia de la Universidad Católica, le dan al entorno una significativa historia. A ello se suma el hipódromo como recinto generador de cambios urbanos y su participación en la generación de viviendas. Conjuntos habitacionales que se van desarrollando en el perímetro de la Zona Típica desde la década de los veinte hasta los sesenta y que dan cuenta del desarrollo de la vivienda social en Santiago.

- Actualmente la comuna de Independencia cuenta ya con el reconocimiento de dos Zonas Típicas y diez Monumentos Históricos. ¿Cómo se manifiesta el arraigo por parte del vecino con su espacio físico dado el vasto reconocimiento que se ha ganado? ¿En qué otros aspectos es posible apreciar una gran participación por parte de la ciudadanía fuera del contexto del Barrio Plaza Chacabuco?

- Los vecinos, sobre todo los de mayor edad, son conscientes de la riqueza patrimonial del sector. Poco a poco se van sumando iniciativas en colegios y la participación de la comunidad en recorridos patrimoniales y en la necesidad, casi espontánea de vecinos de alertar el mal uso, o peligro de algún recinto o vivienda que sean parte de su valoración patrimonial.

- ¿Cómo valorarías el ser parte del miembro de la Corporación de Cultura y Patrimonio de Independencia? ¿Cómo crees que incide su rol dentro de la Municipalidad?

- Antes de la existencia de la Corporación, solo un año antes se tomó en cuenta el patrimonio y existió un encargado de Patrimonio que realizó un trabajo muy preliminar. Con mi llegada en agosto del 2014 se da inicio a un trabajo que se planifica estableciéndose prioridades y líneas de acción. Ello ha implicado que la Corporación en el área de patrimonio ya haya ganado 2 proyectos Fondart, se haya adjudicado un certificado de donaciones culturales, la edición de un libro y la participación en dos más con nuestro apoyo y una investigación de catastro en proceso de publicación y edición. A ello se suma la participación en seminarios y vinculación con universidades como la Universidad de Chile y la USACh. Asimismo, hemos ingresado dos peticiones de Zona Típica al CMN y un expediente terminado, el de Plaza Chacabuco. Hemos contribuido a la declaratoria del monumento del Cuartel Borgoño. A ello se suman los muchos recorridos patrimoniales y talleres en colegios de la comuna que han ayudado a visibilizar las temáticas patrimoniales en el municipio, revelando la importancia de esta área tanto para la comunidad como para la comuna de Santiago.

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mANIFIESTO

Gonzalo Jerez. Vecino de toda la vida . Reside en su casa desde 1972.

Yo vivo en la mejor comuna de Chile.

Independencia es el barrio más antiguo de Santiago, y de Chile.

Nuestro barrio siempre fue como el desecho del barrio céntrico. En la época de la colonia todo lo que molestaba, todo lo que no era conveniente para ellos, lo tiraban.

En este sector de Independencia siempre los vecinos han tenido la inquietud de querer su barrio.

El año ´26 los vecinos hicieron la Plaza Chacabuco. No es una obra municipal ni del Estado.

La necesidad estaba latente porque lamentablemente tuvimos un alcalde durante 18 años que no tuvo la visión de recuperar lo histórico que es nuestro barrio.

Cuando llegó nuestro actual alcalde, Gonzalo Durán, formó un equipo más intelectual, con más sapiencia y nuevos intereses, y comenzó a plantear estos problemas. Y se crearon estas oficinas especiales que están dedicadas al patrimonio, a la necesidad de descubrir, de redescubrir, de saber qué es lo que ha pasado aquí en nuestro barrio.

La idea es tratar de rescatar estas poblaciones y estos hitos históricos para nuestros descendientes. Hay mucha gente como yo que está interesada y que hace su mayor esfuerzo para que esto prospere.

Nosotros tenemos una identidad propia porque se habló hasta hace 20 años atrás de que éramos una isla continental, que estábamos bloqueados por el océano, por el desierto, por los hielos eternos y por la cordillera. Pero resulta que el mundo cambió. Y llegó toda esta cantidad de inmigrantes de todo el mundo y nos ha cambiado. Los idiomas, los países, la gente, es un ser vivo que está cambiando permanentemente.

La Zona Típica significa mantener nuestros recuerdos y nuestra historia incólume. Es decir, que haya cambios pero que la estructura misma no cambie. Que haya vestigios de lo que fue nuestra vida. Pero desde aquí para adelante la gente tiene que ir acostumbrándose y variando, pero que queden recuerdos, que queden cosas históricas. Nosotros somos muy amigos aquí en Chile de botar todo lo viejo. De olvidar.

En el caso de Chile no tenemos guerras, pero tenemos terremotos, maremotos con cierta frecuencia que echan abajo todo. Eso nos ha hecho mantener una construcción firme como esta casa. Y eso es lo que queremos, que queden vestigios históricos de cómo se vivía, ya que todo lo anterior lo ha desechado Chile.

Tenemos cosas que tienen un valor grandísimo y la gente no se da cuenta. Pero gracias a Dios se ha dado vuelta la conciencia colectiva en términos que ahora le estan dando más importancia a las cosas.

Ya no las están echando abajo, le están dando el valor merecido.

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Cultura BIBLIOTECA POPULAR MANUEL ROJAS | POBLACIÓN VICUÑA MACKENNA SUR

Más que una biblioteca

un centro de organización vecinal El proyecto se desarrolla con un objetivo central: acercar la lectura a la gente. Toda una revolución literaria en la Vima Sur.

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Uno de los murales de la Población Vicuña Mackenna Sur, cerca de la plaza donde se instala la Biblioteca.

“Queremos que a través de la biblioteca se forme una red entre la gente del sector, y que esta genere un lazo colectivo, que las mismas personas se ayuden levantando organizaciones o actividades”, comenta Ricardo García, uno de los organizadores de este proyecto. La Biblioteca Popular Manuel Rojas nace el año 2014 a través de un grupo de personas que tenían como intención principal no solo desarrollar lo que en sí constituye una biblioteca, sino que poder generar un espacio articulador en la población Vicuña Mackenna Sur en Macul, una especie de centro de cultura e interacción vecinal.

La iniciativa ha tenido altos y bajos, cambios de equipo e incluso cesó actividades desde octubre de 2016 hasta marzo de este año. Pero actualmente los dirigentes del proyecto están más motivados que nunca por hacer cosas grandes y el objetivo se mantiene. Se sigue trabajando para que la biblioteca tenga un carácter de promotor de educación popular, amor por la lectura y el arte. Aunque igual surgen algunas complicaciones. “En el último mes nos han robado muchísimos libros de la sede” le confiesa Fernando Mora —uno de los organizadores— a un vecino que le consulta por un libro antiguo. “Se han dado el tiempo de robarnos libros muy buenos, han hecho una selección”, remarca Fernando. Pese a todo, no pierden el foco de su objetivo.

Un grupo de cinco a seis personas trabajan en este proyecto de forma activa y comprometida, haciéndose cargo de la apertura de la biblioteca todos los sábados. Llevan a cabo

reuniones adicionales los días lunes y martes para poder planificar y levantar con fuerza los proyectos alternativos.

“La biblioteca tiene dos grandes misiones: acercar más la lectura a la gente y poder transformar el espacio de la biblioteca en un espacio de encuentro”, nos explica Fernando, dando a entender que este proyecto busca calar hondo en la comunidad de la Vima Sur. La iniciativa en sí funciona con idas y venidas de libros por parte de los vecinos, ya que la mayoría son donaciones.

Hay alrededor de 1300 y tres cuartas partes son donaciones que va regalando la gente del sector. El préstamo es muy simple: se hace una ficha de inscripción que es totalmente gratuita y la persona se lleva el libro para la casa por dos semanas.

Mientras Fernando explica el proyecto, se acerca Fabián, un niño de la villa que tiene 11 años, a solicitar un libro por una semana más. Dice que aún no lo entiende bien porque lo lee mientras juega PlayStation. Todos ríen. Pero esta “chistosa” situación refleja un problema de fondo en la lectura a nivel infantil. “Es en ese nicho donde estamos poniendo mayor foco”, sentencia Fernando.

En relación a lo anterior, el principal desafío que tienen en el presente los encargados del proyecto, es cómo lograr acercar la lectura a todas las edades, pues la mayoría de los usuarios frecuentes son personas de la tercera edad. Hoy en día hay una gran apatía hacia los libros, la mayoría de

IZQ: Fernando con uno de los vecinos de la población Vicuña Mackenna Sur. ABAJO: Selección de libros de la Biblioteca.

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“Actualmente la biblioteca tiene un respeto ganado en la comunidad de Vicuña Mackenna, la gente la reconoce y por lo mismo los integrantes de la biblioteca también”.

las personas no tiene un hábito de lectura y si lo tienen es en gran parte por motivos académicos, no porque tengan desarrollado el amor hacia la lectura o la vean como un entretenimiento.

Pero se está buscando dar un vuelco a esto abriendo espacios que no son necesariamente relacionados a la lectura, pero que podrían hacer que la gente se acercara a esta, como talleres culturales, de pintura y telar. Pronto se va a levantar también una asamblea ligada al movimiento No + AFP. Un proyecto que pretenden realizar a futuro es la formación de redes de apoyo entre las bibliotecas populares instauradas en la región Metropolitana, con el fin de apoyarse mutuamente. Por ejemplo, si va un vecino a pedir determinado libro y no está, pero sí está en otra de las bibliotecas, se le puede dar los datos necesarios para ir a buscarlo a la otra biblioteca. Así lograrían amplificar el catálogo para la comunidad.

Actualmente la biblioteca tiene un respeto ganado en la comunidad de Vicuña Mackenna, la gente la reconoce y por lo mismo los integrantes de la biblioteca también. Esta organización pretende seguir ampliando los espacios de participación social e interacción, de educación y de apoyo mutuo entre los vecinos, para así poder hacer de la población un lugar mejor.

¿QUIÉN FUE MANUEL ROJAS? Escritor chileno nacido en Argentina en 1896.

Escribió más de una veintena de libros entre los cuales hay cuentos, novelas, poemarios y ensayos.

Trabajó en diversos campos como las prensas de la Universidad de Chile, en la Biblioteca Nacional. Fue articulista en Los Tiempos y en Las Últimas Noticias. También trabajó en el Hipódromo Chile. Dicta cátedras sobre literatura chilena y americana en universidades de Estados Unidos. Además, fue profesor en la Universidad de Chile.

Se lo considera un aporte fundamental para la literatura por sus obras y por su representación y respeto de la identidad popular. En su trabajo criticaba los prejuicios existentes en nuestra sociedad y conseguía que el pueblo chileno se identificase con sus relatos.

Incursionó en el género de la lírica con volúmenes como Poéticas (1921) y Tonada del transeúnte (1927).

Con el cuento “El vaso de leche” de su libro El Delincuente (1929) inauguró el surrealismo chileno; ello ilustra hasta qué punto Rojas fue creativamente innovador en la narrativa de su generación.

Su actividad como novelista se inicia con la obra Lanchas en la bahía (1932).

Fue reconocido como Hijo Ilustre de Valparaíso y galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1957. Hijo de ladrón (1951), novela de carácter biográfico, es su obra más célebre con la cual alcanzó la fama y el reconocimiento en el mundo literario.

El portal cultural Memoria Chilena dice: "Manuel Rojas fue un escritor autodidacta que revolucionó la forma narrativa, rechazando el realismo tradicional del naturalismo y criollismo en boga hasta la fecha, cambiando las estructuras y el lenguaje tanto como la sensibilidad de los personajes y las situaciones narrativas(…)’’.

Tras una larga trayectoria fallece en Santiago el 11 de marzo de 1973.

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Cultura PASIONES PERUANAS | BARRIO PATRONATO

danzando por diversidad étnica Si uno caminara por el Barrio Patronato a las nueve de la noche, se toparía con calles vacías, oscuras y en silencio.

Sin embargo, al pasar frente al Colegio República de Paraguay, sería inevitable notar un quiebre en el ambiente: tambores, instrumentos andinos y los gritos propios del caporal. Es el grupo de baile Pasiones Peruanas: agrupación que nace como una iniciativa hermana que replica una organización similar realizada en Lima, Perú y que lleva cinco años reuniéndose en Recoleta, una de las comunas que recibe a más inmigrantes peruanos y bolivianos en la Región Metropolitana.

Pasiones Peruanas trabaja con el apoyo de la Municipalidad de Recoleta a través del programa “Escuela abierta”, que busca abrir espacios para la comunidad donde puedan desarrollarse actividades transculturales que, a su vez, fomenten la entretención cultural en la comuna. Pero, por sobre todo, ellos entienden la danza como una forma política, manifestándose para promover el intercambio cultural, combatir la xenofobia al alza en nuestro país y para “hacer lucha de la calle en un movimiento de apropiación territorial”, según consigna David Coñomán

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(30, chileno), integrante de la agrupación. De esta manera, la comunidad chileno-peruana organiza talleres gratuitos cada año para difundir esta iniciativa que busca involucrarse con espacios de barrio y de resistencia, enfatizando que muchas veces en los barrios de Chile no viven únicamente chilenos, sino que existe cada día más diversidad, la cual se refleja en las opiniones y distintas formas de organización que se han ido presentando en nuestro país.

Sin embargo, no todas las instancias enriquecedoras se construyen de manera tan fácil. “Siendo Pasiones Peruanas un grupo voluntario, puede existir la ilusión de que las personas tendrán un punto de vista parecido al propio, pero no siempre es así”, dice David. No solamente son más de una docena de personas de diferentes edades y ocupaciones, sino que también existe una diferencia cultural entre chilenos y peruanos. “Los chilenos piensan mucho que nosotros somos muy dictadores. A nosotros nos gusta que las cosas sean estrictas, que se lleven a cabo y que no sean planteadas así por así.”, explica Francy Flores (22, peruana), presidenta de Pasiones Peruanas Santiago.

“Nosotros somos más ordenados, más disciplinados, es

que así nos enseñaron a nosotros desde que somos chicos en el colegio. Ahí el estudio y la forma de trabajar de un profesor es muy distinta a la de acá: allá hay más reglas. No puedes tener la misma confianza con el profesor de decirle ‘buena profe’, allá es ‘buenas tardes profesor’”.

Respecto a lo anterior, David cuenta: “Hay algunos que son muchos más estrictos porque vienen de distintos lados de Perú, creo que eso también puede hacer una diferencia como la gente aquí que es de Temuco o Puerto Montt.

Quizás ellos tampoco tienen un tema tan abierto a ciertas cosas como sucede en Santiago y eso puede marcar una diferencia”. Sean como sean las distinciones que se puedan encontrar en la agrupación de baile, para Coñomán debe considerarse netamente como algo positivo y enriquecedor.

Aún así, no ha sido un camino del todo gratificante para el grupo. Otro conflicto que ha habido en la agrupación refiere a los inmigrantes que participan del proyecto, quienes deben enfrentar en carne propia la xenofobia que se vive en Chile día a día. Pero, a pesar de todo, Pasiones Peruanas prefiere ver esto como una motivación para seguir adelante con sus principales objetivos. Según destaca David: “Hay discursos bastante xenofóbicos, pero nosotros queremos hacer política por esto y demostrar que no hay una diferencia étnica y que, si la hay, es para bien y no para mal”.

David describe que la agrupación busca mostrar a la comunidad que es fundamental implementar un nuevo punto de vista en Chile, libre de prejuicios contra las personas extranjeras que se integran al país. Esto es de

particular relevancia actualmente, dado que la cantidad de inmigrantes ha crecido de manera significativa en la última década, con la presencia de no sólo comunidades peruanas, sino que también chinas, alemanas, haitianas, entre muchas más. La necesidad de fortalecer el principio de integración es fundamental para combatir las problemáticas de discriminación y prejuicios, para poder formar una comunidad más empática y dar una permanencia más grata a aquellos que se encuentran lejanos a sus hogares.

Como señala David: “Uno de cierta manera empatiza con estas personas que teniendo todo en contra, siguen presentando nuevos colores acá en Santiago”.

La agrupación está recomendada para cualquiera que quiera aprender a bailar, aunque dentro de ella no solo se enfocan en la danza, sino también en profundizar el intercambio cultural y el fortalecimiento de lazos a través de actividades autogestionadas, como partidos de fútbol y eventos para recaudar fondos que representen a cada cultura: se realizan cevichadas y tambos, como también completadas y peñas.

Pasiones Peruanas va mucho más allá de un grupo de baile y fiesta: es muy importante que la gente esté dispuesta a abrirse a nuevas visiones y asumir un compromiso desde el respeto y la tolerancia, no solo con los inmigrantes, sino que con toda la comunidad. David hace extensiva la invitación para todas las personas a partir de los 14 años que quieran participar: los talleres se realizan en el colegio República del Paraguay que queda en metro Patronato, junto a la Clínica Dávila.

Presentación del grupo de baile Pasiones Peruanas. Foto cortesía de David Coñomán.

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Sustentabilidad ECOBARRIO VILLA SANTA ELENA | VILLA SANTA ELENA

VECINOS

SUSTENTABLES Un grupo de vecinos de la Villa Santa Elena se ha reunido para construir un referente de organización local sustentable que no solo les ha permitido reciclar, reutilizar y resguardar el medio ambiente, sino que también ha sido fuente de cultivo de una nueva forma de relacionarse como comunidad.

Docenas de perros abandonados en las cercanías de su casa en Macul. Esto es lo principal que motivó a Tamara Leiva, una joven joyera de 23 años —que actualmente es la encargada de Comunicaciones y tenencia responsable dentro del Ecobarrio— a acudir al llamado que se hizo desde la junta de vecinos de su sector en la Villa Santa Elena en el 2013. Apenas supo que se pretendía hacer algo más que solo un punto de reciclaje en su barrio (el cual estaba desde el 2012), y que se quería actuar a favor del medio ambiente, la comunidad y los animales, se sumó de inmediato.

Al principio, solo eran siete personas las que se involucraron realmente con el proyecto “Ecobarrio” —entre ellos Tamara—. De las inquietudes de este grupo se empezaron a crear subcomités y a realizar actividades que tuviesen relación más profunda con el cuidado de la comunidad.

Se comenzaron a hacer talleres de bicicleta, para que las personas aprendieran a cuidarlas y a movilizarse por Santiago de forma segura, jornadas de adopción y de tenencia responsable para mascotas, talleres de huerto, entre otros.

Desde el comienzo el fin primordial del Ecobarrio, fue generar un espacio social y ecológico que enseñara y educara a la comunidad tanto en el área de reciclaje, de

huerto y de reforestación. “Macul es uno de los puntos críticos en área verde dentro de Santiago, y mi villa es dentro de Macul, de los espacios que tienen menos áreas verdes por persona, entonces tomando en cuenta eso, nos preocupaba el tema de cuidado del medio ambiente”, cuenta Tamara.

De a poco la gente del barrio se fue incorporando. En un momento determinado llegó Pedro Mancilla, empresario y productor de TV, quien tenía un programa en Canal 13C llamado ‘Sello Verde’. Él logró que mucha gente de la comunidad se acercara, que gente de la Universidad Católica también se incorporara, y con ellos se empezó a armar proyectos y postular a fondos.

Hoy este proyecto se ha convertido en mucho más que un Ecobarrio como tal. Juega el rol de volver a juntar a los vecinos en una sociedad que ya no comparte con su alrededor, de generar lazos de confianza y ayuda mutua.

“El vecino tiene una tendencia a no hablar con el vecino, hay una suerte de desconfianza natural. Interpretamos que quizás es un proceso post dictadura, en donde antes el vecino podía ser el enemigo de cierta forma, entonces no te relacionabas mucho con los otros. Lo que hemos estado haciendo con el Ecobarrio es que, a pretexto de sembrar una lechuga o un tomate, los vecinos se van conociendo e

Vecinos de la Villa Santa Elena compartiendo después de uno de los talleres impartidos en el Ecobarrio.

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inevitablemente van surgiendo amistades que terminan en generar confianza”, comenta Pedro Mancilla, que participa activamente hasta el día de hoy ayudando en el área de comunicaciones del Ecobarrio.

“La gente viene por mucho más que cultivos, nosotros observamos la satisfacción, y cada vez vienen más personas y se empiezan a encantar, la gente siente que algo les hace sentido como en el alma”, cuenta el empresario y productor de TV. El Ecobarrio actualmente tiene un espacio de 400 metros en donde cuentan con un invernadero de 100 metros.

Hacen talleres de huerto todos los días sábado en la mañana para la comunidad. Estos talleres son realizados por agrónomos de la Universidad de Chile, con los que se

tiene una especie de alianza. Se trabaja también con los dos jardines infantiles que hay en la villa. Ellos hacen clases ahí, talleres de huerto infantiles, donde cada uno de los talleres tiene su espacio propio donde plantan y siembran. “Queremos que la gente tome conciencia sobre su entorno, que se empodere de él, que pueda llegar y decir esto es mío, es mi espacio y lo cuido”, comenta Tamara como parte del Ecobarrio.

Los resultados que ha logrado el Ecobarrio están a la vista (ver infografía), tanto en infraestructura del punto limpio, el invernadero y sus cultivos. En los talleres de huerto se han capacitado aproximadamente a 200 personas de la villa y de otras partes de Santiago, incluso de Valparaíso.

Qué ha logrado hasta hoy el

ECOBARRIO VILLA SANTA ELENA Reducción de 240.390 kWh en gasto de electricidad Reducción de 68 toneladas en emisiones de CO2 Ahorro de 48.898 litros de agua Salvar 1.546 árboles

Cultivos del Ecobarrio

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Infografía que muestra los logros concretos del Ecobarrio Villa Santa Elena.

Datos: Facebook de Ecobarrio Villa Santa Elena. Reporte actualizado a mayo de 2017.

Deporte ESCUELA POPULAR DE FÚTBOL CLOTARIO BLEST | POBLACIÓN VICUÑA MACKENNA SUR

UNA CANCHA A LA QUE

ENTRAN TODOS A la escuela de fútbol Clotario Blest no le interesa buscar prometedores cracks ni ganar torneos. No le interesa si en la cancha juega un futuro Alexis Sánchez o Fabián, un niño que vive en la Vima Sur. Ellos se la juegan por los principios y la vida en familia, inculcando esto a través del deporte.

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En la población Vicuña Mackenna Sur el fútbol no se vive de la misma manera. Este deporte, conocido por generar pasión y competitividad desbordantes, es usado como ancla no solo para acercarlo a los niños, sino que para unir a una comunidad entera, dejando de lado estas características que parecen inherentes a él.

Fabián Prado y Benjamín Rubio cursan 5to básico. Todos los sábados por la mañana, asisten sagradamente a la cancha de su barrio en las mañanas, para participar en la Escuela Clotario Blest. Juegan felices dentro de la cancha, mientras bromean entre ellos. Con sus poleras sudadas y sus caras cansadas pero felices, representan lo que más llena a los niños de muchas poblaciones en Chile: jugar a la pelota. “Depende de los pases que se dan para ver cuánto vale un gol, si hacemos cuatro pases, el gol vale por cuatro”, nos cuenta Fabián. Reglas como esta retratan la forma de trabajo de la Escuela: lo importante no es solo ganar y pasarlo bien, sino que es hacer crecer y acompañar, tanto a los niños en su desarrollo personal, a la comunidad en su unidad y a los padres en el difícil proceso de crecimiento de sus hijos. “A uno le dan ganas de agarrar la pelota, pasarlos a todos y hacer el gol, pero hay que aprender a convivir con los compañeros”. Se nota en ambos una manera distinta de mirar un deporte -a veces tan individualista- como el fútbol. Es el legado de la Escuela de Fútbol Clotario Blest.

La idea surge hace tres años desde la Consejería Territorial de Ciencias Sociales de la Universidad Católica, por parte de Nicolás Uribe, que ocupaba el cargo. “Queríamos trabajar en un barrio con personas vulnerables y que tuviesen menos oportunidades”, cuenta Magdalena Hewstone, estudiante de Antropología UC y participante del

proyecto. El nombre de la escuela deja entrever el enfoque político de los organizadores: Clotario Blest fue un importante sindicalista y fundador de la CUT. “La Escuela de Fútbol, entre otros objetivos, busca alejar la relación que tiene hoy el fútbol con una sociedad de mercado que privilegia el marketing antes que el carácter recreativo del balompié”, agrega Hewstone, dejando entrever una potente característica social del proyecto. En sus redes sociales comparten contenidos de algunos referentes en términos políticos; por ejemplo, charlas de Ángel Cappa —entrenador de fútbol argentino y escritor— en las que habla de la mala relación que existe entre el fútbol y el capitalismo.

La premisa inicial fue poder ayudar a niños vulnerables en su desarrollo personal y familiar a través de un taller de fútbol. “Intentamos vincularnos con los niños y al mismo tiempo con sus padres y la comunidad de la población.

Nosotros ocupamos el fútbol como herramienta para que puedan organizarse, hablar distintos temas y mejorar su relación con sus padres”, complementa Magdalena. La centralidad no está en lograr que los niños jueguen mejor al fútbol ni que mejoren la calidad de sus pases. Según Magdalena, el objetivo principal es que los niños, a través del juego, aprendan a compartir, organizarse, conversar distintos temas e integrar a las mujeres en un deporte que históricamente las ha dejado de lado y mejorar la relación con sus familias. Así, basado en un marcado trasfondo político, la escuela de fútbol desarrolla una labor social humana y cercana a la comunidad.

Su aporte en la comunidad y en el entorno familiar “Cuesta que los papás se involucren”, confiesa Magdalena.

Son padres esforzados y trabajadores, que llegan tarde a sus

Laura y Marcela, participantes del proyecto, junto a los niños de la Escuela

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casas, muchas veces agobiados por una rutina y por una ciudad que no se detiene nunca, pero que aun así acompañan y apoyan a los organizadores de la escuela de fútbol.

Poco a poco, se fueron generando un nombre dentro de la población, gracias a un trabajo constante y esforzado, y así, obtuvieron cada vez más apoyo de los padres y de la Junta de Vecinos.

Hoy la comunidad agradece su aporte y se los hacen saber cada vez que desarrollan alguna actividad. Los padres les tienen un gran aprecio por acompañar a sus hijos en los momentos en que ellos no pueden estar. Los niños, principales beneficiados, no solo asisten felices al taller de fútbol, sino que han vivido en carne propia un proceso de apoyo y acompañamiento por parte de los organizadores de la escuela.

Complicaciones Como todo proyecto, la escuela de fútbol Clotario Blest ha pasado por altos y bajos. “Es complicado para nosotros,

porque algunos integrantes del proyecto egresan de la universidad o a veces simplemente no tienen tiempo. Lo más difícil es mantener la constancia en todos los organizadores”, relata Magdalena. Al ser solo universitarios quienes desarrollan la escuela, muchas veces no cuentan con el tiempo necesario para planear bien las actividades, pero las ganas y la cercanía con la población siempre pueden más, y terminan por sacar adelante de el proyecto de la mejor manera posible, haciendo un gran esfuerzo personal y grupal.

Es así como la escuela de fútbol Clotario Blest ha buscado emparejar la cancha. Aquí todos son iguales: hombres, mujeres, grandes y chicos. Y no se detienen: para este año tienen un objetivo principal: “Queremos generar líderes, en eso está nuestro enfoque”, sentencia Magdalena. Benjamín, Fabián, y la Vima Sur en general aprecian la iniciativa. Una vez más, el fútbol ha demostrado su potencial social, y la escuela de fútbol Clotario Blest, está convencida de explotarlo al máximo.

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Política UNIVERSIDAD POPULAR VILLA LA REINA VILLA LA REINA

EL TRIUNFO DE LO POPULAR No es extraño ver iniciativas educativas en las distintas poblaciones de Santiago. Sí es novedoso ver la realización de una “Universidad Popular”, como la que está en el corazón de la Villa La Reina. Vecinos, estudiantes y militantes de la UNE, unidos por dar educación de calidad.

Día normal en Andacollo con Larraín: muchos escolares camino a sus clases en alguno de los tantos liceos que tiene la concurrida avenida de La Reina. Un espacio muestral de la desigual educación chilena: por un lado algunos asisten a precarios pero muy esforzados liceos, por otro lado, otros asisten a colegios particulares subvencionados que poseen algo más de apoyo, y por último, en los sectores más altos de la avenida, están los que asisten a colegios netamente particulares. Es cosa de pasar por esos lados cualquier día a las 7:45 de la mañana para observar esta realidad.

La UNE (Unión Nacional Estudiantil), que pretende coordinar y aunar el trabajo de diversas organizaciones colectivas y políticas de izquierda a lo largo de Chile, observa esto como uno de los principales problemas de la sociedad chilena. La motivación de la UNE se fusionó con la conocida organización barrial que posee la Villa La Reina, una de las poblaciones más activas de la región, y se empezaron a formar iniciativas educativas que lo único que pretenden es acortar la brecha educacional que existe en nuestro país.

Juntos crearon la Universidad Popular, una corporación educacional que tiene el objetivo de desarrollar espacios educativos que aporten herramientas a los vecinos y vecinas de la comunidad, tanto como para mejorar su calidad de vida como para enfrentar el escenario político y los desafíos por venir.

Su primera y, hoy por hoy, principal iniciativa es el preuniversitario popular. Desarrollado en la sede de la “Casa de Mujeres Hoy”, una organización feminista que lucha contra la violencia hacia la mujer, funciona en condiciones

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regulares hace más de seis meses.

La iniciativa, además del preuniversitario, buscará contemplar espacios para el aprendizaje de oficios que permitan a los vecinos y vecinas ir desarrollando sus destrezas y mejorar sus condiciones de empleabilidad.

También se tiene la futura intención de formar dirigentes y asesorar a organizaciones sociales en este ámbito. “Nos interesa que las personas que participan de la Universidad vayan desarrollando sus habilidades para el beneficio de su comunidad, que puedan mover a su gente e ir movilizándose por distintas causas que hoy son necesarias”, explica Fernando Encina, director de la Universidad Popular Villa La Reina.

Encina explica también el conflicto de desigualdad que experimenta la Villa La Reina, en relación al resto de la acomodada zona oriente de Santiago: “La educación es una demanda muy sentida por la población y sobre todo en las familias que no tienen el dinero para enviar a su hijos a colegios caros y generar un proceso de preparación en miras de la universidad. En Villa La Reina, en relación a las otras villas de la comuna o de la zona oriente, las familias están en una posición bastante desfavorecida para poder desarrollar esa proyección”.

Así, a pasos no tan rápidos, pero bastante sólidos, esta iniciativa se empieza a erguir como una tremenda arma en el desarrollo laboral y académicos de los habitantes de la Villa La Reina, a través de una mancomunión entre la UNE y los vecinos. Un proyecto que recién empieza, pero que posee un potencial tremendo de la mano de una comunidad completa que los necesita más que nunca.

Política PINTANA SOLIDARIA | POBLACIÓN SAN RAFAEL

El sueño de la

casa propia

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Hernán Alegría es un técnico en telecomunicaciones de 31 años nacido y criado en la Pintana. Trabaja en el comité de allegados y migración en la organización Pintana Solidaria, la cual busca ayudar a los vecinos de la población San Rafael a enfrentar diversas problemáticas que enfrentan día a día.

Todo comenzó con José Hidalgo, sociólogo y vecino de la población, quien por su propia cuenta e interés en el trabajo social formaba parte de Pintana Solidaria desde sus inicios y se convirtió en un mentor para la gente de la población, tratando de ayudar a solucionar las problemáticas de sus vecinos organizando distintas actividades como bingos solidarios y celebraciones, para así traer de vuelta el ideal de barrio antiguo en el cual la comunidad colabora para ayudarse mutuamente. Fue así como Hernán, a través de una invitación a participar en éste mismo trabajo, fue cada vez interesándose más en la agrupación hasta llegar a la posición de dirigencia que ocupa hoy en día.

Además del interés en el trabajo social, hubieron otros factores que impulsaron a Hernán a seguir involucrándose en Pintana Solidaria. “Estaba el sueño de tener la casa propia, yo no quería ser espectador de que las cosas no funcionaran, uno tiene que hacer algo, no tiene que dejar que las cosas pasen por su cara, uno puede ser partícipe y dar la idea para que las cosas cambien.”, dice el vecino.

Existen varios sectores dentro de Pintana Solidaria donde la gente de la población interesada en el proyecto,puede ir organizándose para alcanzar sus metas enfocadas en levantar a la población y mejorar la calidad del entorno en el que vive, enfocándose en distintas áreas problemáticas.

Según Hernán: “No descansar en conseguir algo implica empezar a ver todos los temas”. Así los miembros del proyecto se agrupan en distintas áreas tales como: vivienda, migración, política, salud u otras, las cuales les permiten enfocarse de mejor manera en encontrar soluciones concretas a problemáticas más urgentes que los aquejan.

Una ayuda esencial con la que cuenta Pintana Solidaria es

un grupo de la Universidad Católica llamado Habitar Colectivo, formado por estudiantes de diversas carreras, desde cineastas hasta geólogos marinos que buscan aportar con sus conocimientos en el proyecto habitacional que se está desarrollando actualmente. “Nosotros no tenemos las visiones que tiene un arquitecto o una persona que trabaje ya en el área, entonces los chiquillos a través de Habitar Colectivo nos ayudan mucho”, relata Hernán.

Pintana Solidaria ha causado impactos positivos en el entorno en el que trabaja. Esto se refleja en que se han vuelto a utilizar las sedes vecinales, que habían sido abandonadas por mucho tiempo según nos cuenta Hermán, lo cual es un avance significativo y un paso hacia adelante en relación al trabajo que se realiza con la gente de la población, quienes al ver esta evolución logran empoderarse cada vez más para surgir.

Entre la variedad de actividades realizadas a través de organizaciones vecinales, se encuentra el aniversario de la población San Rafael: un evento de gran importancia que es conmemorado año tras año en donde los integrantes de Pintana Solidaria se reúnen para decorar la zona centro del barrio para generar un impacto visual en los vecinos y que éstos logren apreciar el trabajo que se hace a través de la organización. La idea con la que ellos trabajan, es que cada pasaje tenga un dirigente encargado de canalizar actividades entretenidas como concursos, shows artísticos con grupos musicales, dobles de artistas, humoristas, dj’s y más, todos formados con gente de la misma comuna.

Todas estas actividades son financiadas a través de colectas y aportes voluntarios que pueden venir del mismo barrio, de embajadas que aportan al tema cultural o de algún privado.

A diferencia de muchas organizaciones, Pintana Solidaria no tiene una relación con la municipalidad. “Lo que pasa es que acá en la Pintana tuvimos un dictador como 12 años más o menos, que fue Jaime Pavez. No había quien lo sacara y él decidía todo”, explica Hernán. Por lo cual tienen que autogestionarse en todos los ámbitos y funcio-

Mural realizado en la Población San Rafael con motivo de su 55° aniversario.

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nar de manera totalmente independiente, enfrentando más desafíos de los que normalmente enfrenta una organización barrial.

Los vecinos de la población San Rafael son en su mayoría gente ya adulta o adulta mayor que está con un concepto de barrio antiguo creado hace ya casi 60 años, que es el que se quiere rescatar. Bajo ese concepto las organizaciones comunales no es algo totalmente nuevo, puesto a que existen club de ancianos, club deportivo, comité de allegados, etc. Hay un roce entre la comunidad y entre sus habitantes: el único obstáculo que Hernán nos cuenta deben vencer es el de la seguridad y la drogadicción presentes en la población. Este último dificulta la dirigencia que se quiere implementar, debido a que los traficantes y narcotraficantes no trabajan solo en sus casas, sino que tienen un territorio establecido que no es fácil atravesar.

Sin embargo, Pintana Solidaria ha intentado solucionar esta temática organizando reuniones e instancias de discusión para vigilar de cerca lo que está ocurriendo en el entorno y trabajar en mejorar las cosas de una manera apropiada.

Otro impedimento presente en la población es el de cómo abordar y solucionar las problemáticas relacionadas a la vivienda, la cual requiere educarse sobre asuntos legales y complejos, lo cual es un desafío para los habitantes. “Es una lata decirlo, pero el problema que tenemos es que tenemos que estudiar libros que nos traen los chicos de la Católica y no está el hábito, no está el hábito de la gente de estudiar o el prepararse para algo”, nos cuenta Hernán. Es por esto que han creado innovadores sistemas que facilitan el aprendizaje para los vecinos, los cuales consisten en dividir los libros por capítulos y los párrafos de cada uno de ellos para distintas personas de la agrupación para que luego hagan una presentación. De esta manera todos participan y se pasa a otra etapa donde se empiezan a discutir los temas de una manera más abierta y más dinámica.

Los inmigrantes son un tema igual de importante que al mismo tiempo se relaciona con las viviendas, debido a que el número de quienes buscan hogar en La Pintana ha incrementado mucho en el último tiempo, los arriendos

son excesivos y con gastos demasiado altos para la calidad que están obteniendo. “Les cobran 380 mil pesos una casa acá en la Pintana que se llueve, que no tiene calefont y tiene tres piezas. Son muchas familias viviendo en esa casa, donde hay niños, hay bebés que viven con hongos, no, no se puede.” afirma Hernán. Por otra parte, la documentación es algo que también le preocupa: “Pueden vivir en malas condiciones, hay gente que vive de esa forma y además está indocumentada, no tienen un contrato de trabajo, no tienen las previsiones, no tienen nada”. Esto, sumado a la barrera del idioma son motivos por los que Alegría se vio motivado a ponerse en los zapatos de sus nuevos vecinos y apelar por ellos, ayudándoles a conseguir oportunidades como cursos de español gratuitos y soluciones a sus respectivas situaciones. “Encontré en Pintana Solidaria un compañero que tiene su empresa de estructuras metálicas, él nos recibió y los chiquillos están trabajando ahora”, afirma el dirigente.

A pesar de todas las iniciativas que han tomado los vecinos de la población San Rafael, aún falta mucho que hacer, como otro proyecto pendiente destinado a los inmigrantes que consiste en crear una red vinculada a aquellos que no tengan documentación, realizando un trabajo colectivo y recolectando sus datos. “Y esa es la pega real, me podría sentir súper bacán de que los chiquillos hayan encontrado trabajo pero son muchos más. Por último que acá en la Pintana se haga el cambio y que se haya guiado desde Pintana Solidaria”, puntualiza Hernán.

Los cambios no se harán solos y solo hace falta de que existan las ganas de participar y hacer el bien por la comunidad y no se trata de estar eclipsados por una sola gran imagen autoritaria. Como dice Hernán: “Acá necesitamos gente que tenga la misma visión de quienes deseamos lograr algo más que una sola cara visible. Mientras más caras visibles, mejor”. La invitación de hacerse partícipe de este proyecto que está formando un gran cambio en la comuna de la Pintana está abierta a todo el mundo. “Aquí en Pintana Solidaria hay de todo, desde la señora que vende tortas, hasta Matías que está haciendo su tesis en la universidad”, concluye el vecino, extendiendo el llamado a quien se encuentre disponible y pueda aportar a la comunidad de cualquier forma en base a sus conocimientos.

Hernán Alegría

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Portada: Block de departamentos en la Población Vicuña Mackenna Sur. Contraportada: Camión de verduras un sábado por la mañana, Villa Santa Elena.

VIDA DE BARRIO Edición general | Sofía Cárdenas Reporteros y redactores | Diego Muñoz y Javier Herrera Fotografía | Sebastián González y Javiera Cordero Redes sociales | Javiera Cordero Diseño gráfico y realización audiovisual | Sebastián González