La maquina no para: Trabajar en pandemia

LA MAQUINA NO PARA: TRABAJAR EN PANDEMIA

VICTOR HUENANTE

El mundo del trabajo ha sido profundamente afectado por la pandemia mundial del virus. Además de ser una amenaza para la salud pública, las perturbaciones a nivel económico y social ponen en peligro los medios de vida a largo plazo y el bienestar de millones de personas. Durante el estado de catástrofe ya decretado, el Gobierno le dio urgencia al proyecto de ley de teletrabajo y logró que fuese aprobado en el Congreso Nacional. Es evidente la utilidad de contar con una regulación sobre el trabajo en la casa de los trabajadores, en una época en que la recomendación básica formulada por la OMS es que las personas permanezcan en sus hogares el mayor tiempo posible para evitar el contagio de covid-19. Sin embargo, hay un número considerable de gente que, a pesar de todas las campañas de “quédate en casa” no tienen otra opción que salir día a día de sus hogares a trabajar.

Francisco es una de las muchas personas que deben salir a diario a cumplir con su trabajo. Para él quedarse en casa no es una opción, sobre todo porque es padre de dos infantes. Durante su trayecto cotidiano se encuentra rodeado de otras personas que están en la misma situación que él, una población mayoritaria que a pesar de las cuarentenas y restricciones deben seguir su vida laboral ya que “la máquina no se detiene”.

Un artículo de estudio publicado por la PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) muestra que solo uno de cada cinco trabajadores en América Latina y el Caribe puede trabajar desde su casa, pero que además la proporción de trabajadores que pueden trabajar desde casa aumenta con el nivel salarial mientras que la proporción de trabajadores en ocupaciones que requieren interacción física disminuye con él, es decir que teletrabajadores tienen una asociación positiva con su salarios y una asociación negativa de salarios entre los trabajos que requieren un contacto cercano con los demás. Esto sugiere que las políticas de distanciamiento social podrían tener un efecto desproporcionadamente negativo en laburantes de bajos ingresos, ya que es menos probable que puedan trabajar desde casa que aquellos que obtienen mayores ingresos en sus trabajos. Por ello, si las redes de seguridad social no pueden apoyar eficazmente a los trabajadores vulnerables durante este tiempo, es probable que aumente la desigualdad (además de la pobreza).

Los trabajadores de bajos ingresos no sólo tienen menos probabilidades de trabajar desde casa, sino que también tienen más probabilidades de accionar en trabajos que requieren un contacto cercano con otros. Esto significa que si no perdieron su trabajo (debido a que no es “teletrabajable”), pueden enfrentar un mayor riesgo de exposición al COVID-19 mientras se encuentran en actividades laborales. Este puede ser el caso, por ejemplo, de actividades que se realizan durante las cuarentenas en trabajos esenciales (como empleados de supermercados, repartidores, personal de limpieza, etc). En este sentido, es fundamental que las políticas de reapertura estén diseñadas cuidadosamente para proteger no sólo los trabajos de la población sino también la salud.