Pandemia COVID-19 situaciones de ansiedad y uso de tratamientos distintos a los psicofármacos Mª Teófila Vicente Herrero Licenciada en Medicina y Cirugía y Doctora por la UV Especialista en Medicina del Trabajo Contacto: vicenteherreromt@gmail.com
SITUACIÓN DE PARTIDA El brote pandémico de la infección COVID-19 ha supuesto un autoaislamiento a gran escala en la población de todos los países afectados como resultado del período de cuarentena recomendado por la Organización Mundial de la Salud. En consecuencia, la salud mental de las personas, incluidos sus niveles de ansiedad, ha podido verse afectada1. La situación de inseguridad, desconfianza y desasosiego, en ocasiones conlleva incluso crisis de pánico motivadas por: miedo a contagiarse, enfermar y morir, que se afecten familiares o amigos y al cambio de rutinas y estilo de vida. Algunas de las consecuencias indeseables más importantes de la estancia prolongada en aislamiento en el hogar son: la inactividad física, el aumento de peso, el incremento de adicciones, trastornos de comportamiento, la exposición insuficiente a la luz solar y el aislamiento social2, que empeoran situaciones previas de ansiedad o las propicia de novo. Por el contrario, el retorno al trabajo, según estudios realizados en China como país con mayor experiencia en las consecuencias de esta pandemia, ha mostrado una baja prevalencia de ansiedad (3.8%), depresión (3.7%), estrés (1.5%) e insomnio (2.3%), que podría deberse a la confianza infundida por las medidas de prevención instauradas antes de la reanudación del trabajo3. En Europa, estudios realizados en el Reino Unido muestran que alrededor del 50 % de la población refiere ansiedad y que el 29% de
los profesionales de la salud experimentan situaciones de estrés emocional5. Situación especial es la de los profesionales del sector sanitario. Existe un consenso en toda la literatura relevante en cuanto a que los profesionales de la salud tienen un mayor riesgo de desarrollar altos niveles de estrés, ansiedad, depresión, agotamiento, adicción y trastorno de estrés postraumático, lo que podría tener implicaciones psicológicas a largo plazo4. El desempleo creciente, la inseguridad laboral y los problemas sociales y económicos derivados de la pandemia, asociados a la problemática sanitaria incrementan las situaciones de ansiedad y con ello la automedicación y el uso de psicofármacos, especialmente benzodiacepinas, cuya utilización prolongada acrecienta el riesgo de tolerancia, dependencia y de efectos secundarios que pueden llegar a ser graves6.
PROPUESTA HACIA UNA DESESCALADA TAMBIEN EN EL CONSUMO DE PSICOFARMACOS Passiflora incarnata L. como alternativa terapéutica en el tratamiento de la ansiedad El tratamiento farmacológico habitual de los procesos de ansiedad, basado en el uso de benzodiazepinas conlleva, especialmente si