Despersonalización y automatización en las tics

La despersonalización y automatización de los jóvenes entre 19 a 30 años: análisis ético de las promesas y peligros de las TIC

Vicente Díaz Aldaco Tecnológico de Monterrey Resumen: Las tecnologías de la información (TIC) han crecido de manera exponencial en los últimos

años, siendo sus efectos evidentes ya para la sociedad

tecnocientífica actual en todas las esferas de la vida social. Numerosos estudios han demostrado ya que la etapa de la vida humana más afectada a causa del abuso de las TIC es la juventud. Al excederse los jóvenes en la utilización y activación de aplicaciones tecnológicas sin criterios éticos objetivos, cabe el riesgo de que su comportamiento desemboque en tendencias psicosociales que pueden trastornar su salud mental y social, entre ellos la despersonalización y la automatización informática. En este ensayo se presentan indicadores y resultados de encuestas a jóvenes que advierten de las promesas y peligros que ellos mismos perciben en el uso/abuso de las TIC. Se proponen, finalmente, una serie de alternativas que buscan reducir los efectos negativos de estas problemáticas.

Palabras clave: Tecnologías de la información y comunicación, juventud, despersonalización, automatización, análisis ético

Abstract Information technologies (IT) have grown exponentially in the last decade, their effects being evident in all aspects of social life. In close relation to this, the most influenced -and sometimes harmed- stage of human life by

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the abuse of ITs is the young adulthood. By exceeding the normal use of technological applications without objective ethical criteria, these behavior can cause psychosocial tendencies, such as depersonalization and automation, that can harm their mental and social well-being (health). This essay presents performance indicators and survey results made to young adults that show the potential as well as the dangers in the use/abuse of ITs. At the same time, an ethical analysis is shown of the moral challenges in the digital era. Finally, there are alternative proposals whose goal is to reduce the negative impact of these problems Keywords: Information Technology, Communication, young adulthood, depersonalization, automation, ethical analysis.

Introducción En el contexto de la aeronáutica se dice que todo despegue es opcional, pero todos los aterrizajes son obligatorios (Escuela de Aviación, 2016, Panamá). La aviación nos hace confirmar que el hombre puede hacer más ligera su vida en el mundo al trasladarse de un lugar a otro en menos tiempo, pero, aunque vuela muy alto tecnológicamente, no siempre esa altura se equipara a su capacidad de perspectiva o de horizonte ético. Esta desproporcionalidad ético-tecnológica ha sido factor de inquietud institucional por parte de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (AFF), cuando expresó en un memorándum de enero del 2016 -several recent accidents- su preocupación al constatar que existen pruebas que indicaban que sus Pilotos se habían vuelto excesivamente dependientes del piloto automático y otros sistemas informatizados en ellos, exceso que ha traído serios problemas de peligro al mantener el vuelo y también en el aterrizaje de sus aviones. (Hampton, 2016, p. 1). Sin embargo, la discordancia entre el aumento de la tecnociencia y el decrecimiento moral en el uso de la tecnología aeronáutica también se extiende hasta el horizonte de la vida humana en otras dimensiones que el internauta vive hoy en día, al estar bombardeado por múltiples ofertas de tecnologías y sistemas informatizados que pueden poner en peligro su bienvivir social y su calidad de vida moral.

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El objetivo de este ensayo radica en analizar dos de las principales problemáticas éticas que, desde el punto de vista de los jóvenes, más les afecta: la despersonalización de la dinámica de los jóvenes y la estrechez de perspectiva ética para el porvenir de los mismos.

Este análisis no agota todas las posibles líneas de análisis, como son sus valores básicos, epistémicos, técnicos, tecnológicos, económicos, militares, jurídicos, ecológicos, políticos, sociales, estéticos, religiosos, morales. (Echeverría, 2006, p. 14), sino que quiere subrayar la necesidad de anticipar las carencias o consecuencias futuras de las acciones a realizar por parte de la juventud en el uso/abuso de las TIC. La justificación de esta investigación por presentar, parte de la certeza existencial al reconocer que la automatización1 informática

facilita nuestras vidas,

aligera nuestras faenas, y en los jóvenes acorta el tiempo de tareas, pero a la vez amplía (en cuanto posibilidad), el tiempo para una permisiva dispersión y peligros nunca antes vistos. Si bien nuestros jóvenes tienen vitalidad y entusiasmo en exceso, con la tecnología esto se puede potencializar mucho más, pero a la sombra de esto también puede estrechar la perspectiva de vida y limitar sus elecciones para un futuro próspero y estable.

Con el fin de alcanzar estos objetivos, en un primer momento se lleva a cabo una revisión bibliográfica a partir de la cual damos cuenta de los pensadores y científicos han trabajado este tema de la juventud y las TIC, subrayando si han trabajado este mismo tema o algún aspecto similar a este estudio: en qué áreas y qué disciplinas. En un segundo apartado presentaremos los resultados de la encuesta realizada a los 36 jóvenes del seminario Arquidiocesano de Monterrey, N.L. México desde las cuales nos avocaremos a focalizar dos de los peligros éticos más recurrentes en sus respuestas: la despersonalización y la automatización definiendo cada una desde la ética. Finalmente, presentamos una propuesta de análisis ético de ambos 1 El concepto de automatización informática conlleva necesariamente un basamento ético de “dependencia” o “adicción”, ya que indican la situación de un sujeto que siente regularmente una necesidad imperiosa de volver una y otra vez a realizar cierto acto lo que le produce a la persona como recompensa un alivio o placer tan inmediatos como fugaces. (Carr, 2011, p. 15) 3

peligros, buscando así horizontes de actuación ante estos retos éticos derivados del uso/abuso de las TIC. Tecnologías de la Información y Comunicación: Relevancia de su estudio e indicadores de encuestas a la comunidad juvenil La reflexión ética en torno a las Tecnologías de la Información y Comunicación y la juventud en este siglo XXI es un asunto de interés universal que toca transversalmente distintas áreas y disciplinas del conocimiento y del comportamiento humanos. No pocos artículos de divulgación se han editado para su consideración. En un estudio realizado en Scopus se encuentra una distribución histórica de esta temática en dos mil ciento sesenta y ocho artículos aparecidos en esta Base de Datos cuya distribución por áreas temáticas reza que sólo el 5. 7 % de los artículos publicados son humanísticos y de artes, mientras que el 41.5 % de estos son acerca de Medicina y Ciencias Sociales. Junto a esto, en el año 2005 se publicaron al menos 45 artículos de investigación acerca de la relación jóvenes y las TIC, incrementándose esa cantidad de artículos en el 2015 a 237 publicaciones en ese año. Sin embargo, llama la atención que, de entre los países que publican más acerca de esta temática, México no sobresale en este esfuerzo, sino que sobresalen los Estados Unidos de América con 35 documentos publicados por año (seguido de Gran Bretaña y luego ocho lugares abajo), encontramos a Bélgica con 3.5. publicaciones por año en torno a las TIC y los jóvenes.

Otras fuentes de información como Google research encuentran citadas 54, 100 publicaciones no indexadas acerca del tema entre las tecnologías y la juventud y 21 artículos publicados acerca de las redes sociales y la juventud. Autores como Anders O Larsson y Bente Kalsens (2014) o Eden Litt (2014), han subrayado el impacto de las TIC en el marco de una nueva forma de socialización virtual y social, pero acentuando sobre todo cómo los grupos sociales mayores de 50 años usan menos este formato de actividad social proponiendo una forma de hacer más accesibles el uso de la TIC a las personas mayores. Otros autores como Peter Hopkins y Liz Todd (2014), aseveran que en la educación a distancia las TIC desempeñan un papel fundamental en el mundo de hoy creando espacios virtuales de diálogo, pero generando contradicciones pues no todos los jóvenes tienen acceso al internet para aspirar a una educación a distancia. En

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otra línea de interés, Stéphabie laconi, Tricard, y Chabrol (2015), profetizan acerca del peligro moral que tiene la adicción al internet y sus efectos psicológicos en los internautas adictos. En continuidad con esto, Hatice Odaci y Çigdem Berber (2015), diseñaron un cuestionario y base de datos de 623 estudiantes jóvenes acerca de la dependencia al INTERNET y las TIC analizando sus implicaciones familiares y su mimética social. Zynta S. Byrne et al (2016) han publicado un formulario acerca de las percepciones de riesgo relativos y asociados el uso de internet.

Visto lo dicho de manera global ante el fenómeno estudiado, con el fin de aterrizar y dar cuenta del mismo en nuestro contexto más inmediato, se ha llevado a cabo una serie de encuestas a 36 jóvenes estudiantes del Seminario Arquidiocesano de Monterrey, NL. México quiénes, también son internautas activos tanto en su formación académica como en su servicio comunitario y social, a distintos círculos sociales y grupos juveniles de la comunidad regiomontana. Sus respuestas acerca de las problemáticas éticas en torno a las TIC brindan luces para analizar éticamente las promesas y peligros que se pueden presentar en la dinámica social de los jóvenes. A ellos se les preguntó: ¿Cuándo consultas en Internet, qué tipo de dispositivo utilizas (Móvil, Tablet, ordenador personal)? ¿Cuáles son para ti, algunas problemáticas éticas en el uso/abuso de las Redes Sociales y las TIC (Tecnologías de la información y comunicación)? ¿Qué consecuencias del ciberespacio tanto positivas y negativas consideras importantes en tu vida de joven estudiante? Ante esto, el 63% dijo que la despersonalización es una problemática ética para los jóvenes de su entorno social y el 27% advirtió que la automatización informática también lo es. Así mismo el 16 % comentó el individualismo como un factor a considerar en el debate ético entre las TIC y la juventud regiomontana de su entorno. Desde aquí podemos

acercarnos

fenomenológicamente a dos grandes peligros actuales que la comunidad regiomontana vive y que desde la ética es digno reflexionar. Veamos en qué consiste la despersonalización ética y la automatización en el uso/abuso de las TIC. Despersonalización: su descripción e implicaciones éticas

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A la pregunta qué se entiende por ‘despersonalización’ puede responderse desde distintos puntos vista. Etimológicamente el concepto “se deriva del verbo griego prósopon, que significa ‘persona’ y guarda relación con el sufijo ‘des’ que indica privación” (Brugger, 1969, p. 131). A diferencia del procedimiento de etimológico, Mauricio Sierra (2008), sostiene que el concepto tiene su pronunciamiento propio en el siglo XIX, a lo cual dice que desde entonces, hay diferentes explicaciones que intentaban

describir la ‘despersonalización’

más que conceptualmente, sí

alegóricamente, es decir, con ejemplos de experiencia humanas tales como cuando una persona dice “es como si hubiera perdido la noción del tiempo” o es “como si no fuera una persona”. (Sierra, 2008. p. 4). A tenor de Sierra, muchos antropólogos y psicólogos

de

ese

tiempo

concuerdan

que

es

necesario

caracterizar

la

‘despersonalización’ a partir de una cierta “atenuación de la experiencia emocional [que] desempeña un rol esencial en ella” (Sierra, 2008, p. 17), en este sentido, la despersonalización tiene como experiencia básica la “sensación de extrañeza y distanciamiento de la realidad” (Sierra, 2008, p. 43), o en otras palabras, se entiende que las personas que viven esta experiencia no están siempre presentes a la realidad y momento presente de su propio entorno, por lo Sierra (2008) concluye que la ‘despersonalización’ en su sentido amplio, es un condicionamiento psicosocial. Ahora bien, visto desde la ética, el concepto tiene raíces profundamente antropológicas, cuyo origen se remonta al dualismo disgregativo de René Descartes, cuando él separa en el hombre dos realidades: la res cogitans, la cosa pensante y la res extensa, la cosa extensa o cuantificable, afirmando que en el hombre hay dos principios de vida y actividad con fines totalmente diferentes (Descartes, 1998, p. 46). Con el tiempo este dualismo del siglo XVI, decanta hasta establecerse en las estructuras sociales y económicas de las sociedades capitalistas y socialistas del siglo XIX Y XX. Actualmente la ‘despersonalización’ nos habla de un estado emocional disgregativo que hace en el ser humano, bajo la influencia de los medios de comunicación e información, una cierta dependencia emotiva y psicológica, haciendo vivir a la persona al mismo tiempo dos experiencias, la posesión de una cosa y la dependencia de esa misma. Al respecto, Tomás de Aquino expresó que “Las personas

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son individuos de una forma incomparable” (2008, p.181); la persona es intrínsecamente relacional, es decir, social, pero es ella (tácitamente una sola), la persona que piensa que siente, que habla y no dos principios separados y agrupados en una sola sustancia, como lo creía en filósofo francés Descartes. A diferencia de alguien que se siente enfermo y acude al doctor para su diagnóstico y que reconoce que dentro de su cuerpo algo le sucede a él mismo, aquel que se despersonaliza suplanta la perspectiva exterior y anula la interior, o incluso la modifica, alterando así su realidad, llevándolo al aislamiento y posible ansiedad. ¿Podríamos hablar de un cierto reduccionismo de percepción de la realidad ocasionado por el exceso de uso de las TIC donde la persona no habla o no se relaciona con personas sino con cosas que le hablan de las personas? ¿No podría llevar esto a la indiferencia relacional?, es decir, ¿a la indiferencia ante el otro y los otros? Tengamos presente que este efecto de la indiferencia no indica ausencia de relación, sino una relación de tipo especial, “de reconocimiento o repulsión del otro que corporalmente está presente en la relación, lo que provoca una fuerte desintegración de una totalidad más amplia” (Spaemann, 2010, p. 56). Al respecto Javier Echeverría señala la importancia de hacer estudios empíricos en torno a la percepción social y la tecnociencia, que analicen sus matices y modalidades de interacción con las personas, ya que para la sociedad la tecnociencia es una “nueva modalidad de poder; la sociedad ante ese poder, por un lado, lo acepta y lo admira (…) pero, por otro, lo rechaza en algunos casos, le preocupa, desconfía, y esto supone un problema estructura que es necesario afrontar” (Echeverría, 2005, p.

15). En suma, podemos vivir bien informados a través de las TIC, pero no necesariamente estaremos bien comunicados.

Automatización informática: características y elementos En un sentido amplio, el término ‘automatización’ señala una propiedad de los seres vivos en sus funciones vitales (como el respirar, el digerir, etc. que son acciones automáticas, autónomas), pero para aclarar el concepto, primero tendríamos que considerar que los actos humanos, siendo personales, se realizan en presencia de los demás y para los demás, así como a la inversa, cada persona está en una situación de permanente escucha de lo que los demás hacen y dicen. Esta situación de permanente

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escucha no es una operación instintiva, sino una cognición habitual, como lo es la conciencia de que los demás nos tienen presentes al menos mientras nos perciben, aunque no hablemos con ellos, como lo dijo Sartre, “tengo conciencia porque existe el mundo” (Sartre, 2001, p. 34).

En sentido propio, el concepto de automatización informática conlleva necesariamente un basamento ético de “dependencia” o “adicción”, ya que indican la situación de un sujeto que siente regularmente una necesidad imperiosa de volver una y otra vez a realizar cierto acto (como la pasividad provocada por el exceso de ver grabaciones en sitios de internet, o la distracción de tantos juegos en la web que aíslan de las actividades ordinarias del ser humano, o la adicción no visitar bibliotecas físicas, incrementando la pérdida de la capacidad de esfuerzo en el cultivo personal o de retener información, etc.). Lo que le produce a la persona como recompensa un alivio o placer tan inmediatos como fugaces. Según los expertos, se crea así neuronalmente, un “proceso psicosomático patológico y repetitivo y compulsivo que obsesiona al que lo padece, perturba su conducta y del que no puede liberarse fácilmente, aunque quiera hacerlo en teoría” (Sanguineti, 2014, p. 365). Pero lo que socialmente más merece nuestra atención, sin caer en falsas salidas como la abstinencia o rechazo a toda tecnología, lo que hay que profundizar como lo afirma Nicolas Carr es que la automatización informática facilita nuestras vidas, aligera nuestras faenas. Pero al mismo tiempo puede ser perjudicial para nuestro trabajo, nuestro talento y nuestra vida.

Ya que puede estrechar nuestra perspectiva y limitar nuestras elecciones. Lo que caracteriza un sistema de automatización tecnológico según este pensador es que: Primero, en el núcleo de este sistema hay una maquina calculadora muy rápida. Segundo hay un mecanismo de detección que vigila el entorno externo, el mundo real, y comunica datos esenciales sobre él a la computadora. Tercero, hay un vínculo de comunicación que permite al ordenador controlar los movimientos de aparato físico que realiza en definitiva el trabajo, con o sin asistencia humana. Y finalmente hay un método de feedback: un modo de devolver información al ordenador sobre los resultados de sus instrucciones,

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para que pueda perfeccionar sus cálculos y corregir posibles errores e incluir cambios (Carr, 2014, p. 51).

Por esto, puede decirse que, para la automatización informática se requiere lo mismo que hace nuestro pensamiento formal, específicamente en nuestras operaciones intelectuales de cálculo: órganos sensoriales, una serie de mensajes para controlar los movimientos, una mente que los codifique por medio de un algoritmo y una forma de retroalimentación para aprender o retener información. La gran desventaja de esta automatización informática y de la cual se derivan otras consiste en que, quien “retiene” datos o información (por usar una expresión epistémica, pues las maquinas no tienen autoconciencia) no es el ser humano sino el dispositivo tecnológico. Ya lo indicaba Aristóteles al advertir que “el que no puede vivir en comunidad o no necesita nada por su propia autosuficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios” (Aristóteles, Política, 1253ª 27). Esto hace referencia a los procesos de la técnica y la comunicación que si bien, hacen más ligera la vida y la interacción humanas, acortando distancias, economizando recursos y tiempos, también nos hacen partícipes de una experiencia de sustitución de la persona, este proceso de sustitución puede derivarse en una situación que haga que las personas inviertan el fin por el medio para obtener un bien determinado, por ejemplo, cuando usamos un control remoto para encender la televisión o cambiar de canal, pareciera que, si no se tiene el control a la mano, sucediera que el televisor ha dejado de existir y no cabe la posibilidad de acercarnos al mismo y encenderlo manualmente. Esta sustitución continúa hacia fuera, y siguiendo el mismo principio, se van sustituyendo los materiales naturales del movimiento, de la apertura, de la hospitalidad, etc., por otros materiales artificiales con el riesgo de caer en la dependencia de estos instrumentos tecnológicos.

Pero, ¿qué límite le impone la sociedad a las empresas tecnológicas que buscan no sólo facilitar, sino instrumentalizar la vida humana con tal de maximizar los recursos y/o ingresos por encima de toda dignidad y valor humanos? (Echeverría, 2005, p. 15).

Bustamante insiste en que las tecnologías actuales “exceden cualquier tipo de explicación puramente instrumental, pues en su aplicación por parte de los usuarios se

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descubre (…) sofisticadas formas de control no previstas inicialmente” (2010, p. 8). Por ello este análisis ético en la juventud actual invita a considerar que el fenómeno humano de la comunicación no sea entendido fuera de su diálogo necesario con la tecnología. Si bien no todos los jóvenes en el mundo tienen a la mano un dispositivo móvil, en la ciudad de Monterrey (notoriamente universitaria) es evidente que una gran mayoría lo posee. Y es prioridad el análisis ético ante la realidad que dice cada día cómo avanza una sociedad tecnocientífica y a dónde se dirige, y cómo en este ritmo social de crecimiento y población se favorece la dependencia de estos dispositivos tecnológicos. Una encuesta realizada en el Departamento de Psicología de la Universidad de California en 2015 demostró como cada vez son más y más los estudiantes que utilizan sus dispositivos no sólo para trabajos de investigación a distancia, sino para aprovecharlos también para jugar en internet incluso “entre compañeros de un salón y otro, evitando la oportunidad de realizar el juego face to face” (Spradlin, 2015, p. 42). Así mismo, Richard Kern de la Universidad de California del Departamento de enseñanza de la lengua francesa, ha evaluado los peligros del aprendizaje de una lengua extranjera a través del uso exclusivo de la tecnología para los jóvenes estudiantes, dando pie a la automatización informática de términos o vocabulario,

induciendo al aprendiz del idioma a una mala interpretación de los

mismos en algunos casos. (2014).

Podríamos profundizar más en otras categorías de análisis ético como lo son el individualismo y el biopoder como problemáticas tecnocientíficas y que afectan directamente el imaginario juvenil en relación con las TIC, pero el debate no terminaría, sino que provocaría su comienzo. Pues sabemos que estas décadas venideras profetizan una tendencia social utilizar incluso incrementar el uso de la TIC. Sin embargo, la ética se encuentra obligada a dar una palabra de orientación, pronunciamiento y clarificación de hasta dónde el ser humano, y más aún la juventud, tienen en sus manos un poder ilimitado para saber neutralizar aquellas actitudes despersonalizantes y automatizadas que lo coloquen en una burbuja de la realidad virtual en la cual vive y a la cual no hay que obedecer a ciegas, sino que él mismo se encuentre a sí mismo capaz del ejercicio libre y concreto de utilizar sagazmente los

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medios tecnocientíficos que le faciliten la vida social pero al mismo tiempo no anulen su voluntariedad y autodeterminación moral.

Alternativas para desvincular la libertad y la felicidad con la despersonalización y la automatización informática La dimensión ética de las TIC pone de manifiesto un evidente declive en el respeto a la dignidad y autonomía del ser humano, en nuestro artículo, de la juventud.

En términos teóricos, es complicado definir el “deber ser” de las tecnologías, que al igual que todo lo referente al hombre depende del punto de vista desde el cual se analice. Para muchos, la pretensión de definir lo ético de las TIC es algo utópico pero para no pocos que desde una adecuada comprensión humanista del hombre y la mujer sí es posible formar un juicio sobre la adecuación o inadecuación en el uso/abuso de las TIC a un sentido más humano. A continuación presentaremos dos posibles vías de solución a las problemáticas antes mencionadas.

De la manipulación del consumidor de las TIC a la creación de normativas para quienes producen aplicaciones tecnológicas Sabemos que la actual economía de mercado promueve el consumo sin límite.

En la compra de tecnología, esto se ha materializado a través de la publicidad con imágenes que alteran la percepción de la realidad especialmente para la juventud. Esto genera individuos consumistas, individualistas. Pero si las instituciones burocráticas que definen las necesidades y objetos tecnológicos fueran regidas por una normativa política de buen consumo, desde la cual, todo producto ofertado por ellas implica un previo conocimiento de los beneficios y riesgos que conlleva la adquisición de tecnología, esto podría suscitar que el consumidor haga uso mesurado de la tecnología y los medios masivos de comunicación y de entretenimiento, de forma que la relación compra-venta de estas aplicaciones digitales se base en reglas morales como la autolimitación y el respeto de las minorías cuestionando de forma libre, crítica e informada, la superficialidad tecnológica que produce pérdida de empatía, solidaridad y comprensión. Es decir, esta normativa podría evitar comercializar acríticamente estas aplicaciones, o al menos, evitaría crear una conexión errónea con la superficialidad de 11

la tecnología. Esta normativa puede tener su basamento en la teoría ética aristotélica deontológica de la templanza como virtud moral. El estagirita planteaba las características estéticas de la técnica, establecía al mismo tiempo cómo el ser humano puede encontrar siempre salidas y soluciones a cualquier situación improbable de suceder. Desde su ética a Nicómaco, Aristóteles decía que existe en el hombre una potencia que le permite al hombre estar en un estado de libertad tanto fisiológica como moral y que practicando este hábito positivo, el sujeto alcanzaría un señorío de sí mismo, es decir, hablamos de la virtud de la Templanza. El hombre templado (sophrosynne) “sabe mantenerse en el medio conveniente; no gusta de placeres que apasionan tan violentamente al intemperante, y siente más bien repugnancia a semejantes desórdenes” (Aristóteles, 2003, p. 156). Es decir, no sólo regula las pasiones humanas, sino también las percepciones (tanto exteriores como interiores del hombre) las imaginaciones y recuerdos, para que así el sujeto perciba bien lo conveniente e inhiba o neutralice con naturalidad las representaciones que pueden activar circuitos emocionales enfermizos.

A tenor de Echeverría, qué buena estrategia ética sería que nuestra sociedad alzara su voz para reclamar “el derecho de entrar en el núcleo donde se toman las decisiones sobre tecnociencia” (2006, p. 17) a fin de frenar o reorientar las líneas de investigación tecnocientífica para que puedan establecerse políticas que logren mayor precaución o prudencia en la inteligencia artificial que elaboran las grandes empresas en materia de tecnología, donde realmente cada empresa tecnocientífica demuestre a la

sociedad

que

su

investigación

y

productos

no

generan

contaminación,

despersonalización o automatización, donde no se ponga en riesgo la cadena alimentaria o el medio ambiente, o bien como comenta Sanguineti se pueda hablar de una ética donde no gobierne una visión funcionalista o materialista de las TIC ni mucho menos “no sea capaz de condicionar las actividades espirituales de la persona” (2007, p. 65), como lo son el ejercicio de su libertad y comprensión intelectual, sino al contrario, que pueda generar en el hombre y más en el joven la capacidad de mantener con temple su uso y manejo de la tecnología, a tal grado que en un juicio rector,

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conciba ese joven que la tecnología está para el servicio de la persona y no la persona para ser esclavo de la tecnología.

De la automatización informática a la regulación política de publicidad que subraye y promueva la dignidad de la persona En la sociedad moderna es evidente que la publicidad genera un imaginario social capaz de provocar en el consumidor no sólo la compra de sus necesidades, sino la generación de la lógica social del consumismo orientada a la búsqueda del placer inmediato y del éxito fácil. Si la publicidad promoviera una lógica diferente a ésta, que se dirija hacia un nuevo estatus social que no dependa de la riqueza material sino del bienestar individual, social y ecológico, esto produciría efectos en la juventud actual de autoregulación y autocontrol al momento de adquirir tecnología. En una sociedad de consumo todo joven debe alcanzar la capacidad de optar por una ética objetiva fundamentada en el ser y no en el tener. Ante el actual neuromarketing que genera un determinismo social exterior de las TIC, una legislación de publicidad desde las Instituciones Gubernamentales es necesaria para que promueva la regulación de anuncios publicitarios que contribuyan lo menos posible a la manipulación e incluso que anteponga a sus propios intereses económicos la protección de los derechos básicos de la dignidad humana sobre sólo deseos arbitrarios individualistas. Una publicidad que difunda la adquisición de productos desde un criterio en base a las necesidades del consumidor transegoístas, puede generar mayor calidad de vida en todo joven consumidor, como individuo libre y autónomo, responsable al consumir artículos dentro de una cultura de reuso, reciclaje, sustentabilidad que despierten mayor conciencia social en su consumo, evitando así la influencia de “fuerzas sociales” que perviertan el orden humano comunitario en la sociedad (Cortina, 2004, pp. 158-59). Esta regulación de la publicidad implicaría abolir, al menos de forma indirecta, las injusticias actuales para proteger necesidades y derechos de esta y las próximas generaciones.

No obstante, hay que reconocer que la juventud necesita de la sociedad y la sociedad necesita de la juventud. Pero, para que la juventud actual pueda discernir

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éticamente y realice una síntesis personal entre lo recibido por la sociedad moderna y lo nuevo que la juventud ha de generar, es necesario una sinergia social, una interacción y regulación política que la respalde en la atención y consideración de lo que ha de consumir.

La juventud como sujeto consumidor de tecnología debe

justipreciar los espacios de difusión comercial tecnológico-digitales, a fin de maximizar su repercusión y minimizar los riesgos éticos que los envuelven, generando así un mayor bienestar social.

Conclusiones Las tecnologías de la información y comunicación han avanzado mucho más velozmente de lo que se había imaginado. La velocidad y la capacidad de la comunicación electrónica y del los sistemas de almacenamiento siguen en aumento.

Al respecto, es evidente que se vive en una tácita tensión entre Sociedad y revolución tecnocientífica como lo afirmó Javier Echeverría. Esta constante y aguda insurgencia de la tecnología como un quinto poder en la vida humana ha demostrado que el hombre tiene la capacidad de generar nuevas formas de comunicación, de foro, de encuentro y colaboración humanas, pero esto no sólo trae beneficios que mejoren la vida humana, sino que, al momento en que el hombre se vuelve dependiente de la tecnología, se genera en él una necesidad de repetición y distracción virtuales que lo pueden llevar al aislamiento de la relación con otras personas.

Desde la propuesta de Javier Echeverría, se estableció la tipología de valores en la cual está cimentada esta revolución tecnocientífica y desde la cual hay que considerar éticamente su falaces promesas y reales peligros en la dinámica social de la juventud, desde valores básicos, epistemológicos, antropológicos hasta valores éticos y espirituales que hacen que el individuo (a tenor de Echeverría) se dé cuenta de los múltiples horizontes de acción en que las TIC pueden favorecer la vida del hombre en el mundo, pero también la pueden difuminar y disminuir, pues no sólo por trabajar menos tiempo gracias a la tecnología, el hombre vive más y mejor. ¿No será que esta humanidad del nuevo milenio está en un proceso histórico en que ella misma será sustituida por sus propias creaciones tecnocientíficas? México se está asomando a

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estas reflexiones éticas

y busca caminos para conciliar ambos polos de progreso

tecnocientífico y adicción a la digitalización, sobre todo en la juventud.

Así las cosas, se concluye en este análisis ético de las tecnologías de la información y comunicación que la rápida e imparable despersonalización y automatización de la juventud a causa del exceso en el uso de las TIC, si bien, aligera de la fatiga ordinaria, a la vez puede hacer obtusa la forma en que el internauta vive. A tenor de Nicolas Carr, se acentuó en el presente artículo que tanta dependencia de la tecnología en el hombre, hace que ese mismo internauta experimente la cárcel de la conciencia de sí mismo cuando se vuelve adicto al internet o a la tecnología en otras de sus múltiples facetas. La despersonalización de la juventud, al maximizar y sobredimensionar la aplicación y ventajas que un dispositivo móvil tiene para crear relaciones humanas y amistosas en su entorno, corre el peligro de volverse una prisión en la cual, el joven que no tiene celular se vuelve preso de su propia ansiedad social, de su percepción de sí mismo ante los demás. Esta ceguera virtual ante la realidad de las cosas tecnológicas probablemente acarree consecuencias desafortunadas en la juventud actual tanto para el bienestar individual de jóvenes y jovencitas como para la salud de la sociedad en la que ellos serán adultos. Por eso fue indispensable acentuar en el artículo la necesidad de una regulación política de la publicidad de la tecnología y la creación de normativas para aquellos que generan tecnología, pues, al fondo de su filosofía y estrategia de venta de estos dispositivos, se esconde la falacia y artificio social de provocar al comprador, a inclinarse a estrechar su perspectiva de vida, que decante en el anonimato, en la sustitución de la persona y en el aislamiento social. Es sólo la relación interpersonal, el diálogo entre personas y no entre dispositivos y la televisión etc., lo que conduce a que la gente trate de hacer más actividades que son fuente de su sentimientos más positivos e intensos, y aquellas que proporcionen las experiencias menos positivas en su desarrollo personal.

Por ello se considera importante al final de este trabajo la formación de una ética eficaz en materia de tecnología y juventud, que requiera mostrarle a cada joven la balanza moral de cada punto a decidir en su vida juvenil, mostrarle hasta qué punto le

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conviene a la juventud obrar bien y con recto uso de la tecnología, pues, si sólo busca la tecnología por la tecnología, todo se volverá monótono y banal, o estar entretenido en un juego en el celular, incrementando en sí mismo la ansiedad. Esta no es una buena guía para vivir bien. Es por eso que

la ética y la tecnología deben ser

comprendidas desde las motivaciones o el atractivo que sentimos hacia un determinado valor más allá de lo tecnológico y eficaz, de tal forma que estas motivaciones por adquirir y tener tecnología no se transformen en virtudes sin hábitos morales adecuadamente motivados.

Ahora bien, Carr advirtió en su propuesta de la automatización informática una verdad ética, la cual nos hizo ver que el problema con la automatización es que muchas veces da al hombre lo que él no necesita a costa de lo que sí requiere, por ejemplo cuando al joven le corresponde decidir entre el valor del trabajo y del ocio, ¿cuál es mejor de ambos? Cuando se llega a este momento de la vida en que la automatización domina la vida del joven o de la humanidad, la mente humana no puede ver con claridad.

Mientras que los ordenadores pueden explicar habilidades que

dependen del conocimiento algorítmico, éstos nunca serán tan buenos cuando se trata de habilidades que proceden del corazón humano y de su moral. Es de reconocer pues que el vertiginoso cambio que se despertó con la tecnología no garantiza a la juventud que estos cambios en materia tecnológica la beneficien en su proceso de ser persona.

Por último, no se trata de que la disciplina y el autodominio personal ante la automatización y despersonalización informáticas se conviertan en una mutilación del deseo del ser humano de superarse y crecer en la sociedad global, sino más bien que esta libertad y autodominio se conviertan en un estímulo que permitan al joven una renuncia proporcionada de su deseos en miras a cultivar su ser personal.

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