22 VERSIÓN FINAL SUCESOS Maracaibo, sábado, 21 de noviembre de 2009
Ayer cayó muerto en Sar Bernardino, el sargento Eduardo García Tarsiso, de 46 años. Funcionarios denuncian estar desprotegidos e indefensos ante delincuentes bien armados. Señalan que trabajan con “miedo”.
Del total de 55 efectivos asesinados en lo que va de año, 26 pertenecen a la PM
Cada seis días matan a un policía en Caracas CORTESÍA EL NACIONAL
Ernesto Ríos Blanco (Unica 2006) erios@versionfinal.com.ve
T
erriblemente alarmantes resultan las cifras de efectivos policiales asesinados a manos del hampa en lo que va del año 2009, sólo en Caracas, por lo que el venezolano se pregunta. ¿Si los policías son blanco de los delincuentes, qué quedará para el ciudadano común? Con el asesinato del efectivo de la PM, Eduardo García, en San Bernardino, durante la mañana de ayer, la cifra roja aumentó a 55 policías asesinados en la capital, vale decir, uno cada seis horas. 26 de ellos pertenecen a una desamparada Policía Metropolitana (PM), 24 de ellos a manos del hampa y dos han sido crímenes pasionales. La PM, pese a contar con 8.474 efectivos activos, parece ser vulnerable ante la delincuencia desatada en el Distrito Capital. El incremento de los policías asesinados en los últimos meses del año, hace sonar las alarmas, tanto en el Ministerio de Interior y Justicia como en las familias de los oficiales, quienes han denunciado sentirse en la intemperie ante el peligro que se corre por el sólo hecho de ser policías y habitar en los barrios más peligrosos y desprotegidos de la ciudad capital.
Familiares del sargento Eduardo García Tarsiso, lloraban inconsolables la pérdida de su ser querido. Son escenas que se repiten en la capital de la República.
Según el reporte del Observatorio de la Violencia de la UCV, en los primeros seis meses de 2009, el hampa ha matado a 1.500 personas en Caracas y 3.059 han resultado heridas de bala en diversos hechos sangrientos. En promedio, cada mes se registran 240 asesinatos, a pesar de que las autoridades han asegurado que los operativos de seguridad han resultado exitosos. Se estima que al concluir este año, en Caracas se superarán, por primera vez, los tres mil homicidios. De acuerdo con cifras del CICPC, un venezolano muere cada
media hora. “Desde 1998 hasta este año los homicidios han aumentado en 128 por ciento, las muertes violentas indeterminadas en 74 por ciento, los homicidios con armas de fuego en 36 por ciento, los secuestros en 426 por ciento y las muertes en enfrentamientos con policías en 253 por ciento, agravándose esta última cifra en la ciudad de Caracas, al encontrar un aumento en esta materia de 791 por ciento”, destacó el ex alcalde de Chacao, Leopoldo López, con base en las conclusiones de un estudio sobre la violencia capitalina
publicado recientemente. Policía desamparada En el caso de los efectivos policiales, la situación es más alarmante. “Si muero mi familia queda a la buena de Dios”, afirmó, tras el asesinato de un compañero, un distinguido de la PM, cuerpo policial que ofrece una indemnización, más no un seguro de vida, equivalente a 25 salarios del funcionario fallecido para los parientes. Si el muerto es un agente, escalafón más bajo en los rangos de tropa,
recibirán 20.000 bolívares fuertes; mientras que si se trata de un sargento, mayor jerarquía, se les entregarán 45.000 bolívares fuertes. Ni en la PM ni en Polisucre, ni en Polihatillo, ni en Policaracas, los uniformados gozan de un seguro de vida como tal. Por si fuera poco, el sueldo que reciben es de 600 bolívares mensuales y es ya un hecho cierto el que los delincuentes portan armamentos más sofisticado que los propios oficiales que patrullan la capital. “Trabajamos con miedo, pero es nuestro deber”.
ALGUNOS CASOS EL POLICÍA ASESINADO Nº 26
PARA ROBARLO
DOS EL MISMO DÍA
DEJÓ 2 HUÉRFANOS
FRENTE A SU HIJO
La mañana de ayer, la muerte sorprendió al sargento de la PM, Eduardo García Tarsiso, de 46 años, quien recibió varios disparos cuando visitaba a unos compañeros, quienes tuvieron un accidente de tránsito. “Cuando salió del centro hospitalario, varios sujetos a bordo de un vehículo Yaris gris, quienes lo esperaban, sin mediar palabras le propinaron varios disparos”, señaló el director del Cicpc, Wilmer Flores Trosel, quien agregó que “resulta extraño el motivo del ajusticiamiento por cuanto no le sustrajeron nada al efectivo”, señaló.
El pasado 5 de julio, a las 11.00 de la noche, fue asesinado el cabo I de la Policía Metropolitana Demery Benavente, de 32 años. Lo acribillaron cuando transitaba por la autopista Valle-Coche, rumbo a su casa en Catia. Dedicó 14 años de su vida al servicio de la institución. Al día siguiente, cayó un policía del Cicpc que fue asesinado en 23 de Enero. Respondía al nombre de Jesús Rodríguez y era uno de los escoltas del comisario Wilmer Flores Trosel, director del Cicpc.
En dos hechos distintos, fueron ultimados dos policías metropolitanos. El sábado 29 de agosto, fueron hallados los cadáveres de Wiliams José Torres, de 44 años y su pareja Maigualida Monasterios, de 39 años. El agente de la PM, quien tenía más de 10 años de servicio, estaba junto con su esposa y su bebé a bordo de su vehículo cuando fueron interceptados por unos delincuentes, quienes despojaron al agente de su armamento de regla y luego los mataron. Paralelamente, Wilson Leonardo Molina Pabón, de 24 años, salió de su casa a las 7 de la mañana para no volver. Los vecinos del sector Surima, en Baruta, se encontrarían luego con su cadáver en medio de la calle. Wilson era agente del destacamento de la Policía Metropolitana en Baruta y residía en El Hatillo. El día anterior había cobrado su sueldo y cuando intentó impedir que lo robaran, recibió tres disparos.
El día 30 de octubre, el cabo primero de la PM, José Alberto Jiménez Arocha, recibió tres tiros para quitarle su arma, calibre 9 milímetros. El funcionario, que dejó dos niños de 4 y 8 años, estaba adscrito al Centro de Coordinación de Seguridad Ciudadana de San Bernardino y buscaba a una compañera de curso al momento de su muerte.
El cabo primero Saúl Alberto Herrera Monsalve, de 42 años, asesinado el pasado martes 17 de noviembre, se convirtió en la víctima 25 de efectivos de la PM ultimados. Una tristísima escena vivieron en el Colegio Muñoz Tébar, de la Vereda 37 de Coche, cuando el funcionario se dirigió a buscar a su hijo de 8 años. Herrera fue sorprendido por la espalda, le dieron más de 10 tiros y cayó frente al colegio. Las maestras se llevaron al hijo de la víctima al interior del plantel para que no viera a su padre muerto en la calle. El funcionario estaba uniformado y conducía su moto oficial. Tenía 18 años de servicio, cursaba 6º semestre de Derecho en la Universidad Santa María y estaba adscrito a la División Motorizada con sede en Maripérez. También dictaba charlas en los colegios sobre orientación contra las drogas y otros vicios.