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proveedores y suministros

La necesidad de un desarrollo sostenible implica crear o transformar empresas y que estas estén basadas en ética de gestión, y para ello, si somos empresarios o emprendedores, debemos preguntarnos: ¿cuál es la preocupación que tenemos, en considerar las condiciones laborales, de seguridad, de respeto al medio ambiente, de impacto en comunidades y entorno de los proveedores con los que elegimos trabajar? ¿De verdad nos importa todo esto o solo buscamos el mínimo costo?. Años atrás, una buena evaluación de proyectos nos indicaba que, lo relevante era la búsqueda de minimización de costos, para lograr la máxima utilidad o rentabilidad posible, pero sin importarnos quienes estaban detrás de esos proveedores o su impacto en la sociedad y el medio.

Un número creciente de consumidores requieren con más fuerza y exigen demostraciones claras de la coherencia de las empresas y conocer como están constituidas sus cadenas de valor. Si es que el trato como empresa con estos proveedores es respetuoso, fomenta el diálogo, hay transparencia y si se evalúa a los proveedores con iguales parámetros y entonces, esto nos lleva (como ya lo hace el Comercio Justo o Fair Trade a nivel mundial) a relevar la cadena de valor y que ésta sea sostenible.

Hoy en día, una buena y moderna evaluación de proyectos, no sólo considera minimizar costos, sino que escoger proveedores que, quizás, no son los que ofrecen más bajos precios, pero al hacer una revisión de estos, podemos identificar sus prácticas y escoger a aquellos que más contribuyen al bien común y respetan estos valores a los que hacemos mención. Hay ejemplos notables de empresas en Europa y vamos avanzando en Chile, en compañías que, si les preocupa entrar más de fondo en esto y que luego, en sus estrategias de marketing y venta, puedan destacar esas consideraciones reales y constatables, lo que redunda en la satisfacción de un consumidor cada vez más exigente e informado y que al disponer de información adecuada es capaz de elegir los productos y servicios que más colaboran a este bien común deseado. Esto es hoy una tremenda oportunidad para las empresas, el demostrar su compromiso real con un desarrollo más sostenible y asegurar a los consumidores que su cadena de valor contiene componentes éticos o está en vías de serlo y que con los proveedores se logra un compromiso de largo plazo, es decir los productos o servicios que se ofrecen como empresa, tienen suministradores con nombre y apellido y que no se cambian ni modifican porque aparece uno más barato, sino que se construye con ellos una relación virtuosa y de largo plazo. Este aspecto, bien comunicado, a un público disponible a informarse más, es tremendamente relevante, pues desde su mirada de consumidores sienten que pueden contribuir a un mejor mundo.

El camino de la sostenibilidad y el trabajo bien hecho, en todo sentido, tiene y genera mayores rendimientos y nos hace más respetables y queribles, para una sociedad que ha perdido muchas veces la confianza al apreciar malas prácticas. Necesitamos ejemplos concretos y verificables de empresas que declaren cómo, en su quehacer, contribuyen a un mundo más sustentable; y logren, a su vez, comunicarlo externamente para dar una mayor claridad a sus clientes.

Salmonicultura y RSE:

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