Cuentame un cuento

PROGRAMA DE CREATIVIDAD LITERARIA CUÉNTAME UN CUENTO

Las tres personas Érase una vez tres personas que iban caminando por la ciudad, de pronto se encontraron a una mariquita, las tres personas se asustaron mucho y decidieron construir cada una su propia casa.

Manolo se hizo una casa de cartón, Roberto se la hizo de cemento y Diego se la hizo de hierro, entonces la mariquita ya no podía pillarles.

Pensó un plan para entrar en la casa de Manolo: si toco en la puerta me pillará, si entro por la chimenea me quemaré, ¿Qué puedo hacer?

La mariquita pensó que cuando saliera de la casa iba a hacer un agujero en el suelo, lo taparía y se escondería debajo de la cama.

La mariquita se puso manos a la obra y lo hizo pero tuvo la mala suerte de que al hacer el agujero su destruyó toda la casa, entonces Manolo se fue a la casa de Roberto.

La mariquita fastidió el plan entonces tuvo que volver a pensar otro para entrar en la casa de Roberto: si pego con un martillo la destruiré, si intento hacer un agujero en el suelo se destruirá la casa como se ha destruido la de Manolo, pero si intento entrar por el techo caeré al suelo y no pasará nada. Entonces la mariquita empezó a hacerlo en el momento que Manolo y Roberto escucharon ruidos raros y descubrieron que la mariquita estaba intentando entrar, entonces Manolo y Roberto se fueron a la casa de Diego allí la mariquita dijo si intento hacer un agujero se destruirá y intento entrar por el tejado me descubrirán entonces qué puedo hacer, llamaré a la puerta diciendo que soy su madre y así me abrirán. Se puso a hacerlo, tocó en la puerta y dijeron quién es, ella les dijo soy mamá, ellos no se lo creyeron por la voz así que en ese momento llamaron a la policía y la policía llegó y la detuvo. Manolo volvió a construir su casa, Roberto la suya y los tres hermanos vivieron felices y contentos sin estar asustados por la mariquita.

"La casa del bosque" Había una vez tres jóvenes: Jesús David y Francisco que fueron a dar un paseo por el bosque y pasaron por una extraña casa y dijeron: A que ustedes no se atreven a entrar a esa casa-dijo DavidY por qué tu no entras,eh,,nosotros entraremos después de que entres tu primero-

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dijo Francisco: Bueno entraré para que vean que no soy un miedica como ustedes -replicó Jesús.

Cuando Jesús entro a la casa estaba totalmente oscura,pero el muchacho vio un interruptor y enseguida lo encendió, pero cuando se encendió la luz vio como esqueletos y cadáveres horribles.

Pero se hizo el valiente y subió las escaleras. Cuando estaba arriba vio lo mas horrible y espeluznante: un fantasma lleno de sangre. El muchacho se puso en el borde de las escaleras y el fantasma lo empujó y se murió.

Sus amigos oyeron el golpe y entraron a la casa a ver que pasó pero.... no encontraron nada, pensaron que les estaba gastando una broma y decidieron irse dejándolo solo sin saber que se había muerto.

Al día siguiente fueron a clase y vieron que Jesús no iba, ni al siguiente día. Su madre estaba preocupada y decidió decirle a los muchachos dónde estaba su hijo y los muchachos contestaron: lo dejamos en una casa abandonada en el bosque y antes de irnos escuchamos un golpe y pensábamos que nos estaba gastando una broma.

Los muchachos fueron a buscar a Jesús a la casa del bosque y cuando entraron escucharon su voz que decía que lo salvarán, también le dijo que tenían encontrar las 3 llaves doradas que abren la puerta dorada.

Los muchachos se fueron a buscar corriendo las llaves doradas escondidas por la casa. Una estaba en la nevera, otra en el cuarto baño y otra en el sótano. Abrieron la puerta dorada y detrás de ella había un espejo, los muchachos le preguntaron a Jesús qué tenían que hacer ahora y él le contesto: tenéis que gritar mi nombre 3 veces delante del espejo. Los muchachos lo gritaron y al final apareció Jesús sano y salvo, y prometieron nunca más volver a esa casa. Al cabo de unos días esa casa fue derribada y los chicos volvieron a hacer su vida normal.

Alejandro Zafra, 1º ESO

El Niño Asustado Érase una vez un niño llamado Tomás, a él le gustaba irse mucho con su abuelo a cuidar las ovejas que tenía.

Un día, decidió decirle a su abuelo que si se podía quedar a guardar las ovejas esa noche él solo. Su abuelo le dijo que sí, él se fue y

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Tomás se quedó solo en una cabaña que tenía su abuelo al lado de las ovejas.

A la medianoche Tomás sintió un poco de ruido y empezó asustarse un poco, cada vez el ruido venía más cerca y él estaba muy asustado y nervioso por todo lo que le podía ocurrir esa noche allí.

A la mañana siguiente cuando estaba un poco amaneciendo, a la media hora vino su abuelo.

Tomás le contó todo lo que le había sucedido, su abuelo empezó a reírse y al final él le dijo que había sido, a Tomás se le quedó una cara muy extraña pensando que su abuelo le podía haber hecho eso.

Al final Tomás perdonó a su abuelo y se quedaron una noche los dos solos en la cabaña a dormir.

David, 1º de ESO

La historia de un hotel Hace unos años un chico llamado Javi dejó un trabajo muy importante para él, y tuvo que encontrar otro, el de vendedor. Su jefe le mandó a un hotel a que vendiera productos, y de paso Javi intentaría reencontrarse con su amigo. Allí Javi vivió muchas aventuras, se encontró con muchos peligros por el camino, averiguó, como expolicía que era, unos cuantos casos...

La misma noche se encontró con una chica llamada Mila, que estaba buscando a su padre. Javi sabía que ese hotel ocultaba muchas cosas que le ayudarían a buscar a su amigo Martín y al padre de Mila, y con la ayuda de todos los huéspedes y ayudantes del hotel, averiguó varias cosas sobre el padre de la chica que también tenían que ver con su amigo. Al final de la noche, sobre las 2:00 de la mañana el jefe del hotel confesó algo muy importante porque sabía que Javi al final lo iba a descubrir todo, pero lo dijo tarde, tras una tarde de investigación Javi supo la verdad, sabía que el padre de Mila murió porque su amigo Martín lo mató, es decir el amigo de Javi lo mató por una historia que jamás se supo, y aunque a Javi y a Mila les molestase siguieron sus vidas felices.

Laura, 1º de ESO

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Los niños perdidos en un laberinto Hace muchos años una familia vivía en una colina. Una tarde venían sus tres hijos de la escuela y se encontraron una cueva, al entrar se quedaron asombrados por lo grande y profunda que era, al investigar un poco se dieron cuenta de que no era una cueva, era un laberinto, y a la hora de salir de allí no encontraban la salida.

Cuando era ya muy tarde y estuvieron dando muchas vueltas vieron una luz, corrieron hacia ella y se encontraron con que ese no era su pueblo, ellos se quedaron sorprendidos al ver que ese laberinto daba a una gran ciudad.

Al adentrarse en la ciudad investigaron un poco; y se quedaron sorprendidos del tráfico y de los inmensos rascacielos que había en aquella ciudad. Se les hizo de noche y tuvieron que regresar al laberinto para intentar encontrar su casa, una vez en el pueblo vieron la colina y corrieron hacia ella; tocaron a la puerta, sus padres les abrieron y se dieron un abrazo enorme.

Después del reencuentro les tuvieron contando todo lo que había sucedido.

Rosario, 1º de ESO

EL MONSTRUO FLANDER Había una vez una mujer llamada Juliana que les contó a unas niñas la historia sobre un Monstruo llamado Flander que merodeaba por ese lugar. Las niñas no le creían pero era cierto.

Juliana le contó su historia y decía así: “Un día cuando ella llegó era la hora de comer pero se embobó con un muchacho de por aquellas tierras, navegando en un barco”.

Era de noche y ella se imaginó que estaba en el barco con el muchacho por el día dando una vuelta y de repente se besaron. Pero en realidad era el Monstruo Flander que se había colado por la venta.

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La noche siguiente vio por la ventana al muchacho y salió a buscarlo y cuando lo encontró resultó ser Flander disfrazado de él. El chico oyó las voces de ella y fue a buscarlos. Después de encontrarlos él se atrevió a pegarle con el hacha que tenía el Monstruo. Más tarde él le hecho su mal aliento y lo mató.

Y después de mucho tiempo la gente de aquellas tierras siguen diciendo que el monstruo sigue rondando por allí.

Jesús Salamanca, 2º de ESO