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BAJO LA LUPA
24 AL 30 DE SEPT. DE 2009
Vandalismo los deja sin cabeza Vanessa Ruggiero
REDACTORA DE EL TIEMPO ZONA
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Guillermo Marconi perdió la cabeza. Y no lo hizo en viENTREGA da, mientras investigaba las ondas hertzianas. Su escultura la tiene refundida desde hace cinco años en la carrera 11 con calle 70, en el parque que lleva su nombre. Su rostro en metal desapareció una noche, según lo recuerda Jorge Páez, miembro del frente de seguridad de la calle 70. “Me fui para la casa después del trabajo y al otro día ya no estaba Marconi”, comenta. Si bien en ese momento le infor-
mó a la Policía, ahí quedó el reclamo. Tapado por árboles y lleno de anuncios de funciones de cine o de teatro, el homenaje al físico hoy parece un muro de propaganda mezclado con grafitis, al punto que el nombre, así como la fecha de muerte y nacimiento labrados en la piedra, son poco legibles. El monseñor Vicente Arbeláez, Américo Vespucio y el general chileno Bernardo O’Higgins del parque El Nogal son otros monumentos en mal estado visitados por EL TIEMPO ZONA en un recorrido por la localidad. Al igual que Marconi, el busto de Vicente Arbeláez, en la ca-
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El Higgins en mal estado, de la 76.
rrera 10 con calle 63, está tatuado con grafitis que rezan frases como “Es una sociedad de alcohólicos la que condena a los más consecuentes a ser drogadictos” y “Escudero nos vemos en la eternidad”, entre otras inscripciones. El busto del sacerdote fue creado en mármol e inaugurado en junio de 1926 en el costado oriental de la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes para honrar el centenario del nacimiento del arzobispo y está en diagonal a un CAI. Un poco más al norte, el navegante italiano Américo Vespucio dejó su ancla en un terreno que ha resultado árido para él, en la carrera 7a. con calle 97, desde noviembre de 1987. Han robado su globo terráqueo, le han roto la cabeza y un brazo. Incluso, en junio de este año, fue restaurado y entregado a la comunidad, pero una vez más, su planeta se esfumó y hay basura entre su gorro y su mano izquierda. Y el chileno que fue General de la Gran Colombia, Bernardo O’Higgins, tiene un gemelo sucio y otro en buen estado. El del parque con su nombre (también conocido como El Nogal), en la carrera 6a. con 76, lleva una letra P en su costado, así como un grafiti en su base –algunos orinan allí–. Mientras que el Bernardo de la Avenida Chile con 9a. está libre de esos garabatos. De acuerdo al libro ‘Bogotá, un museo a cielo abierto, guía de esculturas y monumentos
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Al monseñor lo acompañan palomas y grafitis, en la Cra. 10 con 63.
EL BUEN EJEMPLO EN LA LOCALIDAD Mujer con rueda y alas No. 1, No. 2 y No. 3 es la obra artística en bronce de Jim Amaral, ubicada al frente del edificio de la calle 72 con carrera 7a., costado suroccidental. Él ha enviado a un técnico para que le
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Hace seis años ahí estuvo Marconi.
conmemorativos en el espacio público’ en la zona norte –es decir, de la calle 57 a la 100, entre la carrera 11 y los cerros orientales– existen alrededor de 19 monumentos. Lina Uribe, funcionaria del instituto de Patrimonio Cultu-
haga mantenimiento. “Pasaron diez años sin que se les interviniera. El problema es que el bronce es muy sensible a la polución y el humo de los buses está dañando la pátina”, explica Amaral. ral a cargo de la actualización del inventario de estos en Bogotá, asegura que el material más apetecido por los ladrones de esculturas es el bronce porque lo pueden revender. “Al estar en el espacio público los monumentos están sujetos a vandalismo. De la apropiación que la comunnidad tenga, depende el estado del bien”, explica Uribe. Escritores, filósofos, poetas, próceres, religiosos, al igual que obras de arte, habitan parques y vías de la localidad. Giordano Bruno cuenta con la fortuna de ser vigilado en su parque en la carrera Novena con 69. ¿Por qué otras estatuas no corren con la misma suerte? ZONA indagará, en la próxima entrega, cuánto podría costar restaurarlas y por qué algunas están condenadas al olvido.