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Francesco Borromini : el arquitecto como especialista

Francesco Borromini : el arquitecto como especialista

1599 - 1667

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Nació en la ciudad de Lugano. Hijo de un arquitecto no muy conocido, desde niño estuvo en contacto con el mundo del arte y empezó a formarse en Milán donde aprendió a esculpir la madera, a trabajar con piedra y otros muchos materiales. Trabajó como cantero en las obras de la catedral de la ciudad. Esta primera formación que estableció un contacto directo con el material, le aportó experiencia y conocimientos sobre los problemas prácticos y constructivos donde lo decorativo no se separaba de los estructural. Se convirtió en escultor decorativo ampliando así su formación hasta llegar a ser arquitecto a lo largo de los años, y con la experiencia que fue ganando. En 1614 empezó a trabajar en Roma con Carlos Maderno siendo cincelador. Pasó a ser su colaborador en las obras del Palacio Barberini, siendo la primera vez que se introducía en el mundo de la arquitectura.

2. Véase “Borromini y la Geometría” de Federico García Barca, acceso el día 2 de abril de 2020.

Su mayor coetáneo fue Bernini, quien recibía encargos papales y sabia moverse en sociedad. Borromini por lo contrario, su falta de dotes sociales y su carácter, provocaron que sus obras se redujeran a edificios y proyectos menores. Aún así, el demostró siempre su capacidad y sus dones. Sus referentes siempre fueron los constructores de la antigüedad clásica. Estudió sus tratados y se nutría constantemente de conocimientos, analizando otras obras, como la de Miguel Angel, del que siempre fue admirador. Borromini tenía un estilo muy definido, utilizaba formas curvas combinando cóncavas, convexas,… generando espacios con muchos contrastes. Basándolo todo en formas geométricas, coincidía con su antecesor Alberti, quién también resultaba de inspiración. Buscaba una arquitectura cuyo fundamento trata de recuperar la noción de belleza relacionada también con la proporción de la figura humana. 2

El arquitecto como especialista nos permite seguir con la evolución del arquitecto albañil medieval que sigue creciendo y cambiando a través de las distintas corrientes artísticas. Borromini empezó con una formación artesanal, formándose como escultor. Es posteriormente, cuando empieza a tener contacto con la arquitectura e interesado por recibir más conocimientos, asciende hasta ser considerado uno de los arquitectos más importantes del Barroco italiano. El término utilizado de “especialista” es para aclarar que su vida y dedicación era plenamente a la arquitectura. A tiempo completo dedicado a ello, como profesión. Ya que en esta época empiezan a surgir otras situaciones, es importante aclarar este perfil que, en definitiva, reúne a muchos más arquitectos de la época.

era su espacio de trabajo diario, donde podía desarrollar todos sus encargos y recibir al cliente si hiciera falta. Aún así, es interesante recordar ese cambio en su formación que muchos de los arquitectos aún en el Barroco, tenían. Empezar con un trabajo o profesión manual que les pusiera en contacto con ciertos aspectos permitía que posteriormente pudieran dar el salto a la arquitectura.

No poseemos mucha información sobre los talleres de aquella época, pero sí que podríamos afirmar varios aspectos. Por un lado, entendemos que su primer aprendizaje fue en un taller, en concreto el taller de Carlo Maderno. Allí fue cincelador, aprendiendo a esculpir, tallar, etc. Estos talleres eran espacios amplios con capacidad de trabajar con las distintas figuras y materiales. Tenían aun mucha herencia de lo medieval. El concepto de taller ya nos habla de un trabajo manual, un lugar donde se comparten conocimientos y se trabaja con las manos. Solían tener bastante luz natural, para poder observar la figura, en el caso de la escultura, con sus sombras y contrastes. Cuando Borromini se marcha a Roma y empieza a trabajar de arquitecto, cambia también de espacio de trabajo. Suponemos también que según la ciudad y el encargo, podría tener más posibilidades económicas y eso conllevaría más facilidad a la hora de conseguir residencia. En esta época, lo más común era habilitar en la propia vivienda un espacio donde poder trabajar. Es una idea que refuerza el perfil del arquitecto como especialista. Al dedicarse plenamente a ello, podía unir vida y oficio en un mismo proyecto.

Fig.10. Retratro de Francesco Borromini en la sacristía de San Carlo alle Quattro Fontane.

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