(A) Bordando la Legitimidad
Reflexiones sobre el Arte, la Institución y la Aprobación
Valeria Díaz Quintero
Proyecto de Grado 2024
Pontificia Universidad Javeriana
Asesores de grado:
Carrera de Artes Visuales
Pointificia Universidad Javeriana
Loren Ezpeleta
Juan David Cardenas
para mi mamá, mi papá y mi hermano. Por más que me digan quE soy una buena artista, todavia no les creo.
paRA todos los que ME ACOMPAÑARON EN ESAs LLORADAS, QUE NO DUDARON DE MI CUANDO YO SI.
Palabras claves
- ARTE
- INSTITUCIÓN
- ACADEMIA
- APROBACIÓN
- BORDADO
- CRÍTICA
- CRÍTICA DE ARTE
- INSTITUCIÓN ARÍSTICA
- APPROBACIÓN ARTÍSTICA
Primera Pregunta
La pregunta
¿De donde viene mi pregunta?
Mi pregunta y sus pasos
Mi pregunta y el bordado
El arte, el espacio y mi pregunta Después de abordar mi pregunta
Imagenes Referentes 7 8 10 14 17 22 28 31 32 Indice
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(A) Bordando la Legitimidad
Reflexiones
sobre el Arte, la Institución y la Aprobación
PRIMERA PREGUNTA
Si soy una buena artista (?) o cómo queramos interpretar lo que dicta esta investigación, proviene desde la perspectiva de una artista en formación dentro de una academia. Surge de una reflexión en respuesta a una pregunta que he tenido durante varios años mientras crecía como artista y que ha estado presente en mí desde que decidí estudiar artes visuales y en mis experiencias como tal.
Desde que comencé a reconocer que existen parámetros y fundamentos para definir la legitimidad de un artista, he explorado una reflexión que surge de la preocupación que adquirí al ingresar a la institución artística. Esta preocupación surge cuando me planteo la pregunta: ¿Qué significa ser un buen artista? ¿Cuáles son los fundamentos, parámetros y reglas que nos permiten definirnos como artistas auténticos y tener la autoridad para afirmarlo, basados en situaciones, personas o criterios que así lo determinen?
En mi opinión, ser un buen artista no tiene una pregunta final ni una respuesta definitiva. Más bien, me sumerjo en lo que significa para mí, basado en mi investigación y en mi experiencia como artista formada en una institución que abarca diversas técnicas, incluyendo el bordado. Es extraño pensar en la realidad que nos permite identificarnos
como profesionales y cómo se puede normalizar una profesión para ingresar al mundo laboral con una legitimación única. Es una visión distante de lo que aspiramos a ser, aprobados por otros. Esto es algo de lo que pocos saben su origen o se cuestionan. Sin embargo, esta es una pregunta ampliamente explorada y estudiada. No es algo nuevo y otros artistas y pensadores la han considerado. Mi intención es analizar e investigarla en lugar de buscar una respuesta definitiva, ya que no existe una única respuesta.
En el transcurso de mis años como artista en formación, conocí nuevas personas y, con ellas, nuevos pensamientos y nuevas ideas. Pude comprender verdaderamente la subjetividad en el arte, por qué existe y por qué las personas están acostumbradas a escuchar que el arte siempre será subjetivo y que no existe una verdad absoluta en él. Sin embargo, esto solo generó cierta tranquilidad en mí, ya que encontré que en mi trabajo existía cierta diferencia, pero al final encajaba en un contexto de subjetividad y pensamiento crítico que cada persona podía tener sobre él. Luego, comencé a entender que la academia está vinculada con la determinación de qué es arte.
Debido a estas interacciones que tuve, vi que no existía una definición concreta de quién es un artista y quién no, pero sí pude ver que existen parámetros que definen si un artista puede ser aprobado o no.
Para ello, realicé una investigación propia, que inicié desde que comencé a percibir ciertas prioridades y razones por las cuales las artes eran categorizadas y clasificadas. Desde mi inseguridad y mis propias experiencias como una artista que apenas se adentraba en este mundo y que podía percibir en él cierta inconformidad en lo que se clasificaba como un arte verdadero y aceptado.
Para empezar, es importante hacer una distinción clara cuando hablamos de la academia y la institución del arte. Estas ramas, aunque conectadas, tienen diferencias cuando las examinamos en profundidad. Al hablar de la institución, nos referimos a lo que conocemos como la Universidad, la
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edificación, el espacio asignado con dicho respaldo legal y regulaciones ya establecidas para enseñar, dictar, evaluar y contribuir al desarrollo de un artista, promoviendo el pensamiento crítico, el intercambio de ideas y cuestiones, así como la técnica y la creación. Esta institucionalidad proviene de una cadena de acciones que llevan décadas siendo establecidas y puede otorgarnos distinciones que nos generan cierta aprobación y crédito en lo que estamos haciendo, como un diploma, respaldado por connotaciones legales y jurídicas. Si queremos formar parte de esto, debemos cumplir ciertos criterios, formatos e incluso contratos para alcanzar el objetivo final. Este es el entorno en el que me formé y del cual estoy agradecida por ser parte, ya que estoy aquí para recibir educación en el ámbito de las artes.
En cuanto a la academia, nos referimos directamente a un espacio donde se enseñan diversas técnicas relacionadas con el arte, donde podemos aprender y, de alguna manera, perfeccionar dichas técnicas que hemos aplicado. No tiene un trasfondo de estudio, calificación o respaldo legal, ya que se dicta netamente desde la práctica y la creación.
Como destaca Andrea Fraser en su libro “Delacríticainstitucionalalainstitucióndelacrítica” 1 , existen herramientas para cuestionar y desafiar las estructuras de poder arraigadas en las instituciones artísticas. Por otro lado, argumenta que la crítica institucional, que originalmente buscaba cuestionar las estructuras de poder en las instituciones artísticas, ha sido absorbida y cooptada por estas mismas instituciones. Así, sostiene que la práctica artística se ha integrado en el mercado y en las instituciones, lo que ha llevado a una relación más compleja entre el arte y el poder. En resumen, Fraser argumenta que la crítica institucional en el arte contemporáneo ha evolucionado hacia una institución en sí misma, y aboga por una nueva forma de crítica que desafíe activamente las estructuras de poder en el arte y la sociedad.
De esta manera, mis preguntas comienzan a girar hacia lo que realmente me genera incerti-
dumbre: ¿cómo llegó a ser todo así? Aunque esta no sea mi pregunta final, sin duda abarca una parte importante de mi cuestión. No se trata de una incomodidad hacia la institución o cualquiera de estas ramas, sino que es una pregunta constante acerca de por qué las cosas son como son.
LA PREGUNTA
Decido compartir un poco sobre el origen de todas estas cuestiones y experiencias. Durante mis primeros años de formación como artista, participé en clases y proyectos académicos, como se espera una vez que uno se vincula a la institución. En muchas de esas clases, experimenté tanto momentos positivos como negativos, como es común, ya que algunas se centraban en el aprendizaje sobre el arte, sus componentes e historia, mientras que otras se dedicaban a la práctica. Sin embargo, algunas clases tenían criterios de evaluación diferentes. Algunas se centraban en aspectos teóricos, como hechos, historia, fechas o movimientos, que son objetivos y fáciles de evaluar debido a su naturaleza investigativa y académica. En cambio, en las clases prácticas, la evaluación no se ajustaba a los estándares de las clases teóricas o de otros campos, como la ingeniería, donde predominan las verdades absolutas.
En las clases prácticas, la evaluación se basaba principalmente en criterios y métricas preestablecidas que regían el proceso de calificación, lo que podía hacer que fuera subjetiva. Con el tiempo, llegué a la conclusión de que esta evaluación era parcial. Sin embargo, al estar en una academia de arte, ¿cómo no iba a ser subjetiva la evaluación del arte? Aunque tenía claridad sobre lo que se evaluaba en base a diversas experiencias, a menudo no conseguía la calificación deseada. Esto me llevó a concluir que, a pesar de los parámetros y reglas establecidos, siempre hay un componente subjetivo que influye en la evaluación, lo que me generó cierta incomodidad temporalmente.
1 Frasser, A. (2017).
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la institución
la crítica
De la crítica institucional a la institución de la crítica. Siglo Veintiuno. De la crítica institucional a
de
A raíz de esto, empecé a cuestionar las métricas establecidas: ¿qué debía hacer de manera diferente para ser aprobado en el arte? Sin embargo, al iniciar esta investigación, dejé de lado factores que consideraba no pertinentes, como la dedicación y la práctica, así como el aprendizaje a través del error. Estas cuestiones están más relacionadas con quienes establecen las reglas en la academia y determinan quién puede considerarse un artista.
Estas preguntas generaron nuevas dudas e intervenciones en mi investigación, como: ¿Qué representa a los estudiantes de arte? ¿Quién establece pautas para estos estudiantes? ¿En qué se basan estas pautas? ¿Existe una necesidad imperante de ser aprobado? Sin embargo, todo esto trasciende más allá de la mera formulación de preguntas.
Decidí ahondar en el significado de una institución o escuela que establece criterios y métricas para formar a personas, lo que puede influir en el reconocimiento de un individuo como artista y otorgarle el privilegio de ser educado para ingresar al mundo profesional. Estas instituciones tienen un gran poder para definir esto, lo que plantea la cuestión de la búsqueda de aprobación y aceptación que se presenta al entrar en la academia Pierre Bourdieu, en “El sentido social del gusto” 2 , aborda preguntas similares desde una perspectiva filosófica, centrándose en cómo las escuelas de Bellas Artes esperan que sus estudiantes se interesen en un arte que, paradójicamente, va en contra de ellas mismas. Esto puede llevar a una percepción del arte como una crisis de creencia, donde la obra de arte se define por su contexto y la percepción del espectador.
“Las escuelas de Bellas Artes esperan que quienes las frecuentan se interesen en un arte que se ha constituido contra ella” 2
Bourdieu menciona esto aludiendo a cómo la escuela ejerce esta manipulación legítima y cómo puede protegerse para permitir que quienes
forman parte de ella tengan la autoridad de definir qué constituye un buen artista. Al analizarlo de manera más consciente, estas interrogantes que él plantea son las mismas que yo me hago (más o menos 50 años después). ¿Acaso la academia y su metodología no han evolucionado para volver a poner a los estudiantes en una posición donde hagan estas mismas preguntas? Es interesante analizar cómo, después de todo ese tiempo, los estudiantes seguimos teniendo este tipo de preguntas que generan inseguridades e inconformidades con nuestra realidad.
Bourdieu aborda las respuestas a estas preguntas desde una perspectiva más filosófica, mencionándolas no como dictámenes definitivos, sino como parte de un proceso continuo de cuestionamiento y búsqueda de respuestas. Además, señala cómo las mismas escuelas de Bellas Artes esperan que sus estudiantes se interesen en un arte que desafíe sus propios preceptos.
Esto puede llevar a enseñar algo que se convierte en contradictorio y a percibir el arte como una crisis de creencia. Por ejemplo, cuando observamos una obra en un museo, nuestro cerebro automáticamente la reconoce como una obra de arte que merece estar allí, casi como si el espacio del museo la santificara (Bourdieu incluso lo compara con una iglesia), y por estar expuesta en ese contexto ya se considera una obra de arte.
Tanto en la época actual como en la de Bourdieu, el arte puede ser visto de esta manera, y se convierte en una obra cuando le otorgamos esa connotación debido a su entorno, donde reside la libre expresión del espectador para decidir por sí mismo si lo que ve le parece arte o no. Estas percepciones de Bourdieu me llevan a comprender que las respuestas que busco, motivadas por mi ambición y mi inseguridad, conducirán a otros espacios y preguntas que profundizarán mi preocupación en diferentes direcciones. Estos cuestionamientos han sido parte de mi reflexión durante mucho tiempo.
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Pierre, B. (2010). El sentido Social del Gusto. Siglo veintiuno editores. https://redmovimientos.mx/wp- content/uploads/2020/08/El-Sentido-Social-del-Gusto-Bourdieu.pdf 2
¿DE DONDE VIENE MI PREGUNTA?
Así, con lo que había podido abarcar y analizar previamente, comencé a generar preguntas en torno a qué significa tener una voz propia. Esta voz, con descripción y personalidad propias, constituía una segunda opinión en mi proceso creativo, y me llevaba a reflexionar sobre cómo esa voz se transformaba en una especie de alter ego en relación con la aprobación artística que yo buscaba. Esta voz se dedicaba a evaluar lo que yo creaba y a analizar el origen de las cuestiones que me llevaban a debatir dilemas académicos a diario. Aunque abordé y analicé esta voz, pude reconocer que era parte integral de mi proceso creativo y que valía la pena conservarla, ya que podía ser útil para alcanzar mis objetivos artísticos. Además, esta voz no representaba necesariamente una aprobación del arte, al menos no de manera legítima, lo cual era precisamente lo que si estaba buscando.
Por eso, surgieron preguntas relacionadas con las definiciones que esperaba encontrar, ya que esta voz solo me generaba inseguridad y nuevas perspectivas, lo cual no era negativo, pero no me proporcionaba una respuesta definitiva o una investigación clara sobre el origen de la aprobación artística. Así, me adentré más en la investigación para poder cuestionar y ampliar mi comprensión de lo que significa ser un buen artista y qué factores influyen en ello.
Esta investigación sobre mi propia voz resultó muy útil, ya que me ayudó a comprender lo que se puede crear desde una perspectiva personal y a partir de la propia aprobación y definición. Aunque la academia y la Universidad imponen parámetros establecidos, y a pesar de mi opinión interior, los criterios de aprobación artística siguen existiendo y generando interrogantes sobre lo que puede formar a un artista. De este modo, surgió una nueva preocupación: ¿Qué significa ser un buen artista? Esto me llevó a indagar más en mi preocupación principal, que para mí tiene su origen en esa misma cuestión. Para dar inicio a esta pregunta, tuve en cuenta que
no era una pregunta nueva.
Muchas personas y artistas han tenido estas mismas inquietudes a lo largo del tiempo y las han abordado de diversas maneras. Como vimos con Bourdieu, estas cuestiones se han planteado desde los comienzos de la academia hasta hoy en día. Creo que esto se debe a una incertidumbre constante sobre por qué existe el arte tal como lo conocemos. Estamos expuestos a diferentes normas y directrices que nos guían en lo que debería ser el arte y lo que no, y con el paso del tiempo, estas normas pueden cambiar, pero siempre surgen nuevas preguntas que se adaptan a los estándares de cada época.
Por lo tanto, me centré en diferentes definiciones que podrían responder a esa pregunta. Definiciones como talento, dedicación, precisión y eficacia en la creación, que es el papel de la academia al proporcionar este tipo de conocimiento. Sin embargo, al reflexionar sobre estas definiciones y sobre cómo
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(Imagen 1) Haacke H, (2014) “The Business Behind
la academia puede transmitir estos conocimientos, me di cuenta de que la verdadera pregunta es quién define qué es un buen artista. Es casi imposible identificar a una sola persona o a individuos que puedan tener ese mérito, ya que se trata de una evaluación que se basa en una crítica establecida y en la institucionalización del arte, no en opiniones individuales. Por lo tanto, comencé a identificar espacios y situaciones donde ciertas personas podrían tener cierto poder para definir qué es un buen artista.
En la tesis de Daniel Gasol Señoron, “Arte Emergente: Creación en Barcelona” 3 , el autor explora la relación entre el arte contemporáneo y la cultura, centrándose en cómo la exposición artística en instituciones juega un papel crucial en la visibilidad y legitimación del arte. Esto se alinea con mi argumento de que la unión entre cultura y arte está influenciada por cuestiones de poder, y que la cultura, al popularizarse, ha pasado a incluir actividades y conceptos que antes estaban fuera de su ámbito.
Esta popularización ha llevado a una redefinición del concepto de cultura desde una perspectiva más democrática. Además, se discute cómo el poder institucionaliza la cultura y el arte, lo que influye en la percepción y clasificación de las expresiones creativas.
De esta manera, comencé a cuestionar no solo quién aprueba, sino también los propios espacios, cómo lo son las instituciones, galerías, museos, entre otros, que presentan las obras y nos generan confianza en su autenticidad. Por tanto, me adentré en una crítica del espacio artístico y me pregunté por qué allí se aprueba lo que consideramos obras de arte. Cuestionando cómo se habla del mercado del arte, las instituciones que lo regulan y otros aspectos como diplomas, distinciones, becas, convocatorias, galeristas e inversores, que confieren cierto poder en el ámbito artístico.
Por otro lado, considero relevante abordar el estado actual del arte y cómo existen otros espacios de aprobación que no están vinculados a la institución, investigando de dónde provienen y cómo influyen en la prevalencia de ciertas obras que siguen unas pautas dictadas por ellos mismos. En estos casos, la obra parece perder su esencia artística, ya que se ve condicionada por estructuras y mecanismos relacionados con la actuación y comunicación de los organismos gubernamentales y administrativos.
Esto plantea la pregunta de si el artista crea arte para el medio, o si el medio institucionaliza lo que produce el artista, y cómo la aprobación de la academia y la legitimación otorgada por otros organismos no siempre están relacionadas ni garantizan el reconocimiento mutuo. Una parte interesante de este punto mencionado es abarcado en la tesis doctoral: LainstitucionalizacióndelarteenlaenseñanzaenColombia: Antecedentes y Evolución de la Universidad de Nariño 4, donde se abarca cómo la institucionalización del arte aparece en los procesos de aprobación del arte.
3 Gasol, D. (2014). Arte Emergente: Creación en Barcelona. Universidad de Barcelona.
“De este modo se cumplirían dos de las premisas de la institucionalización: la intervención de la autoridad legal como agente que da vía al proceso 4 Uzcátegui, M. (2010). La
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Behind Art Knows the Art of the Koch Brothers” MoMA.
institucionalización del arte en la enseñanza en Colombia: Antecedentes y Evolución. Universidad de Nariño.
y lo oficializa mediante el control de los requisitos,ladenominaciónyloscontenidosdeenseñanza, ylatradicióndemostradadelosmaestrosresponsables desufuncionamiento,condiciónestádehabituación y tipificación del proceso que hemos analizado” 4
Otro ejemplo claro de esto son las obras del artista alemán Hans Haacke, cuyo arte no solo es controversial, sino que también refleja la cuestión de para quién se crea. Haacke es un artista políticamente comprometido cuya obra se centra en cuestiones so-
tante patrocinador de causas conservadoras. En la imagen central, hay un banner entre columnas en la fachada del museo que proclama “El negocio detrás del arte conoce el arte del buen negocio”. Desde la pared hasta el suelo, caen decenas de fotomontajes, cada uno mostrando agua burbujeante enmarcada por el borde de un billete de $100.
ciopolíticas contemporáneas, y a través de sus obras critica principalmente el sistema sociopolítico y económico. Además, invita a los visitantes a contribuir a la creación de la obra y a cuestionar el sistema de la sociedad contemporánea.
Haacke se dedica constantemente a crear con un propósito definido, ya sea en busca de aprobación o no. Cómo podemos ver en su instalación titulada “El negocio detrás del arte conoce el arte de los Koch Brothers” (Imagen 1). En está Haacke presenta un tríptico de fotografías: dos en los extremos muestran las nuevas fuentes banales frente al Museo Metropolitano de Arte financiadas por el multimillonario David H. Koch, quien, junto con su hermano, Charles G. Koch, es un impor-
Esta obra constituye una clara crítica al poder socioeconómico que influye en el mundo del arte, invitando al espectador a cuestionar el propósito del arte y generando una incomodidad que nos lleva a preguntarnos qué arte puede ser aprobado y cuál no. Haacke es solo uno entre muchos artistas que están constantemente creando obras que promueven o expresan diferentes aspectos u opiniones, y de alguna manera, todas estas obras buscan representar algo nuevo que merece ser discutido. Otro artista que podemos ver que abarca esto es el artista colombiano Juan Uribe, que de la misma manera pero a través de la sátira, ironía y la come-
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(Imagen 2) Uribe, J. (2023). Yo estudié arte para decorar el mambo [mural]. MAMBO.
(Imagen 3) Uribe, J. (2023) MAMBO.
dia logra transmitir esa inconformidad y constante búsqueda de aprobación desde su arte. Uribe en su exposición “Los museos también lloran (y harto)” presentada en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, abarca este cuestionamiento a través de palabras y frases inscritas en las paredes del museo (Imagen 2).
“Juan Uribe aborda los temas que se han mantenido silenciados, remarcando también la superficialidad, las contradicciones, las apariencias y las precariedades presentes en el mercado del arte y los agentes que lo componen. Haciendo uso de gestos que refieren directamente a diversas corrientes artísticas, tales como el arte conceptual y la crítica institucional,Uribereinterpretademaneraindependiente el marco de influencias que lo conforman.”
Según Eugenio Viola, “(...) La ironía cáustica de Juan Uribe recuerda un modus operandi cercano al de la crítica institucional. Su intervención problematiza, al igual que este ilustre movimiento conceptual, las ideologías y estructuras de poder que subyacen a la circulación, exhibición y discusión del arte contemporáneo así como el funcionamiento de instituciones como los museos.”
En ese sentido, Los museos también lloran (y harto) se inscribe en el espacio museal, negando la sacralidad del mismo y afirmando una autodeterminación propia de una obra con agencia.” 5 .
Por último, para entender un poco más de donde viene mi pregunta, abarqué factores como los diplomas, formularios, becas, redes sociales, espacios físicos, entre otros, que son fundamentales en este proceso de aprobación y en la definición de lo que significa ser un buen artista. Estos elementos son cruciales para mi investigación, ya que destacan cómo diferentes aspectos contribuyen a la conformidad tanto personal como pública de ser considerado un buen artista.
En “¿Es el arte un misterio o un ministerio?” 6 de Inés Katzenstein y Claudio Iglesias, se examina la transformación del arte contemporáneo en el
contexto de su profesionalización. Históricamente, el arte se consideraba un misterio, un proceso creativo libre de normativas establecidas.
Sin embargo, en la actualidad, el arte ha experimentado una transición hacia lo que podría llamarse un ‘ministerio’, donde las prácticas artísticas están cada vez más influenciadas por estándares profesionales, regulaciones inst tucionales y presiones del mercado.
Asimismo, Katzenstein e Iglesias señalan que el cambio hacia el profesionalismo en el arte contemporáneo ha sido impulsado por una serie de factores, que incluyen la institucionalización del arte en museos y galerías, la comercialización del mercado del arte y la profesionalización de la formación artística en instituciones educativas (aspectos que están estrechamente relacionados con mi investigación). Como resultado, los artistas contemporáneos se enfrentan a una serie de desafíos relacionados con la necesidad de adaptarse a las demandas del mercado, establecer redes profesionales y cumplir con las expectativas institucionales.
Katzenstein e Iglesias mencionan cómo la creciente profesionalización del arte plantea preguntas sobre la autonomía creativa y el papel del arte como una expresión libre, no condicionada por el mercado. También genera preocupaciones sobre la uniformidad del arte en el contexto del profesionalismo, lo que podría llegar a restringir la diversidad y la innovación, y que no obstante, ofrece oportunidades de reconocimiento y sustento económico para los artistas, así como conexiones en el ámbito artístico. En última instancia, Katzenstein e Iglesias mencionan que es crucial encontrar un equilibrio entre la profesionalización y la preservación de la autonomía y diversidad en el arte contemporáneo.
La investigación de Katzenstein e Iglesias aborda lo que es legitimado en el espacio, como el museo o la galería, y cómo el arte presentado allí se transforma y se adapta a una nueva composición. Este es-
https://www.mambogota.com/exposicion/los-museos-tambien-lloran-y-harto-juan-uribe/
13 MAMBO.
Los Museos también lloran (y harto) – Juan Uribe. MAMBO.
(2023, Octubre 19).
6 Katzenstein, I., & Iglesias, C. (2019). ¿Es el arte un misterio o un ministerio? Siglo XXI Editores. MBO 5
pacio habla de la legitimidad inmediata de la obra.
Todos estos aspectos están interconectados por la premisa de que existen diversos factores que dieron origen a la formulación de mi pregunta inicial. Estos elementos se entrelazan para generar una distinción significativa en lo que respecta a la valoración del arte. Aspectos tales como las instituciones artísticas, la institucionalización del arte y las diferentes formas de distinción son algunos de los componentes que contribuyeron al desarrollo de la constante búsqueda por comprender quién tiene la autoridad para aprobar o validar una obra artística.
En suma, la complejidad de la aprobación del arte es el resultado de una interacción entre diversos factores que van desde las estructuras institucionales hasta las percepciones individuales. Comprender este proceso requiere examinar en detalle cómo estas fuerzas interactúan y cómo se reflejan en nuestras concepciones y valoraciones del arte.
Una vez que he planteado estas preguntas y estas cuestiones sobre por qué el arte es como es, considero pertinente centrarme en lo que significa para mí y en lo que he llegado a conocer. Para empezar, se pueden generalizar de diversas maneras estas definiciones y esta serie de pasos que se deben seguir para concretar qué es ser un artista.
Sin embargo, eso no implica que debamos seguirlos al pie de la letra para convertirnos en artistas; esa es una posibilidad que no es legítimamente viable y que entra en conflicto con lo que he estado abordando. No obstante, sí podemos ofrecer un breve resumen de lo que podrían ser esos espacios o eventos particulares que moldean, forman, regulan y legitiman al artista. Una especie de guía para el artista novato.
1. LA INSTITUCIÓN y UNIVERSIDAD
Comenzando por lo que ya hemos mencionado acerca de la institución y su papel relevante en la formación. ¿Qué es este espacio? ¿Por qué existe?
En muchas ocasiones, hemos observado que artistas reconocidos, en algún momento de sus vidas, estudiaron o se formaron en el ámbito de las bellas artes. Gracias a estas academias e instituciones, lograron perfeccionar sus técnicas y desarrollar su talento. Sin embargo, esta institución no solo proporciona eso, sino que también ofrece una formación crítica y analítica en cuanto al pensamiento. A través de estas instituciones se generan diálogos y conversaciones que no solo moldean a los “estudiantes”, sino también a los propios maestros. La institución ha aceptado estos diálogos y conversaciones; una vez generados, se siguen unas métricas ya establecidas y unos pasos para obtener una aprobación, como pueden ser las calificaciones o la obtención de un diploma de grado. En otras palabras, se trata de estudiar y obtener un título. Sin embargo, la institución no es dueña del término “artista”, pero sí puede regular como estos sujetos salen al mundo profesional.
14 MI PREGUNTA Y
PASOS
SUS
2. rELACIONES pÚBLICAS
Sin seguir un orden específico, otro factor fundamental para la legitimación son las relaciones públicas. Los contactos son fundamentales en la vida de un profesional, y esto no excluye a un artista. La existencia de artistas famosos representa una definición clara y menciona que todos forman parte de un grupo de personas que reconocen el trabajo de alguna manera u otra. Como menciona Bourdieu en “La Distinción” 7, las personas en la sociedad emiten juicios sobre la cultura, el arte, la literatura y otros aspectos de la vida cotidiana, y estos juicios están influenciados por factores sociales, económicos y culturales. Esto también se aplica al arte y a cómo éste es percibido en la sociedad.
Dentro del ámbito del arte, Bourdieu examina cómo las personas emiten juicios sobre diferentes formas de arte y cómo estos están influenciados por factores sociales y culturales. Bourdieu argumenta que el gusto por el arte está estrechamente relacionado con la posición social y el capital cultural de una persona. Por otro lado, argumenta que las élites culturales suelen valorar formas de arte que requieren un nivel de conocimiento cultural para apreciarlas.
así participar en la vida social. Las conexiones son fundamentales en el camino posteriormente. Las relaciones públicas de alguna manera otorgan una aprobación y oficializan el arte, a través de la misma validación que proporcionan. Es en cierto modo un ciclo en el que se legitima porque ellos son legitimados. Espacios como galerías, museos de arte o coleccionistas son un ejemplo de lo que avala a un artista, que muchas veces es presentado y expuesto debido a las relaciones y al valor que le confieren los creadores y propietarios de estos espacios. Estar expuesto al público es un factor que proporciona una sensación de tranquilidad al momento de querer exponerse. Espacios como las redes sociales son otro ejemplo claro de estas relaciones públicas y esta aprobación.
Hoy en día, para las personas de mi generación, la idea de un “me gusta” o un comentario son fundamentales para generar una aprobación. Estas relaciones, aunque no sean legítimas, generan cierto poder que muchos artistas buscan en la actualidad, y que es difícil de conseguir, pero una vez que se consigue, se aprueba.
En mi opinión, es una manera moderna de buscar la aprobación y la aceptación externa y así legitimar lo que hacemos, en cuanto a nuestro trabajo, algo que constantemente estamos buscando.
En consecuencia, estas formas de arte se consideran culturalmente legítimas y están asociadas con el prestigio social, lo cual está conectado con lo que he planteado en mis preguntas. Asistir a exposiciones, si es posible a las inauguraciones, y
7 Bourdieu, P. (1984). Distinction
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A Social Critique of the Judgement of Taste. Harvard University Press.
3. diSTINCIONES
Para concluir, el último aspecto que mencionaré sobre la legitimación del artista son las diferentes distinciones que podemos obtener como artistas. Cartas de aceptación, invitaciones, textos curatoriales, entre otros, son aspectos que forman a un artista y crean una cierta conformidad al momento de exponerse al mundo como tales. Es un paso que puede ser un poco más difícil de adquirir, pero que sin duda genera distinción ante los ojos de las personas y una aprobación casi inmediata.
Casi en línea con lo que dice Bourdieu, la distinción es un mecanismo que las mismas clases sociales utilizan para aprobar algo, lo cual en el caso del arte es profundamente importante en cuanto a su prestigio. Participar en convocatorias y tratar de obtener reconocimiento a través de cursos, diplomados o residencias de todo tipo. Incluso, realizar una maestría, si es posible en un país extranjero.
La legitimación del artista y su obra es un proceso complejo que involucra diversos factores, desde la formación académica hasta las relaciones públicas y las distinciones obtenidas. La institución educativa desempeña un papel crucial al proporcionar no solo habilidades técnicas, sino también un pensamiento crítico y analítico. Por otro lado, las relaciones públicas son fundamentales para el reconocimiento social del artista, influyendo en la percepción del arte y su valoración en la sociedad.
Asimismo, las distinciones y reconocimientos otorgan prestigio y validación al trabajo artístico, contribuyendo a su aceptación y reconocimiento público. Es un proceso multifacético que refleja dinámicas sociales, culturales y económicas, y que, si lo abordamos desde esa perspectiva, podemos ver que el arte y
su aprobación pueden estar vinculados a ideas y puntos de vista de diferentes personas, no de un ente total. Debido a esto, comprendemos el propósito detrás de nuestras creaciones y para quién las creamos. Si examinamos lo que define ser un artista, vemos qué define a el propio artista. La creación es la base de lo que hace un artista, de donde nace su deseo de aprobación y su intención de expresarse.
Al crear, pensamos en cómo percibimos y cómo creamos el arte. Muchas veces creamos para nosotros mismos, o creamos buscando esa aprobación. De alguna manera, siempre hay una razón subyacente al crear. Cuando creamos, estamos siempre a la espera de ver qué dirán, y de alguna manera estamos esperando una reacción. La aprobación del artista está profundamente ligada con la creación y con el mismo proceso. La técnica, el tiempo, la exposición, todo es un reflejo de lo que un artista quiere transmitir.
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MI PREGUNTA Y EL BORDADO
Ahora, toda esta investigación formará parte de mi proyecto y de la manera en la que será presentado, siendo a través del bordado y de sus condiciones para ser utilizado, su material e importancia como práctica en el arte. De esta manera, sacaré el bordado de su espacio común y lo plasmaré en algo nuevo, en este caso en lo que será la instalación por sí misma, y no como el tema clásico o cliché que conocemos, que es la temática de la mujer, de la sanación y de la práctica comúnmente vista como artesanal y educativa específica para mujeres.
Las prácticas artísticas cargan un nivel de importancia, unas más que otras; por lo tanto, su principal conflicto para mí es cómo se relacionan con la aprobación que se les da. Algunas prácticas, como la pintura, la escultura o el dibujo, han sido catalogadas como fundamentales para las artes y para la academia. En casi todos los planes de estudios de formación artística, estas prácticas (entre otras más) forman parte de un núcleo que es imprescindible al querer formarse como verdaderos artistas, ya que tienen componentes antiguos y con historia, así como un respeto.
Desde las primeras escuelas de arte, se ha hablado de clases de dibujo, de espacialidad, entre otras, y han sido prácticas que fomentan el crecimiento del artista; gracias a estas y otros factores que he abordado, el mismo artista recibe este reconocimiento y aprobación del que he estado hablando previamente. Sin embargo, muchas otras prácticas quedan olvidadas o simplemente catalogadas como complementos o electivos para una formación correctamente aprobada.
Por otro lado, otras prácticas que quedan en un segundo plano no solo se consideran menos importantes, sino que carecen de ese componente importante de formar a un artista en ese espacio legítimo. No obstante, no estoy reclamando que estas prácticas que sí son catalogadas como relevantes no lo sean, ya que han sido importantes durante años, teniendo un tipo de resultado fructífero y útil para el
crecimiento de un artista. Son habilidades de gran relevancia, y si observamos cómo ha cambiado el artista a lo largo de los años y cómo ha sido su aprobación, un ámbito de algunas de estas prácticas siempre se ve reflejado. Mi reflexión va más a donde quedan las otras prácticas que son dadas por elegibles, y el por qué la mayoría de veces quedan abandonadas, como lo ha sido el bordado.
Cómo dice Rozsika Parker en su ensayo “The subversive stitch: embroidery and the making of the feminine” 8: (El punto subversivo: el bordado y la construcción de lo femenino.)
“La situación del bordado es más elusiva. Cuando las mujeres pintan, su trabajo se clasifica homogéneamente como femenino, pero se reconoce como arte. Cuando las mujeres bordan, no se ve como arte, sino completamentecomoexpresióndefeminidad. Y,crucialmente,seclasificacomoartesanía.
La división de las formas de arte en una clasificación jerárquica de artes y artesanías se atribuye generalmente a factoresdeclasedentrodelsistemaeconómico y social, separando al artista del artesano. Las bellas artes, la pintura y la escultura,seconsideranelámbitoadecuado de las clases privilegiadas, mientras que la artesanía o las artes aplicadas, como lafabricacióndemueblesolaplatería,se asocian con la clase trabajadora.”
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8 Parker, R. (2010). The subversive stitch: embroidery and the making of the feminine. I.B. Tauris
Para esto, decidí investigar más a fondo el porqué, dentro de la concepción de arte, ciertos materiales no han tenido entrada en un ámbito educativo, y por ende a veces no aprobado. Y vemos que esta exclusión proviene de unas herencias de tradiciones occidentales y de lo comúnmente aceptado en la academia de arte, como lo es lo que puede llegar a transmitir el dibujo. Con esto, simplificamos las ideas y tomamos en cuenta las observaciones y percepciones más claras. Por otra parte, aprender o tener como objetivo obligatorio el dibujo fortalece al artista en sus habilidades y en su perseverancia.
Es por razones como estas que el dibujo, como ejemplo, adquiere una relevancia mayor. Por otro lado, tensiones como la ética, historia o la diagramación de las artes visuales hacen que otras prácticas tengan un componente obligatorio y necesario para la formación del artista, dejando de lado otras que no nos forman de manera práctica como artistas, pero sí de manera crítica. Así, el bordado tiene una tensión que usualmente no es perceptible para el artista que no lo practica.
Como mujer, he observado que el bordado ha sido promovido para prácticas de sanación y comúnmente catalogado como una habilidad femenina. Incluso en algunos colegios, es una habilidad que se debe enseñar a algunas mujeres, ya que se considera fundamental para su rol en la sociedad, según algunas academias. En estos tiempos modernos se ha transformado en una práctica utilizada para la sanación de procesos de mujeres y niñas, así como para la decoración, mostrando una belleza muy neutral y pocas veces considerada como una verdadera práctica artística que una artista pueda utilizar para sus proyectos e instalaciones. A pesar de que esta práctica ha sido trabajada durante siglos, rara vez se le ha dado otro significado u otra utilidad.
Sin embargo, sí han existido artistas que han utilizado está técnica para representar otros aspectos aparte de los que se les ha sido educados con el bordado.
Esto lo podemos ver en la obra de la artista colombiana Nieves Martínez, “Simón Bolívar” (Imagen 4), que en el siglo diecinueve crea una obra nueva con un recurso que no era común para este tipo de obras. Esta consiste en pinturas e hilos de seda metálicos bordados sobre papel. De esa misma manera observamos que se utiliza en un contexto de decoración y de entretenimiento visual para una clase alta, ya que eran las mujeres de la alta sociedad quienes lo practicaban, siguiendo una tradición que hasta hace poco se mantenía o perdía. Incluso se incluye como una práctica textil y no directamente como una forma artística visual, lo que la vincula aún más con la mujer y su rol.
Una cita muy interesante que encontré en un artículo de la página de arte, Artsy acerca de artistas que utilizaron el bordado de manera drástica e innovadora, narran cómo el bordado, en especial la costura con aguja ha sido muchas veces relacionada con la política y el poder femenino:
“Muchas de nuestras asociaciones modernas con el bordado,comolossamplersdepuntodecruzolasalmohadasconbordadospícaros,parecenpintorescas, peroelmedioseutilizadeformasdiversasycomplejas. De hecho, el trabajo con aguja tiene una larga relación con la política, el poder y la resistencia.” 9
Por otro lado, el bordado ha sido utilizado para protestas, pancartas, procesos de sanación, de incertidumbre, de desahogo y de rebelión. Sin embargo, un factor común que ha mantenido su relevancia de manera constante es el feminismo y el empoderamiento de la mujer en esta práctica. Muchas veces se utiliza como un arma y desempeña un papel fundamental en la lucha y la resistencia, otorgando a las mujeres una voz y una herramienta de expresión. Esta práctica, que es antigua, ha sido reutilizada para estos mismos fines, adaptándose a las necesidades actuales y emergentes.
“En la década de 1970, artistas feministas como Judy Chicago, Miriam Schapiro y Faith Ringgold utilizaron el bordado y otras artesanías
9 Gittlen, A. (2017, Noviembre 21). 11 Artists using Embroidery in Radical Ways. Artsy. https://www.artsy.net/article/artsy-editorial-11-artists-embroidery-radical-ways
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para contar historias poderosas y disruptivas. Explotaron técnicas artesanales para explorar la construcción de roles de género y desafiar la jerarquía que valoraba la pintura y la escultura por encima de las formas de arte y artesanía tradicionalmente consideradas como trabajo de mujeres. Hoy en día, las artes textiles como el bordado tienen una presencia creciente en museos y galerías, y los artistas utilizan sus agujas para investigar una variedad vertiginosa de temas, explorando el género, la identidad sexual y étnica, la historia cultural, la memoria y la cultura popular, entre otros temas”.
No obstante, a pesar de que algunos artistas han utilizado el bordado como medio para estos fines, hay otros que lo han abordado simplemente como un medio más dentro del arte. Este es el enfoque principal de mi investigación y de lo que deseo expresar. Me interesa explorar por qué el bordado no se considera fundamental para la formación artística y cómo podría implementarlo en mi trabajo y proyecto, dándole de alguna manera una resignificación en cuanto a su aprobación en un espacio. No pretendo tanto profundizar en si debería ser considerado una práctica fundamental, sino más bien en las razones por las cuales no lo es.
Artistas como Elaine Reichek (Imagen 5) emplean el bordado de una manera diferente a la convencional.
A través de sus puntadas, ella crea nuevas narrativas y expresiones que no se asocian típicamente con esta técnica, explorando temas como la historia del arte, poemas y otros. Sin embargo, también explora el feminismo y la expresión artística de la feminidad. Como lo presentan en la página del museo de Brooklyn, acerca de la artista y su proceso artístico:
“Ella fue una pionera temprana entre los artistas conceptuales que reconsideraban el papel de la artesanía en las bellas artes e investigaban narrativasalternativasquehabíansidoexcluidasdel canon, en lo que ahora es un campo en crecimiento de esfuerzo creativo e investigación crítica” 10 .
De este modo, aspiro a (a)bordar mi proyecto de una manera similar. A lo largo de los años que he dedicado al bordado, he aprendido la técnica principalmente observando fotografías e ilustraciones que muestran cómo se realiza esta habilidad. Nunca he recibido clases directas ni he tomado cursos específicos al respecto. Sin embargo, conforme exploraba las posibilidades de este medio, me di cuenta de que tenía un potencial aún mayor del que se le reconocía.
Mi interés por el bordado se despertó al observar a mi madre utilizarlo como pasatiempo y al ver a mi abuela guardar una caja llena de materiales, repleta de hilos de mil colores. Curiosamente, este contexto, aunque contradictorio, fortaleció mi determinación de seguir este camino. (Cuando digo “contradictorio”, me refiero a que mi enfoque principal es utilizar esta práctica no como un medio de expresión
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(Imagen 4) Martínez, N. (1884). Simón Bolívar [Bordado con pintura sobre papel]. Museo Nacional
10 Brooklyn Museum. (2011). Elaine Reichek. Brooklyn Museum. https://www.brooklynmuseum.org/eascfa/about/feminist_art_base/elaine-reichek
feminista, sino como un nuevo recurso dentro de mi proyecto final, como un complemento al dibujo).
El bordado se convirtió en mi práctica estratégica para llevar a cabo mi obra, por diversas razones, pero principalmente porque es una habilidad que he adquirido y estoy dispuesta a utilizar y perfeccionar de la mejor manera posible. Me gusta la forma en que se aborda, se maneja y todas las posibilidades que ofrece. Su proceso de creación es delicado, requiere tiempo y precisión, a veces puede dañar la piel y fatigar la vista. Es un medio que se maneja de manera novedosa y del cual pocas personas conocen su abordaje. Cuando observo que el bordado no es considerado una práctica esencial para la formación de un artista, logro comprender en cierta medida el porqué. Al conocer su historia, también puedo comprender en parte ese linaje de poder y de necesidad.
Quizás sea una forma de subestimar el trabajo de las mujeres, considerándolo una habilidad poco relevante. Por ello, el bordado no posee la misma relevancia que la pintura o el dibujo, que han sido practicados por artistas durante siglos. Aunque esta práctica ha sido fundamental y necesaria para muchos otros, ha logrado establecerse como un medio innovador que desafía las convenciones. Son pocos los hombres que se dedican a esto, y pocas mujeres artistas han utilizado el bordado como medio para expresar ideas distintas al feminismo, la mujer y su rol en la sociedad.
En el Capítulo 4.2 de “Teoría del Arte Feminista: Una Antología 1968 - 2014”, “Artesanía: Rozsika Parker y la Creación de la Feminidad” (1984) 11 Rozsika Parker explora la asociación histórica entre la artesanía y la feminidad. Examina cómo el trabajo artesanal, tradicionalmente asociado con las mujeres, ha sido devaluado y marginado dentro del mundo del arte y la sociedad en general. Parker discute las construcciones culturales de la feminidad y cómo la artesanía se ha utilizado para reforzar los roles de género. También explora cómo las prácticas artesanales han servido como medio de autoexpresión y empoderamiento para las
mujeres, desafiando las nociones tradicionales de feminidad y las estructuras patriarcales. En resumen, el capítulo arroja luz sobre la compleja relación entre género, arte y artesanía, destacando tanto la marginación histórica de la artesanía como su potencial para subvertir las normas de género.
“La clasificación del bordado es una tarea difícil.Llamarlo‘arte’planteaproblemasespeciales. Elevarelbordadovariospeldañosenlaescaleradelas formas de arte podría interpretarse simplemente comounaafirmacióndelascategorizacionesjerárquicas, en lugar de reconstruirlas. Además, describir el bordado como ‘arte’ es no distinguirlo de la pintura,ocultandolasprofundasdiferenciasquese handesarrolladohistóricamenteentrelosdosmedios.
Sinembargo,llamarlo‘artesanía’noesunasolución. El bordado no cumple con el imperativo utilitario
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11 Parker, R. (2015). Artesanía: Rozsika Parker y la Creación de la Feminidad (2nd ed.). Hilary Robinson.
(Imagen 5) Reichek, E. (1999). Sampler (Ovid’s Weavers) Parte
que define la artesanía, porque gran parte de él es puramentepictórico.Tradicionalmente,lasmujeres hanllamadoalbordado‘trabajo’.” (Parker, 1984, 1)
Quiero expresar mis ideas y resaltar lo que significa ser un buen artista a través del bordado. Quiero que este medio sea la fuente primordial de donde surja el trabajo y que sea lo primero que el ojo vea y la piel sienta. Sin duda, debe estar encaminado a la investigación de este proyecto, sus narrativas y sus expresiones, y ser un medio para demostrar mi investigación.
Deseo que el bordado adquiera un significado diferente al de ser simplemente un proceso de sanación o un taller de colectividad sobre mi feminidad y mi rol en ella. Más que eso, quiero que el bordado se utilice con ese propósito, y cuando tengo la oportunidad, me gustaría
ayudar, enseñar y aprender sobre él en ese contexto. En cierta medida, para mi proyecto específico, deseo que esté centrado en lo que es como medio y cómo quiero utilizarlo, con su delicadeza y precisión.
Además, la inversión de tiempo y el hecho de que se necesita dedicar mucho tiempo al bordado para obtener resultados fructíferos es un aspecto muy importante, ya que no se puede resolver en una hora o menos; puede tomar horas e incluso días para crear algo valioso. Este tiempo empleado debe considerarse significativo, ya que, gracias a él, el bordado puede expresar lo que se ha propuesto, como un dibujo en sí mismo, que si se hiciera a mano alzada, podría llevar menos tiempo que si se bordara. Por último, el bordado es toda una experiencia sensorial. Tiene un valor táctil, ya que es un dibujo que se puede tocar, y su aroma es distintivo; todo en él ofrece una experiencia única. Esto es lo que anhelo inspirar y expresar en mi proyecto que será abordado a través del bordado.
Para esto, después de considerar las ideas sobre cómo quería abordar toda esta investigación y partir del mismo telar, quise representar un espacio que contenga objetos y elementos provenientes de lugares donde comúnmente se percibe la legitimidad del arte y donde se interactúa con ella. Sin embargo, recrear un espacio a través del borda do puede abordarse de distintas maneras. No obstante, quería que este espacio fuera proporcional y totalmente emergente en las sensaciones y percepciones, capaz de ser transitado e interactuado.
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Parte de la instalación When This You See… (1996–1999) MoMA
EL ARTE, EL ESPACIO Y MI PREGUNTA
Con todo lo mencionado previamente, incluyendo todos los pasos, métricas, técnicas y factores presentados para llegar a una definición de lo que es ser un artista, decidí abordar este tema desde mi propio arte y mi obra en bordado. A partir de todo lo expuesto en este texto, he creado una obra que busca demostrar cómo ciertos aspectos pueden generar una aprobación inmediata hacia un artista, siendo el espacio mismo parte de esta validación. De esta manera, a través de esta técnica, se plantean interrogantes que, mediante el pensamiento crítico, permitan juzgar o analizar el funcionamiento de la aprobación y el mecanismo de institucionalidad del arte en nuestro mundo.
Un artista que considero pertinente mencionar y que, de alguna manera, fue una fuente de inspiración para convertir un objeto en una obra literal es el artista estadounidense Taylor McKimens (Imagen 6).
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(Imagen 6) McKimens, T. (2004). The “Sorry” truck (Escultura en papel)
McKimens se destaca por crear obras que son más reconocibles como iconos que como representaciones naturales de los objetos. Esto es precisamente lo que intento recrear a través del bordado: objetos que pueden ser materializados de alguna manera mediante la iconografía y el bordado.
Para ello, comencé con la idea de crear una distinción que otorgara una legitimidad inmediata y que muchos estudiantes anhelan: un diploma universitario de artista (Imagen 6). Esta idea de crear una distinción surge de la ironía de poder aprobar mi profesión de una manera no convencional. Con ello, se busca cuestionar otras formas de distinción que galardonan al artista, mediante
diplomas institucionales, cartas de aprobación y un espacio característico, poniendo en duda esta técnica poco común en la creación artística.
Sin embargo, abordar esta cuestión únicamente desde las distinciones no es suficiente, ya que más allá de esos documentos, lo que realmente puede aprobar a un artista y otorgarle veracidad ante el público y la cultura es el espacio. El espacio es fundamental, pues es el lugar donde se reconoce verdaderamente el arte, desde el inicio de la institucionalización del arte y más allá. Es el lugar donde ocurre todo y donde se legitima la obra. Ya sea un museo, galería o sala de exposición, este espacio determina lo que se considera arte y lo que no lo es.
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(Imagen 6) Díaz, V. (2024). Mi diploma (Bordado)
Por lo tanto, mi investigación se plantea en relación con este espacio. El artista coreano Do Ho Suh (Imagen 8 y 9) enfatiza en algunas de sus obras la importancia del espacio para identificar el valor y la relevancia de la obra. Es por ello por lo que considero que su trabajo es relevante para mi propia obra e investigación y para todo mi proceso creativo.
A través del espacio que el artista crea (que es la obra en sí misma), se refleja su interés por la maleabilidad del espacio, tanto física como metafóricamente, y cómo el cuerpo se relaciona, habita e interactúa con ese espacio. Por otro lado, las obras de Suh exploran cómo los espacios que habitamos también contienen energía psicológica, haciendo visibles recuerdos, experiencias personales y una sensación de seguridad, independientemente de la ubicación geográfica.
De esta manera, busco transmitir un sentimiento similar de seguridad y familiaridad a través de mi trabajo. Quiero crear un espacio que sea reconocible pero que genere sensaciones familiares y que, sin embargo, puedan ser revividas porque son espacios seguros que establecen una relación de confianza entre el cuerpo y el espacio, para discernir lo legítimo de lo no legítimo. Es por eso que he decidido crear un espacio a través del bordado, donde se presenta una “legitimidad” y una aprobación que se da automáticamente debido a su ubicación.
Así, llegué a la conclusión de que quería llevar a cabo este proyecto desde el espacio. Sin embargo, es evidente que esta obra se genera en un espacio que la legitima: un espacio ilegítimo dentro de un espacio legítimo. Se trata de un lugar que presenta características propias de un museo o una galería, donde los documentos, las paredes, la iluminación y los marcos de las obras están cuidadosamente dispuestos. Es un lugar donde el espectador puede interactuar con la obra y experimentar esa culturización que es proporcionada y garantizada por un espacio legítimo. Incluso, como parte de la misma instalación, se incluye un código QR que ha sido bordado (Imagen 10).
A través de la ironía, este espacio crea una interacción entre lo que es el arte y el lugar donde este se
(Imagen 8) Do Ho Suh (2017-2018). Passage/s Instalación
(imagen 9) Do Ho Suh (2017-2018). Passage/s Instalación
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Instalación Bildmuseet, Umea University, Estocolmo, Suecia
presenta. Sin embargo, las obras de arte presentadas (como comúnmente se ven en marcos y en las paredes) serán estos documentos y distinciones que se entregan para que una persona pueda ser aprobada como artista.
Entonces, en lugar de las obras de arte que estamos acostumbrados a ver, encontraremos documentos en un espacio que, por ende, se convierten en documentos aprobatorios y un espacio que debería ser aprobado (Imagen 11).
Como mencioné anteriormente, documentos y otros objetos que representan la idea del artista y su autenticidad, como el diploma universitario (Imagen 6) o una carta de aceptación, serán bordados de la misma manera en ese espacio, haciendo referencia a la complejidad y exigencia del bordado, al mismo tiempo que se genera un documento “sencillo” que otorga esa aprobación artística.
Así, llegué a la conclusión de que quería crear un espacio que pudiera ser habitado y que tuviera una referencia explícita a este espacio investigado, desde la crítica, pero también desde la ironía que lo caracteriza.
En mi proyecto, el bordado se utiliza de otra manera, considerando la investigación sobre el bordado y su integración en el arte contemporáneo, donde destacan tensiones entre su percepción como una actividad femenina y su potencial como medio artístico legítimo. Mediante el análisis histórico y contemporáneo, se busca reivindicarse como una práctica significativa y expresiva. Por ultimo, quisiera aclarar que a medida que voy creando y bordando, la misma instaalción ha tenido cambios y diversas posibilidades de creación que pueden variar de lo que sería un proyeccto final, sin embargo, al momento de escribir esto, está es la instalación que anhelo crear.
Por lo tanto, mi proyecto propuesto busca integrar el bordado en una instalación artística para explorar su capacidad narrativa y desafiar las normas establecidas en la academia y la sociedad. Uno de mis objetivos con esta técnica elegida es ampliar las fronteras del arte y reconocer la diversidad de formas de expresión creativa, mientras creo algo que genuinamente me apasiona.
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Instalación Bildmuseet, Umea University, Estocolmo, Suecia
(Imagen 11) Maquetas y bocetos de mi instalación del espacio ilegítimo
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(Imagen 10) Díaz, V. (2024). Mi Código QR (Bordado)
después de abordar mi pregunta
Mi trayectoria como artista me ha llevado a reflexionar sobre este tema de manera constante. Hasta ahora, cada experiencia que he vivido en cuanto a las artes y sobre mi proceso, ha estado relacionada con la búsqueda de aprobación en el ámbito artístico y con todo lo abarcado en mi investigación. He explorado nuevas percepciones, técnicas, enfoques y maneras de relacionarme con la institución y la validación del arte. A través de mi investigación y las interpretaciones que he adquirido, he llegado a comprender que el arte no surge únicamente de la individualidad. Cada obra tiene un trasfondo que involucra instituciones, personas y funciones que contribuyen a su validación.
El arte es inherentemente humano y está inmerso en un sistema de origen y continuidad. Se trata de una disciplina que sigue un sistema de origen y continuidad. A menudo se idealiza sin reconocer los pasos necesarios para obtener la aprobación, y tiene unos pasos, algo que no se nos es inculcado ni abarcado a lo largo de una formación profesional. Si bien no en todos los casos, en la mayoría se requiere cierto proceso para alcanzarla. Para navegar este proceso, es crucial establecer una relación con él, aceptar la crítica y las ramificaciones, en lugar de generar rivalidades o desigualdades con el mismo arte. El arte es un fenómeno profundamente humano que debe abordarse desde la sinceridad y la honestidad personal. Es importante destacar que nuestras percepciones sobre el arte y las cuestiones que lo rodean están profundamente influenciadas por la evolución del arte
mismo y por las tendencias que la academia ha impuesto en nuestra manera de percibirlo. En ocasiones, estas tendencias pueden opacar de manera inconsciente los aspectos fundamentales relacionados con la legitimación y la aprobación en el ámbito artístico.
Nos encontramos inmersos en un constante proceso de creación y crecimiento como artistas, pero a menudo descuidamos considerar para quién creamos y por qué lo hacemos. Nos falta claridad sobre si estamos siguiendo el camino correcto o qué pasos precisos debemos tomar para alcanzar el reconocimiento. Muchas veces, nos limitamos a la premisa de que debemos crear para obtener la aprobación, sin cuestionar más allá de ese objetivo.
La comprensión de que la aprobación en el arte no es un logro individual, y la capacidad de discernir los pasos necesarios para alcanzarla, nos brindan una nueva perspectiva sobre cómo funciona este campo y cómo podemos progresar en él. Es crucial profundizar en este entendimiento para trascender las limitaciones impuestas por las normas establecidas y encontrar nuestro propio camino hacia el éxito artístico.
Por otro lado, mi análisis reflexivo sobre la legitimidad del arte y el papel de las instituciones del arte concluye como el proceso de validación artística es intrincado y multifacético, que es influenciado por una variedad de factores que van más allá de la mera habilidad técnica. Desde la institución educativa hasta las relaciones sociales y las distinciones obtenidas, cada uno desempeña un papel crucial en
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la percepción y en toda la aprobación y aceptación del arte. La legitimación del arte no se limita a un único camino, sino que se entrelaza con múltiples factores sociales, culturales y económicos. Cómo una artista que se va formando, así cómo nuevos emergentes, es pertinente cuestionar constantemente las normas establecidas en el mundo del arte, así como de explorar nuevas formas de expresión que desafíen los estereotipos y las convenciones.
Al desafiar las normas establecidas y ampliar las fronteras del arte contemporáneo, decidí utilizar el bordado como medio para cuestionar las formas convencionales de validación del arte. Inspirándome en otros artistas que han utilizado esta técnica de manera innovadora, la idea de resignificar el bordado como una práctica artística legítima y significativa es de las partes más cruciales de todo mi trabajo. Más allá de sus asociaciones tradicionales con lo femenino y lo artesanal, mi bordado será llevado a ese nuevo plano.
Como concluye Andrea Frasser en “De la crítica institucional a la institución de la crítica” que la crítica institucional, que alguna vez fue una forma de desafiar las estructuras de poder dentro del mundo del arte, ha podido evolucionar hacia una forma de arte institucionalizada en sí misma y como el arte crítico necesita seguir adaptándose y reinventándose para mantener relevancia y su capacidad de desafiar el lo qué es lo ordinario y lo común en el arte, o sino quedará en esa ambigüedad e incertidumbre y así sin ese sentido original de aprobación. Todo mi proyecto artístico, que consiste en la
creación de un espacio donde documentos como diplomas y cartas de aceptación son bordados y presentados como obras de arte, invita a una reflexión profunda sobre la relación entre el arte, la institución y la percepción de legitimidad. Al desafiar las normas establecidas en la academia y la sociedad.
No sólo busco ampliar las posibilidades del arte contemporáneo, sino también poder abrir un diálogo sobre las estructuras de poder y las concepciones de valor en el mundo del arte. Mi trabajo destaca la importancia de la experimentación, la subversión y el cuestionamiento continuo en la búsqueda de nuevas formas de legitimación y expresión artística.
Espero continuar mi proceso creativo, enriqueciendo mi identidad como artista, y que a pesar que he dedicado tiempo a investigar y aprender, soy consciente de la inmensa complejidad del mundo artístico. Lo que he experimentado hasta ahora apenas representa un primer paso en comparación con lo que está por venir. Quiero seguir creciendo y creciendo profesionalmente. Es por eso que me sumergí en el estudio de la dinámica de la aprobación en el ámbito del arte. Esta exploración no solo amplía mi comprensión del campo, sino que también fortalece mi determinación para enfrentar los desafíos que surjan en mi trayectoria artística.
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IMAGENES
1. Haacke H, (2014) “The Business Behind Art Knows the Art of the Koch Brothers” MoMA.
2. Uribe, J. (2023). Yo estudié arte para decorar el mambo [mural]. MAMBO.
3. Uribe, J. (2023) MAMBO.
4. Martínez, N. (1884). Simón Bolívar [Bordado con pintura sobre papel]. Museo Nacional
5. Reichek, E. (1999). Sampler (Ovid’s Weavers) Parte de la instalación When This You See… (1996–1999) MoMA
6. McKimens, T. (2004). The “Sorry” truck (Escultura en papel)
7. Díaz, V. (2024). Mi diploma (Bordado)
8. Do Ho Suh (2017-2018). Passage/s Instalación Bildmuseet, Umea University, Estocolmo, Suecia
9. Do Ho Suh (2017-2018). Passage/s Instalación Bildmuseet, Umea University, Estocolmo, Suecia
10. Díaz, V. (2024). Mi Código QR (Bordado)
11. Maquetas y bocetos de mi instalación del espacio ilegítimo
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REFERENTES Y BIBLIOGRAFIA
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° Brooklyn Museum. (2011). Elaine Reichek. Brooklyn Museum. https://www.brooklynmuseum.org/eascfa/about/feminist_art_base/elaine-reichek
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Valeria Díaz Quintero
Proyecto de Grado 2024
Pontificia Universidad Javeriana