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Educación a Distancia: Un Año en Marcha Blanca

Lo que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación no son solamente posibilidades de hacer cercano lo distante y comunicarnos con más intensidad con otras personas que comparten el espacio virtual. Lo que está ocurriendo es la creación de nuevas comunidades de aprendizaje en los entornos virtuales, que son existentes y que sin duda alguna son transformadores, aunque, todavía, ralentizados.[1] La formación educativa en línea permite flexibilidad en los horarios de acceso a las

plataformas de enseñanza-aprendizaje ya que al estar abiertas las 24 horas y no

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demandar constantemente una “presencia” concurre en tener a disposición y alcance los contenidos de los temas en estudio, para estudiantes, gestores y profesores, en cualquier momento, los sistemas de evaluación y los plazos suelen ser igualmente flexibles. Sin embargo, todo ello genera una percepción equivocada del sistema, debido al desconocimiento y la reticencia al cambio.

Una plataforma eficientemente configurada permite un seguimiento detallado por parte de los docentes de las actividades que realiza cada estudiante, de sus accesos a la plataforma, de su rendimiento y participación. Esto permite un control tanto o más riguroso que en la enseñanza presencial, ya que todo queda registrado y ofrece mayores posibilidades de supervisión.

Los resultados de las actividades que se comparten en los foros y otras actividades son visibles al resto de los participantes todo el tiempo, lo que genera un efecto panorámico e integral, seguimiento colectivo, sistematizado y sin carácter de control, pero efectivo, porque despierta el sentido del deber y la pertenencia.

La disponibilidad de textos, comunicaciones, videoconferencias y otros recursos audiovisuales hacen el aprendizaje tan o más sencillo que en otras modalidades de enseñanza.

Un buen manejo metodológico, entrena y despierta el aprendizaje de temas, que pueden ser captados más de una vez, así: Lecturas reforzadas con videos o cualquier audiovisual, tareas desarrolladas a mano y luego explicadas generando videos individuales o grupales, y hasta aquí, si nos damos cuenta, hemos empleado varios de nuestros sentidos, para interiorizar un mismo contenido. La comunicación es esencial, y hay que explicar hasta el cansancio en que consiste la educación a distancia, entrenar a docentes y estudiantes en el dominio tecnológico, en el manejo de plataformas de enseñanza y aprendizaje, sin importar cuanto tiempo nos demore mientras tengamos que soportar espacios de cuarentena, frente a pandemias, sus efectos y consecuencias. Es una forma de preservar el empleo de muchos y aliviar la preocupación de otros y este año podría ser una marcha blanca, para arrancar con fuerza desde el próximo año, lo que no quiere decir romper una cadena de producción educativa y la cadena de pagos, convenientemente ajustados.

[1] Antonio R. Bartolomé de Universitat de Barcelona, Metodología docente para enseñanza a distancia.

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