

ARQUITECTURA Y CIUDAD
Intervenciones sobre el frente costero de la ciudad de Mar del Plata

Trabajo Final de Carrera | Franco Vacas

DISEÑO ARQUITECTÓNICO V
CICLO LECTIVO 2023

TITULAR: Arq. Rubén ZOPPI
AYUDANTE: Arq. Adrián OLIVERO
ESTUDIANTE: Franco VACAS









INTRODUCCIÓN
La formación como arquitectos va más allá de la carrera universitaria. El camino del aprendizaje continuará fuera de los talleres, y la graduación no significará un final, sino un nuevo comienzo. Sin embargo, con la llegada de esa nueva etapa ya cercana en el horizonte, resulta necesaria y conveniente la implementación de una herramienta que nos permita a los estudiantes empezar a afrontar los desafíos que nos demandará la labor profesional.
En este contexto, se propone un Trabajo Final de Carrera (TFC), una estrategia pedagógica en la cual podamos implementar nuestros conocimientos teóricos y prácticos, con la madurez necesaria para alcanzar resultados a la altura del título al que aspiramos obtener. El TFC es un ejercicio desarrollado durante un ciclo lectivo completo, correspondiente a la cursada de Diseño Arquitectónico V y complementado con la materia electiva Materialidad y Proyecto, que pretende la integración de la parte proyectual, la parte histórica y la parte tecnológico-constructiva de la carrera de Arquitectura.
“entendemos al Proyecto de Fin de Carrera, como una instancia de búsqueda, exploración e investigación, como soportes de la labor proyectual, con la finalidad de que se constituya en una instancia de integración de aquellos
1 …de la propuesta pedagógica de la Cátedra Arq. Zoppi
conocimientos específicos e inespecíficos, y como expresión de un pensamiento con un profundo contenido conceptual, y de compromiso con la propia realidad. Reconociendo la complejidad inherente a la producción disciplinar, y la necesidad del abordaje multiescalar de las problemáticas arquitectónicas, el alumno, elaborará sus propios enfoques y propuestas con rigor disciplinar, procurando interpretar críticamente y con visión transformadora, los desafíos y oportunidades que enfrentan las ciudades contemporáneas, y la disciplina en particular. En tal sentido, el estudiante deberá demostrar un manejo de categorías conceptuales que, en conjunto con la aplicación e integración de instrumental proyectual consistente, le permita transitar con naturalidad de la práctica proyectual a la reflexión teórica y del conocimiento generado, a un conocimiento generalizable, disponible y apropiable.”1
En el ciclo lectivo 2023, la cátedra Zoppi ha establecido, como eje del TFC, la intervención sobre distintos puntos significativos de la costa de la ciudad de Mar del Plata, con equipamientos urbanos de uso público, dentro de la temática “Equipamiento y ciudad”.
“El objetivo de este trabajo es crear una nueva infraestructura de uso público, que nacerá con la intención de insertarse en la urdimbre social y cultural de la ciudad, con vocación de permanencia, que debe garantizar la mayor funcionalidad de sus instalaciones, dotada de una personalidad propia, equilibrada y contemporánea pero que llegue a ser considerado como un clásico atemporal y que pueda llegar a ser un referente urbano en la vida social de la ciudad.”2
Personalmente, para mi TFC he realizado, en primera instancia, un relevamiento del frente costero marplatense en su conjunto, recorriendo y analizando numerosos puntos significativos, identificando problemáticas y potencialidades, y contemplando simultáneamente distintas posibilidades de equipamientos para cada caso en particular, con el fin de determinar la mejor combinación de sitio-programa para el desarrollo del ejercicio.
Una vez definidas estas delimitaciones, prosiguió la labor proyectual, teniendo en cuenta el complejo abanico de variables inherentes al hecho arquitectónico. Cuestiones de implantación, forma, organización, espacialidad, accesibilidad, tecnología, sustentabilidad, fueron debatidas en innumerables ocasiones, tanto internamente como con docentes y
compañeros, buscando construir progresivamente una idea de proyecto clara y consistente.
A continuación, desarrollaré los distintos aspectos de mi labor proyectual en el TFC, iniciando por presentar debidamente el sitio elegido, seguido del tipo de equipamiento a instalar allí. Luego, iré recorriendo las distintas variables propias del proyecto, estableciendo, para un mejor análisis, pares conceptuales tales como: naturaleza y artificio, morfología y espacialidad, tecnología y sustentabilidad. Anticipo que todos estos ítems en realidad se relacionan fuertemente entre sí, siendo inevitable abordar una categoría sin hacer referencia a otra.
El desarrollo conceptual estará complementado con piezas gráficas
extraídas de los paneles de exposición del proyecto, aportando esquemas, planimetría y perspectivas que contribuirán con la explicación teórica.
Finalmente, concluiré este trabajo con algunos pensamientos y reflexiones sobre el camino recorrido y los resultados obtenidos.
2 Del enunciado del Trabajo Final de Carrera

EL SITIO
Cada proyecto que nos toca realizar es una oportunidad para hacer ciudad.
La decisión de intervenir en el ámbito local nos da la posibilidad de aportar algo al sitio donde vivimos, valiéndonos del conocimiento empírico adquirido en la vida cotidiana, y aprovechando la cercanía para poder experimentar las sensaciones que despierta cada lugar.
La ciudad de Mar del Plata se caracteriza principalmente por su costa. Es una de las urbes más grandes de la República Argentina y su principal destino turístico durante la temporada estival, gracias a sus playas, su infraestructura y sus espectáculos destinados a recibir visitantes. El mar interrumpe el trazado urbano regular, delineando el frente costero de manera orgánica a lo largo de más de 30 kilómetros. A diferencia de gran parte de la costa bonaerense, Mar del Plata cuenta además con la existencia de importantes formaciones rocosas correspondientes al extremo sur del sistema serrano de Tandilia. Estas formaciones dan origen al conjunto de cabos y bahías que le otorgan a la ciudad su atractivo paisajístico singular.
La premisa de elegir un sitio ubicado dentro del frente costero, asegura que los proyectos resultantes estén inevitablemente atravesados por la relación entre el entorno construido y el paisaje natural. Esta dualidad entre el mar y la ciudad, dota a los potenciales sitios de una complejidad que se espera
sea el disparador de ideas innovadoras para crear una arquitectura singular.
Punta Cantera, un balcón de la ciudad al mar
El sitio elegido para este Trabajo Final de Carrera se halla dentro del sector denominado Punta Cantera, uno de los tantos cabos marplatenses, localizado sobre el extremo sur del conjunto de playas de Punta Mogotes.
Se trata de un área caracterizada por un relieve irregular, donde el terreno se eleva hacia la ciudad y desciende abruptamente como una barranca hacia el mar. Aquí, la playa se estrecha considerablemente y se da la coexistencia de piedras y arena.
El barrio circundante es predominantemente residencial de baja densidad, con la existencia de altas edificaciones sobre el frente costero, destinadas tanto a alojamientos turísticos como a la actividad hotelera. Esto significa que, más allá de la intensidad desarrollada durante la temporada alta, el sector tiene vida durante todo el año gracias a la presencia de los vecinos. Por otro lado, sobre la barranca se emplaza una variedad de equipamientos, gran parte de ellos de carácter privado y relacionados con el turismo y la recreación.
En esta zona, la ciudad y el mar se encuentran separados por la Avenida de los Trabajadores que, a modo de autopista, permite la rápida circulación de un gran caudal de vehículos, pero relega la conexión entre ambos espacios.
2. EL SITIO
La inexistencia de una vereda digna entre la avenida y la barranca pone en riesgo la integridad física de eventuales peatones, obligándolos a circular o esperar el transporte público en condiciones inadecuadas. La notoria hegemonía vehicular del sector, sumada al desnivel antes mencionado, genera una dificultosa accesibilidad peatonal entre la playa y la ciudad para los vecinos y turistas.
El terreno específico sobre el que se realizará la intervención cuenta con determinadas problemáticas y potencialidades que hacen interesante la proyección de un equipamiento que revalorice el sector. Actualmente es un vacío urbano, un lugar que en el pasado albergara un parador turístico pero que hoy en día se encuentra degradado, con restos de demoliciones y en estado de abandono. Contempla el espacio entre la avenida y el mar, en el punto donde la playa se estrecha y da lugar a las piedras junto al agua. La barranca va disminuyendo su desnivel hacia el norte, por lo que el relieve a manejar es variado.
Su forma es básicamente rectangular y alargada en el sentido sudestenoroeste, siguiendo el perfil costero definido por la avenida, de un lado, y por la playa, del otro. Sus extremos se hayan delimitados por un edificio público, al sur, y por los balnearios de punta mogotes, al norte. El lugar posee un gran potencial paisajístico, gracias a las vistas que se pueden apreciar hacia el norte de la ciudad, acentuado por el desnivel que lo transforma en un verdadero balcón de la ciudad al mar. Por otro lado, el análisis previo muestra la falta en el sector de espacios públicos de calidad más allá de la playa. En este sentido, la posibilidad de poder construir un
espacio urbano que resuelva las falencias actuales y explote, al mismo tiempo, ese potencial, fue el detonante que precipitó la elección de este sitio por sobre otras opciones que se barajaron en un principio.






EL PROGRAMA
Las determinaciones de sitio y programa no han sido hechos consecuentes sino simultáneos. Ya he mencionado que ambos ítems se pensaron en conjunto, evitando definir una locación sin saber qué proyectar en ella, ni tampoco elegir arbitrariamente un tipo de equipamiento al que luego asignarle un lugar. Manejar ambas incógnitas a la par me ha permitido una mejor comparación entre las opciones potables y así escoger la que he considerado la mejor combinación de ellas. La discriminación de sitio y programa en capítulos separados no es más que por conveniencia en la redacción de este trabajo, pues se trata de dos conceptos íntimamente relacionados desde un principio.
Para el sitio elegido de Punta Cantera, la intención ha sido configurar un programa de usos que asuma su ubicación de carácter turístico, respondiendo a las exigencias propias de la temporada alta y que, además, revitalice el sector ofreciendo actividades durante los meses de menor concurrencia de visitantes. Por lo tanto, el equipamiento proyectado debería contar con una mixtura de usos capaz de recibir un gran aforo durante el verano, pero que mantenga un funcionamiento independiente y regular el resto del año. En este sentido, se establece un edificio institucional, dotado de amplios espacios abiertos al público, y con sectores de uso privado que alojan las labores cotidianas.
El EDICEM
La institución que albergará el proyecto se inserta en el campo de la ciencia. El Espacio para la Divulgación y la Investigación sobre el Cuidado de los Ecosistemas Marinos (EDICEM), tiene como objetivos concientizar a la comunidad sobre la importancia de la preservación del mar, de la costa y de las especies que en ellos habitan, además de investigar activamente sobre el tema.
La elección de esta temática por sobre otras posibles se debe a la influencia de varios factores. Por un lado, la indisoluble relación del sitio con el mar, siendo un punto idóneo como base para experimentaciones de campo y expediciones científicas. Por otro lado, la cercanía con el Centro Nacional de Investigaciones Marinas (CENIMAR) -un ente estatal similar ubicado en el predio del faro, a poco más de un kilómetro hacia el sur- es una oportunidad para el trabajo conjunto entre ambas instituciones. Además, la concordancia entre algunas ideas previas de morfología edilicia apropiada para el sitio (que serán desarrolladas más adelante en este trabajo) y los aspectos físicos que requieren los espacios como laboratorios de investigación. El edificio se encuentra seccionado en cuatro bloques funcionales principales que, gracias a sus accesos independientes, pueden funcionar aislados o en conjunto:
3. EL PROGRAMA
El área expositiva, que incluye el hall principal de acceso público, un museo interactivo con exposiciones permanentes, biblioteca y mediateca, y la sede administrativa central de la institución.
El área científica, con acceso tanto para eventuales visitantes como uno exclusivo para los trabajadores del lugar, compuesta principalmente por seis laboratorios dedicados a la investigación y experimentación en las áreas de biología marina, hidrología, oceanografía, ecotoxicología, sedimentología y acuicultura sustentable, además de un archivo general y un espacio flexible para reuniones y trabajo en conjunto.
El área extensiva, con un gran salón destinado a realizar convenciones, ferias y otros eventos de gran afluencia de público, un local gastronómico y un espacio para exposiciones itinerantes.
El área operativa, la cual abarca una cochera para los vehículos de los empleados, y las dependencias de servicio que dan apoyo al funcionamiento del edificio.
Más allá de los usos interiores, el programa arquitectónico contempla, además, la necesidad de crear espacio público urbano de calidad que permita el desarrollo de actividades al aire libre.


NATURALEZA y ARTIFICIO
"la arquitectura construye paisaje o construye ciudad: no es una escultura.”
Carme Pinós
Una vez definidos sitio y programa para realizar el TFC, el desafío principal radicaba en resolver de la mejor manera posible la relación entre el nuevo proyecto y su entorno. El modo de implantar el edificio debía prestar especial atención a su condición urbana, interpretando su carácter intersticial entre la ciudad y el mar, manejando a su conveniencia las características
físicas del terreno, respondiendo adecuadamente a cada una de sus situaciones de borde, y teniendo en cuenta las exigencias climáticas y sociales propias del sector.
La barra, dispuesta sobre el sur del lote, libera el espacio público a nivel de la playa hacia la mejor orientación.

Implantación
En un principio, la estrategia consistió en situar el volumen edificado a modo de barra, con ejes compositivos correspondientes al trazado urbano ortogonal, contrastando así con la organicidad del sitio, acompañando abstractamente la linealidad de la barranca, encajando dentro de la estrechez del terreno y evitando así irrumpir violentamente sobre la costa.


Por otro lado, se optó por contener la volumetría dentro del desnivel existente, procurando que el edificio no sobrepase el perfil de la avenida y preservando así las vistas desde la ciudad hacia el paisaje. La variación en la altura de la barranca a lo largo del terreno significa una condicionante adicional que requiere buscar una forma de adaptación. En este sentido, se disponen tres niveles de cubiertas diferentes, generando interesantes terrazas transitables que balconean entre sí, y disminuyendo la escala progresivamente al acercarse al mar.
Tratamiento urbano
Uno de los motores principales de este proyecto es su vocación urbana. Como ya se ha expuesto, el sector presenta diversas problemáticas que merecen ser resueltas. Actualmente, su atractivo natural no es aprovechado de la mejor manera posible. La desconexión con la ciudad debido a las falencias en infraestructura lo vuelve un punto de difícil acceso, mientras que el estado de abandono del espacio público atenta contra la estética del lugar.

La mirada arquitectónica no se limita al edificio en sí mismo, sino que pretende transformar su entorno inmediato, dentro de lo que esté a su alcance y lo que considere necesario. En este sentido, se proponen distintas estrategias para revitalizar el sitio.
En un principio, la creación de una vereda entre la avenida y la barranca, que sea el nexo del edificio con los balnearios de Punta Mogotes y los del área del faro, dando lugar a las actividades propias de un paseo costero, al estilo del centro de la ciudad. Esto incluye todo el equipamiento urbano correspondiente, como el pretil de contención, arbolado, luminarias, basureros, paradas de transporte público y cruces peatonales.
Entre la playa y la barranca, donde actualmente existen construcciones precarias y estacionamientos vehiculares, se propone un parque con abundante vegetación, que conecte de manera accesible el edificio con los balnearios de Punta Mogotes, brindando a la ciudad un nuevo espacio público de calidad, y facilitando el acceso peatonal al mar.

Aprovechando la sinuosidad de la avenida, el edificio se posa como tangente del punto más saliente, separándose de la barranca en el resto del terreno y anclándose en su parte más alta de la nueva vereda. Las terrazas, dotadas de vegetación y espacios tanto para estar como para circular, se conectan entre ellas, con la vereda y con el parque, mediante un sistema de rampas, conformando así un paseo que resuelve el problema de accesibilidad entre la playa y la ciudad.





MORFOLOGÍA y ESPACIALIDAD
“La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz”.
Le Corbusier
La función como disparador
La relación entre forma y espacio podría pensarse como el juego que entablan el lleno y el vacío. La forma, entendida como el modo en que el lleno se manifiesta, y el espacio como el vacío resultante, no existen el uno sin el otro, pues se limitan y definen mutuamente, dándose entidad. Ambos contribuyen a la experiencia sensorial que despierta la arquitectura. La forma tangible se observa, mientras que el espacio intangible se habita. Al proyectar, moldeamos simultáneamente materia y aire, buscando la belleza de la forma y la habitabilidad del espacio.
En línea con el objetivo de este trabajo, el proyecto emprende esa búsqueda, pretendiendo ser un referente urbano de carácter singular, con personalidad propia y contemporánea, que logre transformarse en un clásico atemporal.
La morfología y la espacialidad de este proyecto son un reflejo de su funcionalidad. La segmentación del programa se corresponde con el diseño del edificio, el cual se divide en grandes volúmenes que alojan las distintas áreas. El estilo arquitectónico aplicado apunta hacia un carácter sobrio y abstracto, priorizando la pureza de las formas geométricas, y buscando su armonía mediante la modulación en las tres dimensiones de sus ejes compositivos. El resultado es un conjunto de elementos prismáticos ortogonales que se desfasan e intersecan entre sí, dando lugar a situaciones espaciales de distintas escalas, en un juego de tensiones que aparenta una competencia por el protagonismo pero donde, igualmente, logran gozar cada uno de entidad propia. El lleno predomina por sobre el vacío, siendo perforaciones definidas las que permiten el ingreso de la luz y la apreciación del paisaje desde el interior.
El volumen más próximo al mar aloja el área científica de la institución. Se asienta sobre el terreno, cerrándose hacia el exterior para proteger su contenido de las inclemencias del entorno, mientras que una rampa sobresale conectando su terraza con la playa. Interiormente, se encuentra organizado a modo de tira, con los accesos y los espacios singulares en los extremos como remate de la secuencia repetitiva de laboratorios. La circulación lineal se enriquece con un patio interno de abundante vegetación, el cual ilumina naturalmente y da vida al espacio.
Por detrás, y con la misma altura, asoma levemente otro volumen que contiene el área operativa. Se organiza a partir de un gran estacionamiento,
escoltado por barras de servicio y precedido por un espacio semicubierto destinado a tareas de logística. Aquí también se desprende una rampa que conecta la terraza con una pequeña plaza ubicada sobre el extremo sur del terreno.

El tercero de los elementos da lugar al área extensiva del programa. Se ubica junto a los dos primeros, más alejado del mar y elevado del suelo, sobre un basamento que limita el avance de la arena y resuelve la situación
de acceso al edificio, originando una galería semicubierta que permite la expansión de los usos interiores hacia la playa y el parque. Contiene el salón de usos múltiples y el local gastronómico, ambos en doble altura y abastecidos por una barra de servicios adosada a la barranca bajo la rampa principal del proyecto. Sobre el bar balconea el espacio de exposiciones itinerantes, al cual se accede desde la terraza del primer nivel. El hall principal de acceso participa parcialmente de este volumen, ingresando desde la galería y sirviendo adicionalmente como foyer para el sum.

Sobre el área operativa se posiciona el volumen superior del conjunto, desfasado y elevado respecto de los anteriores, generando situaciones semicubiertas en las terrazas. En su interior, donde se desarrollan las actividades correspondientes con la parte expositiva del programa, se relacionan espacialmente los tres niveles del proyecto. Se compone principalmente por el museo interactivo, un espacio en doble altura que balconea sobre el hall y tiene acceso propio desde la terraza del primer nivel. Está equipado con distintos tipos de exposiciones relativas a la misión de la institución, como muestras de especies del hábitat marino, arte oceánico, contenidos audiovisuales y campañas de concientización sobre la importancia del cuidado del medio ambiente. Balconeando sobre el museo se encuentran la biblioteca y la mediateca, espacios a los que la comunidad puede acceder tanto desde dentro del edificio como desde la terraza del segundo nivel, en busca de más información sobre el tema.
A modo de vacío central en triple altura, el hall de acceso principal se ubica estratégicamente como nexo entre las áreas extensiva, expositiva y científica. Se trata del espacio de reunión para la comunidad dentro del edificio, con mostradores de recepción para los visitantes y una tienda de recuerdos. Desde aquí, es posible tomar la rampa que desemboca de manera accesible en el nivel del museo.
Finalmente, un volumen adicional que contiene los núcleos de servicio y circulación, unifica verticalmente los tres niveles del proyecto.







TECNOLOGÍA y SUSTENTABILIDAD
“…la arquitectura es la traducción precisa, medida y exacta, de aquellas ideas que alguien pudiera creer desmedidas y confusas. […] la arquitectura, que siempre es material, necesita, porque toda materia tiene medida, que alguien la defina con precisión y eficacia.”
Alberto Campo Baeza
Lo desarrollado hasta aquí en este TFC no sería más que un conjunto de ideas vacuas sino se avanzara sobre definiciones materiales. En este sentido, se ha profundizado en la búsqueda de precisiones tecnológicas y constructivas, con cierto rigor técnico que vuelva factible al proyecto. El desafío implicaba resolver tanto la materialidad del edificio, como su modo de producción, conociendo el efecto que estas decisiones tendrían sobre el entorno y la sociedad.
Nuestra labor como arquitectos no debe desentenderse de la responsabilidad que tenemos como actores transformadores del hábitat.
Cuando se toma consciencia del impacto que genera la arquitectura, entra en juego la idea de sustentabilidad. En nuestra disciplina, este concepto puede ser aplicado no sólo en un sentido ecológico, sino también económico y social. En casos como este proyecto, donde la gestión y el uso del edificio
serán de carácter público, es aún más importante diseñar teniendo en cuenta la sustentabilidad de la arquitectura en sus distintas dimensiones. Las estrategias tecnológicas y constructivas aplicadas en este TFC van en sintonía con este pensamiento. Materialidad como respuesta
La ciudad de Mar del Plata posee un clima que condiciona a la arquitectura. Es popular la idea de que aquí existen sólo tres o cuatro meses de “buen tiempo” y que el resto del año hace frío. Sumado a eso, el viento proveniente del océano trae consigo salitre y humedad, los cuales no se llevan bien con algunos materiales. Estas adversidades se profundizan en un sitio como Punta Cantera, cuyo contacto íntimo con el mar favorece el deterioro de los elementos expuestos al exterior.
Asumida esta dificultad, la estrategia proyectual fue que el edificio se construya principalmente en hormigón armado, un material que resulta conveniente por diferentes factores: por un lado, su buena respuesta a las exigencias del entorno, dada su lenta degradación a la intemperie; en relación a esto, su bajo costo de mantenimiento, que va en concordancia con la probable escasez de recursos económicos determinada por el carácter público del equipamiento; además, el arraigo de la construcción en hormigón en la ciudad, lo que asegura la disponibilidad del material, de la tecnología necesaria y de la mano de obra calificada.

Materialidad como expresión
En sintonía con la sobriedad y la abstracción que el proyecto obtiene de su morfología, la estrategia tecnológica fue aplicar una monomaterialidad que contribuya a la idea del conjunto de volúmenes puros. En este sentido, el uso del hormigón ha sido llevado al límite, siendo aplicado como estructura y también como envolvente, difuminando la frontera entre ambos conceptos.
Además, se opta por dejarlo a la vista, transformándolo en un aspecto esencial de la expresión del edificio.
Allí donde el hormigón no se hace presente, como en aberturas puntuales o en los intersticios entre los volúmenes, es el vidrio el encargado de completar la envolvente. Acristalamientos de grandes paños, con carpinterías de pvc color gris oscuro que soportan fielmente las inclemencias del tiempo, dan cerramiento a los espacios interiores, a la vez que permiten el ingreso de la luz solar y contribuyen a la estética sobria y minimalista del proyecto.


de la medida de las ideas
El proyecto se organiza mediante una grilla ortogonal, cuya modulación de 7,20 metros en ambos sentidos guía la disposición de los elementos y las dimensiones de los ambientes. Estructuralmente, el edificio presenta sistemas diferentes según los requerimientos espaciales de cada función.
Las áreas científica y operativa se resuelven mediante columnas y vigas de hormigón armado ubicadas en cada eje modular, conformando una cuadrícula estructural de proporciones relativamente pequeñas. En esta parte, se manejan secciones de 20x40 y 30x30 centímetros para las columnas, y 30x70 centímetros para las vigas.
En cambio, las áreas expositiva y extensiva demandan grandes luces entre apoyos, por lo que deben ser resueltas con otro tipo de estrategias. En este sentido, se optó por conformar un sistema de pórticos estructurales con columnas de mayores dimensiones y vigas postesadas, que cubren luces que van desde los 14 hasta los 22 metros en el sentido transversal del proyecto, dispuestos en cada eje en el sentido longitudinal. En este caso, las secciones tanto de vigas como de columnas son de 30x90 centímetros.
En el perímetro de cada uno de los volúmenes, la estructura hace las veces de cerramiento, como vastos tabiques de hormigón armado de 30 centímetros de espesor. Además, las caras inferiores de los volúmenes elevados se resuelven con losas y vigas invertidas, generando así un cielorraso de hormigón que promueve la síntesis formal del proyecto.
El terreno sobre el que se asienta el edificio presenta unas características particulares que condicionan las estrategias de apoyo. El sustrato es rocoso e irregular, por lo que se decidió resolver la fundación mediante una gran platea de 15 centímetros de espesor, reforzada en los ejes que reciben las cargas de los elementos superiores. Por otro lado, la presencia de la barranca demanda su apropiada contención con tabiques, sumado a que las filtraciones de agua provenientes de la tierra requieren prever la impermeabilización y el escurrimiento.

Constructividad
El proceso de producción del edificio combina la construcción in situ con métodos prefabricados, buscando reducir los tiempos y costos de ejecución.
La estructura hasta aquí detallada se realiza en el sitio y dividida por tramos en el colado del material, debido a la gran escala de la obra. Esta segmentación imprime en el hormigón juntas de llenado que modulan la altura del proyecto cada 90 centímetros, las cuales, sumadas a la textura otorgada por el encofrado de tablas horizontales de 5 pulgadas, conforman un elemento adicional de diseño.




Finalizada la etapa in situ, se coloca sobre las vigas un conjunto de casi 800 losetas prefabricadas de hormigón pretensado de 20 centímetros de espesor, dando por concluida la estructura del edificio.


Manejo de energía y calidad ambiental
Al analizar el ciclo de vida de los edificios, es posible notar que el mayor gasto de recursos no se produce durante su construcción sino a través de sus años en funcionamiento. Una parte significativa de ese gasto se relaciona con el acondicionamiento ambiental, que representa un significativo consumo de dinero y también de energía. Con esto en mente, es nuestra responsabilidad como arquitectos adoptar una postura sustentable, respetuosa con el medio ambiente, que promueva la eficiencia energética y el ahorro de recursos a largo plazo.
Siguiendo esta línea de pensamiento, una buena decisión es incorporar estrategias pasivas de diseño bioclimático, que mejoren la calidad ambiental
de los edificios aprovechando la naturaleza y reduciendo la dependencia del consumo de energía. En este TFC se ha aplicado este tipo de estrategias, relacionadas con la forma y la orientación del edificio, los sistemas de cerramiento y sus elementos de aislación térmica.
Sin embargo, la realidad marca que no es fácil lograr que un edificio sea completamente sustentable y autosuficiente. Alcanzar el confort térmico únicamente de forma pasiva sería muy difícil en la ciudad de Mar del Plata, por lo que es prácticamente inevitable la implementación de alguna estrategia activa sobre calidad ambiental. Lo importante, igualmente, es tener en cuenta la eficiencia energética a la hora de determinar el sistema elegido. En este proyecto, se implementan distintos mecanismos de acondicionamiento térmico según cada área funcional.




CONCLUSIONES
En síntesis, este Trabajo Final de Carrera podría ser definido como un proyecto que se vale de la arquitectura para hacer ciudad, que es al mismo tiempo edificio e infraestructura, que propone usos específicos e inespecíficos para dar soluciones a problemáticas identificadas. Su idea detonante es la terraza, como elemento promotor del espacio público, y la rampa, como garante de la accesibilidad universal. Es un equipamiento público que revaloriza un sector turístico a la vez que da empleo y promueve la cultura y el medioambiente. Es un referente urbano, un juego volumétrico respetuoso con el entorno y significativo a la vez. En palabras del Arq. Juan Martín Flores, Jury del proyecto: “ una arquitectura paisaje”
A lo largo del desarrollo proyectual se ha pretendido tomar decisiones con pragmatismo, apuntando hacia una arquitectura pública que se corresponda con la situación socioeconómica actual de nuestra ciudad y nuestro país. En este sentido, se ha optado por aplicar un diseño austero que evite sofisticados materiales y resoluciones tecnológicas, a la vez que resulte familiar dentro del contexto marplatense. La costa en sí misma ha sido el principal referente para este proceso. Precedentes como el Museo MAR de Monoblock o el Balneario La Perla de Clorindo Testa, íconos locales de los cuales he aprendido e incorporado estrategias desde lo urbano, lo formal, lo material y lo técnico, han contribuido a la formación de un imaginario
colectivo de la arquitectura contemporánea de la ciudad, al cual este proyecto aspira sumarse.
Como herramienta de aprendizaje, este ejercicio ha significado un desafío superior a lo que se venía desarrollando previamente en la carrera. Las libertades otorgadas significaron mayores responsabilidades, siendo clave el compromiso en el estudio y la investigación para el logro de los objetivos planteados. Por un lado, integrar las facetas proyectual y tecnológica de un modo más riguroso, ha sido una experiencia enriquecedora que se acerca a lo profesional. Por otro lado, definir personalmente un sitio y un programa con los cuales proyectar ha permitido cierto margen de acción pero también ha sumado una complejidad adicional al proceso. Las delimitaciones en principio establecidas fueron siendo modificadas en favor del avance del proyecto.
El desarrollo de este TFC no ha sido lineal. Al proyectar, me es prácticamente inevitable ir y volver sobre los mismos conceptos e ideas. Definir una postura sobre determinado tema, muchas veces requiere una reflexión sobre otras cuestiones que parecían ya cerradas. Considero que los proyectos no se cierran, sino que se ponen en pausa. Lo que resulta presentado ante una entrega, no es más que un corte arbitrario sobre un proceso que, seguramente, podría continuar en la búsqueda de una mejor arquitectura. Lo importante, entiendo, es ser consciente de que siempre se puede seguir aprendiendo y mejorando, saber que existen otras posturas e ideas diferentes a las propias y mantener viva la reflexión.
