Paula Beale, directora de Aseguramiento de la Calidad:
“Estamos consolidando la cultura de mejoramiento continuo”

Acompañamiento a estudiantes para mejorar su redacción
Formación integral dentro y fuera del aula 6 22 14
Paula Beale, directora de Aseguramiento de la Calidad:
“Estamos consolidando la cultura de mejoramiento continuo”
Acompañamiento a estudiantes para mejorar su redacción
Formación integral dentro y fuera del aula 6 22 14
Editorial De iniciativas aisladas a un compromiso común 4
Paula Beale, directora de Aseguramiento de la Calidad: “Estamos consolidando la cultura de mejoramiento continuo” 6
Comunidad USM compartió sus buenas prácticas 10
Formación integral dentro y fuera del aula 14
Conversaciones informales entre distintas disciplinas 18
Acompañamiento a estudiantes para mejorar su redacción 22
Becas de investigación que motivan la especialización profesional 26
El año 2023 iniciamos un trabajo inédito en la USM: desde la Dirección de Aseguramiento de la Calidad invitamos a unidades académicas, docentes y administrativas, además de carreras y programas de postgrado, a revisar su quehacer cotidiano para reconocer esas actividades que, realizándolas de manera sistemática, les permiten obtener óptimos resultados. Vale decir, buenas prácticas institucionales. La acogida fue tan exitosa que inspiró a muchos equipos a participar en esta segunda etapa, desarrollada durante 2024.
En el marco del proyecto “FDI: Consolidando el compromiso con el aseguramiento de la calidad en el quehacer institucional”, nuevamente identificamos y difundimos estas iniciativas. Entre julio y septiembre invitamos a la comunidad a postular sus propuestas, seleccionamos ocho y seis de ellas fueron presentadas en el Segundo Seminario de Buenas Prácticas de Aseguramiento de la Calidad, que organizamos en Campus Casa Central Valparaíso.
En este evento reafirmamos el compromiso que tenemos en común para seguir avanzando a la excelencia, pero además dimos un nuevo paso en ese camino. Planeamos seguir destacando la importancia de revisar buenas prácticas como una forma de mejoramiento continuo, pero también aspiramos a que dejen de estar aisladas y, en conjunto, se hagan parte de la identidad
de la USM, siguiendo los lineamientos de nuestro Sistema de Aseguramiento de la Calidad.
La experiencia de estos dos años nos ha permitido conocer esos esfuerzos particulares. Muchos equipos identificaron problemáticas y dedicaron tiempo y esfuerzo para resolverlas de manera innovadora; además, tuvieron la generosidad de compartir sus soluciones, revelando los elementos clave para que puedan ser replicadas en otras áreas de los distintos emplazamientos de la USM.
En las páginas de este repositorio destacamos esas iniciativas, confiados en que aportarán a promover la mejora continua en nuestra institución al motivar a más personas. Pero también planteamos un nuevo desafío: articularlas para consolidar la cultura de la calidad a la que aspiramos.
Queremos compartir nuestro concepto de calidad como un elemento que ayuda a cumplir objetivos interna y externamente, a través de procesos que nacen desde la propia comunidad universitaria. Queremos seguir trabajando juntos para consolidarnos como una institución que, con la convicción de todos sus integrantes, cultiva la calidad en todos sus espacios. En definitiva, una universidad de excelencia.
Paula Beale, Directora de Aseguramiento de
la Calidad:
“Estamos
Con una comunidad universitaria más informada y comprometida, el proyecto que identifica y comparte buenas prácticas institucionales terminó exitosamente su segunda etapa, planteando nuevos desafíos en distintas áreas de la USM.
Si 2023 marcó el inicio en la implementación de buenas prácticas, 2024 fue el año en que la USM dio un paso clave hacia la consolidación de la cultura de mejoramiento continuo. Así lo asegura Paula Beale, Directora de Aseguramiento de la Calidad, quien celebra que la comunidad universitaria ya reconoce el valor de estas experiencias y está cada vez más dispuesta a sistematizarlas, replicarlas y, en definitiva, hacerlas parte de la esencia sansana.
En esta segunda etapa del proyecto FDI que refuerza el compromiso de la universidad con el aseguramiento de la calidad, destaca que se realizó un proceso de selección más riguroso con el respaldo de un experto internacional. Además, se generaron las instancias para compartir aprendizajes, ahora en el marco de un sistema de gestión que perfecciona y proyecta los avances construidos.
¿Cómo evalúa el trabajo realizado en 2024, después de la exitosa experiencia de 2023?
“Tuvimos la grata sorpresa de que gran parte de los proyectos fueron presentados por académicos, profesores y departamentos de la universidad. Es un gran aliciente que todos los estamentos estén atentos al aseguramiento de la calidad, que todos reconozcan que intuitivamente están desarrollando buenas prácticas; algunas de corte más administrativo y de gestión, otras que influyen directamente en la formación de los estudiantes. Así que quedamos súper contentos”.
¿Se cumplió, entonces, el objetivo de identificar una buena práctica más allá del trabajo bien hecho?
“Claro que sí, y las personas están tendiendo a sistematizar más su trabajo y a medir resultados. Uno de los requisitos para que su buena práctica forme parte de nuestra base institucional es precisamente que presenten
resultados y que esto pueda ser replicable en otras unidades”.
Por lo tanto, se está consolidando la cultura de aseguramiento de la calidad.
“En el seminario de este año tuvimos la participación del Dr. Óscar Loureda, académico del Heidelberg Center for Ibero-American Studies y de Quality Development, quien vio la misma instancia como muestra de que la cultura de aseguramiento de la calidad efectivamente se está instalando en la USM. El hecho de que las personas comiencen a reconocer sus buenas prácticas y después tengan la motivación de juntarse a compartirlas ya es una manifestación de esta cultura”.
¿Qué podemos hacer como comunidad para seguir avanzando en este camino?
“La invitación es a estar atentos, porque este año partimos fuerte con la promoción de la cultura; por ejemplo, vamos a impartir cursos sobre esta temática. Hay que levantar cuáles son los valores que sustentan la cultura del aseguramiento de la calidad y lo vamos a medir, va a ser algo bien participativo”.
¿Cuáles son los desafíos para continuar el trabajo durante este y los próximos años?
“Tenemos estos espacios de cultura de aseguramiento de la calidad que todavía se manifiestan de manera separada, entonces hay que articularlos e integrarlos a un sistema. Otro desafío grande es aumentar la cobertura, de modo que cada año tengamos más personas interesadas”.
En definitiva, el balance es positivo.
“Así es. Estamos consolidando la cultura de mejoramiento continuo en la universidad”.
¿Qué
“Es un trabajo con resultados de excelencia, cuyas acciones pueden realizarse de manera periódica. Fomenta la reflexión, el ingenio, el trabajo colaborativo y la resiliencia para enfrentar dificultades”.
En el segundo Seminario organizado por la Dirección de Aseguramiento de la Calidad, distintas áreas de la universidad presentaron sus iniciativas, dando a conocer cómo fue su implementación, los desafíos que enfrentaron y las claves para replicarlas con éxito.
El mejoramiento continuo no solo implica sistematizar y evaluar el trabajo de excelencia, también es necesario compartirlo con otros miembros de la comunidad universitaria para que todos puedan aprender de él. Con esa premisa, la Dirección de Aseguramiento de la Calidad (DAC) realizó el Segundo Seminario de Buenas Prácticas USM, punto cúlmine de la gestión que, durante 2024, la llevó a recopilar y seleccionar estas iniciativas.
Durante la actividad, que se efectuó en Campus Casa Central Valparaíso, el Director General de Estrategia y Articulación Institucional, Carlos Castro, felicitó a los participantes y les agradeció su esfuerzo para cambiar la noción de calidad, dejando de verla como una imposición para llegar a disfrutar sus beneficios. “Nuestra institución es brillante porque hay gente brillante que hace cosas brillantes, pero de manera aislada. Eso tiene que ser conducido y compartido, por eso es tan importante esta instancia”, expresó.
Por su parte, Paula Beale, Directora de la DAC, dio inicio a la jornada destacando que se creó precisamente como un espacio donde dar a conocer experiencias que ayudan a resolver distintas problemáticas. “Nos permite poner en valor aquellas actividades que desarrollamos y muchas veces no son reconocidas como una buena práctica; eso manifiesta que, de manera intuitiva, todos tenemos la tendencia a cuidar la calidad de nuestro trabajo”, afirmó.
La primera exposición estuvo a cargo de Camila Sanhueza, representante del Proyecto InES de Género, quien se refirió a su buena práctica “Programa Mujeres al Postgrado”. Según explicó, responde a la brecha de género que existe en magísteres científicos y doctora-
dos, entregando becas de investigación a estudiantes de ingeniería para motivarlas a continuar su formación universitaria. De esta manera apuesta por la igualdad de oportunidades, involucrando también a académicos e investigadores para fortalecer el desarrollo del conocimiento en la universidad.
Igualmente orientada a potenciar la generación de nuevo conocimiento, la propuesta “Café Investigación” genera encuentros informales y periódicos entre investigadores y académicos de distintas áreas de la institución. En este ambiente de confianza pueden conversar e intercambiar ideas en torno a su trabajo, permitiéndoles reforzar sus redes de contacto y proyectar futuras colaboraciones, dijo en su presentación uno de sus creadores, el Director del Departamento de Ingeniería en Diseño, Juan Carlos Briede.
A continuación, las profesoras del Departamento de Estudios Humanísticos, Marianna Oyanedel y Valeska Campos, compartieron su proyecto “Re-escribiendo el Tema de Memoria de Título en la USM”, que aborda el proceso de redacción necesario para elaborar este documento. Ambas detallaron que, mediante la asignatura de Escritura Académica II, se acompaña al estudiantado en el desarrollo de estas habilidades, apoyándolo para terminar exitosamente sus carreras y reforzando la competencia transversal sello de comunicación efectiva.
Valeska Campos y Marianna Oyanedel profesoras del Departamento de Estudios Humanísticos.
La actividad continuó con Luis Hevia, profesor del Departamento de Informática, quien contó las bondades de “Feria de Software: el proceso”. El académico aclaró de qué modo esta tradicional actividad de la universidad responde a las características de un curso Capstone, evidenciando que los estudiantes efectivamente
cumplen con los atributos exigidos por acuerdos internacionales para trabajar en otros países sin discriminación respecto de los profesionales nativos.
Luis Hevia profesor del Departamento de Informática.
Posteriormente, María Pilar Gárate, Jefa de Carrera de Ingeniería Civil Industrial en Campus Vitacura, contó cómo implementaron “Experiencia COIL”, colaboración virtual entre estudiantes de la USM y de la Universidad de El Bosque, en Colombia. De acuerdo con su relato, la actividad se basó en principios de “internacionalización en casa”, generando un trabajo conjunto para enfrentar problemas de escasez hídrica en las respectivas comunidades.
Patricio Catalán profesor del Departamento de Obras Civiles.
Por último, Patricio Catalán, profesor del Departamento de Obras Civiles, dio a conocer la buena práctica “Políticas de Aseguramiento de la Calidad del Magíster en Ciencias de la Ingeniería Civil”. Según expuso, en el marco de la normativa institucional y del propio programa, se generó un nuevo documento que considera gestión académica y del talento humano; la primera, enfocada en la definición de objetivos, características de evaluación, indicadores, condiciones para crear líneas de investigación y vinculación con el medio, mientras la segunda se orienta tanto al proceso de admisión como a los criterios de permanencia.
En su segunda versión, el Seminario de Buenas Prácticas USM contó con la participación del Dr. Óscar Loureda, académico del Heidelberg Center for Ibero-American Studies y de Quality Development, en Alemania. Especialista en cultura de la calidad, compartió su opinión sobre las iniciativas presentadas, destacando que los participantes “se sienten comprometidos con la institución e intentan mejorarla desde su propio espacio de trabajo y conocimiento; han ido más allá de ese compromiso aplicándolo responsablemente para la creación de horizontes”.
Agregó que, si bien se intuye que la calidad corresponde a aquello que es bueno y genera posibilidades, la cultura de la calidad abarca una serie de mecanismos operativos orientados a definir métodos de diagnóstico, indicadores de consulta, procesos y normas que aseguran la existencia de un horizonte común. Además, considera rasgos colectivos e individuales, elementos que generan pertenencia a algo mayor. “No es externa a las personas, no es universal, no es estática; los seres sociales fomentamos los cambios de valores, transformamos las instituciones, la calidad está en permanente transformación. Una institución es el resultado de todos los cambios que se han producido”, explicó.
Respecto de la educación superior, recalcó que en una universidad de excelencia cada miembro debe asumir la calidad en su quehacer diario, evidenciando con sus acciones la existencia de una cultura de la calidad. En ese contexto, reconoció que las buenas prácticas fortalecen los valores compartidos, tal como apreció en las presentaciones de la comunidad USM. “Todo lo que han dicho aquí ha servido para que la universidad sea mejor”, concluyó.
Feria de Software: El proceso
En una actividad que incorpora conocimientos, habilidades y actitudes, el Departamento de Informática prepara a sus estudiantes para responder a los nuevos desafíos de la sociedad, generando también evidencias válidas para los procesos de acreditación nacional y de certificación internacional.
En una sociedad con problemáticas cada vez más complejas, se necesita formar ingenieros capaces de ofrecer soluciones creativas, con competencias que se sumen a los conocimientos propios de su especialidad y que no se pueden desarrollar únicamente dentro del aula. Ante este desafío, la Dirección de Aseguramiento de la Calidad reconoció como una buena práctica la propuesta del Departamento de Informática “Feria de Software: El proceso”.
Luis Hevia, profesor del Departamento y responsable de la iniciativa, explica que se trata de una intervención en la etapa final de la carrera, en la cual los estudiantes pueden integrar aprendizajes, actitudes y habilidades declarados tanto en el plan de estudios como en el perfil de egreso, respondiendo además al proceso de acreditación. Igualmente, permite evidenciar que se cumplen los atributos que el Acuerdo de Washington exige a los graduados para otorgar una certificación internacional.
Así, con metodologías que implican un proceso de creación, se enseña a estudiar problemas y también a resolverlos con innovación. Y ese, dice el académico, debe ser el propósito de quienes preparan a los futuros profesionales de la industria informática, ya que una carrera no puede ser solo la suma de sus asignaturas.
Estándares internacionales
Concebidos como una instancia para aplicar los aprendizajes adquiridos, los cursos Capstone consisten en proyectos que se realizan al término de un programa académico. Su fin es que, mediante un trabajo mancomunado de profesores, ayudantes y otras asignaturas, los estudiantes desarrollen soluciones a problemas reales, integrando conocimientos de la especialidad con las llamadas habilidades blandas como comunicación, responsabilidad social, ética o trabajo en equipo.
Además de responder a las competencias sello de la USM, estas habilidades son las exigidas por el Acuerdo de Washington, que permite a los ingenieros ejercer en otros países sin discriminación respecto de los nativos. De acuerdo con el académico, esta certificación internacional debiera ser una obligación ante el país, ya que una institución de excelencia debe apostar por los máximos estándares.
Para adherirse, la universidad debe demostrar el cumplimiento de los requisitos que, en definitiva, se traducen en 12 atributos del graduado. Entre otros, estos incluyen diseño y desarrollo de soluciones, gestión de proyectos y finanzas, uso de herramientas modernas, orientación a la sostenibilidad, análisis de problemas, aprendizaje permanente e investigación.
Experiencia integradora
Hace ya 33 años la Feria de Software apunta a recoger y evidenciar esas características de los estudiantes. En el marco de las metodologías ágiles, implica un proceso de creación en una sucesión de avances con iteraciones mensuales, preparándolos para trabajar en una industria que no solo se dedica al mantenimiento.
La experiencia dura un año completo, desde el octavo semestre de la carrera, con una asignatura en la cual se definen los grupos de trabajo y se presenta una primera idea. Durante los dos semestres siguientes continúa con los ramos de Gestión de Proyectos Informáticos
y Taller de Desarrollo de Proyectos Informáticos, para concluir con la participación en la feria. Eventualmente, algunas memorias de título siguen desarrollando el tema.
El profesor destaca sobre todo que los estudiantes pueden mostrar lo que son capaces de crear, siendo reconocidos por sus méritos en un evento donde participan empleadores y se vinculan con la sociedad. Todo esto en el marco de la responsabilidad social de la academia.
Nuevos desafíos
La Feria de Software nació en el Campus Casa Central Valparaíso y con el tiempo se extendió al Campus San Joaquín y a las sedes Viña del Mar y Concepción, donde el Departamento de Informática colaboró orientando a los realizadores y traspasándoles material. Hevia recalca que ese esfuerzo coordinado es lo que permite alcanzar metas comunes; de ahí la importancia de compartir iniciativas realizadas en la USM, conversar sobre actividades que han sido exitosas en distintos ámbitos y traspasar aprendizajes con generosidad.
En ese sentido, asegura que el proceso de la feria puede ser replicado en otras áreas adoptando la metodología del agilismo y el mejoramiento continuo, lo cual implica implementar rutinas para evaluar de manera permanente lo que se debe ir corrigiendo. También invita al trabajo interdisciplinario, que puede ser entre distintas ingenierías o bien con otras carreras, por ejemplo, en proyectos transversales con las sedes de la universidad.
El académico concluye que así, mediante prácticas pequeñas, se va interviniendo la cultura institucional para continuar en la senda de la excelencia. A partir de esta experiencia está convencido de que la clave es mirar más allá de los claustros y llevar los aprendizajes donde se encuentran los nuevos desafíos de la sociedad. En definitiva, salir del aula para lograr una formación integral de los nuevos profesionales.
En un ambiente relajado y de confianza, el Departamento de Ingeniería en Diseño organiza encuentros donde académicos e investigadores de diversas áreas de la universidad pueden compartir su trabajo y generar redes para futuras colaboraciones.
La idea de reunirse a conversar es tan simple como efectiva al momento de compartir experiencias del quehacer cotidiano en la universidad. Es un espacio informal y de confianza que puede surgir de forma espontánea, pero, al ser sistematizado y bien planificado por el Departamento de Ingeniería en Diseño, dio origen al “Café Investigación”, una propuesta que la Dirección de Aseguramiento de la Calidad destacó como buena práctica en 2024.
El propósito de esta iniciativa es precisamente alejarse de la rigidez propia de reuniones científicas como conferencias o seminarios, promoviendo un ambiente más relajado que propicie el diálogo sobre la investigación que se realiza en la USM. Es una primera aproximación que fortalece los vínculos y ayuda a generar redes, logrando, en definitiva, generar nuevo conocimiento.
Así lo explican sus creadores, Juan Carlos Briede Westermeyer, Director del Departamento de Ingeniería en Diseño, y Roberto Durán Novoa, Jefe de Carrera en Campus San Joaquín. La clave, dicen, está en que los participantes se sientan cómodos para contar a qué se están dedicando, hagan preguntas y exploren nuevas posibilidades; de esa manera pueden surgir colaboraciones fundamentales tanto en la investigación como en el desarrollo profesional.
“Café Investigación” nació en plena pandemia el año 2021, cuando el Departamento de Ingeniería en Diseño advirtió que, antes de fomentar colaboraciones interdisciplinarias, es necesario generar un espacio donde académicos de distintas unidades puedan conocerse y compartir sus enfoques de trabajo. Concluyeron, además, que para fomentar ese diálogo se requiere un ambiente de confianza que no siempre se da en las instancias más formales.
Por eso eligieron el concepto de café, asociado a encuentros breves que privilegian la convivencia y el intercambio de ideas cercano y accesible. “Creemos que este tipo de entornos intermedios son clave para fomentar la creatividad, la colaboración y el bienestar en la comunidad académica”, enfatiza Juan Carlos Briede.
Argumenta que, si bien un ingeniero puede profundizar una materia específica, es crucial que no pierda de vista el contexto más amplio en el cual se inserta, ya que entender cómo su labor se articula con otras áreas potencia su impacto y relevancia. Asimismo, estos diálogos resaltan la importancia de competencias transversales como la comunicación efectiva y el trabajo en equipo, esenciales para desenvolverse exitosamente en un entorno multidisciplinario.
Con esa premisa, en cada ocasión un invitado define el tema a compartir, lo expone por unos 10 minutos y finalmente recibe preguntas, permitiendo un intercambio de ideas que surgen a partir de la presentación. En total, comparten por alrededor de una hora, durante la cual se recogen los principales puntos tratados para luego elaborar una infografía que resume la jornada.
Después de tres reuniones virtuales durante el confinamiento pasaron al formato presencial, primero en Campus Casa Central Valparaíso y luego, el año 2024, también en el Campus San Joaquín, sumando a la fecha 15 encuentros con más de 32 académicos de 12 departamentos. Los participantes han mostrado gran entusiasmo y la mayoría ha manifestado su interés en volver a asistir. Además, la dinámica de la actividad les ha permitido generar nuevas conexiones, dando origen a ocho colaboraciones entre diferentes disciplinas.
Humor y buen café de grano
De acuerdo con los creadores de esta iniciativa, cualquier departamento puede implementarla de manera sencilla, pues su metodología simple y replicable se adapta a diversos recursos y capacidades. Sin embargo, consideran indispensable contar con un equipo coordinador muy motivado que gestione la diversidad de temas y de experticia entre los investigadores, así
como la logística para contar con un espacio físico y, por supuesto, con buen café de grano.
Según explican, son tareas fundamentales contactar a académicos de distintas áreas y difundir la invitación entre los participantes, pero, sobre todo, generar un ambiente distendido y de cordialidad, donde el diálogo fluya naturalmente. En esa línea, el humor y la cercanía juegan un rol protagónico, ya que el propósito principal es conocerse, compartir experiencias y generar vínculos.
Con una evaluación exitosa, el Departamento de Ingeniería en Diseño proyecta seguir replicando “Café Investigación” hasta abarcar todos los sectores de la ingeniería, tanto en Campus Casa Central Valparaíso como en Campus San Joaquín, consolidándolo como una instancia clave para la generación de redes y la colaboración interdisciplinaria. Desde esa posición apunta a explorar nuevas formas de difundir los resultados de sus encuentros; una de las ideas en desarrollo es organizar una exposición donde se presenten las infografías generadas en cada sesión, con el fin de visibilizar y compartir el conocimiento de manera accesible y atractiva.
Re-escribiendo el Tema de Memoria de Título en la USM
Ante las actuales exigencias académicas y profesionales, el Departamento de Estudios Humanísticos implementó una asignatura que demuestra cómo, con el apoyo adecuado, todos pueden llegar a elaborar un buen texto.
n estudiantado que se dedica a la ciencia y la tecnología tiene habilidades de redacción adecuadamente desarrolladas? Con esa interrogante se encontró el Departamento de Estudios Humanísticos al implementar su proyecto “Re-escribiendo el Tema de Memoria de Título en la USM”, reconocido como una buena práctica institucional por la Dirección de Aseguramiento de la Calidad en 2024.
En la búsqueda de respuestas definió que, si bien en ocasiones falta recorrer parte importante del camino, con el acompañamiento adecuado todas las personas pueden redactar. Todas, sin distinción de género, formación previa o área de especialización, pueden llegar al nivel que un profesional de excelencia requiere.
A cargo de Marianna Oyanedel, Coordinadora del Área Comunicación del Campus Casa Central, y de Valeska Campos, profesora de Escritura y Oralidad Académica, la iniciativa busca guiar a los y las estudiantes en la definición y desarrollo de sus proyectos de título, apoyándoles para terminar exitosamente sus carreras. Asimismo, se enmarca en la Competencia Transversal Sello de Comunicación Efectiva, considerada esencial por la universidad.
Inicialmente, el Departamento de Estudios Humanísticos respondió a una preocupación institucional sobre las habilidades de escritura del estudiantado, cuyas falencias afectan incluso la titulación oportuna. Al bajo índice de comprensión lectora que existe en Chile, y teniendo en cuenta las exigencias propias de la educación superior, se sumó la debilidad en el área de comunicación efectiva que se reconoció en el contexto de procesos de acreditación institucional pasados.
Así surgió Escritura Académica II, asignatura enfocada en la elaboración del tema de memoria de título de acuerdo con los parámetros de la USM. La idea comenzó a concebirse en 2016 y escuchó a los distintos departamentos de la universidad para definir cómo facilitar la redacción; finalmente, el segundo semestre de 2022 el piloto pasó a ser un ramo articulado con Escritura Académica I, que aborda otros géneros discursivos más vinculados a los ámbitos universitarios inicial e intermedio .
Según relatan sus creadoras, el primer desafío fue cambiar el paradigma en el cual se inserta la expresión oral y escrita, reemplazando el positivismo por un constructivismo que genere una comunidad de aprendizaje. En esa línea se realiza un acompañamiento guiado de la
escritura disciplinar, planteándola como un proceso individual que no es lineal, sino recursivo y sistemático, en el sentido de volver al texto para ir optimizándolo a través de retroalimentación y autoevaluación.
Cerca de 300 estudiantes han participado en los campus Casa Central, San Joaquín y Vitacura, quienes manifiestan una amplia satisfacción con los resultados y suman más inscritos cada semestre. La recepción de los departamentos ha sido igualmente positiva, e incluso han pedido talleres similares en carreras que no incluyen el ramo. De este modo, se ha establecido un diálogo entre lo teórico y lo práctico, generando soluciones concretas de gran utilidad para profesores y profesoras.
Práctica transversal
Marianna Oyanedel y Valeska Campos advierten que la comunicación no es un elemento complementario, sino fundamental en el quehacer institucional; si bien toda área es importante, queda solo dentro de su ámbito si no se comunica adecuadamente al resto de la universidad y a la comunidad local, nacional e internacional. Desde esa premisa, aseguran que el Departamento de Estudios Humanísticos tiene mucho que ofrecer para generar redes de trabajo colaborativo interdisciplinar.
Aseguran también que el desarrollo de la escritura debiese entenderse como un desafío institucional,
proporcionando espacios formativos durante toda la formación y en todas las áreas; por ejemplo, incorporando aspectos formales a rúbricas y otros instrumentos de evaluación en las asignaturas de especialidad. Asimismo, destacan la importancia de modelar estrategias sin imponerlas al estudiantado, siendo los procesos metacognitivos clave en esta tarea y así que permitiendo que se reconozcan como escritores y escritoras a partir de sus características personales, habilidades y falencias.
En consecuencia, esta propuesta puede ser implementada transversalmente, en cualquier carrera, adecuándose a los conocimientos de sus participantes. La clave, dicen, es ir entregando herramientas en un espacio de aprendizaje seguro, pero sobre todo derribando el mito de que solo unos pocos privilegiados pueden redactar; no hacen falta grandes recursos, sino voluntad para salir de la zona de confort y lograr que los y las estudiantes mejoren sus habilidades en el área.
Tanto Marianna como Valeska valoran esta instancia de la DAC como una oportunidad para formalizar el análisis y evaluación de su práctica pedagógica, además de ser un espacio para compartir experiencias con otras áreas de la universidad, siempre aprendiendo de ellas. La evaluación es tan positiva que el Departamento proyecta implementar prontamente una asignatura de Oralidad Académica, de modo que hablar y escribir adecuadamente sean habilidades articuladas en el marco de la comunicación efectiva.
La iniciativa busca aumentar la participación femenina en magísteres científicos y doctorados de la USM, generando vínculos con las estudiantes antes de que terminen sus carreras.
Considerando que la población femenina es al menos la mitad de la humanidad, dejarla fuera de algún ámbito del conocimiento implica la pérdida de mucho potencial. Así lo advirtió el programa “Mujeres al Postgrado” ante las cifras sobre brecha de género en disciplinas STEM, especialmente al momento de continuar la formación tras terminar una carrera; las estudiantes representan un escaso porcentaje en los magísteres científicos y doctorados, y muchas de ellas ni siquiera consideran la opción de cursarlos.
Distinguida como una buena práctica por la Dirección de Aseguramiento de la Calidad, la iniciativa es una colaboración estratégica entre el Proyecto InES de Género en I+D+i+e, alojado en la Dirección General de Investigación, Innovación y Emprendimiento; la Dirección de Postgrado; Ingeniería 2030 y Ciencia V 2030.
Su apuesta es preparar nuevas académicas e investigadoras mediante becas de investigación para universitarias, acercándolas a estas áreas del quehacer institucional para motivar su interés en especializarse. De este modo busca disminuir la brecha y contribuir, además, a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva,
explica Camila Sanhueza, representante del Proyecto InES de Género.
Información y participación
El punto de partida fueron los bajos porcentajes de participación femenina en programas de postgrado, principalmente en las áreas de mecánica, informática y electricidad. Pero esta brecha no es natural, sino que muchos factores inciden en ella -desde el ámbito familiar hasta las experiencias personales-, precisa el equipo, indicando que también se suma el sesgo de género ya existente en carreras STEM de pregrado.
Entonces, reconociendo tanto en hombres como en mujeres la capacidad de desarrollar conocimiento, el programa decidió involucrar más mujeres en este proceso, aportando, además a comprender problemáticas desde distintas perspectivas. En 2023 comenzó con desayunos informativos orientados a la difusión en los Campus Casa Central y San Joaquín, en los que académicas e investigadoras de la USM relataron sus historias de vida y de trabajo para llegar a especializarse, generando un vínculo con las estudiantes.
Por otra parte, estos encuentros confirmaron que, en general, las jóvenes esperan salir de la universidad directamente a la industria. En consecuencia, saben muy poco sobre las implicancias de cursar un postgrado, tales como opciones de financiamiento, carga académica o proyecciones laborales.
Con el propósito de acercarlas a estas experiencias, durante el segundo semestre de ese año el programa otorgó becas de investigación a 14 estudiantes de Ingeniería Civil Mecánica, Ingeniería Civil Telemática e Ingeniería Civil Electrónica, financiando su trabajo como ayudantes de investigación junto a académicos y académicas. En una segunda etapa, se amplió a quienes cursaban los últimos años de ingeniería y licenciatura; entre alrededor de 90 postulantes seleccionó a 35, de acuerdo con sus calificaciones y motivaciones como interés en la ciencia o la necesidad de aportar a la generación de conocimiento.
Acciones concretas
Tras dos años de ejecución se realizaron 49 pasantías de investigación, permitiendo a las participantes conocer cómo funciona el sistema y generar redes al interactuar directamente con profesores y profesoras. De acuerdo con los datos de seguimiento, las jóvenes va-
loran la experiencia de realizar investigación en temas nuevos, profundizar aprendizajes de sus carreras, fortalecer sus habilidades para entrar al mundo laboral, aportar a la comunidad y potenciar la presencia de más mujeres en estas áreas.
Si bien al comienzo no todas aspiraban a seguir formándose, finalmente la mayoría expresó su intención de hacerlo; incluso, cuatro de ellas ya ingresaron a postgrados de la USM. Con este objetivo cumplido, el equipo espera que la iniciativa se pueda retomar institucionalmente, ojalá con distintos Departamentos que fomenten el acceso de sus estudiantes a estas instancias.
Como gran aprendizaje destaca la creación de espacios de retroalimentación con las estudiantes, la gestión de financiamiento que permita proyectar en el tiempo y la necesidad de involucrar a la comunidad académica para fortalecer el desarrollo del conocimiento al guiar estudiantes que aportan en sus proyectos. Pero, sobre todo, valora la colaboración entre actores estratégicos de la USM; así es posible hacerse cargo, con acciones concretas, de situaciones tan relevantes como disminuir la brecha en I+D+i+e que se expresa no solo a nivel institucional sino también en la sociedad.
Si quieres postular tu buena práctica y participar en la revista, escríbenos a dac@usm.cl