INTENDENCIA DE MONTEVIDEO
Experiencias públicas en la transformación del antiguo Mercado Modelo de Montevideo
INTENDENCIA DE MONTEVIDEO
Experiencias públicas en la transformación del antiguo Mercado Modelo de Montevideo
Experiencias públicas en la transformación del antiguo Mercado Modelo de Montevideo
USINA DE INNOVACIÓN COLECTIVA, FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y URBANISMO, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
08 - El Modelo Está Cambiando, por ing. Carolina Cosse
10 - La energía de la Usina, por arq. Marcelo Danza 13 - Sobre este libro, por Usina de Innovación Colectiva 18
18 - El Mercado y su historia, por Historia Colectiva
20 - Imágenes del antiguo Mercado Modelo en funcionamiento, por Centro de Fotografía de Montevideo
22- imágenes de las jornadas de mudanza del antiguo Mercado Modelo, por la División de Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo
25 - Celebración de experimentación urbana, por Martin Delgado
26 - El Mercado y el barrio. En busca de la ciudad posible, por Federico Graña
27 - Una mirada desde el municipio, por Gabriel Velazco 28 - Retratos de vecinas y vecinos del Mercado, por Valentín Río.
32 - Hacia una insignia del siglo XXI, por Lucho Oreggioni
36
36 - Diseñar el entretiempo, por Usina de Innovación Colectiva
44 - Hacer ciudad a través de arquitecturas blandas, por Bartlebooth 48 - La cultura como herramienta en la producción del espacio público: paradojas y alternativas de la intervención en territorios intersticiales, por Florencia Dansilio 54
PRIMERAS ACCIONES 54 - Las primeras acciones 58 - Preparar una apertura colectiva 62
ESPACIO CAMPO 62 - Espacio Campo 74 - La universidad en Campo
84
TEXTOS CRÍTICOS: UNIVERSIDAD, CIUDAD Y NUEVAS INSTITUCIONALIDADES
84 - Universidad, territorio vivo, tercera institución, por José María Torres Nadal 88 - Universidades como ciudades articuladas, por Catalina Radi 92 - Tenemos que seguir aprendiendo, por Brigitte Baptiste 96
MODELO ABIERTO 96 - Modelo Abierto 102 - El Parlamento 110 - La plaza taller y la avenida 114 - La plataforma y la sala 122 - La cantina 126 - Amplificando voces 128 - Usos inesperados
134 - Luz en la penumbra, por Agustín Lucas 140 - Laboratorios de innovación en ciudades, por Andrea Apolaro 146 - Las fundaciones de una ciudad creativa, por Jackson Araujo 150
150 - Laboratorio y Festival Modelo Abierto 152 - Laboratorios públicos 158 - Diálogo 01: Bartlebooth, Pablo Canen, Data Center como Evidencia y Exceso Colectivo 162 - Entrevista a Bartlebooth, por Pablo Canén 166 - El Data Center como Evidencia 168 - Exceso Colectivo
170 - Diálogo 02: Proyecto Piraña, Fer Cozzi, Jessica Berón, Carolina Pereyra, Microutopías 174 - Entrevista a Fer Cozzi, por Jessica Berón
178 - Entrevista a Belén Machado, por Carolina Pereyra 182 - Microutopías 184 - Casa Wang
186 - Diálogo 03: Jackson Araujo, Intersección textil y Re-Corte
190 - Entrevista a Jackson Araujo, por Denise Rozza 194 - Intersección Textil 196 - Re-Corte
198 - Las Fibras Estudio
200 - Diálogo 04: Mauro Gil-Fournier, Urbanismos Afectivos y Simbióticas Lab 204 - Entrevista a Mauro Gil-Fournier, por Raúl Leymonie 208 - Urbanismos Afectivos 210 - Simbióticas Lab 212 - Un Mercado Llamado Deseo 214 - Diálogo 05: Leandro Cappetto, Leonardo Elizalde, Ensayos Urbanos y Rodamundo
218 - Entrevista a Leandro Capetto, por Leonardo Elizalde 222 - Ensayos Urbanos 224 - Rodamundo 226 - Gigantes
228 - Diálogo 06: Pola Mora, Felipe Reyno, Mimosa Estudio e Historia Colectiva
238 - Historia Colectiva 240 - Montevideo Lab
PROGRAMACIÓN
Modelo Abierto es una experimentación pública sobre otras formas de vivir juntas y juntos. Fue desarrollado a través de un convenio entre la Intendencia de Montevideo y la Usina de Innovación Colectiva, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de la República, entre marzo de 2021 y abril de 2022, en el marco de El Modelo Está Cambiando.
INTENDENTA DE MONTEVIDEO Ing. Carolina Cosse
SECRETARÍA GENERAL
División Prosecretaría General Servicio de Convivencia Departamental División de Información y Comunicación Centro de Fotografía División de Relaciones Internacionales y Cooperación
ASESORÍA DE DESARROLLO MUNICIPAL Y PARTICIPACIÓN
Montevideo Lab Unidad de Participación y Planificación Equipo Técnico de Gestión Secretaria de educación física, deporte y recreación
DEPARTAMENTO DE DESARROLLO URBANO División de Espacios Públicos y Edificaciones Servicio de Obras Servicio de Áreas Verdes Proyecto, Ejecución y Control de Obras Sector Parques Unidad de compras y adjudicaciones Unidad Técnica de Alumbrado Público Unidad de Coordinación y Apoyo Operativo
DEPARTAMENTO DE CULTURA Gerencia de festejos y espectáculos Secretaría de Descentralización Cultural Montevideo Audiovisual Promoción Cultural
DEPARTAMENTO DE DESARROLLO ECONÓMICO
División de Promoción Económica Divisón de Turismo Gerencia de compras
DEPARTAMENTO DE DESARROLLO AMBIENTAL División de Limpieza Región Montevideo Este Centro Monitoreo y Control Ambiental
DEPARTAMENTO DE DESARROLLO SOCIAL División Salud Servicio de Regulación alimentaria Secretaria de la diversidad Secretaría de Infancia, Adolescencia y Juventud Secretaría de Discapacidad Secretaría de Empleabilidad Unidad de Economía Social y Solidaria Plan Laboral ABC Plan ABC Apoyo Alimentario
DEPARTAMENTO DE MOVILIDAD División de Tránsito Centro de Educación Vial
DEPARTAMENTO DE PLANIFICACIÓN
División de Planificación Territorial
Con la Participación de:
MUNICIPIO D Concejales Municipales Concejales Vecinales UNIDAD AGROALIMENTARIA METROPOLITANA
COLECTIVA FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y URBANISMO, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA Rector Rodrigo Arim
FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y URBANISMO Decano Marcelo Danza CONSEJO DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y URBANISMO
ORDEN ESTUDIANTIL
Belén Acuña, Rodrigo Galván y Darío Silva
ORDEN DOCENTE
Juan Carlos Apolo, Cristina Bausero, Diego Capandeguy, Laura Cesio y Fernando Tomeo
ORDEN EGRESADOS
Teresa Buroni, Alfredo Moreira y Patricia Petit
COMITÉ ACADÉMICO DE LA USINA
Adriana Babino
Jessica Berón Sofía Deneo Angelina Graziano Raúl Leymonie Ethel Mir Marcelo Roux Darío Silva Leticia Varela
COORDINACIÓN INSTITUCIONAL Micaela López Cecilia Silva Carina Strata
DIRECCIÓN Y COORDINACIÓN DE LA USINA
Sergio Aldama Federico Colom Diego Morera Jimena Ríos Eduardo Sganga
EQUIPO DE PRODUCCIÓN DE LA USINA
Paula Díaz Paula Hastoy Camila Mazzuia
IDENTIDAD VISUAL Y COMUNICACIÓN DE LA USINA Belén Valverde
TÉCNICA DE MODELO ABIERTO Alejandro Ottonello y equipo
SERVICIO DE COMUNICACIÓN Y PUBLICACIONES DE LA FADU
Gustavo Hiriart (coord.)
Juan Martín Minassian
Victoria de Álava Florencia Lista Cynthia Olguín
SERVICIO DE ACTIVIDADES CULTURALES DE LA FADU
Paula Gatti (coord.)
Ana Oliver Isabel Nieves Milena Räber
SERVICIO DE CONVENIOS Y PASANTÍAS DE LA FADU
SERVICIO DE SOPORTE INFORMÁTICO DE LA FADU
SERVICIO DE MEDIOS AUDIOVISUALES DE LA FADU
INTENDENCIA DE LA FADU DEPARTAMENTOS ADMINISTRATIVOS DE LA FADU
INTENDENCIA DE MONTEVIDEO
montevideo.gub.uy @montevideoim
FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y URBANISMO fadu.edu.uy @fadu.udelar
USINA DE INNOVACIÓN
COLECTIVA usina.edu.uy @usina.fadu usina@fadu.edu.uy
Intendenta de Montevideo
La inauguración, en las afueras de la ciudad, de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana en febrero del año 2020 permitía dar un salto cualitativo y cuantitativo en la actividad del sector mayorista de distribución alimentaria. Al mismo tiempo, en el centro geográfico de Montevideo, surgía una gran oportunidad para la transformación de un nuevo barrio.
La prioridad inmediata para la intendencia fue generar nuevos usos para los espacios vacantes, a la vez que se mejoraron su limpieza, seguridad e iluminación. Rápidamente, se puso en valor la fachada patrimonial y se construyeron equipamientos efímeros en el entorno para poder desarrollar actividades recreativas y permitir a vecinos y vecinas enterarse de la transformación que estaba ocurriendo hacia el interior del complejo.
La inauguración del Espacio Campo en octubre de 2021 fue un gran acto de apertura del complejo a la ciudad. Transformada en un nuevo espacio público, la recuperación de la vieja explanada sobre la avenida D. A. Larrañaga permitió a habitantes de toda la ciudad comenzar a ser protagonistas del cambio.
Luego de meses de intensos trabajos de limpieza y acondicionamiento de las instalaciones, la apertura de la icónica nave central del complejo en marzo de 2022 permitió agregar a la ciudad de Montevideo su mayor espacio público cubierto. Modelo Abierto pasó a ser un lugar de vivencia cotidiana para el barrio, así como un nuevo destino a ser visitado por los demás habitantes de la ciudad.
Esta secuencia de transformaciones espaciales fue desarrollada en consonancia con una intensa agenda de actividades culturales y deportivas, y de diversas instancias participativas. Con la mirada puesta en el futuro, los nuevos espacios de encuentro se cargaron rápidamente de nuevos significados y valores asociados al encuentro y el disfrute ciudadano.
La invitación a la Universidad de la República a participar, desde el inicio del programa, en el cuidado y la transformación del viejo Mercado permitió amplificar la convocatoria y asegurar la innovación y calidad del proceso, trabajando codo a codo con funcionarios de la intendencia, docentes y estudiantes, que se comprometieron profundamente con el proyecto.
Esta publicación marca un cierre en la colaboración entre la intendencia y la universidad, que dio marco a la transformación inicial del ex Mercado Modelo. Apunta a poner en valor, evaluar y difundir un camino recorrido potente y fermental. Pero, sobre todo, propone dar pie a nuevas colaboraciones y proyectos para la construcción colectiva de futuro.
1 - El Modelo Está Cambiando es el programa de la Intendencia de Montevideo para la recuperación y activación del ex Mercado Modelo y su entorno luego de la mudanza, en el año 2020, de la actividad de mayoreo de frutas y verduras, que le había dado sentido durante casi ochenta y cinco años.
En mayo de 2019, luego de un año de sueños y de preparaciones, tenía lugar el primer evento de la Usina de Innovación Colectiva de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de la República (de Uruguay). Ese primer gran festival daba señales inequívocas de que se había logrado contactar con un público al que habitualmente no llegaban los muchos y diversos eventos académicos y culturales organizados por nuestra facultad. Por un lado, había logrado congregar, con la misma energía, a las seis carreras que componen nuestra casa de estudios y, dentro de ellas, a los más jóvenes (docentes, estudiantes y egresados), que anteriormente miraban este tipo de propuestas con cierta distancia. Por otro lado, llegaba también a un público amplio y variado fuera de la FADU. Diversos colectivos vinculados a manifestaciones culturales alternativas se sentían atraídos por esta convocatoria fresca y abierta que invitaba a ver la ciudad, la arquitectura y el diseño desde otros registros. Las celebraciones, conferencias, mesas redondas, encuentros, talleres y entrevistas dejaban ver que algo diferente a lo que estábamos habituados estaba pasando. Al finalizar los tres días de aquel primer festival, sentíamos que estábamos cumpliendo con uno de los objetivos que nos habíamos propuesto un año y medio antes, cuando, con un variado, inquieto y motivado equipo, asumíamos el decanato de la FADU.
Sin dudas, en ese logro mucho había tenido que ver el equipo convocado para trabajar en la concepción y organización de la Usina. Este, trabajando junto con el Comité Académico (conformado por jóvenes y destacados profesores representantes de todas las carreras de la FADU), le dio carácter, cuerpo y alma a la Usina. La decisión de que se desarrollara en el edificio abandonado de la Estación Central del Ferrocarril General Artigas fue, sin duda, acertada, la cual daría carácter y marcaría su devenir futuro. El notable edificio del ingeniero Andreoni, en desuso y pugna desde décadas atrás, era el escenario perfecto para lo que estaba germinando, y su ocupación efímera era en sí ya una acción metafórica de los objetivos de la Usina. Lo expuesto, debatido y reflexionado en sus espacios en esos días era casi un manifiesto fundacional. La presencia y valoración de varios académicos provenientes de América y Europa generaron la necesaria amplitud de lo reflexionado y lograron ecos en espacios académicos distantes.
Al año siguiente, comenzaba la pandemia que durante dos años afectaría al mundo entero. La Usina demostró tener entonces capacidad de mutar y transformarse en un evento mediático con repercusión en los diversos ámbitos de aislamiento a los cuales estábamos sometidos. El Usina Bar logró espacios de reunión disgregados en el país que resonaban en las diversas burbujas de confinamiento a lo largo del mundo.
El intercambio entre actores locales y globales se daba con la naturalidad de la comunicación virtual a la que nos habituamos en esos años. Una vez más, la Usina lograba, con naturalidad, contactar con su contemporaneidad y poner sobre la mesa problemas que involucraban a las más diversas realidades socioculturales generacionales.
Los años 2021 y 2022 fueron especiales para el mundo y para la Usina. La crítica situación social, producto de la detención de gran parte de las actividades que activan la economía, se sumó a miles de muertos, enfermos y variadas secuelas de salud que obligaron a un paréntesis y a una necesaria reflexión. Dentro de ella, el trabajo de arquitectos, diseñadores y urbanistas tuvo mucho para replantearse.
Al mismo tiempo, Montevideo vivía un momento singular en uno de sus barrios más populares e históricos: el del Mercado Modelo y su entorno inmediato. El traslado de la actividad comercial del viejo mercado de frutas y verduras a la periferia de la ciudad había dejado un vacío que ponía en evidencia uno de los principales problemas de las ciudades contemporáneas: cómo darles nueva vitalidad y sentido de futuro a las grandes áreas urbanas que, por diferentes causas, quedan vacantes. En este marco y en conocimiento de las actividades que la Usina había desarrollado anteriormente, la Intendencia de Montevideo propuso a la facultad un convenio de trabajo que permitiera abordar espacios concretos con el fin de abrirlos a los barrios y a la sociedad y programar actividades durante varios meses, desde fines de 2021 a principios de 2022. El nuevo Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad tenía ahora un desafío aún mayor que el de antes: conjugar los grandes desafíos académicos de la construcción colaborativa de nuestra facultad con una intervención en el viejo Mercado Modelo, que permitiera actuar sobre la integración social superando el abandono de áreas en obsolescencia y desuso. Una vez más, la Usina debía abordar esta intervención como una acción docente hacia la comunidad y como metáfora de sí misma.
Con este impulso y con una caja de resonancia ampliada por la propia Intendencia de Montevideo, la Usina y el Modelo alcanzaron un punto alto de convocatoria más allá de los ámbitos académicos vinculados a la FADU. Meses de intenso trabajo
y creatividad colectiva, de amplia convocatoria y de exigente gestión, en los que la intervención en el viejo edificio del Mercado Modelo y el espacio urbano lograron una aplicación concreta de muchas de las temáticas e intereses que la propia Usina explora. La difusión de las temáticas del diseño, la arquitectura y el urbanismo alcanzó, en esos meses, a sectores de la población que normalmente no tienen contacto con estos ámbitos. Conferencias de destacados invitados internacionales, talleres de trabajo de la FADU y de diversos colectivos, dirigidos a estudiantes, egresados y al barrio, mesas de debate y de exposición se superpusieron con espectáculos circenses, deportes, juegos infantiles, danza, música, gastronomía y fiestas, que lograron convocar a diferentes grupos urbanos. Se pudo conciliar los intereses de sensibilidades diversas y distantes del espacio académico local abriendo nuevos registros de estudio.
El libro que se presenta recoge algunos de los momentos más destacados de esta experiencia. Es una mirada selectiva del recorrido cuyo sentido, aún por develar, está puesto en el futuro.
Deseo agradecer, en nombre de la FADU, a las personas, los colectivos y las instituciones que apoyaron con su trabajo, creatividad y esfuerzo y permitieron que aquellas intuiciones de años atrás hoy sean una realidad digna de análisis y valoración. Dentro de ellos en la FADU deseo hacer una mención y un agradecimiento especial al Consejo; al grupo de trabajo designado para esta tarea, integrado por Sergio Aldama, Federico Colom, Diego Morera, Jimena Ríos, Eduardo Sganga en dirección y coordinación, Paula Díaz, Paula Hastoy, Camila Mazzuia en producción y Belén Balverde en comunicación visual; al Comité Académico, integrado por Ethel Mir, Jessica Berón, Adriana Babino, Angelina Graziano, Daniel Sosa, Marcelo Roux, Leticia Varela, Raúl Leymonie, Darío Silva, Sofía Deneo; a las asistentes académicas Carina Strata y Cecilia Silva, al Servicio de Actividades Culturales y al de Comunicación y Publicaciones. También un especial agradecimiento a las instituciones y autoridades que, entendiendo la propuesta conceptual, comprendieron el potencial de crear sinergia: la Intendencia de Montevideo, el Ministerio de Industria y Energía, y al ex ministro de Transporte Víctor Rossi. A todos ellos, nuestro sincero agradecimiento.
Al empezar a imaginar este libro nos propusimos tres objetivos. El primero fue compartir un proceso complejo pero disfrutable, para volver a colectivizarlo de una nueva manera; el segundo, generar reflexión y pensamiento en torno a él, ya que, muchas veces, la velocidad de ejecución no conlleva las pausas necesarias para hacerlo; el tercero, amplificar las voces y presencias de les involucrades en el proyecto, para que repliquen más allá del Mercado.
Para facilitar la comprensión de tanta información acumulada, el libro se estructura en cinco grandes secciones. La introducción contextualiza el caso del ex Mercado Modelo, su historia, su entorno, su estado de transición, en el marco de El Modelo Está Cambiando y sus posibles futuros.
La sección «Espacio Campo» presenta las primeras señales y gestos de acercamiento al contexto del Mercado y la intervención que transformó a Campo en un espacio público de nuevo tipo, así como las programaciones que lo activaron desde lo cultural y lo universitario.
«Modelo Abierto» comparte el proyecto espacial y curatorial que diseñamos para la apertura del interior del Mercado, acompañado de la programación que tuvo lugar en su primer mes de funcionamiento.
La cuarta sección, «Laboratorio y festival», está dedicada a la presentación de las líneas de exploración propuestas por la curaduría, los procesos experimentales llevados adelante por los colectivos del Laboratorio Público Modelo Abierto y, a través de diálogos y entrevistas, lo sucedido en el marco del Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad 2022.
Finalmente, la quinta sección despliega una serie de «Textos críticos» de autores invitades, que aparecen intercalados en tres bloques: a) arquitecturas blandas y cultura pública; b) universidad, ciudad y nuevas institucionalidades, y c) pensamiento creativo e innovación ciudadana.
Desde la Usina de Innovación Colectiva agradecemos a todes quienes se sintieron parte de este proceso colectivo, por confiar en esta lokura y sumarse al entusiasmo. A su vez, para nosotres, este libro es una forma de recordar hermosos momentos vividos, de articular y compartir pensamientos que, paulatinamente, fueron emergiendo, y también de cerrar este proceso para abrir otros.
Esperamos que, al leerlo, se transforme en una caja de herramientas para trascender y amplificar el potencial de nuestras academias, nuestras disciplinas, nuestras ciudades y edificios, siempre a través del encuentro, el disfrute y la celebración de vivir (y morir) juntes.
Imagen tomada de escaneo 3D de Modelo Abierto realizado por eSCANing, @escaninguy
*Tomado del texto «Universidades como ciudades articuladas», por Catalina Radi.
En la década del treinta, Montevideo experimentaba un importante impacto sociocultural debido a la inmigración y, con ello, cambios sociales y culturales, un incremento de la población y una expansión de la ciudad. En este contexto, luego de largas gestiones fallidas y transcurridos cuarenta y cinco días de una huelga del gremio, la Sociedad de Agricultores Unidos del Uruguay planteó la necesidad de construir su propio mercado en un predio de mayor extensión que el del Mercado Agrícola Municipal original, que ya resultaba insuficiente para el normal desenvolvimiento de sus actividades.
En 1934, el presidente doctor Gabriel Terra envió al Parlamento un mensaje, que culminó en ley: se resolvió la construcción del nuevo mercado, el cual sería administrado mediante concesión por la Concentración Nacional de Productores Agrícolas durante cuarenta años. En febrero de 1935, se inició la construcción, y el 31 de enero de 1937, se inauguró el nuevo Mercado Modelo. Su nueva ubicación, en las afueras del área urbana consolidada, mejoraría las condiciones desde el punto de vista sanitario y locativo. Se eligió un predio próximo a la convergencia de importantes vías de tránsito, equidistante a todos los centros poblados de la ciudad y a los mayores núcleos de producción agrícola. Para ese entonces, el entorno estaba prácticamente despoblado, y, con el inicio de las obras, en la zona comenzó a darse un importante proceso de urbanización.
La construcción de la nave industrial estuvo a cargo de la firma Bello y Reborati, y el proyecto fue realizado por el arquitecto Gualberto Rodríguez Larreta, integrante de la generación de arquitectos modernistas uruguayos. Su organización interna es de tipo basilical longitudinal, con naves laterales de menor altura, y, originalmente, contaba con 25.000 metros cuadrados distribuidos en: subsuelo, piso principal y planta alta. Presenta un eje longitudinal que organiza el edificio tanto espacial como funcionalmente, con un acceso monumental de bóveda de cañón, ubicado sobre la calle Cádiz, de 17 metros de ancho por 21 metros de alto. Según el arquitecto proyectista, el desafío funcional del proyecto recaía en «el máximun de desenvolvimiento
en el mínimun de tiempo». «He aquí una de las bases de toda una organización industrial.»1
Contó también con la participación del arquitecto Leopoldo Tosi para el proyecto y la ejecución de la configuración del techo, que estaba conformado por una estructura metálica que permitía grandes luces y disponer de espacios amplios para el almacenamiento y la circulación de la mercadería. Al volumen básico se le incorporaron espacios exteriores techados mediante aleros laterales de hormigón armado. El lenguaje utilizado resulta austero, con referencias decorativas al art déco, como la volumetría escalonada, la incorporación de salientes, el recorte de su silueta y los huecos en el plano de la fachada. A lo largo de su historia, el edificio sufrió diversas ampliaciones. La más importante fue la del año 1996, posterior al incendio que arrasó con gran parte de sus instalaciones, con el agregado de un total de 15.000 metros cuadrados.
La dimensión urbana del edificio resulta impactante. Su presencia y funcionamiento condicionaron, sin duda alguna, la historia del entorno urbano inmediato. Luego de casi ochenta y cuatro años de funcionamiento ininterrumpido, el crecimiento urbanístico y la necesidad de mayor capacidad locativa volvieron a ser un problema. En 2021 se realizó la mudanza del Mercado Modelo hacia la nueva Unidad Agroalimentaria Metropolitana, por lo que el edificio perdió su uso original.
Este edificio ha condicionado el desarrollo del barrio debido a su escala e importancia de la actividad allí llevada a cabo. Su historia y su devenir hicieron que fuera una tradición en lo referente a la comercialización de frutas y hortalizas para la ciudad de Montevideo y su área metropolitana, con incidencia más allá de esos límites. Es testigo de la relación de vecinos, productores, intermediarios, comerciantes y trabajadores en un proceso continuo y cambiante.
Por el colectivo Historia Colectiva2 Soledad Cebey Pariz, Daniela Fernández López, Pablo Muñoz Ponzo y Elina Rodríguez Massobrio
1 - Rodríguez Larreta, G., et al. 1937. «Habla el proyectista del mercado», Revista La Tierra, año I, Montevideo, 31 de enero.
2 - Véase más información de este colectivo en la sección «Laboratorio Público Modelo Abierto».
1 y 2- Construcción del edificio y banquete de inauguración. Imágenes del fondo Archivo de la Memoria del Modelo. Centro Documental, Instituto de Historia, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
1 - Vista general del edificio central del Mercado Modelo, 28 de diciembre de 2012, 10:40 a. m. Cortesía del Centro de Fotografía de Montevideo
2 - Entrega de guía de mercadería al personal del Mercado Modelo, 5 de noviembre de 2012. Cortesía del Centro de Fotografía de Montevideo
3 - Jornadas de mudanza del Mercado Modelo, febrero de 2021. Por Santiago Mazzarovich. Cortesía de la División Información y Comunicación, IM
4 - Entrada principal del Mercado Modelo, 12 de mayo de 2011, 2:56 a. m. Cortesía del Centro de Fotografía de Montevideo.
5 - Calle central del Mercado, 2 de junio de 2011, 2:45 a. m. Cortesía del Centro de Fotografía de Montevideo.
1, 5, 6, 7 y 8 - Jornadas de mudanza del Mercado Modelo, febrero de 2021. Cortesía de la División Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo
2, 3 y 4 - Jornadas de mudanza del Mercado Modelo, febrero de 2021. Por Santiago Mazzarovich. Cortesía División Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo
1 - Ubicación del área de actuación de El Modelo Está Cambiando en Montevideo
2 - Área de actuación de El Modelo Está Cambiando. En rojo se indica el edificio principal del Mercado y el Espacio Campo. Imagen por IM
1 - Esta fue una de las preguntas a la que el equipo de la intendencia se enfrentó cuando la operativa del mer cado mayorista de frutas se mudó a la Unidad Agroalimentaria Metropolitana y se abrió un entretiempo de incertidumbre.
Fundados y fundadas en el convencimiento de que para cuidar el ex-Mercado era necesario abrirse al barrio y a la ciudad, se apostó a la generación de usos temporales y reversibles que permitieran activar el espacio. De este modo, se logró promover, en poco tiempo, la reapropiación del complejo por parte de vecinos y vecinas.
La alianza con la Usina de Innovación Colectiva y la convocatoria a múltiples colectivos y entidades culturales, sociales y deportivas experimentales permitieron poner en práctica germinales eventos y transformaciones físicas del ex-Mercado. Estos colectivos, además de haber quedado incorporados en la nueva identidad del complejo, se convirtieron en referentes para otros futuros posibles en la ciudad.
La invitación a habitar el espacio se sostuvo en la generación de una importante grilla de eventos que convocó a un público diverso. Partiendo de la premisa de la búsqueda de alianzas imposibles se favorecieron el encuentro y el conocimiento de grupos etarios y culturales diferentes.
La integración de un nuevo repertorio de instalaciones y equipamientos a los espacios del exMercado permitió resaltar sus calidades espaciales y valores patrimoniales.
La incorporación de nuevos usos en las naves, explanadas, subsuelos y oficinas del ex-Mercado mejoró el conocimiento de las características espaciales, las condiciones climáticas y el estado de conservación de cada uno de sus componentes. El
complejo se convirtió en un laboratorio de urbanismo, arquitectura y diseño en tiempo real y abierto a todas las personas involucradas en poner en práctica las siguientes etapas de su transformación.
El nuevo conjunto de espacios públicos ganados por la ciudad cuestiona, por su singularidad, los compartimentos con los que la intendencia la atiende. La incorporación en la coordinación y toma de decisión de las funcionarias y los funcionarios directamente involucrados en la gestión del día a día del complejo —atentas y atentos a los aportes de vecinos y vecinas— ha favorecido la integración de las oficinas.
El tamaño de los espacios del ex-Mercado y su estado de conservación suponían un desafío muy importante en lo que a inversión de recursos refiere. Bajo la premisa de la maximización del impacto de los acotados recursos disponibles, se realizó una selección estratégica de las obras de mantenimiento, transformación y equipamiento a ser implementadas. La etapabilización de los trabajos habilitó la incorporación del aprendizaje continuo en el proceso. La condición móvil y versátil de muchos de los diseños permitió su adaptación a los requerimientos variados e imprevistos que se fueron planteando.
La nueva condición de los espacios públicos del ex-Mercado ha permitido experimentar en lo que acostumbramos a hacer y usar en una plaza o parque convencional. El uso responsable de servicios y equipamientos que requieren de cuidados especiales por parte de vecinos y vecinas alienta a profundizar en la generación de nuevas apropiaciones de lo público.
Director del Departamento de Desarrollo Urbano de la Intendencia de Montevideo
El traslado de las actividades desarrolladas durante décadas en las instalaciones del ex Mercado Modelo presenta un nuevo escenario al barrio y la ciudad, a un lapso de incertidumbre, a una tensión entre nostalgia, sueños, ideas y futuros posibles. Este espacio temporal, este puente hacia al futuro, necesariamente debía ser una construcción en donde la participación y la innovación fueran seña de identidad.
En este sentido, desde la Intendencia de Montevideo (IM) se eligió tomar un camino que conjugó el uso transitorio del espacio y la ideación de los futuros usos posibles tanto del espacio del ex-Mercado como de su entorno. En estos meses de trabajo, fueron varias las asambleas con vecinas y vecinos, cooperativistas, organizaciones sociales y la academia. En una primera instancia, se les informó cómo se iba a desarrollar este proceso y fuimos tomando, en conjunto y paso a paso, cada una de las decisiones. Todo fue llevado a cabo con vecinas y vecinos: desde la apertura del Espacio Campo hasta el Modelo Abierto, pasando por el diseño de la plaza El Recreo y el intercambio con las cooperativas de vivienda de la zona. De estas instancias surgieron varias propuestas de uso del ex-Mercado y sus instalaciones que hoy ya se están llevando a la práctica.
Entre esas propuestas se encuentra el proyecto Ciudad para la Niñez y la Adolescencia. Un proyecto innovador con anclaje territorial en el barrio que promueve la construcción de un modelo de desarrollo urbano sostenible, a partir de la participación activa e inclusiva de niñas, niños y adolescentes en el diseño y la construcción de la ciudad. Esta propuesta busca impulsar, a través de la participación colectiva de las infancias y adolescencias, ciudades que integren, en su diseño urbano, los ejes de espacios públicos educativos y amigables, seguridad, movilidad sostenible, medioambiente y salud, y participación, inclusión y diversidad.
Esta experiencia nos permitió: un acercamiento al territorio y a la identificación de la temática a abordar; la realización de un diagnóstico participativo involucrando a niños, niñas, adolescentes y la comunidad en general; el codiseño de acciones de transformación dentro del territorio, y la implementación de proyectos piloto y su posterior escalabilidad y replicabilidad en otros puntos de la ciudad.
También fue construida con vecinas y vecinos la propuesta Ciudad Posible, que se desarrolló en el marco del Modelo Abierto, en el que se realizó una serie de laboratorios, talleres lúdicos, presentaciones, debates y espacios que promovieron la creatividad, la afectividad y la experimentación colaborativa de la ciudad y el barrio. Participaron de esta propuesta: artistas, músicos y músicas, productores y productoras audiovisuales, referentes de la fotografía, diseñadores y diseñadoras, cientistas sociales, especialistas en neurociencias y tecnología, referentes de los bienes comunes, investigadores e investigadoras de la innovación política para la democracia, vecinas y vecinos, y activistas. Todo esto sucedió mientras se le abrían las puertas del ex-Mercado al Comité Nacional de Skateboard Uruguay, que instaló, en uno de los sectores de la nave central, la primera pista de skate techada del país.
Todas estas acciones y programas tienen en común que fueron construidas con vecinos y vecinas como protagonistas. Es junto con ellas y ellos que estamos transformando el viejo Mercado Modelo en un ámbito de producción, experimentación y difusión de proyectos innovadores desde el cual se crean puntos de encuentro con abordajes colaborativos y experimentales, para alcanzar nuevas y mejores soluciones a los desafíos que plantea la ciudad. El Modelo está cambiando, y entre todas y todos iniciamos un camino hacia esa ciudad posible.
Por Federico Graña Director de la Asesoría de Desarrollo Municipal y Participación de la IM.
Cuando se lanzó este concepto el Modelo está cambiando, nos hizo pensar en cómo se visualizaba esta porción de territorio dentro del Municipio D, con una actividad de mercado agrícola en pleno centro de la ciudad, sin dudas pensado y diseñado para otra época de nuestro querido Montevideo.
Quienes habitamos y circulábamos diariamente por allí nos encontrábamos con un movimiento de camiones y trabajadores que entorpecía el tránsito, pero también oficiaba de tapón de la trama urbana donde no había comunicación entre el barrio Bolívar y Pueblo Nuevo, uno a cada lado del Mercado Modelo.
Desde que se comenzó a planear el traslado de este gigante, con toda la complejidad que nos imaginábamos, en la cabeza de todos estaban muy presentes las dificultades a las que nos debíamos enfrentar con ese vacío y, por supuesto, el temor a la vandalización, la tugurización y los problemas de seguridad, con una perspectiva muy similar a la que nos encontramos cuando se paralizó la construcción del Antel Arena en 2015 y los vecinos de esta misma zona se movilizaron para lograr el reinicio de la obra, quienes, finalmente, tuvieron éxito.
El modo de trabajo de este municipio, territorial y participativo, junto con la Intendencia de Montevideo, nos llevó a muchas consultas con las organizaciones sociales, deportivas y educativas para que nos ayudaran a determinar el futuro del espacio. Se volcaron necesidades que tenían que ver con lo cultural, lo deportivo y el esparcimiento, y la necesidad de viviendas para los trabajadores.
El acuerdo entre la Universidad de la República y la intendencia permitió que se llevaran a cabo actividades con otro perfil y se pudiera visualizar una oportunidad nueva. La Usina de Innovación Colectiva de la Facultad de Arquitectura, Diseño
y Urbanismo hizo lo suyo, primero, en el Espacio Campo, donde los equipamientos móviles permitieron transformar el espacio en forma permanente y no dejarlo estático, y el haber pintado todo este sector de verde consiguió darle una utilidad diferente, desde la imagen y el video. Los juegos infantiles, los espectáculos artísticos, las ferias de emprendedores le dieron vida. Bajo techo, apareció el parlamento, que nos dio oportunidades inesperadas. La sala brindó laboratorios, capacitación y debates. También, que se instalaran pistas para skate y BMX como iniciativa de la federación de skate y patín dio lugar al encuentro de jóvenes.
Para este municipio, que pudo participar en tareas periféricas, ha sido grato ver, en este año de convenio, cómo se lograron varios de los objetivos planteados y cómo se mejoraron, asimismo, el entorno (el alumbrado, las podas, las veredas) y los pequeños espacios públicos alrededor de un exmercado abierto, variado y gratuito.
Ha sido, sin duda, un laboratorio vivo para la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, que, desde el equipo de la Usina, dio un salto cualitativo.
Por Gabriel Velazco Alcalde del Municipio D del departamento de Monte video, donde está situado el ex Mercado Modelo.
Ella es Sofía Beatriz Suárez, de 38 años. Es moza y organizadora de fiestas, además de bailarina de samba en la Escola Asabranca. Trabajó en el Mercado en el marco del programa Jornales Solidarios.
Ella es Mónica Arellano, de 57 años. Es ama de casa, vecina del Mercado de toda la vida y actualmente concejala vecinal.
Él es Gerardo Techera Reyes, de 61 años. Llegó al Mercado en 1982, cuando comenzó a trabajar de changador. Luego fue empleado del bar del Mercado.
Retratos de vecinas y vecinos del Mercado tomados durante el Laboratorio Público Modelo Abierto. Por Valentín Río, de Montevideo Lab, Intendencia de Montevideo
Retratos de vecinas y vecinos del Mercado tomados durante el Laboratorio Público Modelo Abierto.
Por Valentín Río, de Montevideo Lab, Intendencia de Montevideo
Él es Agustín Abayomi Urioste Gorgoroso, de 18 años. Es artista. Está relacionado con el Montevideo Lab de la IM, en el cual participó como colaborador en los Mañana Labs.
Ella es Romina García, de 14 años. Es estudiante del Liceo n.o. 55. Vive cerca del Mercado hace muchos años, y su abuelo también nació en este barrio.
Ella es Adriana Arellano, de 63 años. Es militante social en la cancha del Club Villa Española y en la Escuela n.o. 382 ‘Ruben Lena’, donde lleva adelante actividades de lectura y huerta comunitaria.
El Mercado Modelo fue una insignia del siglo pasado. Un espacio para el comercio de frutas y verduras que se había vuelto obsoleto por sus condiciones de trabajo y afectaciones urbanas. Más de 15 hectáreas de edificios y terrenos dedicadas casi exclusivamente a la operativa de camiones, depósitos, cargas e intercambios.
Aunque los grandes cambios, como este, siempre duelen, son más que necesarios: tenemos la convicción y muchos datos —ya hay algunas señales fuertes— de que a los dolores seguirán alegrías. El barrio Modelo nos da una oportunidad para generar un sector de Montevideo con una nueva calidad de vida local y ofrecido a todas las personas del departamento, que deje un legado a las futuras generaciones.
La zona del Modelo está ubicada en el centro de la mancha urbana del departamento, cerca de la Ciudad Vieja, 18 de Julio, el puerto y el aeropuerto, y de todos los demás barrios. El retiro del conjunto de las actividades logísticas deja una enorme oportunidad urbana a llenar de vida y actividad. La preparación del barrio del Mercado para su nueva condición fue progresiva y en un proceso de diálogos y escuchas. La intendencia cumplió sus obligaciones prefigurando un futuro inclusivo, democrático e innovador. Hoy tenemos un proyecto urbano aprobado por la Junta Departamental para el barrio delimitado por las avenidas Larrañaga, Varela y Batlle y Ordóñez. El proyecto está siendo gestionado y haciéndose realidad.
La estrategia incluye la creación de espacios públicos y de conectividad, la consolidación de un tejido residencial-social heterogéneo y la conformación de una nueva centralidad urbana, diversa, dinámica y vital, con acento en la innovación. Con relación a la vivienda, la intendencia asegurará el acceso a ella facilitando el suelo para 500 unidades de vivienda social en el área (cooperativas y otros programas de vivienda pública subsidiada), de modo de ser parte de la
solución a los problemas habitacionales y asegurar la diversidad social. Parte del suelo se destinará a usos privados: viviendas, oficinas, comercios y otras actividades terciarias.
El edificio del Mercado es el principal protagonista, que ofrece y ofrecerá un espacio público y cubierto único en toda el Área Metropolitana. Venimos trabajando con inversiones progresivas, para asegurar un presente y un futuro consistentes con esta idea, en los que la condición pública se enriquezca con actividades diversas e inclusivas.
Desde el traslado del Mercado a la Unidad Agroalimentaria Metropolitana, el objetivo establecido por la intendenta Carolina Cosse fue abrir el Mercado definiendo un proceso de habitación y disfrute del espacio para coproducir el futuro: gobiernos departamental y municipal, vecinos del barrio y de toda la ciudad, cada actor cumpliendo sus responsabilidades y derechos.
Un lugar para que miles de montevideanos de orígenes sociales diversos puedan vivir, bien ubicados y disfrutando de lo mejor de la ciudad. Vamos camino a un barrio atractivo, un lugar para el disfrute urbano y la multiplicación de la vida pública y social.
Esta publicación documenta un proceso inicial de ocupaciones del Mercado y el Espacio Campo, que funcionó como caldo de cultivo para imaginar ese futuro, expandiendo agendas, discursos, públicos y prácticas, hacia una insignia del siglo XXI.
Por Lucho Oreggioni Director del departamento de Planificación Urbana de la Intendencia de Montevideo.
2021 Marzo
Mudanza de las operaciones del Mercado Modelo a la nueva Unidad Agroalimentaria Metropolitana
Apertura del espacio interior del ex Mercado Modelo. Programaciónpública de Modelo Abierto (laboratorio y festival) en el interior del ex Modelo Abierto
2021 Abrilsetiembre
Instalaciones públicas en el entorno inmediato del ex Mercado Modelo 2021 Octubre Apertura pública de Espacio Campo 2021 Octubrediciembre
Programación pública con actividades y eventos en Espacio Campo 2022 Marzo - abril
1937 - 2021 2022 -
Las acciones son complementadas con arquitecturas blandas en el diseño del entretiempo de una infraestructura urbana de futuro incierto, ya que los tiempos y espacios entre también son dignos de ser pensados y vividos.
Imagen tomada de escaneo 3D de Modelo Abierto realizado por eSCANing, @escaninguy
*Tomado del texto «Hacer ciudad a través de arquitecturas blandas», por Bartlebooth.
La Usina de Innovación Colectiva es una plataforma cultural de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República de Uruguay que dinamiza el campo de las disciplinas vinculadas a la arquitectura, el diseño, el paisaje
y la ciudad. Es un laboratorio de espacios públicos que busca construir otras universidades, institu ciones, pedagogías y comunidades posibles.
1 - Texto escrito por Diego Morera y Jimena Ríos, del equipo coordinador de la Usina de Innovación Colectiva de la FADU, Udelar.
La Usina de Innovación Colectiva ha construido su sentido y rees crito su propia definición desde su creación en 2019. Un proceso guiado a través de diálogos constantes entre los coordinadores, el Comité Académico —integrado por docentes y estudiantes de to das las carreras de la facultad—, el equipo de decanato e invitades a distintas instancias.
Actualmente, nos definimos como una plataforma cultural de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Univer sidad de la República (Udelar) de Uruguay que dinamiza el campo de las disciplinas vinculadas a la arquitectura, el diseño, el paisaje y la ciudad. A su vez, como un laboratorio de espacios públicos que busca construir otras universidades, instituciones, pedagogías y comunidades posibles.
Tanto por intereses buscados como por casualidades ocasionales, nos hemos enfocado en activar edificios emblemáticos que se encuentran en momentos complejos de transición de uso, para experimentar nuevas formas de habitar los procesos de transformación urbana. En cada uno de estos casos, trabajamos en el diseño de espacios, programaciones públicas y formas de comunicarnos, entendidos como un proyecto ecosistémico de diversas escalas.
A finales del año 2020, meses antes de la mudanza del Mercado Modelo de Montevideo, nos embarcamos en el proyecto más ambicioso y enriquecedor que hemos desarrollado hasta el momento. La Intendencia de Montevideo, de la mano de la División de Espacios Públicos del Departamento de Desarrollo Urbano, nos convocó a trabajar, en representación de la FADU, en la activación temporal del edificio, que dejaría de funcionar como tal para trasladarse a la nueva Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM).
Para diseñar en conjunto cómo sería la transición de un estado a otro, comenzamos un proceso de aproximación al contexto, al barrio y a la complejidad del edificio y sus alrededores. Para enmarcar el proyecto, firmamos un convenio de colaboración de un año entre las dos instituciones dentro del programa de transformación urbana El Modelo Está Cambiando.
Así, como diseñadores de futuros posibles, entendimos este proyecto como un desafío único, para transformar un antiguo nodo logístico
en uno volcado a la innovación colectiva. Esto implicó un riesgo, pero, a su vez, una oportunidad para entender que los tiempos y espacios entre 2 también son dignos de ser diseñados y vividos para habilitar la experimentación y el surgimiento de nuevas realidades que no tienen lugar en ámbitos ya consolidados.
Previo a constituirnos como el equipo coordinador de la Usina, trabajamos juntes, en primer lugar, como curadores y, luego, como docentes responsables de un proyecto de investigación y extensión, llamados Prison to Prison3 y Proyecto Cárcel Pueblo.4 En este contexto, abordamos, con un equipo ampliado, un proyecto de urbanismo participativo en la cárcel Unidad N.o 6 Punta de Rieles, de Montevideo. Esta funcionó, por casi una década,5 como un experimento conocido como cárcel pueblo, en el que la estrategia penitenciaria, tanto espacial como humana, era «imitar el afuera en el adentro».
Esto desembocó en un modelo único en el cual convivían, por ejemplo, emprendimientos autoconstruidos liderados por personas privadas de libertad, un centro cultural con una radio, espacios educativos, una calle comercial con negocios variados, visitas familiares y empresas en un polo industrial que generaban composiciones azarosas en una efervescencia nunca vista.
Gracias a esta experiencia, conocimos y aprendimos una forma de gestión espacial carcelaria sumamente radical a la hora de dar lugar a la otredad, que podríamos denominar el sí mágico. Esta noción, que proviene del mundo del teatro,6 era puesta en práctica por Luis Parodi7 —el director de la unidad, educador— y su equipo como un acto de voluntad, disposición u ofrecimiento. A la vez, como una invitación al compromiso con un proyecto específico y con todo lo que eso conlleva. Así, cada pre so presentaba a la dirección su emprendimiento partiendo de una disposición afirmativa. En conjunto, se evaluaban sus necesidades materiales para hacerlo viable y se daba espacio para su desarrollo, contemplando también su posible fracaso como parte válida del proceso.
Este generoso modelo de apertura hacia la otredad, sin dudas, marcó nuestro trabajo y nuestra manera de afrontar otros proyectos. Por más extraño que pueda parecer, este sí mágico aprendido y comprobado en una cárcel fue una guía para relacionarnos con el Mercado Modelo y su entorno cuando se presentó la oportunidad.
En primer lugar, desde el punto de vista temporal, el entretiempo como momento de indeterminación y experimentación festiva resultó propicio para la práctica del sí mágico porque, como dice Keller Easterling, muchas veces multiplicar los problemas puede ser útil, así el desorden es más inteligente que la novedad y las obligaciones son
2 - Tiempos y espacios entre se refieren a temporalidades y espacia lidades en estado de transición.
3 - Seleccionado para representar a Uruguay, en su pabellón nacional, en la 16.a Exposición Internacional de Arquitectura, la Biennale di Venezia 2018. Para conocer más del proyecto Prison to Prison: ‹https:// issuu.com/prisontoprison/docs/uru guay_-_catalogo›.
4 - «Proyecto Cárcel Pueblo, fortalecimiento de procesos colectivos en el campo carcelario» fue un proyecto interdisciplinario desarrollado entre la FADU, la Facultad de Psicología y el Programa Integral Metropolitano de la Udelar. Los docentes responsables fueron Cecilia Alamón, Sergio Aldama, Federico Colom, Leticia Folgar, Lauren Isach, Natalia Laino, Cecilia Lombardo, Diego Morera, Jimena Ríos y María Schmukler.
5 - Lamentablemente, ya no se puede considerar que el modelo cárcel pueblo siga existiendo, por la nueva gestión que se ha sucedido desde el cambio de administración en 2020.
6 - La noción del símágico original fue creada por el actor, director escénico y pedagogo teatral ruso Konstantín Stanislavski.
7 - Luis Parodi es educador social y fue director de la cárcel n.o 6 de Pun ta de Rieles desde 2012 hasta 2020.
8 - Easterling, K. 2021. Diseño del medio.Sabercómotrabajarelmundo. Madrid, Bartlebooth.
9 - Ib.
10 - Jerga que refiere a las prácticas y actitudes consideradas machistas.
11 - Morton, T. 2018. Elpensamiento ecológico. España, Paidós.
12 - Ib.
13 - Concepto tomado de Keller Easterling.
más empoderantes que la libertad.8 Cuando estamos predispuestos al sí, las historias pueden expandirse para incluir tanto disposiciones latentes como acontecimientos concretos y la discrepancia puede instruir formas de activismo político que resulten más exitosas.9
En segundo lugar, considerando lo espacial, la gran escala del propio Mercado nos condujo a la práctica del sí mágico como forma de pensar a lo grande, literal y metafóricamente. Su inmensidad nos enfrentó a preguntarnos qué hacer cuando todo puede estar conectado con todo. Pensar a lo grande, en cierta forma, puede sonar machirulo,10 pero, desde una perspectiva del pensamiento ecológico, puede ser un llamador para pensar todo lo grande que podamos e incluso más, más de lo imaginable.11
Sin entrar en contradicción con el poder de lo menor y lo afectivo, el pensamiento ecológico nos permite configurar ecosistemas a distintas escalas y complejidades, porque no basta con seleccionar un pequeño trozo de realidad y limitarse a examinar solo eso. De otra manera, si no tomáramos estas ideas como premisas, correríamos el riesgo de quedar atrapades en el lenguaje de la pequeñez y la restricción.12
En este sentido, compartimos, a continuación, algunas formas de decir sí, ya que no se trata de una búsqueda afirmativa acrítica —también es importante saber a qué decirle no—, sino de una consciente y situada. Estas fueron puestas en práctica en Modelo Abierto, y, luego de pasada la intensidad y exigencia del proyecto, creemos interesante continuarlas construyendo.
3a. Sí al ensamblaje interinstitucional público: más rico cuanto más enmarañado 13
Nuestra participación en la transformación del ex Mercado Modelo se trató, antes que nada, de un gran desafío de cooperación y construc ción interinstitucional, mayormente, de carácter público. Un ensamblaje de diversas escalas, alcances y autonomías en coexistencia.
El trabajo incluyó todas las áreas de nuestra facultad con las que habitualmente cooperamos, así como proyectos y cursos de investigación, enseñanza y extensión tanto de la FADU como de otras facultades de la Udelar.
Desde la Intendencia de Montevideo, trabajamos junto con el Departamento de Desarrollo Urbano y su División de Espacios Públicos, Participación y Comunicación. También con la Gerencia de Eventos, el Programa Esquinas de la Cultura, el Centro de Exposiciones Subte del Área de Cultura, las secretarías de Deporte, Diversidad y Género, el MVDLAB y los sectores encargados de obras, tránsito, seguridad, iluminación urbana, huertas, alimentación, entre otros.
A su vez, colaboramos con los funcionarios del propio Mercado, los encargados de gestión, el Plan ABC, el personal de limpieza, los guardaparques y el personal de vigilancia. Además, el proyecto promovió la colaboración con la UAM, empresas y proveedores de diversos servicios.
Asimismo, se sumaron al proyecto, en diferentes momentos, vecines, cooperativas de vivienda de la zona, la Cantina Sócrates de Villa Española, el Comité Nacional de Skateboard Uruguay, colectivos vinculados a la comunidad educativa, creativa y la cultura, entre otros.
Cuando nadie sabe con certeza qué hacer, puede abrirse una oportuni dad para perdernos en el caos, entrar en conflicto, o también colaborar. La Usina, en este caso, constituyó un espacio-nexo sui generis de innovación interinstitucional.
Contrariamente a la tendencia a la hipersimplificación o de ciertos discursos que rechazan cualquier tipo de gestión pública, enmarañar14 instituciones y personas puede ser una estrategia sorprendente si somos capaces de utilizar la comunicación como lubricante para hacerla funcionar. ¿Puede la universidad pública extenderse y ser un ámbito capaz de enmarañar para dar lugar y que, a su vez, construya una nueva forma de vivir la propia universidad? Si queremos disputar la hegemonía cultural de lo empresarial, deberíamos apostar por ello y ponerlo en práctica.
Solo a través de la práctica podremos saber cómo15 construir nuevas y frescas —y más seductoras— institucionalidades. La diferencia entre el saber qué y el saber cómo es lo que existe entre conocer la respuesta correcta y saber cómo hacer algo.16 Lejos de ser confuso, el conocimiento asociado al saber cómo no es predictivo, pero nutre una imaginación que manipula potenciales y acontecimientos.17
14 - Concepto tomado de Keller Easterling.
15 - Del filósofo Gilbert Ryle, citado en: Easterling, K. 2021. Diseño del medio.Sabercómotrabajarel mundo. Madrid, Bartlebooth.
16 - Solo podemos saber cómo besar, contar un chiste o aterrizar un avión en medio de un vendaval ya que su carácter práctico reside en la indeterminación (Easterling, o. cit.).
17 - Easterling, o. cit.
18 - Easterling, K. 2021. Diseño del medio.Sabercómotrabajarel mundo. Madrid, Bartlebooth.
A la hora de poner en palabras la manera en la que nos posicionamos ante el diseño y la construcción del proyecto espacial de Modelo Abierto, nos es oportuno hacer referencia a la metáfora que habitualmente utiliza Keller Easterling sobre las piedras en el río para hablar de arquitectura y el medio.
En el contexto urbano, podríamos decir que la arquitectura crea objetos únicos, como piedras en el agua, que configuran el contenido declarado de un río infraestructural fluido. La actividad del entremedio —lo que está haciendo más que lo que está diciendo— a veces es difícil de detectar, ya que reside en acciones invisibles y poderosas que determinan cómo se organizan y circulan los objetos y el contenido.18
3b. Sí al diseño de objetos, pero también al diseño de entreobjetos
19 - Easterling, K. 2021. Diseño del medio.Sabercómotrabajarel mundo. Madrid, Bartlebooth.
20 - Ib.
21 - La Intendencia de Montevideo planteó la necesidad de activar el espacio inmediatamente luego de la mudanza; entonces, tuvimos que ser estrategas en proyectos que no podían esperar los largos plazos que los procesos de la arquitectura y el urbanismo conllevan habitualmente.
Desde esta perspectiva, podríamos considerar las cinco hectá reas del área de operaciones del ex Mercado Modelo como ese río urbano en transformación sobre el que se dispuso una serie de intervenciones como pequeñas piedras capaces de dinamizar las corrientes del agua. Así, celebramos lo construido —lo nuevo y lo viejo— tanto como su capacidad de afectar y ser afectado, de posibilitar o negar la vida.
A su vez, celebramos que el diseño de protocolos, eventos e información asociados a lo construido es también innovación tecnológica, ya que diseñar la interacción no es fijar posiciones, sino iniciar la interactividad.19 Celebramos el combinar sin prejuicios imaginarios del mundo audiovisual, del Tik Tok, de lo circense, de la feria, para manipular temporalmente las químicas de los ensamblajes y las redes establecidas.20
Ejemplo de esto fueron el diseño y la construcción exprés21 del Espacio Campo como un croma urbano de 2500 metros cuadrados o la serie de instalaciones que formalizaron la intervención en los 14.000 metros cuadrados del interior del Mercado, entendidas como diferentes espacios para diferentes encuentros. Lo importante no fueron solamente los objetos en sí, sino lo que tuvo lugar entre ellos.
3c. Sí a las alianzas imposibles para vencer el aislamiento
Curatorial y académicamente, buscamos convertir al ex-Mercado en un espacio público entendido como un ámbito de aprendizaje que posibilitara articular puntos de fuga disciplinales a través de la formulación de nuevas preguntas. Así, entrelazar las capas de conocimiento de los distintos campos del diseño, desde la especificidad de cada uno de ellos, se transformó en una forma de experimentación colectiva en la que todes teníamos cosas para aprender y enseñar. Además, el alcance público y metropolitano del propio espacio nos interpuso un desafío, al que nos enfrentamos por primera vez, en torno a la articulación de comunidades existentes y generación de nuevas. Gracias a esto, nos cuestionamos cómo queríamos relacionarnos con las personas más allá de las instituciones.
Reconociendo que trabajando a solas no sería posible construir algo realmente transformador, diseñamos diferentes espacios y formas de invitar a otras personas —de cuanto más diversos ámbitos, mejor— a habitarlos y activarlos, cada una participando a su manera. Por ejemplo, el Comité Nacional de Skateboard del Uruguay ya contaba con un acuerdo con el Área de Participación de la Intendencia de Montevideo, por lo que se le cedió espacio para sus pistas. Así, formó parte de todo el proceso y construyó su propio espacio. También varias cooperativas de vivienda en formación tenían sus
asambleas en el Mercado. Se promovió que la programación musical de los fines de semana fuera ideada por referentes desde distintas áreas de la cultura. Además, la radio universitaria UNI Radio acompañó transmitiendo las voces de les participantes. Una compañía de danza y varias escolas de samba usaron el espacio para ensayar.
Así, comprobamos que pueden existir infinitos modos y tiempos de involucramiento en un proyecto de estas dimensiones. La consigna fue cuantos más, mejor, y más ricos aún si decidimos abordarlo desde el reto político y disciplinal de establecer alianzas imposibles. 22
Cuando la artista y activista boliviana María Galindo sugirió este concepto de las alianzas imposibles en el conversatorio que tuvo lugar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid, hizo referencia a ellas como un camino para entablar conversaciones entre personas que no se reconocen como pares y, a través de ese diálogo, encontrar formas para los futuros feminismos, sin la necesidad de generar empoderamientos, sino, más bien, rebelarse contra el poder.23
En este caso, el sí mágico a las alianzas imposibles fue una forma de rebelarnos contra la hegemonía del autor académico iluminado, del ais lamiento en los procesos creativos, de la arquitectura como obra termi nada, de la simplificación de las temporalidades urbanas. Para hacerlo, creamos deliberadamente, desde lo que a simple vista no combina, autorías múltiples, cruces entre colectivos y diversas simultaneidades.
No vamos a negar que algunas veces el espacio se tornaba abrumador por la sumatoria de estímulos visuales y sonoros, pero, mayormente, nos invitaba a dejarnos llevar, cotidianamente, por relaciones sorpresivas e inesperadas.
22 - Concepto sugerido por María Galindo en referencia a la búsqueda de estrategias para potenciar el movimiento feminista. Tomado del conversatorio posterior a la presentación de su performanceLa jaulainvisible , en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid, en marzo de 2020.
23 - Galindo, M. 2021. «Lajaula invisible» . En Diéguez, I., y Longoni, A. (eds.). Incitaciones transfeministas . Argentina, Ediciones DocumentA/Escénicas.
Vista aérea del complejo del Mercado Modelo en Montevideo, marzo de 2021. Por Marcos Guiponi
El sí mágico como práctica curatorial implicó que nuestros propios roles fueran difusos. Fuimos arquitectos, diseñadores, docentes, artistas, gestores culturales, productores, montajistas, técnicos de luces y sonido. Fue un proceso intenso, pero que disfrutamos colectivamente al sentir cómo el espacio se transformaba y volvía a llenarse de vida.
Actualmente, el Modelo Abierto continúa abierto al público, valga la redundancia. Nos alegra saber que varias semillas han quedado plantadas en el propio espacio, tanto por su carácter lúdico y público como a través de las experiencias generadas por muchos de los colectivos que fueron parte.
Para la Usina de Innovación Colectiva son muchos los desafíos que se prefiguran como futuros posibles en los que continuar poniendo en práctica el modelo construido y aprendido en este proceso. Un modelo con vocación por lo experimental, que puede multiplicarse en nuestras universidades, nuestros espacios públi cos y nuestras ciudades.
Bartlebooth es una plataforma de investigación y edición que examina la práctica espacial contempo ránea. Recibió el Premio de Publicaciones de la XI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, fue premiada en la Muestra de Investigación de la XIV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, y fue uno de los 24 proyectos finalistas en el Foro Arquia/Próxima, en el que recibió el Premio Arquia/ Innova. Su trabajo ha sido expuesto en espacios
como la Bienal de Arquitectura de Venecia, la Future Architecture Platform o Matadero. Recientemente, ha organizado «Caring Assemblies. Designing for Better Futures» como actividad satélite de la Porto Design Biennale y comisariado Como Un Mundo que se Desmorona Cuando Nadie Está Mirando, en Dilalica (Barcelona).
1 - Las partes entrecomilladas que se suceden a continuación son parte de una conversación asíncrona mantenida con las diferentes personas que conforman la Usina de Innovación Colectiva.
Una conversación con la Usina de Innovación Colectiva sobre su experiencia en el ex Mercado Modelo de Montevideo
Despojados de uso, ya obsoletos para la función que han sido diseñados, en prácticamente cualquier ciudad del mundo aparecen los cadáveres de edificios e infraestructuras urbanas en descomposición. Acechados por el ansia neoliberal, dispuesta a sacrificar cualquier construcción singular en aras de una experiencia urbana totalmente genérica, y codiciados por su posición dentro del tejido urbano, estos edificios suelen ser víctimas de una segunda vida a través de la gestión privada: experiencias gourmet, centros comerciales o fallidas fundacio nes culturales. Cualquier proyecto con un plan de negocio que aligere las obligaciones municipales para un patrimonio arquitectónico no siempre reconocido será bienvenido. Este podría ser, perfectamente, el destino soñado por más de una promotora inmobiliaria del ex Mercado Modelo en la ciudad de Montevideo.
Más de 14.000 metros cuadrados cubiertos por una única crujía de estructura de acero generan un espacio diáfano, diseñado en los años treinta del siglo XX, con un volumen de casi 250.000 metros cúbicos cubiertos. Durante más de ochenta y cinco años, esta enorme infraestructura albergó, bajo su techo, el mercado de frutas y verduras de la ciudad, centralizando los intercambios comerciales de práctica mente todo el país a través de una frenética actividad, de la que no ha quedado ni rastro en su esqueleto de acero y hormigón. Buena parte de lo que definía esta arquitectura no estaba encarnada en sus partes duras, sino que la componían acciones, coreografías urbanas que tenían lugar en sus vacíos y compartimentos. Tan solo algunas huellas en sus paredes y suelos, o contenidos olvidados en su planta sótano, sirven de evidencia material de lo que un día fue.
La Usina de Innovación Colectiva de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (Universidad de la República) y la Intendencia de Montevideo fueron las encargadas de llevar a cabo la acción tras dos antecedentes: «El Primer Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad, que realizamos, en 2019, ocupando por varios días la ex Estación Central de trenes de Montevideo, un hermoso edificio del siglo XIX que había permanecido por años inaccesible y en desuso», y «la apertura pública del dique Mauá en 2020, un área histórica, de varias hectáreas sobre la costa de la ciudad, que se encontraba en disputa por intereses encontrados».1 Y fue a través de estas mismas lógicas, en las que las acciones son complementadas con unas arquitecturas
blandas, que se decidió diseñar el entretiempo de una infraestructura urbana de futuro incierto, porque, como elles mismes afirman, «los tiempos y espacios entre también son dignos de ser pensados y vividos». «Incluso, podríamos decir que acabamos comprobando que son instancias para la experimentación y el surgimiento de nuevas ideas y realidades, más propicias que espacios ya consolidados.»
Diseñar un proceso a través de estas arquitecturas blandas «con lleva trabajar con una temporalidad diferente a la habitual en los proyectos de arquitectura» y «dar respuestas urbanas que no pueden esperar a largos plazos en una zona en tensión». Un modo de abordar el diseño que no es exclusivamente contingente debido a la premisa de partida, sino que se enraíza en un posicionamiento respecto a lo que las diferentes personas que configuran la Usina entienden como su práctica espacial. Una práctica rica y bastarda, de «roles difusos», en la que lo comisarial se entrelaza con la producción y el detalle material, con la comunicación… Una práctica en la que «la arquitectura y el diseño no deben ser solo obras terminadas, sino parte de sistemas más complejos y ricos». «Por eso, entendimos el diseño espacial, la programación y la comunicación como un proceso creativo y un proyecto ecosistémico, no como partes separadas.» Para ello, en esta ocasión, se planteó una serie de eventos y tácticas capaces no solo de activar el espacio, sino de movilizar, en torno a él, nuevos afectos, comunidades y sentimientos de pertenencia, en las que no se busca resolver un problema de manera definitiva, sino lanzar al aire nuevas preguntas y especular con posibles futuros urbanos para todas estas arquitecturas en desuso.
Así, dispersos a lo largo del gran espacio público cubierto, una serie de ensamblajes delimitaban diferentes actividades que, de modo orgáni co, se superponían en el lugar durante el tiempo que este espacio fue abierto a la comunidad. Un parlamento, una sala, una plataforma, una avenida, una pista lúdica, una cancha y una cantina son suficientes para, con ellos, imaginar otros mercados modelos posibles. El ex Mercado Modelo, por tanto, se activó, en este entretiempo, a través de múltiples actividades que se iban solapando tanto en el espacio como en el tiem po. Su extraordinaria dimensión permitió que cohabitasen las clases de zumba con los laboratorios de experimentación visual, las conferencias y los talleres con gente practicando skate o, sencillamente, recorriendo la gran plaza cubierta generada por el esqueleto del Mercado.
La construcción de la ciudad que este entretiempo permitió tuvo mucho más que ver con un cartografiado preciso de comunidades y proyectos que pudiesen hacer crecer la propuesta programática del ex Mercado Modelo que con su infraestructura física. Había implícita una invitación a una conversación, a diferentes maneras y tiempos, «entendiendo que no es necesario que todes participemos de la misma manera, ya que hay infinitas maneras de ser parte y escalas y tiempos de involucramiento en un proyecto de estas dimensiones». Bajo el sí mágico curatorial —una tendencia para hacer convivir propuestas
muy diferentes entre sí bajo el paraguas de la hospitalidad—, se fue tejiendo una red de agentes culturales, colectivos o personas del barrio que habitaban un nuevo espacio público en construcción. Así, cada una de estas comunidades hizo suya una pequeña parcela, habitándola durante los laboratorios, patinando las rampas de madera construidas por el Comité Nacional de Skateboarding o bebiendo cerveza de una cantina gestionada por una peña. La inmensidad e inteligencia del ex Mercado Modelo no estaba en su área en metros cuadrados ni en las cerchas de acero, sino en haber sido capaces de convocar a personas de diferentes procedencias para imaginar un posible nuevo espacio público a través de la celebración constante. Como evento final, un festival tomó el parlamento durante cinco noches, invitando a reflexionar desde diferentes ámbitos y disciplinas acerca de la realidad vivida en el ex Mercado Modelo durante ese entretiempo.
Volvemos al inicio de este texto: finalizado el paréntesis del Modelo Abierto, vuelven a planear sobre él las dudas sobre su futuro in mediato. De nuevo, la única evidencia material de lo ocurrido en el Modelo Abierto son algunas trazas y restos de los montajes y des montajes sucesivos. Sin embargo, la potencia de este proyecto no reside —y es importante repetirlo— en sus materializaciones, sino en la capacidad de imaginar nuevas posibilidades. Un proyecto que «parte de un desafío político y disciplinario de dar lugar a autorías múltiples», pero también de construir e imaginar «instituciones imbricadas y alianzas imposibles». La experiencia de la Usina a través de una transformación radical y efímera permite imaginar nuevas acciones y nuevos espacios públicos, nuevas vidas para estos cadáveres, que vayan más allá de la gestión privada o de la gestión pública. Destellos que nos invitan a pensar nuevos entretiempos para nuevos edificios desde el goce y lo lúdico, a ir más allá de los binarios establecidos desde las lógicas de gestión público-privadas, y nos hacen mirar a las miles de comunidades diferentes que pueden aflorar al compartir afectos, deseos e ilusiones en torno a un mismo espacio urbano.
Florencia Dansilio es doctora en Sociología por la Universidad Sorbonne-Nouvelle e investigadora posdoctoral del Centre de recherches sur les arts et le langage de la École des hautes études en sciences sociales. Sus temas de investigación se focalizan en la interacción entre arte y política,
las artes escénicas en relación con el espacio urbano, y la producción y circulación de objetos y de prácticas artísticas. Es también creadora escénica y dramaturga.
Montgomery, J., 2003. «Cultural quarters as mechanisms for urban regeneration, part 1: Conceptualising cultural quarters», Planning,Practice andResearch, vol. 18, n.o 4 : 293-306.
Vivant, E., 2006. Le rôle des pratiquesculturelles« off » dans lesdynamiquesurbaines. Tesis de doctorado. Universidad de París : 8.
Zukin, S., 1983. LoftLivingCulture andCapitalinUrbanChange . Nueva York, Ruthers University Press.
Paradojas y alternativas de la intervención en territorios intersticiales
El rol que tiene la cultura en la rehabilitación de barrios y de emplazamientos urbanos abandonados o deteriorados viene siendo tema de estudio y debate en las ciencias sociales desde ya hace algunas décadas (Montgomery, 2003; Vivant, 2007; Zukin, 1983). Mientras que los conceptos «clase creativa» (Florida, 2005), «territorios de la creatividad» (Godet, 2010) y «cultural infrastructure» (Hewison, 2014) se imponen en el lenguaje académico y han sido adoptados recientemente en políticas de reactivación urbana de grandes capitales culturales (Grodach et al., 2018), replicando con finalidades económicas fenómenos que se dieron de forma espontánea en las décadas de los setenta y ochenta en ciudades como Nueva York o San Francisco (Zukin, 1983), las vertientes críticas de la geografía cultural y de la sociología urbana resaltan ciertas ambigüedades (Grésillon, 2002; Guinard y Morovich, 2020). Por un lado, nociones como la de clase creativa reconocen a ciertos sectores sociales privilegiados como actores y destinatarios del reacondicionamiento urbano, respondiendo más a dinámicas de segmentación espacial que de democratización del espacio, en la medida en que combinan reacondicionamiento de la infraestructura y especulación inmobiliaria, promoción de la creatividad y nuevas pautas de consumo. Por otro lado, el arte y la cultura son actividades convocadas como agentes de la revalorización de zonas deterioradas, cuya instrumentalización con fines económicos termina siendo desfavorable para la emergencia de zonas de creación y de socialización inclusivas, por lo que, en cambio, promueven lógicas de segregación social en los barrios rehabilitados. «Los artistas nunca estuvieron tan visibles en la ciudad y, al mismo tiempo, tan excluidos de ella», analizan Tribillon y Bingham-Hall respecto a las políticas de marketing territorial en Londres impulsadas por el new public management laborista. Según los autores, la capital inglesa ha sido, en los últimos años, un claro ejemplo de esta situación paradojal entre el uso del arte y la cultura a través de una «fetichización de la figura del artista» y una «gentrificación autodevoradora» (Tribillon y Bingham-Hall, 2020). Vivant (2009), quien ha analizado el uso de la noción de territorios creativos en metrópolis como París, Nueva York y Los Ángeles,
afirma que palabras como ciudad creativa, ciudad sensible o, incluso, participación ocultan, muchas veces, una ciudad real segregada, exclusiva y excluyente. Según Carman, gracias al estudio de los procesos de reacondicionamiento del barrio alrededor del Mercado de Abasto de Buenos Aires durante la década del noventa, fue posible observar cómo la cultura es utilizada, a menudo, como un elemento distintivo para revalorizar ciertas zonas, invisibilizando o desplazando a las clases populares, como si estas no fuesen productoras de cultura (Carman, 2006). Sin embargo, más allá de las paradojas de la instrumentalización de la cultura en la gestión neoliberal de las ciudades y de las relaciones estrechas entre manejo de bienes públicos e incentivo a la inversión privada que esta supone (Vivant, 2009; Guinard y Morovich, 2020), son múltiples los trabajos que muestran las potencialidades de las prácticas culturales en la resignificación de espacios estigmatizados (Grésillon, 2010) y en la gestación de formas de resistencia ciudadana ante los procesos de privatización y gentrificación en barrios rehabilitados (Dansilio, 2020a; Morovich, 2015).
La preservación del carácter público y de la dimensión comunitaria parece ser el elemento que permite establecer una bisagra, dentro de las políticas de reacondicionamiento de estos espacios de disputa, entre las dinámicas excluyentes mencionadas arriba y otro tipo de dinámicas que se vuelcan hacia la inclusión y la democratización del uso del espacio urbano. Si bien las primeras han probado su eficacia, las segundas necesitan aún de sitios que sirvan de laboratorio, que combinen la voluntad de los poderes públicos y la experticia técnica en función de la especificidad del territorio. Este proceso, al que llamaremos producción del espacio público, supone multiplicar las formas de reapropiación de la ciudad por parte de los habitantes, integrando el conflicto y la diferencia como partes constitutivas de la noción de comunidad (Nancy, 2001).
La experiencia desarrollada en el ex Mercado Modelo de Montevideo por el equipo de la Usina de Innovación Colectiva de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, en coordinación con la Intendencia de Montevideo, nos permite reflexionar sobre estos desafíos de la cultura como herramienta de rehabilitación de la infraestructura urbana y de la confluencia de los múltiples usos e imaginarios que esos espacios posibilitan. A través de ciertas observaciones, desde el punto de vista subjetivo, como visitante durante algunas de las actividades realizadas en el marco de Espacio Campo (de octubre a diciembre de 2021) y del Festival Modelo Abierto (de marzo a abril de 2022), este texto propone reflexionar sobre la potencialidad de estos espacios intersticiales como territorios de la creación y los usos de la cultura en la producción del espacio público en la ciudad de Montevideo.
Florida, R., 2005. Cities and the Creative Class. Londres, Routledge.
Godet, M. (coord.), 2010. Créativité et innovation dans les territoires. Rapport du Conseil d’Analyse Économique. En línea: ‹http://www. cae-eco.fr/IMG/pdf/092-a.pdf›.
Hewison, R., 2014, CulturalCapital: The Rise and Fall of Creative Britain. Londres, Verso.
Grodach, C.; Foster, N., y Murdoch, J., 2018. «Gentrification, displa cement and the arts: Untangling the relationship between arts industries and place change», Urban Studies , vol. 55, n.o 4 : 807-825. En línea: ‹https://doi. org/10.1177/0042098016680169›.
Grésillon, B., 2002. Berlinmétropole culturelle. París, Belín.
Guinard, P., y Morovich, B., 2020. « Villes, cultures et engagements. La mise en culture des villes, jusqu’où ? », Journal desAnthropo logues, dossier « Villes, cultures et engagements », n.os 162-163 : 21-28.
Morovich, B., 2015. Miroirs anthro pologiquesetchangementurbain. Quiparticipeàlatransformation desquartierspopulaires ? París, L’Harmattan.
Tribillon, J., y Bingham-Hall, J., 2020. « L’essor de la notion de cultural infrastructure urbaine. Ou quand la “ culture ” devient un investissement comme un autre », Journaldes Anthropologues, dossier « Villes, cultures et engagements », n.os 162-163 : 47-64.
Carman, M., 2006. Lastrampasdela cultura.Los«intrusos»ylosnuevos usos del barrio de Gardel. Buenos Aires, Paidós.
Dansilio, F., 2020a. « Les théâtres off du quar tier Abasto à Buenos Aires. Entre la gentrification urbaine et la résistance culturelle », Journaldes Anthropologues, dossier « Villes, cultures et engagements », n.os 162-163 : 135-149.
Si bien, desde un punto de vista geográfico, el ex Mercado Modelo de Montevideo queda ubicado en el centro, este se encuentra alejado del centro administrativo y del centro simbólico de la ciudad donde, además, se concentra la mayor parte de la oferta cultural y de las actividades recreativas de los públicos habituales de las artes y de la cultura. Más allá de las diferentes políticas de descentralización puestas en práctica por la Intendencia de Montevideo, que han abierto establecimientos culturales en barrios pericentrales o periféricos y organizado giras de espectáculos teatrales, musicales y de carnaval, el centro y los barrios del este de la ciudad concentran la mayor parte de los circuitos recreativos destinados a las artes y a la cultura. Desplazarse al barrio del ex Mercado Modelo para un evento cultural es, por ende, algo fuera de lo común en la agenda cultural del público capitalino. Además, el reciente desplazamiento del Mercado y el abandono de la inmensa estructura de casi cinco hectáreas profundizaron la estigmatización que ya experimentaba el barrio mucho antes del cierre del Mercado. ¿Qué hacer con esa inmensa superficie vacía en medio de un barrio «poco atractivo», destinada, desde 1937, principalmente a la comercialización de frutas y verduras? ¿Cómo resignificar el espacio monumental del ex Mercado Modelo, dotarlo de otras funcionalidades e incentivar su reapropiación por parte de los habitantes del barrio y de aquellos provenientes de otras zonas de la ciudad?
Nancy, J. L., 2001. La Communauté affrontée. París, Galilée.
Aunque los poderes públicos previeron el abandono de la funcionalidad comercial del inmueble y pensaron en una reactivación de su carácter público y recreativo con antelación, la naturaleza intersticial del predio del ex Mercado Modelo es indiscutible. Una estructura inmensa, pensada para el abastecimiento alimenticio de una ciudad, abandonada en medio de un barrio residencial, hace pensar en una suerte de agujero irremediable en la cartografía capitalina. Desde la geografía cultural podemos definir los intersticios como territorios que, por diferentes razones (estado de deterioro, ubicación pericentral o periférica, estigmatización social), escapan de la especulación y que, si bien se encuentran, generalmente, abandonados o en desuso, son susceptibles de convertirse en «territorios culturales» (Grésillon, 2008). El término intersticio ha sido acuñado por la geografía del arte fundamentalmente para analizar la ocupación artística, cultural, social o política de edificios abandonados (como squats, salas musicales o teatrales off, centros culturales, entre otros), con el objetivo de reconvertir sus funciones y dar lugar a actividades que, de otra forma, no encuentran sitio en la ciudad. Estos lugares, al menos en un principio, eluden las normativas públicas y las reglas de la economía formal, y tienen un carácter fundamentalmente efímero, antes de experimentar un progresivo proceso de regularización o de desaparición, como se ha observado en el caso de ciudades como Buenos Aires, Berlín o Nueva York en momentos de transicionales (Dansilio, 2020b; Grésillon, 2002; Vivant, 2006).
A pesar de que el caso del proyecto puesto en práctica por la Usina de Innovación Colectiva en el predio del ex-Mercado se aleja de estas consideraciones, dado que la intervención y las actividades programadas son contempladas por la planificación urbana combinando recursos y saberes de dos instituciones públicas (la Intendencia de Montevideo y la Universidad de la República), el espacio en cuestión y el carácter de la intervención aluden a algunas de las características de la reconversión de intersticios urbanos en territorios creativos. Por un lado, el gran edificio del ex-Mercado, dados su estado, su ubicación y su tamaño, escapa a las dinámicas de especulación inmobiliaria a través del arte y la cultura que se pueden identificar en algunos barrios «céntricos» situados sobre la costa este, como son Ciudad Vieja, Barrio Sur o Palermo. Por otro lado, el proyecto desarrollado por la Usina de Innovación Colectiva para este territorio tiene un carácter experimental y efímero, lo que incentiva la convergencia de actores locales heterogéneos y de públicos diferentes (en términos de edades, procedencias geográficas y clases sociales).
Es así que, además de la dimensión geográfica y administrativa, existe otra dimensión intersticial, que es la social, en la que el proyecto abre un espacio entre los lugares habituales de socialización comunitaria. Según Guinard y Morovich (2020), es en estos «intersticios de negociación» donde la ciudad se fabrica en la actualidad y desde donde nuevas posibilidades pueden ser testeadas. En el caso específico de Espacio Campo y de Modelo Abierto, se observa, además, la concepción de un espacio público como un «encuentro de flujos» (Borja, 2003). Activar el espacio a través de la puesta en escena de arquitecturas blandas, combinando una oferta cultural en sentido amplio (con posibilidades artísticas, deportivas, gastronómicas y lúdicas) y una oferta educativa, y convocando a través de «agentes programadores» descentralizados, públicos de diferente procedencia (Usina de Innovación Colectiva, 2022). Es en ese entre social no estructurado —al que apuntaron las actividades mencionadas— que se encuentra la producción del espacio público inclusivo, lo que da la posibilidad de una reapropiación múltiple y heterogénea por parte de los habitantes.
¿Qué sucede después? La pregunta aparece como una evidencia luego de ver la vitalidad y la multiplicidad de usos que, en pocos meses, adquirió ese espacio desechado. Las prácticas culturales que allí confluyeron en un lapso corto de tiempo permitieron generar otras asociaciones entre la arquitectura del viejo mercado en desuso y los imaginarios de las per sonas que concurrieron a alguna de sus múltiples actividades. Para ver un concierto, escuchar una charla, tomar una clase de zumba, andar en patineta o utilizar la infraestructura lúdica, el espacio del ex Mercado Mo delo cobijó, momentáneamente, otras funcionalidades. ¿Tendrán estas experiencias efímeras impactos duraderos, al menos para los habitantes del barrio, que son quienes más sufren ese vacío monumental contenido
Dansilio, F., 2020b. Le théâtre argentinpost-dictature(19832003).Sociologied’unerévolution artistique. París, L’Harmattan.
Grésillon, B., 2010. « Les “ friches culturelles ” et la ville: une nouvelle donne ? », L’Observatoire, vol. 36, n.o 1 : 50-53.
Grésillon, B., 2008. « Ville et création artistique. Pour un autre aproche de la géographie culturelle », Annales deGéographie, n.os 660-661, Armand Collin : 179-198.
Vivant, E., 2007.
« L’instrumentalisation de la culture dans les politiques urbaines : un modèle d’action transposable ? », EspacesetSociétés , vol. 131 : 49-66.
Vivant, E., 2009. Qu’est-cequela ville créative ? París, PUF.
Usina de Innovación Colectiva, 2022. «Presentación», seminario Del Territorio al Detalle, Universidad de Talca.
Sarlo, B., 2009. La ciudad vista. Mercancíasyculturaurbana. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.
Borja, J., 2003. Laciudadconquista da. Madrid, Alianza Editorial.
dentro de la estructura abandonada? ¿Hasta dónde llega el efecto del carácter coyuntural del evento o la programación cultural en la rehabilitación duradera de un espacio de tales características?
En su libro La ciudad vista…, Beatriz Sarlo analiza las paradojas del paradigma de la «ciudad cultural» en el Buenos Aires de poscrisis de 2001 (2009: 199). A partir de varios casos de reapropiación de la infraestructura industrial, abandonada por el cambio de modelo productivo argentino, a través de diferentes proyectos culturales, la autora discute el rol social y político de la cultura en la transición del paradigma urbano de la capital argentina. Dentro de los ejemplos mencionados se encuentran: la recuperación de ex Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina (IMPA) como Centro Cultural IMPA La Fábrica, en Almagro, y la de la exfábrica de grisines como Grissinópolis, en Chacarita, por parte de sus trabajadores, y el proyecto posterior de Ciudad Cultural Konex (construido en una antigua fábrica de aceites), en el Abasto, que contó con el apoyo de capitales públicos y privados. La cultura, afirma Sarlo, le dio otra oportunidad a Buenos Aires, pero también colaboró en el borramiento de lo que esos esqueletos arquitectónicos delataban: la precarización y segregación de ciertos sectores sociales. «Con los restos de los medios de producción, que eran, precisamente, el símbolo de la crisis que condujo a la Argentina a un estado casi final, hagamos cultura: la cultura repara. ¿La cultura repara?» (Sarlo, 2009: 206). La pregunta va dirigida no tanto a las formas de autogestión cultural que nacieron en las fábricas en quiebra, sino a una concepción de la cultura que promueve la emergencia de barrios culturales para sectores favorecidos, como el caso del barrio Palermo, que es paradigmático por una «amnesia territorial» que implica el desplazamiento progresivo de sectores preca rios y la inoculación del conflicto que toda heterogeneidad provoca.
«No hay urbanismo sin conflicto, no hay ciudad sin vocación de cambio», afirma Jordi Borja en su libro La ciudad conquistada (2003: 27). La experiencia de la Usina de Innovación Colectiva dentro del esqueleto del ex Mercado Modelo se orienta, en cambio, hacia esta otra dirección: la de concebir la ciudad como un espacio público, profundizando el carác ter de lo público y no su progresiva segmentación, y la cultura o, más bien, las culturas que conviven en él como un motor de la reapropiación del derecho a la ciudad y no como estrategia para una futura revalori zación privativa. En este sentido, la rehabilitación es también política, porque, ya sea a través del encuentro, la confrontación o la fiesta, en el compartir o en la disputa, el espacio público es el lugar donde se tratan y se negocian los conflictos de una comunidad constituida de diferencias. Retomando a Borja, esto implica asumir que el espacio público no es necesariamente o siempre amable o sensible como lo quieren las políticas excluyentes, sino que es también un «espacio político, de formación y expresión de voluntades colectivas, el espacio de la representación, pero también del conflicto» (2003: 29). El desafío queda planteado luego del breve e intenso pasaje de la Usina de Innovación Colectiva por el ex-Mercado: ¿cómo autonomizar de la gestión pública y de la planificación técnica la reapropiación del espacio por parte de los habitantes? ¿Cómo profundizar los pasajes abiertos o entreabiertos entre la estructura arquitectónica y el barrio, e, incluso, más allá, entre el barrio del ex-Mercado y el resto de la ciudad?
Diseñar una transformación urbana atenta, implica abordarla desde su comunicación y participación desde el primer momento. Así, inmediatamente después de la mudanza, se montaron tres instalaciones de rápida ejecución y gran impacto, que daban cuenta de que el Modelo comenzaba a cambiar y que invitaba a reencontrarnos con el entorno desde nuevas perspectivas.
La fachada principal del antiguo Mercado fue protegida con un vallado de grandes flechas que, por la noche, se iluminan para destacar el gran portal. A su vez, el espacio libre de la calle Cádiz, donde antes estacionaban camiones y se vendían sandías, fue reacondicionado a través de acciones de limpieza y adecuación de pisos, pintura de muros, iluminación y vegetación. Allí se instaló
la Tribuna Cádiz: una plataforma escalonada que generó nuevos ámbitos de encuentro y que, gracias a su elevación, permitió apreciar el edificio histórico de una manera inédita.
Desde allí comenzaban los tours guiados por el perímetro del Mercado hasta la rampa mirador, que fue instalada sobre la avenida Dámaso A. Larrañaga. Esta permitió ascender a un mirador urbano para contemplar el barrio y observar por encima del muro, para seguir el proceso de transformación de Espacio Campo que estaba teniendo lugar.
En los tres espacios, fueron filmados tres videoclips con artistas de la escena local: La Roma, una comparsa de candombe del barrio; Gula, uno de los pioneros de la nueva generación del freestyle en Uruguay, y Nomusa, artista afrofuturista que desdobla las barreras entre el pop, el hip hop y la electrónica experimental.
1 - Instalación de la rampa mirador en inmediaciones del Mercado Modelo. marzo-junio de 2021. Por Marcos Guiponi.
2 - Selección de escenas del videoclip Montevideo 333, de Nomusa ft Lvzy, filmado por la Intendencia de Montevideo como parte del programa El Modelo Está Cambiando
1 - Tribuna Cádiz en inmediaciones del Mercado Modelo, marzojuniode 2021. Por Marcos Guiponi.
2 - Selección de escenas del videoclip de Comparsa La Roma, filmado por la Intendencia de Montevideo como parte del programa El Modelo Está Cambiando
3 - Selección de escenas del videoclip Excusas, de GULA & MaikSoul, filmado por la Intendencia de Montevideo como parte del programa El Modelo Está Cambiando
4 - Intervención en la fachada del Mercado Modelo, marzo-junio de 2021. Por Marcos Guiponi
La apertura del Espacio Campo invitó, por primera vez, a ingresar y atravesar el histórico edificio ahora vacío. Para preparar la celebración, en las semanas previas, se realizó un taller para desarrollar una intervención colectiva de gran escala sobre su avenida principal. La propuesta involucró el diseño y la pintura de un conjunto de pasacalles, que compusieron la instalación de más de 100 metros de largo. Su contenido fue recabado a través del intercambio con vecinas y vecinos, el entorno, la arquitectura y el valor simbólico de la memoria del barrio.
Los pasacalles son parte de la memoria visual y la identidad de nuestras ciudades. Son mensajes
públicos que habitan nuestras calles y expresan deseos, felicitaciones, pedidos de ayuda, disculpas o sorpresas compartidas. En este caso, los pasacalles resultados del taller fueron soporte de voces, mensajes y deseos para la ciudad del futuro y fueron expuestos a modo de bienvenida a una nueva etapa.
Daniela Beracochea, Martín de los Tantos y Fernanda Piñeirúa fueron los talleristas que coordinaron el proceso de la intervención, poniendo en relación la ilustración, el diseño y la tipografía en favor de una construcción de sentido y pertenencia. El taller tuvo como protagonistas a estudiantes y egresades de todas las carreras de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) y de la Universidad de la República (Udelar), a estudiantes del liceo no 64, a vecinos y vecinas del ex Mercado Modelo, y a personas interesadas en la ilustración, el diseño y la tipografía.
1 - Primera jornada del taller. Recorrida por el ex Mercado Modelo y presentación de la dinámica del taller. Por Valentín Río, de MVDLAB, Intendencia de Montevideo
2 - Tercera jornada del taller. Experimentación de técnicas y desarrollo de la narrativa de la instalación. Por Valentín Río, MVDLAB, Intendencia de Montevideo
3, 4 y 5 - Cuarta jornada del taller. Instancia lúdica y festiva de pintura a gran escala. Por Valentín Río, MVDLAB, Intendencia de Montevideo
La instalación Pasacalles Futuros en la inauguración de Espacio Campo, octubre de 2021. Por Andrea Sellanes, del Servicio de Medios Audiovisuales, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Todavía en época de pandemia, el desafío de comenzar a convocar a la ciudadanía a habitar el ex-Mercado de una nueva forma guió la apertura inicial del Espacio Campo. Así, se transformó la antigua explanada de locales comerciales al aire libre, de una hectárea, que funcionaba contigua al edificio histórico del Mercado sobre la avenida Dámaso Antonio Larrañaga, en un espacio público inédito para la ciudad.
Espacio Campo mantiene su nombre original y busca combinar, tanto desde su diseño como desde la forma de vivirlo, el disfrute con la creatividad ciudadana para celebrar el pasado de cara al futuro. Antiguas estructuras metálicas, que fueron mantenidas, se mezclan con un nuevo ámbito horizontal y lúdico, diseñado especialmente para el lugar.
Espacio Campo se constituye como un gran croma urbano, un espacio público editable tanto física como digitalmente. Un gran círculo de 2500 metros cuadrados en el que todas las superficies y los objetos son de color verde y rememoran los sets de filmación de efectos especiales. Así, los cuerpos de les visitantes son los protagonistas, al tiempo que pueden editar, virtualmente, el fondo de sus actividades cotidianas de disfrute. Dentro del círculo conviven una cancha, juegos infantiles, espacios de encuentro y un área para hacer ejercicio. AAdemás, una serie de equipamientos móviles, permite que, a través de la intuición, el espacio sea transformado por quienes lo utilizan. La inauguración del Espacio Campo tuvo lugar el fin de semana del Patrimonio de 2021 y recibió a más de veinte mil personas. La invitación propuso ingresar al espacio atravesando el antiguo edificio, donde la avenida central estaba intervenida por la instalación Pasacalles Futuros, acompañada de un paisaje sonoro, creado por el artista Brian Mackern, que oscilaba entre el pasado del Mercado y el imaginario de futuros posibles.
1 - Vista aérea de Espacio Campo en su apertura. Por División Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo
2 - El croma urbano editado digitalmente. Escena del video realizado durante la apertura de Espacio Campo, por Humo Audiovisual.
Vista cenital de Espacio Campo. Por División Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo
1 - Comparsa La Roma desfilando en la inauguración de Espacio Campo, octubre de 2021. Por Valentín Río, de MVDLAB, Intendencia de Montevideo
2, 5, 7 y 8 - Fines de semana en Espacio Campo, de octubre a diciembre. Por Valentín Río, de MVDLAB, Intendencia de Montevideo
3 - Escuelita de Skate en Campo sobre Ruedas, octubre de 2021. Por Valentín Río, de MVDLAB, Intendencia de Montevideo
4 - Clase de zumba, Zumba con Seba en Espacio Campo, diciembre de 2021. Por Valentín Río, de MVDLAB, Intendencia de Montevideo
6 - Campo Celebra + Rareo en Espacio Campo, diciembre de 2021. Por Valentín Río, de MVDLAB, Intendencia de Montevideo
Para fomentar el intercambio, la reflexión y la investigación, fue lanzado Campo de Acción, un primer ciclo de talleres experimentales. La serie contó con 11 propuestas abiertas y gratuitas que invitaron a habitar y editar el Espacio Campo a través de diversas prácticas emergentes e innovadoras.
Los talleres propusieron una amplia variedad de exploraciones, como: la resignificación del acervo tipográfico del Mercado; la ciclomecánica y la autonomía en la movilidad; el collage como herramienta de cambio; el género y su subversión desde la vestimenta; la experimentación colectiva en madera; el fanzine como herramienta de construcción común; la creación de narrativas inmersivas y juegos urbanos en realidad aumentada; los procesos de reciclaje del vidrio; el tejido como intercambio comunitario, y cartografías urbanas desde una perspectiva de género.
1, 2 y 3 - Carteles del Modelo, octubre-noviembre de 2021.
Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
1 2 3
4 - Un Mercado Llamado Deseo, octubre-noviembre de 2021.
Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
5 - Mercado Aumentado. Taller de creación de juegos urbanos, octubre-noviembre de 2021.
Por Federico Lagomarsino
1 - Cuerpos vestidos. Género y subversión desde la vestimenta, octubre-noviembre de 2021. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
2 - Diseña en 300 pulgadas, octubre, noviembre 2021. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik. 3 - El collage como herramienta de cambio,
octubre-noviembre de 2021. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
4 - BooksOnWall. Introducción a la creación de narrativas inmersivas
y realidad aumentada, octubrenoviembre de 2021. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik 5 - Para vasos, botellas, octubre-noviembre
de 2021. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik 6 - El fanzine como herramienta de construcción colectiva, octubre-noviembre de
2021. Por Colectivo Ruido 7 - Tejido comunitario y solidario, octubrenoviembre de 2021. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
Desde el Comité Académico de la Usina de Innovación Colectiva se lanzó una convocatoria que buscaba poner abiertamente el espacio a disposición de propuestas para habitarlo, compartirlo e intervenirlo desde todos los ámbitos de la FADU y la Udelar.
Las actividades las actividades fueron o puntuales, como clases, debates, exposiciones de entregas o instalaciones. Fueron llevadas llevadas adelante por cursos de todo tipo, grupos de investigación y extensión, y colectivos de docentes o estudiantes de todas las carreras.
De esta forma, el Espacio Campo funcionó como una nueva y extraña aula abierta que invitaba a hacernos otras preguntas y a ensayar nuevas formas de reencontrarnos desde una universidad más permeable, lúdica y activa.
1, 2 y 3 - Instalaciones realizadas por el curso Proyecto y Representación, del taller Danza, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
Por Lucas Mateo
1 2 3
4 - Taller de marionetas gigantes.
Por Leonardo Silva
5 - Test Carcazas. Arquitectura con Tierra. Por Arquitectura con Tierra
Usina Bar es un espacio organizado por la Usina de Innovación Colectiva que, desde 2020, se instala en distintos lugares del país, proponiendo actividades espontáneas y performáticas para abordar temáticas temáticas provocadoras desde la dinámica de bar.
Su tercera edición tuvo a Espacio Campo como locación y el alimento como temática. Partiendo de la concepción del bar como un espacio de encuentro donde se mezclan conversaciones mundanas y
trascendentales, intercambiamos narrativas e historias personales que nos permitieron reflexionar sobre el vínculo que tenemos, como sociedad e individuos, con lo que comemos.
A través de un juego de cartas diseñado especialmente para la ocasión, invitamos a poner sobre la mesa diversos abordajes de un tema sumamente y atravesarlo desde perspectivas políticas, ambientales o tecnológicas.
El bar fue organizado en colaboración con el nodo Uruguay de la Red Latinoamericana de Food Design, y la cantina fue gestionada por el Centro de Estudiantes de Diseño y Arquitectura de la FADU.
Imagen tomada de escaneo 3D de Modelo Abierto realizado por eSCANing, @escaninguy
*Tomado del texto «Universidad, territorio vivo, tercera institución», por José María Torres Nadal.
1 - Metamorfosis: La fascinante continuidad de la vida, de Emanuele Coccia, 2021
José María Torres Nadal es arquitecto y doctor por la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Bar celona (España), profesor de la misma universidad (1978-1997) y director de la Universidad de Alicante (1997-2017). Ha sido profesor invitado en diversas universidades de América, Europa y Oceanía, y colaborador de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República. Pu blicó el libro Arquitecturas Torres Nadal: Un trabajo,
con prólogo de Robert Venturi, sobre su actividad profesional, y Arquitectura in-dependiente, con pró logo de Andrés Jaque, sobre su actividad académica. Actualmente, investiga sobre la ecologización de la arquitectura y su traducción en la cultura de la Tierra.
Universidad circular: grados como másteres, másteres como doctorados, doctorados como grados, y así sucesivamente
En distintos momentos y en distintas conversaciones académicas, he intentado explicar cómo podría ser un recorrido alternativo al transcurso lineal que empieza en el grado y termina en el posgrado y en la tesis doctoral, todo ello previamente al ejercicio profesional. La imagen más cercana a lo que propongo como sustituto de los recorridos lineales actuales tendría que ver con introducir protocolos procedentes de la teoría de la economía circular en el medio académico.
Compartir, reutilizar, reciclar, reparar, como una suerte de tiempo continuo que enmaraña y confunde los tiempos lineales y continuos pautados por la autoridad académica y por los planes de estudio. Compartir, reutilizar, reciclar académicamente podrían suponer establecer entrelazados entre niveles académicos, de modo que cada uno de ellos no sea un punto y aparte respecto del otro, sino su continuación-transformación, en la que cada estadio no sea un producto originario y autónomo.
No niego la dificultad del intento. Si fuera fácil, ya estaría hecho, pero, como nos recuerda Paul B. Preciado: «El cambio necesario es tan profundo que nos decimos que es imposible. Tan profundo que nos decimos que es inimaginable. Pero lo imposible está por venir. Y lo inimaginable es merecido». Tampoco obvio las negativas radicales a aceptar esta circularidad en la que «un ignorante puede enseñar a un ignorante» (El maestro ignorante, de Jacques Rancière, 1987), o las dificultades para implementar situaciones en las que une estudiante de grado puede completar el trabajo de un arquitecto en su posgrado.
Pero ese devenir circular es lo que ya sucede realmente en los procesos naturales (Metamorfosis: La fascinante continuidad de la vida, de Emanuele Coccia, 2021) en los que nada se produce ex novo, sino que las cosas y los entes son elaboraciones, colaboraciones, interrelaciones vivas entre partes diversas que construyen, en su
conjunto, una comunidad de prácticas. ¿Por qué la universidad no debería ser también una comunidad de prácticas?
Este entrelazamiento, enmarañado y complejo, es un reto cósmico y real para unas universidades como las nuestras, tan estratificadas y laminadas en su destino empresarial. Probar su viabilidad, construir esos insólitos y desconocidos protocolos, aceptar su condición queer y experimental, aceptar trabajar en el error, en las sombras, en los remixes y en la confusión, entre los virus de lo que dábamos por conocido y validado como «bueno». Es uno de los retos más fascinantes que, a mi entender, tienen frente a sí la universidad y los estudios universitarios. La vida universitaria como enmarañamiento y enredo de prácticas solapadas que aceptan la cultura de nuestro tiempo, la cultura de un presente continuo, el sistema de interacción en el que se mueven, de un modo natural, las nuevas generaciones. Es una cultura que multiplica los problemas y sus combinaciones entre ellos, valorando, así, tanto el problema como su interacción (Diseño del medio: saber cómo trabajar el mundo, de Keller Easterling, 2021).
Universidad (y arquitectura y diseño) como tercera institución
La apreciación de Bruno Latour que nos dice que «el nuevo régimen climático no tiene institución compartida» nos da pie a pensar en las prácticas arquitectónicas y del diseño ecologizantes como el punto central de la tercera institución: lo ecologizante instituyéndose en comunidad de ese territorio vivo que está por venir, activado para valorar e incluir agentes distintos de los habituales.
Situar estas discusiones en la Tierra es una cuestión central para entender la dimensión experimental de la academia como un proceso de habitar el lugar donde vamos a aterrizar (Bruno Latour) y con quien vamos a hacerlo, para poder instalar en el centro de nuestros cuerpos, y de todos los cuerpos, todas las esperanzas.
Esto nos permite construir una red (precaria) ecologizante de reflexiones, ritualidades y prácticas entre todas las partes que la componen —universidad, estudiantes, profesores y arquitectura—, para enunciar sus nuevos cometidos redefiniendo, a fondo, la agenda a instalar en nuestros programas académicos:
~ la universidad debe ser redefinida para admitir con naturalidad prácticas arquitectónicas basadas en el diseño de evidencias empí ricas y conocimientos situados;
~ junto con les estudiantes, entendides como materia viva ecológica, es necesario construir un espacio de acción para un aprendizaje consensuado y compartido;
~ les profesores ya no serán autoridades que dictaminan y juz gan desde un cierto canon que, en la mayoría de las ocasiones, opera contra la experiencia, para poder definir nuevas formas de emprendimiento e innovación alternativas;
~ la arquitectura y el diseño vistos a través de una de las afirma ciones de Robert Louis Stevenson, referida a la literatura pero perfectamente válida para ella:
Los libros más influyentes, aquellos cuya influencia es más genuina, son obras de ciencia ficción. No atan al lector a un dogma que, posterior mente, descubrirá inexacto, no le enseñan una lección que luego deberá olvidar. Repiten, reordenan, clarifican las lecciones de la vida: nos alejan de nosotros mismos, nos obligan a entrar en relación con otros y nos muestran el tejido de la experiencia, no tal y como nosotros lo vemos, sino con un cambio singular: con ese monstruoso y devorador ego nuestro anulado por primera vez.
Así, hablar de la tercera institución tiene un especial sentido en el espacio académico. Un objetivo central es construir otro tipo de recorridos y acumulaciones, para que, continuamente, soslaye y vaya más allá de la tentación de la repetición, la ortodoxia, lo normativo de lo instituido.
Tal vez sean las instituciones culturales más heterodoxas las responsables de su creación y desarrollo. Esta propuesta abre una discusión-acción entre lo institucional y lo anárquico liberta rio, absolutamente imprescindible en este momento para poder funcionar contra los designios neoliberales y empresariales de la universidad tradicional.
Catalina Radi es arquitecta y maestranda en Ar quitectura en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de la República, Udelar trayecto Hábitat y Vivienda. Es docente del Taller Velázquez en cursos de proyecto urbano. En el Instituto de Estudios Territoriales y Urbanos ha trabajado como docente investigadora en temas
de ciudades y adaptación al cambio climático, con perfil espacio público, y en planificación urbana asociada a temáticas de participación. Integra el equipo de trabajo interdisciplinario e intercarrera Ensayos Urbanos.
La ciudad es un constructor humano colaborativo, complejo, atemporal. Las capas se van sumando, unas tras otras, con ideas diversas. Espacios de movilidad, espacios de detención, recreo, prácticas cotidianas, cuidados, actividades remuneradas, tiempo libre, entre otras, son esferas de uso y goce de la ciudad, una ciudad con una realidad cambiante, deman dante y excluyente. Tomando las palabras de Borja (2003):
Negamos la consideración del espacio público como un suelo con uso especializado; no se sabe si verde o gris, si es para circular o para estar, para vender o para comprar, cualificado únicamente por ser de «dominio público», aunque sea, a la vez, un espacio residual o vacío. Es la ciudad en su conjunto la que merece la consideración como espacio público […]. Y asumir también que el espacio público es espacio político, de formación y expresión de voluntades colectivas, el espacio de la representación, pero también de conflicto. Mientras haya espacio público, hay esperanza de revolución, o progreso. El desafío de hacer ciudad […] es un desafío intelectual que a todos nos concierne. Es una exigencia y una oportunidad para todos aquellos que entienden que la ciudadanía se asume mediante la conquista de la ciudad, una aventura iniciática que supone, a la vez, integración y transgresión. La ciudad conquistada por cada uno de nosotros es, a la vez, la integración en la ciudad existente y la transgresión para construir la ciudad futura, la conquista de nuevos derechos y la construcción de un territorio-ciudad de ciudades articuladas.1
Desde el campo de la acción se vienen desarrollando nuevos modos y acercamientos al hacer ciudad que generan hitos temporales que permiten transformar la realidad, como laboratorio a escala real, para testear nuevos usos y posibilidades, debatir y exponer posiciones con base en acuerdos o desacuerdos y habilitar posibles marcos de ejecución posterior de mayor permanencia.
Las experiencias propias de la crisis mundial vivida entre los años 2020 y 2022, con su reflejo en lo local, dejaron planteada la necesidad de pensar los marcos en los que actuamos y cómo integrar escalas de la flexibilidad en la gestión de los espacios, sobre todo los públicos, como grandes oportunidades para construir piezas de mayor escala y dispersas por la ciudad que permitan multiplicar usos y espacialidades, a la vez que compartir recursos urbanos. En palabras de Yayo Herrero:
Necesitamos la utopía. Ya tenemos una ración suficiente y necesaria de distopía para darnos cuenta de dónde estamos. Ahora tenemos que centrarnos en la configuración de utopías cotidianas para intentar que nuestros horizontes de deseo sean compatibles con los límites del planeta y la justicia.2
En ese sentido, interesa analizar cómo la Universidad de la República (Udelar) se posiciona en la construcción de esa utopía, cómo su planta física dialoga con sus entornos y se permite ser parte de la ciudad en pos de optimizar recursos colectivos urbanos.
La experiencia más próxima que tuvo el equipo Ensayos Urbanos,3 enmarcada en este laboratorio de innovación colectiva y con el ex Mercado Modelo como centro geográfico de Montevideo, buscó visualizar en cuatro lugares específicos de la ciudad con fuerte presencia de la Udelar cuáles eran los conflictos y las potencialidades que estos espacios dejaban en la interna de sus ámbitos y, sobre todo, en la interfase entre los edificios y los límites con el espacio público tradicional. Desde lo físico espacial, el interés fue puesto en todo lo que no fuera edificio construido: intersticios entre edificios, bordes, perímetros, veredas, espacios residuales y espacios habitables de los entre. En cuanto al espacio social, el foco se puso en las interacciones y las personas que usan, habitan y se apropian de manera cotidiana.
A través de la acción efímera en la realidad existente, se permite mirar con ojos extraños pero atentos qué pasa, qué no pasa, quién usa, quién no usa, a quién está dirigido este espacio. Para poder hacer un análisis situado, cuatro locaciones son exploradas por cuatro grupos de trabajo que experimentan, a través de acciones modificadoras del espacio, de manera efímera.
Las diversas estrategias, planteadas por los equipos de trabajo4 a través de la observación no participante y las entrevistas no estructuradas a vecinos, estudiantes, docentes y funcionarios de cada locación, permiten empatizar y encontrar claves propias de cada espacio para interpretarlo e interpelarlo de manera propia y con estrategias de intercambio para y con sus habitantes.
Mediante estrategias de acción caracterizadas, Parque Batlle (Hospital de Clínicas, Instituto de Higiene, Comedor 2) fue interpretado como un archipiélago urbano, un mar de autos donde las personas no tienen es pacio ni sentido, en el que se buscó generar atractores y juegos entre el pare y el pase. El polo Goes (Facultad de Medicina, Facultad de Química y Aulario) fue interpretado como un equipamiento urbano que juega con el rol solemne de los edificios legislativos y la plaza Primero de Mayo, buscando, desde la intervención a partir de algodones urbanos (algo dones de azúcar a cambio de un reconocimiento de una experiencia), crear un momento de detención, visibilización y reflexión sobre cómo se utilizan esos espacios e incorporar lo lúdico a las tareas cotidianas.
En el caso de la Facultad de Agronomía, a través de una experiencia intro vertida de deambular, contener y reconocer la vegetación y los espacios amables, se evidenció un posible parque metropolitano en el noroeste de la ciudad, con potencialidad de equipar un sector de la ciudad que ha expandido su mancha urbana en términos viviendistas. En Malvín norte (Facultad de Ciencias, edificio del Instituto Superior de Educación Física e Institut Pasteur de Montevideo), donde la inmensidad del espacio verde circundante a los edificios principalmente introvertidos, bordeados por
1 - Borja, J., 2003. La ciudad con quistada. Madrid, Alianza Editorial.
2- Herrero, Y., 2021. Los cinco elementos. Barcelona, Arcadia Editorial.
3- Ensayosurbanosparalanueva normalidad es un colectivo de do centesdelaFacultaddeArquitectu ra,DiseñoyUrbanismodelaUdelar que trabajaentornoalosespacios públicosvinculadosalaUdelar.
4- Véase Ensayos Urbanos, Campus Udelar.
UNIVERSIDAD,
una reja perimetral, en un paisaje de grandes conjuntos de vivienda lleva a reflexionar a partir del mobiliario interior existente y sus diversas configuraciones espaciales fuera de los edificios, los equipos suscitaron extrañeza en los habitantes de esos edificios, lo que evidenció la experiencia del límite, del borde, del afuera, de la realidad del observador y lo observado.
Esta breve experiencia a partir de la investigación espacial activa buscó preguntas y sentidos a estos equipamientos en relación con sus entornos inmediatos, pero también con sus potencialidades a mayores escalas. ¿Qué otras ciudades construye la Udelar cuando se implanta? ¿Cuándo construye sus bordes? ¿Cuán amable y abierta se posiciona, con sus actividades, por momentos, hiperespecíficas, con respecto a su sentido de pertenencia a una comunidad que la sostiene?
Los modos de moverse y de detenerse son, en sí mismos, los que producen la ciudad y sus interacciones. La población universitaria y su movilidad dentro de la ciudad también son una oportunidad para incentivar la movilidad sostenible, como, por ejemplo, en el vínculo entre las sedes universitarias y las ciclovías en proceso de expansión como red, o en la movilidad peatonal entre sedes próximas, en relación, además, con la movilidad académica intraservicios en proceso de consolidación. Que sistemas como la red de ciclovías, bicicletas propias, estacionamientos y vestuarios se puedan dar a la ciudad como infraestructura y se vean a sí mismos como elementos estructuradores de ciudad que requieren infraestructura, pero que, a la vez, dan soporte a una ciudad que necesita equipamientos.
Los recursos urbanos, entonces, son una oportunidad clara de trabajo interinstitucional, y el caso Udelar-ciudad, a múltiples escalas, se posiciona como clave para desarrollarse en el entorno local. En palabras de Laura Sobral:
Los comunes, la propiedad colectiva y la gestión de recursos, actualmente, se están reinventando a través de debates sociales, políticos y económicos como respuesta a los desafíos que enfrentan la mayoría de las ciudades en la actualidad. Los comunes urbanos son espacios creados y producidos a través de interacciones sociales. El acto de comunalización es un conjunto de prácticas que transforman el espacio como proyecto político.1
A modo de cierre, las experiencias que se vienen recogiendo del análisis espacial a partir de acciones físicas concretas, de gestión y de uso conso lidan la idea de que las disciplinas del diseño, más allá de la arquitectura y el urbanismo, tienen importantes aportes para hacer en cuanto a los usos y sus reglas, la comunicación y el lenguaje, entre otras dimensiones. Estos aportes alimentan y nutren la visión de cómo habitamos y vivimos desde lo doméstico hasta el espacio público, pasando por todas las escalas, a la hora de probar futuros posibles, construibles, que desaten otros procesos a largo plazo. Las infraestructuras existentes y proyectadas de la universidad son clave para efectivizar circuitos y modos de vida más sostenibles y amigables que se posicionen como elementos físicos y simbólicos fundamentales para construir la ciudad de la utopía.
Brigitte Baptiste es una bióloga colombiana egresada de la Pontificia Universidad Javeriana, con una maestría en Conservación y Desarrollo Tropical de la Universidad de Florida. Es doctora honoris causa en Gestión Ambiental del Instituto Universitario de la Paz. Fue directora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexan-
der von Humboldt y actualmente es rectora de la Universidad Ean. Es considerada una experta en temas ambientales y de biodiversidad y es una importante líder en diversidad de género. También es referente en la construcción de puentes entre la política, la academia y la ciencia.
1
Estamos por celebrar el primer milenio de la invención de uno de los dispositivos más importantes derivados del ingenio humano: la universidad occidental. A lo largo de 10 siglos hemos visto la consolidación y expansión de un modo muy particular de sintetizar, construir y propagar el conocimiento dentro de una de las perspectivas del pensamiento más expandidas en el mundo; un instrumento poderoso para abordar la realidad basado en dudar y debatir todo lo que de ella se crea saber. No es, en absoluto, la única forma de hacerlo: la Universidad del Cairo (Al-Azhar) inició como un centro de pensamiento islámico en el año 970; Nalanda, en India, de pensamiento budista en el 470, y el Templo de la Literatura, en Hanói, fue creado casi al tiempo que la Universidad de Bolonia, en el siglo XI. También los pueblos amerindios mantienen una robusta tradición intelectual independiente sin necesidad de la institucionalidad occidental, una perspectiva única que hoy confronta duramente los cimientos de una globalidad problemática.
Múltiples «modos de ser universidad», para citar al padre Borrero SJ, que han aparecido a lo largo de esos 10 siglos, condensando perspectivas intelectuales de toda índole, y que, curiosamente, detonan, en el siglo XXI, una carga de cuestionamientos al modelo por su aparente anquilosamiento, burocratización e incapacidad de continuar ofreciendo a la sociedad lo mejor de los saberes y la solución oportuna de sus problemas. Centros de pensamiento percibidos como espacios pretenciosos, para escalar en la sociedad; recintos para cultivar egos detestables, depredadores y acosadores, cuyos aportes al bienestar de las personas no son claros; centros costosos pagados con los impuestos e ingresos de trabajadores, familias o empresas que no ven el beneficio que esperan de sus aportes.
Pese a todo lo anterior, con la pandemia, las evidencias de inestabilidad climática planetaria, la incertidumbre creciente y los escenarios de transformación ecológica que vivimos y proyectamos, las universidades se convierten en la mejor opción de la sociedad para afrontar la crisis global y muestran, de nuevo, su capacidad de servir mediante espacios renovados de reflexión, innovación y desarrollo de las capacidades de todo el mundo, por lo cual retoman su cualidad original de servir (tanto en el sentido de servicio como de utilidad) como centros de pensamiento y aprendizaje, pero con atributos muy distintos a los del pasado.
En esa evolución, aparecen conceptos como: la educación para toda la vida; la flexibilidad curricular, que permite a cualquiera acceder a unas horas de formación con la misma facilidad que a un doctorado, combinar las necesidades de entrenamiento con la curiosidad; la
- Texto publicado originalmente en Revista Semana, 27 de setiem bre de 2020.posibilidad de vivir una experiencia renovada de lo que implica la acción colectiva para construir respuestas
a problemas apremiantes; el uso de un campus como el más rico laboratorio para indagar acerca de todo, con la guía de quienes antes «impartían» conocimiento desde sus pedestales, hoy en extinción.
Sin abandonar, por un instante, sus cualidades de formación crítica, la universidad contemporánea se perfila como una extensa red global de centros de conocimiento, un ecosistema que conecta, en su propia diversidad, miles de centros de pensamiento y a millones de personas que reflexionan acerca de las condiciones del mundo contemporáneo: nunca hubo tanto poder en el planeta para mirarse a sí mismo, nunca hubo tantos recursos a disposición de las
sociedades. Y en ese tejido que apenas comienza a expresarse en toda su capacidad, las empresas y las comunidades organizadas se manifestarán como los nuevos módulos de formación que, a través de mecanismos innovadores de articulación, contribuirán a que la experiencia universitaria no se convierta en un proceso abstracto que rompa los nexos materiales con ese otro ecosistema del cual hacemos parte y hay que regenerar urgentemente: la Tierra y su humanidad, su economía, hoy insostenibles.
La Plaza Taller de Modelo Abierto en funcionamiento. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
Veremos, en las próximas décadas, el resurgir de la universidad y, a su vez, su diversificación, su renovado impulso para afrontar los retos adaptativos más acuciantes, su presencia indispensable para construir la sabiduría que requiere el advenimiento de las revoluciones sociales y tecnológicas que se avizoran y, como en toda la historia, traen consigo riesgos y beneficios.
Veremos universidades de mujeres liderando el pensamiento, universidades acompañando desarrollos empresariales y emprendimientos cooperativos, universidades capaces de convertir toda habilidad y destreza en una parte del proyecto vital de cada persona, por extraña que parezca. Universidades presentes donde las personas las requieran, llenas de opciones para ofrecer sus recursos en línea, en tiempo real. En fin, universidades que, independientemente de su fundamentación ideológica o confesional, retomen el carácter apasionado de la búsqueda de conocimiento y su aplicación en un mundo que necesita, más que nunca, seguir aprendiendo.
La gran área interior del ex-Mercado es un ámbito que nos cuestiona por sus dimensiones y características para nada habituales. Sin dudas, se trata de una oportunidad de diseño de tal escala y carga simbólica que nos invita a prestar más atención al espacio y a las relaciones que en él conviven —a través de contadas intervenciones y acciones— que a la búsqueda de grandes gestos heroicos y definitorios.
Como dice la arquitecta y teórica Keller Easterling, el espacio posee información, valor y potencial más allá de las evaluaciones geométricas o financieras y es, en sí mismo, una tecnología de innovación.1 Es sobre estas cualidades y sus potenciales latentes que se propone experimentar con Modelo Abierto.
Así, con sus más de catorce mil metros cuadrados de superficie y doscientos cincuenta mil metros cúbicos de volumen cubierto, Modelo Abierto busca transformar un polo que acogía intercambios de frutas y verduras en un laboratorio público donde intercambiar conocimientos y experiencias.
El interior del edificio fue vaciado, limpiado e iluminado, manteniendo, en términos generales, su esencia edilicia, e incorporó un conjunto de instalaciones y ámbitos diseñados para poner en práctica distintas formas de vivir juntes: el parlamento, la sala, la Plataforma, la Plaza Taller, la Avenida, la Pista Lúdica, la Cancha y la Cantina. Los materiales y las tecnologías utilizados para estos equipamientos permitieron que fueran ejecutados en un corto tiempo, así como su transformación y adaptación en otros posibles futuros.
1 - Easterling, K. 2021. Diseño del medio.Sabercómotrabajarel mundo. Madrid, Bartlebooth.
Para ampliar las miradas, compartir autorías y que más personas se sintieran involucradas en el proyecto, se propusieron diferentes maneras, escalas y tiempos para formar parte de la programación de lanzamiento de Modelo Abierto.
Los activadores cotidianos gestionaron propuestas deportivas, lúdicas, comunicativas, gastronómicas o de disfrute. Estas tomaron forma a través de una cantina abierta (Cantina Sócrates), una pista de skate, rollers y BMX, una cancha, juegos inflables para niñes y una radio universitaria (UNI Radio, de la Udelar), que transmitió en vivo todo lo que acontecía en el espacio.
Los programadores se encargaron de proponer agendas artísticas de eventos musicales para las noches o los fines de semana en Modelo Abierto. Ino Guridi, la Cantina Sócrates y Romina Di Bartolomeo junto con Killy Rodríguez,
tendieron puentes y líneas de relación entre diverses artistas del medio local y sus propios posicionamientos culturales.
Los colectivos residentes desarrollaron procesos creativos experimentales, amplios e integradores, guiados por las líneas temáticas propuestas por la curaduría. A través de actividades públicas como talleres, conferencias o mesas de intercambio, durante las semanas del Laboratorio Público Modelo Abierto se generó un ámbito de convivencia e intercambio cotidiano que estimuló la reflexión y la acción en busca de nuevos conocimientos y preguntas a realizar.
Durante un fin de semana, invitamos a les visitantes a descubrir los Usos Inesperados, un circuito de instalaciones y performances simultáneas.
A su vez, en la primera semana de abril, se desarrolló el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad 2022, que contó con la presencia de 13 colectivos vinculados al campo disciplinario del diseño de todo el mundo.
Vista general de Modelo Abierto funcionamiento. En el centro, el parlamento; a la izquierda, la sala; a la derecha, la pista de skate
Un espacio para el encuentro de los diversos actores que son parte de las programaciones de Modelo Abierto, del barrio y de la ciudadanía, tanto para conversaciones, puestas a punto y debates colectivos, así como para shows o presentaciones en vivo.
1- Parlamento durante una conversación, con sus cortinas desplegadas.
2- Parlamento en un momento de celebración colectiva, con sus cortinas ocultas.
1 - Eli Almic en la inauguración de Modelo Abierto, marzo de 2022. Por División Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo. 2 - Majo La del 13 y su banda en la inauguración
de Modelo Abierto, marzo de 2022. Por División Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo. 3 - Romina Di Bartolomeo presentando Como Si Fuera el Palacio. Noche de plena en
Modelo Abierto”, marzo de 2022. Por Nacho Correa. 4 - La Ventolera en el Parlamento. Programación propuesta por Cantina Sócrates, marzo de 2022. Por Nacho Correa.. 5 - “Timber”
de Michael Gordon, ensamble de percusión de Montevideo Perceum, en el parlamento, marzo de 2022. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik.
6 - Estela Magnone en Todo Abierto.
Programación generada por Ino Guridi, marzo de 2022. Por Ino Guridi.
7 - El Parlamento visto desde Espacio Campo, abril de 2022. Por Nacho Correa
8 - Show de Pablo Cocina y Kimba
Pintos en Como Si Fuera el Palacio. Programación conducida por Romina Di Bartolomeo y Killy Rodríguez, marzo de 2022. Por Nacho Correa
2 - Concierto Como si fuera el Palacio, marzo 2022. Por Nacho Correa 3, 4 y 5 - Show de Mocchi y Susy Shock celebrando el Día Internacional de la Visibilidad Trans. Organizado
junto con la Secretaría de Diversidad de la Intendencia de Montevideo y la Sala Zitarrosa, marzo de 2022. Por Nacho Correa. 6, 7 y 8 - Modelo Rarx. Fiesta de cierre del Festival
de Arquitectura, Diseño y Ciudad. Organizada junto con Fiesta Rara, abril 2022. Por Nacho Correa
Comparsa Mandinga desfilando por la avenida hasta llegar al parlamento de Modelo Abierto, marzo de 2022. Por Nacho Correa
Un gran área de la antigua explanada de maniobras es ahora volcada al desarrollo de diversas prácticas colectivas. Esta Plaza Taller se encuentra equipada con espacios de producción con mesas, sillas y baúles móviles disponibles para experimentar desde el pensar-hacer.
El eje central del de Modelo Abierto ya no es más utilizado para la circulación de vehículos, sino como un ámbito para el encuentro horizontal. La Avenida es equipada con grandes bancos móviles que permiten configurar diferentes espacialidades.
1- Mesas móviles plaza taller.
2- Bancos móviles de la avenida.
3- Gradas móviles.
4- Huerta móvil.
5- Baúles móviles plaza taller.
6- Plataformas móviles.
7- Almohadones de la plataforma.
8- Equipamiento pistas.
9- Juegos inflables.
10- Equipamiento de la cantina.
1 y 2 - Vistas generales de plaza taller. Por Aldo Lanzi 3 y 4 - Laboratorios desarrollando sus investigaciones en la plaza taller. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
Una superficie cálida, cómoda y apropiable que sirve de ámbito para el descanso, el juego y la relajación en sus grandes almohadones.
Un ámbito contenido para encuentros colectivos de carácter íntimo. Puede acoger proyecciones de videos, talleres, debates y charlas, clases de yoga o conciertos de pequeña escala.
1 - Vista exterior de la sala, abril de 2022. Por Andrea Sellanes
2 - Ciclo de entrevistas a mujeres y disidencias uruguayas de las nuevas generaciones, con Ino Guridi como mediadora, marzo de 2022. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik. 3 - Sara Viana, vecina del mercado
participando del conversatorio Mercado Situado, diálogos sobre el Mercado Modelo, marzo de 2022. Por Andrea Sellanes. 4Paula Cárcamo y Cecilia Almirón de Mimosa Estudio realizando una conferencia performática en clave ASMR. Por Rafaella Varela y
Fol Cvetreznik. 5 - Fol Cvetreznik en jornada de Resolume Abierto, marzo de 2022. Por Rafaella Varela 6 - Conversación en preapertura de Modelo Abierto, marzo de 2022. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
1 - La Plataforma como escenario en el show de Supervielle y Casanova. Por Nacho Correa
2 - Niños y niñas jugando en la Plataforma. Escena tomada de audiovisual realizado por Nicolás Macchi
3 - Concierto de murga juvenil “Los Pepinitos” organizado por Cantina Sócrates en la Plataforma.
Por Nacho Correa
4 - La plataforma y la pista lúdica.
Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
Vista general de Modelo Abierto desde la cantina. En primer plano figura su área de comida y la plataforma. En segundo, la pista de skate, la exposición y el parlamento. Por Nacho Correa
Una cantina abierta gestionada por el colectivo de la Cantina Sócrates del barrio del Mercado Modelo. Llevó adelante una propuesta gastronómica, una feria de emprendedores locales y una huerta educativa, así como una programación activa de espectáculos barriales.
1 y 2 - La Cantina en funcionamiento, marzo de 2022. Escena tomada de audiovisual realizado por Nicolás Macchi.
3 y 4 - La huerta de la Cantina Sócrates, marzo de 2022. Escena tomada de audiovisual realizado por la división Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo
5 - La huerta de la Cantina Sócrates, marzo de 2022. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
6 - El público aguardando el comienzo del show de Supervielle y Casanova en la Cantina Sócrates, marzo de 2022. Por Nacho Correa
1 - Torneo de fingerboard en la pista lúdica de Modelo Abierto, marzo de 2022. Por Nacho Correa. 2 - Cancha de Modelo Abierto, marzo de 2022. Por Nacho Correa
Es el área de Modelo Abierto pensada para encontrarnos y aprender en torno al juego y el deporte. Incluye una pista con escuelita para skate, rollers y BMX, una cancha de básquet y un conjunto de equipamientos inflables para niñes.
3 - Pista de BMX en la inauguración de Modelo Abierto, marzo de 2022. Por la División Información y Comunicación, Intendencia de Montevideo
4 y 5 - Pista de BMX y cancha en la inauguración de Modelo Abierto. Escenas tomadas de audiovisual realizado por la División Información y Comunicación,
Intendencia de Montevideo
6, 7 y 8 - Inflables y pista de skateboarding, marzo de 2022.
Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
La UNI Radio —la primera radio universitaria de Uruguay— transmitió, desde su frecuencia 107.7 FM y a través de internet, un seguimiento de todas las actividades que tuvieron lugar en las primeras semanas de apertura de Modelo Abierto.
El proyecto UNI Radio busca contribuir a la democratización de la comunicación en nuestro medio y reforzar el espacio mediático crítico y alternativo frente al sistema mediático
hegemónico, estimulando la formación de redes y todo tipo de intercambios con medios que compartan su misma filosofía, así como aportar a un mayor y mejor relacionamiento de la Udelar con el resto de la sociedad.
El equipo estuvo conformado por: Camilo Salvetti, Diego Varela y Juliana Dansilio, en producción y conducción; Ramiro Brianza, en posproducción y cámaras; Gastón Pepe, en montaje técnico y operación técnica, y Gabriel Galli, en coordinación general.
1 - Equipo de UNI Radio entrevista a Bartlebooth en la Plaza Taller. Por UNI Radio.
2 - Brian Mackern siendo entrevistado por UNI Radio, abril de 2022. Por UNI Radio.
3 - Juliana Dansilio, conductora de UNI Radio, abril de 2022. Por UNI Radio.
Usos Inesperados fue un circuito de instalaciones y performances que ocuparon diversos rincones del ex-Mercado a través de acciones expositivas, participativas, lúdicas o de denuncia, llevadas adelante por colectivos invitados de la escena local. Ángelo Castro, con su instalación multimedia Duplo, nos invitó a sumergirnos en un metaverso distópico con vestigios de los recuerdos vividos en los lugares que frecuentaba en Venezuela antes de migrar a Uruguay. El colectivo Arquitectura y Construcción con Tierra del Instituto de Tecnología de la FADU presentó el trabajo realizado en la pequeña planta de fabricación de bloques de tierra alivianada, para ser utilizados como aislación térmica en proyectos sociales, que instalaron en el Mercado. Nathalie Quer presentó Pistola de Calor, parte de su serie investigativa sobre el
uso de plásticos, a través de una intervención en uno de los kioscos en desuso del espacio. Nicolás Macchi compartió la proyección de Las cafeteras y Lechuzas, pandillas y ambulantes, dos cortos documentales filmados en el Mercado cuando aún estaba en funcionamiento. Virginia Sosa puso el foco en las afectividades personales y colectivas, hilvanadas con prácticas esotéricas a través de su Ritual Colectivo, en el que cada une pudo intervenir la obra para dejar atrás una parte caduca de su persona o identidad. El Colectivo LOCAL propuso una intervención participativa e interactiva para invitar a la reflexión sobre el espacio del Mercado Modelo, sus posibles usos, memoria y transformación, incitando al uso de la palabra en la proyección de un mapa futuro del Mercado. Fkn.Garden buscó, con Monobloc, distorsionar los límites de nuestro espacio-tiempo al introducirnos en un lugar donde las leyes que rigen el mundo normie en el que vivimos se vieron distorsionadas. Espacio Hiedra desplegó Revelaciones en el Mercado, un laboratorio de revelación de fotografía analógica dentro de Modelo Abierto.
1 - Escena de Las cafeteras, cortometraje de Nicolas Macchi proyectado en la Cantina Sócrates, abril de 2022
2 - Locetas de arquitectura con tierra, abril de 2022. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
3 y 4 - Intervención en antiguo kiosko del Mercado, realizada por Nathalie Quer, abril de 2022. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
5 - Instalación audiovisual inmersiva realizada por Fkn.Garden, abril de 2022. Por Fkn.Garden
1 - Revelado analógico por Espacio Hiedra, abril 2022. Por Federico Ruiz Santesteban
2 - Instalación de bordado Ritual Colectivo, realizada por Virginia Sosa, abril de 2022. Por Rafaella Varela y Fol Cvetreznik
3 - Instalación de bordado Ritual Colectivo, realizada por Virginia Sosa, abril de 2022. Por Virginia Sosa
4 - Instalación interactiva de Colectivo LOCAL, abril de 2022.
Por Colectivo Local
5 - Instalación de vestuario por Angelo Castro, abril de 2022. Por Angelo Castro
Esta nueva red de experiencias guiadas por el conocimiento como principal insumo antepone la inclusión y la valoración de lo humano frente al capital; el gran diferencial de la economía creativa es la promoción del desarrollo sostenible y humano y no del mero crecimiento económico.
Imagen tomada de escaneo 3D de Modelo Abierto realizado por eSCANing, @escaninguy
*Tomado del texto «Las fundaciones de una ciudad creativa», por Jackson Araujo.
Agustín Lucas es futbolista y poeta del barrio La Unión, Montevideo. Fue parte de Modelo Abierto en la organización de la Cantina Sócrates.
Habitar los espacios públicos no solo es un arte, sino que también está en los orígenes de la historia propia, continental y local, la historia criolla, la nuestra. Ocupar los vacíos es una tarea sensible. Y habitar las ausencias del espacio público que se aborda es un registro popular indivisible del arte. Es cierto que hablar del arte es tan amplio como la diversidad de ojos que puedan leer esto. Es cierto también que hablar de arte sin hablar de márgenes es no hablar de arte.
Para siempre en los corazones visuales de los barrios aledaños el éxodo tempranero de hombres por Propios, por Centenario, como deslizándose hacia el Mercado. El Mercado Modelo albergó a miles de personas durante muchos años, mayoritariamente hombres, aunque hubo un circuito fundamental de mujeres trabajadoras del mundo Mercado Modelo, retratadas en los cortos de Nico Macchi (Lechuzas… y Las cafeteras). En este tren de habitar, quizás la cámara de Nico haya sido pionera en hurgar en el concepto de arte en las frutas, las verduras y los cafés.
Habitar los espacios públicos, por ejemplo, en épocas dictatoriales era señal de resistencia, en muchos casos, artística. Habitar los espacios públicos en estas épocas es similar: una cuestión de resistencia. Pero la resistencia será diversa o no será. Es cierto también que hablar de arte sin hablar de diversidad es no hablar de arte.
Modelo Abierto es una obra sensible al barrio, es una obra que habita. Toma de las ausencias del espacio, de esas formas espirituales, la riqueza criolla, la brecha para el cuestionamiento, la poesía de los rasgos. Le permite al barrio habitar su propio espacio en otro modelo. Entonces, desde Villa Española, Puerto Rico, Platense, La
Cultura de barrio en la huerta de la Cantina Sócrates, marzo de 2022. Escena de video realizado por Nicolás Macchi.
Unión y La Blanqueada hasta Maroñas, desde Manga, Simón Bolívar, Fraternidad y Brazo Oriental hasta Jacinto Vera —y así— tuvieron un punto de referencia arquitectónico, un monumento de las formas más arcaicas de la conceptualización del trabajo, convertido en un mausoleo, abierto a ser un monumento vivo de la diversidad cultural.
Hay otro vértice fundamental en la obra de Modelo Abierto que es el legado. O la posibilidad del legado. Es una obra itinerante que genera instalaciones constantes. En esas instalaciones, está la posibilidad de agarrar la posta o dejarla caer sobre la pista. La posibilidad es la aprehensión de una obra contemporánea de arte al margen.
Luciano Supervielle se afirma sobre las teclas. Escupe al micro unos versos en francés que un joven tararea parado en la platea. Ambos sacuden el brazo como una hinchada. Juan Casanova mira a su socio artístico con un respeto lloroso. Se agarra del micrófono para no caer de pique en la emoción. Se avienta hacia ella en la próxima canción. Atrás hay adolescentes volando en bicicleta.
Hay una comparsa que hace tronar el chaperío, atraviesa el Mercado para siempre. Hay un coro de infancias y adolescencias que codifican en murga. Hay una fiesta rara en la que cada quien puede ser quien quiera ser; los cuerpos y las cuerpas sudan lo mismo.
Hay una troja de vientos que arremeten. La voz de una tipa que es una máquina a vapor. Hay tango y hay milonga, y la consideración de las infancias y de las vejeces. Estela Magnone se afirma sobre las teclas. Se acomoda la campera en los hombros, y lo que canta te atraviesa.
Comparsa Mandinga desfilando en Modelo Abierto, programación realizada en conjunto con la Cantina Sócrates.
Hay gente que hace años hace cosas increíbles. Esa gente está en el Modelo, transformando el olor de las cosas. Y hay gente incipiente, artistas del barrio que quieren emerger. El arte también está en unas pibas que caen con una pelota, un gurí con un skate y une artista con su instrumento. El Modelo Abierto permite que estas historias se conjuguen, pero, sobre todo, permite que el barrio se transforme y que el territorio, que está tan disputado, se subleve, con otras formas de habitar, que son faroles en la penumbra. Es cierto también que hablar de arte es hablar de luz en la penumbra.
Andrea Apolaro es coordinadora de Montevideo Lab de la Intendencia de Montevideo. Es licenciada en Psicología por la Universidad de la República. Tiene más de veinte años de experiencia en el desarrollo y la coordinación de proyectos referidos a la innovación y la participación ciudadana en los gobiernos locales de la intendencia. Actualmente, es parte del Team Montevideo en el Innovation
Track, dictado por Bloomberg Philanthropies, la Universidad de Harvard y el Centre for Public Impact, donde equipos interdisciplinarios de la ciudad desarrollan capacidades de innovación a medida y diseñan, prueban y crean prototipos de soluciones para diferentes problemas.
Los laboratorios ciudadanos son concebidos como nuevas formas de institucionalidad del siglo XXI, en las que se asume que no solamente los grupos de expertos, empresariales o de la ciencia tienen la capacidad de innovar, sino que la ciudadanía es central en la producción de conocimiento e innovación. A su vez, estos nuevos espacios híbridos de experimentación aportan a la consolidación y fortaleza de los sistemas democráticos.
Desde la concepción de los laboratorios ciudadanos se trabaja bajo el principio del intercambio abierto entre los distintos actores sociales, con el propósito de entablar una escucha que facilite los encuentros entre las diversas propuestas para abordar las problemáticas urbanas, utilizando metodologías y dinámicas que priorizan los aspectos colaborativos y experimentales.
La emergencia de los laboratorios ciudadanos ha vuelto a poner, en el centro del debate, la necesidad de promover la construcción de nuevas institucionalidades o institucionalidades flexibles para que las iniciati vas ciudadanas no dependan de la coyuntura, la lógica institucional o las demandas políticas de los gobiernos. Esa es una de las principales tensiones que debemos enfrentar al promover estas prácticas: el desafío de poder generar, dentro del marco institucional, espacios que cuestionen la propia institucionalidad a favor de la gente.
Los laboratorios surgen como uno de los intentos de afrontar las incertidumbres derivadas de las transformaciones contemporáneas y de los problemas públicos complejos, de difícil solución, altamente interdependientes y que no tienen una solución única y definitiva. Los laboratorios de innovación en las ciudades tienen una fuerte impronta de experimentación, lo que permite el abordaje de los problemas y la creación de soluciones a través de ciclos iterativos de prueba y error, conectando actores de dentro y fuera del gobierno a través de procesos participativos, experimentales y abiertos.
Las ciudades pueden pensarse como el entrecruce territorial de lo político y lo cultural, un espacio de identificación, encuentro y participación ciudadana. Los gobiernos locales se encuentran en una situación de privilegio para responder a problemáticas de desarrollo social con respecto a las administraciones públicas de carácter
nacional, por su proximidad con la ciudadanía, por el conocimiento de los problemas locales y por ser receptores inmediatos de las demandas coyunturales que suceden en los territorios.
El conjunto de las actividades de los gobiernos, en especial de los gobiernos locales, requiere, para su gestión, la promoción de mayores niveles de participación, intercambio de saberes y deliberación social. Para ello, adquieren relevancia las formas de gestión, la innovación y la participación ciudadana tanto sea en los intercambios como en la toma de decisiones.
En el plano político, Montevideo, desde 1990, ha hecho énfasis en desarrollar proyectos descentralizadores y políticas participativas que promuevan la democratización, la representación social y la participación política, para poder decidir sobre las acciones colectivas a realizarse con dineros públicos y de incidencia social.
Numerosos estudios sobre los gobiernos locales y la participación ciudadana fundamentan la necesidad de incorporar mayores niveles de participación. América Latina sigue siendo —según el informe de la ONU-Habitat— la región más desigual y urbanizada del planeta, donde un 80 % de la población vive en ciudades, pero más de un cuarto de ella, en tugurios. Por ello, es necesario reafirmar que, frente al modelo capitalista y la desigualdad que mantiene nuestro continente, los gobiernos locales son piezas claves en las que las ciudades aparecen como espacios alternativos de experimentación de políticas públicas inclusivas.
Por ende, las ciudades no podrán mejorar si la ciudadanía no tiene formas y mecanismos de participación directa en las decisiones que afectan sus vidas. La participación ciudadana no es otra cosa que la capacidad real de las personas de tomar decisiones y construir nuevas formas de habitar en sus ciudades.
Montevideo Lab (MVDLAB) es el Laboratorio de Innovación Ciudadana de Montevideo. Un espacio que se inició en el año 2016 y que tiene como objetivo principal facilitar, promover y acompañar procesos de participación e innovación ciudadana en pos de mejorar la calidad de vida de las personas. MVDLAB facilita el diseño, prototipado y desarrollo de proyectos innovadores a través del uso de metodologías colaborativas, para alcanzar nuevas y mejores soluciones a los desafíos que presentan la población y las ciudades de América Latina.
El ecosistema de innovación ciudadana que promovemos se articula desde la perspectiva del modelo de innovación de la cuádruple hélice (Arnkil et al., 2010):1 sector de la economía, sociedad civil, sector de conocimiento y gobierno. Especialmente se pone el acento en la hélice de la sociedad civil, que es, hasta ahora, la menos integrada a los sistemas de innovación.
El MVDLAB promueve formas de participación orientadas a la colaboración y la experimentación de soluciones mediante el hacer. Hoy
1 - Arnkil, R. et al. 2010. Explo ringQuadrupleHelix.Outlining user-oriented innovation models. Tampere , University of Tampere, Institute for Social Research, Work Research Centre.
la ciudadanía articula sus intereses en red y se conecta de forma expandida, se reconoce como agente de cambio y es capaz de observar e identificar oportunidades en los problemas de su comunidad y de generar iniciativas o proyectos que le permitan ser motor de transformación social mediante la comunicación y la participación activa.
Nuestras líneas de trabajo buscan, de forma transversal, desarrollar capacidades de innovación, al mismo tiempo que se diseñan, prueban y crean prototipos de soluciones para diferentes problemas que plantea la ciudadanía.
Trabajamos con agentes diversos, articulando propuestas innovadoras con la academia, las empresas, los colectivos, las iniciativas ciudadanas y las diferentes áreas de gobierno en las que los proyectos que se propician son de carácter autogestionado y colaborativo. Enunciamos nuevos paradigmas de participación que tiendan puentes entre la ciudadanía y la institución, buscando y creando espacios de una nueva institucionalidad.
La innovación ciudadana utiliza metodológicamente aspectos de la misma comunidad que busca aprender y colectivizar soluciones a los problemas planteados. La participación ciudadana comprometida tiene como principal fin que la población tome protagonismo y deje de ser pasiva o mera receptora de las políticas públicas. En el proceso de hacer de MVDLAB el espacio donde confluyen estas prácticas tan dispares, la mediación resulta esencial y es un fuerte que caracteriza al laboratorio, para trabajar junto con la ciudadanía.
¿Cómo adaptar las rígidas estructuras heredadas de instituciones de otro siglo a la sociedad red? ¿Cómo evitar la desafección y el descreimiento de la ciudadanía en la era digital en los mecanismos participativos propuestos? El problema parece ser cómo recono cer esa energía ciudadana que existe y se organiza para mejorar su calidad de vida, evitando que haya un divorcio entre el sistema institucional y las personas, reconstruyendo y visualizando las relaciones de participación que permitan desdibujar las relaciones de poder establecidas.
En ese sentido, los laboratorios ciudadanos, según plantea Ricaurte, son plataformas abiertas que articulan las capacidades de la comunidad, las infraestructuras sociotécnicas, los procesos de mediación y un marco de principios asociados a la defensa de los bienes comunes para la producción de conocimiento de manera colectiva (Ricaurte, 2018).2 Son espacios que entienden los bienes comunes como aquellos bienes y recursos, tangibles e intangibles, que pertenecen a toda la sociedad —o, mejor expresado, no pertenecen a nadie—. Espacios en los que las personas con distintos conocimientos, habilidades y distintos grados de especialización académica o práctica se reúnen para desarrollar proyectos juntos. Espacios que exploran las formas de experimentación y aprendizaje colaborativo que han surgido de las redes digitales, para impulsar procesos de innovación ciudadana. Hacemos nuestras las palabras escritas en ¿Y si nos enredamos? Colaboratorio para pensarnos juntas.3
Como marco de referencia, ofrecemos un escenario en el que entendemos lo ciudadano como ese ámbito común para la vida cotidiana al que pertenecemos todas las personas más allá del sector específico en el que nos desempeñamos profesionalmente, participemos activamente o despleguemos nuestras inquietudes o intereses.
Los espacios experimentales, muchas veces, no coinciden con los tiempos institucionales o políticos. La innovación no es un proceso neutro: todo recorrido hacia los procesos para innovar tiene un componente intencional y político. La innovación propuesta requiere estar en línea con los objetivos estratégicos que se plantea la institución. Se requieren equipos diversos y que estén dispuestos a arriesgar y generar conocimientos y que, al mismo tiempo, estén avalados a no encontrar rápidamente las respuestas que se buscan y tengan los permisos para equivocarse. Los laboratorios de innovación de las ciudades deben contar con recursos económicos para poder experimentar, prototipar y proponer trabajos colaborativos.
2 - Ricaurte Quijano, P. 2018. «La boratorios ciudadanos y huma nidades digitales», DHQ:Digital HumanitiesQuarterly , vol. 12, n. o 1.
3 - ¿Ysinosenredamos?Colabora torioparapensarnosjuntas.Relato colectivo sobre la articulación de ecosistemas de innovación ciuda dana fue una actividad realizada en el marco de Desafíos Comunes de FrenaLaCurva, del 27 al 30 de abril de 2020.
Innovación pública Iniciativas ciudadanas
Prototipos
Hacker
Empoderamiento urbano
Codiseño o diseño colaborativo
Pensamiento de diseño (en inglés, design thinking)
Participación ciudadana Masa crítica
Bienes comunes
(Creative Commons) Código abierto (en inglés, open source)
Espacios con énfasis experimental que proponen nuevas formas de participación y que, a través del trabajo colaborativo, integran y promueven proyectos e iniciativas ciudadanas en la búsqueda de soluciones innovadoras.
Procesos que integran a diversos actores en la búsqueda de soluciones para resolver problemas públicos, que impacten positivamente en la comunidad y su territorio.
Proyectos que surgen de la ciudadanía organizada y proponen formas alternativas de abordar las problemáticas públicas, implicándose en la transformación del territorio, la ciudad y los espacios públicos.
Modelos que permiten representar y materializar ideas y proyectos —o alguno de sus componentes—, y ponerlos a prueba mediante instancias interactivas con usuarios. En los procesos de construcción colaborativa, los prototipos pueden utilizarse para implementar en forma temprana las soluciones y evaluar su impacto.
En el ámbito de los laboratorios ciudadanos, la filosofía hacker supone la apertura de las instituciones para generar y democratizar nuevos espacios de participación que incluyan a personas, grupos o proyectos que no encuentran ámbitos participativos en las lógicas institucionales tradicionales.
Proceso por el cual la ciudadanía aumenta su fortaleza política y social, confianza, visión y protagonismo. Generalmente, involucra el desarrollo en el beneficiario de una confianza en sus propias capacidades.
Proceso de diseño o elaboración abierto a la creatividad colectiva que, mediante la colaboración de personas interesadas y con diferentes perfiles, abordan propuestas de forma integral.
Proceso creativo que pretende resolver retos cambiando la forma en que nos enfrentamos a ellos, desde una metodología basada en la empatía, la contextualización y el prototipado.
Procesos y dispositivos de mediación y relación que facilitan la implicación activa de personas y colectivos en todo tipo de cuestiones.
Se refiere a cualquier grupo de personas capaz de lograr un cambio social. Las masas críticas carecen de entidades organizadoras, son independientes frente a intereses políticos o económicos.
Es una organización sin ánimo de lucro que desarrolla planes para ayudar a reducir las barreras legales de la creatividad por medio de una nueva legislación y nuevas tecnologías, que maximiza la creatividad digital y la innovación abierta y colaborativa basadas en licencias abiertas.
Proveniente del software libre, es un movimiento que promueve el libre acceso y la distribución de la información, entendiendo que su intercambio impulsa la creatividad y beneficia a los sistemas.
Jackson Araujo es comunicólogo especializado en Comportamiento de la Moda, activista por la racionalización creativa para la sustentabilidad y director del festival multicultural Trama Afectiva, una plataforma de investigación en diseño sobre innovación regenerativa de residuos de la industria textil. Actualmente cursa la maestría en Arqui tectura, Urbanismo y Diseño, con línea de inves
tigación en arte, diseño y tecnología, en el Centro Universitário Belas Artes de São Paulo, Brasil. Es investigador de la economía afectiva, términos que acuñó, en 2014, como una manera de reinventar el mercado valorizando lo colectivo en las relaciones de creación, producción, venta y consumo, para ser catalizador de interacciones guiadas por el respeto, la empatía y la complementariedad.
«La naturaleza creativa del hombre se elabora en el contexto cultural.» Esta frase, de la artista Fayga Ostrower, se aplica con perfección a lo que se vivió durante los días del Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad, en Montevideo, en el que una diversidad de personas y pensamientos pudieron experimentar las fronteras entre la creatividad y la creación.
Si todo sujeto crece en una realidad social que da forma a sus propios valores de vida a partir de sus carencias y valores culturales, la creatividad es la representación de las potencialidades de ese individuo único y su creación, la realización de esas potencialidades, ya como parte del escenario de esa cultura en particular.
A pesar de que la creatividad es vista como un acto aislado, puede ser considerada una facultad intrínseca del hombre, y la realización de esa habilidad, una de sus exigencias, lo que resulta, en ocasiones, en un objeto utilitario. En cambio, la creación, por ser un acto extraordinario, tiene una fuerte conexión con la intención del autor —incluso, puede ser entendida como algo divino, huyendo de la noción del objeto de masas—, que desencadena un significado que va más allá de la propia existencia humana.
Si es en la integración de lo consciente, lo sensible y lo cultural en que se basan los comportamientos creativos del hombre, parece percibirse que, en el contexto urbano de la ciudad de Montevideo, la convivencia con sujetos periféricos encuentra en el vector cultural y artístico la génesis del proceso creativo para una nueva organización social y política. Esta reúne a pensadores (arquitectos, urbanistas, diseñadores, artistas, comunicadores, activistas) con las prácticas cotidianas de sujetos subalternizados, promoviendo alternativas para desafíos históricos de la urgente reconfiguración social y urbana del contexto de los centros poblados en América Latina.
Así, reunidos en conferencias, workshops y rondas de conversación en el antiguo Mercado Modelo, uruguayos, argentinos, chilenos, colombianos, brasileros y españoles se vieron inmersos en una atmósfera de creatividad. Esa sublime dimensión de la condición humana que puede definirse como la capacidad de crear cosas nuevas o de, simplemente, resolver problemas, de los más comple jos a los más simples, generando conexiones donde, en principio, no existían. Por ser un concepto multidimensional, la creatividad envuelve la interacción de habilidades cognitivas, estilos a pensar, atributos de personalidad, factores ambientales y culturales.
1 - Traducción de la Usina de Innovación Colectiva.La creatividad es, esencialmente, un proceso colectivo de par ticipación. Esa creatividad, entonces, opera con base en tres principios. El primero se designa como impermanencia. Cualquier transformación es parte de lo que ya existía, pero eso puede tener más significado que otro elemento. [...] El segundo es un principio de la ecología social: no avanzamos solamente con la conservación de las fuentes de energía, sino protegiéndonos contra cualquier desequilibrio social. El tercero es la humildad: no se trata de un principio moral, sino de una forma de afrontar las exigencias de una vida en sociedad. Esto también significa que la creatividad no tolera la exclusión y la marginación. La creatividad debe ser un principio que incorpore la asociación de todos los miembros de la comuni dad (Greffe, 2015: 58).
A su vez, el acto de creación consiste en un control entre la razón y la sensibilidad, un cambio de la intención en pensamiento y del pensamiento en acción. Cada acción resulta de un pensamiento, de un propósito previo del autor. Todo este método de cambio para la creación a través de la sensibilidad forma parte del gran proyecto de vida del creador, del artista, que demuestra saberes y voluntades a favor del interés personal y la búsqueda continua por la consolida ción de su trayectoria.
Crear no representa una relajación o un vaciamiento personal, ni un reemplazo imaginativo de la realidad. Crear representa una intensificación del vivir, un vivenciar-se en el hacer, y, en lugar de sustituir la realidad, es la realidad, es una nueva realidad que adquiere nuevas dimensiones por el hecho de que articulamos, en nosotros mismos y ante nosotros mismos, en niveles de conciencia más elevados y complejos (Ostrower, 1977: 28).
Así, se puede decir que las acciones de diseñadores y colectivos artísticos en el ambiente del festival ofrecieron, a la población periférica de Montevideo, la posibilidad creativa de encontrar en el arte y la cultura la llave conectora para organizar la narrativa cotidiana en fortalezas de alteridad fundamentadas en el conocimiento, para promover una reestructuración socioeconómica y, por lo tanto, establecerse como una práctica de economía creativa.
La sociedad contemporánea es presentada como la sociedad del conocimiento y sus avances pautados por el dominio de la creciente información y la capacidad de movilizarse para responder a nuevos desafíos. Así, la economía del conocimiento se presenta como un símbolo de la sociedad contemporánea. En ella, parte del progreso de la actividad económica se relaciona con el movimiento de valores intangibles o de contenidos difundidos independientemente de su geolocalización. De esta manera, se funda el concepto de industrias creativas, que nos conducen a la comprensión de la economía creativa.
En todo el ambiente de la movilización cultural que se llevó a cabo dentro y en el entorno del ex Mercado Modelo, prevalecieron acciones relacionadas con la producción de actividades, los bienes culturales
T uan, Y.-F. 1983. Espaço e lugar: a perspectiva da experiência. San Pablo, DIFEL.
y las experiencias. Según Yu-Fu Tuan (1977), el término experien cia «engloba las diferentes formas en que una persona conoce y construye la realidad». Además, «la experiencia es constituida por sentimiento y pensamiento». Entonces, experimentar es aprender, actuar sobre los datos y crear a partir de ellos; por lo tanto, es un acto creativo por excelencia.
G reffe , X. 2015. A economia artisticamente criativa. San Pablo, Iluminuras, Itaú Cultural.
Es a través de esta organización de productos y servicios generados a partir de la creatividad fomentada por la propiedad intelectual que surge esta nueva economía: la economía creativa, que se ocupa de tareas basadas en el conocimiento, la cultura y el arte, integrando vertientes económicos culturales y sociales.
Desde esta perspectiva, es importante prestar atención a los efectos de la acción productiva, sobre todo lo que se puede definir como cultura: conocimientos, creencias, hábitos y costumbres, afectados por las acciones de cambio de los sujetos en la sociedad, que también demandan atención sobre la inteligencia humana como el insumo más relevante en la producción económica. Asimismo, se debe preservar el valor intangible de los bienes y servicios, enfrentando la diversidad como la gran riqueza de los individuos y las sociedades. Preservar la diversidad, entonces, es fundamental para el desarrollo sostenible de las generaciones contemporáneas y futuras.
O strower, F. 1977. Criatividade e processos de criação. San Pablo, Editora Vozes.
S antos, B. de S. 2014. Epistemolo gies of the South: Justice Against Epistemicide. Boulder, Paradigm Publishers.
Así, el tema central que impulsa esta nueva red de experiencias guiadas por el intelecto como principal insumo coloca la inclusión de los individuos en el proceso de valoración de lo humano frente al capital; o sea, el gran diferencial de la economía creativa es la promoción del desarrollo sostenible y humano y no del mero crecimiento económico. Al trabajar con creatividad y cultura, por lo tanto, operamos para la inclusión de segmentos periféricos de la población mundial. Aquí, en nuestro caso, para las poblaciones de los centros urbanos de América Latina, ubicados en el sur global. El concepto sur no apunta exclusivamente a una geografía: es una metáfora del sufrimiento humano causado por el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, y de la resistencia a estas formas de opresión (Santos, 2014).
Tanto de la agencia de los trabajadores creativos en las ciudades como de la de los organizados en colectivos dentro de la expe riencia Modelo Abierto, que se constituyen como proveedores de capital intelectual y potencial influencia para nuevas actividades económicas y urbanas, se puede concluir que intelecto, cultura y economía forman el trípode para la rentabilidad financiera del siglo XXI, migrando de la lógica de los recursos escasos a la lógica de la inteligencia humana. La promoción de un nuevo ciclo de desarrollo, orientado a la reducción de las desigualdades y la inclusión socioe conómica, contribuye a la anhelada reconfiguración de la pirámide social, por lo que se convierte en uno de los factores determinantes para la expansión del consumo y la producción en la periferia, área importante para entender Montevideo como una ciudad creativa.
La ciudad es, en su diversidad de lugares, un espacio de concentración de individuos, saberes, actividades y corporaciones múltiples. Por tanto, no solo tiene el privilegio de brindar soluciones probables, palpables o inmateriales, sino que también tiene la capacidad para desarrollar acciones colaborativas multidisciplinarias, por lo que se constituye como territorio de producción, intervención e intercambios culturales, garantía de derechos y acceso a los bienes culturales. Es en la ciudad, por lo tanto, que las experiencias de economía creativa pueden asociarse y estructurar un conjunto de operaciones profesionales vinculadas entre sí para la realización planificada de beneficios integrados, a partir del avance de los procesos creativos.
Las actividades artísticas, entendidas como escuelas de creatividad y laboratorios en los que los artistas identifican desafíos y buscan formas de responder a ellos, teniendo en cuenta su patrimonio cultural para pro poner soluciones, pueden legitimarse como puntos de partida y conver gencia de la economía creativa, dotados del potencial para desencadenar un ecosistema de acciones creadas por las personas en el entorno de las ciudades o sus colectivos.
En el contexto de las ciudades, a través de la puesta en común de valores culturales oportunos, se establece el poder necesario para la estructuración de métodos de reflexión o propuestas colectivas pautadas por la creatividad, que llevan a la identificación de los impactos de la propia cultura en la elaboración de un nuevo capital social.
Por lo tanto, las ciudades deben volcarse al desarrollo de estrategias que las conviertan en mejores ciudades para trabajar, divertirse y resi dir, es decir, para vivir. En ellas se desarrollan el trabajo comunitario en red y la cohesión social, lugares propicios para la organización cultural, artística o deportiva.
Las ciudades (sociedades, culturas) en las que vivimos están, como nosotros mismos, cambiando continuamente. Ellas son ciudades para ser reflexionadas, cuestionadas, transformadas. Son ciudades con las que nos relacionamos (Caldeira, 2000: 20).
Al convertirse en sinónimos de compartir intereses y aspiraciones, las ciudades terminan constituyéndose como espacios de conocimiento, condición determinante para garantizar el crecimiento sostenible de una región, capital apto para ser compartido, reutilizado y concentrado de manera infinita. Por lo tanto, atraer, retener y desarrollar personas que generen conocimiento e innovación a través de su creatividad se convierte en un privilegio competitivo para las ciudades y en un rasgo fundamental de su economía, lo que produce impactos en el desarrollo de nuevos negocios. La creatividad se convierte, entonces, en un músculo esencial para el crecimiento económico y social sostenible, que brinda oportunidades para el avance incesante de bienes, servicios y otros programas relevantes para la vida en sociedad.
Si lo que le otorga a la ciudad el estatus de creativa es, entre otros factores, la promoción de un nuevo ciclo de desarrollo, orientado por
C aldeira, T. P. R. 2000. Cidade de muros: crime, segregação e cidadania em São Paulo. San Pablo, Editora 34/EDUSP.
la reducción de las desigualdades y la inclusión socioeconómica, en todos los centros urbanos del sur global se hace urgente adoptar políticas públicas que expandan las oportunidades de trabajo creativo con foco en la autonomía de sus periferias. El papel de los arquitectos, diseñadores y urbanistas es promover estas fundaciones.
Por tanto, cuando una ciudad reúne toda la competencia y el capital humano disponible a su favor, generando un ecosistema de innovación basado en un sano proceso de apertura de servicios y nuevos modos de actuación y administración fundados en la inclusión, se convierte en una ciudad creativa. Es lo que se espera como un residuo estratégico de este laboratorio público, donde se puedan intercambiar conocimientos y experiencias para la construcción de una ciudad del futuro. Que el anhelado proyecto de equidad social se haga realidad.
Modelo Abierto invitó a la ciudadanía, el barrio y la comunidad creativa a convivir, durante cuatro semanas, en su primera programación: el Laboratorio Público Modelo Abierto y el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad 2022.
El Laboratorio Público Modelo Abierto buscó conformarse como un lugar de encuentro para la activación de procesos y la producción de proyectos innovadores. Hizo foco en la investigación desde la práctica y en las experiencias colaborativas, así como en promover intercambios entre los colectivos participantes, con otros grupos, la ciudadanía y el barrio.
Se invitó, a la convivencia abierta, a 16 equipos de trabajo, que abordaron procesos creativos desde diversas áreas de la cultura, tanto en relación con el público general como con los interesados en las disciplinas vinculadas al campo del diseño.
Esta edición del festival da continuidad a la ocurrida, en 2019, en la explanada de trenes de la ex Estación Central de Montevideo, que sentó el precedente en la activación temporal de un espacio emblemático para nuestra comunidad que se encuentra en un momento de transición hacia otro estado.
Con el objetivo de indagar en variadas formas de compartir, debatir, disfrutar y exponer sobre arquitectura, diseño y ciudad, el festival organizó, de manera abierta, una serie de diálogos, entrevistas y conferencias con invitados internacionales. Participaron en estos encuentros: Bartlebooth (España), Brigitte Baptiste (Colombia), Buj Studio (España), Collectif Etc (Francia), La Cuarta Piel (España), Fer Cozzi (Argentina), Grupo Toma (Chile), Jackson Araujo (Brasil), Mauro Gil-Fournier (España), Lacol (Cataluña), Pola Mora (Chile), Proyecto Piraña (Argentina) y Raumlabor (Alemania).
A su vez, el festival presentó la exposición Barricada de Experimentación Colectiva, comisariada por Felipe Reyno, que narró, de forma transversal, lo sucedido en el Laboratorio Público Modelo Abierto.
El laboratorio y el festival estructuraron sus contenidos y participaciones a través de cuatro líneas temáticas urgentes sobre las que se buscó profundizar: vivir y diseñar ecologías en problemas; vivir y construir otras tecnonarrativas; vivir y practicar afectos comunes, y vivir y dialogar espacios en disputa.
La Tierra se encuentra exhausta. Convivimos cotidianamente con crisis sanitarias, olas de calor extremo, inundaciones, sequías o cursos de agua poblados de cianobacterias. Sus causas son complejas y muchas veces tienen que ver con decisiones tomadas a kilómetros de distancia del sitio donde se manifiestan. Esto expone lo interdependientes y vulnerables que somos y nos obliga a repensar, de forma crítica, el impacto de la producción y reproducción de la humanidad en el planeta.
Entendiendo que ya no podemos repetir modelos vetustos y heredados, esta línea de experimentación atiende estos problemas como un proceso de ser en el mundo y nos desafía como diseñadores de posibles futuros. Sin buscar soluciones totalizantes, se acerca a pensamientos ecologizantes que nos relacionan con otras especies e inteligencias hacia nuevas formas de estar en la Tierra con consciencia no solo medioambiental, sino también geopolítica, social y cultural.
Las tecnologías nos construyen, al tiempo que las construimos. Esto implica entenderlas no desde el determinismo tecnológico o como meros agentes neutros de nuestras vidas, sino como ensamblajes complejos en relaciones de ida y vuelta. Así mismo, las narrativas en torno a las tecnologías también nos construyen y somos parte de su construcción.
Cuando parece que los futuros tecnológicos (y vitales) solo conducen hacia sitios predeterminados por la cultura de Silicon Valley, se torna urgente construir tecnonarrativas que trasciendan esta mirada en la que imperan la eficiencia y la aceleración. En este sentido, se busca crear tecnonarrativas críticas y situadas en el sur, que sean inclusivas y abiertas, que integren otras inteligencias, saberes y magias, que sean conscientes de las exclusiones que generan y los ámbitos que afectan, que atiendan el impacto ambiental de sus dimensiones virtuales y que sean discutidas a través de nuevos procesos de visualización de datos y alfabetización colectiva.
Nuestro día a día está cargado de historias, prácticas y formas de conocimiento que consideramos comunes, habituales u ordinarias y que hacen eco, por encima de todo, en la construcción sociocultural de la que somos parte. Así, esta línea de experimentación pone el foco en lo considerado «menor», en los aprendizajes a los que les ponemos el cuerpo cada día, para actualizar las tradiciones que queremos mantener y poder cortar con las que hay que dejar atrás.
En un contexto de futuros inciertos, ya no buscamos diseñar ciudades enteras desde miradas totalizantes, sino trabajar desde el valor político de la empatía, el abrazo de la fragilidad y la construcción desde lo vulnerable o precario, para convertir lo común en nuestra fuerza más radical.
Dialogar con los espacios que habitamos en nuestras ciudades conlleva la necesidad de dar lugar a múltiples voces para conformar foros híbridos y abiertos. Sobre todo, prestar atención a quién habla y desde qué lugar lo hace, tanto como desde dónde se escucha. Pero también a quién no habla o lo hace sin ser escuchado.
Así, esta línea de experimentación propone instalar políticas de cruce en el diseño y uso de nuestros espacios públicos para dilucidar estrategias en las que múltiples actores interaccionen y consigan aportar una definición compartida de un mundo común.
Los arquitectos Sebastián Lambert y Francisco Núñez se preguntan cómo la arquitectura evidencia las asimetrías de poder y acceso a la información. Estudian data centers para dilucidar la materialidad de la infraestructura de los datos y así visibilizar su impacto político, social, espacial y ambiental.
¿Qué es la nube?, ¿cuál es su materialidad?, ¿cómo hacerla visible? Estas preguntas guiaron un mapeo colectivo y alternativo de la infraestructura física de los datos del país. Un tablero de evidencias con datos, imágenes, videos, cifras, links y noticias para visibilizar su impacto político, espacial, ambiental y social. Las preguntas resuenan más que las respuestas: ¿hasta dónde podemos ver?; ¿cómo construir evidencia de una red que permanece deliberadamente invisible?
Sebastián Lambert y Francisco Núñez
Exceso Expandido se conformó como un laboratorio de investigación colectiva, para ahondar en la construcción de nuevas sensibilidades en el encuentro con el territorio del ex Mercado Modelo. Abriendo los procesos internos del colectivo al público, trabajamos con el registro y la recolección de diversos materiales del entorno, buscando traducirlos a diferentes lenguajes, medios e interfaces audiovisuales. La sedimentación de las numerosas experiencias y capas de sentido que dieron forma a este espacio en tránsito permitió vislumbrar, a la vez, su trayectoria y potencialidades, lo que resultó —en generosas palabras del comunicólogo Jackson Araujo— en un «hackeo del paisaje».
Fol Cvetreznik, Guzmán Bergerau y Rafaella Varela
Parafraseando a Clarice Lispector y su «arte de pensar sin riesgos», se propuso un espacio lúdico y experimental en torno a la investigación y producción de publicaciones impresas, en tanto dispositivos de comunicación e intercambio, posibilitadoras de procesos creativos y afectivos.
Crear una publicación es un proceso reflexivo de carácter colectivo; supone una apertura al intercambio, a la afectación y al aprendizaje continuo, en las formas de hacer, de decir y de sentir. El laboratorio fue una invitación a acercarse a este proceso de publicar, a este espacio de investigación, experimento y juego, desde el cual cocrear, cruzar prácticas y herramientas, actualizar el vocabulario que nombra lo que hacemos y, «como quien nada pide, pensar (y publicar) juntes, con el disimulo de las palabras».
Darío Marroche
Casa Wang es un taller en Ciudad Vieja, que, a su vez, da nombre al colectivo de artistas que la conforman. La residencia fue una oportunidad para crear juntes, fusionando estilos y contenidos. Abrimos procesos creativos, formas de bocetar y proyectar una intervención mural, para desarrollar entre todes y generar, así, otra manera de hacer visible lo individual en el diálogo colectivo. «¿Qué diálogos encontrás en el Mercado?»
Lucas Butler, Cecilia Rodríguez, Fernanda Piñeirúa, Lucía Martínez, Cecilia Álvarez, Florencia Durán, Leandro Bustamante, Rodrigo López, Juan Contreras y María Noel Silvera
Se realizaron encuentros presenciales, en modalidad de talleres abiertos, con estudiantes de la cátedra de Diseño 3 Textil de la Escuela Universitaria Centro de Diseño y con público en general, sin conocimientos previos sobre textiles o diseño. Apelamos a la horizontalidad de los saberes, a volver a compartir espacios públicos y a salir de los espacios institucionales. Creemos que una verdadera universidad de puertas abiertas es aquella que sale a los barrios.
Trabajamos una inspiración emotiva como punto de partida, un momento en nuestro pasado en el que hayamos sanado una herida emocional, generando un relato sanador, del que se tomaron elementos para componer un boceto o una maqueta del collage. Dialogamos sobre la propuesta y la inspiración de cada uno para encontrar una forma tangible de plasmarla, sugiriendo posibles técnicas y estructuras plásticas. Como reflexión de este trabajo, invitamos a todos a «volver a lo aprendido, detenernos en lo sanado, llegar a nuestras memorias, hacerlas textiles».
La residencia del colectivo ReCorte en el ex Mercado Modelo propuso acercar al territorio la transformación del vidrio de desecho (plano y hueco) a través de variadas técnicas, tanto con altas temperaturas en hornos eléctricos como en frío. En este espacio, se implementaron dos modalidades de taller. Por un lado, se desarrollaron talleres con inscripción previa, que permitieron a grupos de vecinas aproximarse al trabajo en caliente, además de trabajar en equipo para proponer piezas propias a partir de herramientas creativas. Por otro, se testeó la modalidad de taller de corte en frío a demanda, que contó con la participación de público de variadas edades, entre las que destacamos niñas y niños. Además, esta modalidad posibilitó un mayor número de participantes, lo que
maximizó el impacto de la actividad.
Diseñamos objetos y muebles con materiales en desuso para transformarlos en nuevos diseños para un habitar distinto. Nuestro método de desarrollo se debe a una búsqueda de objetos que puedan ser pensados desde una actitud crítica y especulativa con relación a su entorno, presente y futuro. Los encuentros abordaron el diseño como una herramienta para idear y crear objetos futuristas pensando cómo podrían ser las cosas de otras maneras, imaginando nuevos y deseables futuros.
BACTERIAS URBANAS: INTELIGENCIAS DE UN PAISAJE BACTERIANO EN EL MERCADO MODELO
Nuestras ciudades engordan. Ingerimos alimentos procesados que no tienen memoria, que no tienen cultura. Comemos alimentos muertos, sin vida, antibióticos. Nos hemos preguntado: ¿cómo se construye un consumo? Y, con ello: ¿cómo se diseña un territorio? Pero, hoy, ¿qué inteligencias bacterianas no estamos dejando que emerjan? ¿Qué urbanismos bacteriológicos no estamos detectando? ¿Qué simbiosis urbanas entre la ciudad y el campo no estamos sabiendo diseñar? Presentamos una muestra de diferentes inteligencias bacterianas, en sus estados microscópicos, para que pudieran dar lugar a paisajes macroscópicos aún no imaginados.
El consorcio bacteriano que presentamos fueron fermentos, levaduras, que generan productos de limpieza, compostajes, bebidas, panes, cervezas, producidos por personas y empresas, que sostienen grupos de consumo, comunidades, sociedades que componen un urbanismo afectivo en la ciudad de Montevideo.
Mauro Gil-Fournier, Raúl Leymonie, Pedro Berger y Sofía Azcoytia
Como diseñadoras de materiales, sentimos la responsabilidad de difundir las nuevas materialidades que están surgiendo como alternativas para mitigar los efectos que la actividad humana tiene sobre el planeta. Dado este escenario, vemos la biofabricación y el desarrollo material como agentes de cambio, tanto por la contribución al medio que nos rodea como por la unificación del trabajo colaborativo, que generan nuevas herramientas para procesos más eficaces.
En el taller Biomaterializando con Historia, revalorizamos residuos alimenticios, articulando el pasado y el presente mediante el rescate, la clasificación, el procesamiento, el desarrollo material y la aplicación de alimentos de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana, impulsando la toma de conciencia colectiva para poder promover un cambio que contribuya a valorar los recursos existentes y nos haga reflexionar sobre nuestros hábitos cotidianos mediante una narrativa material.
Paola
Magela
¿Cómo es el territorio que habitamos? ¿Quiénes lo diseñaron? ¿Por qué? Un Mercado Llamado Deseo es un colectivo que busca esas respuestas, pero esperando un resultado variable.
La ciudad puede ser entendida como una sucesión de relatos, lugares e hitos que construyen nuevos mapas cartográficos y nuevos caminos. ¿Acaso el barrio no se construye en tu memoria por la felicidad de los bizcochos de la mañana de la panadería de la esquina? ¿De la calle cerrada que formaba el espacio perfecto para una canchita? ¿O de la imposibilidad de tu madre de trasladarte en un cochecito en un sitio sin veredas?
La ciudad que resiste la resisten les usuaries que la habitan y transforman, los relatos de generación en generación, la necesidad de la gente que demanda servicios y no la escuchan.
María Lezica, Belén Bastos, Virginia Delgado, Carolina Algorta, Florencia Linder, Karin Topolansky y Valentina Massud
Florencia Fischetti
Se trató de un workshop de corta duración pero de alto impacto, que desplegó una metodología y combinó dinámicas proyectuales intercarreras e interservicios
Maldonado, Camila Marabotto, Fenja Geisel y Zoë Powel Acosta, Victoria Cabrera, Ximena Bentancor, Mariana Schwedt, Lucía Berasain y Marcela RodríguezFacultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU)-Universidad de la República (Udelar), para reflexionar sobre el espacio público en el marco de la línea programática Gestión de Campus de Prorrectorado de Gestión.
El formato residencia generó un espacio de investigación-acción en el cual cuatro grupos experimentales e interdisciplinarios trabajaron, durante tres semanas, en territorios específicos del campus Udelar: Centro Goes, Facultad de Agronomía, Parque Batlle y Malvín Norte. El proceso contó con instancias mixtas, en subgrupos, y charlas disparadoras, con el objetivo de proyectar imaginarios posibles desde la acción: pensar-hacer-repensar. La consigna de las acciones fue que debían ser efímeras, reversibles y que volvieran al ex Mercado Modelo.
¿Dónde se encuentran los límites entre los edificios de la Udelar y el barrio? ¿Cómo podemos trabajar en ellos? ¿Cuáles son los vínculos de la Udelar —sus estudiantes, docentes y funcionarios— con su entorno urbano y la ciudadanía en general?
El resultado: cuatro acciones en territorio que reflexionaron sobre la naturaleza pública de los espacios de la Udelar, presentadas en el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad 2022.
Martín Cajade, Catalina Radi, Patricia Larrosa, Jessica Stebniki y Constance Zurmendi
Magalí Pastorino, Marcelo Roux y Jocelyn Ferreira
Josefina Anastasía, Ángel D. Viera, Matías de León, Sofía Donnangelo, Sofía Garrett, Mateo Gastambide, Ivana González, Johana Hernández, Santiago Marenco, Lucrecia Aguiar, Melissa Boné, Abigaíl Buenaventura, Karen Lewy, Florencia Petrone, María Pía Rodríguez, Darío Silva, Álex Fontana, Lucía Juárez, Agustín Recagno, Romina Romeo, Emanuel Sagasti, Micaela Sanabria, Agustín Viera, Martina Dey, Silvina Lindner, Ignacio Martínez, Juan Pablo Morales, Valentina Munist, Mikaela Pérez, Estefanía Rolando, Xuridra Sanabria y Florencia Saraiva
«Si sos adolescente, tomá una consigna y plasmá tu idea para que tu ciudad te lea.» ¿Es posible construir una ciudad como escenario accesible y habitable por las adolescencias, donde su voz sea el discurso central? Una ciudad renglón, una pared borde de la cuadernola, que invite a dejar una marca, opinar, elevar la voz.
Las reflexiones y los pensamientos surgidos fueron plasmados por les visitantes, a modo de instalación interactiva, en una maqueta a gran escala construida con técnicas vinculadas al diseño teatral.
Sofía Arocena, Alejandra Artigalás, Paula Martell, María José Fuentes y Matilde Nogueira
¿Quién no se metió en problemas en la niñez por pintar las paredes de la casa? ¿Quién no sintió ganas de expresarse más allá de los límites impuestos por una hoja de papel y hacer suyo un pedazo de la casa o, ya más grandes, de la ciudad? Por mucho que rezonguen los padres —o las autoridades—, así es como se inició el arte. Pintamos paredes de cuevas desde hace decenas de miles de años. Es más: estudios recientes demuestran que hasta un 25 % de las famosas pinturas rupestres de cuevas españolas fueron realizadas por niños entre los 2 y los 12 años.
Con la consigna «Somos gigantes», pretendimos que niños, niñas y adolescentes pudieran expresarse y mostrar su perspectiva del mundo. Y que dejaran, literalmente, su marca en las paredes de una ciudad que, muchas veces, no los tiene en cuenta.
Les pedimos a más de treinta niños y niñas que dibujaran las actividades que los hacen sentir gigantes y que luego plasmaran esos mismos dibujos con pinceles en un enorme mural en el Espacio Campo de Modelo Abierto. Además, participaron de una pegatina de otros dibujos en una pared aledaña, como recordatorio de que expresarse y ser tenidos en cuenta son parte de sus derechos fundamentales.
Valentina
El proceso de laboratorio cimentó las líneas de trabajo de la investigación Afectos y cuidados en la digitalidad. El desafío de colocar un formato totalmente inapropiado, limitado, en un espacio de sonidos y ruidos incontrolables provocó que la propia propuesta se concibiera desde el error, desde abrazar el glitch como parte del proceso, como elemento revelador de lo inesperado.
Pusimos en práctica el ejercicio conceptual de trasladar el no lugar que caracteriza la escenografía formateada y despolitizada de la ASMR, con fondos reproducibles, luces de neón, instrumentos globalizados y disparadores (triggers) de sensaciones automatizadas, ubicándolo en un espacio de multicreación y experimentación alojado en el esqueleto de un antiguo mercado de abastos. Nos alejamos, a su vez, del espacio íntimo y acogedor característico del formato, para analizar las distintas formas y vías de afecto en un lugar expansivo, amplio, que cubre, pero no contiene, que cuenta con paredes, pero está siempre abierto. En ese punto de encuentro atravesado por un movimiento colectivo, nos apropiamos de la herramienta, la resignificamos, subvirtiendo las estéticas imperantes del formato en busca de otras posibles formas de experimentación y reinterpretación.
¿Cómo comunicamos afecto en la digitalidad? ¿Qué medios o herramientas se facilitan para el cuidado? ¿Cómo repolitizamos nuestros medios de producción, creación y consumo?
Mapeamos lo que son, hoy en día —en términos generales y desde una mirada transfeminista y antirracista—, las herramientas de afecto que se articulan en los entornos digitales, y los modos de empleo y expresión alternativos.
L. García-Montejo en proyecto instalativo con bioplástico a base de fécula de mandioca
El AMM reúne, en formato digital, fondos y colecciones de origen público y privado, que quedan a disposición para ser consultados por la comunidad a través de la web. Responde a diversas funciones: es un archivo de la memoria social, continuo, abierto y flexible, que permite incorporar nuevas temáticas en forma permanente; constituye una importante fuente para investigaciones futuras, y contribuye a la valoración de nuestro pasado reciente. La versión digital de los documentos aportados se incorporó al repositorio institucional del IH, que garantizará su estabilidad, preservación y difusión.
Por más información, visitar: ‹amm.fadu.edu.uy›.
Nuestro objetivo era lograr, a pesar de la pérdida del uso original del Mercado, que el barrio del Modelo no perdiera su historia reciente. El Archivo de la Memoria del Modelo (AMM) es un proyecto de carácter documental etnográfico, integrado por una colección de imágenes y documentos relacionados con la historia colectiva del Mercado y sus alrededores.
Entendiendo el archivo como una plataforma que posibilita el rescate, el registro, la organización, el almacenamiento y la difusión de la historia local, se logró armar una colección única gracias a la colaboración de las y los protagonistas de la vida del Mercado, junto con el Instituto de Historia (IH) de la FADU. Se realizaron diversas tareas, como búsquedas archivísticas, jornadas de recolección de material y derivas por el barrio en busca de testimonios.
Agradecimientos a: Laura Alemán, Marcelo Amado, Carlos Baldassini, Mauricio Bossi, Pablo Canén, Omar Ceccone, Martín Cobas, Wilson Corbo, Allyson Curbelo, Daniel Fagúndez, Ernesto Flores, Roberto Frugoni, Gustavo Laborde, Cecilia Lombardo, Andrea López, Nicolás Macchi Muslera, Enrique Machado, Juan Maneiro, Virginia Oromi, Osvaldo Otero, Pablo Pacheco, Walter Palermo, Lucas Parodi, Tomás Pintos, Luis Polakof, Alberto Rosselli, Daniel Sosa, Mariano Verdes, Sara Viana, Jorge Vital, vecinos y vecinas del Mercado Modelo, Open FADU, IH-FADU-Udelar.
Soledad Cebey Pariz, Daniela Fernández López, Pablo Muñoz Ponzo y Elina Rodríguez Massobrio
Agustina Melitón Torterolo
Cecilia Almirón Rivas y Paula Cárcamo Carrera LucíaCiudad Posible fue una propuesta que buscó incluir diferentes formas de hacer, experimentando soluciones para los problemas y las propuestas que enfrentamos como ciudad y como barrio. Fue un espacio para la creatividad, la afectividad y la experimentación colaborativa hacia la búsqueda de ciudades integradas y accesibles para las personas. Constó de un ciclo de actividades, laboratorios, talleres lúdicos, charlas y debates sobre el futuro de nuestras ciudades y territorios.
Invitamos a participar de estas propuestas a vecinas y vecinos, activistas feministas, artistas visuales, músicos y músicas, productores y productoras audiovisuales, fotógrafos y fotógrafas, diseñadores y diseñadoras, cientistas sociales, especialistas en neurociencia y tecnología, referentes de los bienes comunes, investigadores e investigadoras de la innovación política para la democracia, entre otros y otras.
Las actividades, en su gran mayoría, fueron propuestas por el equipo de Montevideo Lab (MVDLAB): Taller de Prototipado: Recorridos Barriales, Retratos, Buena Noticia Portal, Ciudad para la Niñez y la Adolescencia, mesas 1 × 1, un mapeo y un taller de reciclaje para niñas y niños, además de charlas y conversatorios. A su vez, algunas actividades fueron articuladas por referentes invitados, como la instancia de Brian Macker para la creación de cartografías sonoras del ex Mercado Modelo y su entorno, y el taller de Samantha Navarro, Canciones Improvisadas.
A través de dinámicas de mapeo y de relatoría afectiva se dio visibilidad a diferentes saberes de la ciudadanía. Así, se generó un diálogo con las vecinas y los vecinos y se dio lugar a ideas de transformación local.
COORDINADORA DE MONTEVIDEO LAB
Andrea Apolaro
COORDINADORA DEL ÁREA MEDIACIÓN
Marcela Ambrosini
COORDINADOR DEL ÁREA INNOVACIÓN Y PROTOTIPADO
Paulo Pereyra
COORDINADOR DEL ÁREA COMUNICACIÓN
Valentín Río
COORDINADORA DEL ÁREA DISEÑO
Florencia Occhiuzzi
ÁREA ADMINISTRACIÓN, GESTIONES Y LOGÍSTICA
Sofía Antúnes
ÁREA MEDIACIÓN
Bernardina Ribas
MEDIACTIVISMO, DEL ÁREA MEDIACIÓN
Federica Turban
ÁREA DE COMUNICACIÓN
Victoria Castillo
ÁREA DISEÑO
Florencia Piuma, Uxia Rodríguez y Xavier Bauzá
Este diálogo tuvo lugar el 8 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto, entre Rafaella Varela, Guzmán Bergerau y Fol Cvetreznik, de Exceso Colectivo; Sebastián Lambert y Francisco
Núñez, de Data Center como Evidencia; Antonio Giráldez López y Pablo Ibáñez Ferrera (España), de Bartlebooth, y Diego Morera, de la Usina de Innovación Colectiva.
Invitamos a los dos colectivos presentes, Exceso Colectivo y Data Center como Evidencia, a que nos cuenten brevemente sobre su experiencia aquí.
Diego Morera (DM)RAFAELLA VARELA (RV) - Iniciamos este colectivo de una forma muy espontánea, fue bastante circunstancial, expandiéndonos y abarcando diferentes lugares. Somos un colectivo que hacemos visuales y comenzamos haciéndolo ya que queríamos entrar a una fiesta en la que no había más entradas. A partir de eso, se fueron desencadenando un montón de dinámicas y prácticas que nos abrieron las puertas para otros hechos que no nos hubiéramos imaginado.
GUZMÁN BERGERAU (GB) - Exceso [Colectivo] se excede constantemente porque siempre se sale un poco de lo que está acostumbrado a hacer. Entonces, siempre que aborda algo nuevo, suceden cosas inesperadas.
FOL CVETREZNIK (FC) - Este laboratorio fue una excusa para profundizar y ponernos en un lugar de investigación, poder explorar el potencial que tienen nuestras metodologías. Un punto muy im portante en las activaciones abiertas que hicimos fue mostrar nuestra forma de trabajo, acercar ciertos lenguajes, para que cualquier persona pudiera acceder fácilmente [y así] generar un espacio de intercambio.
RV - Le contamos sobre nuestro proyecto a Jackson Araujo y él lo resumió diciendo: «Ustedes lo que ha cen es hackear paisajes». A través de herramientas digitales, trabajamos con objetos y materialidades. Modelamos en 3D esos objetos y hacemos videos, que luego los traducimos en otras cosas.
Con relación a esta residencia, queríamos trabajar con las personas de acá y pensar en cómo hackear este paisaje, transmutar imágenes y objetos encontrados, para pasarlos, de alguna manera, a otras dimensiones.
SEBASTIÁN LAMBERT (SL) - Nosotros somos arquitectos recién recibidos. El año pasado realizamos nuestro proyecto final de carrera sobre las infraestructuras de los datos. Nos interesa estudiar, desde la arquitectura, el urbanismo y las
prácticas espaciales, la materialidad de la nube, que la entendemos como etérea, como inmaterial, pero que tiene un impacto ambiental, físico y social muy grande a nivel global. Entonces, a raíz de esta invitación nos propusimos ahondar en dónde están los data centers en Uruguay.
De alguna manera, es muy lindo estar cerrando nuestro laboratorio en este conversatorio con Bartlebooth porque muchos de sus libros fueron influencias para nuestro trabajo, como Arquitectura forense: violencia en el umbral de detectabilidad, entre otros. Esta idea de que la arquitectura puede evidenciar la violencia, que deja vestigio de lo que sucede en la sociedad, es [en] lo que estuvimos trabajando estas semanas.
Quizás hay mucho secretismo sobre la industria de los datos por razones obvias de privacidad, pero no existe mucha conciencia pública del impacto que tienen estos edificios. Al momento de enfrentarse a mirarlos y a entenderlos, uno se termina encontran do con una red de conexiones y relaciones, más que con datos específicos sobre su materialidad.
FRANCISCO NÚÑEZ (FN) - La propuesta para abordar el laboratorio fue poner temas sobre la mesa en el espacio público y compartirlos con la gente, con el barrio. Fue un ejercicio muy enriquecedor pensar qué herramientas tomar para realizar cartografías atractivas y amigables para el público. En este sentido, nos hicimos muy amigos de la plataforma Miró, con la que habíamos trabajado el año pasado, cuando participamos en un congreso de cambio climático, democracia y lo digital, en el que personas de todo el mundo podían sumar información y hacer conexiones. Esto nos sirvió para poder empezar a plasmar información muy fragmentada y opaca sobre esta realidad física.
También nos había inspirado mucho el trabajo del Grupo Toma llamado Especulópolis, que usaba la noción de tablero de evidencia como los detectives que atan hilos para buscar culpables. Nos parecía una forma muy atractiva de hacer cartografías más interesantes, salirnos del dibujo técnico y crear información a partir de trazos y fragmentos. Entendemos la experiencia de laboratorio como un espacio en el que realmente pudimos plantear un tema que en la academia no está presente.
Me quedé pensando en algo que mencionaron Pablo y Antonio, en la entrevista que tuvieron con Pablo Canén, con lo que me sentí muy identificado, sobre ser personas huérfanas disciplinaria y generacionalmente. Creo que existe cierta orfandad por muchos lados: por un lado, desde la precariedad, de no tener de dónde agarrarse, y, por otro lado, en términos de referencias o de a quién mirar. Me parece que, como estrategia para sobrellevarla, surgen otras redes que también son precarias en un sentido de resistencia, en las que el internet y lo digital empiezan a tener un rol muy importante, siempre tendiendo a una mirada crítica. En este sentido, quería preguntar si comparten esta sensación y si estamos creando una forma de comunicación propia de nuestra generación o del mundo que se viene, no del pasado, sino de lo que tenemos que construir nosotros. DM
GB - Me resuena mucho lo que decís, porque, al menos para mí, nuestro trabajo me ha permitido escapar de una prisión autocreada que está en relación con los límites de las disciplinas que estudié, en relación con las expectativas de lo formal. Esta forma de hacer circular la informa ción, los saberes y los lugares a ocupar nos ha permitido ampliar horizontes y zafar a la trampa de estos caminos que parecía que teníamos que recorrer con nuestras prácticas.
SL - Esto de ser un poco huérfanos creo que tiene que ver con no estar conformes con las maneras de hacer y con cierta búsqueda de pertinencia de lo que hacemos. Creo que puede ser una respuesta a un tipo de prácticas que sabemos que son hegemónicas, que están relacionadas con el mercado inmobiliario, con las relaciones de poder, de transformación de la ciudad y de los edificios desde un lugar que no empatizamos.
Fue muy fuerte entender que nuestra práctica era la de visibilizar, interpretar la infraestructura, abrir los ojos ante ella y preguntarnos qué se hace con esto o qué hacemos luego.
ANTONIO GIRÁLDEZ LÓPEZ - Es bonito poder reconocernos y encontrarnos; eso tiene un valor increíble que no siempre se da. Somos todos huérfanos, pero, si de repente nos encontramos en un mismo lugar, ya no somos tan huérfanos y nos abrazamos entre nosotros.
Me parecen muy interesantes los dos trabajos que contaron hoy, que tienen que ver con la accesibilidad a ciertas estéticas que no son hegemónicas. Es mucho más importante esa metodología que vosotros ponéis en práctica: el generar una visualidad más rota, en la que el 3D no está perfectamente cortado, porque no se piensa ya en un render que demora 24 horas, en la tarjeta gráfica que te tienes que comprar o el equipo que debes tener para trabajar. Y eso es un posicionamiento político del trabajo.
El valor del trabajo está en los modos de hacer, en hacer accesibles las cosas y, de ahí, en poder imaginar esas estéticas o esas visualidades rotas que tienen que ver con las lógicas de internet, con tutoriales de Youtube y con las lógicas de entrecasa, pero que tienen un posicionamiento político implícito detrás.
FC - Creo que existen estructuras muy rígidas en las que, muchas veces, nos encontramos atrapados. Entonces, tratamos de encontrar grietas por las cuales deslizarnos, y, en ese deslizar, nos vamos encontrando con mucha gente y nos vamos agrupando. Me hace pensar en lo importante de colectivizar la forma de hacer para poder competir con todo lo que no estamos de acuerdo. Siempre desde la precarización, encontramos herramientas que están a la mano y que son nuestro transporte entre las estructuras rígidas.
RV - A mí me resuena mucho lo de la no conformidad, para buscar formas más accesibles de poder llegar a otras cosas. Vamos a romper todo eso, vamos a desarmarlo, y cuando esté todo desarmado, vemos para dónde podemos ir y vemos a quién le puede servir.
Particularmente, Exceso Colectivo tiene una pata lúdica muy fuerte, que es la forma que encontramos para que las personas se puedan acercar. Es un juego que no viene del lado de la academia: se trata de venir a probar, y, en el error y el acierto, aparecen nuevas cosas que, sin dudas, hacen que sea divertido, pero también que aprendamos cosas, ir descubriendo nuevos alcances a medida que vamos compartiendo lo que vamos haciendo.
Eso da pie para conversar sobre haber utilizado este espacio [la nave central de Modelo Abierto], que es un espacio público. ¿Cómo fue ese diálogo con vecinos y vecinas? ¿Qué herramientas utilizaron para tender puentes? ¿Qué aprendizajes se llevan?
DM
FN - El equipamiento de las mesas fue muy amable para que cada colectivo formara su propio espacio y lo habitara de alguna forma. En ese sentido, fue interesante ver cómo cada colectivo fue cambiando el espacio. Jugó un rol importante el abrirnos al público para darle la bienvenida. Como decía Sebastián sobre el hacer visible, en nuestro caso, se trató también de crear nuestros propios términos en común, comunicarnos con la gente sobre conceptos que, para nosotros, también son difíciles de entender. Fue interesante pensar sobre lo que cada uno entendía sobre la red, empezar a utilizar nombres que se nos iban ocurriendo y, así, entender cuáles términos eran más interesantes para ser representados.
GB - Fue una experiencia espectacular hacer esto en una plaza pública, tener nuestro escritorio con nuestra computadora sobre una mesa, que es un bien muy preciado porque es nuestra herramienta de trabajo. El otro día, Leo Cappetto comentó que, cuando llegó, le había parecido que era un centro cultural más que una plaza, y el cruce de esas dos cosas es fantástico. La experiencia estuvo
atravesada por esas dinámicas y por el diálogo. Las palabras nos sirven para ahondar en algunas sutilezas; también nos separan o pueden generar otros puentes de lo común.
Nuestra primera actividad fue una deriva abierta por el sótano del ex-Mercado para encontrarnos con el espacio y con estos objetos que queríamos entronar. En esa deriva, se develó que ese encuentro con el espacio fue muy imponente para todes, hubo un momento de fascinación común. Este lugar nos conmovió a todes y luego cada une hizo lo que pudo.
Hubo algunas activaciones en nuestro laboratorio en que vinieron niñes a jugar y descubrir que tenemos algo en común. A mí, al menos, me amplió el universo de lo posible. Parece que tuviéramos vidas más felices y justas, más allá de lo que nos separa, más allá de la realidad.
Esta entrevista de Pablo Canén, docente de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, a Antonio Giráldez López y Pablo Ibáñez Ferrera, de Bartlebooth (España), tuvo lugar el 8 de abril de 2022 en la sala de Modelo Abierto. Bartlebooth es una plataforma de investigación y edición que examina la práctica espacial contemporánea.
¿Cuál es la pertinencia de gestionar una editorial vinculada a la arquitectura o, quizás, a las prácticas espaciales más que la arquitectura como disciplina?
PABLO IBÁÑEZ FERREIRA (PIF) - Para nosotros, no hay mucha tradición de libros de arquitectura en España y la que hay creemos que ha sido un espacio bastante ortodoxo y disciplinal durante mu chísimos años. Nos gusta pensar en la idea de prácticas espaciales críticas en arquitectura, para abordar discursos que no nacen directamente desde la disciplina, pero que sí abordan la construcción del espacio, como pueden ser la tecnología, las ecologías, las nuevas prácticas, etcétera.
También [porque] existe una ausencia de críticas en muchos discursos, mucho oportunismo dentro de la difusión o de la comunicación de la arquitectura en España, sobre todo encarnado por el formato de la revista, que ha sido siempre un espacio tendencioso y con poca crítica con respecto a lo que se está produciendo.
Asimismo, por la propia idea de problematizar qué es lo que más nos interesa. Siempre se nos dice que no analizamos la arquitectura, que salimos de la arquitectura, pero, para nosotros, la forma de entender la arquitectura es atravesarla desde otras miradas, que no son necesariamente disciplinales.
ANTONIO GIRÁLDEZ LÓPEZ (AGL) - Siempre nos hemos sentido muy huérfanos, en el sentido de que fuimos rechazados por nuestra escuela, que está más orientada a la edificación en concreto. Nos refugiamos en internet y en gente a la que nos íbamos uniendo, generando una comunidad de una manera muy orgánica. De esta
forma, comenzamos a construir lo que a nosotros nos interesa. Ahí nos dimos cuenta de que había un gran hueco y una demanda muy grande por dejar de hablar de fenomenología, de dejar de hablar de las pieles de las cosas, y empezar a hablar de otras cuestiones. Veíamos que muchos discursos críticos quedaban expulsados por otra clase de relatos más felices, más de coaching. Y así nos encontramos con un público huérfano que demanda ir más allá del edificio.
Yo les confesaba que no había codificado de dónde venía el nombre Bartlebooth y me comentaban que venía de un personaje que se dedicaba a unir piezas de puzle. De alguna forma, ustedes dan espacio a ideas que están expulsadas de los discursos más mainstream.
AGL - Sí, aunque el nombre sea muy pedante, difícil de pronunciar y algo que pusimos cuando teníamos 20 años, creo que habla de donde veníamos, de cómo consumimos productos en internet y cómo consumimos información. Recuerdo plataformas —por ejemplo, Tumblr— en las que quedaba muy desdibujada la autoría. Eran mosaicos de información en los que había un texto, una imagen, pero no sabías quién estaba detrás.
Yo creo que eso lo hemos mantenido: hemos hecho pocos libros que tienen un solo autor [o una sola autora]. Y si es ese el caso, en el prólogo siempre se pone en diálogo a otra persona y se friccionan diferentes voces. Nos sentimos muy cómodos con esas cuestiones más corales.
Es potente ver que a los 20 años comenzaron con un fanzine que luego fue deviniendo en una editorial y, posiblemente, en más cosas. ¿Qué abrevaderos de pensamientos son los que los desvelan?
PIF - Creo que hemos entendido el tema de los públicos a lo largo del tiempo. Sentimos que mucho de nuestro público es joven y creemos que hay hambre por ciertos discursos que escapen de lo hegemónico. Muchos de los trabajos que publicamos no le interesa tanto a gente vinculada a la construcción del espacio, sino más bien a las prác-
Cualquier video de estos [Selling Bricks] tiene muchísima más difusión y muchísimo más impacto que cualquier revista de arquitectura o de decoración, y es una mirada muy rica y valiosa.
Esa idea tan de rapero/a de identificar tu barrio y destacarlo nos parece un discurso contraarquitectónico que cuestiona esa idea homogeneizadora de la arquitectura.
Tomado de la conferencia realizada por Bartlebooth el 8 de abril de 2022
ticas artísticas, la cultura digital, etcétera. Creemos que esto le da un valor importante al proyecto, que llega a un público más amplio.
AGL - Creo que la cuestión es cómo politizar el espacio y los objetos cotidianos. El diseño tiene discursos teóricos y filosóficos aterrizados en objetos concretos, por lo que tiene la capacidad de disputar y demostrar que están cargados de ideología y política. Nuestra labor es articular y detectar prácticas arquitectónicas y artísticas para conectarlas con una realidad material al alcance de todo el mundo.
Pablo Canén, Antonio Giráldez
López y Pablo Ibáñez Ferreira. Por Andrea Sellanes
En las últimas publicaciones que realizaron suenan términos como lo poshumano, la reobservación de espacios públicos desde miradas disidentes, la cuestión del protocolo exacerbado en la pandemia como una herramienta de gestión biopolítica y otros. Creo que, efectivamente, es potente analizar cuáles son los pensamientos desde las prácticas espaciales y cómo lo arquitectónico transmuta de un lado hacia otro. ¿Ven una posibilidad y un riesgo en cómo la disciplina se vincula con los nuevos conceptos filosóficos?
AGL - Sí, hemos visto, ayer, un ejemplo claro de cómo se tomaba un término que estaba de moda, que era muy fácil, para ser vendido a una municipalidad, [cómo] se despolitizaba completamente y se vendía como un producto de marketing. Ese es el riesgo que frecuentemente vemos en la arquitectura, al menos en España.
Entonces, algo tan bobo como publicar un texto como Hacia una arquitectura menor o Arquitectura forense es dar recursos a la gente para que, con menos de 20 euros, pueda comprar estos libros y sacar sus propias conclusiones. Intentamos, sim-
plemente, poner sobre la mesa ciertos conceptos para que cualquiera se pueda armar de ellos y pueda tener nuevas herramientas interdisciplinales que vayan más allá de la edificación.
Respecto a la disciplina, hay un concepto que me gusta que es lo extradisciplinario, que es ir fuera para volver dentro. De alguna manera, generar fricciones con otras disciplinas para poder ensanchar o ver los límites de esta. Me parece muy interesante.
PIF - Sobre la brecha por nuevos imaginarios en prácticas arquitectónicas, creemos que hay mucho por hacer. Nos interesa, generacionalmente, representar prácticas que no son necesariamente superteóricas ni superheroicas, sino que responden, más bien, a nuevas sensibilidades, nuevos imaginarios encarnados con visiones humildes de discursos amplios.
Hay ciertas huidas a abordar problemas por una cuestión de precariedad, en la que la arquitectura ha perdido cierta agencia. Pero con pequeñas intervenciones se puede politizar el espacio de una manera poco heroica, más bien activista.
El contexto de la crisis económica española, a razón de la burbuja inmobiliaria, ¿fue, para una generación, una oportunidad intelectual para moverse un poco del lugar y llegar a esta práctica menos heroica o de entender también que en el campo de la escritura y lo editorial hay un marco que tiene que ver con otro ejercicio de la disciplina?
AGL - Nosotros nos criamos con una efervescencia de proyectos activistas. Era el contexto del 15M, momento de repensar las plazas y los espacios públicos. Tenemos una relación y admiración por esos proyectos de arquitecturas colectivas, pero sabemos que fracasaron por negarse a entender el marco capitalista, a realmente comprender que es necesario subsistir económicamente y que hay que hacer prácticas viables económicamente. Es una generación que no supo entender las reglas del juego; entonces, quedaron al margen, y eso impidió que esos discursos continuaran.
Nosotros hemos venido de ese desencanto, que se ha traducido en una desesperanza bestial hacia nuestra generación. De hecho, miramos mucho más hacia aquí porque vemos mucho más compromiso, vemos gente de nuestra generación o más joven de sarrollando ciertas prácticas que están reflexionando sobre cosas que en España es imposible encontrar.
PIF - Creemos que, por un lado, toda esa generación ha tenido un compromiso político con el espacio público que ahora es difícil de encontrar, ya que, si pensamos en la generación joven actual, hay mucho trabajo vinculado a la vivienda privada, muy poca propuesta politizada y no hay una arquitectura pública.
Si vemos los colectivos de esa generación, que hoy en día tienen una práctica interesante, son los que han sabido moverse en otras aguas, que han sabido trabajar compitiendo con otro tipo de estructuras de trabajo, privadas o más neoliberales, como, por ejemplo, en Barcelona, con las cooperativas. Ellos han sabido trasladar todas estas luchas y sensibi lidades barriales y transformarlas en cooperativas que surgen en un marco concreto de voluntad política de hacer vivienda pública.
Pero creo que ha faltado, sobre todo, analizar las es
Tomado de la conferencia realizada por Bartlebooth el 8 de abril de 2022
tructuras de trabajo que pueden permitir otro tipo de producciones y cómo hacerlas viables y sostenibles sin depender de ciertos contextos políticos favorables, de gobiernos de izquierda que permitieron hacer proyectos públicos, pero que, en el momento que desaparecieron, dejaron una gran ausencia. Entonces, creo que esa incapacidad de permanecer y evolucio nar en ciertas estructuras de trabajo es quizás lo más desesperanzador para nosotros.
Muy interesante balance generacional. Quiero volver a un tema que mencionaron muy brevemente y es la cuestión del traducir.
PIF - A medida que empezamos a trabajar, nos fuimos dando cuenta de que muchos discursos y trabajos en España tienden a observar a Europa o a Estados Unidos, casi como un acto de flagelación de mirar al que tenemos al lado que es más rico. Creemos que hay mucho valor en traer muchas voces en castellano, para que un libro circule a mucho más público de Latinoamérica y Europa. Para noso tros, es más natural publicar en castellano y mirar mucho más hacia Latinoamérica que a Europa, y es en lo que estamos intentando trabajar.
AGL - Vemos que el inglés se está convirtiendo en la lengua vehicular para las prácticas culturales, y esa es una realidad, fruto del privilegio de ir a Norteamérica y, sobre todo, de espejarse solo con Europa. Hacemos un proceso de mirar a otros lados y com partir. Yo he venido a otro hemisferio a compartir, y ese compartir es importante mantenerlo.
Realmente tenemos una voluntad política de que los libros sean accesibles, no solo en términos de idiomas, sino también en términos económicos. Entonces, para nosotros, cuando hablamos de esta captura de términos como lo menor, lo forense, lo afectivo, lo que hacemos es ofrecer alternativas.
Si antepusiéramos la ética a la estética, ¿qué arquitecturas poblarían las portadas de las revistas?
Este diálogo tuvo lugar el 7 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto, entre Darío Marroche, de Microutopías; Carolina Pereyra, de Ruido; Belén
Machado (Argentina), de Proyecto Piraña; Fer Cozzi (Argentina); Jessica Berón, y Diego Morera y Jimena Ríos, de la Usina de Innovación Colectiva.
Invitamos a los dos colectivos presentes, Microutopías, que participó del Laboratorio [Público] Modelo Abierto, y Ruido, que fue parte del ciclo Campo de Acción, a que nos cuenten brevemente sobre su experiencia aquí. Diego Morera (DM)
DARÍO MARROCHE (DMA) - La experiencia de resi dencia se enmarca en la línea de experimentación que planteó Modelo Abierto en torno a los afectos comunes. Estas relaciones afectivas fueron las dis paradoras de las actividades que hicimos, que también son desde las cuales trabajamos generalmente en el proceso de publicar. Tuvo el nombre «El arte de publicar sin riesgos», inspirada en un texto que estaba leyendo [sobre Clarice Lispector] y que le da el espíritu que queríamos traer al Mercado Modelo.
La idea era plantear el ejercicio de la reflexión y el intercambio, pero sin olvidar la parte más lúdica, divertida y crítica que tiene lo que hacemos, que es por la que lo hacemos. Fue una experiencia que planteamos como un proceso de investigación y no tanto de producción en sí. Entonces, varias de las actividades fueron de trabajo de mesa, en un formato de estudio abierto, como si estuviéramos trabajando en nuestro taller. Después se socializaron algunas instancias y se fueron cruzando conversaciones sobre temas en común, pensando si eso podría devenir o no en una publicación, siempre preponderando el proceso.
No vinimos con una prefiguración de publicar algo en cierto tiempo, con determinada temática del barrio, sino que se trató de plantear ejes o temas de investigación y, a partir de ahí, invitar a proyectos amigos a pensar. El haber estado mucho tiempo trabajando con una propuesta que fuera bastante abierta permitió contagios, esa «viralidad positiva», como decía Jackson Araujo ayer. Estábamos abiertes a lo que estaba pasando alrededor y, si venía gente, la propuesta era tomar un café y charlar sobre qué era lo que estaba pasando.
Lo que estamos haciendo últimamente es asumir la publicación como práctica artística y como proceso. De hecho, la última publicación que sacamos se llama Lxs artistas no hacemos obras. Inventamos prácticas [de Silvio Lang] y es un manifiesto que habla sobre esta mirada a partir de lo que hacemos y no tanto del resultado final.
CAROLINA PEREYRA (CP) - Ruido es un grupo de diseñadoras gráficas estudiantes de la licenciatura en Diseño de Comunicación Visual [de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo], que trabajamos en colectivo diseñando y escribiendo fanzines. El año pasado sacamos cuatro fanzines e hicimos un quinto fanzine en modalidad taller en el Espacio Campo, en el ciclo Campo de Acción.
Ruido surgió a partir de la necesidad de comunicarnos y de contactarnos con nuestras propias compañeras porque ya no íbamos a la facultad. En un principio, casi siempre trabajamos en formato digital por la pandemia. Entonces, cuando se abrió la oportunidad de trabajar en un taller, decidimos trabajar en frío y salirnos también de nuestra zona de confort, despegarnos un poco de la computadora y que fuera más fresco en ese sentido.
Dimos un taller en el que hicimos un fanzine que se llama Contra, temática decidida junto con los colaboradores que vinieron. Fue bastante intenso: trabajamos en cuatro instancias con distintas metodologías de trabajo en las que conocimos a un montón de gente interesada en la materia del fanzine y de lo editorial.
Me llama mucho la atención, ya que vengo del mundo de la arquitectura, la capacidad que tienen todos los que están acá, hoy, de generar colaboraciones y redes entre sí. Incluso acá mismo, Fer Cozzi cedió las tipografías a Ruido, Ruido trabajó con Microutopías, y Proyecto Piraña también. Esto habla de saber dar lugar al otro, de confiar en lo que esa persona o colectivo va a hacer y de la capacidad de permeabilidad para dejarse atravesar por otras disciplinas u otros intereses.
Entonces, lo que quería preguntarles a todes es si les parece que eso es algo que viene con su disciplina específica y que ya es natural que pase, o si es algo generacional, un posicionamiento político más propio de nosotres. ¿Por qué creen que eso se da con tanta fluidez? DM
Fer Cozzi, Belén Machado, Darío Marroche, Jimena Ríos, Diego Morera, Carolina Pereyra y Jessica Berón. Por Andrea Sellanes.
BELÉN MACHADO (BM) - Me interpela un montón lo que decís, porque cuando estudié diseño industrial, si bien tampoco es arquitectura, no era tan flexible como el mundo del diseño gráfico. Sentía también que, por lo menos en la FADU [Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo] de la Universidad de Buenos Aires, había una competitividad muy alta, una cuestión de egos, de quién es mejor y quién tiene la mejor idea. Y me pasó totalmente lo contrario cuando empecé a trabajar con el universo más independiente y de publicaciones de fanzines. Existe una cuestión muy propia de la esencia del ambiente, de construirse entre todos. Ves lo que hace el otro y le preguntás: «¿Cómo lo hiciste?, ¿cómo empezaste?», y se genera un intercambio a la par, sintiendo que si vos te asociás con otro, crecés. La obra del otro te puede encantar o no, pero lo que hace es único y sí o sí va a sumar a lo que voy a hacer yo porque no lo puedo imitar. Yo creo que se da muy naturalmente el querer trabajar con otro porque lo admirás. Y esa persona probablemente sienta lo mismo conmigo o con cualquiera de nosotros.
El fanzine siempre surge a partir de poder distribuir libremente, de que la idea gire, entonces tiene que ser amigable y tiene que ser generoso con el otro.
FER COZZI (FC) - Yo creo que, a medida que una va armándose como profesional y elige qué quiere hacer, empieza a tomar decisiones de con quién se quiere relacionar. Pienso que está bueno tomar conciencia y elegir con quién trabajar, a quién darle voz, a quién darle lugar.
CP - Mi proceso de formación es muy reciente: soy estudiante y no tengo mucha carrera profesional, pero siento que es muy importante la metodología de trabajo que entendí en la facultad. Creo que hay muchas materias en las que la propuesta es con base en un trabajo horizontal, democrático, en el que se opina, en el que todos hablan para que nadie quede atrás. Todo eso yo lo aprendí en clase y después lo puse en práctica en la vida.
Pero también no todo es color de rosa en el diseño gráfico: hay un montón de ambientes agresivos en los cuales también ser mujer es superimportante. Quizás tenés mucho talento, pero poca experiencia, y hay una persona que va a decidir si servís o no. Todas esas dinámicas entran en juego, que no tienen nada que ver con lo que vale una como profesional y como persona mucho menos.
Tiene que ver con abrazar la sorpresa y el error. En ese error, encontrar una sorpresa para seguir adelante. De esta forma, se puede llegar a resultados, cada vez más inesperados. Desde el punto de vista de la solidaridad, cuando estás haciendo algo, lo dejás ahí y la otra persona lo toma, lo transforma, y puede suceder algo que es totalmente desconocido. Jimena
Ríos (JR)DMA - Hay algo hasta terapéutico en esto de enfrentarse a un problema e intentar buscar la solución colectivamente, no solo desde la generosidad o de la humildad, sino buscando esas potencias o esos posibles complementos que se dan a partir del encuentro o que se dan a partir de esas afinidades más ideológicas, políticas, que son las que te hacen, después, mantener contacto con algunas personas y no con otras.
También, sin el otre tampoco hacés mucho o no llegás muy lejos. El amor o el afecto que vos le ponés a tu proyecto sabés que el otre se lo pone al suyo. La vinculación desde ese lugar, que es desde el amor, no es desde un lugar competitivo, con fines de lucro: lo hacemos porque es lo que nos gusta hacer y tenemos la suerte de poder seguir haciéndolo. También es importante problematizar ese privilegio, decirnos: «Puedo estar haciendo lo que hago y ¿qué más puedo hacer?».
Alrededor de trabajar en colectivo, compartir vino y conversar de lo que se está haciendo, se generan otras preguntas, otros pensamientos, otras hipótesis que quedan en el tintero para seguir trabajando. JR
JESSICA BERÓN (JB) - Hay que hacer un clic para llegar a ese proceso de valorar el colectivizar o intercambiar. Después ya no podés volver atrás y no te podés imaginar trabajando sola.
Quería preguntarles también sobre lo contrario. Cuando del otro lado existe hostilidad, ¿todas estas redes que se tejen son formas de resistencia? DM
DMA - Enfrentarse a una situación de incomodidad yo creo que también te enriquece. Entender cómo reaccionás ante eso, a ese estímulo, y con eso salir de la zona de confort. Como en esta experiencia en el Mercado Modelo, que está abierto y están pasando cosas todo el tiempo. Esa simultaneidad siempre fue increíble, pero, por momentos, no es confortable porque, a veces, hace frío o hay ruido, pero te acomodás a esas condiciones. Eso te potencia a tratar de concentrarte o no, a salir a pasear y ver qué está pasando.
FC - A mí me gusta mucho la palabra discusión. Tiene una muy mala connotación, pero me encanta discutir, porque en una discusión no debería haber superficialidad. Una discusión es un debate de ideas y de expresiones. Enfrentarse a la hostilidad en una discusión puede nutrir tu propio argumento y la otra persona se va con su argumento o con el tuyo. A su vez, puede generar baches de encuentro en los que quizás no todo es hostil y no todo es opuesto. Una tiene que saber cuidarse de no meterse en lugares donde la va a pasar mal, pero me parece que está bueno obligarse a enfrentar ciertas situaciones. Hay algo ahí que te activa; incluso en la mala experiencia aprendiste algo, vivirlo hace más que no hacerlo.
Está bueno enfrentarse a modelos discursivos que no nos hacen sentido, me gusta mucho encontrarles el sentido, porque, si no, nos armamos una burbuja donde todo es genial. Si yo me quedo solamente con lo que somos nosotros —me encanta lo que hacen—, somos todos geniales, pero nos perdemos una parte, y esa parte también es importante.
Trabajar sobre las contradicciones, con el choque de opuestos, con las ironías. Yo encuentro cierta seducción en eso. JR
BM - Esa incomodidad, a veces, invita a otras cosas. También hay muchos proyectos que surgen a partir de algo que te incomoda. Encontrarte frente a frente con las incomodidades y decir: «Esto no me gusta» o «esto me parece que no va con lo que pienso» te obliga a proponer.
Tenemos algunas preguntas que nos hicieron llegar estudiantes. Una de ellas es: ¿por qué letras? ¿Qué tuvieron las letras para seducirte?
FER COZZI (FC) - ¿Qué me gusta de hacer letras? Que estás tra bajando con algo que todo el mundo sabe qué es. Yo no me voy a poner a inventar la forma de una a; la a es así por una convención social de hace miles de años. Entonces, ya existen reglas, pero en el medio todo es posible, porque puedo contar una letra de mil maneras distintas. Las tipografías, para mí, tienen un montón de reglas que seguir y, a la vez, una infinidad de cosas que se pueden hacer con ellas.
Esta entrevista de Jessica Berón, docente de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y miembro del Comité Académico de la Usina de Innovación Colectiva, a Fer Cozzi (Argentina), diseñadora de tipografías independiente, graduada en la Universidad de Buenos Aires (donde se desempeña como docente de la maestría en Tipografía), tuvo lugar el 6 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto.
No sé cuántas disciplinas tienen esa puja constante entre la convención y la fantasía absoluta. Porque es esa dualidad lo que hace que, si te volvés medio loca en un alfabeto que estás dibujando, igualmente se lea porque el ojo decide que quiere leer algo ahí y va a esforzarse para ayudar a que lo que hiciste tenga sentido. Para mí, eso es maravilloso, primero, porque es una expresión y, por otro lado, por el nivel de utilidad que tienen las letras.
FC - Para mí, hay tantas maneras de trabajar la tipografía como personas en el mundo. No creo que haya un método que alguien pueda replicar, porque todos tenemos que crear el método que nos haga sentido en nuestra vida.
Para empezar un proyecto, yo necesito tener una idea. Pero una idea no es «quiero hacer una letra que sea así». Las ideas vienen de todos lados. Todo el tiempo tenemos ideas, todo el mundo tiene buenas ideas, el tema es cómo se concretan.
En mi caso, intento que las ideas no vengan del mundo de la tipografía. Hay un montón de tipografías hechas; yo no quiero hacer algo que alguien más hizo. Si alguien más lo hizo y está buenísimo, ¿por qué lo voy a hacer yo? Si alguien ya está haciendo cosas que están buenas, yo no quiero hacer lo mismo. Entonces, las excusas que me propongo para armar tipografías son muy variadas. Por ejemplo, tengo una tipografía, que todavía no está terminada, que está inspirada en mi mascota, en mi primera eriza. No hay mucho misterio: estaba cenando, pudo haber habido algo de vino en el medio, la vi correr por la casa, su forma, sus espinas, la rapidez con la que se mueve, cómo se hace bolita, y me dije: «Necesita una tipografía». Me senté a dibujar. Y si te muestro las letras y no te digo nada, quizás es una tipografía más, pero si te muestro una foto, te muestro la letra y te cuento, quizás te parece clarísimo.
Para mí, cualquier cosa puede ser disparadora de un proyecto de tipografía. El tema es estar superpermeable a que ese estímulo te incomode, te genere algo y quieras responder a eso. Me parece que cualquier persona que se mueva en el campo creativo necesita salir a buscar las ideas. Las ideas no te van a venir a tocar el timbre, a decirte: «Che, ¿querés hacer una tipografía conmigo?».
Creo que la única manera de hacer las cosas es trabajar un montón, hasta que la cosa aparezca, sabiendo que el trabajo implica también etapas de crisis. Yo lloro todas las veces debajo del escritorio diciendo: «¿Quién me manda a hacer esto?».
FC - Depende de para qué. Yo tengo mis trabajos sola, pero también trabajo en conjunto para clientes o tengo tipografías en colectivo con otros diseñadores.
Está bueno trabajar con alguien, pero con alguien que sea distinto a mí, no que haga lo mismo que
de la conferencia realizada por Fer Cozzi el 6 de abril de 2022
yo. Me gusta pensar que si trabajo con otro es porque quiero estar un rato en su cerebro y quiero ver qué dice, qué hace, qué es lo que propone. Estoy muy abierta a que salga mal, porque puede no salir bien. Podemos terminar siendo muy buenos amigos y el proyecto no salir porque no lo cuadramos, pero me gusta eso. En el trabajo en colectivo tenés que estar dispuesta no solo a que tu idea no gane, sino también a que alguien más toquetee tus dibujos.
Eso pasa mucho en el taller [de proyecto de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo] y es fuerte. Hay que intentar…
FC - … Soltar. El proyecto que estás haciendo no sos vos. O sea, si yo estoy trabajando con vos y te paso mis letras, y me decís que la n es un desastre, no estás diciendo que yo soy una mala persona y merezco lo peor: estás diciendo que la n es un desastre, nada más, y la podemos mejorar.
Me parece que se trata de desprenderse. Es una expresión de una, pero no soy yo. Es un recorte en mi vida que puede ser hoy de una manera y mañana de otra. Por ejemplo, yo abro archivos viejos y digo: «¿En qué estaba pensando cuando hice esto?». Porque la Fer de ese momento tenía una manera de hacer las cosas, otra visión de cómo quería el resultado. Está bueno tomar distancia de la propia creación o del propio trabajo y decir: «Eso es mío, pero no soy yo».
Todo lo que soy aparece en mis letras, como yo quiero, cuando yo quiero, porque si las estoy haciendo yo, no pueden no tener partes de mí.Tomado
Hay una particularidad en tu trabajo y es que todas tus tipografías tienen nombre de mujer, y eso es una maravilla. ¿Por qué? O, mejor dicho, ¿para qué?
FC - Fue una decisión que tomé, y a veces estoy muy arrepentida, pero la voy a sostener.
El mensaje que tenés que dar es el contrario.
FC - Sí, ya lo sé, perdón. Mis inspiraciones son muy variadas y no entiendo bien cómo se nombra una fuente. A veces, tengo el nombre antes de hacer la tipografía. Otras veces, tengo la letra lista y me pregunto: «¿Cara de qué tenés?».
Yo necesito razones por las cuales hacer las cosas. Me hace sentido buscar que el nombre represente algo, que cuente una historia. Y, en ese sentido, puedo demorar un montón en nombrar una fuente ya que hago una investigación. Por ejemplo, si las formas me hablan de ciencia y tal vez de química, entonces voy a buscar mujeres de ciencia que hayan hecho aportes a la química.
Me encargo de que cada presentación de una tipografía tenga un párrafo que diga por qué se llama así. Me parece que nadie lo debe de leer, pero a mí me deja tranquila espiritualmente. Creo que es un aporte para contar otra historia. Mi
ilusión es que quizás despierte la curiosidad de alguien más, que se entere de cuál fue el aporte de esas mujeres a la ciencia, a la astronomía, al deporte, a la música. Quizás es un disparador de algo más o inicia una conversación al respecto.
No creo que, porque una tipografía se llame June por una científica, se use para la ciencia. Esa es la relación que no creo que vaya a tener lugar. Pero si alguien lee que June se llama así por June Almeida, googlea quién es, se entera y arranca su propia cadena de investigación.
Es toda una declaración política. Hay un fundamento detrás de lo que estás contando y está bueno entender que hay argumentos para las decisiones que se toman en el mundo del diseño.
FC - Todo lo que hacemos es una decisión moral y política, y está bueno perder la inocencia [y entender] que nada de lo que hacemos es liviano. Puede estar más o menos cargado, puede ser más o menos explícito. Vivir, existir, habitar un espacio, elegir participar de un conversatorio, estar hoy acá, tomar la decisión de con quién tomás un café y con quién no, todo eso tiene una carga política.
¿Te has encontrado en el mundo una tipografía tuya y has pensado: «¿Qué hicieron con mi chiquita?»?
FC - Sí, claro. Me ha pasado de decir: «¿Esa tipografía es mía?». Porque, si es mía, ¿qué pasó? Eso lo hice yo, pero no lo hice así. O si lo hice así, estaba pasando un mal momento.
FC - Nada, seguir adelante con tu vida. Una vez que existe la tipografía y está suelta en el mundo, yo no tengo nada que hacer. Yo ya hice lo que quise con ella, entonces ahora es del que la tiene: que haga lo que quiera. No me preocupa, me divierte. Me parece que está buenísimo ver cómo se apropian de mi trabajo. Me parece que es lo más divertido hacer algo que es útil para alguien más.
Es importante pensar que, así como el lenguaje es dinámico, se construye y modifica realidades, la tipografía, haciéndose cargo del lenguaje, también hace lo mismo.Tomado de la conferencia realizada por Fer Cozzi el 6 de abril de 2022 Berón y Fer Cozzi. Por Andrea Sellanes
Tiene que ver con lo que mencionabas de que es tu proyecto, pero no sos vos. De alguna forma, al hacer una tipografía, la entregás al mundo para que otros diseñadores trabajen con ella.
FC - Tal cual. Lo primero que hay que entender es que no estoy armando obras de arte: estoy armando herramientas. Entonces, lo mejor que puede pasar con una herramienta es que sea usada. Yo quiero que la gente la use, la manosee, la mueva, que haga lo que quiera, y me parece que está buenísimo.
¿Un mensaje que quieras darles a las futuras diseñadoras?
FC - Que hay que abrazar la imperfección, abrazar las incomodidades y construir a partir de eso: de estar incómoda constantemente sin saber si lo que estás haciendo está bien. Hay un margen de seguridad que todos tenemos, pero está bueno el sentirte incómoda, decir: «Esto lo podría hacer de otra manera, esto podría estar distinto, esto podría estar mejor». Me parece que desde ahí es imposible no crecer.
Al obligarnos a estar incómodos en la piel de uno y en el mundo que habitamos, podemos construir cosas mejores, básicamente porque las vamos a querer cambiar.Tomado de la conferencia realizada por Fer Cozzi el 6 de abril de 2022
¿De dónde venís? ¿Cuál es tu formación?
BELÉN MACHADO (BM) - Es gracioso porque yo estudié en la FADU [Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo] de la UBA [Universidad de Buenos Aires], pero muy poco tiempo. No pude engancharme, pero también pasé por muchas facultades. En la FADU hice Diseño Industrial durante tres años. Después, hice la UNA [Universidad Nacional de las Artes], hice curaduría y también la carrera de Artes Visuales. Nunca me quedaba mucho tiempo en las carreras porque, en general, siempre trabajaba mientras estudiaba y siempre me interesó más trabajar que estudiar. Entonces, me fui para ese lado, y Proyecto Piraña nació en medio de todo, entre cambio de carreras y pasando del diseño a las artes visuales. Por eso, al principio, tuvo una cuota grande de diseño y, luego, fue más al arte independiente.
Esta entrevista de Carolina Pereyra, del colectivo Ruido y estudiante de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, a Belén Machado (Argentina), de Proyecto Piraña, tuvo lugar el 6 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto. Proyecto Piraña es una plataforma de difusión artística que comprende una tienda de publicaciones independientes (Kiosko Piraña), un festival de artes interdisciplinarias colectivas (Festival Voraz) y una pequeña editorial.
¿Cuál fue la necesidad de crear este proyecto? ¿Fue por estos cambios que nos estabas comentando?
BM - Sí, con un amigo hacía billeteras de papel de Tyvek, un material de plástico biodegradable, muy resistente. Las hacíamos con estampados que no eran de artistas en particular, sino tomados de internet. Quería empezar a trabajar con artistas independientes y ahí es que empecé a buscar gente de Buenos Aires y de otros países. El primer formato de Piraña fueron billeteras de papel, luego comenzó a mutar con el correr del tiempo y se abrió más hacia el mundo editorial. Empezó, entonces, desde una mezcla de diseño industrial con diseño gráfico y de colaboraciones con artistas.
Comentabas que Proyecto Piraña se tornó algo más editorial. ¿Pensás que Piraña tiene un estilo?
BM - Los primeros libros de Piraña tenían que ver más con mis amigos, que son ilustradores, historietistas. Me parecía muy lindo ver sus cuadernos, pero no en el final, cuando lo suben a Instagram o en alguna muestra, sino el poder ver cómo llegaban a una idea y todos los procesos en el medio de esas ideas. Había miles de hojas que tal vez no estaban pintadas y que, para mí, eran espectaculares porque son lo secreto, lo que no sabés y que viene antes.
Entonces, los primeros libros tenían que ver con eso, con tratar de capturar el secreto de esa persona, desde el proceso cotidiano que es escribir en un cuaderno [hasta] empezar a trazar lo que después se iba a terminar armando. La verdad [es] que a mí me gusta valorar el proceso más que el resultado. Me gusta ese momento, que también da lugar al error, a que algo salga mal para ir para atrás y volver a empezar.
¿Trabajás vos sola al momento de diseñar? ¿Cómo cruzás el trabajo con el artista con el que vas a realizar el proyecto?
BM - En general, surge de mí hacer un libro, pero, muchas veces, a la par con el artista, porque hay un interés mutuo entre lo que hago yo con Proyecto Piraña y lo que hace el artista con su obra. Entonces, si es un libro, intento que sea a la par en términos conceptuales. Quizás después el armado del libro o algunas decisiones finales las realizo yo. Pero a mí me interesa mucho que los autores hagan lo que tengan ganas y que sea su libro, que no hagan lo que yo quiero. Prefiero sorprenderme, pensarlo juntos y que cada uno pueda tomar decisiones.
¿En dónde buscás la inspiración para crear tus proyectos, para pensar en los colaboradores? ¿Qué buscás en ellos?
BM - Me di cuenta de que me gusta mucho facili tar, ser el medio para que las cosas pasen, ya que, a veces, siento que en algunos de los proyectos hace falta algo de organización. Por ejemplo, hay un montón de fanzineros que crean publicacio nes increíbles, pero no van a venderlas, y pienso: «¡Qué lástima! Está buenísimo lo que hacen». Eso lo empecé a hacer para ir a ferias y, para mí, fue una necesidad que, a veces, siento que es medio egoísta porque es lo que yo quiero. A mí me encantaría ver una mesa llena de esas cosas, entonces, prefiero hacerlo yo, y lo hago y tengo una mesa increíble y estoy contenta.
Esto me pasa con las colaboraciones para hacer remeras o libros. Pienso: «Yo mato por tener este libro, pero todavía no existe, ¡hay que hacerlo!». Después no sé si le gusta a la gente o no, pero necesito que exista porque valoro la obra de este artista y me da lástima que se pierda en su habitación, un lugar donde nadie lo va a ver. Quiero que las cosas pasen para que el artista pueda seguir desarrollando su obra y que sepa que tiene un contexto que lo acompaña, para que se haga más fácil el camino.
Queremos ser y somos un patio de recreo para que artistas y amigues colaboren, creen y crezcan juntes.Tomado de la conferencia realizada por Belén Machado el 7 de abril de 2022
Tomado de la conferencia realizada por Belén Machado el 7 de abril de 2022
¿Qué es lo que más te gusta de Proyecto Piraña?
BM - Me gusta la idea de que se sienta amigable. Me gusta la sensación de que, desde afuera, la gente quiera ser parte, que se acerquen, y que luego se genere una dinámica muy de entre pares. Me gusta mucho más la idea de intercambiar que de endiosar el proyecto.
Justo, el otro día, estaba hablando con la psicóloga sobre que, en realidad, me interesa Proyecto Piraña a nivel personal porque es donde puedo hacer lo que quiera. Me siento muy libre porque no hay reglas. Si una trabaja para otro lugar, tiene que seguir una lógica visual ajena; en cambio, acá yo puedo hacer lo que quiera.
Eso es lo que me inspira también a hacer cosas absurdas. Me dicen: «¿Vas a escribirle a un artista colombiano para hacer una remera?». A mí Piraña me da el contexto para decir: «Sí, le escribo», y si se da, buenísimo. Y luego, de repente, veo a gente en Argentina teniendo remeras de artistas de otros países y otros artistas sienten que pueden participar, y eso me parece superpoderoso. Habilitar la posibilidad: eso es lo que más me gusta.
Carolina Pereyra, Sofía Miranda e Isabel Lenoir, de Colectivo Ruido, y Belén Machado, de Proyecto Piraña. Por Andrea SellanesA veces editamos libros, a veces hacemos festivales, a veces vendemos fanzines, hacemos una colaboración con amigues, o creamos una plataforma para compartir videos, pero siempre, siempre, siempre, nos divertimos.
Tomado de la conferencia realizada por Belén Machado el 7 de abril de 2022
Entonces, considerás que Proyecto Piraña es un habilitador para el intercambio, para generar redes...
BM - Me gustaría serlo; si no lo es, es lo que quiero ser. Quiero que pase que alguien tenga ganas de hacer algo y que luego de que pase por Piraña la obra del artista se haya enriquecido mil veces más, o porque vio la obra de otros, o porque sacó su mejor lado, o porque entendió lo que no quería ser. Me gusta que, si pasan por Proyecto Piraña, sea para potenciar la obra del artista, que sirva para impulsar.
Al momento de diseñar, ¿seguís alguna línea estética? O hablando de generar espacios de libertad, ¿te regís bajo alguna constante?
BM - Trato de ver lo que pasa a mi alrededor y, a la vez, tomar esas cosas que me parecen interesantes. No sé si tomé alguna decisión, pero, como todos, sabés lo que te gusta y lo que no. Depende mucho de la obra del artista, porque algunas obras quedan mejor en algunos formatos más que en otros. Por ejemplo, a algunos artistas el libro gigante les quedaría increíble y para otros les quedaría enorme porque su obra es más íntima.
En términos generales, confío en que lo estelar sea el artista y yo me meto en algo subyacente. Habilito para organizar que el libro salga bien y no meterme tanto en la obra. Junto con el artista, intento darle sentido y un orden. No creo que tenga una forma de diseño única, que siempre tenga un mismo recurso.
A su vez, en algunos proyectos en los que se necesita un diseño, como, por ejemplo, Kiosco, que es un club de suscripción, o Voraz, que es un festival, preferí que lo hiciera otra persona. Me pongo más quisquillosa en la decisión de a quién invito, pero luego de elegir la persona y decirle: «Hay que hacer esto», suelto y confío en que lo va a hacer bien. Confío: «Yo no lo voy a hacer mejor que esta persona, esta persona lo va a hacer increíble». Dejo que lo haga y yo solo me pongo contenta y lo celebro.
Algo que muches artistas dicen es: «una obra está terminada cuando llega a otre y le otre la puede leer y transformar». Proyecto Piraña busca ser ese medio para transformar esa obra e impulsar a que más gente tenga ganas de producir y que no tenga miedo de equivocarse. Planteamos el error como objetivo principal.
Este diálogo tuvo lugar el 6 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto, entre Leticia Varela y Luciana López, de Intersección Textil; Carolina
Fabrasile y Celina Collazzi, de Re-Corte; Jackson Araujo (Brasil), y Jimena Ríos, de la Usina de Innovación Colectiva.
Invitamos a los dos colectivos presentes del Laboratorio Público Modelo Abierto, Intersección Textil y Re-Corte, a que nos cuenten brevemente sobre su experiencia aquí. Jimena Ríos (JR)
LETICIA DUARTE (LD) - Para nosotras, es un compromiso cotidiano participar de estos espacios, ya que, muchas veces, existen miradas superficiales sobre la moda. Se cree que la moda es algo que pasa en la pasarela o en los centros comerciales, pero es algo que todos hacemos cotidianamente, son formas de expresarnos, de vivir, de sentir.
En la Escuela [Universitaria Centro de Diseño (EUCD) de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU)] formamos parte de una cátedra que trabaja la reconstrucción como método para pensar una moda sostenible y sustentable. Nos parece un legado importante para dejar, para pararnos a mirar la moda desde otro lugar, sacarle esa cuota frívola y poder ingresarlo, de a poco, en la academia. Entonces, siempre tratamos de formar parte de estos espacios.
En el caso de Modelo Abierto, ha sido un espacio totalmente enriquecedor porque aprendimos a potenciar, junto con el equipo de la Usina y en este lugar, una idea, un proyecto, y empezamos a ver hacia dónde queríamos ir, hacia dónde estábamos apuntando.
LUCIANA LÓPEZ (LL) - Trabajamos con lo que llamamos relato sanador. Les pedíamos a los participantes que buscaran, en su memoria, un momento pasado en el que hayan tenido la sensación de sanar algo. No tenía por qué ser algo grandioso, no tenía que ser un gran duelo, podría ser algo sencillo. Primero, nos abríamos nosotras, les contábamos algún duelo sanado para romper el hielo. Algunas personas realmente se sensibilizaron con la propuesta.
Habíamos estado trabajando, el año pasado, con el equipo de la Usina y rescatamos cuestiones que queríamos seguir trabajando: poder abrirnos, poder contarnos cosas, la charla que se da en un espacio, generar ámbitos donde una se puede abrir y hablar de ciertos temas. Queríamos trabajar en
un espacio que fuera seguro, [en el] que la gente se sintiera segura para poder sacar esa memoria que íbamos a transformar en textiles.
Vinieron muchos estudiantes, y estuvo buenísimo conocerlos desde otro lugar, [conocer] otras cosas de esas personas. Esto es una crítica a la academia porque, mientras somos estudiantes, no hay espacio o tiempo para entender que venimos con un montón de bagajes, sufrimientos y felicidades. A veces, hay tantos objetivos a lograr que nos olvidamos de que si tratáramos un poco más estas cuestiones afectivas aprovecharíamos mejor el mundo en que vivimos hoy.
LD - ¿Qué pasa con los relatos y las formas que tenemos de narrar sobre las cosas que nos suceden y cómo los vinculamos con la materialidad? Cuando estamos trabajando con materiales y, sobre todo, en la parte textil, se produce una especie de química automática en el ambiente, donde el diálogo es fundamental. Empiezan a surgir dudas, comentarios, chistes, canciones. Es una magia linda y extraña que se genera en esos espacios de trabajo.
Mucho de lo que surgió tiene que ver con nuestras propias historias de vida. Tenemos una prenda de la infancia que adoramos o nos cuesta desprendernos de prendas que ya no nos entran y las guardamos como un tesoro. También trabajamos con reliquias textiles de tiempos del pasado, como los manteles de las abuelas. Hay historias familiares sobre esas iniciales que se bordaban en las sábanas, en los manteles bordados para los cumpleaños; ahí hay un amor y dedicación que hemos perdido sobre el textil y nos interesa volver a recuperar.
CAROLINA FABRASILE (CF) - Nosotras venimos del Laboratorio de Vidrio del Centro de Diseño [la EUCD]. Somos un colectivo que está formado por dos docentes y tres estudiantes. Vinimos a Modelo Abierto a trabajar con las personas, con el barrio y con quien quisiera acercarse. Siempre trabajamos transformando un objeto que ya existe porque no hay una industria del vidrio en Uruguay. Utilizamos residuos que ya fueron usados para algo, tanto botellas como ventanas, y les damos un nuevo uso.
Una de las innovaciones en este proyecto fue el trabajo en vidrio en caliente. Por primera vez, llevamos el horno de la escuela al barrio. Pudimos acercar a otras personas las técnicas de trabajo en altas temperaturas, que, generalmente, quedan encerradas en cuatro paredes. Trabajamos con fusión, deformaciones, fusión entre distintos vidrios, talleres de corte en frío o de transformar botellas en otros objetos.
CELINA COLLAZZI (CC) - Notamos la diferencia entre dar clases a estudiantes de diseño y gente que no viene de ese ámbito. Las personas que se aproximaban venían buscando otra cosa, enfocadas en el hacer, en acercarse al material, sacarse el miedo de los materiales en general y del vidrio en particular. Fue un aprendizaje para los participantes, y, para nosotras, ver esa diferencia.
El laboratorio se planificó a raíz de lo que veníamos haciendo en la facultad [FADU], pero tuvimos que hacer un proceso de flexibilización y desarrollar la capacidad de ir cambiando y adaptarnos al público que participaba.
CF - Algo que no pudimos lograr fue que las participantes se sentaran a proyectar, pero me parece que estuvo muy bueno estar integradas y en un espacio tan amplio. Las personas que estaban paseando por el lugar podían pasar, acercarse y preguntar qué estábamos haciendo. Personas que no habían planificado hacer el taller terminaban cortando botellas. Ese intercambio con el medio se dio por ser un espacio abierto.
Es superinteresante pensar cómo relacionar estas dos propuestas, porque las dos tienen un vínculo muy fuerte con el material.
Enfrentarse a un material como el vidrio, que da cierto miedo, y jugar son una forma de reflexión. Seguramente, mientras las personas estaban lijando botellas, en sus cabezas estaban pasando pensamientos.
Me parece que estas técnicas creativas despiertan siempre reflexiones que pueden desembocar en otro lugar, en otro momento.
Me gustaría conversar sobre lo que pasó con el taller de vidrio, porque siempre había mucha gente jugando, niños rompiendo botellas. El taller era un cazacuriosos, daba ganas de ver qué estaba pasando con cada granito de vidrio. Y también en relación con el taller textil, en donde se generaban rondas mucho más íntimas, en las que la gente pasaba y miraba, pero no se animaba a sumarse espontáneamente, por el clima de concentración. JR
JACKSON ARAUJO (JA) - Escuchando los dos colectivos, estoy pensando que existe una línea que puede unirlos, que es la experiencia. Me parece que es donde Modelo Abierto puede colaborar con la academia. Es necesario colocar la experiencia frente al aprendizaje, tomarlos de la mano, transformar la experiencia como ese lugar fundante y generador de conocimiento. Por un lado, esa parte más lúdica del vidrio roto, esas ganas de romper vidrios, que creo que tiene que ver con una forma de romper sentimientos reprimidos, ya que somos educados para no atravesar ese límite. Es una búsqueda distinta a la investigación que hizo el equipo de textil, que propone hacer cartografías a partir de las narrativas de las personas, desde un lugar de cuidados. Todo el mundo está precisando ese cuidado, entonces, cuando abrís esa posibilidad, la gente se conecta muy fácilmente.
Entonces, los colectivos son muy complementarios entre sí: mientras que el equipo de vidrio está saliendo, [yendo] para afuera, el equipo textil está entrando al interior de cada participante. Uno trabaja con sonido y el otro, con silencio.
LL - Al iniciar cada taller planteábamos que el dolor es algo inherente a la humanidad, aunque vivamos en la cultura de la felicidad y siempre tengamos que ser felices. Tenemos que salir de ahí y entender el dolor como algo natural del ser humano.
JA - Ese es un lugar muy importante para que ustedes amplifiquen, porque tuvieron pocos hombres participando en los talleres. Amplificar la posibilidad masculina de sentir dolor es un punto muy positivo para deconstruir la masculinidad tóxica.
LL - En una ocasión, vino un chico a acompañar, le dije que se animara, pero no pudo con la barrera. Por lo menos, disfrutó mirando, le costaba, creo que tenía vergüenza, timidez o miedo, sobre todo, a hacerlo mal. Creo que su miedo era no saber cómo hacerlo o quedar en ridículo por no saber hacer las cosas.
JA - También se puede pensar sobre el no equivocarse como una práctica colonial de masculinidad tóxica: vos tenés que ser el hombre que siempre acierta para transformarte en el padre de familia que va a llevar el dinero al hogar. No podés equivocarte.
CF - En ese sentido, se parecieron nuestros talleres porque nuestra participación también fue mayoritariamente femenina. Los hombres se quedaban mirando, costó mucho que se animaran a hacer. Es algo que nos cuestionamos mucho: si tenía que ver con que nosotras somos todas mujeres, con el ego, con que somos todas muy jóvenes, con temas de género establecidos en la sociedad.
JA - Levantar hipótesis es importante, es parte del sentido de la investigación científica, y analizar problemas que no vamos a resolver nosotros: los va a resolver el poder público.
LD - También observábamos que somos dos mujeres que hablábamos de temas sensibles, que también pueden generar una distancia. La mayoría de las estudiantes que tenemos son mujeres, el plantel docente también; en ese sentido, somos una amplia mayoría. Creo que ahora debemos empezar a pensar por qué sucede esto, tenemos que debatir estos temas.
De todas formas, a mí me llamó mucho la atención en el espacio, sobre todo los fines de semana, el sistema de cuidados, que, en general, está a cargo de las mujeres. En este caso, la participante venía al taller, y su marido y sus hijos estaban disfrutando del resto del espacio, era una forma de participar. Decían: «Vamos todos y te acompañamos de ese espacio que querés disfrutar».
JA - ¿Cómo vamos a quebrar ese círculo vicioso de miedo al afecto, puesto que el miedo es un afecto? Con certeza, tenemos que pensar sobre eso.
Esta entrevista de Denise Rozza a Jackson Araujo (Brasil), comunicólogo especializado en comportamiento de la moda, activista por la racionalización creativa para la sustentabilidad y director del festival multicultural Trama Afetiva (una plataforma de investigación de diseño sobre innovación regenerativa para residuos de la industria textil), tuvo lugar el 6 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto. Traducción por la Usina de Innovación Colectiva.
¿Cómo surgió tu motivación por el activismo enfocado en la racionalización creativa para la sustentabilidad y cómo se conecta este movimiento con el festival Trama Afectiva, del que sos creador?
JACKSON ARAUJO (JA) - Es muy importante para mí este momento porque estoy cursando la maestría en Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Viniendo, originalmente, de una formación de periodista, estoy desafiando todo mi conocimiento adquirido hasta ahora, para entender, por ejemplo, que cuando hablamos de moda, también estamos hablando de arquitectura, o cuando se habla de calles, podemos estar hablando sobre vías de acceso a la transformación.
Nunca fui un periodista que hablaba de moda desde los colores, los moldes, el volumen, los estampados. Siempre intenté entender las propuestas como una construcción de narrativas. Gracias a mi curiosidad, viajé por el mundo entero. Fui a París, Tokio, Milán, Nueva York, Londres, donde hice coberturas de desfiles internacionales. Mi curiosidad me llevó también a estudiar arquitectura, diseño y urbanismo para intentar entender cuáles son las estrategias que nosotros, blancos privilegiados, podemos colocar en la academia, para deconstruir la colonización y entender cómo la moda puede ser una herramienta de racismo.
Yo estaba en primera fila de todos los desfiles, recibía regalos de las marcas para comprar mi opinión, hasta que me cansé de esa estructura porque no me veía más a mí mismo formando parte de una gran mentira. Todo lo que era impuesto cuando trabajaba de periodista de primera fila de moda, que yo llamo vieja moda, y que todavía hoy
es impuesto son valores de supremacía blanca, de ignorar el feminismo, de potenciar el racismo, de continuar dándole la espalda a la emergencia climática.
En este sentido, fue muy interesante lo que el colectivo Simbióticas Lab [del Laboratorio Público Modelo Abierto] comentó hoy: cómo aprendieron que basura es una palabra que no se usa más. En su lugar, empezaron a usar residuo y entendieron que los residuos son recursos, son una nueva mo neda. Exactamente desde esa construcción de la perspectiva de una nueva moneda es que llegué a este lugar.
Salí de la primera fila, rompí con la vieja moda, estuve un año pensando sobre lo que iba a hacer. Eso fue entre 2014 y 2016, cuando entendí que la colaboración que podía dar a ese lugar del que yo no quería formar parte era colocarme en un sitio de fragilidad y vulnerabilidad.
Porque es muy fácil decir que las mujeres de la periferia están en vulnerabilidad social, que los negros son siempre vulnerabilizados por la sociedad blanca, que las mujeres sufren con el machismo estructural, que los indígenas están siendo asesinados, que los bosques están siendo destruidos. La vulnerabilidad siempre aparece en tercera persona. Si nosotros nos reconocemos en ese lugar de vulnerabilidad como un todo, podemos ser los profesionales que modifican la moda que estamos viendo suceder hoy.
Yo no creo en el futuro; me parece importante decirlo. El futuro ya llegó, es hoy, es ahora. Tene mos que cambiar, y estar dentro de un proyecto de este tamaño, con estas presencias [se refiere a Modelo Abierto], es una acción de transforma ción del hoy. Es lo que yo llamo micropolíticas, lo que Foucault llamó microfísicas del poder, que es intentar construir un cambio del entorno a partir de tu propia presencia.
Entonces, el festival Trama Afectiva fue construi do de esa forma. En 2014 fui convocado por la fundación cultural de Hering [Fundação Hermann Hering] para crear un proyecto de comunicación de su gestión. Me preguntaron si tenía algún proyecto para ejecutar que se tornara un pilar de comunicación de la fundación y les conté de
interdependencia.
Trama Afectiva, un proyecto sobre la relación entre marcas, científicos, periodistas, creadores, dibujantes, diseñadores, la sociedad civil, intere sados en salir del lugar de la vieja moda y llenar un vacío. Eso fundamentó la necesidad de hacer el festival Trama Afectiva, que comenzó siendo una plataforma de experimentación de upcycling, para transformar residuos de la industria textil en nuevas narrativas, que podrían ser productos, textos, ropas o el silencio.
Nunca entramos en el taller diciéndoles a las personas que estaban participando: «Nosotros queremos que ustedes resuelvan el problema del residuo de la industria textil creando algo nuevo», porque habría sido incoherente. Porque si estoy discutiendo esa hegemonía del capitalismo, que lo único que hace es producir para que la gente compre, no puedo incentivar a las personas a hacer nuevos productos.
Siempre es un momento muy especial cuando abrimos las inscripciones porque nos abrimos a lo inesperado. Tenemos una pluralidad muy grande de personas interesadas: desde costureras de la periferia hasta activistas negras, activistas travestis, personas que viven en favelas, personas vinculadas al Movimiento de los Trabajadores [Rurales] sin Tierra. Hay una variedad de personas interesadas en ese lugar de la transformación porque son personas que ya vieron, antes que nosotros, desde su propia vulnerabilidad y de la falta de recursos, la importancia de transformar residuos en una nueva moneda.
En lugar de racionalismo, sentimiento; en lugar de individualismo, pluralismo, y en lugar de independencia,Tomado de la conferencia realizada por ackson Araujo el 6 de abril de 2022
Cuando trabajamos con upcycling en nuestro proyecto, lo llamamos tecnología de la feijoada, porque la creación de la feijoada, dentro de la mitología cultural brasileña, se constituye como un plato hecho de porotos negros con restos de carnes que las clases altas, en la época de la esclavitud, desechaban. Nosotros tomamos esos textiles y los transformamos en un nuevo plato.
Los residuos que utilizamos no son retazos de tela, son almacenados en espacios enormes llenos de cientos de rollos de telas. Es muy impactante entrar a estos espacios porque te das cuenta de que no alcanza solamente con cambiar la perspectiva de la gente que está participando de esta mesa de conversación: esta discusión tiene que ir a la escuela, a los niños, tiene que ir a los lugares donde la gente actúa en un ambiente de confort y privilegio, y mostrar que no exis te ninguna solución para ninguna industria del mundo, en mi opinión, que no sea transformar privilegios en responsabilidades.
Entonces, Trama Afectiva es un gran encuentro que se parece mucho a lo que está sucediendo aquí. Estoy muy feliz y emocionado porque estamos conectados. Esto significa que realmente estamos creando nuevos ambientes de lo que yo llamo viralidad positiva, donde nos podemos contaminar con cosas buenas los unos a los otros.
El gran secreto es no trabajar solamente lo afectivo entendido como el amor, que de por sí sería lindo porque el amor es la mayor arma de revolución que existe en el mundo. Trabajamos con la idea del verbo afectar, que tiene que ver con transformarnos en este ambiente de viralidad positiva. Y juntos podemos afectar nuevos grupos, y cada grupo va construyendo dentro de ese ambiente un pilar, una esencia de micropolítica. ¿Cómo puedo transformar el todo si no puedo transformarme a mí mismo, [transformar] mi entorno, mi grupo de trabajo, mi escuela, el edificio donde vivo, los desechos que tiro a la basura?
¿Cómo
JA - Todo mi trabajo sobre moda está basado en entender que la moda es comportamiento, es la narrativa del tiempo en el que vivimos.
Cuando comenzamos a trabajar en Trama Afectiva, era muy pulsante el concepto de resignificar los residuos de la industria textil, y fue ahí cuando empezamos a entender que los principales residuos de la industria textil no eran las telas, sino las per sonas. Al final de cuentas, la moda siempre estuvo empeñada en esconder, abajo de la alfombra, las corporalidades políticas: cuerpos negros, indígenas, travestis, mujeres que no quieren ser fetichizadas, cuerpos de hombres que no quieren ser tóxicos. Porque todo lo que está fuera de esa alfombra es lo que vende. Pero hoy, gracias a esas corporalida des políticas que se cansaron de estar escondidas, estamos viviendo una gran transformación.
Entonces, percibimos que el gran residuo que teníamos que trabajar era el residuo de los cuerpos políticos y salimos del residuo de tela y fuimos al residuo del cuerpo. Luego entendimos que sí estábamos aptos para hablar de nuevos asuntos porque estábamos estudiando lo que es fundamental, lo que está en la estructura.
No podemos romper con las estructuras criticando desde afuera: tenemos que explotar el sistema por dentro, lo que llamamos terrorismo cultural. Tengo que tener el apoyo de la industria. Ellos me tienen miedo porque estoy cuestionando estos patrones, pero preciso estar dentro para decir: «No da más que ustedes sigan promoviendo esta explotación de recursos naturales y humanos sin retornar a la comunidad algo positivo».
La moda no es más sobre ropa, sino sobre personas.
¿Qué reflexión nos podés dejar de la experiencia de todos estos años? ¿Pueden visualizar el impacto en las distintas personas que han pasado por el festival?
JA - Hay una frase que define todo eso: «La moda no es más sobre ropa, sino sobre personas». Este es nuestro gran pensamiento y legado.
Todos los patrocinadores que se quieren aproxi mar a un proyecto disruptivo preguntan cuál es el impacto, y el impacto siempre se entiende como dinero. Preguntan: «¿Cuánto voy a ganar haciendo esto?». Y es un dolor que siempre tenemos, porque no creemos en ese impacto, creemos en el cambio. Para llegar a ese impacto, no existe una única solución, porque esa solución es la que nos trajo a este lugar de destrucción de la naturaleza.
Entonces, empezamos a mapear los pequeños impactos que construimos a lo largo del proceso, con entrevistas a las personas que pasaron por el proyecto, preguntándoles cómo cambió su vida en términos económicos. Pero lo que fue importante para nosotros fue encontrar personas participando del proyecto que se percibieron como gordas, negras o travestis.
No hay moneda ni dinero que pague eso, porque estamos colaborando para que esa persona se reconozca en su propio lugar de acción, dentro de un sistema que le dice que no puede ser gorda, negra, trans ni mujer. Ese es el gran impacto que nosotros tenemos y es el gran aprendizaje que ustedes van a tener en este espacio. Porque no es un espacio concebido desde la academia: es la academia siendo contaminada por el entorno. Por eso, me parece importante hacer una lectura amplificada del lugar de acción del Mercado Modelo: ¿quién[es] estaba[n] aquí antes, en esta tierra donde nosotros vivimos? No éramos nosotros, eran los pueblos originarios.
Una vez me preguntaron: «¿Qué nos conecta como América Latina?». Es el dolor de los pueblos originarios y los pueblos negros transportados en la diáspora africana. Es ese dolor y las pocas conquistas que las corporalidades políticas hicieron y hacen para continuar resistiendo y viviendo de una manera un poco digna, que tiene que inspirarnos para hacer el cambio.
Este diálogo tuvo lugar el 7 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto, entre Valentina Massud, Belén Bastos y Virginia Delgado, de Un Mercado Llamado Deseo; Paola Maldonado, de Simbióticas
Lab; Raúl Leymonie y Mauro Gil-Fournier (España), de Urbanismos Afectivos, y Diego Morera, de la Usina de Innovación Colectiva.
Invitamos a los tres colectivos presentes, Un Mercado Llamado Deseo, Simbióticas Lab y Urbanismos Afectivos, a que nos cuenten brevemente sobre su experiencia aquí.
Diego Morera (DM)VALENTINA MASSUD (VM) - Mauro estuvo conversando recién [en su entrevista] sobre las ciudades afectivas. Esto es muy similar a lo que planteamos nosotras para el Laboratorio [Público Modelo Abierto], ya que la ciudad afectiva es la ciudad feminista que soñamos, pero con mejor prensa. La ciudad feminista no se trata de una planificación previa ni de reglas a seguir: se trata de escuchar, se trata de un discurso político, y cuando digo un discurso político, hablo de un discurso de resistencia.
Entonces, como resumen de nuestro trabajo, no propusimos una planificación, sino que propusimos una escucha, caminamos, derivamos, utilizamos las herramientas disponibles. Principalmente, trabajamos desde la deriva, el caminar en un barrio del que ya todas nos sentimos parte.
Todas las personas que viven en el barrio se acercaban a nosotras a contarnos sobre este lugar como si fuera una herida. Tantas historias diferentes, pero todas como una herida en el alma por haber crecido con este bicho funcionando, que siempre les dijeron que se iba a ir. Eso es algo fantástico que nos repitió todo el mundo: desde que volvió la democracia, siempre le decían a la gente del barrio: «El Mercado se va». Y, cuarenta años después, se fue.
Entonces, en la ciudad afectiva y la ciudad feminista, se escucha, primero se escucha. Después podemos pasar a lo otro, pero hay un paso previo que fue lo que hicimos acá, que fue conocer el territorio y escucharlo.
PAOLA MALDONADO (PM) - Desde nuestra forma de trabajo y de actuar, partimos de tres pilares, que son: la investigación, el desarrollo de materiales y el compartir el conocimiento que vamos generando. Entonces, para el laboratorio nos preguntamos: ¿qué pasaba antes en el Mercado?, ¿qué se hacía en este lugar? Aquí se centraba el comercio de todas las frutas y verduras de Uruguay y se generaban muchos residuos. Nosotras tenemos un foco muy importante en la revalorización de esos recursos, que entendemos que son mal llamados residuos.
Para nosotras, son una materia prima increíble. Entonces, decidimos ir por este lado, como una forma de seguir generando algo que vincule el pasado con el presente, pero desde nuestra mirada, que es el desarrollo de biomateriales.
Entonces, propusimos un hilo conductor que fue desarrollar biomateriales con frutas y verduras para confeccionar una tote bag [bolsa de tela]. Fuimos a la UAM [Unidad Agroalimentaria Metropolitana] y ellos mismos nos recolectaron residuos de estación con los que trabajamos, que en ese momento eran papa, cebolla y peras.
Luego, aquello que planificamos se fue diluyendo porque las participantes se apoderaron del laboratorio y nosotras fuimos acompañando el proceso de ellas. Ellas venían con otras inquietudes, estaban ávidas de generar texturas, y eso nos pareció mucho más rico y enriquecedor que plasmarlo en un producto terminado.
RAÚL LEYMONIE (RL) - Nosotros también estamos, desde lo personal y desde lo colectivo, en ese proceso de revisar lo que nos enseñaron, como una especie de deconstrucción y construcción de una sensibilidad hacia la naturaleza, hacia los seres con los que convivimos.
Hay una historia sobre las cafeteras [se refiere a la historia sobre el trabajo de las mujeres que vendían café en el Mercado narrada en el documental Las cafeteras, dirigido por Nicolás Macchi (2021, Uruguay, 14 minutos)], que ustedes conocen, que es trágica, que es dura, pero que, en realidad, es una historia que sucede y sigue sucediendo y no se puede callar. Tenemos que, de alguna manera, hacer visible y entender esta cuestión antrópica de cuánta gente estuvo acá y cuánta gente dejó una huella. Es mucha energía que, cuando vamos a pensar en este espacio, tenemos que tomar en cuenta.
La ciudad que tenemos fue construida con determinadas reglas, pero es muy joven, estamos recién construyéndola. Cuando uno piensa sobre el tiempo y compara con los tiempos de otros lugares, se da cuenta de que en eso tenemos una ventaja enorme, porque estamos recién en el comienzo de construir este lugar, empezando a escucharlo, empezando a entenderlo, y creo que estamos, en ese sentido, en un buen camino.
VM - Hay algo mayor en esa construcción, en lo que quienes construyen la ciudad tal vez no piensan y no escuchan. Aquí es donde hago una crítica a la academia. Por ejemplo, yo egresé [de arquitecta] hace tres años y en mi vida escuché las cosas que aprendí, después, por autoconocimiento.
RL - Nosotros fuimos educados y seguimos educando en un formato que, por suerte, este tipo de experiencias deconstruye y pone en cuestión. Entiendo también que hay mucha política en la ciudad que se está practicando y eso, para mí, es una gran revolución. Quizás el tiempo y la distancia no nos permiten verlo porque estamos en el medio de la ola, habitando este momento.
Y, pensando en nuestro taller, quizás el mayor aprendizaje son estas pequeñas historias de personas que nos acompañaron, que, amplificadas, son historias increíblemente hermosas. Y esto nos da ganas de seguir construyendo esa red de pequeñas historias.
VM - Resistencia.
RL - Resistencia, desde un lugar sano. Porque hay otra forma de revolución que es mucho más inteligente, entiendo yo, porque es mucho más pequeña, pero, a su vez, mucho más grande, que va construyendo, va sembrando semillitas que, en algún momento, van a germinar.
Esto se puede relacionar con lo que comentaba Mauro, en su entrevista, sobre hacer lo que hacemos desde donde seamos nosotros mismos, desde el atrevimiento y la osadía, que pueden desplegar una creatividad infinita. En su caso, el atrevimiento de trabajar con materiales naturales de temporada, o de no hacer lo que tenían pensado en un principio, o también de trabajar desde el vínculo con el barrio de una forma que no estamos acostumbrados. DM
BELÉN BASTOS (BB) - Nosotras nos hemos ido encontrando con que en la Facultad [de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, FADU] nos enseñaron que el urbanismo se hace a partir de un plano. Nosotras propusimos que nuestra forma de hacer urbanismo feminista era salir a caminar y hablar con los vecinos y las vecinas, intercambiar y escuchar qué necesidades existen. Se trata de cambiar las reglas que nos fueron impuestas o que nos enseñaron y encontrar nuestras propias reglas, y, desde ahí, empezar a actuar en el territorio.
VIRGINIA DELGADO (VD) - Encontrar lugares para lo afectivo y hacer del trabajo un disfrute son los desafíos que tenemos los que trabajamos en prácticas profesionales, en cierta forma, más estándares.
El domingo recorrimos el barrio y empezamos a dejar unas pegatinas que hablaban de los relatos de los vecinos. Cuando la gente pasaba y leía, de alguna forma, también se vinculaba con esa memoria. Fue una forma de plantear cómo volver a escucharse. Más allá de venir y decir: «Cuénteme qué ciudad quiere y qué le falta al barrio», eran simplemente gestos con algunos relatos que te despiertan el pensar.
PM - Yo vengo de la carrera de Diseño Textil. Egresé de la EUCD [Escuela Universitaria Centro de Diseño, de la FADU] y fui construyendo un perfil desde el diseño del material, porque me interesaba trabajar en lo que pasaba antes del producto en sí. Las cuatro chicas que estamos en Simbióticas Lab tenemos eso en común: el trabajar en la previa.
Mery Lezica, Virginia Delgado, Belén Bastos y Valentina Massud de Un mercado llamado deseo. Por Andrea SellanesTambién, cuando empezás a tomar cursos de biomateriales, te enseñan maneras de no contaminar las muestras. Veníamos con ese discurso, pero lo que nos pasó al trabajar en el entorno del Mercado fue que muchas muestras se contaminaron con polvo. Incluso, había una muestra colgada que se fue volando, pero, finalmente, la contaminación le generó una estampa nueva. Entonces, ¿por qué es mala tal contaminación? Así dejamos la muestra, como cinco días, antes de limpiarla, y la contaminación había hecho un grabado, y eso es espectacular. Creció hasta donde quiso y por donde quiso. El trabajar estos días en estas condiciones, que no son las condiciones de esterilidad que se supone que hay que tener para trabajar con biomateriales, generó otras cosas que estuvieron espectaculares.
MAURO GIL-FOURNIER (MGF) - Tú has dicho una cosa superbonita. Al darte cuenta de que no te interesa tanto el producto en sí, sino que te interesa algo que está un poco antes, entonces, ese lugar se experimenta y se trabaja. Eso creo que es un gran atrevimiento también, porque hay un atrevimiento que es dar un paso atrás.
Claro que la arquitectura, en ese sentido, es problemática porque se basa en esta idea del proyecto, en una idea productiva. Hay una gestión de los tiempos, de la economía, del resultado, que, de alguna forma, creo que nos esteriliza un poco.
Entonces, un atrevimiento —y esto lo digo muy conscientemente— es dar un paso atrás y escuchar. Nos vamos a la memoria de los lugares, a los vecinos, a sus necesidades, pero tampoco podemos romantizar la escucha. Hay otras escuchas: la escucha de lo que está lejos, que tiene impacto sobre lo que pasa en el Mercado, que tiene que ver con otros capitales, con los intereses económicos, los futuros, etcétera. También hay otras escuchas. ¿Qué escuchamos cuando escuchamos la herida de un lugar? Aquí pasaban muchísimas cosas; algunas seguro que no las queremos ni saber, pero pasan porque la realidad es así. Entonces, ¿cómo hacemos esa escucha completa? ¿Cómo componemos las escuchas completas?
Creo que estamos empezando a hablar de esto, a practicarlo, a aprender a escuchar a los vecinos, a la memoria, al territorio, pero ¿cómo hacemos las escuchas completas en el urbanismo? ¿Cómo escuchamos más allá de la mirada? ¿Cómo escuchamos sin pensar? ¿Cómo escuchamos sin sentir? ¿Cómo escuchamos casi sin hacer? Y eso no significa que luego no hagamos, solo que hemos dado un paso previo.
Es lo que yo creo que en «Urbanismos afectivos. Bacterias urbanas…» tratamos de decir. Miramos con microscopio, vemos vida bacteriana que significa muchas cosas. También hay una simbiosis en ese proceso y entre los grupos que estamos aquí, porque estamos viendo esas relaciones desde distintos lugares, desde lo grande a lo pequeño.
Lo primero que quiero pedirte es que nos cuentes sobre tu vínculo con Montevideo, que sé que tenés una relación muy afectiva.
MAURO GIL-FOURNIER (MGF) - En este viaje la pregunta que me estoy haciendo es: ¿por qué vengo aquí, más allá de recibir una invitación? ¿Por qué está uno aquí hoy, por ejemplo?
Esta entrevista de Raúl Leymonie, docente de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y miembro del Comité Académico de la Usina de Innovación Colectiva, a Mauro Gil-Fournier (España), doctor arquitecto y fundador de Arquitecturas Afectivas (un entorno donde hacer arquitectura con placer, un lugar de aprendizaje que ayuda a emancipar los afectos de personas, seres y cosas vivas), tuvo lugar el 7 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto.
Pensar cuál es el vínculo con Montevideo me lleva a pensar cómo construimos los vínculos, que es algo sobre lo que las arquitecturas afectivas indagan y muchos de nosotros y nosotras indagamos en nuestras prácticas. El vínculo necesita tiempo de calidad. Cuando tienes tiempo tranquilo, puedes conocer a las personas y sus procesos. Puedes llegar a este Mercado hoy, sabiendo que has venido al mercado hace dos años, y generar perspectiva sobre las cosas. El vínculo necesita perspectiva.
Para mí, Montevideo es una ciudad con un fuerte movimiento perso nal, profesional y académico, que me acompaña siempre, aunque no haya estado viviendo aquí. Yo creo que ese es realmente el vínculo más fuerte que tengo. Y, en ese proceso, he tenido aprendizajes con perso nas que he ido conociendo, con instituciones como la FADU [Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo], instituciones como la Usina [de Innovación Colectiva] y, yo diría, también extituciones o procesos más extitucionales, con distintas personas que están aquí, con el propio proyecto del Laboratorio [Público Modelo Abierto].
Entonces, para resumirlo, Montevideo me ha enseñado a poder escuchar a la propia ciudad, para que en esa escucha se refuerce un vínculo con ella, con las personas, con las cosas, con los edificios, con el océano, con el mar, con todo lo que es esta ciudad, que tiene algo de laboratorio, de un sitio donde se prueban cosas.
Entiendo que es un vínculo que está en construcción y se va a seguir construyendo. En ese sentido, me parece interesante que puedas explicar un poquito sobre esa mirada que, desde el desprejuicio, hacés sobre la ciudad y sus relaciones, más allá de la ciudad en términos físicos.
MGF - Para mí, esa reflexión tiene que ver con la ciudad que construimos después de una pandemia y con la crisis de emergencia climática, [y] con qué decisiones individuales y colectivas tomamos sobre la ciudad, para entender si es un buen sitio para vivir, que yo creo que sí.
Deberíamos poder analizar distintas cuestiones y preguntarnos qué operaciones podemos hacer. Creo que no son tan infraestructurales, sino que se trata de infraestructuras dúctiles, blandas o tecnologías que la ciudad podría implementar de una manera más colectiva, que pasan por otro tipo de materialidades, que son afectivas con el entorno, con el sonido, etcétera.
¿Dónde está hoy Mauro Gil-Fournier con relación a la arquitectura, a la disciplina? ¿Cómo ha sido su transformación desde que obtuvo la titulación de arquitecto hasta hoy?
MGF - Uno se da cuenta de que a uno lo forman como arquitecto, le sugieren o le imponen una forma de ser arquitecto, y, cuando uno es joven, va siguien do y se construye con el entorno. La arquitectura y la carrera se forman con base en el esfuerzo, el tiempo, las noches, y, en todo ese proceso, uno se da cuenta de que las cosas se pueden hacer de otra manera. Una cuestión que creo que es muy importante y que tanto necesitamos para nosotros es que podamos encontrar el lugar desde donde hacer arquitectura, donde seamos nosotros mismos o donde pensemos, sintamos, hagamos, sin esfuerzo.
Yo creo que el gran afecto por antonomasia, en este sentido, tiene que ver con el atrevimiento. En el atrevimiento también están la osadía y ese lugar donde nos atrevemos a expresar lo que llevamos con nosotros, sin ningún tipo de juicios. Cuando esas cosas suceden, los niveles de creatividad para el proyecto (o lo que sea) están fuera, son infinitos. Para mí, hay una búsqueda de proyectos que no tie nen fin en ese sentido, y lo digo porque lo he vivido y lo veo en otras personas. Creo que esta puede ser una buena agenda de movimiento, de cambio, de transformación, también en la arquitectura.
Creo que la arquitectura tiene muchísimas he rramientas para que eso lo podamos ver. Tiene herramientas materiales. No hablo de cosas abstractas, intangibles: son todas materiales. Elegimos qué suelo poner aquí, qué cortinas poner; eso nos da pistas.
A mí la arquitectura me dice cosas también sobre mí. No es un método, pero sí un proceso de diseño que tiene que ver con escuchar, pero escucharse, investigar, pero investigarse, abrirse a nuevas posibilidades en ese atrevimiento que uno puede decir que es loco y luego no es tan loco, pero para uno sí que lo es.
Y, por último, vincular y vincularse, porque cuando nos vinculamos en esos procesos, con nosotros mismos y, a la vez, lo hacemos con el entorno, es algo de lo que se puede aprender, diseñar, trabajar.
La escucha tiene materia, tiene lugares, tiene territorios, tiene cuerpos, tiene objetos, son redes de escucha que favorecen o desfavorecen la ciudad que tenemos.Tomado de la conferencia realizada por Mauro Gil-Fournier el 7 de abril de 2022 Raúl Leymonie y Mauro GilFournier. Por Andrea Sellanes
Puedo volver a Espinosa, aunque no me quiero volver teórico. No sabemos lo que un cuerpo puede hacer, no sabemos lo que nosotros mismos somos capaces de hacer, pero tenemos que poder testearlo porque lo tenemos encima de la mesa, ¿no?
En relación con el ex Mercado Modelo, desde esa mirada vinculada pero desprejuiciada, ¿qué te sugiere?
MGF - La activación que estamos viviendo me parece que es un urbanismo materializado que nos da pistas, cosas a testear. Yo creo que podemos escuchar un montón de cosas que suceden aquí. Por ejemplo, con una mirada fina en los grupos: ¿qué grupos son? ¿Qué temas están tratando? ¿Por qué se han elegido esos temas? ¿Qué nos implica a futuro en lo que tendría que ver con este espacio?
El arte tiene mucho que decir, las activaciones, las participaciones también. La fusión del arte me parece poderosísima. En realidad, aquí se quiere llamar la atención a la ciudad de que esto existe en todos los niveles, tanto en los proyectos inmobiliarios [como] en las personas, etcétera.
Yo me imagino —y no lo digo en un sentido tradicional— que esto es un gran recurso para la ciudad. En el mundo no existen tantos lugares tan espectaculares, tan especiales. Yo creo que hay posibilidades por explorar, que, en este caso, necesitan de un afecto, que es la confianza por parte de una institución. O sea, animo a todas las personas que habéis sacado esto adelante, más allá de la Usina, más allá de la FADU, incluso más allá de la institución, a que puedan pensar en otras dimensiones para esto, porque puede ser un gran recurso, que se puede ver como algo diferente.
Diseñar es escuchar y escucharse es investigar, pero es [también] investigarse. Si lo hacemos, nos abrimos a cosas que no estábamos pensando que podían suceder. Y así, nos vinculamos con el proceso de diseño de una manera mucho más afectiva, ya que, en realidad, vivir es diseñar.
La Usina es un espacio relativamente nuevo. Algo que tiene de interesante en su corazón es esa cuestión de hibridar los conocimientos, tensionar las disciplinas vinculadas al diseño, pero también buscar en esa tensión, ir a otras que, de alguna manera, tienen que ver con esta construcción de conocimientos en la contemporaneidad. ¿Cómo enseñar arquitectura en este contexto?
MGF - Yo creo que existe una disociación. Ahora mismo hay una facultad que está allí [se refiere al edificio central de la FADU], algunos vienen aquí un rato [al ex-Mercado], pero sigue estando allí, y luego está esto como un espacio puro de aprendizaje. Yo creo que aquí ya está sucediendo un planteamiento radical: están los profesores, están vosotros, está todo aquí. Todo lo que anhelamos que suceda en la universidad está pasando aquí, pues esto es una universidad, solo faltan los créditos. ¿Qué más falta? Ya está sucediendo.
Este diálogo tuvo lugar el 6 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto, entre Martín Cajade y Catalina Radi, de Ensayos Urbanos; María José Fuentes y Alejandra Artigalás, de Rodamundo;
Leandro Cappetto (Argentina/Chile), de Grupo Toma / La Escuela Nunca y los Otros Futuros; Leonardo Elizalde y Sergio Aldama, y Jimena Ríos, de la Usina de Innovación Colectiva.
Invitamos a los dos colectivos presentes del Laboratorio [Público] Modelo Abierto, Ensayos Urbanos y Rodamundo, a que nos cuenten brevemente sobre su experiencia aquí.
Jimena Ríos (JR)MARÍA JOSÉ FUENTES (MJF) - Nosotras organizamos nuestro primer Festival Internacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Adolescencia el año pasado. En esa ocasión, no logramos acercarnos al público adolescente como queríamos; entonces, cuando se dio la posibilidad de venir a intervenir este espacio, lo que pensamos fue una estrategia para llegar a ese público, que lo teníamos en el debe.
Nuestra preocupación era encontrar un espacio donde ellos sí pudieran expresarse. Por eso, pensamos en La Ciudad como Escenario. La idea era proyectar dos obras de teatro que abordan temáticas de violencia de género y adultocentrismo, y también habilitar un espacio donde, mediante técnicas de escenografía, íbamos a hacer una representación abstracta de Montevideo para que ellos pudieran intervenir libremente.
ALEJANDRA ARTIGALÁS (AA) - El proyecto nos permitió ver cómo funciona la adolescencia, entender qué la convoca. En ese sentido, tener un lugar donde ir a rayar y pintar funcionó muy bien. De hecho, durante el proceso un día fuimos vandalizadas. Vino un grupo de personas e intervino libremente el espacio escenográfico mientras nosotras no estábamos. Tomaron los materiales, rayaron todo y fue alucinante porque eran adolescentes e hicieron lo que nosotras queríamos que hicieran, sin que estuviéramos ahí viendo qué pasaba. Eso fue muy hermoso; lo que pasó estéticamente también. Y entender que esto es lo que ellos quieren fue la primera conclusión que sacamos.
MJF - Para nosotras, fue toda una enseñanza, porque evitando el adultocentrismo estábamos generando una visión adultocentrista, y, en cambio, ellos, al apropiarse del espacio, nos enseñaron que no teníamos que hacer eso. Realmente, tuvimos ese aprendizaje y dejamos de intervenir pensando en la estética. Fue lo mejor que le pasó al proyecto.
CATALINA RADI (CR) - Por nuestra parte, Ensayos Urbanos es un colectivo docente de la Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo [FADU] que realiza su práctica desde las dinámicas proyectuales. Trabajamos de una manera horizontal, convocando a un gran equipo de más de 40 estudiantes y docentes de diferentes carreras de la universidad.
El objetivo era, con el Mercado Modelo como centro geográfico, tomar cuatro sedes de la Universidad de la República [Udelar] para entender cuáles eran sus lógicas y dinámicas espaciales, con una mirada proyectual del vínculo entre los edificios, sus habitantes y el espacio público inmediato. En muchos casos, centrados en los espacios intersticiales de los edificios y, en otros, en el vínculo con la calle, la vereda o los lugares próximos.
Trabajamos en equipos autogestionados acá en el Mercado y salimos a tomar datos de la realidad, conversar, sentarse a ver qué pasaba, cuál era la problemática del espacio, discutir y colectivizar.
MARTÍN CAJADE (MC) - Algunas discusiones recurrentes tenían que ver con los límites, con las transgresiones, hasta dónde iba el espacio Udelar y dónde empezaba el espacio público. El objetivo del laboratorio y del grupo interdisciplinario tiene que ver con interpelar la noción de lo público y el vínculo institucional que tienen los espacios que despliega, en este caso, la Udelar en la ciudad, que no está tan alejado de lo que pasa en Modelo Abierto. Esto de activar áreas que son públicas, pero transgredir, tiene mucho que ver con qué hacemos con los espacios y cómo los interpretamos.
Entonces, el desafío fue ir a cada locación, activar con acciones, pensarlas, volver, discutir e intercambiar, para visibilizar los límites, las apropiaciones, qué carencias hay en el espacio público vinculadas con los equipamientos, los recursos materiales, pero también cuáles son los límites invisibles que la propia institución genera.
Dónde empieza la ciudad y [dónde] termina la universidad debería ser algo bastante más fluido. Y creo que hay un potencial en las cuatro locaciones: todas tienen potencial de ser mucho más abiertas de lo que, en realidad, son. Este fue el diagnóstico o el ruido de fondo que había en todos los equipos.
Alejanda Artigalás, María José Fuentes, Leandro Cappetto, Sergio Aldama, Jimena Ríos, Leonardo Elizalde, Catalina Radi y Martín Cajade. Por Andrea Sellanes.
Se puede vincular estas prácticas con las acciones que ha desarrollado La Escuela Nunca en Chile. ¿Cómo lo han trabajado?
¿Se han sorprendido o han tenido que transformar sus procesos en la medida que están en relación con cosas que vienen de otro lado? Sergio Aldama (SA)
LEANDRO CAPPETTO (LC) - Me quedé pensando mucho en el acto vandálico adolescente. Pensaba en ese sujeto, el o la adolescente que adolece, como un ser que uno no quiere dejar de ser, tan menospreciado, tan normado, tan regido por esos límites institucionales.
A nosotros nos gusta pensar la escuela, discutir la escuela, hacer escuela porque creemos en el proyecto escuela. No tanto en el proyecto normalizador de la escuela, y, en ese sentido, me parece buenísima la faceta adolescente, que yo intento practicar activamente.
Leía uno de los carteles que habían escrito y hablaba del hombre adulto, blanco, masculino, productivo, que intenta ser un sujeto estable, y, en cambio, el sujeto adolescente es un sujeto inestable. Generalmente, en sus fases
estudiantiles —y no solo en el contexto chileno, obviamente— es el sujeto político por excelencia en la sociedad, es el sujeto que corta las calles, que toma los liceos, que exige cambios estructurales, que se lo acusa de irresponsable, que no sabe lo que quiere, pero, al final, [los adolescentes] son motores históricos superpotentes.
Cuando los adolescentes se organizan, se sacuden partes fundamentales de la sociedad. Creo que, quizás, mi crítica a esos límites institucionales es sobre qué hacen con esa energía. Es un momento hiperenergético de la vida y, muchas veces, se intenta ordenar, se intenta controlar. En la formación de ese ciudadano obediente que uno debiera llegar a ser y, en cambio, hay acné, frustración, bullying. Qué lindo sería pensar que esa energía es una energía vital con la que se pueden hacer un montón de cosas.
AA - Justamente, el texto que decís es de una obra de teatro chilena llamada Paisajes para no colorear. Es superinteresante e inspirador ese espectáculo porque nos pregunta de qué queremos hablar.
Es interesante pensar en el vínculo que Ensayos Urbanos generó con los espacios, que, en cierto punto, tomó herramientas de las artes escénicas y de la performance para habitarlos. Se animaron, desde el mundo del proyecto, que tiene que ver más con sentarse en una mesa a dibujar, a poner el cuerpo. JR
CR - Creo que este laboratorio fue muy bueno en el sentido de no proyectar de la manera más tradicional, sino de ir a analizar y luego hacer unos algodones de azúcar, ver cómo el algodón cruza la calle y se va a una plaza. Haciendo eso, de alguna manera, estás visibilizando algunos circuitos, procesos y también despertando cierto nivel lúdico de las personas.
Fue interesante performar en el espacio público, para hacer un poco de ruido, y que se acercara alguien a charlar o la gente de seguridad y nos dijera [que] esto no se puede hacer acá. Jugar con límites que, a veces, no son rígidos, sino límites de la propia cotidianeidad.
MC - Hay una discusión muy política sobre el uso de los espacios. Recién estaba pensando en cómo transitan en Chile esa energía revolucionaria en las universidades. Por momentos, desborda a lugares muy intensos, y acá estamos discutiendo sobre qué se cuelga en una fachada de la facultad [alude a una pancarta colgada, por el Centro de Estudiantes, en la fachada de la FADU, con motivo del referéndum del 27 de marzo de 2022].
La Udelar tiene un campo público disponible: ¿qué hacemos con eso? ¿Qué es lo que se puede hacer en esos lugares? No sé si hablar de lucha, pero sí de buscar respuestas sobre qué hacer, porque hay patrimonio y recursos urbanos que vale la pena discutirlos y reivindicarlos. Sin llegar al vandalismo, o tal vez sí, entrar en algunos canales que interpelen las prácticas y los usos de los recursos.
¿Cómo se relacionaron con la propuesta espacial de Modelo Abierto y con este lugar que se empieza a transformar en un espacio de intercambio cultural? SA
AA - Nosotras decidimos construir nuestra propia ciudad; fue un desafío a nivel espacial. Trabajamos con cajas de cartón por el volumen, la versatilidad y, a su vez, por lo efímero, que tiene que ver con lo teatral. No va a quedar ahí para siempre porque, seguramente, algo suceda y se rompa o desaparezca, como nuestras propias prácticas.
La instalación fue modificándose, y queríamos que, al entrar, entendieras esa versatilidad. Hay gente que dice: «Guau, esto es muy movilizador». Otras personas vienen y dicen: «Yo soy varón cis heterosexual, mejor me voy», o, al revés, como personas adultas: «Siento que me hablan a mí, voy a leer todo, pero no escribo». Nos quedamos muy conformes con el hecho de haber logrado un miniespacio dentro del gran espacio del Mercado.
MC - Creo que nosotros manejamos un nivel de incertidumbre enorme en relación con el espacio y, en definitiva, eso estuvo bueno. También lo entendimos como un ámbito de encuentro, algo que no estaba pasando hace un montón de meses, sobre todo, en este vínculo como Udelar con amigos, el entorno vecinal. Todo esto convergiendo en un espacio de intercambio.
LEONARDO ELIZALDE (LE) - Me gustó eso que decías recién de la incertidumbre. Tanto Ensayos Urbanos como Rodamundo, como Grupo Toma o La Escuela Nunca manejan la incertidumbre de una manera potente, consciente y nos provocan.
Que te rompan la escenografía no está bueno, pero, a su vez, creo que es lindo y que el Mercado lo propone: que el agenciamiento lo haga la gente de la manera que se sienta más cómoda. Creo que ese lugar de incertidumbre en el proyecto está siempre bueno y no es fácil de manejar. ¿Cómo generar un proyecto que sea realmente provocativo y, a su vez, deje lugar para el manejo de la incertidumbre, ese lugar para la transgresión del espacio?
Esta entrevista de Leonardo Elizalde, docente de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, a Leandro Cappetto (Argentina, Chile), de Grupo Toma (colectivo que indaga en las relaciones entre la arquitectura y el poder) y La Escuela Nunca y los Otros Futuros (proyecto de experimentación pedagógica entre el arte, la crítica y la arquitectura), tuvo lugar el 5 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto.
LEANDRO CAPPETTO (LC) - Tomamos la estructura de colectivo hace ya muchos años. Es un espacio más informal, en el que el trabajo se mezcla y no opera tanto en sus regímenes instituciona les, contractuales y rutinarios, sino que es una forma de trabajar y de producir atravesada por los problemas de la vida cotidiana, por los temas de la amistad.
Nuestros dos colectivos cruzan personas entre sí, enredadas en vínculos amorosos, en vínculos amistosos, o se enredan los espacios de trabajo con nuestras casas. También existe una presencia fuerte de las subjetividades de quienes formamos parte de esos colectivos y no tanto de las estructuras de la productividad.
Yo me formé trabajando en estudios de arquitectura, frente a un computador con Autocad abierto y cumpliendo mi horario. Hay cosas muy interesantes de eso, pero también tenemos nuestras críticas. Hemos intentado construir espacios de productividad de otra manera.
¿Por qué ser parte de un colectivo?
Tanto Grupo Toma como La Escuela Nunca y los Otros Futuros se crean en momentos de Chile bastante especiales, momentos de movimientos sociales, de revueltas. ¿Cómo fue ese proceso?
LC - Grupo Toma empieza a operar con cierta constancia a fines de 2012 en Santiago de Chile. Yo había llegado hacía poco, el resto del equipo es de Santiago, y ellos justo habían terminado de estudiar. Era una época muy interesante.
En 2006 surge un movimiento estudiantil muy fuerte que se llama Los Pingüinos, que inicia una serie de movilizaciones estudiantiles. En 2010 gana la derecha democráticamente por primera vez desde 1989, año en que volvió la democracia. Apenas gana la derecha, hay un terremoto brutal, que realmente sacude a la sociedad fuertemente, y la vida en Santiago se transforma. Hay una ebullición cultural muy grande que, para mí, es posible leerla en continuidad con los cambios políticos que estamos viendo hoy.
Grupo Toma arranca en el momento en que las escuelas secundarias estaban tomadas, los estudiantes estaban en las calles y empezaban a proliferar centros culturales autogestionados por la ciudad, junto con nuevos colectivos del mundo del arte y de la cultura. Nosotros nos insertamos en esa red, para pensar, desde la arquitectura y lo urbano, los temas que estaban en discusión en ese momento: este modelo neoliberal, del que cierto sector chileno se jactaba como un régimen de progreso. Nos contaban que se verificaba en la vida de la ciudad, pero, en verdad, dejaba grietas, dejaba a mucha gente afuera, generaba muchos niveles de ansiedad política. Esto tenía que ser sometido a discusión.
El proyecto fue avanzando y Grupo Toma terminó tomando la forma de un nuevo colectivo, que es el de La Escuela Nunca. Nació en 2019, y, cuando estábamos preparando la apertura del proyecto, fue el estallido social de octubre. Fue un momen to muy fuerte —que sigue siendo porque está todavía muy vivo—, en el que todo se puso patas para arriba. La ciudad fue ocupada por movilizaciones sociales por varios meses y ahí nosotros empezamos a operar muy directamente con ese contexto. Nuestra primera aparición se llamó La
La Escuela Nunca se llama escuela pero también nunca porque nos negamos a resignarnos a la escuela como un mecanismo de reproducción social, de reproducción de la lengua, de la geografía, de repetición de la historia, del aprendizaje de un sistema de contabilidad, de la construcción de seres normados y normales, de ciudadanos productivos y obedientes.
Tomado de la conferencia realizada por Leandro Cappetto el 5 de abril de 2022
Calle en Disputa y tenía que ver con las disputas que había por el espacio que estaban sucediendo en las calles de Santiago.
Hemos continuado en ese intento de pensar que La Escuela, más allá de que es un grupo chico y que a veces se recluye en lugares interiores y recónditos, está en una discusión directa y abierta con las cosas que están pasando a nuestro alrededor.
Nos encanta participar de los nuevos rumbos políticos que el país ha tomado. Un país que se ha movilizado, que está escribiendo una nueva constitución y tiene un nuevo gobierno que renueva las esperanzas de lo que se puede hacer.
Creo que el rol del arquitecto también cambia, ¿no? De ese arquitecto mago que transforma, como Le Corbusier, al arquitecto estrella, que es Rem Koolhaas, y ahora, por lo que hablas, a un arquitecto más contemporáneo, que articula, que tiene otro rol, que es parte de un colectivo, que no solamente hace arquitectura, sino que juega en los bordes con el arte, los movimientos sociales y otras disciplinas. Eso enriquece y, a su vez, genera un desafío nuevo para los arquitectos del 2022.
LC - Nosotros respetamos mucho la figura arquitec to, la figura que construyó la historia moderna de la arquitectura. Nos formamos en eso, compramos nuestras revistas El Croquis, admiramos a Koolhaas y a Zaha Hadid. A su vez, cuando llegué a Chile, había una escena de la arquitectura que había adquirido mucha fuerza, probablemente por Alejando Aravena, su Premio Pritzker y su curaduría de la Bienal de Venecia, o Smiljan Radic y la Serpentine Gallery. Fue un momento de apogeo de esa escena que se llegó a llamar igual que el equipo de fútbol que ganó dos Copas América: la Generación Dorada. Nosotros llegamos después y ya no queda nombre. Después de la Generación Dorada, no hay mucho para hacer. Es una época en la que nos gusta que se diluyan las autorías, las figuras individuales, y que se disipen los bordes disciplinales.
Yo me sigo pensando desde la arquitectura, pero ya no desde una arquitectura que construye, sino una arquitectura que produce ficciones. Como acá [hace referencia al espacio Sala de Modelo Abierto], que estamos adentro de un espacio de colores rosados y naranjas increíbles, pensamos en la construcción de escenarios y de ficciones para poder narrar el mundo en el que vivimos de otras maneras.
Nos parece que la arquitectura es, sobre todo, una herramienta de la imaginación más que una herra mienta de la construcción. A nosotros nos interesa indagar en la producción de imaginaciones alterna tivas a la dura hegemonía de las cosas, de lo real.
Son ambientes, más que edificios. Momentos, más que materiales. Es la experiencia que tiene el que habita esos lugares. Como lo que está pasando acá dentro hoy, en el Mercado [Modelo]…
LC - Yo entiendo como profundamente material el trabajo que hacemos, pero quizás los materiales no son los mismos que aprendimos. Creo que una sola vez cargué una bolsa de cemento y espero no volver a hacerlo. Me siento más cómodo en estos escenarios.
Nuestro arsenal de herramientas tiene como figura central nuestra máquina de humo, que fue la gran compra de este año. Tenemos muchos tubos de luces, muchas cámaras, muchas pantallas. Nos gusta construir ambientes y creemos que esas construc ciones atmosféricas son profundamente materiales. Pero no creemos tanto en la idea de la construcción del espacio como fondo y como borde, sino en la construcción del espacio como atmósfera densa, en la cual uno queda inevitablemente involucrado de alguna manera. Un compromiso vital con esa at mósfera que uno respira y que nos gusta evidenciar. Esa cuestión barroca de hacer presente el medio que habitamos, que muchas veces aparece invisible.
La Escuela Nunca es un experimento antirreproductivo que se propone como un espacio para la producción de la diferencia, de la diversidad, para la producción de preguntas y para el trabajo con la imaginación.Tomado de la conferencia realizada por Leandro Cappetto el 5 de abril de 2022
Creemos que el problema del espacio ya no es tanto el problema de los bordes —eso lo heredamos del siglo XIX—: es más una construcción que cruza los materiales con las máquinas, con los seres vivos. Trabajamos con plantas, con sistemas de regadío, nos gusta la tierra, nos gusta el polvo, amamos las cortinas.
En 2012, Grupo Toma. En 2019, La Escuela Nunca. Y en 2030, ¿cómo se ven? ¿Qué proyección hay para sus colectivos?
LC - El nombre completo es La Escuela Nunca y los Otros Futuros, después la gente le empezó a decir La Escuela Nunca y ahora el grupo interno le dice La Escuelita. Se va achicando.
Hemos discutido mucho la idea del futuro. Por un lado, creo que es difícil pensar el futuro hoy. Diría que lo perdimos a base de relatos distópicos como los de la serie Black Mirror. El futuro es negro, es oscuro, es el regreso a la barbarie. Nuestro proyecto civilizatorio parece haber fracasado y hoy vemos y participamos de su decadencia. Pero ese discurso, del que hemos participado activamente nosotros, hoy ya no lo queremos suscribir. Nos parece un discurso que, en verdad, alimenta el final, tira más fuego al final de este mundo.
Luego, otra vía por la cual se nos escapó el futuro diría que es la tecnocrática. Una mirada por la que seguimos quemando combustibles fósiles, mercantilizamos hasta el último microbio de este planeta, para inventar, tal vez, una máquina o un software o una nave espacial con los que finalmente todo va a estar bien. Yo creo que ahí también perdimos el futuro.
Yo creo que, hoy, las líneas feministas y muchas líneas del ecofeminismo son los lugares más ricos para pensar un futuro, para narrar la historia y narrar el presente de otra manera, para construir un futuro en el que una vida diferente sea posible. Y nos gusta participar de eso.
No sé cómo imaginamos La Escuela. A veces, muchos en La Escuela ven, en el pensamiento del futuro, un escapismo de la brutalidad y de la intensidad, de la necesidad de vivir en el presente. Yo no, yo me peleo cuando me dicen eso. Incluso, más concreta y locamente, ha habido un cambio de gobierno muy importante, ha habido un cambio de situación política. En el contexto chileno, a nosotros nos interesa mucho la pregunta: ¿qué tenemos que hacer en este momento? Hasta hace poco, éramos la férrea oposición y, ahora, entregamos nuestra confianza, con alegría, a un nuevo proceso político. Tenemos que ver para dónde nos lleva.
Este diálogo tuvo lugar el 5 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto, entre Cecilia Almirón Rivas y Paula Cárcamo Carrera, de Mimosa Estudio; Daniela Fernández López y Soledad Cebey Pariz,
de Historia Colectiva; Pola Mora (Chile) y Felipe Reyno, y Jimena Ríos y Diego Morera, de la Usina de Innovación Colectiva.
Invitamos a los dos colectivos presentes del Laboratorio [Público] Modelo Abierto, Mimosa Estudio e Historia Colectiva, a que nos cuenten brevemente sobre su experiencia aquí. Diego Morera (DM)
CECILIA ALMIRÓN RIVAS (CAR) - Nosotras llegamos [a Modelo Abierto] con un proyecto que iba a estar vehiculado a través del ASMR [respuesta sensorial meridiana autónoma], pero que tenía como trasfondo el explorar los afectos y los cuidados en la digitalidad.
Veníamos de una experiencia anterior de gestión cultural que fue completamente digital. Por eso, cargábamos con una especie de fatiga digital, a la que teníamos ganas de darle la vuelta, sin salir de nuestras líneas de investigación, que, para nosotras, son urgentes y muy importantes. A su vez, concebimos nuestra realidad como aumentada, no separamos lo digital de lo físico, ya que vivimos en un constante fluir entre los dos.
Entonces, desde el principio nos hizo mucha ilusión el encuentro con otros colectivos, con públicos diversos, y la oportunidad de desarrollar el proyecto en un espacio vivo, presencial.
PAULA CÁRCAMO CARRERA (PCC) - Todo lo relacionado con el ASMR es intimidad, es vínculo cercano con alguien, más allá de que lo atraviesa la digitalidad. Entonces, ha sido superinteresante experimentar todo el proceso de hacer ASMR en este lugar y tener que convivir con millones de sonidos, ruidos y gente pasando.
La primera semana fue muy interesante porque había muches niñes que se acercaban fascinados. Sabíamos que había mucho interés desde las infancias y adolescencias por el ASMR, pero nos encontramos con un interés bestial y descubrimos que era nuestro público. Por lo tanto, fue muy enriquecedor contextualizar el proyecto aquí.
DANIELA FERNÁNDEZ LÓPEZ (DFL) - Nuestro proyecto se basa en el trabajo con el archivo de la memoria del Mercado Modelo. Nos interesaba descubrir qué memorias están asociadas a este lugar. No tanto con el hecho arquitectónico en sí, sino con las memorias del barrio. Primero, hicimos una búsqueda en la Biblioteca Nacional, la Junta
Departamental y el Archivo General de la Nación, y ahí encontramos un montón de cosas, pero nos faltaban los relatos y las memorias de las personas. Nuestra propuesta es hacer una página web que esté disponible para todo aquel que quiera saber un poco más sobre la historia del lugar, entendiendo que la historia también son cuestiones asociadas a lo emocional y afectivo del espacio.
El proyecto fue muy mutable. Una cosa fue lo que pensamos en papel y otra fue lo que nos encontramos habitando este espacio todos los días. Entendemos que es un primer ensayo de trabajar desde la historia en territorio, ya que como colectivo es la primera vez que nos animamos a salir de las paredes del Instituto [de Historia de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo] y preguntarnos qué pasa con un tema si lo llevamos y lo compartimos con otras personas.
Queríamos que viniera gente de las inmediaciones del Mercado y no venían. Entonces, agarramos una cámara y nos propusimos salir a entrevistar a los vecinos. Y cuando nos poníamos a hablar con las personas, se emocionaban. Cada memoria estaba asociada a algo tan potente que, a veces, nos decían: «No puedo hablar, porque para mí el Mercado fue mi vida». Ahí se ve todo el desafío que tiene el proyecto para el barrio. Da la pauta de que necesitamos romper la barrera academia versus sociedad porque ahí es donde estamos teniendo los mayores encontronazos. Nosotros mismos veníamos con una teoría muy bonita, pero no pasaba lo que nos imaginábamos que iba a pasar.
FELIPE REYNO (FR) - Ambos colectivos, a partir de algo muy concreto como un objeto, hacen una construcción. Por un lado, lo objetual tiene que ver con la memoria, con los datos, con las historias y con la gente, y, por otro, tiene que ver con lo sensitivo, con el oído, con el tacto y con el sentir. Los dos colectivos pueden hacer una construcción de nuevos lenguajes en relación con la digitalización. Una digitalización un poco más objetiva, más técnica, pero que también tiene que ver con la subjetividad de las personas que vivenciaron este espacio. Tiene que ver con las nuevas maneras creativas de vincularse digitalmente.
Retomando la noción fatigadigital que se nombró, me gustaría conversar sobre cómo luchar contra ella desde nuestras disciplinas, tanto en la experiencia de Mimosa Estudio, desde el mundo digital en vínculo con lo físico e íntimo, como en la de Historia Colectiva, con los vecinos y la creación de un archivo web. DM
CAR - Lo primero que tenemos ganas de decir es que la tecnología y lo digital no son objetivos ni son neutros. Nuestro trabajo de investigación pasa por ahí, en contextualizar estas tecnologías que forman parte de nosotres y que tienen usos y potencialidades increíbles, como puede ser el proyecto de Historia Colectiva. Pero también esas tecnologías se encarnan en un contexto de capitalismo cognitivo informacional, en el que vivimos una represión de los cuerpos. Nosotras venimos teorizando mucho en las líneas de pensamiento que van desde el xenofeminismo hasta el anticolonialismo y el antirracismo.
En este sentido, sentimos que hay una urgencia por tratar estos temas desde una mirada crítica, repolitizando esos usos y siendo muy conscientes de los cuidados que tenemos que tener a la hora de habitar estos lugares desde lo digital porque forman parte de un sistema muy monopolizado, muy capitalizado y mercantilizado. Desde la creatividad y la cultura, sabemos, cada vez más, hacer uso de él, apropiárnoslo, resignificarlo, pero también tiene una parte peligrosa.
PCC - Estamos viviendo en un momento de expansión total de la digitalidad. Todos nuestros gustos, nuestras dinámicas del día a día se ven capitalizadas en la virtualidad. Más allá de ser superfatalistas, este proyecto lo presentamos en clave xenofeminista. Son muy interesantes las xenofeministas porque plantean un cambio desde dentro, para cambiar las lógicas desde la interna. Entonces, invita a muchísimas feministas a que se formen en digitalidad para entender lo que está sucediendo, porque es muy ambiguo.
DFL - Retomando la fatiga digital, creemos que son las reglas del juego con las que vivimos hoy. También tenemos que habitar ese espacio, por más que nos sature o que estemos constantemente estimulados.
Tenemos que capitalizarlo a nuestro favor y, en ese sentido, es lo que intentamos hacer, ya que entendemos que es una herramienta democrática.
En Uruguay es bastante accesible ingresar a la web. Es una herramienta que está bueno generar y que quede a disposición para futuros usos. No vamos a ser nosotres quienes determinemos esos usos, sino que va a quedar ahí para que los demás la puedan utilizar.
PCC - Creo que el camino es generar un consumo consciente y espacios más democráticos en la virtualidad. Nosotras somos superdigitales, pero hay cosas que nos parece importante problematizar.
Hay algo interesante en lo que están comentando que tiene que ver con esta fatiga, que llevó a los dos colectivos a buscar generar intimidad. Por un lado, en la calle conversando con la gente del barrio y, por el otro, creando esos sets [de producción ASMR] en los que se dieron situaciones superdelicadas, pequeñas y de primerísimos primeros planos. ¿Nos pueden contar un poco? Jimena Ríos (JR)
SOLEDAD CEBEY PARIZ (SCP) Lo poquito que hicimos fue increíble. A mí me llamó mucho la atención cómo existía un sentimiento de pertenencia. Todos [los entrevistados] estaban vinculados con el Mercado: el que trabajó desde los 12 años, el que tenía un comercio que trabajaba para la gente del lugar, el que tenía familia. La emoción fue increíble; nos decían: «Yo amo el Mercado Modelo». Eso cambió las reglas del juego, del proceso que estábamos haciendo, porque entendimos que falta mucho por investigar. Cambió nuestra visión del tema.
CAR - Para nosotras, fue un desafío que nos hizo salir de la rigidez. Vinimos con un proyecto que tendría que haberse dado en un contexto como pueden ser un cubo blanco o una habitación insonorizada, pero quisimos abrazar los ruidos del Mercado. Todo ese residuo sonoro le dio vida: desde el perro ladrando, niñes gritando, skaters. Fue muy curioso trabajar con eso. Le tomamos mucho cariño al final.
Almirón Rivas, Paula Cárcamo Carrera, Jimena Ríos, Pola Mora, Felipe Reyno, Diego Morera, Daniela Fernández López y Soledad Cebey Pariz. Por Andrea Sellanes
PCC - Algo que analizamos mucho con relación al ASMR es cómo se despolitizan totalmente los videos. Al verlos, no recibes información de dónde está grabando esa persona, qué lugar es, de qué clase social es, y, a veces, te enfrentas con videos en Youtube que dan información sin querer y es superinteresante. Nosotras teníamos un croma, pero también queríamos sumar todos esos elementos y que enriquecieran la experiencia. La fascinación de les niñes fue impresionante, era demasiado. Había filas de niñes queriendo probar hacer ASMR, ¡piramos!
POLA MORA (PM) - Algo muy lindo que se repite en ambos casos es la flexibilidad. Ambos tenían una estrategia de diseño súper bien fundamentada, pero es bonito ver cómo fueron capaces de soltar esas reglas de juego que ustedes mismas se impusieron. Eso es vital para cualquier proceso de diseño. Al mundo de la arquitectura le hace falta pensar en eso. Una, a veces, piensa un diseño supersofisticado y el usuario necesita algo más simple. A veces, simplemente hay que bajarle la complejidad a ese proceso que se está diseñando.
DFL - Cuando soltamos el miedo, la organización quedó de lado [y] nos dijimos: «Vamos a transitar y experimentar el espacio de otra manera y lo que suceda en esta semana va a estar bien». Fue cuando salimos ganando.
FR - Hay algo que es muy interesante destacar, que tiene que ver con el disfrute y el placer por hacer las cosas. En ambos casos, se generaron momentos únicos e irrepetibles, efímeros, que fueron los causantes de una producción de comunicaciones, relaciones y afectos. Al no entender la digitalización como un fin último, creo que se refleja muy claramente que los momentos más creativos eran momentos de disfrute. Y ese placer es el camino para una digitalización mucho más cercana y más accesible, abierta, efectiva y atractiva.
CAR - También era una excusa para, a través de ese disfrute, ir juntes a una reflexión. Esa reflexión no tiene por qué ser desde un registro muy académico. Las capas de reflexión son infinitas y siempre nos dan pie a compartir cosas, a charlar sobre los temas que estamos investigando. También sacan una parte de performance de cada une, de personajes, de alter ego, que nos encantó.
Esta entrevista de Felipe Reyno, docente de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y curador de la exposición de Modelo Abierto, a Pola Mora (Chile), arquitecta y máster en Gestión Cultural por la Universidad de Chile, experta en periodismo de arquitectura y Head of Communication and Experience en Architonic ArchDaily (organización que reúne a la mayor plataforma de productos de diseño con el sitio especializado en arquitectura más visitado en el mundo), tuvo lugar el 5 de abril de 2022, en la sala de Modelo Abierto.
Está sucediendo, en la contemporaneidad, que existe una cantidad de gente y de colectivos que se dedican a hacer difusión arquitectónica. ¿Cómo ves ese cambio y qué implica, hoy, ser una comunicadora de arquitectura o trabajar en uno de los medios más importantes de difusión arquitectónica?
POLA MORA (PM) - Hace algunos años, había una muy escasa visibilidad de la producción que se estaba haciendo en Latinoamérica. Había mucha experimentación en los lenguajes formales, en el uso de materiales, y nadie se estaba enterando. En este contexto, nació Plataforma Arquitectura como ese lugar donde la arquitectura chilena y regional debían mostrarse.
Lo que hicimos fue abrir un espacio en el que quien quisiera pudiera enviar sus fotos, sus planos, sus memorias y nosotros los publicá bamos. Eso generó un impacto que ni siquiera nosotros nos ima ginábamos. Con internet no había límites, no había geografía que importase y podíamos llegar a impactar en territorios sin movernos de nuestro escritorio.
Pero, citando al «gran filósofo» Spiderman: «Con todo superpoder viene una gran responsabilidad». Nos dimos cuenta del impacto que teníamos y cómo nuestra línea editorial debía ajustarse a lo que nosotros sentíamos que era lo rescatable en el mundo de la arquitectura, para que realmente sirviéramos como referentes.
Tomado de la conferencia realizada por Pola Mora el 5 de abril de 2022
Mencionás que el sistema de gestión de información tenía que ver con enviar el proyecto y publicarlo, como una línea bastante directa entre lo que son la difusión y la emisión de ese contenido. En cuanto al aspecto curatorial de tu trabajo o tu experiencia, ¿cuáles son las decisiones que considerás innegociables?
PM - En nuestro caso, por un lado, llegar a esos lugares donde nadie sabía que había arquitectura poderosa. Parte de nuestro trabajo era estar viajando a los eventos de arquitectura, estar yendo a las bienales, a instancias de encuentro como esta [se refiere al Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad en Modelo Abierto].
Por otro lado, algo que nos hemos metido en la cabeza tiene que ver con la mayor visibilización de las mujeres arquitectas. Nos parecía que eso era una responsabilidad, ya que conocíamos a muchas mujeres arquitectas, pero, al momento de publicar
obras, eran siempre de hombres. Ahora estamos teniendo un cuidado especial en abrir más las puertas a las mujeres arquitectas.
Yo te diría que esas son las dos cosas que marcan nuestra línea: darle ese espacio a Latinoamérica, porque de ahí provenimos, y, por otro lado, también generar esas instancias en las que hay cada vez más mujeres que son referentes en el mundo de la arquitectura.
¿Qué está pasando hoy en día en la arquitectura latinoamericana?
PM - Yo creo que la arquitectura latinoamericana es como Latinoamérica misma: logramos hacer maravillas a partir de las crisis, estamos en constante crisis y no se sabe cómo seguimos produciendo buena arquitectura; eso es lo inexplicable.
Lo que se viene ahora siento que es la visión de las generaciones más jóvenes. En Chile estamos viendo, además, un proceso político muy importante en el que cada demanda que se despliega en las calles pasa a ser un statement artístico. Hay mucha creatividad, mucha estética relacionada con esas demandas, y creo que ahí hay algo. La arquitectura también empieza a generarse como una especie de mediadora de mensajes políticos, ya sea a través de una intervención —hubo muchas durante el estallido social—, ya sea a través del archivo o la recopilación de ciertas cosas que ocurrieron.
No soy yo quién para decir lo que se viene en la arquitectura latinoamericana, pero creo que de esas crisis las generaciones más jóvenes están sabiendo tirar hacia otro lado, que no necesariamente tiene que ver con edificios. Son arquitectos que están pensando desde otro lugar y que están aportando también a una cierta discusión que tiene bastante peso en lo social, lo político y lo histórico.
Desde mi trabajo en ArchDaily, logré entender qué es lo que me interesa tanto profesional como personalmente. Primero, poder comunicar las cosas que a mí me mueven, que creo que son importantes que la gente se entere. Comunicarlas de manera fácil, no en lenguaje de arquitecto.
Tomado de la conferencia realizada por Pola Mora el 5 de abril de 2022
Luego de los años de encierro por la pandemia, ¿existió algún cambio en cuanto a la difusión arquitectónica o [se formaron] nuevos espacios digitales en los que encontrar nuevas manifestaciones o lenguajes creativos a la hora de difundir o comunicar la arquitectura?
PM - Con las cuarentenas, la gente que no pertenece al ámbito de la arquitectura empezó a entender la importancia de tener un espacio digno, espacialmente digno. La importancia de tener ventanas para tener una ventilación cruzada, de tener un balconcito donde poder salir a gritar si es que me siento agobiado.
Yo creo que esas cosas todavía no estaban siendo de dominio público; había que sufrirlo para entenderlo. Luego, cuando ya se empezaron a liberar las restricciones y teníamos permiso para salir, los parques y las plazas pasaron a ser el lugar donde estábamos a salvo. Qué importante era, entonces, tener una placita cerca de mi casa. Entonces, empezó a haber una concientización de ese espacio privado que me pertenece y de cómo me relaciono con el entorno urbano más próximo como espacio expandido.
[...] Segundo, la curadoría. En un mundo en el que en internet hay una avalancha de información y es tan fácil perderse, es importante poder tener un ojo crítico para poder hacer una selección de cosas y compartirlas.
[...] Finalmente, la descentralización. Algo que tomé como un deber cuando empecé a ser editora en jefe de ArchDaily para los contenidos en español fue entender que Chile es una franja de tierra muy larga, no es necesariamente Santiago y que no puedes pensar que lo que se produce en términos de arquitectura en Santiago corresponde a la arquitectura chilena.
Tomado de la conferencia realizada por Pola Mora el 5 de abril de 2022
¿Y eso qué hizo? Que, de pronto, las visitas a nuestro sitio aumentaran, no solamente de estudiantes de arquitectura y arquitectos, que son nuestros usuarios promedio, sino que mucha gente quisiera saber: ¿cómo me puedo sentir mejor en la casa?, ¿qué tipo de plantas puedo poner?, ¿qué colores van a hacer que me sienta mejor o que hagan que el espacio se sienta más grande?
Otro aspecto positivo fue el uso de la digitalización como una forma de mantenerme en contacto con mis seres queridos o con mis comunidades. Yo fui madre durante la pandemia, no tenía idea ni de cómo cambiar un pañal, y me sentí superacogida por una comunidad de
mujeres que teníamos en un chat de Whatsapp. Entonces, empezaron a aparecer esos espacios de cuidados que son digitales y en los que una podía sentirse en confianza.
¿Qué sentís o qué pensás de este espacio? ¿Qué pensás de lo que se está haciendo aquí, en el ex Mercado Modelo?
PM - Me bajé del avión, llegué acá y, entonces, me dio un vértigo porque es tremendo. En dimensiones es tremendo y como proyecto es tremendo también. Creo que en el mapa de Google Maps pusimos un pin y va a haber una cierta afección en su entorno.
Es muy bonito entender la historia de un sector y las historias de las personas que viven en un sector a partir de un objeto arquitectónico. De partida, es un ejercicio muy lindo y los arquitectos nunca deberíamos dejar de pensar en eso, en cómo la arquitectura afecta al entorno, afecta a las personas y cómo las personas generan afectos también con esas obras.
Luego está todo lo que va a pasar aquí: volver al intercambio, a encontrarnos, mientras recién estábamos hablando del encierro, volver a conversar mirándonos a la cara, tocándonos; eso también genera un estímulo.
Creo que todos los que participen acá y se vayan de vuelta a sus casas, a donde sea, van a quedar con las ganas de seguir produciendo, de seguir conectándonos. Eso también es importante, tiene que ver con las colectividades en el ámbito de la arquitectura. Si queremos aportar a la disciplina, siempre debe ser a través de la discusión, del enfrentar ideas, del concilio, y estas instancias de encuentro dan pie, justamente, a eso.
«Me parece que la vestimenta es una oportunidad muy buena para poner en relación nuestro cuerpo con otros cuerpos y con el entorno que nos ro dea, de una manera muy directa.»
«El estudio es una especie de taller de experimentación material, y esta experimentación aparte de todo lo divertido que puede ser, también es un espacio para buscar otras materiali dades de expresarnos y relacionarnos con el mundo, buscar nuevos diálogos, nuevas conexiones tanto con los ma teriales que nos rodean como con los paisajes u otras pieles.»
*Tomado de la conferencia virtual brindada el 8 de abril en el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad.
Raquel Buj es diseñadora de moda, arquitecta y docente. Es fundadora y directora de BUJ studio, una marca de moda experimental. Concibe su estudio como un laboratorio en el que experimentar con nuevos materiales combinando artesanía y tecnología en el desarrollo de sus piezas.
«Desde el punto de vista social y am biental hay grandes empresas y mu chos arquitectos de renombre que están destruyendo el mundo, porque están construyendo sin tener en cuenta los procesos ecológicos en arquitectu ra. Hemos intentado por años tratar de imaginar y proponer soluciones alter nativas a nivel local, a nivel modesto. Y queremos estar junto a los ciudadanos, a las comunidades locales que están luchando para tener mejores vidas.»
«Cuando construimos no terminamos algunos espacios, no los queremos terminar porque la construcción es infinita, es algo que nunca termina. Y nos gusta esa idea de que un lugar nun ca está terminado, siempre hay que ir haciendo cosas para transformarlo.»
*Tomado de la conferencia virtual brindada el 5 de abril en el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad.
Collectif ETC es una organización sin fines de lucro con sede en Marsella y en Drôme, Francia. Creado en 2010, Collectif ETC dirige sus energías, colaborando con las comunidades locales, para abordar la cuestión del uso de los espacios públicos en el entorno urbano. Hoy, Collectif ETC está compuesto por seis arquitectos que trabajan en los campos de la arquitectura, el urbanismo, el arte y el diseño. Collectif ETC experimenta con formas alternativas de producir espacio para personas que trabajan por soluciones sociales y ecológicas.
«Con el cambio climático y todos los desafíos de la humanidad y el planeta, hoy en día realmente hay que pensar en no reproducir los mismos patrones sino que hay que hacer las cosas distintas.»
«Floating University empezó en 2018 siendo una idea, luego se transformó en una asociación y hoy en día está en el medio de ser un actor muy frágil, precario pero también un lugar con mucho conocimiento, muy avanza do, muy realista. Parte de un grupo de personas que es parte de este lugar y se estan convirtiendo en parte de esta transformación.»
*Tomado de la conferencia virtual brindada el 6 de abril en el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad.
Raumlabor es un colectivo de nueve miembros con experiencia compartida en arquitectura. Como arquitectos, artistas, performers, inventores y comisarios, han incursionado en diferentes ámbitos de actuación. El grupo surgió en 1999 a partir de un interés común por una comprensión ampliada de la arquitectura, que desde entonces se ha establecido como Urban Practice. El método de trabajo de Raumlabor es situacional y orientado a la acción, con un enfoque en la producción colaborativa del espacio como un proceso abierto e imparcial.
«La Cuarta Piel aparece como consecuencia de la urgente crisis presente tanto en lo social como en lo ecológico que estamos viviendo y, al final, lo que busca es visibilizar esos conflictos globales que nos atraviesan a todos. Siempre interpelados desde lo local, desde la escala de barrio, sacando a la luz las desavenencias de lo cotidiano, de lo cercano, que precisamente por serlo queda muchas veces en el olvido o incluso se pasa por alto.»
«Nos parece esencial incluir la escala de lo micro, intentar generar parentes cos extraños y convivir con aquello a lo que no prestamos atención dándole voz y estableciendo relaciones simbió ticas y saludables con el entorno.»
«Poco a poco, a través de situaciones más íntimas, efectivamente los cuerpos eran los que se ponían en el centro y comenzaban a ocupar y vivir la institución de una forma que informara su propio futuro.»
*Tomado de la conferencia virtual brindada el 7 de abril en el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad.
La Cuarta Piel es una comunidad de prácticas que vincula procesos participativos al cuidado del entorno. Fundada en Alicante, traduce los procesos que sustentan la vida humana en las ciudades. Lo hace a través de situaciones hedonistas que materializan las relaciones ecológicas de estos complejos procesos y las acercan a una escala humana.
Su actividad se materializa mediante ejercicios de intermediación que facilitan la comunicación entre saberes, especies y territorios. Está constituida como asociación sin ánimo de lucro y acompaña proyectos editoriales, así como iniciativas dedicadas a la transformación territorial y a la mediación cultural. La Cuarta Piel está conformada por arquitectes, sociólogues y artistas que trabajan con sensibilidad hacia las necesidades de los ecosistemas cercanos y desde el compromiso por generar lugares de encuentro disfrutables.
« Dentro de Lacol tenemos dos capa cidades que queremos explotar. Una es la relación técnica-construcción, o sea, cómo acabar plasmando las ideas en el espacio físico, y otra es la técnica-política o técnica-transfor madora, desde el discurso, desde la teoría y desde la propuesta en rela ción con la administración. »
«El propio proyecto debía entender al barrio, la comunidad, el grupo de convivencia, la unidad de convivencia y el individuo. Todas estas capas de la cebolla tenían que estar igual diseñadas y verse reflejadas en nuestro proyecto»
*Tomado de la conferencia virtual brindada el 8 de abril en el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad.
Lacol es una cooperativa de arquitectos establecida el 2009 en el barrio de Sants, en Barcelona. Trabajan para generar infraestructuras comunitarias para la sostenibilidad de la vida, como herramienta clave para la transición ecosocial, mediante la arquitectura, el cooperativismo y la participación.
Creen que la manera de transformar la ciudad es mediante la participación activa de la gente que la habita y de la acción propositiva. Trabajan sobre los intereses relacionados con la calidad de vida de todas las personas que comparten la ciudad. Consideran también que la aportación del arquitecto se hace dentro del movimiento urbano, como una pieza más de este engranaje, ayudando a traducir inquietudes ciudadanas y plasmarlas sobre el papel; aportando criterios para la definición de objetivos y estrategias, así como herramientas para definir y comunicar ideas a través del dibujo gráfico.
Fomentan, entre otros, el debate y la discusión sobre los usos de los espacios y la gestión de los espacios urbanos, los modelos de ciudad, la participación y la recuperación de patrimonio.
«Si hay animales ginandromorfos, hay palmas que cambian de sexo y hay una cantidad gigantescas de ejemplos que, hoy en día circulan cada vez con mayor frecuencia, acerca de lo diversos que son los cuerpos de las distintas especies que conocemos, ¿eso qué implica en nosotros como seres biológicos? ¿Qué implica en términos de nuestra identidad y de nuestra construcción cultural, de nuestra manera de interpretar el mundo?»
«Una mirada queer de la ecología nos revela una cantidad infinita de posibili dades de reinterpretar nuestros cuer pos y la reparación de nuestros cuerpos con otros, otros seres, otras entidades y nuestra posición en el mundo.»
*Tomado de la conferencia virtual brindada el 5 de abril en el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad.
Brigitte Baptiste es una bióloga colombiana egresada de la Pontificia Universidad Javeriana, con una Maestría en Conservación y Desarrollo Tropical de la Universidad de Florida. Es Doctora Honoris Causa en Gestión Ambiental de Unipaz. Fue directora durante 10 años del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt y actualmente se desempeña como rectora de la Universidad Ean, institución de educación superior enfocada en el emprendimiento sostenible.
Es considerada una experta en temas ambientales y de biodiversidad y es una importante líder en diversidad de género, siendo reconocida por su participación en congresos internacionales relacionados con estos temas. También ha sido referente en la consecución de importantes puentes entre la política, la academia y la ciencia.
La exposición Barricada de Experimentación Colectiva hace públicos los procesos creativos, de reflexión y exploración de los laboratorios que trabajaron en la programación de apertura de Modelo Abierto.
Un gran artefacto atraviesa la avenida del exMercado como una barricada que permite ser atravesada y leída en múltiples direcciones. La barricada es, a su vez, un contenedor único y continuo que permite que todo lo expuesto brille por su heterogeneidad y pluralidad. Diferentes lenguajes expositivos son fiel reflejo de la pluralidad de miradas, contenidos y escalas articuladas, desde lo urbano a lo bacteriano.
A su vez, se acomoda como una masa líquida y gaseosa de procesos creativos con resultados tangibles y plausibles. Su brillo enciende un nuevo espacio público, a través de originales experiencias y múltiples líneas de experimentación que nos invitan a imaginar una diversidad de escenarios futuros.
La exposición contó con el equipo curatorial y de diseño museográfico integrado por Felipe Reyno Capurro (curador coordinador), Laura Núñez, Sofía Michelini, Serrana Martínez y Cami Becchino. Montajistas: Andrés Caballero y Enzo Sacasso.
Fachada principal de Modelo Abierto. En el interior, la exposición Barricada Colectiva. Por Aldo Lanzi
1, 2 y 3 - Escenas del interior del espacio expositivo. Por Cami Becchino.
La exposición y el parlamento durante el cierre del Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad. Por Nacho Correa
Destellos que nos invitan a pensar nuevos entretiempos para viejos edificios desde el goce y lo lúdico, [...], y nos hacen mirar a las miles de comunidades diferentes que pueden aflorar al compartir afectos, deseos e ilusiones en torno a un mismo espacio urbano.
Imagen tomada de escaneo 3D de Modelo Abierto realizado por eSCANing, @escaninguy
*Tomado del texto «Hacer ciudad a través de arquitecturas blandas», por Bartlebooth.
Somos parte de un modelo que está cambiando Estos son todos los colectivos, organizaciones y personas que han sido parte de la programación de Espacio Campo (de octubre a diciembre de 2021) y Modelo Abierto (de marzo a abril de 2022).
Brian Mackern
Daniela Beracochea Fer Piñeirúa Martín de los Tantos Montevideo Lab
Vecinas, vecinos, estudiantes de FADU+Udelar y del liceo n.o 64
Nomusa Ya Va a Salir Zumba con Seba
CAMPO SE MUEVE
Asociación de Microcervecerías Artesanales del Uruguay Centro de Fotografía de Montevideo Clínica de Basket, con El Bicho Silveira Ferias Gastronomía Freestyle Órbita Open Mic
Huertas Villa Española Huertas y Feria Micro-emprendedores Los Catadores de Gazpacho Milonga Esquinera Montevideo Lab Talleres de Deportes Zumba con Seba
Americo Young Cantina Sócrates de Villa Española Centro de Fotografía de Montevideo Comité Nacional de Skateboard Uruguay Comparsa La Roma Esquinas de la Cultura F5 junto con Eli Almic y Kevin Royk Freestyle Órbita Garage Gourmet Gula Kumbiaracha La Vecinera Los Pepinitos Montevideo Lab Noe Cor y Victoria Sur
Feria Uruguay Se Muestra Talleres de Deportes Zumba con Seba
CULTURA LIBRE
Creative Commons Uruguay Mínima Montevideo Lab Salvador García Sociedad Uruguaya del Collage
Colectivo y participantes Free Udelar Freestyle Sisterz KNAK Lupaloop Se Armó Kokoa
Colectivo Revueltas Comité Nacional de Skateboar Uruguay Crece con tu Bici, por CEVI de Tránsito IM Demostración de Free Style + Slalom + Agressive Roller Disco Roller Party DJ Bvbyweed Freestyle Roller School Montevideo Lab Musimovil + DJ Clemens Roller Aggressive Uy
Cabe Trust Comunidad Ñeri Peso Deforma Exceso Colectivo Feria de emprendimientos, comida y arte Ñeri KIRA1312
Luz Mala Mihaly Meszaros Mux Oneira Uoh!
JUEGO DE GIGANTES LABORATORIO CREATIVO DE MARIONETAS GIGANTES
Inminente Colectivo LABORATORIO 1:1
Curso PR Taller Danza
Mesa rodando: INVESTIGACIÓN FADU Servicio de Investigación y Extensión FADU
PROPUESTAS ALTERNATIVAS PARA EL PLAN MAESTRO DE ILUMINACIÓN DE UTAP-IM
Docentes de Iluminación del Paisaje de la LDP y del Taller Colectivo de Paisaje, UTAP IM
SALIDA
Curso Taller Danza
CAMPO
Comité Nacional de Skateboard Uruguay
DJ Fuega Fancy Latin Fiesta Rara Freestyle Roller School Jadeo Kevin Royk KIRA1312
Masterclass de Zumba Ojos Finos Paola Milagros Rasenk Tigre Vectxr Vicho Woman Nabilo
TEJIDO COMUNITARIO Y SOLIDARIO
Leticia Duarte y Luciana López
TEST CARAZAS
Curso Diseño de la Arquitectura con Tierra
TRASVERSAL DE PATRIMONIO
Curso Trasversal de Patrimonio
TALLER BEPPA 2021 Taller Danza
USINA BAR #3. MESA SERVIDA
CantiCEDA Centro de Estudiantes de Diseño y Arquitectura Denisse Torena Food Design Uruguay
CARTELES DEL MODELO
José de los Santos, Sebastián Calabria, Matías Fernández, Camila García, Santiago Piñeyrúa y Virginia Cavallaro
CICLOMECÁNICA Y MOVILIDAD URBANA PARA TODXS
Tatti Road y Micaela Olivera COLLAGE COMO HERRAMIENTA DE CAMBIO Colectivo Viernes333
CUERPOS VESTIDOS: GÉNERO Y SUBVERSIÓN DESDE LA VESTIMENTA
Guzmán Bergereau, Maite Sosa y Victoria Jorge
DISEÑA EN 300 PULGADAS
Marcelo Maggiolo, Fernanda Cuadro, Miguel Fascioli, Bernardo Monteverde, Guillermo Burone, Silvina Alpino, Giovani Lombardi, Valentina Lemos y Daniela Acevedo
EL FANZINE COMO HERRAMIENTA DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Colectivo RUIDO
INTRODUCCIÓN A LA CREACIÓN DE NARRATIVAS INMERSIVAS Y REALIDAD AUMENTADA Colectivo BooksOnWall
MERCADO AUMENTADO: TALLER DE CREACIÓN DE JUEGOS URBANOS ESCALA 1:1 Federico Lagomarsino, Leonor Courtoisie, Federico Donner, Gervasio Lembo y Joaquina Rivas
Carolina Frabasile, Celina Collazzi, Clara Martinez y Eliane Martinez
Leticia Duarte y Luciana López
Carolina Algorta, Belén Bastos, Virginia Delgado, Valentina Massud, María Lezica, Florencia Lindner y Karin Topolanski
Asambleas de vecinos y vecinas de cooperativas de vivienda del barrio Cocina Uruguay Estación Lúdica Montevideo Amiga del Fútbol Festejamos en las Esquinas Festival EXIT. (ex)tension. Lorenzo Colombo y Roberto Maqueda Festival FIDCU. Armar un fuego a sabiendas de la lluvia. Mariana Marchesano Festival FIDCU. Refugio para el colapso. Colectivo Basura y Hungry Rodajes del Centro Juvenil Apuesta Joven, gestionado por Casa de la Mujer de la Unión
Comparsa Cenceribó Eli Almic Majo y la del 13 ACTORES
Cantina Sócrates de Villa Española Huerta del Villa Española Pista techada de Skate y BMX por el Comité Nacional de Skateboard Uruguay de la Federación de De portes sobre Ruedas Uruguay Juegos inflables para niñes Deporte para adultos mayores, por Secretaría de Deportes (Inten dencia de Montevideo)
Silvina Moreira (Kumbiarachas, Chivibum), Cecilia Torres (Las Mantarrayas), Noah, Tormenta, Lucía Romero (Franny Glass) y Lucía Torrón (Dos). Espectáculos de Estela Magnone con Fabían Marquisio y Clara García interpretando a Amalia de la Vega
COMO SI FUERA EL PALACIO, POR ROMINA DI BARTOLOMEO & KILLY RODRÍGUEZ DE LA UNIVERSIDAD DE LA PLENA
Espectáculos de Pablo Cocina y Kimba Pintos, Los Negroni, Bocha Lozano y La Cumana
MODELO ABIERTO
RE-CORTE: TRAÉ TU BOTELLA
Carolina Frabasile, Beatriz
Amorín, Clara Martínez, Celina Collazzi, Eliane Martínez
URBANISMOS AFECTIVOS: BACTERIAS URBANAS: INTELIGENCIAS DE UN PAISAJE BACTERIANO EN EL MERCADO MODELO Mauro Gil-Fournier, Raúl Leymonie, Pedro Berger, Sofía Azcoytia
INTERSECCIÓN TEXTIL: MEMORIAS TEXTILES Leticia Duarte, Luciana López
SIMBIÓTICAS LAB: BIOMATERIALIZANDO CON HISTORIA Paola Maldonado, Fenja Geisel, Zoë Powell, Camila Marabotto
TODO ABIERTO: MUJERES MÚSICAS DEL URUGUAY EN MODELO ABIERTO CON INO GURIDI
Entrevistas por Ino Guridi a Carmen Pi (Coralinas), Laura Gutman (Laura y los Branigan, Buenos Muchachos),
CULTURA DE BARRIO, POR CANTINA SÓCRATES DE VILLA ESPAÑOLA
Ciclo de espectáculos con Murga Los Pepinitos, Comparsa Mandinga y La Ventolera; Luciano Supervielle y Juan Casanova; La Foca; Hermanos Hernández y La Máquina a Vapor
EL DATA CENTER COMO EVIDENCIA: ¿CÓMO HACER VISIBLE NUESTRA NUBE? Sebastián Lambert, Francisco Núñez
MERCADO LLAMADO DESEO: UN MERCADO LLAMADO DESEO María Lezica, Belén Bastos, Virginia Delgado, Carolina Algorta, Florencia Lindner, Karin Topolanski, Valentina Massud
Tatiana Varela
RODAMUNDO: LA CIUDAD COMO ESCENARIO
Sofía Arocena, Alejandra Artigalás, Paula Martell, María José Fuentes, Matilde Nogueira
EXCESO COLECTIVO: EXCESO EXPANDIDO
Florencia Cvetreznik, Guzmán Bergereau, Rafaella Varela
MIMOSA ESTUDIO: MIMOLOGÍAS: AFECTOS Y CUIDADOS PARA LOS ENTORNOS DIGITALES
Cecilia Almirón Rivas, Paula Cárcamo Carrera (curadoras, mediadoras e investigadoras), Lucía L. García-Montejo (colaboración en proyecto instalativo con bioplástico a base de fécula de mandioca)
Soledad Cebey Pariz, Daniela Fernández López, Pablo Muñoz Ponzo, Elina Rodríguez Massobrio. Agustina Melitón Torterolo (colaboradora)
Valentina Echeverría, Dani Scharf, Andrés Alberto Farías, Carolina Buffa (talleristas). Sabrina Pérez, Guillermina Oten, Rodrigo Camy Levedad, Sofía Lapizaga (asistentes)
Constance Zurmendi, Catalina Radi, Jessica Stebniki, Patricia Larrosa, Martín Cajade. Magalí Pastorino, Marcelo Roux y Jocelyn Ferreira (colaboradores)
Darío Marroche
Valentin Río (coordinación Área Comunicación), Florencia Occhiuzzi (coordinación Área Diseño), Sofía Antunes (administración, gestiones y logística), Bernardina Ribas (Área Mediación), Federica Turban (mediactivismo, mediación), Victoria Castillo (comunicación), Florencia Piuma (diseño), Uxia Rodríguez, Xavier Bauzá
Participaron también: Espacio Lúdico, Plataforma de Innovación Urbana Ciudadana para el Bienestar de las Ciudades; Samantha Navarro con Taller de Canciones Improvisadas; Brian Mackern con Observatorio Sonoro Cartografías Sonoras del ex Mercado Modelo
CASA WANG: RESIDENCIA WANG EN MERCADO MODELO
Luc Pardo, Ceciro, Flor Durán, Fer Piñeirúa, Lulee, Romero, ElReina, Juan, Graficamente Hablando, Dani Scharf y Noe Cor
MVDLAB, LABORATORIO DE INNOVACIÓN CIUDADANA
DE LA INTENDENCIA DE MONTEVIDEO: CICLO ¡CIUDAD POSIBLE!
Andrea Apolaro (coordinadora), Marcela Ambrosini (coordinación Área Mediación), Paulo Pereyra (coordinación de Innovación y Prototipado),
BARRICADA: ESPACIO DE EXPERIMENTACIÓN COLECTIVA
Feliper Reyno (curador), Cami Becchino, Laura Nuñez, Serrana Martínez, Sofía Michelini (equipo de diseño museográfico)
Angelo Castro (Fashion Designer), Óscar Villamizar (3D Art Lettering), Simon loyber (3D Art Metaverso), Belén Fusco (Designer)
Arquitectura y Construcción con Tierra, Instituto de Tecnología, FADU. Helena Gallardo, Jessica Mesones, Alejandro Ferreiro, Claudia Varin, Gabriela Vazquez, Florencia Gomes, Bruno Palumbo, Estudiantes de pasantía FenC (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo), Integrantes del equipo P25 (Intendencia de Montevideo)
Pellegrin, Rita Rivero, Carmen Ruiz, Laura Sadi, Liliana Yarian
Virginia Sosa Santos
LOCAL. Isabel Cabezudo, Martín de los Tantos, Camila Narducci
Fkn.Garden. Bruno Fascioli, Octavio Invernizzi, Augusto Moreira
PISTOLA DE CALOR Nathalie Quer
DE LAS CAFETERAS Y LECHUZAS, PANDILLAS Y AMBULANTES
Nicolás Macchi Muslera REVELACIONES EN EL MERCADO. (UN LABORATORIO FOTOGRÁFICO DENTRO DEL MERCADO MODELO)
Espacio Hiedra. Coordina: Federico Ruiz Santesteban. Integrantes: Victoria Alonso, Laura Benitez, Mariana Benzo, Alfonsina Fernández, Laura Fernández Roig, Camilo LópezMoreira, Natalia Moreira, Celilia
Natura Fray Bentus. Equipo coordinación, diseño y ejecución: Proyecto OMBÚes, Ana Vallarino (responsable), Verónica Romero (acts. Integrales), José Alvariza (diseño de comunicación visual), Elisa Gambetta (acts. Integrales), Mariana Rodríguez (acts. Integrales), Evelin Kisfaludi (acts. Integrales). Apoyo: IRN Juan Carlos Clivio, IRN Fabiana Villalba, CENUR María Ingold. Equipo de diseño y construcción de la instalación en USINA Modelo: PR / P Taller Velázquez FADU Udelar, PR Taller Apolo FADU Udelar Transversal T1 Sustentabilidad / FADUSeminario Inicial LDCV / IENBA + FADU Danza 1: Sensopercepción / IENBA Mediación 1: Danza y sociedad / IENBA Diseño I EUCD / FADU Diseño IV Textil EUCD / FADU Cursos Taller Martín DEPAU: P, PEA, PTE PAISAJE PÚBLICO / FADU
UNI
Camilo Salvetti, Diego Varela y Juliana Dansilio, en producción y conducción. Ramiro Brianza en postproducción y cámaras. Gastón Pepe en montaje técnico y operación técnica. Gabriel Galli en coordinación general
Bartlebooth (ESP), Brigitte Baptiste (COL), Buj Studio (ESP), Collectif Etc (FRA), La Cuarta Piel (ESP), Fer Cozzi (ARG), Grupo Toma / La Escuela Nunca (CHI), Jackson Araujo (BRA), Mauro Gil-Fournier (ESP), Lacol (CAT), Pola Mora (CHI), Proyecto Piraña (ARG), Raumlabor (ALE)
Jessica Berón, Pablo Canén, Leo Elizalde, Matias Fernandez Di Iorio, Raúl Leymonie, Felipe Reyno, Denise Rozza, Colectivo Ruido
Organizado junto con Fiesta Rara, En vivo: Dramas Gratis b2b La Propia, Andy Falconee y VECTXR, Visuales: Hematoma
Presentación en vivo de MONTE_VIDEO, Festival de video producido por el Centro de Exposiciones SUBTE. Conversación entre las artistas Florencia Flanagan y Luciana Damiani, el curador Alejandro Cruz y el periodista e investigador Alejandro Gortázar
Max Tejera y las Mostras Intensas, propuesta ganadora del Fondo de la Secretaría de la Diversidad que apoya a Proyectos artísticos con perspectiva LGBTIQ+ a realizarse en el espacio público
Susy Shock y Mocchi en vivo por el Día Internacional de la Visibilidad Trans, evento organizado junto a la Secretaría de Diversidad de la Intendencia de Montevideo y la Sala Zitarrosa.
Cierre de Laboratorios con DJ Ojos Finos
Ensamble de percusión de Montevideo Perceum: Timber, de Michael Gordon, y Marimbones, de Lukas Kühne
Actividades del Programa Esquinas de la Cultura de la Intendencia de Montevideo
Ensayo de Escolas de Samba: Imperatriz, Unidos do Norte y Mocidade Unida
Ensayos de Holobionte, obra de danza contemporánea dirigida por Mariana Marchesano, con Adriana Belbussi, Juan Miguel Ibarlucea, Paola Pilatti y Nicolás Parrillo
Presentación del libro: ¿De qué hablamos cuando hablamos de plazas de deportes?, por Camila García y Maite Echaider / Estudio Río
Somos parte de un modelo que está cambiando.
MODELO ABIERTO EXPERIENCIAS PÚBLICAS EN LA TRANSFORMACIÓN DEL ANTIGUO MERCADO MODELO DE MONTEVIDEO
INTENDENCIA DE MONTEVIDEO (IM)
Edificio Sede: Av. 18 de Julio 1360 Montevideo, Uruguay montevideo.gub.uy
USINA DE INNOVACIÓN COLECTIVA
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo Universidad de la República (FADU, Udelar) Br. Artigas 1031 C.P. 11.200 Montevideo, Uruguay fadu.edu.uy
APOYO: Servicio de Comunicación y Publicaciones y Decanato de FADU
CORRECCIÓN DE ESTILO: Natalia Chiesa
TIPOGRAFÍAS: Bárbara (Fer Cozzi) y Titillium Web (Accademia di Belle Arti di Urbino)
ESCRITOS: Jackson Araujo, Andrea Apolaro, Bartlebooth, Brigitte Baptiste, Carolina Cosse, Florencia Dansilio, Marcelo Danza, Martín Delgado, Federico Graña, Historia Colectiva, Agustín Lucas, Lucho Oreggioni, Catalina Radi, José María Torres Nadal, Usina de Innovación Colectiva, Gabriel Velazco.
ESCANEO MODELO 3D: eSCANing
REGISTRO DE VIDEO Y AUDIO: Equipo de producción del Servicio de Medios Audiovisuales, FADU.
DISTRIBUCIÓN: Servicio de Comunicación y Publicaciones (FADU), Maite Bigi
COORDINACIÓN EDITORIAL: Diego Morera y Jimena Ríos
CONCEPTUALIZACIÓN: Sergio Aldama, Federico Colom, Diego Morera, Jimena Ríos, Eduardo Sganga (Usina de Innovación Colectiva, FADU). Martín Delgado, Joaquín González, Federico Graña, Luis Oreggioni, Gabriel Romano (IM)
DISEÑO, MAQUETACIÓN Y PRODUCCIÓN: Belén Valverde
GRÁFICOS ARQUITECTÓNICOS: Camila Mazzuia
ASISTENCIA EDITORIAL: Paula Díaz y Paula Hastoy
LABORATORIO PÚBLICO MODELO ABIERTO: Casa Wang, Data Center Como Evidencia, Ensayos Urbanos, Exceso Colectivo, Gigantes, Historia Colectiva, Intersección Textil, Lasfibras Atelier, Mercado Llamado Deseo, Microutopías, Mimosa Estudio, Re-Corte, Rodamundo, Simbióticas Lab, Urbanismos Afectivos.
IMÁGENES:
Arquitectura con tierra, Cami Becchino, Centro de fotografía de Montevideo, Nacho Correa, Colectivo LOCAL, Colectivo Ruido, Andrés Cuenca, Fol Cvetreznik, División Información y Comunicación de la IM, FKN garden, Marcos Giuponi, Humo Audiovisual, Federico Lagomarsino, Aldo Lanzi, Nicolas Macci, Lucas Mateo, Santiago Mazzarovich, Camila Montenegro, Valentín Río, Federico Ruiz Santesteban, Andrea Sellanes, Dani Sharf, Leonardo Silva, Virginia Sosa, Karin Topolanski, Rafaella Varela, UNIradio y responsables de laboratorios públicos.
Montevideo, Uruguay Setiembre de 2022
© Los autores, 2022 © Intendencia de Montevideo. Usina de Innovación Colectiva, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. 2022
Impresión: Gráfica Mosca DL. xxxxxxxxxx ISBN: 978-9974-0-1947-8
Este libro reúne las experiencias públicas que tuvieron lugar en el área del histórico Mercado Modelo de Montevideo luego de su mudanza tras 85 años de funcionamiento. Presenta las transformaciones espaciales y culturales de la transición puesta en marcha, desarrolladas en el marco del proyecto El Modelo Está Cambiando, por la Intendencia de Montevideo y la Usina de Innovación Colectiva de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República. A través de una cuidada documentación, la publicación presenta el caso del ex Mercado, su historia, su estado de transición y sus posibles futuros. A su vez, comparte la intervención que transformó a Espacio Campo en un ámbito público de nuevo tipo, el proyecto espacial y curatorial diseñado para la apertura del interior del Mercado y la programación que tuvo lugar en su lanzamiento: el Laboratorio Público Modelo Abierto y el Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad 2022.
Una serie de textos críticos de diversos autores reflexionan sobre arquitecturas blandas y cultura pública; universidad, ciudad y nuevas institucionalidades; y pensamiento creativo e innovación ciudadana, para ampliar el alcance e impacto de lo sucedido.