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VISITA A UNA SIDRERÍA:

TRADICIÓN GASTRONÓMICA Y CULTURA VASCA

LA SIDRA NATURAL VASCA, UN PRODUCTO MILENARIO, SE

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CONVIERTE POR UN DÍA EN EL PROTAGONISTA DE LA CLASE DE COCINA.

LOS ESTUDIANTES DE USAC, ACOMPAÑADOS

POR SUS PROFESORES DE CLASE DE COCINA Y

MIRIAM, LA DIRECTORA, DISFRUTARON DE UNA

NUEVA Y DESCONOCIDA

EXPERIENCIA PARA ELLOS.

DEGUSTARON UN

PRODUCTO TRADICIONAL, “LA SIDRA”, CON MÁS DE MIL AÑOS DE HISTORIA.

TUVIERON UNA BUENA

OPORTUNIDAD DE ENTENDER EL MENSAJE

CULTURAL DE UN PRODUCTO ANCESTRAL

VINCULADO A LA COCINA Y A LA CULTURA

GASTRONÓMICA DE EUSKADI.

¡UNA TRADICIÓN PARA RECORDAR!

Cuando escuché por primera vez que í íbamos a una sidrería vasca tradicional, estaba muy emocionado de experimentar algo así con mi clase de cocina. Al crecer como vasco, he aprendido lo importante que es y ha sido la sidra para mi cultura. Hasta ahora no tenía edad suficiente para probarla o asistir a las cenas de las sagardotegis en el centro vasco de Boise. De ahí mi emoción.

La oportunidad de ir a una sidrería tradicional en el País Vasco era algo que no podía perderme. Quería tener una gran experiencia y, afortunadamente, la tuve.

¡ME SORPRENDIÓ VER LO GRANDES QUE ERAN LAS KUPELAS!

Mientras escuchaba hablar en el autobús sobre las “Sidrerías” a Luis Mokoroa (nuestro profesor de cocina), pensaba que las kupelas (cubas), serían pequeñas, pero me sorprendió mucho ver lo grandes que eran cuando entramos. Luis también nos explicó el significado de algunas palabras como txotx y, para mí, ese vocabulario nuevo no tuvo sentido hasta la primera vez que abrieron una de las kupelas. La primera que se abrió fue la número 4 y, honestamente, no fue mi favorita.

Era demasiado dulce para mi gusto. Después de unos vasos de sidra, comenzó la comida. Comimos tortilla de bacalao, mucho pan y la mejor txuleta que he probado en mi vida. Estaba perfectamente cocinada y la calidad era indescriptible. ¡Fue increíble! Me entristece saber que en pocos meses tendré que volver a casa y no podré comer una carne tan buena de nuevo. De postre, comimos varios quesos con membrillo (el sabor me recordaba a la mermelada) y por supuesto nueces. No es el postre típico al que estoy acostumbrado, pero me encantó. Una vez que terminó la comida, seguimos hablando y riendo con todos nuestros compañeros de clase. En general, fue una experiencia fantástica.

Estoy deseando que vengan mis padres a visitarme y compartir con ellos esta experiencia.

Estoy seguro de que les encantará.

Viajando Por El Mundo De Las Experiencias Culinarias

LLEGAR A LA SOCIEDAD GASTRONÓMICA PARA DISFRUTAR DE LA CLASE DE COCINA VASCA FUE PARA LOS ESTUDIANTES DE USAC ENTRAR EN UN UNIVERSO DE SENSACIONES QUE LES ENVOLVIÓ DÍA A DÍA.

[UN NUEVO VIAJE]

APRENDER DE LA MANO DE COCINEROS CON GRAN EXPERIENCIA Y SENTARSE A LA MESA

PARA PROBAR LOS PLATOS PREPARADOS, LES HIZO COMENZAR UN NUEVO VIAJE, EMPRENDER UN APASIONANTE ITINERARIO EN EL QUE SE COMBINARON DIFERENTES SABORES, TEXTURAS Y MEMORIAS EN LAS CREACIONES, HACIENDO DE ESTOS MOMENTOS UNA EXPERIENCIA ÚNICA.

Estudiantes practicando en la clase de cocina.

PERFECTA COMBINACIÓN DE SABORES, TEXTURAS Y MEMORIAS

Hoy en clase de cocina, hemos preparado tres platos deliciosos: anchoas, kokotxas de merluza en salsa verde, y leche frita. Nunca había probado anchoas antes de esta clase y estaba un poco a la expectativa. No sabía si me iban a gustar o no. Meg, me había dicho que son muy buenas, pero necesitaba probarlas y tener mi propia opinión. Las freímos con harina y huevo.

El plato principal, eran las kokotxas de merluza en salsa verde. Para mi gusto, es un pescado con un sabor suave. Por sí solo, no sabe mucho, pero con el perejil, el ajo y la sal que le agregamos, el resultado final fue increíble. He ayudado en lo que he podido en la preparación de cada plato, pero está claro que no soy un profesional. Aunque me divierto mucho en esta clase, la parte que más me gusta es cuando llega la hora de comer lo que hemos preparado.

Nos sentamos alrededor de la mesa hablando de cualquier cosa mientras comemos comida deliciosa. Al final de la clase, nos duele el estómago de tanto que hemos comido y de lo mucho que nos hemos reído.

Pasamos buenos ratos y nos relajamos como si estuviéramos en familia.

En el camino de vuelta a nuestra casa, mi compañero de cuarto Elliot y yo bromeamos sobre las cosas que suceden en la clase.

Estoy triste de que casi haya terminado, pero no olvidaré ninguno de los recuerdos.

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