áreas temáticas globales con el fin de aumentar la probabilidad de que los estados actúen colectivamente, y garantizar la cohesión en la gobernanza global. Estos son los cambios de primer orden que aumentan las posibilidades de lograr avances en los ámbitos institucional y de política pública, referidos a problemas específicos. En primer lugar, es imperativo garantizar la participación equitativa de los países en desarrollo en la gobernanza mundial para que las necesidades de los países más vulnerables no queden marginadas, en particular las de los países menos adelantados y los pequeños estados insulares en desarrollo. En segundo lugar, la participación puede ampliarse para que incluya las perspectivas del sector privado y la sociedad civil, y garantizar de este modo el apoyo a la acción colectiva a escala mundial entre los estados. En tercer lugar, la acción colectiva es más eficaz si se adhiere a las decisiones que se están realizando en las instituciones representativas, no en agrupaciones especiales de países como el G-20, o en reuniones selectivas donde la toma de decisiones carece de transparencia. Por último, una coordinación y cooperación mayores entre las instituciones de gobernanza mundial en diferentes áreas temáticas pueden reducir los efectos secundarios no deseados y alinear mejor los objetivos. Este Informe pone de relieve el potencial de la acción colectiva para reestructurar los sistemas globales de una manera que infunda nuevas capacidades en las personas en lugar de generar nuevas vulnerabilidades y agravar la inseguridad existente. Una amplia cooperación entre los Estados, las instituciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil es posible. Los sistemas de gobernanza globales tienen que romper el vínculo pernicioso entre la globalización y la vulnerabilidad, lo cual podrá ocurrir en la medida en que las políticas y la toma de decisiones globales sean incluyentes, responsables y coordinadas.
Mensajes clave El presente Informe tiene por objeto mejorar la comprensión y crear conciencia acerca de cómo reducir la vulnerabilidad y construir la resiliencia es esencial para el desarrollo humano sostenible. Al hacerlo, establece los siguientes puntos centrales:
• La vulnerabilidad amenaza el desarrollo humano, y si no se aborda de manera sistemática mediante la transformación de las normas sociales y de política pública, el progreso no será ni equitativo ni sostenible. Si bien casi todos los países han mejorado sus niveles de desarrollo humano en los últimos decenios, las ganancias recientes no han sido fáciles de conseguir. El progreso ha tenido lugar en un contexto de creciente incertidumbre debido a crisis profundas y frecuentes. Hoy, los logros en desarrollo humano están más expuestos a hechos adversos que van desde una mayor inestabilidad financiera y precios altos y volátiles de los productos básicos, hasta desastres naturales recurrentes y un descontento social y político generalizado. Cientos de millones de personas pobres, marginadas o desfavorecidas por algún otro motivo, siguen siendo inusualmente vulnerables a las crisis económicas, las violaciones de los derechos, los desastres naturales, las enfermedades, los conflictos y los peligros medioambientales. Si no se identifican y se reducen sistemáticamente, estas vulnerabilidades crónicas podrían poner en peligro la sostenibilidad de los avances en desarrollo humano en las próximas décadas. Las crisis transmitidas por múltiples causas son inevitables y a menudo imprevisibles, pero la vulnerabilidad humana se puede reducir con estados más receptivos y con mayor capacidad de respuesta, mejores políticas públicas y cambios en las normas sociales. • La vulnerabilidad asociada al ciclo de vida de las personas, la vulnerabilidad estructural y las vidas inseguras son las fuentes fundamentales de las privaciones persistentes y deben ser enfrentadas para garantizar y sostener el avance en desarrollo humano. Diferentes formas de vulnerabilidad pueden incidir de manera simultánea y reforzar las privaciones persistentes. La vulnerabilidad en distintos momentos –de la infancia a la juventud, la edad adulta y la vejez– puede afectar la formación de capacidades asociadas con el ciclo de vida de las personas. Las inversiones insuficientes en las fases sensibles de la vida crean vulnerabilidad a largo plazo. Del mismo modo, la vulnerabilidad incrustada en ciertos contextos sociales genera conductas Panorama general | 11