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Guaidó y sus ONG
from UN 310123
Alfredo Carquez Saavedra
Juan Guaidó, quien desde hace tiempo debería estar tras las rejas por traición a la patria y caradura, hizo todo un esfuerzo la semana pasada para hacerse pasar por político honesto y hacer el teatro de “rendirle cuentas” al pueblo venezolano.
Claro, como casi toda su gestión de fantasía y su conocida y probada poca capacidad intelectual, la presentación resultó bastante limitada y chucuta. Tal vez por eso algunos medios de comunicación invitados por el hijo de Trump terminaron enredados con la información suministrada.
Unos resaltaron los 150 millones de dólares que se supone este personaje administró a razón de 37,5 millones por año, durante los 48 meses en que él y sus socios de Voluntad Popular (Leopoldo López), Primero Justicia (Julio Borges), Acción Democrática
(Henry Ramos Allup) y Un Nuevo Tiempo (Manuel Rosales), aun eran amigos del alma. Otros prefirieron destacar su afirmación en la que se exculpa de todo mal manejo y cita al criminal de Eliott Abrams para señalar que al revisar su “gestión” -claro, por él mismo- no se logró encontrar “evidencia de corrupción”.
Y otros reseñaron el carácter filantrópico del autoproclamado, quien, como si jurara por su madre, aseguró que invirtió entre 50% y 70% de los fondos en ayuda social y/o en “bonos” para los “trabajadores sanitarios”.
Tal vez sea casualidad que lo mejor del rostro lavado de Guaidó fue hecho público por algunos portales de esos que existen en la web y que uno no se explica cómo se mantienen en el tiempo sin publicidad y en medio de una dictadura caribeña. Y eso da pie para tocar otro tema: las organizaciones no gubernamenta- les con piel de oveja y garras de águila calva, con colmillos de león británico o de espuela de gallo galo… Desde la oposición y desde Washington ya comenzó la quejadera porque por estos lares comienza a discutirse en el Parlamento la necesidad de regular a las ONG. Como todo en la vida, las hay buenas y no tan buenas; algunas si se encargan de proteger, por ejemplo, el ambiente, los derechos humanos o la igualdad de género. Pero también hay muchas que dicen defender la democracia y son patrocinadas por los mismos capitales que se encargan de negar la soberanía popular y la autodeterminación de los pueblos.
Ahí tenemos el caso del Reino Unido y el financiamiento oculto -hasta que un medio inglés lo reveló- de ONG y medios de comunicación en Venezuela pagados para crear desinformación y alimentar la desestabilización política, económica y social del país.