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NEARSHORING , ¿UNA COSA DEL DESTINO?

por Angel Rodríguez Hamilton imágenes de Eleni Pratsi

La ubicación geográfica y la economía pujante de nuestro país, además de la globalización, perfilan a México como un candidato atractivo para reubicar cadenas productivas de empresas extranjeras. En este contexto, es importante analizar el fenómeno a fin de entender qué beneficios podemos aprovechar y qué situaciones hay que cuidar.

Destino

Probablemente hemos escuchado que algo “fue producto del destino”; pero, realmente no era posible cambiarlo. Hablar del destino puede ser polémico, pero, pese a la polémica que pueda originar, este concepto ha llegado a permear en la política, la historia y la economía, así como en otros campos de estudio. Un ejemplo de ello es la bien conocida doctrina estadounidense “El Destino Manifiesto”.1

Aun así, algunos habrán de decir que son interpretaciones anacrónicas y obsoletas de la realidad, y que hoy día ya no se habla del destino. Entonces ya no es posible asumir que algo es inamovible, permanente o determinado, sino todo lo contrario y máxime en un mundo tan cambiante e interconectado.

Previsibilidad

La palabra “prever” pareciera estar emparentada con la palabra “destino”, pues ambas hacen alusión de algo que ha de suceder; no obstante, conlleva a “ver con anticipación algo”, al dejar a criterio del espectador tomar o no acción, a fin de alterar o no el resultado y romper con la idea de destino; pero ¿su alteración también podría ser el destino?

1 Doctrina estadounidense cuasi providencial que promueve su visión y “misión regeneradora, libertaria, democrática y republicana sobre […] el mundo entero”. Juan A. Antonio y Medina, “Destino manifiesto. Sus razones históricas y su raíz teológica” en María Cristina González Ortiz y Alicia Mayer (edición), Obras de Juan A. Ortega y Medina , 2. Evangelización y destino (CDMX: Instituto de Investigaciones Históricas - UNAM, 2013), p. 624.

Cuando hablamos de fenómenos internacionales, resulta complejo pensar que, al estar entre tantos factores exógenos y endógenos, algo pudiera resultar previsible; tal y como ocurre en el comercio internacional, de suma importancia por su impacto en la vida de todos, sobre todo en un mundo globalizado. Derivado de ello, es común que los medios acaparen los titulares con noticias de comercio de gran impacto, como el popular nearshoring

Nearshoring

El nearshoring consiste en reubicar los procesos de producción para fabricar algo cerca del territorio de consumo. Pero ¿por qué esto que parece ser tan lógico, ha causado tanto revuelo? Porque ha sido mostrado como una solución económica a los problemas de algunos países y, de manera particular, para el caso mexicano.

A lo largo de la historia, la producción y el consumo de un producto ha sido local, pero derivado de un incremento en la demanda, algunos de los insumos y condiciones necesarias para el productor fueron insuficientes o muy costosos, lo que ha llevado a reubicar la producción, particularmente, cuando estaba relacionado a los recursos y la mano de obra. Los que han optado por reubicar su producción, han evaluado la eficiencia, factibilidad y compatibilidad en locaciones cercanas a las originales.

La complejidad del crecimiento poblacional, la apertura comercial y el desarrollo tecnológico, provocaron que algunos supuestos dejaran de ser generalidades, tal y como ocurrió con el consumo y la competencia; por eso, los procesos tuvieron que ser analizados minuciosamente, buscando a toda costa optimizar costos y actividades para maximizar retornos y ser competitivos.

De vuelta a las bases, ¿una oportunidad?

Ante este escenario, la competencia se da en cada eslabón de la cadena de producción, incluso, con respecto a la toma de decisiones, ya que se han sumado nuevos actores como los gobiernos de los países que han competido por atraer empresas. Conseguir inversión, generar empleo, incrementar flujos de capitales se han convertido en intereses nacionales muy necesarios.

Gobierno y empresas han visto sus intereses reflejados en la deslocalización de la producción, también conocida como offshoring ; actividad en la que, durante décadas, los países con intereses específicos o menos desarrollados buscaron participar, y en la que China se convirtió en el líder captador de empresas. Su liderazgo ha sido ampliamente estudiado y está ligado a una ecuación entre un bajo costo de mano de obra, un alto número de habitantes, un territorio y recursos naturales suficientes.

En 2020, con la llegada de la pandemia, el mundo experimentó una parálisis comercial sin precedentes, como consecuencia de las múltiples alteraciones de las dinámicas preexistentes, en especial, de las económicas. Luego de ello, se visibilizó que la globalización, pese a su capacidad de acercar individuos e invisibilizar fronteras, no resolvía el distanciamiento geográfico en materia comercial. Esto provocó un retorno a las bases productivas y comerciales, por lo que países ven a sus vecinos con renovado interés.

Preguntar si el nearshoring fue cosa del destino es irrelevante, lo verdaderamente importante es ¿qué pasará con México ante esta oportunidad?, ¿cómo cada uno de nosotros tomará conciencia del impacto en beneficio propio y de todos?

México es un país que puede verse beneficiado, y de hecho ya sucede, por el nearshoring, debido a las estrechas relaciones comerciales que ha mantenido históricamente con Estados Unidos. El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) incorpora una serie de cláusulas que favorecen el comercio, así como la oferta de mano de obra y capacidad instalada que tenemos, con lo que se muestra como un lugar de producción altamente competitivo para las

empresas cuyo mercado está en los Estados Unidos.

Este potencial conlleva un riesgo del que todos somos corresponsables, ya que, la captación de inversión no debería convertirse en una explotación de los trabajadores mexicanos para asegurar costos de producción competitivos frente a China u otros países, por el contrario, un compromiso general por demostrar que México puede ofrecer un valor agregado más allá de los bajos costos del capital humano, así como proveer productos o servicios, además de detonar redes de valor con conciencia.

Angel Rodríguez Hamilton es Licenciado en Relaciones Internacionales, Maestro en Administración y especialista en Negocios Internacionales por la UNAM. Tiene una especialidad en Negociaciones Comerciales Internacionales por El Colegio de México y cuenta con estudios de posgrado en Economía por ICHEC Brussels Management School, así como programas de actualización del MIT, Harvard y British Council. Actualmente es gerente de Gobierno Corporativo en la Asociación Mexicana de Capital Privado (AMEXCAP).

Eleni Pratsi es una artista chipriota que vive y trabaja entre Chipre y París. Estudió Bellas Artes en la Ecole des Beaux Arts en Nîmes y París. Sus pinturas abstractas exploran los matices del color y nos invitan a reflexionar sobre la maleabilidad de la idea de frontera e incluso cuestionar sus implicaciones políticas para sugerir la posibilidad de imaginar muchas otras formas de configurar el mundo. Instagram @elenipratsi

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