Revista Lazos 02

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Una tarea pendiente es la de proyectar imágenes positivas del “otro” y quizás dejar de considerarlo como tal, como “ellos”, sino como “nosotros”. Es ésta una tarea del Estado, de los intelectuales. La decisión de reconocer, respetar y adoptar elementos de otras culturas es producto del libre arbitrio, de una voluntad y no de una imposición. ¿Aprender a hablar un idioma indígena para ejercer un cargo público? Bueno, si voy a utilizar esa lengua en mi oficio, por ejemplo en registro civil, en atención a pacientes, o en escuelas rurales. Y más que todo, será un uso oral. ¿Aprenderlo por gusto, curiosidad, interés personal? Fantástico. Aprenderlo por que la ley lo exige, me temo que sea una disposición más disuasiva que otra cosa. Una tarea pendiente es la de proyectar imágenes positivas del “otro” y quizás dejar de considerarlo como tal, como “ellos”, sino como “nosotros”. ¿Es ésta una tarea del Estado, de los intelectuales? Algunos eslóganes lo lograron. El “Somos MAS” del partido de gobierno apela a las nociones de cantidad y de calidad. Significa que los masistas son más numerosos que los militantes o simpatizantes de otros partidos políticos y, al mismo tiempo, que son mejores o superiores, en el sentido de revertir una situación en la que, en el pasado, eran tratados como menos. Es un mensaje que se basa en la autoestima y la autoidentificación. Pero también genera un temor a la aplanadora cultural, de ahí las reacciones negativas que surgen en diferentes puntos del país. Para terminar, quisiera citar las palabras siguientes: …La valoración a priori del otro es un falso reconocimiento. La gente merece y desea respeto, no condescendencia. El verdadero reconocimiento es a posteriori, se da en la experiencia del encuentro con el otro. Pero sólo es posible en relaciones auténticamente simétricas y libres de coacción (…). El reconocimiento, es decir, la comprensión y la valoración a posteriori de las diferencias hace posible el enriquecimiento y la autocreación recíproca, es decir, la interculturalidad (Tubino, s/f.: 188-189). Entonces, recordemos que el encuentro con el otro, o mejor dicho con nosotros, no debería ser solamente objeto de políticas6, sino fluir naturalmente en las relaciones personales e institucionales en nuestro país. El escenario o laboratorio por excelencia de las relaciones interculturales positivas podría ser no necesariamente un lugar, sino un tiempo: el de la niñez y de la juventud. Tanto la educación como otro tipo de actividades: el deporte y las diversiones pueden alentar actividades que permitan la valoración, el aprendizaje y también la crítica de las culturas a modo de abono para el crecimiento del respeto mutuo, tanto a las convergencias como a las diferencias.

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1 Quizás por ello que las propuestas recientes del Ministro de Educación son difícilmente aceptadas por algunos sectores que las interpretan como eso: una demostración de hegemonía. 2 Las misiones jesuíticas se establecieron en Moxos (hoy en el Beni) y Chiquitos (hoy en Santa Cruz), mientras que las franciscanas estuvieron principalmente en Apolobamba (hoy en el norte de La Paz), en el Chaco y en Guarayos (hoy en Santa Cruz). 3 Algunos análisis ven en el actual gobierno de Morales la reproducción de prácticas simbólicas de la época de la Revolución Nacional. 4 De la misma manera y siguiendo la misma línea de “contraofensiva” hacia la historia oficial tradicional, las historias regionales atacan al centralismo como la madre de todos los males. La historia oficial también marginó al Oriente (Cajías, 2003). 5 Esto es más válido aún cuando, desde Santa Cruz u otros puntos del país, la población boliviana no indígena percibe mensajes acerca de una voluntad de establecer nuevas hegemonías, esta vez indígenas, específicamente aymaras. 6 En este tema, un gran desafío se encuentra en las manos del Viceministerio de Cultura, duramente interpelado por los protagonistas de la cultura que no ven respuestas a sus demandas. Ver El Deber, 6 de agosto de 2006. Este tema ameritaría un conjunto de reflexiones más profundas.

Bibliografía Albó, Xavier – Molina Barrios, Ramiro (Coord.). Gama étnica y lingüística de la población boliviana. La Paz: PNUD. 2006 Barragán, Rossana. “Entre polleras, ñañacas y llicllas. Los mestizos y los cholos en la conformación de la Tercera República”. En: Arze, Silvia et al (comp.) - Etnicidad, economía y simbolismo en los Andes. La Paz: IFEA SBH - ASUR - Hisbol. 1992 “Tramas, dramas, epopeyas y mitos en las historias bolivianas del siglo XIX”. 2000 Cajías de la Vega, Fernando. “Los mitos históricos como obstáculos: percepciones sobre la guerra del Pacífico”. 2000 Cajías de la Vega, Dora. “Desoccidentalizar la historia”. En: Primer Congreso Sudamericano de Historia, 2003. Santa Cruz: Museo de Historia – IPGH (Cd-rom). 2004 Larson, Brooke. Colonialismo y transformación agraria en Bolivia. Cochabamba, 1500-1900. La Paz: hisbol – CERES. 1992 Lema, Ana María. “La telaraña cultural de nuestra historia”. En: VVAA - La encrucijada cultural. Anuario COSUDE 2001. La Paz: Plural. 2001 Rivera, Silvia. “El mito de la pertenencia de Bolivia al mundo occidental. Réquiem para un nacionalismo” En: Temas sociales, 24. La Paz: UMSA/ Carrera de sociología. 2003 Thomson, Sinclair et al. Ya es otro tiempo el presente. Cuatro momentos de insurgencia indígena. La Paz: Muela del Diablo. 2003 Tubino Arias-Schreiber, Fidel. “Interculturizando el multiculturalismo”, en: Encuentro internacional sobre interculturalidad, http://www.cidob.org/ Castellano/publicaciones/monografias /intercultural /intercultural.cfm# S/f. VVAA. Así se enseña la historia para la integración y la cultura de la paz. Bogotá: Convenio Andrés Bello. 1999


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