OPINIÓN +
Defender los derechos humanos en un mundo que no los respeta Francisco Rey Marcos Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) El 10 de diciembre del 2023 se cumple el 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DD.HH.) aprobada solemnemente por la Asamblea General de las Naciones Unidas en un mundo marcado por las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial. Un año más tarde, en 1949, se aprobaban los nuevos Convenios de Ginebra de derecho internacional humanitario (DIH) que incluían uno nuevo, el Cuarto, dedicado específicamente a la protección de la población civil en los conflictos armados. En 1951 se aprobaba la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados y se aceleraba el proceso de aprobación de nuevos instrumentos de protección de derechos en muchas materias y hacia colectivos específicos. Parecía ponerse en marcha un sistema internacional, tanto jurídico como institucional, que tomaba los derechos de personas y colectivos como una de sus señas de identidad. La utopía de una humanidad formada por seres humanos iguales en derechos parecía, poco a poco, abrirse paso. Sin embargo, en estas más de siete décadas el mundo ha cambiado mucho y se han producido junto a algunos avances, importantes retrocesos y flagrantes incumplimientos en materia de derechos humanos y DIH que nos hacen dudar sobre que aquellas ideas de la Declaración de 1948 tengan validez en el mundo de hoy. De hecho, dada la situación actual que vivimos con numerosas violaciones de los derechos más básicos y con una comunidad internacional, con la ONU a la cabeza, que no tiene capacidad para impedirlas, sería necesario preguntarse ¿qué pasaría si hoy se debatiera en la ONU una nueva Declaración de DD.HH.? ¿Sería más avanzada e incluiría cuestiones en las que se han dado pasos en estas décadas como las cuestiones de género, los derechos ambientales, los aspectos culturales, las minorías …? O por el contrario, ¿sería más restrictiva y recortaría algunos derechos? ¿Se podría llegar a un consenso básico como el que se alcanzó en 1948? Humanidad y dignidad Si me permiten la broma, no me respondan todos y todas a la vez. Cuando planteo estas cuestiones a los alumnos y alumnas de diversos Másteres en los que doy clase, las respuestas suelen ser muy variadas, pero, cada vez más, tienden hacia el pesimismo. Existe un cierto acuerdo en que el actual escenario internacional no permitiría muchos avances y que, sobre todo, más allá de los planteamientos retóricos y las declaraciones formales, los mecanismos de seguimiento, control y, en su caso, 58 g Profesiones
sanción de las posibles violaciones de derechos no están funcionando y es poco previsible que vayan a funcionar. Es este pesimismo y este derrotismo el que quiero combatir en estas breves líneas.
La mera idea de ‘humanidad’ que recoge la Declaración y su aspiración a la dignidad intrínseca de todos los seres humanos son avances que tenemos que consolidar y en los que no caben pasos atrás La primera idea fuerza es que la Declaración de 1948 y todo el proceso de formulación y aprobación de instrumentos jurídicos de protección de derechos suponen un hito muy importante en la historia de la humanidad. A mi juicio, más allá de posibles discusiones posteriores sobre su enfoque dominante cristiano-occidental, o los debates sobre aspectos multiculturales, la mera idea de ‘humanidad’ que recoge la Declaración y su aspiración a la dignidad intrínseca de todos los seres humanos son avances que tenemos que consolidar y en los que no caben pasos atrás. Sucede a veces que los defensores y defensoras de DD.HH. parecemos 'conservadores' pues, de hecho, queremos mantener estos logros y no admitimos posibles retrocesos. Indivisibles e interdependientes Por otra parte, es preciso mantener la filosofía y el enfoque de la Declaración que plantea que los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y que deben ser interpretados de modo integral. Algunos autores han hablado de generaciones en los derechos humanos: derechos civiles y políticos (DCP); económicos, sociales y culturales (DESC); derechos de la solidaridad; y eso, recogido en diversos instrumentos legales, ha generado durante décadas, debates interminables sobre cuales son más importantes, cuáles son primero, etc. Debates que han hecho perder esta idea de la integralidad, que habría que enfatizar. Una concepción integral de los derechos defiende que no hay ninguna forma de jerarquía ni sus violaciones o consecuencias pueden tratarse aisladamente de otras en las que no se haya actuado en forma directa. Si la integridad se rompe, se afecta la persona como un todo y no sólo una parte de ella. La indivisibilidad significa que todos los derechos humanos están unidos por un mismo cuerpo de principios y que todos están situados a un mismo nivel. No hay derechos nº 206 g noviembre-diciembre 2023