Profesiones 193

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NUEVAS TECNOLOGÍAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

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Ética e Inteligencia Artificial

“La vida no es buena ni mala en sí misma, es el lugar del bien y del mal según lo que hagas con ellos”. Michel de Montaigne (Ensayos, 1580) Iban García del Blanco Eurodiputado del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo

El desarrollo de las tecnologías digitales sigue avanzando a una velocidad vertiginosa, amenazando con dejar atrás a sociedades, gobiernos y otras instituciones. La mayoría de la población contempla, perpleja, los nuevos retos que estas tecnologías le plantea, temiendo los riesgos que en sí conllevan y no acertando a percibir con claridad aquellas oportunidades que brindan. La ciencia ficción ha esbozado, durante décadas, muchas de las posibilidades y los términos en que podrían establecerse las relaciones entre humanos y tecnologías de Inteligencia Artificial (IA); hoy algunas de esas ficciones tecnológicas se han tornado en realidad, y asistiremos en no demasiado tiempo al alumbramiento de muchas otras. Sigue siendo indispensable que el uso y desarrollo de la Inteligencia Artificial no interfiera con los derechos humanos fundamentales, la génesis de realidades nuevas y los cambios sociales que sin duda estas tecnologías acarrearán, no puede interferir con la protección del espacio que nos define como humanos; hay que garantizar que los derechos humanos sean también respetados en esta nueva era que amanece. Y en eso, los poderes públicos tienen un rol esencial y también un reto importante: en esta nueva revolución digital nadie debe quedarse atrás. IA, ética e instituciones sociales Desde el Comité de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo se propuso una iniciativa legislativa, de la que fui ponente, sobre los aspectos éticos relacionados con la Inteligencia Artificial, robótica y otras tecnologías similares. Con esta iniciativa, aprobada por amplia mayoría en octubre del 2020, el Parlamento ha querido establecer un marco ético aplicable a todos los sistemas de Inteligencia Artificial, para asegurar que todas las tecnologías se rijan por las mismas obligaciones éticas, sin importar su destino —uso privado, de mercado o por administraciones públicas —. Gracias a esto, Europa se ha puesto al frente de la promoción de una Inteligencia Artificial con perspectiva humano-céntrica, que se rija por los mismos valores y principios democráticos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos —y en la Carta de Derechos Fundamentales de Unión europea, que suma aspectos como la no discriminación, la perspectiva de género, la sostenibilidad social y medioambiental... —. Resulta problemático plantear el reemplazo de mano de obra humana por tecnologías de IA, precisamente porque uno de estos derechos consiste en el derecho al trabajo. El objetivo de 42 g Profesiones

estas tecnologías no debería ser el de sustituir a los seres humanos, sino facilitar y mejorar el trabajo. Está en la mano de gobiernos e instituciones públicas ocuparse de que la reordenación y reasignación de la fuerza laboral se produzca del modo más beneficioso, no solo en términos de productividad sino en cuanto a bienestar social. Es mejor hablar de transformación que de sustitución de puestos de trabajo, y resaltar que la IA generará enormes posibilidades para la creación de millones de puestos más cualificados y mejor pagados, pero ello no empece subrayar la necesidad de que los poderes públicos ordenen esta transformación, evitando la creación de masas de desempleados digitales. No se trata de resucitar un ludismo de siglo XXI, sino de asegurarnos de que, insisto, nadie queda atrás.

Resulta problemático plantear el reemplazo de mano de obra humana por tecnologías de IA, precisamente porque uno de estos derechos consiste en el derecho al trabajo Asimismo, debemos esforzarnos en reducir la brecha digital que se está produciendo en las sociedades. Frente el avance frenético de las tecnologías digitales, nos encontramos con un abismo cada vez más profundo que separa a gran parte de la población de un uso seguro y responsable de estas herramientas. La autorresponsabilidad de los ciudadanos tiene que complementarse con educación digital, y con un marco legal que brinde protección frente a determinados usos de servicios digitales. Una IA ética necesita la confianza de los ciudadanos, basada en una vigilancia democrática y en lo que he venido en llamar Ilustración Digital —que supera a una mera adquisición de habilidades digitales y contempla el fenómeno holísticamente—.

El objetivo de estas tecnologías no debería ser el de sustituir a los seres humanos, sino facilitar y mejorar el trabajo De la brujería a la Ilustración [Digital] Por mucho desconcierto que puedan producir, el viejo hábito de tachar de 'brujería' y dar rienda suelta al miedo hacia estas nuevas tecnologías perjudica a nuestras sociedades, en nº 193 g septiembre-octubre 2021


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