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ENTREVISTA A NATALIA DÍAZ CONSEJERA DE LA ORGANIZACION INTERNACIONAL DEL TRABAJO
«Esta crisis nos ha mostrado que los poderes públicos deben repensar nuevas competencias para nuevos empleos y potenciar sectores como el digital, los empleos verdes, y la formación» Elisa G. McCausland Desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) habéis estado especialmente atentos a cómo puede afectar, y está afectando, la pandemia al mundo del trabajo. Tras vuestros primeros informes del Observatorio de la OIT, ¿qué diagnóstico general hacéis de la situación en el ámbito global? ¿Qué políticas sugerís en el medio-largo plazo para un país como España? Seguimos diciendo que es la peor crisis mundial desde la Segunda Guerra Mundial ya que sigue afectando gravemente a la salud pública y causando perturbaciones sin precedentes en las economías y los mercados de trabajo de todo el mundo. La crisis del COVID-19 afecta con dureza a los jóvenes en varios ámbitos, lo que podría dar lugar al surgimiento de una «generación de confinamiento». Las medidas de reactivación de la economía deben basarse en un alto nivel de creación de empleo. Para que la recuperación sea efectiva y sostenible también será decisiva la coordinación internacional y, en nuestro caso, resulta muy importante la actuación de la Unión Europea, mediante paquetes de medidas de estímulo y medidas de alivio de la deuda. La transformación de la sociedad tras la COVID-19 debe orientarse hacia la transición ecológica ya que en otro caso la crisis climática será la siguiente pandemia global. En definitiva, habrá que responder con inversiones y planes extraordinarios de inversión en todo el mundo, en Europa y en España, dirigidos a fortalecer los sistemas públicos de salud y de protección social y a realizar las transformaciones hacia una economía sostenible. Planes que requieren consenso político y diálogo social. El diálogo social en España es algo que hay que alabar durante esta crisis. La pandemia ha hecho las funciones de artefacto revelador (si me permites la metáfora) de ciertas carencias del sistema. Desde OIT, ¿qué ámbitos estructurales de nuestra sociedad consideráis más sensibles a esta crisis y qué políticas deberían llevarse a cabo para blindarlos y garantizar así un trabajo digno? Debe establecerse un robustecimiento de los sistemas de salud públicos. Los puntos clave son los sistemas públicos de protección, la revalorización de los cuidados y el desarrollo sostenible. La pobreza laboral es un hecho y el 13% de la población activa de España la está sufriendo. 36 g Profesiones
Hoy ya no se puede hablar de que todo trabajador está exento de ser pobre. Esta cantidad de trabajadores pobres supera la media europea, situada en el 9,5%. En lo que atañe al empleo juvenil, abogamos por un nuevo Sistema de Garantía Juvenil. Creemos que la modificación del Estatuto de los Trabajadores debe hacerse adaptándose a la llamada economía digital.
Se ha desvelado que hay desigualdad de género, que existía, pero que con el COVID-19 se ha visto que los poderes públicos deben regularlo El COVID-19 está lejos de desaparecer de nuestro presente, y futuro. En línea con vuestros informes más recientes, ¿qué áreas profesionales consideráis que se deberían reforzar de cara al futuro para evitar precarización y desempleo? La cantidad de jóvenes que no trabajan, ni estudian o reciben formación es cada vez mayor; las mujeres jóvenes tienen más del doble de probabilidades de verse afectadas que los hombres. La automatización expone a los jóvenes empleados a un mayor riesgo de pérdida de empleo. El último análisis de la OIT sobre el impacto del COVID-19 en el mercado laboral revela el efecto devastador y desproporcionado que ha tenido la pandemia en los trabajadores jóvenes y analiza las medidas que se están adoptando para crear un entorno seguro de vuelta al trabajo. Las áreas que se deberían reforzar son las relacionadas con el sector digital; los relacionados con la transición energética, es decir, los llamados empleos verdes, que a su vez pueden ser un factor de reindustrialización en España; y la formación y la capacitación, que deben potenciar los poderes públicos, repensando nuevas competencias para nuevos empleos. Uno de vuestros informes más recientes refleja la situación de desempleo y precariedad a la que se enfrentan las nuevas generaciones, situación recrudecida tras el COVID-19. ¿Qué medidas proponéis para luchar contra esta cuestión que amenaza con instalarse en el medio/ largo plazo? ¿No estamos ante un reto que implica cambios de paradigma? La pandemia inflige un triple impacto sobre los jóvenes. No sólo destruye sus empleos, sino también su educación y formación, y coloca grandes obstáculos en el camino de nº 185 g mayo-junio 2020