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Medicina Gráfica,
una apuesta por el cómic en el mundo sanitario El cómic como medio de comunicación, como herramienta para hacer llegar distintos puntos de vista —también en lo que respecta a las profesiones— habita el ámbito sanitario desde hace tiempo. Nos referimos, en esta ocasión, a una corriente, proveniente del ámbito anglosajón, que se engloba en torno al término «medicina gráfica» (graphic medicine); un concepto que busca convertirse en herramienta cotidiana para referirse al rol que los cómics pueden jugar en el estudio y desarrollo de la sanidad. La red es amplia, y engloba a profesionales de habla inglesa, francesa y, desde que se pusiera en marcha Medicina Gráfica hace apenas un año, también paragua a los tebeos de habla hispana. La médico y autora del cómic Con-Ciencia Médica (LID, 2016), Mónica Lalanda, es la coordinadora de este espacio online, que cuenta con un equipo multidisciplinar, cuya actividad esencial radica en «reunir contenidos útiles y ponerlos a disposición de profesionales y pacientes, facilitando y animando a su uso, así como comentando novedades». Asimismo, Lalanda y su equipo están trabajando para trasladar todo este conocimiento a ágoras divulgativas y académicas, con el propósito de allanar las distancias entre profesionales y pacientes.
¿Qué aporta el cómic al mundo sanitario? Mónica Lalanda, a raíz de su experiencia académica, considera que el cómic puede ser muy importante para la sanidad; principalmente, porque «permite al profesional entender cómo se vive la enfermedad de una manera a menudo desgarradora, que va mucho más allá de lo que puedan contar los pacientes durante una consulta». A su vez, «aumenta la capacidad de observación, humaniza las situaciones y da visibilidad al enfermo más allá de la enfermedad, ampliando la empatía del profesional sanitario». La imagen crítica de la profesión que puede encontrarse en muchas de estas obras, así como la explicitud de muchas de sus temáticas, convierten el medio, según esta investigadora, en «una interesante forma de divulgación sanitaria destinada a pacientes». La vocación de los componentes de Medicina Gráfica es profesional, divulgativa, y tienen en común la pasión por el medio cómic en todas sus posibles vertientes: «Nuestro objetivo es compartir nuestro entusiasmo sobre la manera en que la Medicina Gráfica puede ser de inmensa utilidad en el mundo de la salud y la sanidad». www.medicinagrafica.com
TOP 10 TEBEOS DE MEDICINA GRÁFICA Por Mónica Lalanda (@mlalanda), médico, divulgadora y autora de cómic 1.- Una posibilidad (Astiberri, 2017), de Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Una joya en estilo y contenido. Los autores, padres e ilustradores, cuentan la historia de su hija Laia, que nace con parálisis cerebral debido a una enfermedad rara. Una novela gráfica de gran contenido emocional y una estética impecable. Una posibilidad entre mil ha sido recientemente recopilada junto a La máquina de Efrén bajo el título Una posibilidad. Punto de vista sanitario: Un ejercicio de empatía y una llamada a entender la importancia de una buena comunicación. 2.- Los silencios de David (Norma, 2012), de Judith Vanistendael La historia de un hombre con cáncer de laringe en un relato con ilustraciones impactantes y con variedad de imágenes metafóricas de gran belleza. El miedo a la muerte como eje de la narración y el impacto de una enfermedad grave en una familia con niños pequeños. Punto de vista sanitario: Muy interesante para la reflexión sobre la muerte digna. 3.- Podemos hablar de algo más agradable (Reservoir Books,2015), de Roz Chast La autora cuenta en un estilo único, mezcla de humor y tra-
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gedia, los años finales de sus padres. La fragilidad, la vejez, la demencia y la muerte tratados desde el realismo y la franqueza más pura. Punto de vista sanitario: Una reflexión sobre final de la vida y cómo afrontar las conversaciones sobre la misma. 4.- Que no, que no me muero (Modernito Books, 2016 ) de María Hernández y Javi de Castro La autora cuenta sin ñoñerías ni lazos, su propia experiencia de diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama. El estilo colorista con dibujos sencillos pero potentes, le convierten en una lectura muy atractiva. Punto de vista sanitario: Un libro para recetar. 5.- Billy, tú y yo (Norma, 2013), de Nicola Streeten La autora describe la muerte de su bebé tras una enfermedad fulminante y el proceso de recuperación de años que le siguen. Con un estilo casi infantil, pero con enorme fuerza, es un libro que transmite desesperación y esperanza a partes iguales. Punto de vista sanitario: Una lectura que puede mejorar nuestra capacidad de comunicación y una estupenda reflexión para profundizar sobre el impacto de la muerte de un niño en sus padres.
nº 169 g septiembre-octubre 2017