EDUCACIÓN Y CIENCIA l
La robótica como oportunidad para el profesional resiliente 0. Un robot no hará daño a la Humanidad o, por inacción, permitir que la humanidad sufra daño. 1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño. 2. Un robot debe hacer o realizar las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la primera ley. 3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley. Leyes de la robótica (1942). Isaac Asimov
Esther Plaza Alba El profesor de la facultad de filosofía en la Universidad de Oxford, Nick Bostrom, censa en su libro Superinteligencia una población mundial de robots superior a los 10 millones en el 2016. Si hablamos de España, el Consejo General de Economistas precisa que también en el 2016 «el parque de robots aumentó en 3.221 unidades instaladas, que es una cantidad discreta, ya que en el 2015 se instalaron 3.710 unidades». En un futuro más digital que el presente, si cabe, ninguna de estas cifras asustan, pese a que muchas son las noticias que llegan a nosotros y que tienen que ver con el peligro que corren nuestros puestos de trabajo. «Estamos en un proceso que supondrá la sustitución de personas por robots», comenta Fernando Suárez, vicepresidente primero del Consejo General de Ingenieros Informáticos. Por eso, recomienda a los profesionales adaptarse a esta situación a través de formación tecnológica y reconversión de muchos de los puestos de trabajo y profesiones existentes en la actualidad. En similar línea se sitúa la física Concepción Toca: «los profesionales tendrán que interactuar con los robots en situaciones no solo laborales, sino también personales como en diversas gestiones con las administraciones, en tratamiento médicos que se reciban o en consejos y sugerencias de ocio, por lo que se tendrá que aceptar mentalmente una tecnología que será mucho más que una mera herramienta de trabajo». Los profesionales, para esta física, tendrán que desarrollar competencias múltiples, más allá de las específicas y necesarias de su área de conocimiento. Y es que si pensamos que solo serán aptos para trabajos rutinarios, sería bueno plantearse, cuánto porcentaje rutinario hay en nuestro quehacer laboral diario.
las máquinas podrán fácilmente hacerse más inteligentes que en el caso de las personas, por lo que no solo importa si una tecnología se desarrolla, sino también cuando, por quién y en qué contexto. Hoy por hoy «cómo utilicemos la tecnología en las profesiones está en nuestras manos», precisan los Susskind. Y ¿qué pasará en el ámbito personal? Concepción Toca nos da la respuesta: «habrá que redefinir la idea del sentimiento, de la autoestima o de la empatía, para permitir la coexistencia entre el pensamiento inteligente con origen genético y el pensamiento inteligente con origen tecnológico». El riesgo más temible lo traslada Nick Bostrom cuando plantea la posibilidad de la creación de una máquina más inteligente que el ser humano hasta el punto de que esta pueda incluso diseñar máquinas inteligentes por su cuenta. Así sucede en la película Autómata (2014), donde los robots toman conciencia de sí mismos. Esta superinteligencia podría suponer el fin de la humanidad y por lo tanto, inclumplir las famosas leyes de Asimov. Para evitarlo, Elena García Armada, ingeniera industrial que lidera el grupo del CSIC que ha desarrollado el primer exoesqueleto biónico del mundo para niños y niñas con atrofia muscular espinal, nos propone que el robot siempre esté al servicio del ser humano. Pixabay
Robots y profesionales, como equipo Quizá esté aquí el término medio de la situación: la convivencia obligatoria entre humanos y robots, también en el lugar de trabajo. Algo que ya sucede en muchas empresas y que irá evolucionando de manera gradual, según explican en su libro El futuro de las profesiones, Richard Susskind y Daniel Susskind. En un más que supuesto mundo de máquinas pensantes por todas partes, tal y como plantea el economista Ryant Avent, en La riqueza de los humanos, hay que tener en cuenta que 40 g Profesiones
nº 169 g septiembre-octubre 2017