Gaudeamus N° 08

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Durante buena parte de finales de los años ochenta y bien entrados los noventa se hablaba corrientemente de la necesidad

de impulsar los “cambios de paradigma”, para significar la necesidad de inducir la emergencia de un espacio de desarrollo supuestamente más acorde a los nuevos tiempos. Pero el mensaje tenía un fondo casi exclusivamente económico. El mundo empresarial comenzó a adecuarse y a imponer su nueva visión para lo cual se hizo de la inducción acelerada del cambio técnico y tecnológico de base científica como arietes para la producción de nuevos y sofisticados productos, y de conquista de nuevos espacios de consumo.

El espacio político que aceleraría esta situación, sin duda, fue la llamada caída del “Muro de Berlín”. Detrás de este logro se instrumentaría la apertura de espacios de mercado que, en sí mismos, significarían la globalización económica y aspectos relacionados. El “fin de la historia”, suerte de manifiesto ideológico del nuevo mundo que se vislumbraba, se expresaría como el triunfo de la visión tecnocrática del occidente capitalista sobre un oriente socialista en retirada dadas sus profundas carencias en el manejo político, social y económico. Margaret Thatcher y Ronald Reagan emergerían como los nuevos cruzados de un porvenir lleno de oportunidades –se decía- para los países y para la sociedad. Pero el nuevo milenio nos revelaría una realidad distinta a la prometida. Los problemas sociales, políticos y ambientales se han profundizado a escala planetaria. Puede afirmarse que, de hecho, se requiere un cambio de paradigma pero ello supone una transformación radical de la sociedad humana partiendo de la raíz del hombre mismo. Es decir, se requiere de un hombre nuevo para hacer una sociedad nueva. La pobreza, la exclusión social, el deterioro del hábitat y de los ecosistemas, las desigualdades sociales, entre otras aflicciones, no se erradican sin que se traten las causas de fondo y éstas son consustanciales al sistema económico dominante y al modo de relación del hombre con su ambiente. Se requiere un cambio de conciencia sobre la vida misma. En Venezuela, con todas las dificultades que una empresa de esta magnitud supone, intentamos concebir una sociedad nueva, especialmente en su contenido social y político. No es fácil el reto. Se trata de hacer una sociedad nueva con hombres y mujeres que no somos nuevos; con hombres y mujeres que aparte de carecer, en promedio, de niveles adecuados de formación para impulsar los cambios, poseemos -en alguna medida y unos más que otros-, estigmas indeseables del sistema económico dominante tales como una tendencia desmedida a la acumulación, a la explotación y expoliación del hombre y de los recursos naturales, y como aditivo, carencias o confusiones éticas básicas. Es decir, esto indica que se requieren cambios profundos y sostenidos en la sociedad, responsabilidad que no podemos ni debemos evadir. La Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR) en su rol de actor social fundamental de la sociedad venezolana tiene, sin duda, un amplio espacio de actuación para definir y apoyar estos cambios. Gaudeamus recoge en este número algunos aportes que apuntan en este sentido. En primer lugar, el ciudadano rector, Dr. Manuel Mariña, expresa, en la sección de rigor, su visión acerca del papel que debe cumplir la universidad venezolana, y ésta en particular, el construir una nueva sociedad; hace énfasis en agilizar los mecanismos para cubrir un mayor espacio de apoyo a los demandantes de una educación superior de excelencia en consonancia con los planes de transformación que se impulsan desde el exterior institucional de la República Bolivariana de Venezuela. La profesora Rosa Mary Hernández, especialista en la interfase ecología-agricultura, en entrevista con el director, refiere los aportes que se vienen haciendo desde la investigación en función de lograr prácticas y espacios agrícolas más amigables con lo ambiental, a fin de aprovechar al máximo los recursos naturales sin causar un mayor impacto ecológico. Por su parte, el profesor Efraín Márquez indaga acerca de la importancia de los nuevos enfoques de la investigación y del investigador social en la construcción de un desarrollo endógeno. En este orden de ideas en torno a la actividad de la investigación, el profesor José Padrón realiza una profunda, descarnada y muy necesaria reflexión en torno al quehacer de esta práctica en la universidad venezolana. Finalmente, la profesora Delia Barreiro hace una exégesis acerca de uno de los escritores colombianos más importantes del siglo XX, y de la necesidad de rescatar sus ideas, por la actualidad de su pensamiento. Todo este material se recoge en este número con la intención de impulsar la discusión y motivaciones para una reflexión constructiva y dialéctica en el medio académico universitario nacional.

José Miguel Cruces H. Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez


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a República Bolivariana de Venezuela se encuentra ante un auténtico desafío refundacional. Las estructuras anacrónicas y las bases del sistema socio-económico de la IV República, hoy se enfrentan al impacto demoledor de los cambios en progreso. Las vigorosas demandas de justicia social ahora adquieren una firme legitimidad en el marco de un orden republicano orientado hacia una democracia participativa y protagónica. Atrás quedó la PDVSA al servicio de las transnacionales. La lucha contra el latifundio y la iniquidad en el campo reciben un gran impulso en función del interés del consumidor y de los productores nacionales. La integración latinoamericana y la búsqueda de un mundo multipolar tienen en Venezuela un destacado bastión. Nuestra Fuerza Armada ahora responden con apresto a una doctrina nacionalista y soberana. Las reservas internacionales han alcanzado un alto nivel de estabilidad, se ha disminuido significativamente la deuda externa y la inflación ha sido controlada.

También se muestran logros indiscutibles para el Gobierno Revolucionario, en materia de salud, democratización del crédito, fomento de organizaciones populares, cooperativas, núcleos endógenos, consejos comunitarios, etc. En materia educativa se ha erradicado el analfabetismo. Bajo las misiones Ribas y Sucre se le ha dado un espectacular impulso a la educación media y superior. En el marco de este contexto de logros, le corresponde a la educación superior un papel estelar. En la universidad Simón Rodríguez, incorporándonos a la grandiosa tarea de la refundación de la República, asumimos el compromiso de la universalización de la educación como una propuesta capaz de hacer viable la universidad necesaria, inclusiva, revolucionaria y de alta calificación académica. Desde nuestra universidad nos proponemos elevar el debate y plantear los asuntos que consideramos de interés para el fortalecimiento y la refundación del sistema de educación superior en el país. Bajo la gestión rectoral que asumimos desde el pasado 28 de febrero, nos proponemos impulsar las transformaciones que permitan convertir a la USR en lo que consideramos podría ser la visión de un nuevo paradigma para la universidad de la V República. Esta visión proyecta una institución universitaria que, a futuro, se convierta en el gran norte del sistema de educación superior del país. Contempla los siguientes enunciados: * Hacer de la nueva universidad la principal fuente de producción e intercambio de saberes orientados al crecimiento humano y a la solución de los problemas que obstaculizan el bienestar social de la población bolivariana. * Crear las condiciones tecnológicas y organizacionales que permitan la difusión del saber a todos los niveles de la educación y a cualquiera de los ámbitos de la geografía bolivariana. * Unificar la capacidad de respuesta de la educación universitaria en un sistema que permita la sinergia de los recursos de la región latinoamericana en función de una nueva forma de creación, difusión y promoción del saber * Convertir la masificación del saber con excelencia en nuestro gran logro revolucionario, demostrando, que somos capaces de crear un nuevo orden social a partir de la colectivización del conocimiento. Los objetivos generales que una nueva institucionalidad universitaria deben proponerse, a los efectos de responder con excelencia a los cambios en progreso, deberían estar conformados por los siguientes propósitos:

* Establecer los lineamientos para el diseño e implantación de una estructura organizacional universitaria que Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez


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responda a las exigencias de una educación adaptativa que, dentro del contexto de un nuevo paradigma de educación universitaria, pueda responder con eficacia al devenir socio-económico de la V República. * Identificar las interacciones sistémicas en la creación de una universidad capaz de garantizar la eficacia y la eficiencia en el ámbito de la combinación de la virtualidad postmoderna con la “cátedra de calle de Platón”. * Proporcionar a la población bolivariana, el saber disponible para la satisfacción de su crecimiento cultural, académico y socio-económico.

Dentro del marco de las realizaciones específicas que deberían orientar la acción de la nueva universidad venezolana, creemos que los siguientes objetivos deben ser considerados: * Colocar el saber al servicio de quien sea, donde sea y como sea. * Difundir un saber integrado, modulado y disponible para cualquier nivel de la educación (colectivización del saber). * Promover el saber en forma continua y de por vida, conformando una “universidad para cada quien”. * Crear una universidad fundamentalmente para promoción de la gente, para la calidad de vida y para el desarrollo nacional. * Establecer una universidad que logre formar a sus participantes a partir de su interacción con el contexto y en respuesta al rescate de los sectores más necesitados. * Crear una universidad que logre incorporar a su acervo cognoscitivo el saber y la cultura autóctona del país y de la región latinoamericana. * Desarrollar una institución difusora de un saber sistémico, contextualizado y ecologizante. * Elaborar un sistema universitario capaz de formar y apoyar a los promotores y conductores de la nueva realidad nacional. La reorientación del actual sistema universitario hacia un nuevo paradigma de educación nacional, dependerá de la prontitud y la eficacia con la cual avancemos en la ejecución de los pasos requeridos para el establecimiento de una nue-

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va institucionalidad. El éxito en el logro de los objetivos que hemos señalado, estará sujeto a la forma como asumamos el reto que significa la transformación de un paradigma educacional caduco y agotado pero fuertemente soportado por quienes han hecho de él un modus vivendi o la plataforma para el mantenimiento de una concepción que hoy resulta ajena al interés nacional. Las decisiones que deberán tomarse para el desarrollo de la universidad de la V República podrían enmarcarse dentro de los siguientes puntos: * Creando una nueva concepción universitaria basada en la universalización de la educación * Reorientando los recursos del sector hacia un nuevo pradigma de difusión masiva del saber dentro de un concepto modular, flexible, contextualizado y adaptativo. * Identificando los proyectos que normarán la actividad de investigación y docencia con la “acción contextual de calle” de la nueva universidad. * Desarrollando un sistema curricular de ensamblaje múltiple que permita crear y desarrollar carreras de acuerdo con proyectos, a las capacidades, devenir de la vida, requerimientos nacionales y deseos y aspiraciones de cada participante. * Definiendo la concepción de la recursividad sistémica bajo la figura de “Diez mil sabios diez mil universidades” como un concepto teórico clave para la colectivización del saber. * Desarrollando una plataforma tecnológica idónea para la difusión masiva del saber * Aprobando una Ley de Educación Superior que permita el desarrollo efectivo de la nueva universidad en los términos que hemos señalado. * Estableciendo la pertinencia legal de la participación de la universidad en el proceso revolucionario en progreso. * Desarrollando un Portal Bolívar para la internacionalización de la nueva universidad. * Definiendo y estableciendo el papel del trabajo comunitario estudiantil en el marco de la interacción comunitaria a ser desplegada por las universidades en el ámbito de la realidad nacional.


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Simón Rodríguez, innegable vigencia Si partimos de la premisa de que un

maestro o una maestra en esencia, en andar, en fundamentos y filosofía, es quien da de sí a los educandos y educandas el ejemplo del vivir, entonces Simón Rodríguez es ese maestro. Maestro porque entregó su convicción a la educación para beneficio de las generaciones venideras. Maestro porque siempre estuvo consciente de la oportunidad y la necesidad de sembrar pensamiento educativo original para estas latitudes del mundo. Maestro porque predicaba sobre sus propios pasos, sobre su propia conciencia, sobre su propia esencia.

Maestro porque desde su práctica y su teoría supo definir este rol tan polémico como fundamental en las sociedades de siempre. «Hay tres especies de maestros: unos, que se proponen ostentar sabiduría no enseñar; otros que quieren enseñar tanto que confunden al discípulo; y otros que se ponen al alcance de todos, consultando sus capacidades. Estos últimos son los que consiguen el fin de la enseñanza y los que perpetúan sus nombres en las escuelas».

Ha dejado honda huella en nuestras tierras americanas este eterno Samuel Robinson, cuyo pensamiento y obra debemos estudiar con profundidad de criterio, con devoción de discípulos, con vehemencia de indagadores políticos, porque su actualidad no es antojadiza, ni coyuntural, ni politiquera. La actualidad del pensamiento de Simón Rodríguez está dotada de una ancestralidad americana extraordinaria, de anhelos antiguos escondidos en los tiempos, de consagraciones a los necesitados, a las excluidas por ese pueblo del que se ha hablado tanto en tantas civilizaciones:

Lic. Oscar Rodríguez Pérez Profesor UNESR

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«El que desespera del buen éxito de las reformas políticas, o quiere oponerse a ellas, porque teme sus resultados, se sirve de la palabra PUEBLO! (como despreciativa) sin advertir que comprende en ella a todos los que no piensan como él. Con su arrogancia insulta a millares de individuos, que, si se le presentaran en masa, no sabría como evitar las miradas. En el pueblo que desprecia, porque no habla, hai muchísimos hombres de juicio —entre los cuales; muchos mui respetables, por su talento y por sus luces.» Si viráramos la imaginación hacia ese lado subjetivo sobre el cual duerme la racionalidad, entonces miraríamos al maestro con los instintos de su corazón sobresaltados para beneficio de todas nuestras repúblicas. Robinson nos diría ante la preocupación que tenemos por los niños y las niñas que hoy se forman: «Enséñese a los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que se le mande a hacer, se acostumbre a obedecer a la razón, no a la autoridad como limitados, no a la costumbre como estúpidos». ¿Es que no podemos ver en este consejo del maestro a la acción educativa que padres y madres, maestros y maestras deberían emprender? ¿Por qué se han impuesto formas foráneas de pensamiento en muchos y muchas de quienes hoy piden a gritos que una fuerza externa venga a ayudarlos desde afuera, sin mirar que adentro tenemos el bastimento necesario para construir educación y futuro? ¿Qué más actualidad en un pensamiento que ésta? Maestro, sí, maestro; tal vez el hermano educativo más abnegado que hayamos tenido desde siempre; al que deberíamos confiar la educación de todas y todos los educadores. Con el riesgo puesto en el pensamiento y en la práctica de una sociedad en la que vivió, en donde la incomprensión y la ignorancia se fueron entronizando, el maestro vive en nosotros y nosotras. Y si lo continuamos mirando desde los tiempos de siempre nos dirá: «Ya estoy cansado de verme despreciar por mis paisanos. Abogaré sí, por la primera enseñanza, como lo he hecho siempre, porque mi patria es el mundo y todos los hombres mis compañeros de infortunio». Debemos hurgar en la poderosa metáfora educativa del maestro para sustentar su actualidad y traer-

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lo a nuestro espacio subjetivo para que nos dé compañía y luz. Hoy que nos empeñamos en lograr las siempre anheladas transformaciones de la educación superior es bueno detenerse en sus ideas: «Los Congresos creyeron que el que sabe leer busca libros y el que sabe escribir anota lo que le interesa. El buen deseo califica la intención, y ésta disculpa el error; sería inútil detenerse a probarlo. ¿Qué leerá el que no tiene ideas? Excepto unos pocos romances que tratan de amores, cavernas y espantos, no hay lectura que se comprenda sin ideas en la materia. Creer lo contrario es pensar como aquel pobre campesino que compraba anteojos para saber leer, porque veía ponerse anteojos para leer.» ¿Cuánto de la tragedia que ocurre a nuestra educación superior, no está señalada entre las líneas de estas aseveraciones? ¿Cuántos profesores universitarios no se formaron desde las primeras letras en lo que creyeron e impulsaron los Congresos que tanto criticó el maestro, por atender menos al contenido de las ideas que a la montura del lente con que se creía leer? ¿O es que acaso no podemos decir con propiedad, ante los resultados de la Educación Superior hasta 1998, que muchos han aprendido a enseñar lo importante del saber leer por el sólo hecho de ponerse unos buenos anteojos? Nuestro maestro enseña a preguntar por la idea, a reclamarla, a sentirla, a propagarla, a defenderla, a compartirla, a lucharla y a tenerla como baluarte para que los niños y las niñas las busquen, las encuentren, las enfrenten y realicen sus propios hallazgos y reformulen creativamente a las sociedades. Entre el abalorio de aportes contemporáneos encontramos una coincidencia del maestro con este bello párrafo de Edgar Morin: «Son las ideas las que nos permiten concebir las carencias y los peligros de la idea. De allí, la paradoja ineludible: debemos llevar una lucha crucial contra las ideas, pero no podemos hacerlo más que con la ayuda de las ideas». Imaginemos cuál sería el egresado universitario que tendríamos dentro de unos años; el maestro nos responde: «Si se hubo malogrado, en la ignorancia general, el talento de los escritores que nos han instruido, ¿qué sabríamos? Si la instrucción se proporcionara a todos, ¿cuántos de los que despreciamos por ignorantes no serían nuestros consejeros, nuestros bienhechores o nuestros amigos? ¿Cuántos de los que nos obligan a echar cerrojo a nuestras puertas, no serían depositarios de las llaves? ¿Cuántos de los que tememos en los caminos, no serían nuestros


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compañeros de viaje? No echamos de ver que los más de los malvados son hombres de talento ignorantes; que los más de los que nos mueven a risa con sus despropósitos, serían mejores maestros que muchos de los que ocupan cátedras; que las más de las mujeres que excluimos de nuestras reuniones por su mala conducta, la honrarían con su asistencia, más aún, que entre los que vemos con desdén, hay muchí-

simos que serían mejores que nosotros si hubieran tenido escuela». El maestro Rodríguez no mira el mal del avestruz social en el hueco donde ha metido la cabeza, por el contrario, lo observa en el infinito recipiente que el avestruz deja de mirar y se oculta a sí mismo, ese caldero infinito que significa el mundo, que es la realidad cambiante y por transformar. Mientras en el pasado reciente, quienes manejaron el Estado miraban el asunto educativo desde los mendrugos que dejaba el presupuesto y —comiendo de él fueron abriendo el hueco para meter la cabeza—olvidaron el diverso y extraordinario universo que significa la educación y el apasionado discurso del maestro quien profundiza y busca las razones fundamentales de su propuesta de educación para todas y todos, de una Educación Popular. Ratifica su talante de maestro porque también aconseja a la sociedad para que reconozca (no sustantivando) el derecho a la educación de todos y a todas, porque hace falta la entrega de un Estado que mire hacia el pueblo con ojos igualitarios. He aquí la llave de tanta puerta cerrada de acceso a la universidad. El llamado a transformar la educación superior, pasa por equiparar cualquier propuesta en este sentido con la realizada por el maestro Simón Rodríguez; propuesta de Educación Popular que casi dos siglos no han vencido su vigencia. Y ésta parece caminar por el reconocimiento del pueblo como universidad; porque si nos miramos desde los espacios de desarrollo endógeno y municipalización que actualmente se impulsan en las comunidades venezolanas, sin duda alguna, la actitud de la universidad debe ser igualitaria, desprovista de la arrogancia positivista que se puso la bata blanca para no mancharse del hollín de la fritanguera del mercado (Rilke). Ya parece importar menos que los necesitados de educación vayan a la universidad a que la universidad acuda a las comunidades para reconocer la

sapiencia popular como universitaria y a compartir la experiencia de la futura educación superior más allá del extendido brazo de la academia. Cuando la universidad se ha encerrado en ese recinto posmoderno que ha «…enseñado a separar, compartimentar, aislar y no a ligar los conocimientos…» (Morin), le hace falta llenarse de pueblo, para romper con urgencia aquella maldita sentencia que el falangista Millán Astray vomitara sobre el decoro humanista de Miguel de Unamuno: “¡Muera la inteligencia!”; y en efecto parece haber muerto para el beneficio del ser humano cuando hoy que se implanta en el mundo el pensamiento único a fuerza de bombas inteligentes contra los pueblos. El maestro Simón Rodríguez nos advierte con vehemencia: «… los conocimientos son armas de que, por lo regular, se sirve contra la sociedad el que no la conoce; y bien puede el mejor hombre del mundo perjudicar y hasta ofender, por ignorancia; los malvados lo hacen siempre, al favor de las malas instituciones. Con los conocimientos divulgados hasta aquí, se ha conseguido que los usurpadores, los estafadores, los monopolistas y los abarcadores obren legalmente, que sepan formar cuentas y documentos, en fin, que abusen impunemente de la buena fe y se burlen de los magistrados. Desde que se han extendido los conocimientos en química y en el arte de grabar, ya no hay arbitrio que baste para impedir la falsificación de la moneda, en metal o en papel. Difúndanse un poco más las habilidades en que fundan las naciones cultas sus preferencias, y los salteadores llevarán los libros de sus negocios en partida doble. Sólo con la esperanza de conseguir que se piense en la «Educación» del pueblo, se puede abogar por “Instrucción” general; y se debe abogar por ella porque ha llegado el tiempo de enseñar las gentes a vivir, para que hagan bien lo que han de hacer mal sin que se pueda remediar».

¡Cuán vigente sus ideas, maestro!

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Los 7 pecados capitales de la investigación universitaria tercermundista

Dr. José Padrón Guillén

Introducción Estas notas tienen la intención de promover debates en torno al tema planteado. Lo que se afirma aquí va, por el formato del documento, sin un respaldo empírico completo, por lo que, tal como está presentado, no es definitivamente creíble. Sin embargo, un trabajo más extenso, y de formato investigativo, podría proveer fácilmente ese respaldo. Por ahora, estas notas sólo podrían tomarse como suposiciones que podrían ser ciertas y que, en todo caso, pueden ser evaluadas. La intención es provocar respuestas, las cuales son necesarias para arrojar alguna luz sobre este tema. Lo del título, la alusión a los “Siete Pecados Capitales”, es una metáfora rayada que sólo sirve para ubicar estas ideas en el mismo estándar de otros documentos de crítica que usan esa misma expresión (entre otros, véase “Los 7 Pecados Capitales de la Universidad” o “Los 7 Pecados Capitales de América Latina”). No hace falta decir que todo lo expuesto aquí es una crítica muy general, referida a una tendencia global, no absoluta; por tanto, como en todo, hay muchas y muy positivas excepciones. 1. La desarticulación y fragmentación (La Torre de Babel) Los trabajos de investigación no suelen tener nada que ver unos con otros. Si Ud. revisa cualquiera

de los compendios de resúmenes de investigaciones que se suministran en las jornadas de investigación de las universidades, difícilmente conseguirá en ese compendio dos investigaciones que tengan algún parentesco entre sí. Es algo así como la construcción de La Torre de Babel, cuando cada obrero hacía algo que no tenía nada que ver con lo que hacía otro, porque cada quien hablaba un lenguaje diferente y tenía un plan diferente, que resultaban inaccesibles a los demás. Si algo en este mundo debe estar interconectado es precisamente la producción de conocimiento científico. Este tipo de producción se da en forma de constelaciones y redes, que van progresando hacia delante y engrosando en espiral, cada vez más complejas y abarcantes. Pero la investigación universitaria tercermundista es tartamuda y esquizofrénica, terriblemente fragmentada: no sólo no progresa en forma de constelaciones sino que ni siquiera tiene trayectoria alguna de desarrollo en el tiempo. Los trabajos de investigación nacen y mueren dentro de los límites de las circunstancias de un momento y de una persona. Cada quien decide qué problema va a resolver y cada estudiante anda por allí mendigando entre profesores y asesores algún tema de estudio interesante para su propio trabajo de grado o de ascenso. Pero esta desarticulación ocurre también con respecto a la misma universidad. Pregunte Ud. a las autoridades uni-

Nota del autor: Estas ideas fueron motivadas por las preguntas y comentarios de los asistentes a la conferencia central para la cual fui invitado en el Curso -Taller “Introducción a la Gestión de la Investigación Universitaria”, convocado por el CDCHT de la UNESR, el 25-11-04 en el Hotel Ávila, Caracas, Venezuela.

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versitarias cuántos investigadores tienen y lo saturarán con cifras y gráficos de barra. Pero pregúnteles qué problemas científicos ha ido resolviendo su universidad a través del tiempo y obtendrá un silencio incómodo o una respuesta desviada. La cultura predominante es la de la época de los mecenas, donde el investigador hace lo que le venga en gana, mientras que la ganancia de la universidad está en pregonar la cantidad de investigadores que alberga, sin importar y sin estar enterados de qué hace cada uno. Así, las universidades se convierten en mecenas y los investigadores en artistas. De por medio está la idea de que hacer investigación es como hacer carrera en Hollywood, en pos de un Oscar (léase PPI, en Venezuela), que es esencialmente diferente a la idea de que hacer investigación es como cumplir la labor de una abeja en la construcción de un panal o el rol de un jugador en un equipo de fútbol. 2. El Individualismo (el yo por encima del nosotros) La investigación universitaria tercermundista está enfocada bajo una concepción individualista de la universidad, derivada de una visión también individualista de la sociedad. La visión individualista es opuesta a una visión colectivista. Las diferencias entre ambas visiones pueden describirse como sistemas antagónicos de creencias, de las cuales los siguientes pares de proposiciones son representativos:

Visiones Individualista Colectivista La felicidad de una sociedad es igual a la suma de las felicidades individuales.

La felicidad de una sociedad es mucho más que la suma de las felicidades individuales.

Cada quien puede ser feliz, aunque los demás no lo sean.

Nadie puede ser feliz si los demás son infelices.

El bienestar del individuo depende no sólo de su propio progreso sino también del retroceso o estancamiento de los demás.

El bienestar del individuo depende del bienestar de los demás; el retroceso de los demás impide el progreso propio.

Ante la brecha entre pobres y ricos, se trata de esforzarse por pertenecer a la clase de los ricos.

Ante la brecha entre pobres y ricos, se trata de esforzarse por reducir esa brecha.

Las universidades tercermundistas fueron diseñadas como mecanismos de ascenso social dentro de ese esquema piramidal de progreso que es típico de la visión individualista, donde no todos pueden llegar a la cima, sino sólo algunos, no necesariamente los mejores, generalmente los más hábiles en empujar a los demás hacia abajo. Es así como más del 80% de los egresados universitarios tercermundistas son personas que ascendieron desde un origen marginal, nacidos en una familia de pobreza extrema, hacia un estatus de clase media. De allí su rechazo a todo lo que huela a marginalidad y a pobreza, a todo aquello que les recuerde su propio origen; de allí también que, cada vez que se planteen conflictos entre pobres y ricos, casi invariablemente se pongan de parte de estos últimos. Y, al mismo tiempo que todo eso ocurría, las grandes masas poblacionales quedaban fuera del sistema educativo, fuera de este mecanismo de ascenso social. ¿Por qué? Porque las estructuras individualistas son geométricamente piramidales, mientras que las estructuras colectivistas son geométricamente rectangulares o cuadradas. Como resultado global de todo esto, las sociedades tercermundistas están integradas por un mínimo grupo ubicado en el vértice, dotado de todos los privilegios posibles, por una numerosísima masa estancada y agonizando en la gran base y, en el medio, por una clase profesional que está al servicio del grupo de la pirámide, sustituyendo así a los esclavos de otras épocas, pero ahora con un título universitario. En esa misma secuencia de hechos, la investigación universitaria, que es uno de los componentes internos de ese mecanismo de ascenso individualista, también está basada en la misma concepción y su configuración es estrictamente isomórfica. Es por eso que muchos investigadores utilizan su función científica para ascender en estatus y para “superarse”, en términos piramidales individualistas. Es por eso, asimismo, por lo que la máxima aspiración de muchos investigadores tercermundistas no es resolver problemas científicos en beneficio de los sectores más amplios de la sociedad, aquellos que sobreviven en la base de la pirámide, sino en la minúscula idea de ver publicado su reporte de trabajo en una revista indizada, preferiblemente del exterior y, mejor, en inglés, aunque sólo sea una triste réplica al servicio de algún científico de algún centro de investigación internacional prestigioso. Mientras allá no pasarían de ser oscuros asistentes de investigación, secretarios o ayudantes de equipaje, aquí se muestran como eminencias de la investigación científica, merecedores de todo tipo de financiamiento institucional y de prebendas. Esta configuración, por otra parte, es promovida por los mismos organismos oficiales (los modernos mecenas) a traUniversidad Nacional Experimental Simón Rodríguez


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vés de un sistema de estímulos que premia a los individuos y no a las soluciones gestadas por las constelaciones o redes de investigación. En Venezuela, por ejemplo, los organismos oficiales otorgan diferentes grados de estatus académicos y económicos, como PPI y CONABA, exclusivamente a las individualidades, mientras no contemplan ningún estímulo a las respuestas investigativas ubicadas en redes de trabajo y derivadas de esfuerzos colectivos. Esto hace que nuestros pobres profesores universitarios anden constantemente a la caza de credenciales y constancias que les permitan ascender en la pirámide individualista del mecenazgo investigativo: algunos solicitan a sus amigos que los citen en algún artículo próximo a publicarse o que les publiquen algún trabajo o que les expidan certificaciones que puedan incrementar sus opciones al premio…, y muchas otras situaciones que sacrifican la dignidad de un académico en aras de un reconocimiento por parte de los mecenas y, por tanto, de sus posibilidades de escalar en la pirámide individualista. Muchos investigadores se niegan, por ejemplo, a facilitar sus trabajos para que sean difundidos desde sitios web de carácter científico-académico (es decir, a que tengan un impacto masivo grande) sólo por el hecho de que en ese caso su trabajo ya no podría ser aceptado por las revistas indizadas, las cuales exigen originalidad y primicia. En otras palabras, prefieren el reconocimiento de sus mecenas antes del impacto beneficioso que su trabajo podría tener en las grandes masas de lectores. Visto así, los sistemas como los del tipo PPI y CONABA de Venezuela, vienen a ser una increíble aberración del modelo individualista y toda una perversión de la actividad científica. 3. Investigar por investigar (el proceso y no el producto) La universidad tercermundista, en general, no se interesa en productos de investigación, sino en procesos de investigación. No les importa lo que se produzca, sino sólo aquellos elementos que puedan llevar a pensar que se hace investigación. Aquí radica una de las más graves contradicciones desde el punto de vista de cualquier teoría de la acción racional: el interés radica en promover la investigación, en destacar que se hace investigación, en convocar a eventos sobre investigación y miles de cosas más orientadas a la investigación como proceso, pero jamás en atender a los productos ni al modo en que tales productos puedan ser aprovechados o utilizados. En efecto, pregúntese sólo lo siguiente: ¿sabe Ud. a dónde van a parar los resultados de la investigación universitaria tercermundista? ¿Sabe Ud. para qué sirven? ¿Sabe Ud. a quiénes va dirigida, quiénes son sus usuarios y beneficiarios? Los centros u órganos de gestión, financiamiento y promoción de la investigación en nuestras universidades tercermundistas se preocupan por los formatos de solicitud de financiamiento, Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

junto a múltiples detalles de carácter burocrático, pero no les pasa por la mente preguntarse cómo se utilizarán sus resultados ni en qué sector de la sociedad podrían ser ubicados. Se contentan sólo con saber que habrá una investigación y que ésta se llevará a cabo de acuerdo con los cánones burocráticos. Lo absurdo de esta situación puede verse con claridad si la comparamos con una industria de producción de salchichas, por ejemplo. Imaginemos que alguien monta una industria de ese tipo y que contrata toda la maquinaria, todo el personal y toda la infraestructura y permisología que se requiere. Contrata a los proveedores de la carne, los molinos y máquinas procesadoras, las envolturas, los condimentos, las empacadoras, los expertos, los obreros, los supervisores, etc. Bien, al final tenemos una enorme cantidad de salchichas producidas, todas ellas muy bonitas y apetecibles, pero apiladas en un rincón o en unas neveras, sin que nos preocupemos por decidir a dónde van las salchichas producidas. Y, aunque no sepamos cuál es el destino del producto, nos alegramos y celebramos y premiamos a todo el personal por su insigne habilidad en la producción de salchichas. Designamos como PPI nivel 1 a algunos miembros del personal y a otros como PPI nivel 6. Y a todos les asignamos un complemento de sueldo en atención a esa escala. Pero las salchichas siguen apiladas en un rincón o en una nevera, hasta que se descompongan, sin que ni siquiera nos preguntemos dónde vamos a colocar el producto y sin contar con transporte ni flete ni listado de clientes; o sea, sin noción alguna de mercadeo, colocación, venta, recuperación de la inversión, etc. Pues bien, por más que este ejemplo parezca una película surrealista, esa es exactamente la tendencia general de la producción de investigaciones en nuestras universidades tercermundistas. Ni más ni menos. En nuestras universidades duermen el sueño de los justos miles y miles de investigaciones valiosas, que no tienen nada que envidiar a las de los


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países primermundistas. Sin embargo, no sólo no han sido gestionadas como productos, sino que ni siquiera sabemos que están allí. Nadie las lee. Ningún núcleo de tomas de decisión las usa. Se descompusieron, igual que las salchichas del ejemplo, aunque sus autores tengan buenos incrementos de sueldo a raíz del trabajo realizado. La pregunta obvia es: ¿cómo puede hablarse de “gerencia”, “gestión” u “organización” de la investigación mientras sólo se considere el proceso y se olvide por completo el producto y sus mercados? 4. Dependencia y colonialismo (imitación, réplica y subordinación) Las relaciones entre las esferas nacional e internacional en lo concerniente a producción de conocimiento científico es una perfecta réplica de esas mismas relaciones en lo concerniente a producción económica global y a regulaciones de dominación socio-política. Así como somos países tercermundistas, colonizados y dominados desde un punto de vista político-económico, así también somos investigadores tercermundistas, colonizados y dominados desde un punto de vista científico-tecnológico e investigativo. El liderazgo en las producciones teóricas está en manos de los países industrializados, mientras que en nuestros países nos limitamos a investigar sobre las huellas trazadas a partir de ese liderazgo. Allá se hacen las teorías y aquí se hacen los chequeos, las seguidillas, las imitaciones y las aplicaciones. Nuestras investigaciones no

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suelen ser bien vistas si no citamos a los “grandes” autores, que, por supuesto, no son autores criollos: nuestros propios jurados y evaluadores a menudo consideran poco interesante cualquier trabajo que construya teorías propias con independencia de las teorías de los grandes centros investigativos de los países industrializados, de modo que nuestra única opción consiste en producir conocimientos y tecnologías obedientes a las pautas y lineamientos de la investigación del primer mundo. Es en los grandes centros investigativos internacionales donde se arma el piso académico de control científico y de influencia al cual sólo acceden los autores que ejercen ese control. Ha sido así cómo en el área de las Ciencias Sociales, por ejemplo, numerosísimos estudios de gran valor científico producidos en los países subdesarrollados han muerto en el anonimato total, mientras que abundantes trivialidades y grandilocuencias de ciertos autores han recorrido el mundo como todo un boom intelectual (recuérdense los planteamientos de Sokal y Bricmont, el llamado “caso Sokal”). Preguntémonos si hay algún investigador tercermundista que sea internacionalmente reconocido sin haber salido de su país y sin haberse inscrito en alguno de los centros académicos internacionales influyentes. O preguntémonos si hay en el tercer mundo algún centro de producción científica que tenga el mismo rango de influencia y prestigio que el estándar de los centros científicos de los países del primer mundo. Algo de esto fue sugerido hace años por Thomas Kuhn. Lástima que éste no llegó al fondo del asunto, al de las relaciones socio-políticas de dominación y

al de la filosofía del individualismo, que es la misma filosofía de la ley de la selva. En el tercer mundo muchos investigadores “bailan al son que toquen” los investigadores del primer mundo. Cuando en el primer mundo se hablaba, por ejemplo, de “conductismo”, aquí nos vimos obligados a estudiar e investigar sobre lo que escribían Skinner, Bloom, Gagné, etc. y toda la planificación educativa para nuestros pobres pueblos se fundamentó absolutamente en los diseños instruccionales conductistas. Después cayó el conductismo y se impuso el mal comprendido “cognitivismo” y entonces todos en el tercer mundo tuvimos que seguir a Ausubel y compañía. Después vino el inefable “constructivismo”, el gran enredo, y entonces nos perdimos en una gran estopa intelectual y ahora nos hallamos mucho más enredados que nunca con el postmodernismo y la fenomenología radical. Este gran pecado capital no radica en el ventajismo de los poderosos ni en su ejercicio de dominación. La culpa es menos de ellos y mucho más de quienes son sus víctimas. Es más bien la falta de nacionalismo a la hora de abordar la ciencia y la investigación, la falta de visión de los horizontes de dominación dentro de los cuales se manipula la ciencia y la investigación. Lo malo no está sólo en las ansias de sometimiento del poderoso sino también en la sumisión del oprimido, quien, en vez de buscar liberarse y fortalecerse, se empeña en parecerse al dominante. He aquí el gran pecado capital: al vernos sometidos y dominados, no buscamos liberarnos mediante nuestras propias fortalezas, sino que admiramos al dominante

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e intentamos negociar con él e imitarlo, buscando pasarnos a su propio bando. Ese parece ser el esquema de la llamada “superación personal” dentro de esa filosofía individualista y subdesarrollada que domina también casi todo el panorama de la investigación científica en nuestros países tercermundistas. La investigación medicional, de base probabilística, que prevaleció en nuestros países hasta hace alguna década, es un ejemplo adicional de este pecado capital: nuestros investigadores y epistemólogos siempre creyeron que ese era el modelo de investigación “positivista”: chequear las relaciones entre una variable independiente y un determinado efecto, mediante procedimientos correlacionales o causales de mecánica estadística y cuantitativa. No se dieron cuenta de que en realidad ese no era el modelo positivista sino apenas el esquema parcial de la fase contrastivo-experimental de todo el programa de investigación, que comenzaba en planteamientos generales diseñados en los grandes centros de liderazgo investigativo. Nadie vio a Skinner, por ejemplo, haciendo análisis de varianza ni regresión múltiple. Él y su equipo diseñaban ciertas suposiciones y luego toda una pléyade de sus propios estudiantes y seguidores inmediatos allá mismo, más los investigadores tercermundistas de acá, realizaban el trabajo mecánico de chequeo medicional que luego retornaba a la cúpula líder de la investigación, que era donde estaba el control de todo el asunto y que se aprovechaba del trabajo de las hormiguitas. Éstas, por su parte, jamás se enteraron de que existía la noción de “programa de investigación” ni, mucho menos, fueron capaces de diseñar alguno de esos programas dentro de su propia región. Nuestros profesores de metodología de esa época se encargaron de hacernos creer que investigar era medir relaciones entre variables: la “operacionalización del problema”, la “delimitación del problema”, las “variables”, las “muestras”, etc., constituyeron las claves de esa enseñanza. Es decir, no nos enseñaron a investigar, sino a hacer el trabajo de hormiguitas que se solicitaba en el mundo industrializado. Y luego, más recientemente, con el auge de la mal llamada “investigación cualitativa”, se nos quiere hacer ver que aquel era el nefasto modelo positivista, ocultándonos que era más bien el nefasto modelo de dominación científica, con lo cual algunos de los “nuevos paradigmas” se hacen pasar por avances epistemológicos cuando en realidad repiten ese mismo modelo de dominación, esta vez con un disfraz más colorido y variopinto. Ahora enseñan a nuestros investigadores a trabajar para los mismos patronos, pero con un “nuevo” esquema que, por cierto, también es totalmente importado. El hecho es que continuamos sin diseñar grandes programas de investigación que cohesionen nuestros esfuerzos individuales en función de unos objetivos de investigación autónomos, líderes en sí mismos, ajustados a nuestras proUniversidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

pias necesidades de conocimiento y que puedan competir y penetrar en los centros mundiales de la ciencia. Mientras eso no ocurra seguiremos, como investigadores, siendo colonia del imperio y seguiremos deslumbrándonos con los espejitos que nos traen los conquistadores. Por lo pronto, en el caso de las Ciencias Sociales, estamos embelezados con los espejitos del postmodernismo y de los paradigmas “emergentes”. Se entiende cuando Bunge sostiene que el “nacionalismo” no aplica a la ciencia y que ésta no tiene geografías, pero esto sólo es cierto desde un punto de vista epistemológico y lógico-metodológico, en el sentido de que una teoría es tal cosa por sus propias estructuras y no por el sitio en el cual se construyó ni por su autor ni por su momento histórico. Pero el problema es de tipo pragmático: jamás podremos evaluar una teoría ni podremos contar con todas las teorías posibles respecto a un problema si para las comunidades científicas sólo son teorías las que se diseñan en los países industrializados y si las teorías provenientes del tercer mundo son ignoradas. El nacionalismo científico es una crítica a este tipo de discriminaciones. De hecho, sobran los ejemplos históricos de teorías célebres que ya habían sido formuladas tiempo atrás por algún autor que había trabajado en la sombra (los casos de Peirce y Vigotsky son emblemáticos). Esta discriminación repercute sobre el plano epistemológico desde el momento en que sobre cierto problema existan teorías adecuadas que sean ignoradas por las comunidades científicas, generándose así una traba para las nociones de “acumulación” del conocimiento y de aumento de “verosimilitud” de Popper. 5. Orfandad epistemológica (la falta de raíces y de visiones amplias) En nuestros países no se suele profundizar en qué es la investigación, qué es lo que estamos haciendo, por qué trabajamos del modo en que trabajamos ni a qué obedecen o sobre qué se fundamentan las tomas de decisión dentro de la actividad de investigar. Simplemente aprendemos un cierto modo de hacer las cosas, una cierta rutina, y continuamos por ese camino como si tuviéramos gríngolas. Por encima de todo eso están nuestros inefables y nunca bien ponderados profesores de Metodología, la mayoría de los cuales raras veces investiga, pero sí se empeña en decirnos cómo tenemos que investigar. Esto ocurre de dos modos diferentes: en unos casos se ignora que detrás de la acción investigativa (y, en general, detrás de toda acción racional) hay todo un trasfondo sobre cuya base se legitiman y validan todas nuestras posibles operaciones y opciones de trabajo. Esto sucede cuando los investigadores ignoran todo respecto a las teorías de la in-

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vestigación, algo así como si un médico, por ejemplo, ignorara todo respecto a las teorías biológicas o como si un ingeniero civil ignorara todo respecto a las teorías matemáticas. En un segundo tipo de casos, se asumen ciertas posturas investigativas sobre la base del proselitismo epistemológico que ejercen ciertos líderes primermundistas y descartamos toda otra opción sin conocerla y sin analizarla. Este es, sobre todo, el caso de las epistemologías del “Paradigma Emergente”, los “Nuevos Paradigmas”, etc., donde se comienza por una acusación y desprecio hacia todo lo que ellos llaman “positivismo” (donde en un mismo saco se mezclan indiscriminadamente tanto las posturas del empirismo-inductivista como las posturas del racionalismo-deductivista, sin que se sepa qué son ambas cosas) y se termina en una gran ceremonia de alabanzas y rituales al “sujeto cognoscente”, a la “relatividad del conocimiento”, a la “conciencia introspectiva”, a las “limitaciones de la razón”, a la “construcción de la realidad”…, y muchas otras etiquetas del género. Mientras la inconsciencia epistemológica en el primer tipo de casos podría calificarse de rutinaria o ciega, la del segundo tipo podría calificarse de anárquica (incontrolada) y prejuiciada (desde el momento en que se desechan otras opciones epistemológicas sin conocerlas). Hace unos diez años, la situación más corriente era la del primer tipo y, por ejemplo, en las escuelas de medicina o de agronomía o zootecnia todavía hoy en día se mantiene: los investigadores juran y perjuran que investigar es única y exclusivamente eso mismo que ellos hacen. Las gríngolas no les permiten imaginar que de lo que se trata es de resolver un problema o de responder una pregunta y que para ello hay infinitas maneras de operar, hay múltiples sistemas estratégicos, siempre con

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la máxima rigurosidad, sistematización y eficiencia, y que, además, la creatividad y la inventiva son elementos íntimamente ligados a las propias formas de resolver problemas y de responder preguntas. Pero no, ellos fueron educados en la convicción de que “creatividad” e “investigación” son cosas excluyentes, de que “imaginar” y “hacer ciencia” son cosas opuestas y de que una cosa es el “científico” y otra cosa es el “humanista”. Olvidan que también en las cuestiones “humanas” existen preguntas que responder y problemas que resolver y, por tanto, también allí existe la “Ciencia”. Si se hubieran respetado siempre estas absurdas convicciones, jamás habríamos tenido a un Einstein ni a un Chomsky, por sólo citar a dos científicos, uno de “Ciencias” y otro de “Humanidades”, cuyos éxitos científicos se basaron precisamente en imaginar formas diferentes de resolver problemas y de responder preguntas. Pero recientemente, sobre todo en Ciencias Sociales, la situación más co-

rriente es la del segundo tipo. Aquella que presume de la máxima sabiduría epistemológica con un discurso grandilocuente acerca de la “Epistemología”, los “Saberes”, “el Fracaso de la Razón”, la “Modernidad y la Postmodernidad”, etc., dando la impresión de que dejaron de lado las maneras ciegas y rutinarias de investigar y pretendiendo que se dedicaron a atender las raíces epistemológicas de la investigación. En realidad, se trata de toda una enorme estafa a gran escala. Nos quieren hacer creer que se orientan al abordaje del fondo epistemológico de la actividad investigativa, cuando en realidad repiten lo que han asimilado del proselitismo epistemológico proveniente de los países industrializados, especialmente de la llamada “izquierda intelectual europea”, que tiene de izquierda lo mismo que tiene la invasión de USA a Irak y lo mismo que tienen los atropellos a los derechos humanos en Afganistán y Guantánamo, acerca de lo cual buena parte de nuestra intelectualidad europea ha mantenido un conveniente silencio. En ambos casos, el fondo es el mismo: un punto de vista según el cual investigar es un patrón dictado por alguna autoridad y no una forma genuina y autónoma de aproximarse a la solución de un problema bajo los métodos que resulten más diáfanos y eficientes y bajo interminables pruebas y críticas a esos métodos. La única diferencia en la polémica entre la investigación “positivista”, “medicional” o “cuantitativa” y la investigación del “new age”, el “paradigma emergente” y la “investigación cualitativa” está en una orfandad epistemológica, en el sentido de desconexión de una verdadera Teoría de la Investigación que explique los modos pluralistas en que los seres humanos pueden aproximarse a la solución de sus problemas y a las respuestas a sus preguntas. El pecado está en pasar por alto que las personas, incluyendo a los científicos, tienen diferentes configuraciones cognitivas, diferentes formas de

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aproximarse a la realidad y que lo importante es averiguar cuáles son esas diferentes configuraciones cognitivas, cómo opera cada una de ellas, cuáles son las compatibilidades e incompatibilidades, cómo podrían orientarse y, sobre todo, cómo una Gerencia de Investigaciones podría administrar todas esas variaciones en función de objetivos institucionales y colectivos previamente diseñados. No se trata de discutir si la fenomenología es mejor que el positivismo o que el falsacionismo, sino de explicar cuáles son, cómo se generan y cómo se interrelacionan las diferencias entre enfoques epistemológicos. El correctivo a este pecado estaría en estudiar a fondo cada uno de los enfoques epistemológicos divergentes, en penetrar profundamente en sus postulados y presuposiciones sin despreciar a ninguno de ellos, sin excluir a ninguno y, al final, en lograr pararse por encima de todos ellos, viendo el paisaje panorámico completo desde arriba, para luego averiguar quiénes creen en unos y en otros enfoques y entonces, desde allí, administrar trabajos colectivos amplios de investigación, basados en agendas de gestión a corto, mediano y largo plazo, bajo diferentes enfoques. La base de todo esto es que no existe una sola forma de investigar ni existe la mejor manera de investigar ni existe ningún “paradigma emergente” al que todos debamos someternos. En realidad, a estas alturas de la historia humana y a este punto de la evolución del conocimiento humano, nadie está en capacidad de imponer el mejor método ni nadie puede pensar que la especie humana debió esperar tanto tiempo por este supuesto momento de lucidez infinita en que finalmente aparecieron los “nuevos paradigmas”. Todo eso es ilusorio y propagandístico. La verdad es que los seres humanos se diversifican entre sí por sus distinto modos de interpretar la realidad, que esos modos siempre han existido y siempre existirán, que no hay modos nuevos sino evoluciones y repeticiones en espiral y que, en consecuencia, la única opción está en colocarse por encima de todos esos enfoques, en asumir una supra-postura y en trabajar la Epistemología de un modo realmente amplio e incluyente (igual que en la Política y en la Economía, la exclusión siempre es nociva). 6. Desconexión de las demás funciones universitarias (autismo universitario) La investigación tercermundista sigue un camino divorciado de la docencia y la extensión universitarias. Es de suponer que la extensión funciona como subsistema que cubre las relaciones con el entorno, especialmente aquellas relaciones que funcionan en el sentido de la demanda-oferta de conocimientos y tecnologías. La extensión suele saber mucho sobre el entorno, suele estar al tanto de qué cosas constituyen áreas de demanda y de necesidades y suele también tener buenos Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

datos acerca de cuáles son las áreas de impacto e influencia hacia las cuales la universidad podría dirigir sus producciones científicas y tecnológicas. Es en realidad en todos esos datos de la extensión universitaria donde la Función de Investigación debería encontrar las redes de problemas investigativos que luego pudieran ser traducidas en programas y agendas de investigación ejecutables a corto, mediano y largo plazo. Pero nuestra investigación tercermundista busca sus problemas de estudio en los grandes centros investigativos internacionales y no en las comunidades circundantes. En otros casos, buscan esos problemas en la empresa privada y en las llamadas “Fuerzas Vivas de la Sociedad” (¿o “sociedad civil”?). El desprecio con que en general la investigación y la docencia conciben la función de extensión parece ser el mismo desprecio que muchos académicos e intelectuales suelen sentir hacia las clases populares y hacia las grandes masas de excluidos, tal vez como mecanismo de negación de aquella marginalidad y pobreza de donde ellos mismos provienen, algo así como creer que acercarse al pueblo es perder sus nuevas condiciones de clase media en ascenso o retroceder en lo que ellos consideran “superación personal” dentro de un esquema individualista. La docencia, por su parte, tampoco se nutre en lo más mínimo de los conocimientos y tecnologías producidos por la Investigación realizada en la propia universidad. Todos parecen haber olvidado que los contenidos curriculares, eso que se transmite a nuestros estudiantes, son productos investigativos, son teorías y aplicaciones que fueron producidas en las esferas del mundo de la investigación. No son informaciones nacidas por generación espontánea: por cada una de tales informaciones existe toda una historia del proceso de investigación a través del cual se llegó a ella. Como dice Wagensberg en “A Favor del Conocimiento Científico”:

Existen métodos para crear conocimiento y métodos para transmitir conocimiento. A lo mejor, y en ausen-

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cia de más información, resulta que el mejor método para transmitir un cierto conocimiento es el mismo que se ha utilizado para crearlo. Es muy posible incluso que la idea de pedagogía, entendida como un conjunto de técnicas destinadas a transmitir cualquier tipo de conocimiento, sencillamente no tenga sentido (en http://www.gva.es/publicaciones/revista/rvea23/Museos6.html) Dicho de paso, esto implica que los contenidos curriculares no son verdades definitivas, no es información necesariamente correcta, debido a que son productos investigativos y, como ya se ha demostrado, de esa clase de productos sólo podríamos descubrir sus errores, pero jamás podríamos estar seguros de su verdad. Esto contrasta con la firmeza y seguridad con que nuestros docentes les transmiten esos contenidos a sus estudiantes, así como la compulsión con que les exigen su “aprendizaje”, más allá de toda oportunidad para la duda y la crítica. Pero lo importante del hecho de que todo contenido curricular es un producto investigativo es que en la universidad tercermundista ese contenido viene importado de los grandes centros académicos del primer mundo y no del trabajo que podría realizarse dentro de la función de investigación de la misma universidad o de otras universidades tercermundistas. Claro, la responsabilidad no es sólo de la docencia, sino, precisamente, de la investigación: desde el momento en que ésta sólo busca sus problemas en el primer mundo, tampoco producirá conocimientos y tecnologías aprovechables para la docencia. Mientras la investigación tercermundista esté al servicio de los intereses del mundo industrializado, divorciada de la función de extensión, tampoco estará en capacidad de alimentar los contenidos curriculares en las aulas de clase.

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Al final, tenemos una docencia cuyos contenidos curriculares están en los libros de la colección Schaum de la McGraw-Hill, por decir algo, pero no en las teorías que pudieran generarse en la función de investigación de la propia universidad. ¿De qué hablan, por ejemplo, nuestros tesistas en las área de Educación o de Lenguaje o Letras? De constructivismo, de cognitivismo, de estructuralismo…, de Levy-Strauss o de Foucault, etc. Pero, sólo por seguir con este ejemplo, ocurre que en Venezuela, para citar un país tercermundista, solamente en el viejo Instituto Pedagógico de Caracas hubo entre los años cincuenta y los años ochenta toda una constelación de investigadores cuyo trabajo no es para nada inferior a los de los grandes autores ni a los de las grandes escuelas norteamericanas y europeas. Pero nada de esto fue incorporado a los contenidos curriculares de la docencia y muy pocos hoy día reconocen los nombres de esos excelentes investigadores. Un dato curioso para ilustrar esta desconexión de la investigación con la docencia está en el régimen de los trabajos de grado y tesis doctorales. Éstos no suelen ser considerados dentro de los planes de la función de inves-

tigación, sino de la docencia y de las cátedras de Metodología y de Seminarios de trabajo de grado. En muchos documentos institucionales se lee que la función del trabajo de grado es “demostrar competencias metodológicas”. Es decir, su función no es investigar, no es producir conocimientos y tecnologías, sino demostrar que aprendieron lo que se les transmitió dentro de la función docencia y dentro del currículo, lo cual constituye todo un absurdo. Resulta que todos esos trabajos de grado de nuestros estudiantes podrían ser aprovechados por la investigación universitaria para el desarrollo de sus propias agendas, sobre todo por la importante cantidad de mano de obra implícita en esas grandes masas de graduados que egresan semestre a semestre, más su incontaminación académica y su disposición al trabajo. Sin embargo, la función investigación de la universidad tercermundista subestima y desperdicia toda esa enorme oportunidad de los trabajos de grado para resolver problemas científicos y para desarrollar sus propios programas (si los tuvieran, por supuesto). En el fondo, está implícito que la docencia no sabe qué es investigar y que la investigación no tiene nada que ver con la docencia.

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El dominio de la burocracia (la inteligencia controlada por el analfabetismo poderoso) En todas las universidades hay dos tipos de personajes claramente definidos: los burócratas y los académicos. Ya sabemos que en toda organización, definida por unos procesos que conducen a unos productos terminales, la Burocracia equivale a los sistemas de ordenamiento y control del modo en que los contenidos de trabajo fluyen desde su punto de partida hasta su punto de llegada a través de las arterias o trayectorias de proceso. La academia, en cambio, equivale al contenido sustantivo de lo que fluye por esas arterias y trayectorias. La academia se dedica, por ejemplo, a investigar sobe un problema, mientras que la burocracia se dedica a controlar la permisología requerida, los tiempos de ejecución, los trámites para actuar… y aún a designar quiénes deben desempeñar tales o cuales funciones y cargos dentro del sistema de producción. Hasta aquí todo luce muy bien. Las dificultades empiezan cuando la burocracia, percatándose de la gran oportunidad de poder que representa el control sobre el flujo de los procesos y sobre las personas que actúan en lo sustantivo de la producción, comienza a explotar esa oportunidad. Aprovecha entonces ese poder para su propio beneficio personal y no para el beneficio de la organización, pasándose así del plano colectivo al plano individual en función de intereses de dominación. De allí en adelante entramos en el terreno de las perversiones organizacionales. La perversión burocrática consiste en chantajear a las personas ubicadas en los procesos sustantivos o en reorientar los controles en su propio beneficio, para así ir ganando cada vez más poder e ir ascendiendo en la misma pirámide organizacional. La perversión académica consiste en negociar con la burocracia perversa a cambio de ciertos privilegios y en ablandar la calidad de su propio trabajo, haciéndolo vulnerable a la burocracia y dándole así mejores oportunidades de acceso y de control. En nuestras universidades tercermundistas, el burócrata casi invariablemente pertenece al rango de la perversión. El académico es todavía mucho menos contaminado, pero en todo caso tiende a ser víctima del burócrata y, con Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

el tiempo, tiende a pervertirse. El burócrata, así entendido, es un individuo que trabaja en la sombra y en la oscuridad de los ataques por sorpresa, de los arreglos inesperados y de los chantajes, que dedica sus días y sus noches a planificar cómo hacer caer o hacer subir a alguien dentro del sistema organizacional, siempre en función de sus intereses de poder. No le interesa la universidad, sino su propio ascenso dentro de la misma, pero no por méritos académicos, para los cuales suele ser totalmente incapaz, sino por mecanismos burocráticos perversos, en los cuales desarrolla sus experticias. En efecto, en buena parte de los casos el Burócrata es prácticamente un analfabeta en investigación. Muchos de ellos suelen ser universitarios que nunca leen, porque no entienden los contenidos científicos. Pero con sus progresivos incrementos de poder a través del tiempo, van escalando posiciones y desarrollando cada vez mejores tácticas de chantaje y control. En general, apartando las muchas y honorables excepciones, el burócrata llega a ser rector, vice-rector, decano, director de escuela… y coordinador de investigación. O, dicho al revés, una buena parte de nuestros rectores, vicerectores, decanos, directores de escuela… y coordinadores de investigación, con las muchas excepciones ya consideradas, son básicamente burócratas y controlan la producción investigativa en las universidades, lo cual explica parte de la ineficiencia y subdesarrollo de la misma en los países del tercer mundo.

Conclusión La investigación universitaria tercermundista es una muestra más del subdesarrollo por efecto del colonialismo e imperialismo y de la opresión que se ejerce sobre nuestros pueblos por parte de los dominantes, en todos los niveles, macros y micros. La erradicación del efecto de la exclusión social, de la pobreza y de la marginalidad es condición indispensable para el progreso de la investigación universitaria. Si eso no se cambia, no podremos seguir hablando de Metodología, Epistemología y Organización de la investigación universitaria.

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Rosa Mary Hernández, pasión por la ciencia José Miguel Cruces

La tercera entrevista de esta serie -a diferencia de las anteriores dedicadas a dos

investigadores consagrados- la realizamos a una joven investigadora de las ciencias “duras” en la interfase agricultura-ecología. Se trata de Rosa Mary Hernández, investigadora adscrita al Centro de Estudios del Desarrollo Agroecológico Tropical (CEDAT), del Instituto de Estudios Científicos y Tecnológicos (IDECYT). Esta profesora es egresada en Biología, por la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, y posee, además, un doctorado en Ecología por esa misma Facultad. Desarrolla sus trabajos en una línea de investigación vinculada a los estudios biogeoquímicos del suelo, en función de garantizar una mayor y mejor producción y productividad agrícolas en un contexto de sustentabilidad ambiental.

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La Dra. Hernández es caraqueña, hija de inmigrantes españoles. Tiene sangre canaria, por lo que seguramente es pariente lejana de muchos venezolanos hijos de hombres y mujeres de aquellas tierras que han estado viniendo a nuestro país desde tiempos de la colonización española. Es indudable que Venezuela tiene una muy especial identidad con las gentes de aquellas islas, y seguramente, el venezolano más emblemático descendiente de canarios fue el muy ilustre Francisco de Miranda, el más universal de nuestros compatriotas. Desde entonces, los canarios han tenido una influencia muy especial en nuestra historia, especialmente en el hacer el país detrás de cada día. Desde luego, muchos de los venezolanos actuales tenemos componentes –culturales y genéticos-, de otras nacionalidades, especialmente de españoles, italianos, portugueses, etc., en primera, segunda o posterior generación. Empero, en el caso de esta profesora, que resulta de primera generación, se nos ocurre una primera pregunta vinculada a esa condición. - ¿Qué recuerdos le trae, desde su infancia, esa condición de hija de inmigrantes que luchan por hacerse un espacio digno en una tierra que quieren hacer suya? - Mis padres, como seguramente otros en iguales circunstancias, llegaron a Venezuela con la ilusión de regresar algún día a su tierra de origen. Ellos, -dicen- quisieran morir en su tierra. Pero es un sueño. La realidad no siempre conspira a favor de este deseo. De modo que me formé en medio de esa ilusión y ello me creó una sensación de que mi vida estaba dividida en dos ámbitos, uno acá en donde estaba mi realidad de todos los días, y otro allá, en donde estaba la mayoría de mi familia. Es una sensación de dualidad que no le deseo a nadie. Esa circunstancia me llevó a no tener un conocimiento más general de mi país desde niña, hecho que sólo comenzó a ocurrir cuando ingresé a la universidad. Afortunadamente estudié ecología, lo cual me proporcionó una excelente visión de la realidad física, biológica, geográfica y hasta de la gente de Venezuela, razón por la que de verdad amo a la universidad venezolana. Luego me casé con un venezolano y mis hijos son muy venezolanos. Finalmente, mis padres -que adoran este país-, se han ido acostumbrando a la idea de quedarse para siempre en Venezuela, además porque las Islas Canarias que actualmente observan no son las mismas que una vez dejaron; de modo que hoy, allá se sentirían un poco extranjeros. Ellos tienen en Venezuela más

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de 45 años, por lo que incluso son mucho más venezolanos que su hija.

Una vocación científica - ¿Cómo fue que se le ocurrió hacer ciencia como actividad natural de creación desde la perspectiva de la biología? - Siempre tuve la inquietud por el conocimiento, por averiguar el por qué de las cosas. Recuerdo que cuando niña me encerraba en el baño a hacer algunas de esas cosas que hoy llamarían experimentos, y mamá me decía que le iba a explotar la casa. De modo que al momento de decidirme qué estudiar, cuando me correspondió ir a la universidad no tuve dudas. La primera opción fue biología luego química y finalmente física. Es decir, fui una niña muy curiosa y creo que siempre quise hacer ciencia. Estudié biología, pero más que una profesión esta carrera la he tomado como una forma de vivir. En mi labor rutinaria todas las actividades están mezcladas y la biología es otra parte de mi vida. De modo que realizar mi trabajo de investigación es sumamente cómodo, natural a mi vida. Para mí no es ningún sacrificio quedarme más tiempo terminando alguna actividad o suspender una actividad de distracción para continuar con mi trabajo; para atender unos estudiantes, para hacer una publicación, para dar una asesoría. Me da mucho placer hacer este trabajo. - Su esposo entenderá muy bien su trabajo porque también es biólogo, pero ¿cómo lo perciben sus hijos, lo aceptan con naturalidad? - Mis hijos entienden este trabajo pero no lo aceptan. Ellos reclaman su espacio de atención. Tanto es así que mi hijo mayor, que es un aventajado en biología, matemáticas y en ciencias en general, no quiere saber nada de esto. Quiere ser periodista. Me cuenta que no quiere saber, por ejemplo, de la “biomasa microbiana”, un tema común en mi trabajo. Ha podido realizar el trabajo práctico final de investigación -que le exigen en bachillerato-, en mi laboratorio, pero por nada quiso hacerlo. Creo que esta actitud es una respuesta a esa dedicación que he puesto a mi trabajo, pese a que siempre les he explicado y compartido toda mi actividad profesional. Pero ellos están en la libertad de escoger lo que más les guste y eso se los respeto. Me alegra que tengan la madurez de decidir lo que les gusta, porque en definitiva lo importante

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es que sean felices con lo que hacen, tal como yo lo he sido.

Ecología vs. Agronomía - ¿Cómo se siente siendo bióloga orientada por la ecología, trabajando en agricultura? - Me siento entre dos aguas porque, es cierto, existe una contradicción entre la agronomía como disciplina que ordena la explotación agrícola del ecosistema, y la ecología que estudia la estructura y la función del ambiente natural. No obstante, me siento feliz de trabajar en esto porque estimo que aporto la visión ecosistémica al trabajo agronómico lo cual apunta a concretar en algún momento a eso que buscamos: la agroecología. Nuestro aporte consiste en inducir una visión cada vez más sistémica del proceso agrícola. - ¿En qué consiste la investigación y con quién la realiza si es que trabaja en equipo? - Me gustaría afirmar, en primer lugar, que no trabajo sola; es más, creo que nunca podré trabajar sola, este tipo de investigación debe abordarse de forma integral. El centro de nuestro trabajo se vincula al manejo y conservación del suelo, hecho que en sí mismo constituye una línea de investigación a la que se asocian investigadores (biólogos y agrónomos) de las facultades de Agronomía y de Ciencias de la UCV, al Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias (CENIAP), del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), y a la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, a la que pertenezco. Es un equipo interdisciplinario bastante completo que cuenta con buen apoyo profesional, técnico y de laboratorios. El ecosistema en el que fundamentalmente trabajamos es el de sabana, especialmente el de las sabanas de la zona central del país. Desde luego,

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trabajamos también, aunque en menor medida, con suelos de los ámbitos adyacentes a nuestra sede en la zona metropolitana. Esto último básicamente porque estamos ubicados en la hoya del embalse de la Mariposa, una zona de gran fragilidad en sus suelos y de fuerte impacto ambiental, que requiere prácticas y conocimientos para manejar y restaurar los recursos de este ecosistema. Pero repito, nuestras líneas de investigación se orientan, desde 1997, básicamente al ecosistema de las sabanas bien drenadas, bajo el financiamiento del CDCHT de la UNESR, del FONACIT, del MCT, y del Banco Mundial (Proyecto Milenio).

Búsqueda de tecnologías apro-

piadas para el manejo de suelos tropicales - ¿Por qué ese interés en los suelos de las sabanas bien drenadas, como es el caso de Guárico o Anzoátegui? - Hay un creciente interés y necesidad por la alimentación de una población nacional también creciente. Estas sabanas acogen buena parte del rebaño nacional y de la producción de otros rubros agrícolas. Pero tanto la producción como la productividad se ven limitadas precisamente porque estos suelos son muy pobres y requieren suplir estas deficiencias con una serie de enmiendas y tecnologías que, naturalmente, pueden determinarse a través de la investigación. No todos los productores están en capacidad de suplir por sí solos estas deficiencias, y de otra parte, el suelo no soporta una presión de manejo con tecnologías no apropiadas como son las propias del manejo convencional, originarias de latitudes distintas al medio tropical. En síntesis, nuestro grupo de trabajo apunta a la búsqueda de tecnologías de manejo más amigables, más apropiadas a la sostenibilidad del recurso. Prácticas que si bien no garantizan unas producciones tan altas, ofrecen una relación costo-beneficio que no sólo es favorable económicamente,

sino además social y ambientalmente. Venimos experimentando desde 1999 con prácticas agronómicas que suponen el uso de leguminosas o gramíneas perennes asociadas con el maíz. Esto lo hacemos en suelos de relativa acidez y baja fertilidad natural como son los de la Estación Experimental la Iguana (de nuestra Universidad), ubicada en la región sur-oriental del estado Guárico. Es bueno agregar que algunos investigadores no creían conveniente que realizásemos estos experimentos debido a los factores limitantes que mencioné; sin embargo, bajo estas prácticas de manejo hemos logrado cada vez mayores rendimientos y claros índices de una mejor calidad del suelo, como un incremento de 15 a 30% en la materia orgánica. La técnica consiste en una siembra directa como sistema de labranza, práctica que para nada afecta el suelo, conjugado con el hecho de dejar una cobertura protectora de este recurso de al menos 30%. Esta cobertura puede ser viva o muerta, nosotros usamos coberturas vivas perennes porque está compuesta por especies que a pesar de que se cortan eventualmente, siempre se están reproduciendo. Una vez que se ha cosechado el maíz se introduce parte del rebaño para que consuma esta cobertura de gramíneas y leguminosas, y los restos de cosecha. - ¿Cómo logran limitar la competencia que pudiera darse entre el maíz y las especies de la cobertura? - El secreto está en establecer las coberturas uno o dos años antes. Así se permite que estas plantas estén bien desarrolladas al momento del manejo para la siembra y hayan iniciado un acondicionamiento del suelo. Luego, antes de sembrar el maíz (o el sorgo) se corta la cobertura con un implemento mecánico (rotativa), se atenúa con un herbicida de contacto (de menor impacto) y seguidamente se siembra el maíz de forma directa con una sembradora especial. Desde luego, el maíz germina y crece primero, anticipándo-

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se al nuevo rebrote de la cobertura. De este modo el maíz se desarrolla sin problemas porque tiene una ventaja competitiva. Por otro lado, la cobertura vegetal confiere mejoras en las características físicas, químicas y biológicas del suelo, promoviendo su conservación y mejorando su fertilidad. Si la cobertura asociada es una leguminosa, tiene un valor adicional, ya que tiene la potencialidad de fijar nitrógeno de la atmósfera y proveerlo al suelo a través de la descomposición de la materia orgánica, a la vez que será una fuente proteica para los animales en pastoreo. De igual modo, el productor agropecuario, aparte de que aprovecha estos cereales (maíz o sorgo) garantiza forraje para su ganado durante la época seca a partir de la cobertura que allí va guardando. Este suministro forrajero o alimentario es, con mucho, mejor que la vegetación natural de la sabana. El suministro forrajero natural con base en gramíneas como Trachypogon y Axonopus (propias de estas sabanas), es sustituido por forraje de mejor calidad basado en Brachiaria y Centrosema, especies (introducidas y nativas) que indudablemente mejoran el suministro alimentario, especialmente durante la época seca. - ¿Puede considerarse que este manejo es agroecológico? - Se trata más bien de un manejo integrado. Aún no podríamos hablar de agroecología toda vez que ello implicaría un enfoque aún más sistémico, considerándose como muy importantes los factores ecológicos, sociales, culturales y naturalmente económicos. Asimismo, para la agroecología es muy importante el manejo agrícola con base en factores locales; no obstante, en el caso que expongo hemos introducido algunas especies externas, aparte de que utilizamos insumos químicos, lo cual no es necesariamente adecuado y

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accesible para el pequeño productor. - No obstante, hemos seguido avanzando en una forma de acercarnos a un manejo más natural, y por ello ahora estamos buscando distintos sistemas de fertilización; desde la orgánica -con el uso únicamente de los residuos de coberturas, o el uso de la roca fosfórica-, hasta el uso de la biofertilización. En esto último nos ayuda una investigadora de la Facultad de Ciencias de la UCV, quien desarrolla una práctica de inoculación con microorganismos que coadyuvan en la fijación y captación de nutrimentos fundamentales (nitrógeno y fósforo, básicamente). Esta práctica no es más que una emulación de procesos materiales del ecosistema. De este modo, desde luego, nos estamos acercando a la agroecología pues se trata de utilizar procesos más naturales como es el caso de la fertilización natural. Pero hay más. Ya hemos establecido contacto con investigadores del INIA que trabajan con estas técnicas de biofertilización y con el investigador cubano el Dr. Rafael Martínez-Viera, quienes manejan técnicas de producción de biofertilizantes que pueden ser de gran ayuda para nuestros pequeños y medianos productores. Desde este organismo se está instrumentando un plan de producción de biofertilizantes, a escala nacional, con las especies nativas microbiológicas potenciales de cada región. - Ahora, si su investigación no se ubica en lo puramente agronómico convencional y aún no alcanza a ser una investigación que establece la agroecología, ¿en dónde la ubicaría? - Naturalmente, trabajamos para implantar principios y técnicas agroecológicas en la agricultura, lo cual va a garantizar la sustentabilidad de esta actividad. Pero, honestamen-

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académico. Y en ello tiene mucha responsabilidad la universidad, pues desde ésta se ha utilizado a los productores como simples aportadores eventuales de espacios de trabajo y de experiencias, o como mucho para desarrollar prácticas y nada más. Las universidades no retribuían al productor ni siquiera en lo mínimo; es decir, al menos entregarles resultados, llamar la atención sobre tal o cual proceso; etc. Eso muchas veces no se hacía y el productor se ha sentido utilizado.

te, aunque aún no llegamos, vamos en camino. En este momento trabajamos en el desarrollo de una agricultura de transición hacia sustentabilidad especialmente ambiental, y necesariamente rentable. Pero no es una actividad sencilla porque supone muchos aspectos a considerar. Nuestra apuesta es a un camino intermedio que apunta a la agroecología, a la sustentabilidad de la agricultura como proceso. - ¿Cómo se constituyó este equipo de investigación en el que hay no sólo varios investigadores sino varias instituciones? - Bueno, inicialmente fuimos tres, dos de la UNESR y uno de la Facultad de Agronomía de la UCV. Más jóvenes de lo que hoy somos pero conscientes de nuestra potencialidad. Por cierto, cuando introdujimos nuestros proyectos al FONACYT nos decían que nuestro problema era que no teníamos mucha experiencia; que no éramos investigadores consolidados. Pero seguramente nuestro éxito inicial estuvo precisamente en nuestro convencimiento de que cada uno poseía algún conocimiento experto sobre los suelos. En este sentido, la colega de la UCV, manejaba muy bien la química de los suelos; nuestro compañero de la UNESR conocía bien la física de los suelos, y por mi parte, la biología y ecología de los suelos. De modo que esa seguridad nos abonó el camino. Una vez en ejecución de este proyecto se nos acercaron investigadores de otras instituciones y paso a paso hemos consolidado un grupo fuerte de estudios biogeoquímicos, e incluso social y económico del proceso agrícola. Es bueno decir que en ese acercarse hemos tenido la cooperación de otros especialistas, y además, a partir de este macroproyecto se han graduado unos 20 tesistas de pre y postgrado. Pero lo rico de todo esto es la dinámica que se ha venido dando, en la que investigadores de otros sitios no sólo se llevan nuestra experiencia y conocimientos sino que nos dejan la suya.

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- ¿Cómo ha sido la relación con los productores? - Luego de esta experiencia con ellos y pese que nosotros comenzamos al revés, es decir, nos planteamos la investigación sin conocer sus necesidades o experiencias, concluimos que para trabajar en problemas agrícolas es indispensable la comunicación con éstos. Nos dimos cuenta de que ellos conocían aspectos del trabajo que nos hubieran ahorrado muchos esfuerzos. Además, es muy enriquecedor trabajar con su cooperación. Pero la vida es aprender. El primer encuentro con ellos, lo admito, me resultó difícil por el temor que me generaba en función de las dificultades de comunicación que tenemos para abordar a estos grupos. Los universitarios manejamos un lenguaje muy técnico y no siempre logramos esa comunicación. Pero finalmente fuimos aprendiendo y hoy los intercambios son aún más fluidos. Nos permitimos la ignorancia frente a ellos. También nosotros tenemos muchas cosas que aprender. Hubo, dicho en términos hoy de moda, un dialogo de saberes. No obstante, para nosotros es fundamental mantener la seriedad de esta relación. Por experiencias anteriores sabemos que los productores son muy sensibles a las fallas por parte del sector

Esta situación, en la cual nosotros somos principiantes, pero conscientes de su importancia, es como una domesticación mutua en el que ambos vamos aprendiendo a confiar el uno en el otro. Cada encuentro aporta confianza y cooperación. Desde luego, nuestros maestros en este proceso han sido los investigadores del INIA-LARA, quienes tienen una amplia experiencia en comunicación con los productores de Sanare, Las Lajitas, etc. Una forma de acercarnos más al productor e intercambiar información son las ferias del suelo. Con esta actividad los productores afloran sus conocimientos acerca de la calidad del suelo de sus predios, mediante el aprendizaje de técnicas sencillas que pueden usar en campo. Con esta actividad hemos aprendido del conocimiento local de este recurso, y a su vez, hemos logrado mediante indicadores locales sencillos de calidad de suelo, una panorámica regional de las potencialidades de los suelos y de la forma más adecuada de cómo deberían ser manejados. Pero en fin, esta conversación pudiera seguir, pero optamos por dejarla hasta aquí. No obstante, es de señalar que la experiencia que nos transmite la profesora Hernández resulta un excelente ejemplo, tanto para la universidad como para el resto de los investigadores de ésta, toda vez que dibuja un camino expedito para seguir o para innovar en ese propósito de ir sembrando (institucionalmente) el proceso de investigación.

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Visión política de América Latina en José María Vargas Vila Noviembre 2006 Año III / N° 8

Lic. Delia Barreiro Pérez Profesora Agregada UNESR

¿Y en esos pueblos tristes, y, azotados fragmentos de la Colombia antigua, quién piensa en evocar siquiera el sueño del gran Libertador Bolívar? José María Vargas Vila

Pese a que Rubén Darío, y seguramente otros contem- Ideario Político de José María Vargas Vila*

poráneos habían reprochado a Vargas Vila la “concesión” que como hombre de letras hacía a la crítica social y política, sus trabajos literarios, tanto como los políticos, alcanzaron una popularidad nunca antes lograda por nadie en el continente. Censurado por los gobiernos y la Iglesia, era leído clandestinamente, logrando mantener viva la llama de la rebeldía popular. Su pluma defendió con calor y convicción ideales de justicia y libertad.

Sus ensayos y panfletos conforman un conjunto de ideas y luchas en dos dimensiones fundamentales: la primera, la lucha contra las dictaduras; se trata de una lucha por la libertad y la reivindicación de la soberanía popular. La segunda, la lucha contra el imperialismo yanqui, cuya más importante expresión es Ante los bárbaros; texto que refleja la visión política y la dignidad de un hombre de letras comprometido políticamente. La característica esencial de este libro es la denuncia, no el análisis socioeconómico del imperialismo y, esta quizá sea su más grande debilidad, pero en favor del autor habría que señalar que él no era un analista de procesos económico-sociales. Incluso su antiimperialismo tiene el sello de su cultura, su sofisticación intelectual y su egotismo. Sin embargo, para el caso que nos ocupa, tiene toda la fuerza necesaria para determinar algunos de los más importantes rasgos políticos de Centro y Suramérica.

Para el autor, el proceso expansionista de Estados Unidos se inicia en el Oriente del mundo con la intervención y despojo de Filipinas ...”El oriente fue la tierra escogida por la raza despojadora, para iniciar sus conquistas sobre la débil raza despojada, y las islas Filipinas fueron su primera víctima (p. 39)”. Continúan el proceso con Cuba ... ”Y ¿Cuba?... no puede ser extraña a pueblo hermano, los funerales de una nacionalidad desaparecida en medio a los festines de la fuerza; ¡Oh Polonia del trópico! ¡Oh Martí! ¡Inanidad de un sueño generoso!” (p. 40); prosigue su expansión en África, sigue en Puerto Rico, Panamá, República Dominicana, México, Nicaragua ...”En Cuba, la protección conquista disfrazada; en Manila la batalla, conquista declarada; en Puerto Rico la po-

La obra viene a resumir, de acuerdo al autor, veinticinco años de “batallas verbales, al pie de un mismo ideal”, realizada desde la revista Némesis, publicada primero en Nueva York en 1903 y luego en Europa; y en su incansable actividad de conferencista de grandes auditorios, donde de manera oral sometía a su doctrina implacable al yanqui, para señalarlo así: “He ahí el enemigo”. * Todas las citas de Vargas Vila fueron tomadas de: Universidad Nacional Ante los bárbaros (1981),Experimental Bogotá: Oveja Simón Negra. Rodríguez

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sesión, conquista tolerada; en Santo Domingo, la ocupación, conquista descarada; en Panamá, la intervención, conquista desvergonzada, siempre y, doquiera la conquista;” (p. 47).

Vargas Vila se consideraba fustigador del despotismo y la falta de libertad. En este contexto dirigió sus textos políticos contra el imperialismo de Estados Unidos. “¿Dónde encontrar la Fuerza para defendernos en este torbellino de fuerzas que nos rodea?. En estos pueblos de América, que tal vez mañana no serán”... (p. 23)... ANTE LAS HORDAS DEL NORTE QUE SE APRESTAN A AVANZAR SOBRE NOSOTROS, demos el grito de ¡ALERTA!... (p. 51). El antiimperialismo, especialmente frente a Estados Unidos, pero sin soslayar a los otros centros metropolitanos de poder político y financiero, es el segundo componente del ideario político de Vargas Vila. Esta conducta antimperialista era equivalente a la de José Martí, Rufino Blanco Fombona, E.M. Hortos, Manuel Ugalde o González Prada, por ejemplo.

sus defectos artísticos, está sembrada de máximas y sentencias filosóficas, juicios muy severos y valientes tiradas, con los cuales bien podría formarse un volumen ejemplar en la historia de la diatriba en tierras americanas sedientas todas de libertad y de justicia. (p. 325).

La Independencia y Unión Hispanoamericana El tercer componente del ideario político de Vargas Vila se deriva de la noción bolivariana de Estado; de ello se hablará a continuación. La última provincia en independizarse de España es Cuba e inmediatamente es sometida por los Estados Unidos, mostrando la nueva superioridad de este país en el contexto imperialista. Vargas Vila, da su definición de imperialismo así: Ante la llamada teoría imperialista, que no es otra cosa que la doctrina del pillaje, del robo y, la conquista; ante el walkerismo oficial, o sea, el filibusterismo yanqui, proclamado y, aplicado al Asia y, a la América, en presencia del mundo sometido; (p. 50).

Con la anuencia tácita del socialismo o en algunos casos a pesar de protestas de pura fórmula, sin eficacia alguna se desarrolla la política yanqui que borra de Atlántico a Pacífico el pabellón de España, que despoja a Colombia de Panamá, que despoja a Santo Domingo y Haití de su soberanía, que se adueñó a la fuerza y con artimañas de las rentas y riquezas de Honduras, que patrocina y financia revoluciones en Nicaragua, hasta apoderarse de la mitad del territorio de México... “ellos han invadido a México, aprisionado a Cuba, a Haití, a Santo Domingo, conquistando a Puerto Rico y despedazado a Colombia, y cometido el robo audaz de Panamá”... (p.80). Muchos pensadores y periodistas de ayer y hoy al observar y analizar la ferocidad con que el imperialismo violenta la soberanía de nuestras naciones, coinciden en la revalorización de este hecho histórico. Veamos algunas de esas apreciaciones de Vargas Vila, quien apostrofa con pluma de fuego a los corifeos del “águila calva” en los términos expresados en el fragmento que se transcribe:

Ante esta situación antepone la realidad al idealismo... “que el yelmo de Don Quijote, y, su lanza enmohecida, no son ya armas de combate;” (p.60). Pero, lamentablemente, Vargas Vila no se reveló del todo contra los preceptos del naturalismo (la concepción del universo, la idea del determinismo), ni contra las leyes físicas, bioquímicas y sociales en el desarrollo del hombre, sin posibilidad de que éste influya a la vez sobre tales determinantes, en otras palabras, del materialismo mecanicista.

He ahí la política yanqui en la América Latina, sin contar las intervenciones en Cuba, que han hecho de la innata República la más desgraciada de las colonias yanquis; Su intervención en Santo Domingo, hasta tomar posesión de la isla, y ocuparla, militarmente; Su política en Venezuela, contra Cipriano Castro, que hizo de aquel presidente errante, un pobre perseguido, embarcado y desembarcado en paños menores, pestilente y moribundo, ante las miradas conmovidas de los gendarmes europeos”... (p. 153).

A este respecto, Triviño (s/f), señala que: “En medio de una sociedad tan mojigata como la de comienzos de siglo, la irreverencia del escritor era la plataforma de la transformación ideológica y moral, la primera piedra lanzada contra un establecimiento social y político en decadencia”(p. 93).

Esta apreciación es compartida por García Prada (1959): ...la obra de Vargas Vila merece estudiarse y conservarse no sólo porque encierra un gran esfuerzo en defensa de altos ideales de libertad y de justicia, sino porque, a despecho de

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Aunque si, había intentos, cuando lanza las más violentas acusaciones contra el tirano de provincia latinoamericano, si se oponía apasionadamente a las tiranías, era antimperialista y anticlerical y sus escritos políticos levantaban más de una polvareda. Desde la tribuna periodística y los palcos de la oratoria, Vargas Vila irreverente e implacable como siempre, se empecinó en condenar todo lo que se ha señalado.

El cuarto componente del ideario político de Vargas Vila se deriva de la noción bolivariana de Estado. Una de sus fuentes teóricas la constituía la tradición histórico-cultural hispánica, que los pensadores más lúcidos de la época contraponían como defensa espiritual a los “bárbaros del norte” como los había apostrofado panfletariamente: ...”Bolívar dio la palabra salvadora, en los espasmos de la muerte, envuelto en las brumas augurales de su inmortalidad; UNIÓN, UNIÓN, UNIÓN, UNIÓN (p. 64) ...”la sola palabra, Pan-americanismo, Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez


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me espeluzna; esa palabra, principió por ser un sofisma, y, ha acabado por ser una emboscada;” (p.135) . Consideraba no poder fundarse un panamericanismo entre pueblos de razas extrañas entre sí, antagónicas, que no han tenido las mismas tradiciones, ni los mismos ideales, los mismos intereses, ni siquiera las mismas pasiones ...”todo nos hace a los hombres de las razas del sur de América, no los aliados, sino los adversarios naturales de la raza, y, de los pueblos del norte;... (p.136). Asimismo señala que aún dejando de lado los problemas de étnica sociológica, en el plano político es tan o más difícil aún pensar en ese Panamericanismo, pues considera que “los bárbaros” pueden prometer la abolición total de la conquista en América, pero que siempre la ejercitarán: ...”que nunca los Estados Unidos, han hecho con nuestros pueblos un pacto, que no haya sido para darse el bárbaro placer de violarlo” (p. 137) ...”hacer del antiyanquismo, una bandera, una política, un credo; suplir el Pan-americanismo, por el Pan-hispanismo;” (p. 139). Si, uniéndose los países de raza latina en América y hacer una declaración de integridad territorial en contra de cualquier conquista, pero sobre todo a la yanqui. Con respecto a la política exterior, termina el autor su ensayo, desarrollando algunos aspectos de nuestra política, entre ellos, la monotonía, la “política de imprevisión y, política de claudicación” como característica de la política internacional de América Latina. “En política, imprevisión es degeneración; imprudencia, es decadencia; toda claudicación, es una humillación;” (p. 161). Concluye que por la imprevisión hemos comprometido la soberanía y por la claudicación se ha salvado una sombra de ella, señalando además que la política exterior de una gran nación está sustentada en la elección de sus aliados, así como su política interior lo está en la elección de sus gobiernos; ya que el despotismo adentro y el aislamiento fuera son en nuestros países señales inequívocas de debilidad y decadencia. Como se desprende de los señalamientos del autor, su vigencia es más que evidente, siendo esto una característica presente en gran parte de nuestros más insignes pensadores. Y, en estas citas finales, veremos plasmados los ideales insepultos del Libertador Simón Bolívar: ...”Y en esos pueblos tristes, y, azotados fragmentos de la Colombia antigua, quién piensa en evocar siquiera el sueño del gran Libertador Bolívar? quién se atreve a hablar de la creación de la Gran Colombia? nombrarla es un crimen... Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

...¡cómo se alzaría de bella esa confederación de cinco pueblos, la creación bolivariana, el mito heroico! Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y, Bolivia, en liga ofensiva y, defensiva, dominando dos océanos, pesando con su peso decisivo en las cosas de la América y, del Mundo;...” (p. 173).

A manera de conclusión José María Vargas Vila fue en sus tiempos quizá el escritor más leído en lengua española, y a decir de algunos críticos, el más leído en su Colombia natal. Sólo superado por Gabriel García Márquez en la actualidad. Sin embargo, es hoy ignorado o echado a un lado y, cuando se le menciona, lo que se dice de él es prejuiciado y referido casi siempre a sus novelas que, según algunos, representa sólo un aspecto de su vasta obra y no precisamente el más importante. Quizá una de las razones de peso para el olvido en que se ha sumido al escritor, pueda atribuírsele a sus posiciones políticas valientes e intransigentes, que le crearon innumerables enemigos dentro y fuera de su patria, así como sus ataques contra la Iglesia Católica, granjeándose así el rechazo oficial, como abanderado de la democracia y de los derechos civiles y políticos. Es posible que éstas y otras razones consagran el eclipse de su obra más seria de ensayos críticos, filosóficos e históricos. Ha llegado la hora de rescatar la obra de Vargas Vila del olvido al que fue lanzado e intentar reevaluarlo seriamente para situarlo en el lugar que le corresponde en las letras americanas. Con respecto al ensayo Ante los bárbaros, creemos que es un libro que debe ser leído hoy día por todo demócrata de verdad y por todo hombre cuya vida pública le obligue a tomar decisiones importantes para el pueblo y/o la nación. Por ser la denuncia la característica esencial de este libro, está escrito apasionadamente, utilizando una diatriba implacable, en fin, es un enfrentamiento sin cuartel contra todo lo que pone en evidencia; se trata de mostrar la magnitud del despojo, la realidad de la opresión colonial en contraste con la pasividad de los pueblos de América Latina para buscar de manera urgente su movilización, unidad y lucha.

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La Investigación Social en la UNESR y el Desarrollo Endógeno Dr. Efraín Márquez Pérez Profesor Asociado UNESR - Núcleo Los Teques

La investigación social y la realidad social La investigación cualitativa asume que la realidad social es una construcción social que en su proceso de construcción y reconstrucción permanente, necesariamente requiere, para su existencia, de un/unos sujeto/os cognoscente/es, influidos por una cultura y unas relaciones sociales particulares, que hacen que la realidad social sea una realidad epistémica, que dependa para su definición, comprensión y análisis, del conocimiento de las formas de percibir, pensar, sentir y actuar, propias de esos sujetos cognoscentes. De manera diametralmente diferente, la investigación cuantitativa asume que la realidad social es una realidad objetiva, concebida como una “cosa” independiente de los sujetos cognoscentes o actores sociales, por lo cual puede tener una existencia independiente, autónoma, de los sujetos que la conozcan. Es denominada también empírica o material. La concepción ontológica de la realidad social como una realidad construida que plantea la investigación cualitativa, es de gran importancia para el Desarrollo Endógeno, toda vez que este tipo de investigación social asume que la realidad se elabora con base en las interacciones que se originan de los intercambios comunicacionales o intersubjetivos, entre personas situadas en contextos culturales e históricos específicos. La realidad así concebida es pues, una realidad plural, con múltiples versiones. De acuerdo con lo expresado, se infiere que el tipo de investigación social que la planificación de Proyectos de Desarrollo endógeno requiere, debe ser capaz de brindar una visión dinámica de los fenómenos sociales, los eventos y las interacciones de los individuos y grupos en comunidades. Y para ello debe tomar muy en cuenta que la realidad social es una construcción social y que, por lo tanto, el investigador debe aproximarse a la dinámica particular de los grupos, y resaltar la importancia de los actores sociales para la explicación del contexto y del significado de las estrategias y acciones sociales que emprendan. Este es el punto de partida para conocer cuáles posibilidades y cuáles potencialidades escogen los miembros de un grupo para desarrollar sus acciones sociales; o cuál es la razón de seleccionar una estrategia y rechazar otras. Es imprescindible pues, que los responsables de diseñar y ejecutar los Proyectos de Desarrollo Endógeno asuman que las comunidades son realidades complejas, diversas, difíciles de reducirlas a ciertos límites formales y cuantificables.

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La investigación cuantitativa, por su propia ontología niega el carácter complejo de la realidad social y de las acciones humanas, impidiendo la entrada en la investigación social a la vida cotidiana, a lo vivido, a la experiencia y a nuevas demandas, que exigen nuevos conocimientos por su condición emergente. Asimismo, la presencia del investigador es subestimada pues no es reconocido como actor de la investigación que realiza, ni es percibido como hermeneuta, es decir, como productor y constructor de significados y sentido. Tal postura teórico-epistemológica de la investigación cuantitativa ha sido cuestionada de manera múltiple. En especial cuando desestima la acción social ignorando ex profeso que la subjetividad es una dimensión de la acción humana y con ello obviando que el conocimiento es una construcción social que emerge de las relaciones intersubjetivas, y que es precisamente la interacción subjetiva entre el investigador, los investigados y sus diferentes versiones del contexto económico, social, y cultural, lo que permite aproximarse, siempre de manera inacabada, a la complejidad de la dinámica social.

tos que apuntan a lo esencialmente humano, entre los cuales podemos mencionar la producción de significados, la subjetividad y las relaciones intersubjetivas; las acciones sociales y sus relaciones con los contextos cotidianos; los valores, las motivaciones, los sentimientos; los procesos de simbolización, las resistencias, las identidades; las vivencias y las creencias. Aspectos éstos que no pueden ser estudiados, como lo hace la investigación cuantitativa, haciendo caso omiso de los seres humanos que los han construido, o reducirlos a hipótesis estadísticas, o adscribirlos arbitrariamente a funciones y roles de sistemas sociales o a categorías de análisis y perfiles, previamente definidos. De manera diametralmente opuesta, por intermedio de la investigación cualitativa se busca poner en práctica el uso de métodos y técnicas asumidas responsable y reflexivamente. Diferente de las prácticas mecánicas, utilitaristas, que han distorsionado el verdadero sentido de la investigación social. Por lo tanto, el Desarrollo Endógeno requiere de una acción académica

El papel del investigador cualitativo en el desarrollo endógeno

La dinámica que genera la investigación cualitativa contribuye a promover las inquietudes del investigador hacia la investigación participativa, la aceptación de la ética del investigador y la corresponsabilidad en la valoración de lo propio y en el compromiso y a la vez el reto de consustanciarse con proyectos de contenido sociocultural y económico, tales como, los Proyectos de Desarrollo Endógeno. En efecto, la investigación cualitativa plantea como desafío para los/las investigadores/as dar cabida a aspec-

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capaz de formar investigadores que produzcan conocimiento y a la vez construyan sus expectativas de vida profesional y familiar en relación con la realidad que investigan. Además, que tengan como objetivo involucrarse y que sientan que forman parte de esa misma realidad, sin perder de vista el rigor científico. Un investigador con estos atributos responde a los Planes Estratégicos de la República Bolivariana de Venezuela, los cuales demandan que la producción de conocimiento surja a partir de los propios actores sociales, de sus contextos, de sus problemáticas y especificidades surgidas de la cultura regional y local. La investigación cualitativa se ha preocupado por desarrollar estos atributos en el investigador, con la finalidad de que acceda a la comprensión de lo esencialmente humano, los cuales pueden ser incorporados con garantía de éxito en los procesos de formación, enseñanza y capacitación en investigación social. En este orden de ideas, Schwartz y Jacobs señalan estas cualidades: * Interesarse en forma directa por el individuo, por sus interpretaciones. Es decir, tomar muy en cuenta el punto de vista del actor. * Considerar la observación detallada de los individuos en sus escenarios y situaciones cotidianos. * Describir la vida cotidiana de las personas en sus escenarios naturales, indagando sobre lo que hacen y lo que estas actividades significan para ellos en el momento (ahora) y en los escenarios (aquí) en que aquellas ocurrieron, a partir de las perspectivas de los actores. * Reconocer que las interacciones sociales si bien están parcialmente influidas por las restricciones del escenario inmediato y por la sociedad en general, también resultan influidas por los actos de los individuos.

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Estas cualidades del investigador cualitativo evidencian su relación con los propósitos de los Proyectos de Desarrollo Endógeno.

La investigación social tradicional ante los procesos de cambio

Los diferentes sectores de la sociedad venezolana le están exigiendo insistentemente a las universidades formar profesionales consustanciados con los contextos particulares (locales y regionales). Este requerimiento implica que los estudios superiores y con ello la formación y actualización en investigación, deben prioritariamente vincularse al contexto sociocultural en el que se realiza la práctica educativa. Por ello, la investigación social en los espacios universitarios debe crear, producir y utilizar estrategias que adquieran pertinencia socio-cultural a fin de producir saberes y conocimientos mediados por estas especificidades. Asimismo, la investigación debe promover las inquietudes del investigador hacia la investigación participativa, la aceptación de la ética del investigador y la corresponsabilidad en la valoración de lo propio y en el compromiso con el Modelo de Desarrollo Endógeno. A partir de estas reflexiones cabe preguntarse: ¿está preparada la UNESR para dar inicio a una formación en inves-

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tigación que logre que el alumnado, los docentes e investigadores, produzcan conocimiento y a la vez construyan sus expectativas de vida profesional y familiar, en relación con la realidad que investigan? ¿La investigación desarrollada en la UNESR tiene como objetivo que los estudiantes se involucren y que sientan que forman parte de esa misma realidad, sin perder de vista el rigor científico? ¿La preeminencia que se le ha otorgado a la investigación cuantitativa en el pregrado y postgrado de la UNESR, obedece a que ella produce conocimiento a partir de los propios actores sociales, de sus contextos, de sus problemáticas y especificidades surgidas de la cultura regional y local? O si por el contrario ¿alcanzó ese estatus debido a que se legitima sólo en el ámbito académico? Finalmente ¿el tipo de investigación que más se utiliza en la UNESR responde a los planes estratégicos de la República Bolivariana de Venezuela? Pensamos que no. Sin ánimos de restarle su importancia considero que su legitimidad y pertinencia social queda reducida a los espacios académicos como un requisito exigido por un diseño curricular anacrónico, desfasado de los cambios inéditos que se han producido, que se rehacen, que emergen sin contornos definidos, dentro de la actual época caracterizada por la incertidumbre. Por tales motivos consideramos que, efectivamente, es de suma importancia “introducir cambios sustanciales en las concepciones clásicas”, que subyacen en la formación, enseñanza y capacitación en investigación, en la UNESR. Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez


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áreas educativas y administrativas. Es si se quiere el monopolio del método hipotético-deductivo adoptado de las Ciencias Naturales. Representa la hegemonía de las teorías, metodologías y técnicas que tienen como fin último alcanzar la objetividad impidiendo, tal como lo hemos señalado más arriba, darle entrada en la investigación social a la subjetividad, a la vida cotidiana, a lo vivido, a la experiencia, a nuevos valores y expectativas.

Los núcleos de nuestra universidad no escapan a esta situación, por lo que la UNESR tiene la responsabilidad de revertir esta anomalía que ha traído varias consecuencias. Por una parte, el desarrollo de investigaciones en apariencia neutras que no aportan conocimiento sobre lo local, lo regional, donde se sustenta el Desarrollo Endógeno. Por otra parte, promueve la elaboración de diseños de investigación apriorísticos, lineales e inflexibles y poco adaptados a los aspectos cambiantes y complejos de la realidad social, educativa y gerencial. Estos contenidos, que dicho sea de paso están incluidos tanto en los planes de estudio para la formación del alumnado como en los cursos de actualización dirigidos a docentes universitarios, están consustanciados con los supuestos teóricos-metodológicos de la perspectiva epistemológica objetivista, que sirve de fundamento a los paradigmas positivista y postpositivista. Es de señalar que, en la UNESR y en la mayoría de las universidades venezolanas públicas y privadas, estos contenidos son presentados en los programas de estudio por la metodología de la investigación cuantitativa como absolutos, únicos, indispensables, para desarrollar las investigaciones en las

Por lo tanto, es preocupante que no se produzca una reflexión crítica sobre el particular ya que se corre el riesgo que la investigación que se realiza sea irreflexiva y la formación de investigadores continúe siendo conducida por principios meramente técnicos y procedimentales, propios de la racionalidad tecnocrática, los cuales fomentan el desgano y la apatía por la investigación que pensamos pueden estar influyendo en los denominados síndromes TMT y TMI, y en los innumerables trabajos de ascenso inconclusos. Una solución urgente consiste en asumir reflexivamente que, actualmente existe una diversidad paradigmática en los procesos investigativos, y que la investigación cualitativa por su misma ontología, epistemología y metodolo-

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gía brinda aportes a la satisfacción de necesidades nacionales, regionales y locales, ya que: * Responde a los lineamientos estratégicos del Estado venezolano en cuanto que éste considera indispensable que los proyectos, programas y planes de desarrollo socio-cultural incorporen las demandas, las expectativas y las propuestas de la gente. * Contribuye con el fortalecimiento de las organizaciones sociales, ya que propone comprender la realidad entendiéndola como una construcción social. * Permite, por una parte, interpretar sensiblemente la vida social y cultural de quienes participan, desde la propia perspectiva del actor y, por la otra, conocer el sentido real de las prácticas sociales. Así pues, la realidad actual nos muestra que en las ciencias sociales, y particularmente en las ciencias de la educación y administrativas, se están produciendo rupturas con las posiciones absolutas y unilaterales.

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El Programa de Estímulo al Investigador entrega reconocimientos en la UNESR Noviembre 2006 Año III / N° 8

Prof. Deny Pirela de Odón Profesora Agregada UNESR - Decanato de Postgrado

La profesora Deny Pirela de Odón, docente-investigadora

del Decanato de Postgrado de la UNESR, fue seleccionada para dirigir las palabras de salutación -desde los docentes reconocidos- a propósito de la entrega de reconocimientos del Programa de Estímulo al Investigador en su IV Convocatoria, en acto especial durante la tarde del 12 de diciembre de 2005. Consideramos conveniente hacer públicas estas palabras por la importancia que se quiere y debe imprimir desde una organización académica como la UNESR, a la actividad de investigación, especialmente en tiempos de transformación. En adelante las palabras de esta profesora. Como vocera de las reflexiones compartidas con algunos de mis compañeros en ocasión de este evento -y con apoyo de algunos aspectos referidos a la investigación, acordados en la última conferencia mundial sobre Educación Superior de UNESCO en junio del 2003-, pronunciaré las siguientes ideas con la sana intención de compartir el sentir y la preocupación de un sector representativo de la comunidad académica ueserrista. Estamos conscientes de que se atraviesan tiempos difíciles por las complejidades de un entorno socio-político-económico que presenta múltiples y variadas dimensiones. Una de ellas está representada por el surgimiento de un sistema distribuido de la producción del conocimiento, en el que las universidades asumen un patrón co-protagónico siendo que, la producción y la divulgación del conocimiento ya no son actividades autónomas que se desarrollan en instituciones relativamente aisladas. Ahora implican una interacción con los diversos productores del conocimiento; es decir, con los otros agentes y actores de la sociedad. Desde esta perspectiva, se presencia un momento muy singular en el que un modelo de estructura académica está dejando de ser útil a las necesidades que surgen de las nuevas maneras de producir y distribuir conocimientos, y en la

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que grupos emergentes incorporan ventajosamente sus potencialidades para el uso, -o el abuso en ocasiones-, de las bondades que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación. La burocracia excesiva del modelo de masas, con estructuras rígidas y procesos administrativos extremadamente controlados, son grandes obstáculos que impiden la fluidez del conocimiento y la confiabilidad de los procesos que lo generan, los cuales a su vez tienden a diezmar la investigación y merman la voluntad del investigador de querer investigar. Los investigadores de la UNESR no desconocemos las acciones que se hacen por conciliar fórmulas a favor de la investigación. Asimismo, reconocemos los esfuerzos permanentes del CDCHT cuando se ejecutan acciones y se materializa el apoyo a los investigadores y a las diferentes unidades de investigación en los núcleos. En ese camino de aunar esfuerzos y cotejar acciones, la sabiduría de los que toman decisiones estaría en evaluar los productos, procesos y efectos de estos procesos, desde una posición interna abierta a las observaciones que demandan correctivos para contribuir realmente a la tendencia de lo mejorable. En cuanto a lo que nos ocupa hoy, la entrega del Premio Estímulo al Investigador, es importante tener en cuenta los efectos del baremo utilizado en esta oportunidad, debido a las posibles contradicciones entre lo que significa democratizar la participación en el Programa Estímulo al Investigador/a y la intención originaria de este premio, centrada en la búsqueda del conocimiento, la incentivación de la investigación, además de la difusión del conocimiento para su consecuente aplicación. El baremo apuntó a favorecer el ingreso del personal docente al sistema PEI, situación que no se objeta; todo lo contrario, se aplaude; pero para ser justos, hay que cuidar los mecanismos de equilibrio en la valoración Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez


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que mide los tipos de productos, tanto en los nuevos ingresos como en los que luchamos por mantenernos en el sistema. En relación con la constitución y función de las líneas de investigación, hecho que marca hito en nuestra universidad, hemos encontrado apoyo de las autoridades y ahora más que antes, necesitamos seguirlo teniendo para fortalecerlas en el nuevo modelo de producir y distribuir conocimientos. Ellas representan una vía expedita de vinculación entre los núcleos y con otras universidades nacionales e internacionales, y particularmente en nuestra universidad se innova con su vinculación a los programas curriculares del postgrado. Además, facilitan el trabajo interdisciplinario y en redes, lo que hace indispensable y urgente crear o fortalecer las condiciones que favorezcan este estilo de trabajo. En tal sentido, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) representan instrumentos indispensables para las nuevas formas de relación y requieren, para su uso y aplicación inteligente, de un personal capacitado. Llama poderosamente la atención que la UNESR, siendo una de las tres primeras universidades oficiales que inició programas y experiencias académicas virtuales en el país, según reporta IESAL-UNESCO en los estudios realizados para el año 2003 sobre Tendencias de la Educación Virtual, sub-utilice sus recursos humanos capacitados en la especialidad. Esta situación es paradójica en estos tiempos cuando algunas de las políticas del Ejecutivo Nacional, expresadas a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología, demandan, por un lado, personal calificado en esta materia, y por el otro, alianzas con instituciones educativas para el desarrollo de proyectos que ellos mismos ofrecen financiar. En esa misma dirección es necesario que la UNESR tenga una ingerencia de mayor perfil en el contexto de la investigación nacional. No estamos conectados, por ejemplo, a la nueva

plataforma Reacciun II, que permitiría, entre otras ganancias, satisfacer los requerimientos académico-científicos de los investigadores, incluso, insertarnos en el proyecto de educación a distancia, en busca de aumentar la oferta de especializaciones, maestrías y doctorados. Igualmente, necesitamos una red de comunicación tecnológica oficial, interna, que permita la fluidez de la información desde la diferentes instancias rectorales y directivas, de manera de tener una comunicación inmediata y sin “ruidos”. Por el lado de las investigaciones que se producen, hay que seguir haciendo énfasis en aquellas cuyos conocimientos producen un impacto social, como por ejemplo las que se han realizado desde las escuelas y otras comunidades, para ir conformando la sociedad en red, de manera que el conocimiento se descifre en términos comprensibles para un público más extenso que buscará utilizarlo en razón de elevar su capacidad reflexiva y argumentativa. En relación con el Programa de Promoción del Investigador (PPI), los criterios del baremo en las últimas convocatorias se han hecho más exigentes. El tener publicaciones en las categorías A y B, por una parte, demandan del investigador mayor pericia en lo que escribe, pero por la otra, y sin que lo mueva una punitiva intención, lo lleva a ser selectivo de aquellas revistas reconocidas en los índices internacionales y discriminador de las que no tienen este estatus. Estas circunstancias, que en pocos espacios académicos se discuten, requieren del docente investigador condiciones de trabajo especiales. Condiciones que además de las que otorgan las instancias jerárquicas según los reglamentos, podrían acordarse otras entre los directivos y profesores que laboran en los núcleos, para efectos de negociar, por ejemplo, la reducción del número de horas de clases que se dan y las actividades administrativas que se designan. Casos que particularmente se ventilan en los núcleos donde se admi-

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nistra el nivel de pregrado y se agudiza la problemática del empleo del tiempo del profesor investigador. Además, existen otras condiciones mínimas requeridas para el trabajo de los investigadores, como la disposición de computadores, Internet, centros de Documentación en la sede, que no se tienen, como es el caso que confrontamos los profesores del Núcleo Caracas del Decanato de Postgrado. En lo que respecta al presupuesto asignado, no se recibe información de cuánto percibe la UNESR por Coeficiente Variable de Investigación; en este caso, por cada uno de los 35 investigadores PPI que actualmente tiene esta universidad. Tampoco se sabe cómo se distribuye lo asignado en el proceso de reinvertirlo a la investigación. Los profesores miembros del PPI deberíamos tener un acceso más directo a los beneficios que por esta distinción obtiene la universidad, además del reconocimiento, que a mi manera de ver, con excepción del acto de hoy, ha sido hasta ahora muy tímido y solapado. Ya para cerrar, desde el lado de los investigadores, si bien la mayoría tenemos un perfil característico en un área académica, no menos cierto es que la eficacia y la eficiencia en los procesos de investigación no la construimos por decreto o a través de medidas administrativas, sino a través de un fuerte compromiso con la institución y con nuestra patria. Independientemente de las diferentes posiciones que existen entre nosotros, las cuales son inherentes a la pluralidad de pensamiento que nos caracteriza, es indispensable la partici participación de todos y un mayor aporte y apoyo técnico y financiero de las auto autoridades institucionales. Sólo así podre podremos satisfacer las emergentes deman demandas de la academia y de la sociedad y ocupar un lugar importante en el sis sistema de producción y distribución del conocimiento.

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GALILEO El genio y el hombre De los muchos casos “som-

bra” que penden sobre la iglesia católica a lo largo de toda su historia, el de la defenestración de figuras como Giordano Bruno y Galileo Galilei, emergen como muy emblemáticas. Ambos casos reflejan, paradójicamente, el dogmatismo ideológico y el uso de éste como arma de esta institución, para imponer su poder en cada época. Lo notable de estos casos es que el talento de ambos desbordó este dogma y amenazó las bases del poder de una institución que históricamente, –al menos en su estructura jerárquicaha manipulado a la sociedad de todos los tiempos en nombre del amor y del mensaje de Jesús el Cristo.

El primero de estos italianos fue quemado vivo en la hoguera, por orden del Santo Oficio -es decir, por orden del Papa- por el único pecado de pensar libremente y expresar este pensamiento de modo sistemático ante la sociedad de su tiempo. El segundo, Galileo, se salvó de la hoguera pero recibió el desprecio de la jerarquía vaticana, por el pecado

James Reston, Jr. Ediciones B, SA, 1996 Barcelona, España de dar un enfoque científico a sus razonamientos y asumir una posición filosófica diferente a la “oficial”, para explicar los fenómenos naturales, -especialmente los astronómicos-, en “contra” de los planteamientos establecidos por la teología de entonces. Ambos fueron aislados de sus contemporáneos por más de ocho años. El primero, quien no se arrepintió nunca de sus planteamientos, fue recluido por largos ocho años en una lúgrube cárcel del Vaticano antes de ser quemado, y el segundo, quien abjuró de sus escritos, fue mantenido los últimos años de su vida prácticamente incomunicado de sus familiares y amigos. Pero es trescientos cincuenta años después de la muerte de Galileo, cuando la Iglesia admite haber cometido un grave error al interpretar los planteamientos científicos propuestos magistralmente por este italiano renacentista. Empero, no hay responsables ante tan notable fallo.

José Miguel Cruces H. Director del CDCHT - UNESR

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La equivocación se admite pero tiene un sentido ecuménico; es decir, es de todos y es de nadie a la vez. El papa Juan Pablo II, hay que reconocerlo –y es su mérito- se atrevió a desempolvar un caso que ya pesaba mucho. El 31 de octubre de 1992, este Papa recibió y aceptó los informes acerca de este caso, en donde se expresa la tensión histórica entre la ciencia y la Iglesia Católica, y concluye finalmente, después de casi cuatro siglos, que Galileo tenía razón. James Reston (Jr.), dedicó tres años a recopilar información y a escribir una biografía que refleja la singular genialidad, defectos y humanidad de un hombre que se sabía dotado de condiciones extraordinarias. Es un libro bien escrito, ilustrativo, centrado casi exclusivamente en el personaje, pese a participar de un tiempo y de una región que vivía su más luminosa historia: la Italia renacentista. Reston retrata a Galileo el hombre, como un individuo ameno, perspicaz, familiar, aunque personal y profesionalmente ambicioso. Refleja una persona de carácter voluble y a su vez de un temperamento inquieto por la búsqueda del conocimiento. Desde luego, es necesario recordar que en la historia de la emergencia de la ciencia como hecho social, es Galileo quien introduce y perfecciona el método científico; pero más aún, se pasea por lo que posteriormente se desarrollaría como la filosofía de la ciencia, y en este sentido es uno de sus pioneros. Reston refleja, asimismo, a un hombre imbuido absolutamente del hecho científico lo cual es absolutamente concomitante con aquella célebre frase dicha alguna vez por Galileo: la naturaleza se expresa matemáticamente, abstracción que resume su visión científica del mundo. En este sentido el autor logra hacer de Galileo una suerte de personaje de novela, en una trama que se ve aderezada con la inobjetable intensa vida que le correspondió vivir. Un hecho que es digno de consideración en esta breve reseña es el tratamiento que este autor hace del papel que la Iglesia cumple en la vida social y política de entonces. Se notan los abusos de poder, el manejo de los caprichos de algunos sacerdotes, y por sobre todo, la importancia –en estos casos- del papel de la congregación de los jesuitas en la suerte que correspondió vivir a Galileo, e igualmente y cincuenta años antes, a Giordano Bruno. La Iglesia Católica, sin duda, ha jugado un papel de primera importancia en la limitación a la libertad de pensamiento del hombre durante los últimos dos mil años. Esta obra se constituye en un libro indispensable, especialmente para aquellos que buscan adentrarse en la historia y sociología de la ciencia y la tecnología. Es un escrito que recoge la lucha que históricamente ha correspondido librar a los iniciadores de nuevos paradigmas que expresan la comprensión del mundo. En este caso, la lucha de los primeros artesanos del conocimiento científico, reiniciado por Copérnico y seguido por –entre otros- Bruno, Galileo y Kepler. Esfuerzo que sin duda fue recogido y ampliado por otro grande de los inicios de la ciencia; tal es el caso del físico y matemático inglés Isaac Newton, quien reconoció, en su momento, la extraordinaria importancia del papel de aquéllos en los resultados de sus trabajos cuando dijo, -palabras más, palabreas menos-, que si había logrado ver muy lejos a través de sus trabajos, fue porque caminó en hombros de gigantes.

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NUESTRA SEDE CENTRAL PISO 6 Dirección de Publicaciones y Comunicación CITE (Centro de Información y Tecnología Educativa) Dirección de Servicios y Tecnologías de Información Dirección de Cooperación Interinstitucional FUNESR (Fundación Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez) FCU PISO 7 Rectorado Dirección de Protocolo Dirección de Seguridad Secretaría del Consejo Directivo Coordinación de Rectorado CUNADE

PISO 8 Dirección de Planta Física Dirección de Sevicios Generales OME (Oficina de Misiones Educativas) Control de Estudios FIEC PISO 15 Consultoría Jurídica Consultoría Interna Dirección de Presupuesto Vicerrectorado Administrativo Dirección de Administración PISO 19 FIEC (Fundación Instituto de Estudios Corporativos)

LA GRAN CARACAS

ESTADO MIRANDA

SEDE CENTRAL Avenida José María Vargas, Torre Colegio de Médicos, Santa Fe Norte, Caracas. Teléfono: 979.1022

NÚCLEO LOS TEQUES Vía San Pedro, frente al Cuerpo de Bomberos, Urbanización El Paso, Los Teques.

SEDE EL VALLE Avenida Intercomunal con calle 14, Jardines del Valle.

NÚCLEO VALLES DEL TUY Prolongación Calle Ayacucho, frente a Residencias Altamira, Santa Teresa del Tuy.

NÚCLEO APURE Carretera Nacional de Biruaca, San José de Payara, San Fernando de Apure.

ESTADO ARAGUA

ESTADO COJEDES

NÚCLEO MARACAY Avenida Miranda cruce con Calle Mariño, Residencias Banco Italo Venezolano, Maracay.

NÚCLEO SAN CARLOS Carretera San Carlos, Acarigua, Sector Los Colorados.

DECANATO DE POSTGRADO Quinta Portofino, Campo Claro, (cerca de la Clínica Sanatrix) Caracas. CEPAP Avenida Este 2, con Sur 25, Sector Morelos, Edificio José Vargas, Piso 1, La Candelaria, Caracas.

ESTADO CARABOBO

NÚCLEO ZARAZA Avenida Simón Rodríguez, Barrio Curazao, Sector Cruz Verde, Zaraza. ESTADO APURE

ESTADO LARA

ESTADO FALCÓN NÚCLEO CORO Avenida Miranda, cruce con Calle Norte, Coro. ESTADO MÉRIDA NÚCLEO EL VIGíA Avenida Principal lo de Mayo, entrada Urbanización Las Cumbres, El Vigía. ESTADO TÁCHIRA NÚCLEO LA GRITA Avenida Francisco de Cáceres, antiguo Hospital San Antonio, La Grita.

IDECYT Altos del Cují, Calle Mara, UNESR, Carretera La Mariposa, San Antonio.

NÚCLEO CANOABO Carretera Bejuma-Canoabo, Vía Urama, Sector Los Naranjos, Canoabo.

NÚCLEO BARGUISIMETO Avenida Argimiro Bracamonte, entre Avenida Libertador y Venezuela, frente Parque del Este, Barquisimeto.

ESTADO ANZOÁTEGUI

NÚCLEO PALO VERDE Calle 1, Zona Industrial, Urbanización Palo Verde, Caracas.

ESTADO GUÁRICO

ESTADO TRUJILLO

ESTADO BOLÍVAR

NÚCLEO SAN JUAN DE LOS MORROS Avenida Miranda, Quinta Juana, N°21, San Juan de los Morros.

NÚCLEO VALERA Avenida Principal Las Beatriz, Valera, estado Trujillo.

NÚCLEO CIUDAD BOLÍVAR Avenida Principal Los Próceres, Ciudad Bolívar.

NÚCLEO VALLE DE LA PASCUA Sector La Represa, tercera Transversal, Valle de La Pascua.

ESTADO PORTUGUESA

ESTADO MONAGAS

NÚCLEO ARAURE Avenida 13 de Junio, (antigua Avenida Las Lágrimas), Araure.

NÚCLEO MATURÍN Sector Fundemos, Quinta Casa Blanca, Maturín.

NÚCLEO CARICUAO Sector UD2, Terrazas de Caricuao, Caricuao, Caracas.

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NÚCLEO BARCELONA Avenida Caracas, Edificio Escalera, Barcelona.

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