Un día de soledad me quise ir al sur sin más propósito que ver los paisajes pero el viaje incluía las fiestas del lugar y aunque llovía me llevaban a soñar las nubes las aguas las flores y no podía creer que la mujer conocida allá aunque casi ciega era más feliz que un colibrí yo fui su lazarillo y nos dejamos llevar por la risa no había reído así hacía no sé cuanto juntas aprecié la piedra esculturada del lugar su aborrecimiento de la desigualdad todo se fue