

En un pequeño pueblo escondido entre montañas,
del que nadie había escuchado hablar.
Vivían
dos pequeños hermanos, muy alegres, que amaban jugar todo el día, sus nombres eran
Matthew y Dante.

Cada que se escondía el sol, estos hermanos se acercaban a la ventana de su habitación y miraban el cielo, llenos de fascinación y preguntándose que es lo que habría allí arriba.
Un día que los hermanos estaban afuera, vieron como una de esas estrellas del cielo crecía y se hacía más grande,
hasta que dicho cuerpo llegó y se posó frente a ellos, ¡Era una nave espacial! Cómo la que veían en la televisión,
de repente de la
a lo que sea que hubieran visto los niños antes, era el alienígena dueño de la nave, los niños se asustaron al comienzo,
nave bajó un ser distinto
pero su curiosidad era mayor, por lo cual se acercaron al extraño ser, sin embargo, este resultó ser muy amable, así que no dudaron dos veces en invitarlo a jugar.
Jugaron con la
pelota
y a las escondidas, los tres se divirtieron como nunca lo habían hecho, pero ocurría algo...
el alien, quien ahora era su amigo, les explicó que solo estaba de paso y que tenía que volver a su hogar con su familia, todos se pusieron tristes,
pero juraron volver a encontrarse y jugar como lo habían hecho ese día,
y así su amigo de otro planeta se subió a su nave y se fue, convirtiéndose en una estrella del cielo,
Fin
la estrella que Dante y Matthew veían más brillante de todas.