“El grado en el que los individuos tienen la capacidad para obtener, procesar y comprender la información y los servicios básicos de salud, necesarios para tomar las decisiones que más se ajusten a sus necesidades.” La formación en competencias en salud incluye las habilidades cognitivas, sociales, la motivación y la capacidad de las personas para acceder, entender y utilizar la información de manera que puedan promover y mantener una buena salud. Poseer un buen nivel de competencias en salud significa mucho más que leer un texto o saber localizar la información principal en un escrito. La evidencia científica indica que las personas que padecen una enfermedad crónica pueden mejorar su condición de salud y tener una mejor calidad de vida asumiendo un papel más activo en la gestión de su enfermedad. Actualmente, el sistema sanitario está cambiando y con él se presenta también un nuevo modelo de paciente, preocupado por su estado de salud e interesado en participar en las decisiones relativas a su plan de tratamientos (Navarro, 2006; Jovell, 2006). El estudio de la health literacy o competencias y habilidades en salud es fundamental para ciudadanos y pacientes en la gestión su salud. Cada vez más, la formación en competencias en salud es reconocida como un determinante de la salud y está estrechamente relacionada con otros determinantes sociales de la salud, como la alfabetización, la educación, los ingresos, y la cultura. Las personas deberían acceder y comprender la información necesaria para participar activamente en la gestión de la propia salud y en la toma de decisiones que le afectan en el día a día (Healthy People 2010; Arrighi et al., 2007). Las personas que presentan bajo nivel de competencias en salud, son más propensas a presentar dificultades en la capacidad de autocuidado, en el acceso a los servicios de salud, en entender la información disponible, y en tomar decisiones relacionadas con su propio bienestar (Bennett, 2009). El estudio de la health literacy incluye: Promoción de la salud: la capacidad de mejorar y mantener la salud mediante la localización y el uso de información disponible mediante material educativo, la información proporcionada por los profesionales sanitarios, o la información contenida en las etiquetas de los alimentos, entre otras. Protección de la salud: la capacidad de autocuidado y gestión de la propia enfermedad o condición de salud. Prevención de la enfermedad: la capacidad de tomar medidas preventivas y de participar en programas de detección precoz o cribado.
Itinerario del paciente crónico
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