Si te ocurre sufrir alguna vez de lo que yo llamo "síndrome de Agar", si en tu soledad -eventual o crónica- te ves a ti mismo huyendo de tus compromisos o de tus problemas, desorientado, vagando a la deriva en pleno desierto espiritual; victima, autor o cómplice de una ruptura sentimental, personal o familiar; si crees haber perdido toda esperanza de ser aceptado o comprendido, con tus aciertos y errores o simplemente visto por la persona o personas que quisieras. El ángel del eterno te ve, y tiene para ti un mensaje de esperanza.