Revista Adventista - Transformados por su gracia (Octubre 2005)

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5 8 º CO N G R E S O D E L A A S O C I AC I Ó N G E N E R A L ROBERTO BADENAS Director de los Departamentos de Educación y de Vida Familiar de la División Euroafricana.

Transformados por su gracia San Luis (EE.UU.), 4 de julio de 2005 Es la primera vez que un pastor español tiene el privilegio de dirigirse a la asamblea en un congreso de la Asociación General. La intervención de Roberto Badenas (que transcribimos aquí en su totalidad) causó gran impacto entre los asistentes.

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orque la gracia de Dios que trae salvación, se manifestó a todos los hombres, y nos enseña a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a vivir en este siglo sobria, justa y piadosamente, mientras aguardamos la bendita esperanza y gloriosa aparición de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo; quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad, y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Esto habla, exhorta y reprende con toda autoridad. ¡Nadie te menosprecie!» (Tito 2: 11-14). La iglesia mundial recolecta fondos en todo el mundo, y luego los asigna casi en su totalidad a una variedad de áreas que harán posibles programas que presentan el evangelio a los millones de personas que aún no lo han oído. Considero este corto himno a la gloria de Dios como uno de los más hermosos resúmenes del evangelio. En un contexto pastoral que enfatiza los aspectos prácticos de la vida cristiana, este texto da un fundamento teológico firme al poder transformador de la gracia de Dios, revelada en Cristo. A todos aquellos que puedan sentirse tentados a creer que el comportamiento que se requiere de los cristianos depende del poder y el esfuerzo humanos, Pablo recuerda que una vida transformada es, en primer lugar, el fruto de la poderosa gracia divina. La teología de la gracia es una teología del cambio. Las instrucciones dadas forman parte del proceso transformador que experimentan los cristianos nacidos de nuevo.

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La condición humana La Biblia, así como nuestra propia experiencia, prueban con toda claridad que cuando los seres humanos nos apartamos de Dios, nos apartamos también de la fuente de la vida. Pero permanecemos todavía bajo el poder y la influencia de todas las demás leyes del universo, incluyendo la ley de la siembra y la cosecha. Cosechamos los resultados de nuestros actos. Las leyes que actúan sobre la degradación moral y espiritual pueden compararse a la ley de la gravedad. A menos que otra fuerza lo impida, todo cuerpo que se vea expuesto a la fuerza de la gravedad caerá. De manera similar, solo el poder de la gracia puede contrarrestar la atracción hacia abajo que ejerce la degradación moral. Podríamos decir que el pecado y la gracia son las dos principales fuerzas opuestas del universo en 2 · [230] rA oct. 2005

los ámbitos moral y espiritual. El pecado, al igual que la gravedad, es una fuerza que nos atrae hacia abajo; la gracia es una fuerza que nos eleva. Tras impartir una lista de instrucciones dirigidas a grupos diferentes dentro de la iglesia, Pablo recuerda que el fundamento teológico para la vida cristiana es «la gracia de Dios». Ni más ni menos. ¿Qué significa esto? ¿Qué es la gracia? Nuestros diccionarios de teología definen el término ‘gracia’ como un “favor inmerecido”, como una “concesión que no puede ser reclamada como un derecho”, pero también como “una influencia divina transformadora, regeneradora e inspiradora”. Indudablemente, ‘gracia’ constituye el resumen, en una sola palabra, del plan divino de salvación para restaurar a los seres humanos en un mundo caído.

Dios, fuente de la gracia Todo el plan de salvación se fundamenta en la gracia de Dios, en su don gratuito y misericordioso, en su acción constante en favor de los pecadores necesitados para justificarlos, salvarlos y transformarlos. La gracia es el mayor regalo de Dios a la humanidad caída para contrarrestar su tendencia a caer cada vez más y más bajo. ¿Dónde podemos encontrar un poder lo suficientemente fuerte para producir la transformación que necesitamos? Solo Dios puede proveer el poder necesario. Y el amor divino es la única fuente de gracia. La palabra ‘gracia’ aplicada a la acción de Dios nos recuerda que la esencia de Dios es el amor y que «el amor de Dios llega a nosotros libre de cargas […]. No hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame más. No hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame menos […]. La gracia significa que Dios ya nos ama como solo un Dios infinito puede amar» (Philip Yancey, What’s so Amazing About Grace? Grand Rapids: Zondervan, 1997, pág. 70).

La naturaleza de la gracia: traer salvación En nuestro texto el adjetivo soterios, que únicamente se utiliza aquí en todo el


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