LA PUERTA DE HIERRO por Lupita Eyde-Tucker Salgo por la puerta de hierro y camino por la peatonal esta ciudad un laberinto de cemento, los ciudadanos ratones, cada uno buscando su quesito. Voy a la tienda con un puño de billetes de 5, 10, y 20 sucres perfiles de patriotas de antaño: Orellana, Bolivar, Rocafuerte acolitándome en mi golosería La tienda me espera, pero primero camino lo más silenciosa posible que no me escuchan los perros que no me escuchan los hombres que no caiga un silbido, o un sonido de beso, sobre mis oídos Hágame invisible O Dios déjeme pasar desapercibida y devuélvame, mi paz íntegra, mis cachetes jugosos de chicle a la casa de mi abuelita al patio, santuario de mi soledad detrás de la puerta de hierro.
Azahares 2018
23