maría larumbe santiago arroyo serrano óscar valido maría de la cruz jiménez el cribo Dácil Sánchez Vega Yuliza Quevedo Pérez-Carolina Arrocha Arráez-Angie Kent Esteban Cedrés Curbelo Aurelio de la Cruz Barrios trinidad hernández romero Liber Nehuen Ruíz Corona Yaiza Gargallo Medina Esteban Cedrés Curbelo Aurelio de la Cruz Barrios José Manuel Suárez Rosa Ayatima Cabrera Quintano Tania Candela Cremer Verner F. Karel mario m. relaño francis pérez germán páez félix hormiga atchen pounapal david muñoz javier alonso rubén acosta carlos battaglini carlos minguell luis migue coloma david zamora juan bordes luigi battaglini octavio pineda grego matos atilio doreste juan carlos albaladejo sandra march m.nieves cáceres
JUNIO AGOSTO 2020
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Editorial Existen días en los que uno se siente raro, tus manos son incapaces de tapar el sol y el reflejo que devuelve el espejo apenas se te parece. Contemplas la mañana como un atardecer y cuando lo haces, entiendes muchas cosas que no comprendes: decides saludar a tus amigos como a tus desconocidos prefiriendo caminar silbando a pasear conversando, sin buscar absolutamente nada, confías encontrar algo. Cuando disfrutas de ese autismo anímico nadie puede entrar... un día raro. En un día raro, veo todo muy, muy raro... en plena catarsis neuronal cualquier extravagancia sugerida por el cerebro toma sentido; pienso que el mundo es enano y eso me hace sonreír, adopto pose tipo transcendental mientras reflexiono y me hago gracia, miro a un perro que no me habla y me siento solo. En un día de estos te sientes más cercano a lo lejano que a lo conocido.
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EDITOR y DIRECTOR Fernando Barbarin REDACCIÓN María Larumbe
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En un día raro escribes esto: En esta tierra oxidada sobre un manto de caviar disecado espero tranquilo. Retomaré sendas de lava en la noche huérfana de luna, deambularé entre cadáveres retorcidos confundiendo con negro al destino, destino de otros mares, atardeceres desconocidos. Beberé de tu comisura siete lágrimas que broten, emprenderé esta vereda sin camino para demostrar que sigo caminando, para creer que quizás existas. No sé qué estoy escribiendo... Cuando estás raro, esto te parece ingenioso. Cuando estás raro, todos sois raros.
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MAR Y ARTE · 47 Espacio de intercambio artístico donde el punto de referencia para el desarrollo creativo es el mar. Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos, ilustraciones e imágenes incluidos en esta publicación sin permiso por escrito del editor.
SUMARIO
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REPORTAJE >
LA MAREA >
María Larumbe · 7
David Muñoz · 28
Muchos han tratado de escribir su partitura...
A punto de dar por terminado su acicalamiento...
ARTÍCULO >
EXPOSICIONES >
Santiago Arroyo · 10
El Almacén · 31
Hace una década, en la anterior crisis...
Reabre al público las salas expositivas...
ARTÍCULO >
CAPTURA >
Aislado Conectados · 12
Javier Alonso · 32
En los tiempos del covid, lejos de lamerse...
Solos en una isla olvidada, volvemos la vista...
ARTÍCULO >
LA ISLA DIFERENTE >
María de La Cruz Jiménez · 14
Rubén Acosta · 34
Y el mundo, nuestro mundo, ¡se paró!
Efectos del estado de alarma sobre la industria...
ARTÍCULO >
ORILLA >
El Cribo · 17
Carlos Battaglini · 36
A César Manrique, por su labor en pro de...
Si la cana es una niña que se esconde...
PANCHO LASSO > 2nu2 · 18
FOTO SUB >
Alumnos y alumnas de Pancho Lasso...
En un mundo azul, no parece una buena idea...
ABC SUB >
MI ISLA >
El Valbanera · 20
Esclusas · 39
El Valbanera, velero español construido en...
Salió de la bruma, me sonrió y siguió caminando...
ARTÍCULO >
SALITRE >
Germán Páez · 22
Ojo turco · 40
Suelo trabajar el paisaje dentro del campo...
El ojo turco es muy común en Turquía...
MAR CANARIO >
ISLAGRAN >
Los ríos de tus manos · 26
Espacio móvil · 46
He descubierto que cuando pones mucha...
En muchas ocasiones la belleza se camufla...
Carlos Minguell · 38
David Zamora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 Juan Bordes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 Luigi Battaglini . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 Octavio Pineda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 Grago Matos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 Atilio Doreste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Juan Carlos Albaladejo . . . . . . . . . . . . . . . 54 Sandra March . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 M. Nieves Cáceres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Fotomontaje: www.fernandobarbarin.com
ÍA
MUCHOS HAN TRATADO DE ESCRIBIR SU PARTITURA, REBUSCANDO ENTRE LA EXTENSA CALIGRAFÍA MUSICAL, PERO AUN NADIE HA CONSEGUIDO DAR CON SU MELODÍA NI CON SU MÉTRICA, CONSTANTE A LA PAR QUE VARIANTE. SU SONORIDAD Y TIMBRE ÚNICOS NOS OFRECEN UNA RELACIÓN DIRECTA CON NUESTROS INICIOS COMO ESPECIE, Y COMO SERES HUMANOS ÚNICOS, ENGENDRADOS EN UN MAR MATERNO. ES QUIZÁS POR ELLO QUE SU SONIDO NOS HA ATRAPADO DESDE SIEMPRE. Se ha cantado al mar, ha sido fuente de inspiración eterna, se ha perseguido su sonido en caracolas, partituras e instrumentos. De su imaginario han emergido melodías y cantos de sirenas. Esta gran masa de agua en movimiento, con ritmo propio y corpulento, nos ha aportado un sinfín de paisajes sonoros, por fuera y por dentro. FUENTE DE INSPIRACIÓN ARTÍSTICA Son muchos los que han usado el sonido del mar como fuente motora para sus creaciones. En todas las ramas artísticas, y por supuesto,
también en la música. La música es capaz de acercarnos a la orilla de la playa para escuchar el batir tranquilo de las olas, emocionarnos con el ensoñador canto de una sirena o sobrecogernos con el furor de la tempestad que aporta una orquesta sinfónica. Los ejemplos son numerosos a lo largo de la historia reciente. Claude Debussy en su obra Le mer (La mar) nos transporta a un mundo de diáfana fantasía, cercano al trance, a la vaguedad del sueño. Melodías repetidas pero permanentemente cambiantes, como el mar; evocando su magia, su carácter, su pureza. Cuentan que tuvo que alejarse de la costa, irse tierra adentro; y desde las montañas de Borgoña, desde la melancolía, la nostalgia y el recuerdo, rendir homenaje a “mi viejo amigo el mar, siempre innumerable y bello”. No sólo Debussy, también Wagner en su ópera El Holandés Errante, en la que relata la historia de un barco fantasma que no puede volver a puerto, condenado a viajar siempre por los océanos del mundo; Mendelssohn a través de sus oberturas como Mar en calma y feliz o
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> reportaje
cuando el mar es música
Camille Saint–Säens en su pieza El Acuario, en la que nos traslada al mundo de las profundidades marinas. La arquitectura también nos habla a menudo de los sonidos del mar. El edificio de La Casa de la Ópera en Sidney, que se apoya en quinientos ochenta pilares hundidos en el mar a una profundidad de veinticinco metros nos recuerda la sonoridad y el movimiento de las olas, con sus cúpulas recubiertas de millones de azulejos. Mucho más explícito es el Órgano Marino de Zadar. Se trata de un órgano sumergido en el mar que produce música gracias al movimiento de las olas. Construido por el arquitecto Nikola Basic en forma de escalones situados algunos centímetros por encima del nivel del mar, contiene veinticinco tubos de diferente diámetro, altura e inclinación, que producen siete acordes y cinco tonos. Produce una música única y relajante que acompaña al visitante en el atardecer de este singular lugar en el mundo.
RECORDANDO SU SONIDO Desde tiempos inmemoriales el hombre ha buscado el sonido de
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este elemento único y permanente. Las caracolas marinas junto con el cuerno de algunos animales fueron los primeros instrumentos de viento utilizados por el hombre. En la India el sonido de estas caracolas forma parte de los ritos religiosos y en algunas de las islas del Pacífico y en regiones de Sudamérica se utilizan como instrumentos de señalización y acompañamiento de danzas. Los primeros pobladores de nuestras islas llamaban a estos instrumentos bucios y eran un elemento básico de comunicación en ámbitos rurales y marinos. Hoy en día el sonido de esta caracola forma parte del acervo cultural de las Islas Canarias. Su sonido era utilizado como elemento básico de comunicación entre barrancos y laderas, como indicador del comienzo y final de la jornada laboral, como instrumento disuasorio de plagas o como medio para comunicar situaciones de emergencia. Los tambores oceánicos, de origen nepalí, son otra prueba de ello. Sus cientos de bolitas metálicas se deslizan en el parche de piel produciendo músicas primitivas que recuerdan el sonido de las olas al arrastrarse por la arena, un sonido relajante e hipnotizador muy utilizado en la musicoterapia.
> reportaje
cuando el mar es música
LA MÚSICA DE LAS PROFUNDIDADES El mar es un baúl con infinidad de secretos. La música de sus profundidades esconde enigmas como el hermoso canto de las ballenas jorobadas. Estos animales, que producen el canto más largo y complejo del mundo animal, pueden llegar a entonar canciones de hasta treinta minutos. Una ballena se puede comunicar desde Canadá con otra ubicada en Puerto Rico, aunque cada vez es más preocupante las interferencias que produce el tráfico marítimo en la comunicación entre estos animales marinos, sobre todo si consideramos que su única forma de subsistencia es la comunicación con sonidos, dada su escasa agudeza visual y uso del olfato en el agua. Las melodías de las ballenas despiertan numerosas emociones en el ser humano ya que existe una fuerte conexión entre su música y la nuestra, utilizamos las mismas estructuras musicales. En numerosos estudios se ha investigado el porqué de este canto submarino y se ha llegado a la conclusión de que las ballenas son seres tremendamente sociales que, al igual que el ser humano, cantan para expresar sus sentimientos. El canto es así algo anterior a nuestra especie, algo que heredamos de nuestros antepasados más distantes. UN CANTO AL MAR Desde la Antigüedad los marineros han confundido los sonidos de las ballenas con los de las sirenas y al igual que Ulises, pensaban que podían quedar hechizados por sus cantos. Aunque las sirenas nacieron de la imaginación de poetas de la Antigua Grecia, la tradición que éstas inspiraron se transformó y desarrolló con el paso del tiempo. Marineros y pescadores de todos los tiempos han contado historias en las que aparecen estos seres durante siglos. Las primeras observaciones fueron hechas en Asiria alrededor del año 1.000 a.C. Hay leyendas irlandesas e inglesas que hacen referencia a la presencia de sirenas a lo largo de sus costas, Cristóbal Colón dijo haber divisado tres de estas criaturas frente a las Antillas y otros expertos navegantes y exploradores como Henry Hudson hace referencia a estos seres en sus cuadernos de bitácora. Aparecen también en algunos cuentos de Las Mil y una noches como en el titulado La ciudad de bronce donde las describen como “maravillosas criaturas de largos cabellos ondulados como las olas, de cara de luna y de senos admirables, redondos y duros cual guijarros marinos; pero desde el ombligo su cuerpo era sustituido por el del pez que se movía a derecha y a izquierda, de la misma manera que las mujeres cuando advierten que a su paso llaman la atención”. Sea como fuere, el canto de las sirenas ha acompañado e hipnotizado a marineros y pescadores a lo largo de los tiempos, un canto enigmático proveniente de las profundidades del océano, un canto que nos atrapa y nos acerca a nuestra esencia, el lugar del que todos venimos, el medio en el que se inició la vida. El sonido del mar nos arrastra a nuestro origen, al útero materno, al canto de nuestros antepasados. Es por ello que el ser humano no se cansa de evocarlo, pues evocar el mar es evocar lo más profundo de las emociones humanas.
MARÍA LARUMBE Licenciada en estudios superiores de violín y diplomada en educación musical, desarrolla proyectos pedagógicos con diversas orquestas sinfónicas y es autora de libros didácticos para la editorial Santillana.
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Valores culturales, economía creativa y desarrollo sostenible: el sector cultural en Lanzarote. Hace una década, en la anterior crisis, nos preguntamos ante los recortes públicos: ¿salud o cultura? Hoy podemos asegurar que cuanto más elevada es la inversión en cultura, mayor es el bienestar de las personas y las sociedades.
La cultura se convierte en nuestra salvación espiritual (y corporal) en momentos de crisis sanitaria, de crisis interior. ¿No es evidente que las artes bellas, las inmersiones individuales o colectivas en la vida cultural nos reconfortan? ¿Acaso hay una prueba más clara que nuestros propios sentimientos placenteros ante la experiencia estética de lo bello? Sí, la música se dice que amansa a las fieras, y existe toda una tradición en la mitología clásica en la que la cultura tiene un poder social, educativo, político, humano. Todo ello ha sido reflejado acertadamente en los más importantes tratados internacionales y constituciones nacionales. Por tanto, para una mejora del sector cultural, urge el reconocimiento legal a través de mecanismos realistas y dinámicos de fomento de nuevos modelos de gestión desde las políticas públicas, que, aunque no requieren de una inversión pública importante, permitirían establecer lazos y modelos de integración en los sistemas sanitarios y educativos, insertando la acción cultural de manera transversal en Lanzarote, junto a las omnipresentes políticas turísticas, como un bien estratégico fundamental en la isla, en todas las esferas. Toda la cultura en Lanzarote debería estar declarada de interés cultural. Hoy, la salud y sus urgencias se han llevado por delante muchas de las ilusiones y de los eventos programados por la industria cultural en todo el mundo. Las vidas perdidas son lo más importante y no debemos olvidar el dolor, pero no perdamos la esperanza en la ciencia. En todo caso, dejar de apoyar o impulsar la vida cultur-
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al de las sociedades contemporáneas tendría efectos devastadores en los creadores y en los responsables de gestionar la relación de estos con el público. La cultura es un derecho humano y constitucional y no podemos prescindir de él, más allá del enfoque basado en los derechos culturales, la necesitamos especialmente por los numerosos valores que aporta a personas y sociedades, debemos reclamar su presencia social. En este sentido, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 22, plantea que “toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”. El artículo 27 señala que “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora”. Derecho a la cultura, al disfrute y a la creación. Aquí se expresa todo lo importante, qué fuerza tienen estas leyes fundamentales, a las que, como sector (unidos) tenemos que darle vida. Últimamente, cuando escucho la solicitud para declarar la cultura como primera necesidad, recuerdo todo lo que aprendí y sentí en la isla de Lanzarote, donde respirar es vivir la cultura insular. Desde
su realidad me han pedido repensar el papel del sector cultural, en el que las manifestaciones culturales forman parte de un ecosistema único en el mundo. Aunque pueda pasar desapercibido, el sector de las industrias culturales y creativas es valioso y omnipresente. Un días cualquiera despertamos con un teléfono lleno de aplicaciones creativas, vemos la televisión o escuchamos un programa de radio. Nos vestimos con prendas con un importante componente de diseño, leemos la prensa, nos ponemos una pulsera o utilizamos la tablet para leer un libro, una revista o un artículo, para compartir un poema con un amigo. Escuchamos canciones, elegimos, gracias a fotografías, nuestros destinos vacacionales, vemos una serie en streaming, nos topamos con publicidad en todas partes, salimos a pasear y disfrutamos del patrimonio cultural que ha sido protegido y conservado por ley, podemos visitar un museo, disfrutar de un paisaje, de la gastronomía de un lugar. Asistimos al teatro, a ver danza o música en directo. Visionamos YouTube, elegimos un coche por su diseño, un vino por su historia… y así podríamos seguir con el papel protagonista que la creatividad y la cultura en todas sus dimensiones desempeñan en nuestro día a día. Además, la cultura también es salud, para cuerpo y alma. Oliva de Sabuco, médica-filósofa del siglo XVI que escribió el que seguramente pueda considerarse uno de los primeros tratados de medicina psicosomática de la historia o, lo que es lo mismo, cómo las pasiones afectan a la salud. En uno de sus capítulos
(XXXIX) vino a decir que la música era una medicina para la alegría espiritual y para curar los daños del "celebro" contra venenos, y cita numerosas fuentes clásicas para justificar su teoría. Más de cuatro siglos después se consolida su idea de que las sociedades con mayores estándares culturales tienen mayor bienestar, son más felices. En 2017, la Organización Mundial de la Salud publicó un estudio sobre la importancia de conectar las políticas culturales con la salud pública, y cómo el consumo de cultura podría llegar a mejorar la salud, con evidencias y experiencias, sobre la especial vinculación de la cultura con la salud y la necesidad de implementar políticas públicas. Desde esta perspectiva, Lanzarote es un laboratorio único para poner en funcionamiento este tipo de políticas de terapia cultural con las que comprobar cómo, desde el ámbito educativo, el social y el turístico, un entorno tan singular puede impregnarse de todos los valores que el sector cultural ofrece, con el fin de mejorar la vida de todos sus habitantes. Las leyes y derechos nos amparan. Ha llegado el momento de pasar a la acción, precisamente cuando Naciones Unidas ha declarado 2021 como el Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible. Como escribió Agustín Espinosa en Lancelot 28º-7º, tenemos que crear una tradición fuerte, un sector unido, una atmósfera poética para construir de manera integral Lanzarote, moldeado por la gran capacidad creativa de la geografía insular y la energía vital de sus habitantes, paradar y recibir cultura sin fin. santiago arroyo serrano
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> aislados
conectados
El próximo domingo 7 de junio a partir de las 18.00 hora canaria desde la fanpage de Facebook de
>
Aislados conectados, Pedro Mujica (Ingeniero Superior Ciencias de la Computación) impartirá una charla sobre "TecnoHumanismo, la era de la IA y el segundo Renacimiento", junto a otro gran comunicador, Alberto González Pulido “Consultor de Propiedad Intelectual” y su charla "Límites impuestos a la creación".
En los tiempos del covid, lejos de lamerse las heridas en la soledad de sus casas, estos amigos conectan a mucha, muchísima gente... artistas, galeristas, gestores y otros implicados en este loco mundo del arte.
tro del extenso ámbito cultural, de aquí o de cualquier parte del mundo como ha sido el caso, a la vez que mantener informados en el confinamiento y hacerlo más ameno. También hemos creado encuentros multipantalla y mesas redondas.
¿Cómo surge este proyecto? Esta idea se le ocurrió a Jorge Padrón Rodríguez, viendo cantautores en cuarentena en Instagram organizado por el cantautor canario, Luis Quintana. Reunido con dos amigos desarrollan Aislados conectados, Yeray Navarro Suárez (desarrollo web aplicado a redes sociales), Óscar Valido (Diseñador gráfico y creativo publicitario) y Jorge Padrón Rodríguez (Coordinador y organizador).
¿Quiénes han colaborado con ustedes? Por citar a diferentes personalidades de diferentes campos, el cantautor grancanario Arístides Moreno, Pedro Lezcano Jaén, pintor, el Director del Teatro Guiniguada Daniel Tapia, el artista e ilustrador Augusto Vives, Pedro Déniz Presidente de IAC Canarias...
¿Cómo surge el nombre de Aislados Conectados? Surgió en una conversación entre Óscar Valido y Jorge Padrón. En un brainstorming de cómo llamarlo, entre varios nombres seleccionamos Aislados Conectados. Nombre que va más allá del confinamiento ya que, pretendemos seguir trabajando presencialmente en el futuro. Al ser isleños, querer seguir cooperando internacionalmente, seguirá siendo válido el nombre de Aislados conectados. ¿Quiénes forman Aislados Conectados? Al principio Óscar Valido, Yeray Navarro Suárez y Jorge Padrón Rodríguez. Después de la primera edición se incorporaron Andrea Farah (Gestora y promotora cultural, cuentacuentos) y Adán Nada (Filólogo). En la actualidad, por diferentes causas laborales y personales estamos solamente: Óscar Valido y Jorge Padrón Rodríguez. ¿En qué consiste este proyecto? Es un proyecto de contenido cultural en la que en cada edición hemos reunido a varias personas, que tiene como base la red social de Facebook en la que hemos creado una fanpage para emitir en directo y que pretende poner voz a todas aquellas personas que tengan que mostrar habilidades o conocimientos den-
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¿Cuáles han sido los videos que más visualizaciones han tenido? Las repercusiones audiovisuales con más audiencia han sido: Cultura y nuevos retos, una mesa redonda donde hablaron diferentes agentes culturales y artistas de Canarias. Otro evento relevante fue Ondas Isleñas, Proyectos culturales en las islas no capitalinas. ¿De qué forma se puede ayudar a Aislados Conectados? Tenemos un post fijado en nuestra página para aquellas personas que quieran puedan hacer aportaciones voluntarias para que podamos seguir costeando: Participación de artistas, suscripción de Zoom, nuestro tiempo de trabajo, cartelería y para tener un fondo para futuros eventos presenciales. ¿Qué eventos están llevando a cabo en un futuro? Tenemos apalabrado con algún establecimiento y espacios culturales para poder realizar encuentros físicos en Las Palmas de G.C. Si alguien se quiere poner en contacto con ustedes. ¿Cuál sería el medio? Tiene varias opciones: Escribiéndonos por privado en messenger de Aislados Conectados o a través de nuestro correo electrónico aisladosconectados@gmail.com.
El pintor Pedro Lezcano JaĂŠn, Augusto Vives, Alicia Pardilla, Yeray SĂĄnchez Artista Visual... Son algunas de las personalidades que se han sumando al proyecto generando una audiencia de miles de conectados.
> mar de fondo
maría de la cruz Jiménez
RESURGIR Y el mundo, nuestro mundo, ¡se paró!. Aquel mundo de las prisas, del materialismo presidido por el brillo exterior de nuestra imagen. Todo se congeló en un instante y el confinamiento en el hogar fue necesario para no ser contaminados por esa nueva y terrible arma invisible de laboratorio que intecionadamente nos paró de golpe, sin previo aviso, sin preguntarnos cuál era nuestro deseo. Desde nunca, desde la prepotencia que trajo consigo el desarrollo tecnológico y la macroeconomía a los que asistimos desde la segunda mitad del siglo XX, habíamos soñado con esta experiencia de confinamiento total; especialmente aquellas generaciones de la postguerra que habíamos pensado que esto no podría repetirse en nuestra historia. Y si en los primeros momentos nos sentimos pequeños en ese andar por el cada día, nuestros ojos comenzaron a abrirse para ver que teníamos un hogar y en él unos rostros familiares normalmente nublados y desenfocados por nuestras prisas siempre acuciantes; unos modos que nos acostumbraron a ver con normalidad lo que no lo era: una vida volcada hacia afuera. Sin hacer nada, este obligado encierro comenzó a abrir
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nuestras ventanas y empezaron a manifestarse nuestras más profundas y calladas emociones y de su mano, poco a poco, fuimos cayendo en cuenta de todo lo que poseíamos y no valorábamos para vivir plenos, unidos y felices. Y, así, se fueron fortaleciendo los lazos de amor que realmente existen entre nosotros, en cada hogar, pero también entre nuestros vecinos y amigos, prodigándonos un placer que el día antes ni siquiera podríamos imaginar que esto existía mas allá de la enajenación a la que habíamos llegado por los nuevos valores que caracterizan estos tiempos. Unos valores basados en el brillo social individual, el consumismo y la política desenfocada que busca, a todo coste, mantenerse en el poder más allá del bienestar humano. Tampoco habíamos podido imaginar por nosotros mismos que parando ese ritmo por la pandemia planetaria que nos afecta, nuestra hasta entonces vida inyectada de angustia, vacío interior, carente de amor, paz y valores humanos, podría cambiar. Y así, poco a poco, nuestro encierro se fue convirtiendo en una libertad que traía consigo la posibilidad de llenar nuestro vacío y percibir nuevas formas de entender nuestra existencia, nuevas formas de relacionarnos y de entender a nuestras familias y a cada uno de los
Y, también, nuestra mirada sosegada se fijó en el paisaje de nuestra tierra y vio, por primera vez, la progresiva desaparición de los suelos fértiles que desde siempre nos proporcionaron alimento, ahora sumidos en el abandono de la agricultura local no precisamente por el cambio climático.
miembros que la integran; nuevas formas de valorar a los individuos de nuestra sociedad, dejando de sentirla competidora para apreciar como solidaria y aplaudirla diariamente como reconocimiento a los que afrontan cada día el riesgo de contaminación por atender a los afectados y necesitados. Y, así, fue aflorando de nuevo en nosotros el saber que la interconexión amorosa que existe entre nosotros los humanos, a diferentes escalas, es real no un invento. Y, pese a este confinamiento, también entraron en acción las nuevas tecnologías enviando mensaje que venían a confirmar que éramos todos los que estábamos descubriendo y sintiendo sobre nosotros mismos y nuestra sociedad. Muchos eran mensajes de dolor, sí, pero también de ayuda, de ánimo, de música, de humor que nos transmitían sentimientos y acciones de solidaridad que normalmente no era costumbre realizar, o que se nos escapaban por las actitudes mecánicas en nuestra acelerada forma de vida. Fue en el silencio que acompaña a esta pandemia que supimos que también la naturaleza y todos los seres que viven en ella nos estaban acompañando en esta dura experiencia que se nos antoja ha sido desatada para exterminarnos, exterior e interiormente; que se está llevando a buena parte de individuos inocentes, especialmente los mayores, que todo lo han dado por nosotros; pero que, por el contrario, a los que no nos ha tocado ¡nos está devolviendo a la vida! En este silencio interior nos llegaron sus mensajes para acompañarnos en este resurgir a la vida. Con asombro hemos recibido imágenes de delfines, aves marinas, palomas que organizaban todo un festival poco frecuente de ver en las playas ahora desiertas. Quizás, ellos nos transmitían su añoranza por la presencia humana en el litoral y, posiblemente su eterno deseo de poder convivir con la humanidad sin la violencia a la que les tenemos acostumbrados. Y, también, la naturaleza se hizo presente en ciudades y pueblos, donde los animales domésticos que gozan de libertad se atrevieron a caminar por sus calles vacías diciéndonos ¡estamos aquí, formamos parte del planeta y participamos de toda la vida que hay en él! ¡Respeten nuestros derechos, nuestros ecosistemas, déjenos vivir con calidad de vida porque, a la postre, también somos
la base de vuestra subsistencia alimentaria! Y, también, nuestra mirada sosegada se fijó en el paisaje de nuestra tierra y vio, por primera vez, la progresiva desaparición de los suelos fértiles que desde siempre nos proporcionaron alimento, ahora sumidos en el abandono de la agricultura local no precisamente por el cambio climático. Su imagen nos trajo al recuerdo de cómo se inició este proceso cuando, en la década de los años 60 del pasado siglo, los magnates nativos de las Islas y allegados pusieron su atención en los lucrativos beneficios que les reportaría el turismo extranjero. Así iniciaron la compra indiscriminada de suelos agrícolas, a muy bajo precio, para convertirlos en urbanizables alterando definitivamente los ecosistemas costeros. Y también recordamos , como era de esperar, la ruptura que este nuevo negocio significó para la mano de obra agraria atrayendo a los jóvenes y futuros agricultores que emprendieron el vuelo en aquella nueva dirección, dejando a un lado el aprendizaje que recibían de sus mayores para convertirse en camareros. Todo hoy olvidado, pero su efecto sigue también hoy en vigor, provocando el actual lavado de los suelos (ahora baldios) y el estancamiento o retroceso de la cultura agrícola que sufrimos por el escaso apoyo socio-político que recibe dejando de la mano al pequeño agricultor. Un proceso ahora agravado por un nuevo invasor: las grandes superficies internacionales importadoras de todo tipo de alimentos cultivados de forma mecanizada, allende los mares, sin el calor de nuestra tierra y de la mano y mirada de nuestra gente. Esta Pandemia, en definitiva, nos ha traído un mensaje: la reivindicación de nuestra verdadera identidad y la oportunidad que ahora tenemos de rescatarla y disfrutarla. Identidad como un todo planetario, como un ente único cuya base o fundamento es la libertad, solidaridad y paz, que adquiere las tonalidades propias en cada territorio, en cada país, con las características y tradiciones culturales surgidas en cada lugar a tenor de la ineludible interconexión entre las especificidades de cada rincón de La Tierra y de los seres humanos que en ellos habitan. ¡Que no olvidemos! ¡Que para recordar lo que somos no tengamos que recaer en una nueva crisis a través del dolor! maría de la cruz Jiménez
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> orilla
el cribo
HOMENAJE A César Manrique,
por su labor en pro de la ecología y su amor a Lanzarote.
Trabajo realizado por los usuarios y usuarias del departamento de diseño de El Cribo. Materiales empleados: · Arena de playa · Residuos · Pinturas plateadas
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> 2nu2
PancHo lasso
VerNer F. KArel
TANiA CANdelA CreMer
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liBer NeHueN ruíz CoroNA
TriNidAd HerNÁNdez roMero
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YAizA GArGAllo MediNA
Aurelio de lA Cruz BArrios
AYATiMA CABrerA QuiNTANo
José MANuel suÁrez rosA
esTeBAN Cedrés CurBelo
Aurelio de lA Cruz BArrios
YulizA QueVedo Pérez-CAroliNA ArroCHA ArrÁez-ANGie KeNT dÁCil sÁNCHez VeGA
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© I love the sea by Francis Pérez
> abc sub
FOTO: Francis Pérez www.francisperez.es TEXTO: mario m. relaÑo http://hisaetuvalu.wix.com/mariomrelano
EL VALBANERA El pasado 2019 se cumplieron 100 años del triste naufragio de El Valbanera. El Valbanera, velero español construido en Glasgow en 1906, zarpó de Barcelona el 10 de agosto de 1919, haciendo escala en los puertos de Málaga, Cádiz, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma. El precio del pasaje oscilaba entre las 1.250 pesetas que pagaban los viajeros de primera clase y las 75 pesetas que pagaban los viajeros más modestos. Tras tres semanas de larga travesía, atraca primero en San Juan de Puerto Rico y dos días más tarde lo haría en Santiago de Cuba, de donde, tras una breve parada, volvería a zarpar rumbo a La Habana. La mar estaba en calma chicha, pero horas más tarde, un huracán que ya estaba anunciado y andaba por la zona, impedía tomar puerto al barco. Las autoridades avisaron al capitán del buque del peligro de atracar. Entonces, el Valbanera decide navegar mar adentro pero, inexplicablemente, desaparece en aguas del Mar Caribe cuando en ese momento soplaban vientos de más de 240 kilómetros por hora. El barco tenía una capacidad de 1.200 pasajeros. Desde Santa Cruz de La Palma salieron 1.142 pasajeros y 88 tripulantes. Los desaparecidos fueron 488, la mayoría emigrantes canarios que
habían embarcado en los puertos isleños. La tragedia pudo haber sido mayor, pues muchos de los que tenían pasaje hasta La Habana decidieron bajarse en Santiago de Cuba. El barco fue encontrado hundido nueve días después del naufragio cubierto de agua y arena al oeste del Cayo Hueso, pero, misteriosamente, no se encontraron cadáveres y no hubo indicios de que éstos hubieran decidido abandonar el buque pues los botes salvavidas estaban intactos. De la superficie del agua sólo asomaban los pescantes de babor de la toldilla de popa y el mástil de popa. El Valbanera, llamado "El Titanic de la inmigración canaria", quedó hundido en aguas caribeñas para siempre. La centenaria historia, aunque cierta, varía mucho en las cifras. Es bien cierto que el número de desaparecidos fue mayor que el naufragio del vapor Príncipe de Asturias en 1916 y ha sido hasta la fecha el desastre marítimo español en tiempos de paz más grande de la historia. Pero, fuera como fuese, el mar fue nuevamente protagonista de un suceso terrible donde los ahogados se contaron por centenares y hoy, cien años después, el naufragio sigue envuelto en un gran misterio. Entre las imprecisas informaciones que quedan y otras muchas leyendas sobre El Valbanera, hoy recordamos una historia real sobre la navegación española para que jamás sea olvidada.
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> artículo
Texto y fotografías: Germán páez www.germangpaez@blogspot.com
“NUESTRO PAISAJE ENTRÓPICO”
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uelo trabajar el paisaje dentro del campo de la fotografía y afectando en exclusiva al territorio de las Islas Canarias. Pero con un enfoque diferente: no es el estereotipo tan usual en nuestras estampas insulares como podría ser una casa canaria, el Valle de la Orotava o unos rompientes en la costa Norte de la Isla. Se trata de un nuevo paisaje que está ya presente en casi todas nuestras islas, sobre todo las mayores: zonas industriales, autopistas, carreteras, anuncios luminosos, centros comerciales... todas ellas configuran un nuevo paisaje canario que nada tiene que ver con nuestras habituales imágenes de postales estereotipadas, ni con las de gran 22
“parque temático” que se empieza a introducir en determinadas zonas de nuestras islas. Este paisaje es nuestra nueva realidad: la transformación de nuestra economía que ha ido de una agraria a una de servicios, y el posterior cambio de nuestro paisaje que estas permutaciones económicas implicaron. Evidentemente, no podemos negar esas modificaciones y en cuanto a la fotografía como arte se refiere, aun menos. Nuestro paisaje se transforma, ¿para peor?. Según dónde y cómo: hay cambios inevitables producidos por el aumento de nuestra población, y otros evitables. Pero de lo que no cabe duda es que hay una nueva estéti-
“El enfoque de nuestro nuevo paisaje no tiene por qué ser sólo de repulsa, sino también de ironía o incluso de complacencia”
ca que configura nuestro territorio y que está basada en la economía turística y de servicios, que influye en el crecimiento de nuestras ciudades y en el de las zonas residenciales y las infraestructuras. Esa nueva estética debe ser reflejada, como una línea más de investigación plástica de la fotografía que se hace en Canarias. Grandes tránsitos de gente y automóviles en nuestras calles, múltiples construcciones, grúas, andamios, luces y carteles en la más pura línea pop en nuestros centros comerciales, autopistas, señales de tráfico, antenas de telefonía móvil, todo ello crea, como planteó Marc Auge, una estética del no–lugar. Ya muchos lugares de nuestras islas podrían ser New York, Hamburgo, Madrid o Milán. También tenemos todos estos elementos con el trasfondo de nuestro clásico paisaje canario, lo que le da una riqueza formal y conceptual interesante. Es decir, también podemos recrear una estética en donde nuestros primigenios paisajes canarios están interrelacionados con nuestras edificaciones e infraestructuras modernas: el drago junto a la autopista, la gran cantidad de luz de nuestro soleado clima junto con nuestros carteles saturados de color de los centros comerciales, la montaña de escombros en alguno de nuestros barrancos, las grúas de los complejos turísticos en una de nuestras playas de arena negra... Hay un nuevo paisaje en donde el antiguo sigue siendo
fomentado desde los poderes públicos (antiguos cascos históricos, restauración de casas rurales, etc) al mismo tiempo que se potencia desde las administraciones públicas una red de infraestructuras que condiciona en gran medida nuestro territorio. Afortunadamente, ya hay artistas canarios que trabajan sobre nuestro paisaje contemporáneo, pero mayoritariamente, sólo desde un enfoque basado en el turismo presente en las islas y su influencia en nuestro territorio. Otros fotógrafos como yo, describen ese nuevo paisaje canario en su amplitud, afectando a todos los lugares que hay en nuestra geografía y que creo interesantes: ciudades, zonas comerciales, zonas industriales, autovías, y no solo las zonas turísticas. Comunicando que ese nuevo paisaje existe, que no es vacío. Y debe ser narrado... y exaltado en ocasiones por su particular belleza. Y no solamente criticado. El enfoque de nuestro nuevo paisaje no tiene por qué ser sólo de repulsa, sino también de ironía o incluso de complacencia, pues hay nuevas realidades que tienen una dosis de belleza que quizás deben ser exaltadas. A fin de cuentas, esa nueva realidad es la que ya tenemos muy introducida en nuestro paisaje, y deberíamos sacarle partido estético, aparte de criticarla. Por otro lado, y también como nueva realidad intrínseca a nuestro paisaje, pero ya en referencia a un pasado nada remoto, describo fotográficamente lo que queda de nuestras
“hay artistas canarios que trabajan sobre nuestro paisaje contemporáneo, pero mayoritariamente, sólo desde un enfoque basado en el turismo presente en las islas y su influencia en nuestro territorio”
antiguas edificaciones agrícolas. Un territorio en donde la agricultura está desapareciendo y las antiguas construcciones de ingeniería popular están siendo abandonadas o sepultadas por nuevas infraestructuras ya sean turísticas, residenciales o de comunicaciones. Estas construcciones ruinosas recuerdan, en muchas ocasiones, a hermosas esculturas integradas por ese mismo abandono y convertidas en magníficos Earthworks. Yo describo y “colecciono” esas estructuras, y narro esa estética que es también nueva, y producida por los cambios tan vertiginosos de los usos económicos en nuestras islas. Así pues, tenemos nuevas imágenes que deben ser descritas, y que no deben ser criticadas, pero tampoco exaltadas. Para mi, bastantes de ellas tienen una belleza que debe ser reflejada y expuesta. Pues ¿quién dice que no son bellos algunos encuadres de nuestros centros comerciales, carreteras, o zonas industriales y turísticas? ¿Por qué solo deben ser criticados o vilipendiados?, ¿por qué sólo es vacío y no es simplemente el proceso de sustitución de una realidad por otra?, ¿no es nuestra nueva realidad?, ¿no debe reflejarse como un aspecto más inherente a nuestro paisaje al igual que los pocos paisajes idílicos que nos quedan?, ¿por qué no reflejar en fotografía algunas de nuestras infraestructuras en construcción?. E incluso, rizando aún más el rizo, ¿no puede ser bello un encofrado, o una zanja para introducir cables eléctricos con sus andamios correspondientes, tubos de PVC, enrejados metálicos y cemento?, ¿no están presentes estas imágenes en muchos lugares de las islas de manera permanente? Tal como dijo Marinetti: “Un automóvil moderno a toda velocidad es más bello que la Victoria de Samotracia”. Y yo digo: “Una infraestructura a medio realizar, tan abundante en nuestro paisaje, puede ser más bello que
cualquiera de nuestros patios canarios”. Sarcasmos aparte, debemos y podemos reflejar nuestra nueva realidad paisajística pues esta tiene una gran fuerza expresiva, sobrecogedora, diferente. Y sobre todo, ya se halla integrada, lo queramos o no, en nuestro paisaje típico canario. Un centro comercial con el fondo del Valle de la Orotava tiene una nueva estética que merece ser descrita, un centro comercial al lado del mar con nuestra abundante luz debe ser reflejada en nuestra fotografía. Por otro lado, lo que queda de nuestros antiguos usos económicos, nuestras antiguas atarjeas, depósitos de agua, terrazas de cultivo, muros de abrigo, etc, deben ser descritos, reflejados como parte de un patrimonio que está desapareciendo, y que es otro aspecto de nuestra realidad. Estas construcciones abandonadas son bellas en su ruina, en su fragmentación, en su entropía. Y en su posible futura integración y posterior desaparición en el paisaje. Efectivamente, nuestro territorio tiene múltiples capas yuxtapuestas de elementos integrados en él: están presentes antiguas edificaciones aborígenes, antiguos palacios, iglesias y casas canarias, poseemos construcciones agrícolas en uso o en muchos casos abandonadas: salinas, hornos de cal, que casi han desaparecido y se han integrado completamente en nuestro paisaje; luego tenemos infraestructuras de comunicaciones: carreteras, autovías, centros comerciales , puertos deportivos, además de zonas completas de nuestro territorio que están saturadas de edificaciones a medio hacer: andamios, encofrados, grúas, zanjas... Es un paisaje entrópico, en donde parece que todo lo que observamos tiene una situación de permanente provisionalidad. Y esto refleja una nueva estética de nuestro paisaje, que debe ser descrito y mostrado y al que se le debe sacar partido conceptual y estético.
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> mar canario
TEXTO: FéliX Hormiga ILUSTRACIÓN: atcHen PounaPal
LOS RÍOS DE TUS MANOS He descubierto que cuando pones mucha atención y tu cuerpo se pliega en posición fetal, puedes no solo escuchar el viento sino verlo, con tanta claridad como si ondulara un campo de ingrávidos cereales.También me seduce la idea de verte llevar al cuello una guirnalda de esplendorosa barrilla, con sus cristalinas burbujas de agua. Y que bailes en la arena de la playa, la parte más cercana al estallar de las olas y que sea tu baile el lenguaje del mar. Escritura primera será la huella de tus pies descalzos y un reguero de palabras polinizará al aire que se llenará de nubes en un cielo de «virgen planchando». Será el cielo, más cielo que nunca; el mar, más mar que nunca; y tu danza tendrá el aroma de tu piel perfumada de anises de coral. He descubierto, querida, palabras escondidas en los finos ríos del mapa de tus manos. Palabras antiguas que solo se pronunciaban en los templos de las culturas perdidas y olvidadas, pero las he descubierto tarde, cuando ya mis años me envuelven con manto de crisálida. Espero, sin embargo, ser el gusano temido que se convierta en la admirable mariposa que escribe en el aire con sedosos aleteos. 2
> marea
daVid muÑoz davidresuelve.wordpress.com/
A punto de dar por terminado su acicalamiento habitual previo a una cita importante, perfeccionaba la trayectoria que dibujaba su escaso flequillo dando ligeros toques (dignos del mejor kung-fu) a mechones rebeldes, con afán de lograr la aerodinámica deseada para esos últimos pelos capaces de hacerle parecer atractivo. O, al menos, eso pensaba él. Sonó su móvil para concretar que le recogerían inminentemente. Vendría a buscarle un equipo de producción. Él, ya había disfrutado de otros tiempos en los que las cámaras le perseguían y su nombre era conocido por todos, pero eso fue en otra época. Disfrutaba reviviendo esas sensaciones a pesar de saberse fuera de tal popularidad y reconocimiento. Se miró al espejo por última vez y tras aprobar aquello que veía, inmerso en una atmósfera cargada de olores creados justo para eso mismo, apagó la luz y bajó las escaleras corriendo, pues el ascensor seguía sin funcionar siete meses después de que convocara a su comunidad para poder llevar a cabo la reparación del mismo. Vivía en el ático y todavía sucumbía ante esos momentos del pasado en los que ser centro de atención suponía una droga de la que nunca supo desengancharse. Por ambas razones reunió a sus vecinos. Así se pasaba la vida, pero hoy era un día especial. La televisión iba a recogerle. Era algo sin importancia, él lo sabía, pero a pesar de ello, ese talante, ese carisma y esa categoría de ser humano, siempre podrían transformar la realidad tal y como ya la transformó en su momento. No todo era añorar hazañas pasadas, sino que ya demostró ser diferente, ser el protagonista de una película que todos soñaron protagonizar. Y eso, sin duda, dotaba de una especial confianza a nuestro personaje. Con todo ello, sale del portal y se encuentra un Seat Ibiza de 1996 con el parachoques sujeto con cinta americana y signos evidentes de no tener ningún parte de accidentes más en la guantera. La novia de la chófer debía haber hecho algo malo, pues antes de saludar a nuestro protagonista, la chófer gritaba a su móvil enérgica y compulsivamente: —¡Eres una puta! ¡Te voy a matar, hija de puta!… Pues me pagas los veinte euros que me debes. Cerca de cincuenta veces chilló cada soflama. Todo ello a un volumen con el cual el móvil no hubiese sido necesario. Sheila Mercedes no se dio cuenta de su presencia hasta que consiguió colgar el teléfono. Una vez que superó las fechorías de su pareja y entabló contacto visual con nuestro personaje, pudo esbozar una tímida sonrisa cuyo efecto fue como si corriera un tupido velo. Sheila Mercedes abrió la puerta del coche ayudada de un destornillador e invitó a Dionisio a pasar. Estando ambos dentro del coche la conductora puso rumbo hacia el sitio 28
donde tendría lugar el rodaje. El Bar Manolo es un lugar único. Desde hace muchas décadas televisan todos los partidos de fútbol, hacen tortilla y siguen teniendo el nombre escrito en un cartel de una marca de cerveza que ya no existe. Sus dos camareros de carácter avinagrado permanecían año tras año impertérritos ante los vaivenes de la vida. Algunos pensaban que Manu usaba el mismo palillo de dientes que portaba en los años ochenta, pero Lolo, su compañero, ya lo desmintió. Juró que usaba cinco o seis a la semana y los tenía estratégicamente colocados por todo el bar. La cabeza de toro disecada, un escudo enorme y brillante del Real Madrid, el póster de la quinta del buitre, la portada de Marca con Induráin ganando un Tour pegada en la pared, y un cuadro con dos ciervos, completaban, a grandes rasgos, el bodegón. En semejante escenario, cada miércoles se daban cita dos jóvenes fieles a su tradición de dialogar, filosofar e intercambiar opiniones sobre política, actualidad, poesía, música y cómo no, fútbol. John y Álvaro podían evadirse por un rato de este mundo cruel que los convirtió en incomprendidos, sentados en torno a una mesa del Bar Manolo. Ambos habían enfadado a muchas personas tras haberse vuelto populares sus comentarios e intervenciones en diferentes medios. Su fama brotó de repente y a pesar de tener diferentes historias que contar, compartían la pena de sentirse repudiados. Por ello, ahí volvían cada miércoles para poder opinar tranquila y libremente. La confianza con la que se hablaban, la forma en que se miraban y el tono que empleaban daban buena cuenta de la complicidad entre los conversantes. John bebía horchata con vodka y Álvaro pedía botellines para así acumularlos en la mesa y hacer alineaciones con ellos. Más de una vez la noche terminaba con alguno de los dos llorando por cuestiones amorosas. A pesar de ser considerados por medio país como los dos imbéciles más detestables del hemisferio norte, tenían su corazoncito. A escasos metros del Bar Manolo se hallaba la casa de una de las concursantes del programa al que asistía Dionisio. De hecho, Dionisio era otro de los concursantes. Cuatro caras conocidas rescatadas del baúl de los recuerdos competían por ser el mejor anfitrión en cenas que tenían lugar en casa de los concursantes. Ven a cenar conmigo se llamaba el show. En este caso ya habían cenado en tres hogares y tocaba concluir el concurso con la cuarta cena. Los invitados ya arrastraban discusiones, ofensas y ataques proferidos entre sí en los episodios anteriores, con lo que os podréis imaginar la tensión presente en esa mesa. La cena, como las otras, fue un tostón en la que todo se sirvió frío y cada comensal se esmeró en arruinar la propuesta de la anfitriona. Dionisio sí disfrutó la cena aunque no otorgó piropo alguno al menú degustado. No quería dar ventaja a su opo-
nente dados los 3.000 € que suponía ganar el concurso. Disfrutó tanto la cena pues se sentía vencedor. El sistema de puntuación para determinar al ganador le daba ventaja. Tenía más puntos que nadie y la última propuesta no provocó en él temor alguno. Tras un postre insípido su victoria se acercaba. Dionisio contaba los segundos para cobrar su premio e irse a celebrarlo. El último paso debía ser aguantar un fin de fiesta preparado para concluir el encuentro que aunque pudiera parecer secundario, la anfitriona se guardaba un as en la manga que sería determinante. Hizo pasar a todos a la terraza donde U2 les ofrecería un concierto. Tremenda sorpresa se llevaron todos. Menudo giro que dio el programa para su desenlace. U2 en una terraza de ocho metros cuadrados. Dionisio, tocado pero no hundido, sonreía forzadamente para disimular su malestar. Se veía venir una ganadora inesperada y eso no le gustaba. Veía peligrar los 3.000€. Sonaba Beautiful Day para cuatro espectadores y Bono estaba inspirado. Dionisio posó su mirada en dos sitios a la vez. Situado en la puerta de la terraza, con un ojo acechaba los 3.000 € sobre la mesa y con el otro ojo observaba el pasillo desembocando en la puerta de entrada a
la casa. Cogió aire, tragó saliva y poseído por vicios de su juventud, en un ademán de esgrimista, empujó a la dueña de la casa contra Bono, que cayó de espaldas contra el batería. Con ello consiguió cerrar la puerta de la terraza dejando a todos fuera. Metió el dinero en su bolsillo sin mirar atrás y salió de la casa. Bono estaba indignado. Encerrado, dolorido e indignado. Dionisio bajó siete plantas corriendo por las escaleras pensando en Brasil, en furgones, y en cómo iba a ocultar esa mirada que tan solo él y Fernando Trueba tenían. En el Bar Manolo, no había fútbol ese miércoles. Once botellines ocupaban la mesa dispuestos tal y como Álvaro alinearía a su equipo en el próximo partido. John, a pesar de estar atento a los remedios futbolísticos propuestos por su amigo, no podía evitar el debate interno que llevaba días ocupando todos sus pensamientos. No sabía si declararse más conceptista o culteranista. Aquello le tenía sumido en constantes contradicciones. Quevedo le caía mejor pero Góngora y su lenguaje le tenían encandilado. Un mar de dudas para John que por primera vez se sentía solo en el Bar Manolo. En un silencio de Álvaro, John aprovechó para nombrarle a Quevedo
> marea
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Álvaro había empezado a arrugar servilletas convirtiéndolas en protagonistas de su próxima alineación. Siempre fue un chico especial. tal espectáculo, Manu y Lolo soltaron una carcajada al unísono en el Bar Manolo. Cuando Dionisio llegó abajo, su color había cambiado. Ciento cincuenta y cuatro escalones eran muchos para un cuerpo como el suyo. Su cara estaba roja y se le podía escuchar el corazón bombear a diez metros de distancia. Tal era su fatiga que por un momento ambos ojos se coordinaron solos. Por primera vez en su vida sintió que podía mirar concentrándose en una única perspectiva y no en dos. Tremendo escalofrío de satisfacción le recorría. Había dejado de huir parándose en seco para disfrutar la mejor sensación de su vida. Ni furgones, ni Brasil, ni fama… nada podía competir con mirar relajadamente. Alcanzó la paz por primera vez en su existencia. Dos segundos tardaron sus ojos en volver a pensar por sí mismos dirigiéndose cada uno en busca de una perspectiva propia. Bono, histérico, aporreaba la puerta compulsivamente. Dionisio que podía haberse sentado a llorar en ese mismo momento dado su vacío, escuchó las carcajadas de Manu y Lolo que se colaban en el portal y provenían del bar de al lado. No lo pensó un segundo. Se dirigió decidido hacia allí deseoso de echar un trago y gastarse el dinero. Mientras tanto, Bono le daba cabezazos a la puerta de la terraza. Ya no quedaban botellines en la mesa de los dos amigos. John los había roto todos contra su cabeza. Álvaro pidió otros once. Manu y Lolo se daban bofetones el uno al otro como máxima expresión de la carcajada. Sin duda, el Bar Manolo era especial. En ese momento, y dado que los once botellines nuevos no llegaban a la mesa, John, sumido en la desesperación más absoluta por no saber si declararse conceptista o culteranista, iba a estamparse el combinado rosa en la testa. Ahí fue cuando Dionisio irrumpió en el bar. Se hizo el silencio. Dionisio buscaba a alguien con quien compartir su dinero y rápidamente enfocó uno de sus ojos hacía un gordito rapado con tres brechas sangrantes en la cabeza. Se había acostumbrado a comprar amigos. No quería enfrentarse al
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rechazo por lo que contuvo la respiración esperando algún movimiento por parte de aquel chaval feo y reventado que por algún extraño motivo captaba su atención más allá de lo rocambolesco de la escena. Álvaro había empezado a arrugar servilletas convirtiéndolas en protagonistas de su próxima alineación. Siempre fue un chico especial. En tan solo dos segundos de Dionisio en el bar, antes incluso de que cruzaran palabra y sin que este hubiera hecho referencia al dinero, John había calmado sus ansias. Sus dudas estaban resueltas. Encontró consuelo al mirar a Dionisio. Pudo darse cuenta de que no había que elegir entre conceptismo y culteranismo. Podía ser ambas cosas. La mirada de Dionisio le enseñó esa lección. Si Dionisio podía tener un ojo conceptista y otro culteranista ¿por qué iba él a tener que decantarse? Los ojos del joven se llenaron de lágrimas, su barbilla tiritaba, no acertó a retener la baba dentro de su boca, cayendo esta lentamente dentro del combinado rosa. Avanzó seis pasos hasta posarse violento frente a Dionisio y le dio un abrazo con todas sus fuerzas, rompiendo en el llanto más desgarrador que jamás he escuchado Dionisio correspondió llorando con la misma fuerza. A Dionisio le daba una especie de hipo cuando lloraba por lo que entre eso, el zarandeo del abrazo y la dirección en la que apuntaban sus ojos, la escena recordaba a un aspersor. Había diez servilletas nada más y los botellines no llegaban. Álvaro se lamentaba. John invitó a Dionisio a sentarse con ellos en el mismo momento en que llegaron los once botellines. Dionisio aceptó y pagó la ronda sellando así un pacto de amistad eterno con ambos. Además, arrugó un billete de cien euros para que Álvaro pudiera completar su once inicial. Acababa de ser aceptado en el club “cobraojeda” de los miércoles. Los tres terminaron esa noche realmente contentos, aunque Dionisio sigue pensando que eran seis cada vez que revisa el selfi que inmortalizó aquella noche.
> salitre
JAVIER ALONSO
Javier Alonso*
A finales de marzo acompañé a esta imagen con la siguiente reflexión:
ticamente nada de lo ocurrido. Y esta es la razón de muchas cosas.
“Solos en una isla olvidada, volvemos la vista al mar, al pincel de espuma y recordamos nuestro pasado, el de ayer, de la semana pasada, cuando todo al fin iba perfecto. Y hoy, en un a-isla-miento que duele, echamos de menos hasta aquellos problemas que fueron nuestro día a día durante un tiempo. ¿Habremos aprendido tarde a ser felices?”
Ahora pienso en ese futuro para Lanzarote y espero que seamos inteligentes, que aprovechemos la oportunidad para dar a las energías renovables su papel fundamental y que impidamos rotundamente cualquier avance tecnológico que no demuestre científicamente su inocuidad para nosotros y para el medioambiente.
Al principio del confinamiento me planteé plasmar en una imagen la metáfora de esta situación y en el contexto de una isla en particular: Lanzarote. Mostrar empatía por quien, como yo, miraba al pasado reciente, terriblemente lejano y añorado ahora por la cotidianidad perdida, tantas veces denostada.
Salud, cultura y criterio.
Una mirada atrás desde un territorio limitado, rodeados de un mar agitado de dudas y un viento de fuertes cambios, aún insospechados, que marcarán y marcan ya nuestro día a día en las relaciones, expectativas y, más aún, como especie. Personalmente todos deberíamos estar aprendiendo cosas cada día que pasa; algunos más que otros, porque la mayoría -como yo- aún no hemos visto prác-
Y termino con un extracto de un esperanzador poema con más de un siglo: Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido [...] Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera. (Extracto de “A un olmo seco”, versos de Antonio Machado, mayo de 1912).
* Profesor del Dpto. de Proyectos y Talleres de Fotografía de la Escuela de Arte Pancho Lasso
El fotógrafo Rubén Acosta documenta los efectos del estado de alarma sobre la industria del turismo
La isla diferente 4
Los efectos del estado de alarma provocado por el COVID-19 en el sector turístico están siendo enormes y hacen presagiar un panorama inmediato poco esperanzador. Durante este periodo, el fotógrafo ha recogido en una colección de imágenes titulada “La isla diferente” algunos de estos efectos. Las imágenes son desoladoras, y nos muestran playas precintadas, hoteles cerrados, atracciones turísticas sin uso y, en definitiva, el principal motor económico de las islas detenido en el tiempo. Acosta ha iniciado la venta de copias de algunas de sus imágenes para destinar parte a la ONG Emerlan, y se encuentran disponibles a través de su web www.rubenacosta.es.
> orilla
CARLOS BATTAgLINI www.carlosbattaglini.es
ELEGIR EL ABURRIMIENTO Si la cana es una niña que se esconde, la arruga, un titubeo intermitente sobre la proa del Holandés Errante. ¿Acaso no eres aún joven? Entonces, ¿por qué soplan estos fríos detrás de la oreja? Siempre vuelve el hielo al reencontrarte con los pubs, la minifalda y los pechos erguidos de Lavender Hill. Entrar y atreverse, tras cuatro gin-tonics apresurados, de impecable quinina, a susurrarle algo a la tonta rubia, presentarle el baile madrugador del bird of paradise. Pero no atraviesas la alfombra de fuego de Lavender Hill con el deseo ofrecido entre las piernas y esa oportunidad que no tendrás nunca. Porque las diosas son de mucho aplazamiento, como un juzgado de lo social, como la consagración de Pep Cargol o la victoria total de Fabio Fognini. El escote del desequilibrio parece haber nacido para otros: un abogado, el arquitecto, los goleadores. No es necesariamente así, pero lo piensas.
De la mano templada de una amiga, surges en Kew Gardens. Luces lejanas de Lavender Hill caen en cascada sobre tu cerebelo tramposo y lastiman el inicial sosiego del nenúfar al que designas emancipador. Es una lucha, los pezones de aquella estúpida contra el zen, la esperma frente a la energía del universo. Caminas por Kew Gardens preguntándote si esto es aburrido, si tanta eufonía, si tanta quietud, si tanto silencio, al fin, es bueno. ¿Es bueno? Porque prefieres el campo a la luz roja; la araucaria, al rímel pasajero. Oh, la araucaria, de tronco en arabesco y firmeza de señora convencida. Abrazas a la araucaria, te crees aburrido y escoges el aburrimiento en lugar del milagro de plastilina, de la promesa con letra pequeña, y ruegas a tu amiga. Abraza tú también a la araucaria, abrázame también a mí, por favor. carlos battaglini
Optas por bajarte en la estación de Kew Bridge, respirar arrepentido entre la guerra fría de este barrio disputado por la ráfaga millonaria del Mercedes y el embate proletario.
Carlos Battaglini es escritor. su libro de relatos, “Me voy de aquí” estará pronto en las librerías. www.carlosbattaglini.es
> Captura
CARLOS MINgUELL https://carlosminguell.es/
SIN_TÍTULO “En un mundo azul, no parece una buena idea vestirse de amarillo si uno quiere pasar desapercibido. Sin embargo, este abade capitán luce su espectacular librea gualda ante las pequeñas bogas que le sirven habitualmente de alimento. Lo que parece un brillante aviso de peligro, en realidad no lo es tanto: bajo el agua, los colores cálidos se filtran y el predador adquiere un discreto tono cian a los ojos de sus victimas. Es la cámara la que desvela el engaño”
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> mi isla
Salió de la bruma, me sonrió y siguió caminando. ¿Adónde vas? A ver una carrera de relojes. ¿Vienes conmigo? Me dan miedo. Siempre me lo acabo tomando como algo personal. Me miró. Y yo fui. Pocas veces aparece alguien así, de pronto, y te invita a posibles sonrisas. No la conozco. No la recuerdo. Igual viene de algún sueño errante. Tal vez se escapó de la vida de otro u otra. De alguien que se dejó la puerta abierta una noche sin luna. Avanzamos y el recuerdo de sus palabras huele a desayuno de domingo. A flores de jacaranda y a tardes largas de junio. Saben a ven, quédate. A fotogramas capturados de un sueño huidizo. La carrera empezó hace rato. No participo pero voy el último. Mis manecillas están adormiladas por una nana cantada con voz dulce. Si corro puedo despertarme y entonces se esfumaría. Sólo me mira. En silencio, me mira transfiriéndome toda la serenidad del lago de sus ojos. Agua quieta sin ondas. Sin peces ni barcas. Sólo piedritas en el fondo, redonditas y apacibles. Perdido en el tiempo, acepto su invitación sin palabras y me baño en la paz insondable de su silencio verde, intenso, cómplice, sincero. Los demás relojes avanzan. A codazos, jadeantes, recortan segundos a los minutos, minutos a las horas. El mío duerme en los brazos que surgieron de la bruma. Del
luis miguel coloma http://islaflipica.blogspot.com
amanecer. Del recuerdo. De un sueño mío, o tal vez del de otra persona. De una vida anterior, quizás. O de la vida de otro u otra. Pero en ellos siento que me elevo. Salgo de mí con una sonrisa que se encarnó en posible y de repente la vida se me vuelve algodón de azúcar. Todavía no me has dicho tu nombre, pienso que le pregunto. Sueño que no me responde. “Me gustan las noches sin luna, ¿sabes? Una vez la vi surgir, enorme y triste. Se sentó un rato entre los árboles del jardín y luego empezó a elevarse. Iluminó el mar pero poco a poco fue cayendo hasta que se hundió. Salió mucho humo. No volvió jamás. Me mira. Sólo sonríe. Desde entonces te busco. Contemplo mil formas posibles. Tus ojos. Una flor que nace en una grieta del asfalto. Un viernes cualquiera. Tardes en los columpios. Un primer beso en la última fila del cine. Helado con pepitas de chocolate y el tiempo andando de nuevo. El tiempo que pasa y la bruma que vuelve. Los sueños rompen en la orilla de cada mañana y la realidad los absorbe inexorablemente, murmuró. O tal vez fue mi inconsciente. El tiempo nunca se para. Se burla de ti. Juega. Te mece y te canta. Se esconde. Y mientras yo sigo encajado entre una puerta que se cerró y una ventana que todavía no se ha abierto.
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Serie, Fernando Barbarin
Ojo turco El ojo turco es muy común en Turquía y en Grecia. Proteje de la influencia negativa de la envidia. Según la tradición, los malos sentimientos del ser humano se proyectan a través de los ojos, pues estos son la parte más expresiva del cuerpo. Pues eso...
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Atilio Doreste
Juan Carlos Albaladejo
Sandra March
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Grego Matos
David Zamora
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Octavio Pineda
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Luigi Battaglini
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esta secciÓn es Posible gracias al Patrocinio de:
La sección “MARTE, mar y arte” ofrece un espacio de diálogo para artistas canarios o residentes en Canarias, cuyas obras estén inspiradas en el mar. Aquí tienen cabida las diferentes disciplinas artísticas que habitan en las islas.
DAVID ZAMORA
“SIN TÍTULO” Perdidas entre los sonidos de los milanos, los colores saturados de infames destellos, la marea se acerca, tímida, presurosa, avisando en silencio, corrientes eléctricas, desmenuzando llantos de niños. Flirteamos con las suaves pendientes, el agua nos acecha las rodillas, la lluvia repiquetea en los tejados de zinc, ozono fresco escapa por las comisuras, nadie nos busca, somos el oleaje que inunda el desierto rojo.
Lamar Rar 48
JUAN BORDES www.juanbordes.com
“SIN TÍTULO” Mar en Madrid. Hace mucho tiempo que aprendí a verlo desde dentro. Lo veo al final de una calle larga que termina en el verde embravecido del Parque del Oeste… o también en el horizonte que conecta el stress con la Mancha. Así he hecho del mar un paisaje mental, y un refugio donde a veces me he escapado desde el sótano de mi taller. 49
LUIGI BATTAGLINI http://luigi.photodom.com
“GLAMOUR”
Encanto natural que fascina.
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OCTAVIO PINEDA Extraído del poemario inédito: Amasijos, conversaciones y otras ciudades afuerismo las palabras son ladrillos de papel copas de polvo y archipiélago
amasijo en el mar se cumplen lentas ceremonias Alvaro Mutis
Dibujo: Jose Luis Fernández
una brisa lenta despieza las islas del océano cada mañana una muralla de aire mueve su sinfonía natural con el abismo las olas se desincrustan se desarman se destierran continente adentro el archipiélago va metiéndose en otro territorio sigue la ruta que afuera dibujan los árboles y el desierto el nuevo borde recorre las playas las calles una a una surgen dunas de arena en las rodillas aparecen difuminadas con otra luz las velas de los parques el archipiélago repliega su cuerpo apaisado cada día hasta adentrarse en el horizonte se hace piedra el mar levanta otro cuerpo entonces mira escapar sus islas de madera y se desmiembra
conversaciones en Punta Brava a Manolo Padorno y su otra ciudad la ciudad era invisible era una nube de vidrio un espejismo y escribía luces o calles de cristal en fila cuerpos transparentes por avenidas iban aquellos ríos alados los edificios de árboles y los semáforos dijo aquella ciudad de aire acostada en el mar que florecía contra el mástil fantasma inventó muros del puerto lentos que se desvanecían parques y vasos palmeras intermitentes dijo también el color cubierto de las paredes la avenida mecánica y el agua que le engullía cada noche cuando no había horas ni tiempo en las casas dijo que la ciudad era invisible era un lienzo pintado por las olas una armadura fina que existía
conversaciones en Fuerteventura Playa de Cofete se dejaba resbalar bocabajo la montaña hasta alcanzar la orilla gotas de lluvia seca mezclada en la arena conocían el mar porque brotaban de la montaña boca arriba allí despegaban el viento pájaros azules se desenterraban de aquella ventana donde hablábamos y decíamos el paisaje en el océano nos metía en su proceso lento de tierra y nos conducía hasta el fondo para que despertáramos en el medio aislados en la montaña escondíamos las manos y allí nos disolvía el aire
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GREGO MATOS
“BOSQUE PORTÁTIL” Cuando pensamos en nuestro entorno reflexionamos sobre nosotros mismos; aquello que construimos y habitamos contribuye a crear nuestra propia imagen. Definimos como natural lo que no ha sido tocado por la mano del hombre y como artificial lo producido por ella.
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ATILIO DORESTE http://tallerdeaccionescreativas.blogspot.com
“FALSA LUNA” LOMOGRAFÍAS Encapotado está al frente, el horizonte es la franja de los claros. Jugando con los elementos del circular golpea aquí lo cristalino. Ya nunca encontraremos esta luna.
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JUAN CARLOS ALBALADEJO “TORMENTA_SOBRE_UNA_CAJA_DE_GALLETAS”
Una barca es la luna menguante. Una luna es la barca que era luna. Una barca y una luna siempre se confunden de luna. Una barca y una luna siempre se confunden de barca. Su reflejo confunde a las dos.
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SANDRA MARCH www.sandramarch.com · www.perditametabuk.com
“EN EL CHARCO” Donde las rocas más hondas nadan las piernas de una niña, su espalda llena de reflejos y los brazos, uniéndose un instante y tras un giro separándose todas las partes, como si fueran un banco de peces.
Poema_ Giorgina Almagia
daños antes de arrancar su pena con mis dientes le herí sus daños al ahuyentar su memoria del mar aún tambaleándose frente al camino – en llanto súbito – se rindió a mi abismo pero del horizonte nos pudo ¡su azul dañino!
isla de hielo I de los peñascos que la humanidad arrastra se desprende una isla de hielo que a la deriva navega buscando suelos de argamasa que le impidan riscarse II hay un hombre con hombro dislocado con hambre agazapado entre las dunas a la espera del viento que barrunta esperanzas donde los miedos se congelan III nutrirse de sedimentos eclipsando pesares es el sueño que alimenta su corazón de agua cuando tiembla sin desmenuzar al aire (el dolor) entre sus dedos
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Del poemario inédito Hablo Jable (donde el ocaso y el cielo), 2006.
Del poemario inédito Gravitan Agujas (isla de hielo y daños), 2007.
M. NIEVES CÁCERES
donde el ocaso a los abuelos
entre la tierra y la sal que conforman mi isla de la infancia no hay jeito que valga que el pescao y la jaira si hablo jable arrastro jambre: ¡jairita, jairita! ¡ja peje, ja peje! caen rocíos donde el ocaso despunta y la isla duerme sin mí más allá del mar
el cielo llora una niña y su padre en un barco se convierte meciendo su llanto mientras sobrevolamos el cielo de Bagdad