Visiones Antigüedad: magazine n. 14 -octubre 2011-

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Visiones de la Antigüedad MAGAZINE

Working Class Heroes

Nº 14— Octubre 2011

Hijos del Diablo Tan Lejos...

Don Antonio Pascual de Borbón La Superstición como Arma Electoral

Una Panda de Criminales

Aquel verano, entre el tío Del fagot y el árbol de las genealogías

LA BATALLA DE LITTLE BIGHORN -1-


El Boletín de los amigos de la historia.

«Verano azul» vuelve después de 30 años

Las actividades, que comenzaron este pasado martes con la proyección del primer capítulo de la serie, han contado con la presencia de todos los actores principales de 'Verano azul': María Garralón (Julia), Pilar Torres (Bea), Cristina Torres (Desi), Juan José Artero (Javi), Gerardo Garrido (Quique), Miguel Angel Valero (Piraña) y Miguel Joven (Tito), además de tres hijas del director, Antonio Mercero. Al filo de las 11.00 horas, los actores han comparecido en el emblemático Balcón de Europa, espacio en el que se han fotografiado y donde han unido sus manos en un particular corro, para trasladarse luego a una carroza sobre la que han recorrido el centro de Nerja, acompañados por decenas de ciclistas y aclamados por una multitud de fans. Tras casi una hora de trayecto, en el que, bajo los sones de la popular sintonía de la serie, actores y público han evocado los recordados paseos en bici que la pandilla de amigos protagonizó en sus diferentes capítulos, la comitiva ha llegado al parque Verano Azul, lugar que debe su nombre a la serie y en el que se conserva 'La Dorada', el barco en el que en la ficción residía Chanquete. FERRANDIS

Staff Miguel Ángel Maca Óscar García Teijeiro José Ramón Miranda Joaquín Martínez Alejandro García Alamán Dr. Enrique Calvo Turriano Deralte Jim Alegrías Laura

Allí los protagonistas han posado junto a la embarcación y junto a una fotografía del desaparecido Antonio Ferrandis, a quien el pueblo de Nerja ha rendido su particular homenaje recordándolo con una suelta de globos blancos por parte de todos los participantes en la marcha ciclista. La figura de Ferrandis ha estado presente en las palabras de todos los actores, que, como ha indicado a los periodistas María Garralón, es alguien "al que echamos muchísimo de menos" y que sigue presente en sus pensamientos, "pues a raíz de 'Verano azul' se creó un lazo de unión que todavía no se ha ido". En los mismos términos se han expresado Miguel Angel Valero, para quien Ferrandis "fue una gran persona que sigue viva entre nosotros"; o Juan José Artero, que ha asegurado que "siempre" le llevará en el corazón, y no ha dudado en calificarle como un "referente" en su vida, tanto como persona "por su corazón gigante y su forma de llevar la vida", como por sus valores como actor "y su forma de llevar la profesión". Artero ha rememorado lo "dura" que fue para todos la puesta en escena de la -2-


muerte del personaje de Chanquete, como dura y difícil fue también para él, años después, la noticia del fallecimiento de Ferrandis, que le fue comunicada segundos antes de iniciar el rodaje de una escena de la serie 'El comisario'. "Alguien del equipo me dijo que Antonio Ferrandis había muerto e inmediatamente nos dieron el 'cinco y acción' y tuvimos que empezar a rodar", ha recordado el actor, quien ha reconocido que, tras finalizar la secuencia, "me rompí" por el dolor que le había producido la noticia. Al margen de las referencias a Ferrandis y al director de la serie, Antonio Mercero, los actores han destacado el hecho de que la pandilla de 'Verano azul' haya logrado que su amistad en la ficción haya trascendido a la vida real y se conserve tres décadas después, y se han mostrado "sorprendidos" por el cariño que después de tanto tiempo les sigue mostrando el público. En este sentido, María Garralón ha asegurado que "alucina" con el cariño de la gente y ha reconocido que nadie esperaba "que la serie fuese a ser tanto". Además, ha manifestado que ser partícipe de 'Verano azul' es "un premio que la vida y Antonio Mercero nos dieron", percepción que también comparte el resto de protagonistas. "Es impresionante el cariño que nos tiene la gente y cómo nosotros, después de 30 años, nos seguimos viendo y nos queremos como hermanos, es algo fabuloso que te pone los pelos de punta", ha agregado José Luis Fernández, cuya opinión comparte Gerardo Garrido, que ha apuntado a la "sencillez" como una de las claves del éxito de la serie, "pues 'Verano azul' es una cosa sencilla y las cosas grandes son siempre sencillas". La celebración, cuyo maestro de ceremonias ha sido Miguel Joven --el benjamín de la serie, que hoy en día sigue residiendo en Nerja--, ha finalizado en la playa de Burriana, donde todos los protagonistas han compartido un almuerzo en el merendero que regenta 'Ayo', un vecino nerjeño que también participó como actor secundario en algunos capítulos de 'Verano Azul'.

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Steve Jobs

1955-2011 -4-


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Potitos de Carne Por Miguel Ángel Maca Sabemos por oídas épicas narradas de forma maternal, pecando de incautos al haberlo preguntado alguna vez, cual fue la primera palabra que pronunciamos de forma comprensible, pero nada está escrito ni dicho sobre cual surgió en segundo lugar, que relegada y eclipsada por el “papá” o “mamá” al más puro estilo cacatúa, pudo ser el estreno en sociedad de la conexión racional entre nuestra torpeza y el entorno inexplorado. Sé que es imposible dar contestación a la pregunta, por lo que descartando malgastar siquiera un segundo en la reflexión o ejercicio auto-hipnótico para despejar la incógnita, me pregunté: ¿Cuál ha sido el concepto que me ha acompañado durante toda la vida y siendo aplicable al resto de los mortales, lo eleva a la categoría de imprescindible en mi vocabulario? Y pensando, he llegado a la conclusión de que el término es: ELECCIÓN. Poco me importó en un principio si llevaba acento o se escribía con una o dos “C”, aunque tuve claro que prefería chupar del biberón que de la fuente viva de los pechos de una mujer, no sé si por respeto o por el apunte hacia mi afición por los productos manufacturados. Años después descubrí, para mi tranquilidad, que el conflicto era solo con los pezones de mi madre y que adonde va a parar la tetina siliconada que alimenta el cuerpo de unos, con la textura natural que infunda regocijo y ánimo en el alma de los mismos, años después. Las primeras decisiones son de trascendente gusto por Potitos de carne, que preferidos a los de pescados o frutas mostramos con arcada protesta por vocabulario limitado, aunque siempre cayera en el saco roto de la dictadura progenitora. - En el colegio nunca elegimos, aunque reconfortaba que nos eligieran. - Los amigos no nos les impusieron, les elegimos. - Esto son lentejas, si no las comes, las dejas. ¡Tú eliges! -6-


- O te pones esto, o vas desnudo. - Aunque no nos dejan votar hasta los dieciocho años, nos permiten elegir la pareja del resto de nuestras vidas, que es la elección por excelencia (en este caso conseguí un pleno al quince) y que marca la senda de triunfos o fracasos. Nos pasamos la vida seleccionando, huyendo y quejándonos de las tesituras planteadas pero, irónicamente, cuando no se nos permite decidir es cuando más nos frustramos. El 20 de noviembre nos enfrentamos en España a unas elecciones generales y, los que sobrevivamos a la encarnizada campaña, elegiremos entre dos formas de gobierno: una derecha que defiende al trabajador o una izquierda que sobrevive por el trabajador; una derecha que promete sacarnos de la crisis o una izquierda que tiene la fórmula para relanzar la economía; una derecha que promete la creación de puestos de trabajo o una izquierda que también lo hará. Si los dos partidos nos ofrecen lo mismo, ¿cómo demonios nos decantaremos por uno u otro? Cuestión de gustos, que al final es el mismo razonamiento por el que nos gustaban más los potitos de carne, que los de verduras o pescado. Elección, que bonita palabra.

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Índice

Selección de Noticias V.A.

VA

Pag. 10

La Batalla de Little Bighorn

Miguel Ángel Maca

Pag. 24

Hijos del Diablo

Deralte

Pag. 32

J.R. MIRANDA

Pag. 38

Una panda de criminales

Joaquín Martínez

Pag. 46

Don Antonio Pascual de Borbón, O las extravagancias de un Infante

J.R. MIRANDA

Pag. 54

Ó. García Teijeiro

Pag. 58

A. García Alamán

Pag. 64

J.R. MIRANDA

Pag. 78

Rincón Literario Aquel verano, entre el tío del fagot y el árbol de las genealogías

La “Ñ” del Profesor

Tejiendo Agua Tan lejos

Eulogio Gelónida, Cronista Working Class Heroes

Viento de Bombardino La superstición como arma electoral

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Selección de Noticias V.A.

Xenofobia, un mal endémico de nuestra especie

"Son negros. No son libios. Muamar alGadafi les otorgó la nacionalidad”. Las referencias al color de la piel o al origen son los principales argumentos que se escuchan en el club deportivo Bab Bahar, en el puerto de Trípoli, para justificar el arresto diario de decenas de subsaharianos. Los miembros del Consejo Nacional de Transición (CNT) les acusan de luchar como mercenarios junto al Ejército del régimen. Sin embargo, primero les detienen,

luego les investigan y solo en el caso de que los reos demuestren que no empuñaron un arma son liberados. “Vienen de fuera, Gadafi los trajo para matar libios”, asegura Ali Mohammed, de 22 años, encargado de la seguridad. Cada noche, hombres armados recorren el casco antiguo de Trípoli y arrestan a cualquier hombre de raza negra. “Si demuestran que no han cogido las armas, podrán ser libres”, asevera Abdelhamid Abdelhakim, miembro del consejo local de la Medina. Mientras, medio centenar de presos se hacinan en un pequeño campo de fútbol re- 12 -


Visiones de la Antigüedad

convertido en prisión, cobijados junto a la única sombra que protege de los 40 grados que abrasan el mediodía de Trípoli. Se calcula que cerca de dos millones de trabajadores procedentes de países como Níger, Chad o Somalia fueron sorprendidos por el fuego cruzado tras el inicio de la rebelión. Antes habían sido utilizados por el régimen de Muamar Gadafi, que los perseguía y se aprovechaba de su miseria para aparecer como barrera frente a la inmigración que trataba de llegar a Europa. Luego, terminaron encerrados o ejecutados por los insurgentes. El 17 de febrero, cuando se inició la revuelta, los que se encontraban en el oeste, controlado por el régimen, escaparon a través de Ras Jdir, la frontera con Túnez. Ahí, desplazados como Immanuel Fusu, originario de Ghana, relataron cómo los guardias les habían robado lo que habían ahorrado en dos años de trabajo en Libia antes de permitirles abandonar el país. En otras zonas de Libia la huida no fue tan sencilla. Es el caso de Misra tah, asediada durante meses y donde cientos de inmigrantes (subsaharianos y bengalíes) sobrevivieron en un campo de refugiados ubicado junto al puerto. Nadie se planteó que el embarcadero era un objetivo militar estratégico, así que los desplazados tuvieron que salir huyendo en varias ocasiones cuando se vieron sorprendidos por el fuego de mortero. En el frente, en localidades como Ajdabiya, era habitual ver cómo una turba se lanzaba a golpes contra una o dos personas de raza negra. Les acusaban de ser mercenarios. La misma excusa que esgrimen para encerrar a los detenidos en Bab Bahar o en la escuela de Gorji, también en Trípoli. Tras seis meses de conflicto, la situación de los migrantes subsaharianos solo se ex-

plica con las palabras de Nana Knof, herido con un cuchillo a primeros de marzo: “Los negros en Libia no somos seres humanos”, lamentaba, mientras se recuperaba en el campo de refugiados de Choucha. Fuente: diagonalperiodico.net

Entre 1898 y 1900 el inventor croata se trasladó a su laboratorio de Colorado Springs para realizar una serie de experimentos con la atmósfera y los campos magnéticos. En aquella época afirmó haber descubierto una señal rítmica que identificó con vida extraterrestre. Un biógrafo de Tesla especula con el verdadero origen de la señal. ¿A quién estaba escuchando Tesla? “Estoy cada vez más convencido de que he sido el primero en escuchar los saludos de unos planetas a otros”. Esta intrigante afirmación la realizó Nikola Tesla hacia el año 1900, justo después de culminar sus trabajos en el famoso laboratorio de Colorado Springs, donde experimentó con sus enormes bobinas e investigó sobre la manera en que las ondas se trasladaban por la atmósfera a lo largo del globo. Durante una de aquellas jornadas, Tesla detectó un sonido repetitivo que no pudo asociar a tormentas ni a fenómenos naturales, por lo que llegó al convencimiento de que estaba escuchando a los “extraterrestres”. “*Marc+ Seifer, el mejor biógrafo de Tesla, especula con una idea que suena muy factible y sería especialmente terrible”, asegura Miguel Ángel Delgado, experto en Tesla y autor del prólogo al libro “Yo y la Energía”. “En 1899, cuando Tesla se reclu- 13 -


Selección de Noticias V.A.

ye en Colorado para hacer sus grandes experimentos de transmisión de energía, detecta con sus aparatos una señal rítmica... y está convencido de que ha captado una señal extraterrestre. Seifer da el dato de que, por lo que se conserva de los experimentos de Marconi, el italiano está experimentando en esos días con señales de barcos”. “Teniendo en cuenta que no había interferencias de ningún tipo, no suena descabellado pensar que lo que Tesla tomó como señales extraterrestres era en realidad la señal de Marconi”. La gracia de la historia era que, como posteriormente decretaría un tribunal de EEUU, Marconi estaba usando 17 patents de Tesla para "descubrir" la radio y poco después se haría mundialmente famoso por un invento que en parte pertenecía al croata. Sin saberlo, Tesla estaba escuchando a quien sería uno de sus rivales en el futuro. El propio Delgado lo describe con más detalle así en su libro: “Con respecto a la señal captada por Tesla, su biógrafo Marc J. Seifer apunta una explicación que, de ser cierta, añadiría un elemento especialmente patético a la historia. El sistema le permitía, según sus propias palabras, “sentir el pulso del globo *…+, detectando cualquier cambio que sucediera dentro de un radio de 11.000 millas [17.700 kilómetros]. Según el razonamiento de Tesla, no había en ese momento actividad humana alguna que pudiera lanzar señales como aquellas, con un patrón rítmico que solo podía ser creado por una mente inteligente. No cabía, pues, otra explicación que la extraterrestre. O eso creía él porque, como afirma Seifer, justo en el momento en el que Tesla decía haber recibido la señal, Marconi estaba realizando, al otro lado del océano, prue-

bas de transmisión a distancias de varios kilómetros, e incluso de barcos a tierra, como paso previo a su inminente transmisión transoceánica. Si la instalación de Tesla tenía tan gran alcance y sensibilidad, no resulta descabellado suponer que, en realidad, la señal rítmica que captó en Colorado era la que su gran rival utilizaba para testar sus propios instrumentos en Gran Bretaña. Si esta historia fuese verdadera, lo que Tesla creía que iba a marcar un antes y un después en la historia de la humanidad fue, en realidad, el prolegómeno del gran desastre que estaba a punto de volcarse sobre él”.

Fuente: lainformacion.com

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Visiones de la Antigüedad

tras ser liberados por el ejército estadounidense, cuando podrían volver a su país. Mucho tiempo después, a los 34 años, cuando esperaba a su primera mujer en la estación de tren de Varsovia, le llegó la inspiración para, como él mismo afirmó, “tomar la decisión más valiente de mi vida, la de registrar el paso del tiempo”. Desde aquel momento, Roman Opałka dedicó todos sus esfuerzos a realizar el mayor ejemplo conocido de perseverancia y obstinación en el arte: escribir números hasta el fin de su vida. Comenzó en 1965, escribiendo en un lienzo de 196 x 135 cm, el tamaño de la puerta de su estudio. Las medidas de este “detalle”, como el propio artista los llamaba, serían las mismas del primero hasta el último de sus trabajos. El título del magno proyecto, con el que bautizaría el comienzo de cada nuevo lienzo, era: “1965 / 1 – ∞”.

Durante la historia han existido hombres cuya perseverancia por hacer de su vida su obra les ha llevado casi hasta el límite. Este el caso de alguien que quiso que ese límite tendiera a infinito, abriendo los brazos para abarcar un pedazo de aquello que nos es vedado como especie. Su nombre era Roman Opałka, y trató de contar más allá de donde ningún hombre había llegado nunca: hasta el infinito. De padres polacos, Roman nació en Francia, en 1931, para volver cuando apenas contaba con cuatro años a Polonia. Durante la II Guerra Mundial, la familia al completo fue deportada por los nazis a Alemania. No sería hasta seis años más tarde,

Escribió sus primeros ‘detalles’ en blanco sobre negro, a un promedio de 380 cifras por día. A los tres años de haber comenzado, decidió cambiar su estilo; ahora pintaría sobre fondo gris, para privarle de cualquier sentido emocional o metafórico. Introdujo un micrófono en su estudio, que grababa la monótona voz del artista contando cada número que plasmaba en la tela. También comenzó a fotografiarse delante de sus lienzos tras cada jornada de trabajo, para registrar (de otra nueva forma) el paso del tiempo en las arrugas de su rostro y las canas del cabello. En 1972, tras siete años de esfuerzo, Opałka vuelve a dar un giro en su trayectoria. A partir de esta fecha aclararía el mo- 15 -


Selecci贸n de Noticias V.A.

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Visiones de la Antigüedad

El 6 de agosto de 2011 dejó de contar para siempre. Terminó sus días en un hospital de Roma, donde pasaba sus vacaciones. Su último número, el de su muerte, quedó muy lejos del objetivo previsto: 5.607.249. Fue el fin del inmenso registro de apretadas cifras plasmadas en pintura acrílica blanca que conformó 45 años de su vida. nótono fondo gris un 1% cada vez. Su nueva meta, que al llegar al número 7.777.777 se encontrara escribiendo en blanco sobre blanco. El reconocimiento final de la limitación del ser humano en su empeño por conquistar el infinito. En 2004 contaba cinco millones y medio. Su trabajo le había valido ya el prestigio internacional. El tiempo plasmado en cantidad de lienzos con tamaño de puerta habían recorrido exposiciones en Nueva York, París, Venecia, Sao Paulo o Kassel (Alemania). Acumulaba multitud de galardones a su esfuerzo, aunque quizá el más importante fue el título honorífico de Commander of the Ordre des Arts et des Lettres en su país natal, Francia, donde volvió para quedarse en 1977.

Fuente: cookingideas.es

Fue enterrado junto a otros dos animales siguiendo un ritual Un humano pudo colocar el hueso para alimentar al animal durante la muerte El estudio demuestra que la domesticación se produjo antes de lo pensado

Los perros pudieron ser enterrados siguiendo un ritual de la épocaMietje Germonpré Un equipo de investigadores ha descubierto los restos fósiles de tres perros del Paleolítico, uno de ellos con un hueso de mamut en la boca, que pudieron ser ente-

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Selección de Noticias V.A.

rrados siguiendo un ritual típico de la época. Los fósiles han sido descubiertos en la región de Predmostí, en la República Checa, según recoge la publicación Journal of Archaelogical Science. Los científicos consideran que los tres animales fueron enterrados siguiendo un ritual y que un humano pudo colocar el hueso de mamut en la boca de uno de estos perros para que "estuviera alimentado y acompañara su alma y la de su dueño en su viaje después de la muerte". Además, una vez fallecidos, los humanos retiraron el cerebro del cráneo de los perros, lo que puede implicar según estos rituales- un significado asociado con la liberación de su espíritu. Los cráneos muestran signos claros de domesticación Muchos pueblos indígenas de estas regiones europeas consideraban que la cabeza y el cerebro contenían el espíritu o el alma, así, los humanos hicieron un agujero en el cráneo del animal muerto para que el espíritu pudiera ser libre. Otro de los aspectos que ha llamado la atención de los investigadores es que "los cráneos muestran signos claros de domesticación", asegura Mietje Germonpré, paleontóloga del Instituto Belga de Ciencias Naturales, en declaraciones recogidas por Discovery News. Según la investigadora, los cráneos de estos ejemplares son significativamente más bajos que los de los fósiles que se han encontrado de lobos o de especies modernas de esta especie, e incluso poseen una estructura más ancha y un paladar diferente al de estos animales.

Bestias de carga Los paleontólgos han señalado que eran animales grandes, que pesaban alrededor de 35 kilos, por lo que eran utilizados como bestias de carga para ayudar a los humanos en el transporte de huesos, carne o leña. Sus cráneos, explica Germonpré, "son similares al de un Husky siberiano, aunque más grandes y pesados que los ejemplares que conocemos actualmente". El estudio, explican los investigadores, es "muy convincente", y demuestra "claramente que el proceso de domesticación de los perros se llevó a cabo miles de años antes de lo previsto", considera Rob Losey, otro de los paleontólogos que ha participado en la investigación. Fuente: rtve.es

“Origen: Luna. Destino: Honolulu. Algo que declarar: Polvo, rocas y muestras diversas de la Luna. Firmado: comandante Amstrong, coroneles Aldrin y Collins. Honolulu, Hawai, 24 de julio de 1969”. La burocracia no descansa nunca y los astronautas no son más que viajeros de (larguísimo) recorrido. El documento, fue publicado por la Agencia de Aduanas de EEUU en 2009, conmemorando el 40 aniversario de la pionera singladura, y está a mitad de camino entre la formalidad burocrática y la broma de los astronautas, que como puede apreciarse en la foto son caros a reírse a mandíbula batiente con su presidente. - 18 -


Visiones de la Antigüedad

En realidad, los tripulantes del Apolo XI no amerizaron en Hawai sino a 1.500 kilómetros de distancia, cerquita del barco de la Armada USS Hornet, que se acercó a recogerles. Los tres astronautas aún tardaron dos días en llegar a Hawai y rellenar el curioso documento, una formalidad que no era estrictamente necesaria pero que ellos quisieron rubricar, tal vez por hacer tiempo en las largas tres semanas que estuvieron confinados en una cámara, cumpliendo una cuarentena que finalizaría en Houston. Eran otros tiempos, más confiados y naif, así que suponemos que a Amstrong y sus compañeros no les registrarían buscando sustancias alienígenas en los bolsillos se-

El presidente Nixon bromea con los astronautas, en cuarentena tras volver de la Luna.

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Selección de Noticias V.A.

cretos de sus trajes de astronautas ni mucho menos les hicieron pasar por los infames escáneres que buscan mas o menos a fondo en función de la peligrosidad del viajero.

Hay un congresista estatal a quien no le importa eso y quiere recuperar el derecho al lanzamiento de enanos, como espectáculo y deporte, para combatir el desempleo rampante en Florida.

Fuente: cookingideas.es

Y lo dice en serio. "Estoy cansado de que el Gobierno decida todo por la gente. Es una especie de 'gran hermano' que se opone a que la gente tenga un empleo", dijo el congresista estatal republicano Ritch Workman el jueves.

Un congresista estatal quiere recuperar el derecho al lanzamiento de los enanos, como espectáculo y deporte, para combatir el desempleo de la región Por muy increíble que parezca, hubo una época en que en Florida era legal estrellar un enano contra la pared. Llegó a ser un deporte muy popular entre los clientes borrachos de los clubes nocturnos de Miami, pero terminó siendo prohibido a inicios de la década de los 90.

"Me he enfrascado en una lucha para acabar con las limitaciones a la libertad de la gente de conseguir un empleo donde quiera. Impedirlo (al lanzamiento de un enano contra una pared) es un ejemplo de un Gobierno estilo gran hermano", dijo el congresista al diario 'Palm Beach Post'. La prohibición en cuestión, "todo lo que hace es impedir que los enanos consigan trabajo y sean felices. En esta economía, en toda economía, ¿por qué vamos a impedir a la gente conseguir un empleo gratificante?", añadió Workman. Tirar un enano A fines de la década de los 80 en los clubes nocturnos del estado, y en particular de Miami, fue muy popular estrellar enanos contra una pared. El enano era lanzado con un casco en la cabeza, para protegerlo, pero el lanzamiento era antecedido por varias piruetas del lanzador, que lo agarraba por los pies, daba unas cuantas vueltas y hacía el lanzamiento, como si se tratara de un deporte conocido como el lanzamiento de bala.

Ritch Workman. | AP

A los enanos se les recompensaba por cada lanzamiento y los lanzamientos aumentaban a medida que crecía la borrachera de los parroquianos de los clubes nocturnos. - 20 -


Visiones de la Antigüedad

Workman presentó esta semana su proyecto para legalizar el lanzamiento de enanos en Florida, pero todavía es temprano para saber si tendrá apoyo y, mucho menos, si resuelve el problema del desempleo en el estado, el más alto de la nación, con 12%. Nadie sabe cuántos enanos viven en Florida.

enorme. Y ser usado como un objeto de diversión de la gente es degradante", dijo David Dodge, portavoz de Little People of America.

La organización de defensa de los enanos estadounidenses – Little People of America – se opone a las pretensiones del congresista republicano.

En la televisión estadounidense hay por lo menos tres programas protagonizados por enanos. Uno retrata la vida diaria de una familia de enanos, otros la vida de un matrimonio y un tercero, un grupo de enanos que se dedica a criar perros pitbull para peleas. Son de los 'reality shows' más populares.

"La posibilidad de quedar paralítico es

Fuente: elmundo.es

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Por Miguel テ]gel Maca

La batalla de Little Bighorn Condensado de perfiles temerarios, de Alan Axelrod

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5 de junio de 1876. Se saben pocos detalles acerca de lo que pasó aquel día cerca del Río Little Bighorn. Según datos de un informe en el que se especifican con precisión el número de bajas que se produjeron durante el combate, comprobamos que hubo un extraño equilibrio en los platos de la balanza que representaron uno y otro bando: 242 soldados y suboficiales muertos más 16 oficiales, todos del famoso séptimo regimiento de caballería, frente a los algo más de 200 indios sioux, Che yenes del norte y Arapahoes que ese día se concentraron en el campo de batalla en el que tuvo lugar uno de los enfrentamientos más

famosos de la historia de los Estados Unidos de América y más concretamente de las conocidas como Guerras Indias. Hoy, en las Visiones de la Antigüedad nos situamos en el centro de la batalla, entre ambos bandos, rodeados de balas, flechas y lanzas, para ser testigos de lo que allí pasó junto a los jefes Toro Sentado, Nube Roja y como no, George Armstrong Custer, capaz de lo mejor y de lo peor y tan impetuoso y cruel que fue capaz de cometer un error garrafal que derivó en una carnicería. Custer nació en 1839 en Ohio, aunque pasó la infancia en Michigan junto a su hermana. Ingresó en la academia de West - 25 -


Point y consiguió graduarse por los pelos ya que fue el último de su promoción cuando estaba a punto de iniciarse la guerra civil. Fue un estudiante torpe, de pésima conducta pero tenía una cualidad: el valor que demostraba en el campo de batalla. Por ser oficial de los generales

McClellan y Pleasonton, el capitán Custer ascendió rápidamente al puesto de brigadier general. A la edad de 23 años se convirtió en el general más joven de la historia del ejército estadounidense. Todos conocían su largo cabello rubio, el uniforme de terciopelo que él mismo diseñó y los crueles ataques de su destacamento de caballería. Al finalizar la guerra había conseguido el rango de mayor general hasta que fue enviado de nuevo al servicio regular del ejército como teniente coronel del Séptimo Regimiento de Caballería. En este momento cambió el uniforme de terciopelo oscuro por uno de gamuza de flecos estilo montañés, que le acompañaría hasta el final de sus días en todas las luchas que libró contra los indios. Su primera batalla fue en 1867, la perdió y, además, fue acusado ante un consejo de guerra por haber visitado sin autorización a su

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Visiones de la Antigüedad

cial del gobierno americano no fue el del genocidio. Les confinaron en reservas vigilándoles como policías para impedir que las abandonasen. Pero en 1876, cansados del abuso, algunos nativos se marcharon y fueron perseguidos por el general George Crook al mando de 900 hombres. Era 1 de marzo, hacía muchísimo frío y después de tres semanas de infructuoso rastreo dio con sus huellas enviando al coronel Joseph Reynolds al mando de 300 soldados de caballería para que atacase el poblado habitado por 105 indios tipis situado a orillas del río Powder.

esposa y por haber hecho marchar a sus soldados hasta la extenuación. Tras un año de suspensión de empleo y sueldo necesitó limpiar su reputación ante los superiores y que mejor de forma de hacerlo que lanzando un ataque salvaje contra una aldea india: la de los cheyenes gobernada por Tetera Negra en el río Washita. Los mandos quedaron complacidos, no así la opinión pública que le tachó de asesino al enterarse que fue un objetivo civil contra una tribu formada por ancianos, mujeres y niños. Siguió a sus anchas ajeno a las críticas. En 1874 se fue hasta Black Hills en el territorio lakota, reserva sioux que se otorgó a los indios en el tratado de 1868 pero que eran codiciadas por el hombre blanco porque estaban cargadas de oro. El gobierno trató de comprar las montañas a los indios pero ante la negativa de venderlas por considerarlo un territorio sagrado, estalló la guerra sioux de 1876. En este contexto tuvo lugar la Famosa Batalla de Little Bighorn.

El factor sorpresa no funcionó y encontraron resistencia. Los Oglala, una tribu liderada por El Perro, y los cheyenes, liderados por Oso Viejo contraatacaron obligando a Reynolds a retirarse hasta la columna principal de Crook. A partir de este momento los cheyenes y los sioux unieron sus fuer-

Tetera Negra

Aunque parezca mentira, el propósito ini- 27 -


logística y decidieron que Custer cruzaría el río Little Bighorn, mientras Gibbson subiría por el Yellowstone para bloquear a los indios por el Norte. La idea, en definitiva, era sorprender a Toro Sentado con un movimiento de tenazas entre dos destacamentos.

Toro Sentado

zas en un solo ejército liderado por Caballo Loco y Toro Sentado.

Es en este momento cuando la poca imaginación de Custer deribó en una ceguera de un líder militar ineficiente. Custer se olvidó del plan. Cantaban sus hombres y él la alegre marcha “Garry Owen” cuando vio huellas recientes de los indios. No quería cabalgar tras ellos durante interminables jornadas. Obsesionado por atacar, dividió su ejército en cuatro destacamentos. Ni siquiera se paró a calcular el número de indios que había en el campamento.

En La primavera de 1876, Philip Sheridan planeó una operación con el fin de rodear a los Sioux por tres flancos y obligarles a regresar a la reserva. Custer y su séptimo regimiento avanzarían por el Este, el coronel Gibbson avanzaría por el oeste y Crook partiría desde el fuerte Fetterman. Las tres columnas deberían reunirse en el rio Yellowstone para atrapar a los guerreros. Durante la mañana del 17 de junio, Crook, con más de mil soldados a su mando, se detuvo en la cabecera del Rosebud Creek. Aunque los exploradores Shoshoni divisaron a los Sioux de Toro Sentado, fue demasiado tarde. Fueron atacados durante seis horas sufriendo una grave derrota y numerosas bajas. Las otras dos columnas no supieron que Crook se había batido en retirada. Los oficiales de ambos destacamentos se reunieron el río Yellowstone a bordo del vapor Far West para elaborar una estrategia de ataque. Dieron por hecho que los indios no serían capaces de organizar un ataque porque carecían de capacidad

Caballo Loco

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Visiones de la Antigüedad

Indios Sioux

El plan de Custer consistía en que el primer destacamento que llegara comenzase la lucha y esperase a que conectaran los otros tres. No creyó posible que las cuatro columnas fueran atacadas a la vez. 600 hombres, divididos en cuatro, frente a 7000 indios, de los cuales, al menos 1500 eran guerreros. Ya sea porque unos se retiraron, porque otros fueron arrasados o porque un tercero entendió mal las órdenes, el caso es que Custer se quedó solo en un ataque de proporción cinco contra uno. Para más inri, los indios habían ocupado la parte alta del valle y disponían de armas de repetición frente a los fusiles Springfield de un sólo disparo que utilizaba la caballería. Ante semejante panorama Custer ordenó formar una línea de escaramuza, es decir, uno de cada cinco hombres se ocupaba de los caballos mientras sus compañeros mantenían su posición en la batalla. No hay que ser un matemático pa-

ra calcular que la táctica reducía el número de soldados atacantes en un veinte por ciento. Fueron aniquilados uno a uno. Algunos indios que participaron en la contienda aseguraron que Custer luchó con una valentía inusitada llevándose la vida de 200 guerreros indios. La lucha duró tres horas. La muerte de uno de los oficiales más carismáticos, dejó perpleja a la nación e hizo que el Congreso aumentara la fuerza militar de todas las reservas de los sioux. No hubo más enfrentamientos hasta el mes de noviembre cuando el coronel Mackenzie, al mando del Cuarto Regimiento, logró una victoria en las montañas de Bighorn contra un grupo de cheyenes bajo el mando de Cuchillo Desafilado y Pequeño Lobo. Corazón grande, un cheyene que participó en la contienda, hizo un comentario acerca del tratamiento que dieron al cuerpo de - 29 -


Custer mientras se hallaba tendido en el campo de Batalla: “Las mujeres introdujeron la punta de un punzón en sus oídos a través de la cabeza. Lo hicieron para que pudiera oír mejor, ya que no había entendido bien lo que le habían dicho nuestros jefes del sur cuando fumó con ellos la pipa de la paz. Le advirtieron de que se rompía aquella promesa y luchaba contra los cheyenes, el Gran Espíritu acabaría con él.”

ción del partido demócrata para nominar candidatos a la Presidencia de los EE.UU, cosa que Custer deseaba. 268 cadáveres de soldados más los de 10 civiles y exploradores fueron el resultado de una decisión errónea que, por desgracia, no sería la última vez que un oficial americano tomara a lo largo de la historia de la nación en pos de la gloria.

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Esta es la historia de la Batalla de Littler Bighorn, el final de un hombre arrogante, ambicioso e imprudente que creyó que ni siquiera un enorme destacamento de indios sería capaz de vencer al Ejército de los Estados Unidos. La prisa fue su peor enemiga. Puede que tuviera que ver que pocos días después se celebraba el día de la independencia o que, la misma jornada de la mítica batalla, se reuniera la conven- 30 -


Visiones de la Antig端edad

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Todo Mezclado

Por Deralte

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oy hijo del Diablo, o eso dicen, y a pesar de ello doy buena suerte y tengo propiedades milagrosas y sin embargo, aunque me rechazan por ser diferente, o precisamente por ello, me veo obligado a vivir oculto en la oscuridad de esta choza apartada en la que Taita nos ha encerrado a mis hermanos y a mí para que nadie sepa que existimos, por el mo-

mento. La oscuridad no está tan mal porque la luz apenas nos deja ver, pero nos aburrimos y queremos jugar como los demás niños. Taita ha dicho que si vemos gente o escuchamos ruidos y voces nos escondamos donde podamos y eso es lo que hacemos, aunque a veces el ruido venga del monte que nos rodea y descubramos que solo era un animal o el viento. - 32 -


Taita tiene miedo por nosotros y es porque él es negro y nosotros somos blancos, muy blancos, y no sé si el miedo es a la blancura de nuestra piel, a nosotros, que dicen que somos hijos del Diablo, o a los que nos temen y sin embargo nos buscan o quizás sea porque la gente piensa que no podemos ser hijos suyos siendo tan blancos y él tan negro. Taita nunca nos ha dicho por qué, pero nos tiene aquí encerrados desde hace tiempo y solo viene a traernos comida, siempre antes de que salga el sol o cuando cae y nadie se atreve a adentrarse en el monte y no se va sin decirnos que recordemos todo lo que nos ha dicho y sobre todo me insiste a mí, el mayor, para que cuide a los pequeños y que no les pase lo que a mi hermana, de quien abusaron unos hombres venidos sabe Dios de dónde, porque según dicen al acostarse con ella podían curarse de un mal que tenían. No sé si esos hombres llegaron a curarse, ni si mi hermana lo sabía, pero sé que siendo tan buena como era de haberlo sabido lo habría hecho de buena gana sin que hubieran tenido que pegarle para que lo hiciera, ni maltratarla tanto, al extremo de que murió poco tiempo después y que de no haber sido porque mi Taita la oyó gritar habría muerto ese mismo día. Tampoco he sabido por qué

Taita la enterró en un lugar que nadie sabe, sin señas de que ella está ahí, como si de saberlo alguien fuera a sacarla de su tumba. ¡Qué cosas tiene Taita! Quizás él tenga miedo de que a los pequeños les pase lo que a mi, que unos mineros borrachos me cortaron a machetazos una pierna cuando tenía cinco años y pisé en el monte una trampa para animales que me dejó atrapado y tuvieron que cortármela para liberarme. No recuerdo muy bien lo que pasó después porque me des-

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Todo Mezclado

mayé y cuando desperté mi madre me había puesto kerosene para que no sangrara y Taita me curaba con hojas y unas pastillas que trajo de no sé donde hasta que mi pierna estuvo buena y empecé a caminar con unas muletas que me hizo con palos del monte. Al principio Taita nos decía que nos ocultáramos de los blancos y desconocidos, pero después nos decía que nos ocultáramos de todos, que querían nuestra piel y nuestra sangre para hacer magia negra y yo riendo le dije que como iban a hacer magia negra con una piel blanca y se le ocurrió decirme que para eso se llevaron mi pierna aquellos mineros y a mi lo que me dio fue mucha risa, porque si de verdad dieramos suerte no nos pasarían esas cosas; fue entonces cuando nos trajo a esta choza en que pasamos escondidos todo el tiempo. ¡Qué cosas dice mi Taita! El sol está alto, Taita no viene aún y ayer tampoco vino por primera vez desde que estamos aquí. Tengo hambre y los niños lloran porque también la tienen y el agua no llena el estómago. Los pájaros están cantando en el monte y debe ser porque ya han comido, porque con hambre se es-

tá triste, como están los niños en este momento. Tomo mis muletas y salgo a ver qué puedo encontrar para que coman y dejen de llorar los pequeñines. No hay nada cerca y sigo caminando. Escucho voces y decido acercarme a ver si consigo algo para ellos. Unos hombres con machetes, como Taita cuando trabaja en el monte, se acercan a mi, me preguntan que busco y cuando se lo digo me dicen que me acerque. La luz no me deja ver, solo veo sombras que se acercan, que me atenazan los brazos, que lanzan lejos las muletas, que extienden mis miembros y alzan los machetes afilados. Cuando por fin se lo que va a ocurrir solo atino a gritar “¡El brazo no, el brazo no!”, antes de sentir el sonido del machetazo que me dejará manco por siempre y agonizante en aquel claro del monte simplemente por ser albino e hijo del Diablo. Sólo me consuela que ya no buscarán a los niños y lo único que me preocupa es que estarán esperando que les lleve algo de comer para mantenerse hasta que llegue Taita. ¡Ojalá y no tarde mucho!

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R incón Literario

Aquel verano, entre el tío del fagot y el árbol de las genealogías

Por José Ramón MIRANDA - 38 -


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e la muerte de Ramiro Carramiñana me enteré por Penicilinas. Me encantaba la idea de que ya no pensaba volver al Seminario en octubre. Aquel verano, él y yo nos hicimos grandes amigos. Penicilinas era hijo del mancebo de botica de la oficina de farmacia del pueblo, cuyo licenciado, don Mamertino Ruiz del Árbol, casi no aparecía por ella, salvo por las tardes para llevarse la recaudación. Penicilinas era espigado, con el pelo ralo y una cierta propensión hacia el gorroneo más acendrado. Por aquellos años faltaba casi de todo y, recuerdo, él y yo llevábamos pantalones bombachos, patillas muy altas y un esbozo de bigote acorde con nuestra gloriosa pubertad.

Casi todas las tardes gustábamos de caminar junto a la carretera que hacía hilo con Zaragoza. Saludábamos, esperando respuesta, a los primeros turistas extranjeros que desconocían nuestro idioma y nuestras costumbres, poco acordes con el resto de Europa. Otras veces, por variar, nos acercábamos hasta la Estación de FC., siempre coincidiendo con la llegada del tren correo de Ariza, más que nada por ver el glorioso cuerpo de Adela, la mujer del factor de noche. --Niño, déjame pasar. La casa del pobre Ramiro estaba situada en la calle Estrecha. Su verdadero nombre no era ese, sino calle de Federico Mistral, aunque todos la llamábamos así. No me pregunten por qué, que no lo sé. - 39 -


Rincón Literario

Allí acudimos Penicilinas y yo dispuestos a ver en el difunto la brevedad de la vida, cuya alma guarde Dios, amén de por si caía algo dentro de nuestro maltrecho cuerpo de chicos de posguerra. En el portal, un crespón negro anunciaba el luto de los moradores. El tío del fagot ni se inmutaba. Sentado en una silla de tijera, junto a un botijo, había dejado de interpretar “Orquídeas a la luz de la luna”, con los ojos en blanco y la cara de cartón. El tío del fagot sabía muchas historias; de cuando sirvió al Rey en Burgos, del viaje hasta Montijo por cuestiones de una herencia, y el día en que robó al párroco la llave de la Iglesia, para poder tocar en el armonio las sinfonías K-1 y K-2 de Scarlatti y el Adagio de Albinoni. Me contó, antes de que la vista le traicionase, lo del baile frustrado y el caso de la meretriz piadosa. Sólo lo hizo en una ocasión. Nunca más volvió a darme detalles de ambas cuestiones, por más que le tirara de la lengua, que fueron muchas las veces. Dejó de hablar conmigo y con todo el mundo, así, por las buenas, un día cualquiera y sólo por san José rompía el silencio y contestaba a todo el mundo cuanto quisieran saber sobre él. El resto del año lo pasaba soplando el fagot, matando moscas con rete y mango a ciegas y liando cigarrillos de picadura selecta.

caro. Al otro lado de la cortina, las parejas apechugaditas bailando el fox-trot ese, la polca y la pachanga, con aseo y marcando el paso como mandan los cánones de Las Alpujarras. Todo perfecto, hasta que un gamberro tira de la cortina por colgarse en ella y tapa a todos, o sea, parejas de baile, comadres, voyeurs de barra, camareros... Y del griterío se pasa a la histeria colectiva, a los ahogos, a los restregones a discreción y al sálvese quien pueda. Y aquel gamberro, mira que los hay bordes, oye, no teniendo bastante con el cirio montado, apaga las luces de la pista y suelta una colección de petardos y bombas fétidas bajo la siniestra capa, a lo cafre, oye, que a la Miguela, la del tío Brocha, casi le cuesta la vida esa gamberrada. Yo es que me pongo encanado de risa sólo de recordarlo.

--Le acompaño el sentimiento. Lo del baile tiene mucha gracia saliendo de su boca, ahora sellada. Imagina un local muy blanco y limpio, separado en dos mitades iguales por una densa cortina opaca de terciopelo que cuelga del techo. A uno de los lados queda el ambigú, los veladores y unas comadres trasegando gaznate abajo horchata fría, mistela y agua de bú- 40 -


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La calle Estrecha tenía forma de ele y no medía más de dos metros de anchura. Al tío el fagot, según me contara un día de san José, le recordaba la calle del Potro, de Sevilla. Allí enganchó unas purgaciones de garabatillo el mismo año en que se acabara la guerra de África. Dice que se las curó con el aceite inglés y el “salvarsán”, que ya existían. En el silencio compinchado de la noche morada podía escucharse como un lamento gitano aquel enrarecido “ora pro nobis”, repetido una y mil veces, y que parecía salir astillado por las rendijas de las persianas y las celosías del piso superior. --¿Subimos? --Vale.

En principio dudamos sobre la conveniencia o no de entrar en aquella casa. Nos pudo la morbosidad, el aburrimiento, o las dos cosas a la vez. A Penicilinas le animó el hambre, ya que sabía que siempre podría echar algo al cuerpo, dadas las costumbres. Hay dos cosas, pensé, que encandilan a los españoles. La primera de ellas es la de mover cadáveres de un lado para el otro; la segunda, los uniformes y las gorraviseras. Ignoro el motivo. --Anda, pasa tú primero. Te conocen más. --Bueno. En la habitación donde yacía Ramiro Carramiñana sobre una cama con colcha de ganchillo, unas mujeres enlutadas gemían, hacían silencios largos, se abanicaban, miraban el cadáver, rezaban algo, y así toda la noche. Impresionaban los cirios puestos en las mesillas, que daban un aspecto tétrico. Unas moscas muy pesadas rondaban por la alcoba. El calor era también muy raro. En otra habitación con más luz, varios hombres, sentados en torno a una mesa camilla vestida de verde, y con un tapete de ganchillo parecido al existente en la cama del difunto, bebían anís “Las cadenas”, brandy “Tres cepas”, “Machaquito” y licor “Izarra”, que hacía juego con el tapete. Una vela a medio consumir alumbraba las imágenes de los santos Teopompo y Sinesio, quienes miraban al cielo con cara descansada, como después de utilizar el “Laxén-Busto” con aprovechamiento. Al lado de los santos, un diploma de “Corte y Confección” ponía la nota académica a la noche serena y cálida de espantos. En la otra pared, un anuncio de “Hipofosfitos Salud” servía de soporte a un calendario raquero. - 41 -


Rincón Literario

--Haga el favor, hombre, me acerque la escupidera. --Sí señor. --¿Hace un “Machaquito”? --No señor. --¿Es usted abstemio? --Puede... El diploma de “Corte y Confección” había sido expedido por la Academia Elegance a la señorita María Carrodilla Carramiñana del Río, por la aplicación demostrada durante el curso 1947-48, según rezaba, en la calle Cuatro de Agosto, 4, de Zaragoza. O sea, en El Tubo. En otro rincón, sobre una máquina de coser “Singer”, estaba colgado el retrato de primera comunión de Tolentino Carramiñana del Río, hermano de la anterior, hijo del difunto y que, ahora, pasado el tiempo, ejercía con aseo la venta de lencería fina de la casa “Cañamares, S. en C.”, por la parte e Osorno, provincia de Palencia. --Capicúa. --¿Mande? --La academia. Lo pone ahí. --¡Ah!, pensaba... En la calle Estrecha seguía tocando el fagot el ciego. Ahora intentaba “Lilí Marlén”, en Do sostenido, con los ojos en blanco, como los santicos liliputienses. Un vecino, que se servía otra copita, ahora de “Izarra”, dijo que impresionaba Ramiro sobre la cama, con traje oscuro y la boina calada hasta las orejas. Yo nunca había visto de cerca el rostro de un difunto y hervía de curiosidad. Como sólo había un sitio disponible, se lo cedí a Penicilinas. Le

resultaría más fácil arrimarse a las rosquillas. Me quedé de pie, junto al quicio de la puerta. Entonces, y aprovechando que don Mamertino llegaba en ese momento y quería ver el cadáver de Ramiro, me colé de rondón. Casi me desmayo. Entre la oscuridad, las velas, la falta de ventilación y aquel raro olor a no sé qué, se me cambió la color hasta semejar una de esas muñecas de porcelana china. El movimiento sinuoso e intermitente de las velas conseguía que pareciese que Ramiro respiraba a tumbos. Su desconsolada viuda, Petra del Río González, lloraba a calzón quitado. Se había maquillado y tenía boquita de piñón. De la cama del difunto pendía una gran cruz de metal que casi daba en el suelo. En la pared, a un lado, estaba la foto de boda en blanco y negro, retocada y coloreada por un aprendiz. No eran ni parecidos, ni - 42 -


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--Sí señor. --Queso también. --Sí señor. Del cuarto de al lado salió un gemido insufrible, coincidiendo con los Misterios Dolorosos del Santo Rosario. --Anda, se hace tarde. Penicilinas se levantó de la silla a regañadientes, tras haberse metido entre pecho y espalda dieciséis magdalenas, siete rosquillas, tres vasos palmeros de mistela y una copita de “Izarra”, por no hacer un feo. El tío del fagot, hermano de Giselda, había cambiado ahora el ritmo y se inclinaba por una milonga. La luna parecía tonta, con cara redonda de carne con ojos. --Eres un capullo, Mamertinito. No piensas más que en comer. los hubiese reconocido la madre que los parió. Las prendas de ganchillo atafetanadas, como la del tapete del cuarto de estar, o la de la colcha del difunto, las enviaba desde caracas una hermana del tío del fagot, Giselda, dueña de una casa de lenocinio, que había marchado a América cuando salió huyendo de Franco y coincidiendo con la toma de Barcelona por las tropas nacionalistas. En Caracas conoció a Pepito Acuña, nada más desembarcar en el puerto y despedirse del vapor Escolano, que la había llevado sin ahogarla. Cuando escribe cada año, por Navidades, utiliza palabras que no entendemos los de aquí, tales como chavetado, campisto, percusio, monifato, zarandajo, sariposo... --Haga el favor, hombre, me pase una rosquilla.

--El que come, escapa. A Penicilinas le había puesto el cura al nacer el mismo nombre que tenía el farmacéutico. Los motivos eran dos: uno, por darle coba al jefe; y, dos, por ver lo que caía. Y cayó una estilográfica “Pelikán” con plumilla de oro, y un lote de medicamentos compuesto de seis cajas de “Hepalcrudo forte”, tres cajas de “Ceregumil” y una lata de congrio en vinagre, de “Alfageme y Cía”. Vigo. España. Lo de la meretriz piadosa bien merecería capítulo aparte, aunque sabe Dios que el tío del fagot era la sapiencia personificada y que, cuando contaba algo, sólo el día de San José, lo hacía con elegancia, exento de jactancia y, únicamente con deseos de enseñar al que no sabe. Era hombre de mundo, amarrado ahora al oscuro - 43 -


Rincón Literario

rincón por la ceguera. --Maestro, ¡qué bien se está callado! --Mejor se está sin decir ná. Pues resulta que aquel año se inauguraba la fuente de cinco caños en La Almunia de Doña Godina y, contaba el tío del fagot que apareció por ese lugar el Gobernador Civil, que era un falangista de la primera hornada, un tal Pardo de Santayana, con un rabo de guardias civiles. Por aquellas fechas, el tío del fagot tuvo que ausentarse del pueblo y marchar hasta La Rinconada, cerca de Sevilla. Hizo una escapada y estuvo dos días hospedado en una fonda de la calle San Eloy, cerca de Sierpes. En la Alameda de Hércules, o en la calle Feria, o por allí cerca, conoció a una mujer de bandera que hacía las esquinas, pero con salero, no como esas otras que se quedan como un saco de patatas fritas esperando que te desahogues cuanto antes. Y el tío del fagot, que siempre presumió de hombría y carajo se marchó con ella, ya sabes, a esas cosas... Para qué te voy a explicar, si tú tienes pelos en los cojones. No veas, escucha, cuando subieron las escaleras y dieron con el ático de la dama. Un cuarto oscuro, con un catre destartalado, una mesilla de noche que no te quiero ni contar y, para acabar de enredarla, una santa, o una virgen, que todas se parecen, con lamparillas de aceite, sobre un altillo. Pero no es eso lo peor. Para mis entendederas, aquello era como lo del baile aquel, con el gamberro de marras, la cortina que se cae; vamos, un caso. Total, a lo que iba, que la tía se desnuda y se queda en porretas sobre el jergón. Pero al otro lado de la cortina salían unos quejidos negros muy lastimeros. El tío del fagot se empezaba a poner nervioso y, según me dijo, ya no tenía ganas más que de marcharse. Hizo de tripas

corazón, se metió en la cama con ella y sin poder resistir la curiosidad por más tiempo preguntó qué era lo que pasaba al otro lado de la cortina. “Nada –le contestó la rabiza--. Ahí está mi madre agonizando desde hace seis semanas”. Mira, escucha, el tío el fagot se puso los pantalones, salió a la calle, pilló un taxi, regresó a La Rinconada y nunca más volvió por Sevilla, ni tan siquiera cuando le tocó el viaje aquel de la Caja de Ahorros con todo pagado. Prefirió, eso sí, conquistar en el pueblo a la criada del farmacéutico, que era de Siétamo, y hacer lo que se pudo, hasta el día en que la echaron de casa por sisar en la compra. Amanecía cuando nos íbamos a dormir. Faltaban pocas horas para que Ramiro recibiera sepultura. El tío del fagot había guardado el instrumento en su estuche. Estaba fatigado de interpretar aquella cálida y larga jornada. Necesitaba descansar, consciente de que nada es tan llevadero como un gustoso hartazgo de música de viento en el silencio mudo de la noche morada.

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Personajes: Señor B Señor A Señor N Señor C Señor O Señor S Jacinta, secretaria

Por Joaquín Martínez

Alfredo, conserje Luisa, mujer del conserje - 46 -


Escena Primera En una sala de reuniones. La mesa es larga, rectangular. Hay una pantalla blanca. Las sillas son cómodas, forradas de terciopelo morado. La luz penetra a través de los ventanales. Se hallan en la última planta de un edificio con fachada de cristal. B.- ¿Están todos listos? ¿Abrimos la sesión? A.- Ábrela, ábrela, apreciado B. N.- Ellos pierden, nosotros ganamos.

Esa es la sesión de todos los días. C.- Je, je. Parecen tontos. O.- Corrijo, estimado señor C. Son tontos. S.- Y nosotros, siempre más, más; y ellos, siempre menos, menos. ¡Qué listos somos! ¡Qué tontos son! Los seis hombres, vestidos de banqueros, digo, de ejecutivos, sonríen a un mismo tiempo, se hurgan la nariz a un mismo tiempo, se rascan la barbilla a un mismo tiempo. Parece que estuvieran sincroniza- 47 -


La Ñ del Profesor

dos. O.- ¡Qué listos somos! ¡Qué tontos son! N.- ¡Qué tontos son! ¡Qué listos somos! Los 6 a coro.- ¡Somos los más listos! ¡Somos los más listos! ¡Somos los más listos! B.- Bien, ¿cuál es el orden del día? S.- El orden del día es el siguiente: en el mundo no hay orden. A.- Corrijo, estimado señor S. En el mundo hay un orden, el nuestro. S.- Eso no es orden, eso es... O.- ¡Ganancia! C.- ¡Beneficio! B.- ¡Provecho! N.- ¡Rendimiento! S.- ¡Saqueo! A.- Ejem... saqueo, sí. Pero legal. S.- Los poderes públicos nos apoyan. O.- Las leyes nos bendicen. C.- Si alguien que no sea nosotros gana un poco, cambiamos las reglas y le robamos ese poco.

aún quedase algo por repartir, sabed que los perros de acá comen mejor que los niños de allá. Los 6 a coro.- Ja, ja, ja. N.- Ahora, la mitad no se conforma con un coche, compran dos. Rodad, rodad, cochecitos. Cada minuto que pasa, ganamos, ganamos, ¡oh!, me tiembla la voz al pensar lo que ganamos con esos, con esos cochecitos. Los 6 a coro.- Ja, ja, ja. ¡Son tontos! ¡Son tontos! C.- ¿Vieron ayer la tele? La tele solo dice lo que nosotros queremos que diga, lo que nosotros queremos que mienta, lo que nosotros queremos que manipule. Los 6 a coro.- Ja, ja, ja.

N.- Poco a poco, nuestro montoncito se hace montón.

O.- ¡No es posible que todos ganen a la vez! ¡No es posible que todos pierdan a la vez!

A.- Poco a poco, ellos se quedan en la ruina.

Los 6 a coro.- ¡Qué tontos son! ¡Qué listos somos!

B.- Ahora, la mitad vive con el agua al cuello. Los 6 a coro.- Ja, ja, ja. A.- Ahora, la mitad enferma de cáncer; la otra mitad es adicta a las pastillas; y si

S.- Sí, pero... ¿cuánto durará esto? B.- El tiempo que la secretaria tarde en traernos nuestro café. A.- Y nuestro purito.

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N.- Y nuestra copita de coñac. C.- Por cierto, ¿está buena la secretaria? ¿Alguien la ha probado fuera de la oficina? O.- Yo. Los 6 a coro.- ¡Y yo! Tocan tímidamente la puerta. Los 6 a coro.- ¡Adelante, Jacinta! ¡Adelante, guapita! ¡Es usted tan buena! ¡Es usted tan cordial! ¡Es usted tan moza! Entra la secretaria. Lleva en una bandeja 6 copas cargadas de licor, 6 tazas de café, 6 puros largos y finos. Da la vuelta a

la mesa; delante de cada personaje se inclina torpemente procurando no volcar la bandeja. Repite la operación tres veces. A la cuarta vuelta empieza a servir las copas, tazas y puros. Le cuesta no poco esfuerzo mantener el equilibrio. Escena segunda En la garita del conserje. Hay una mesa camilla con faldas y brasero. El inmobiliario es pobre. Colgadas en la pared, varias fotos de un joven soldado muerto hace poco en una escaramuza en Afganistán. Habla el matrimonio. Alfredo.- Esos canallas se lo llevaron.

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La Ñ del Profesor

Luisa.- No pudimos hacer nada. Por propia voluntad se había alistado en el ejército. Creía que la realidad era como en los video-juegos, donde aunque te cosan a balazos siempre sales indemne. En seguida lo trasladaron a ese país con el resto de la tropa. Durante dos semanas combatió contra los talibanes. Pero a la tercera nos lo devolvieron metido en una caja. Ya nunca saldrá de ahí. ¡Ay, mi pobre Julián! Alfredo.- Los de arriba tienen la culpa. Nosotros, que vigilamos la puerta por donde entran y salen con el aire ufano de quien acostumbra ganar todas las apuestas, lo comprobamos día tras día. ¿Cuántos mensajeros mandan a la embajada, al ministerio de la gobernación, al palacio real, a las oficinas del Banco Central, al Senado? ¿No es cierto que todas las semanas dejan bien claras sus consignas dictatoriales? ¡Pobre del que no obedezca al imperio del dinero! Esos banqueros disponen de emisarios, matones, espías, bandidos, delatores... Te dicen: «obedece, contribuye a la causa del Poder Único, aporta tu granito de arena para que los de abajo se hundan más y para que nosotros subamos todavía más, y tendrás tu parte en el pastel». Los políticos se corrompen. Los periodistas siguen al amo, dueño de sus periódicos, televisiones y cadenas de radio. ¿Cómo va a haber denuncia si la voz pública tiene propietario? ¿Cómo va a haber política común si el común de los políticos está al servicio de los funambulistas de la plata y el petróleo? Luisa.- No les perdono la muerte de mi hijo. No les perdono lo que han hecho con la sociedad. La han dividido en dos grupos: los egoístas y los ambiciosos. La han secuestrado. La han privado de tantos valores que ahora el ser humano parece más bestia que humano, más ladrón que

persona, más granuja que ciudadano corriente. Alfredo.- Ellos. Ellos. Ellos deberían responder de sus actos criminales. Y nosotros, también, por dar nuestro apoyo a sus guerras de interés y sus guerras por el petróleo; por salir a la calle con una idea fija: comprar las basuras de plástico que ellos nos venden a montones. Llaman tímidamente a la puerta. Luisa.- ¿Quién es? Jacinta.- Soy yo. Alfredo.- Pasa, pasa, mujer. ¿Te han tratado bien los señores? Entra la secretaria. Su vestido está roto. Diríase que una horda de salvajes la ha violentado. Jacinta (con voz quejumbrosa).- Pobre apellido mío... ¡Esta mancha es lo que queda de mí! (se derrumba). El matrimonio se precipita para levantarla del suelo. Alfredo.- Mujer, llama al médico. Luisa.- Voy (se acerca a la puerta). Alfredo.- ¡Ay, solo una revolución podrá parar esto! ¡Qué triste haber llegado al estado en que estamos! Se cierra el telón.

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Don Antonio Pascual de Borb贸n, o las extravagancias de un Infante Por Jos茅 Ram贸n MIRANDA

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n el número 6 de Visiones de la Antigüedad, correspondiente al pasado mes de enero de 2011 y bajo el epígrafe “Antonio Pascual: un infante controvertido”, hacía referencia, entre otras cosas, a un episodio rocambolesco narrado por don Natalio Rivas Santiago en su primera parte de su “Anecdotario histórico contemporáneo” (Editora Nacional, Madrid, 1944). Los lectores recordarán que se aludía a una carta que el infante envió a su sobrino, el rey de España Fernando VII. Documento que existió en el Archivo de los condes de Oñate. Pues bien, en el número 14, nueve meses más tarde, vuelvo a la carga para trasladar al lector otro episodio de ese mismo personaje, extraído esta vez de la cuarta parte del “Anecdotario” de don Natalio, (Editora Nacional, Madrid, 1949, pp.155-157) correspondiente a una edición de muy pequeña tirada y desgraciadamente agotada en las librerías. Bajo el epígrafe “Extravagancias de un infante”, don Natalio cuenta: “El Infante Don Antonio Pascual, hermano de Carlos IV, era un santo varón, pero de tan pocos alcances, que se le ocurrían las cosas más peregrinas que puedan imaginarse. Sin malicia alguna su espíritu infantil adoptaba los acuerdos más raros que él, con inocencia impropia de un hombre de su edad, disfrazaba de medidas de recta justicia. A raíz del motín de Aranjuez de 19 de marzo de 1808, que produjo la abdicación del Rey y el entronizamiento de Fernando VII, éste, que fue tan listo y despejado como socarrón, nombró a su augusto tío coronel de la guardia de la real persona.

Envanecido con su cargo el embobado Infante, solamente para dormir se despojaba del ostentoso uniforme y sometía a diario a sus subordinados a los más ridículos ejercicios, ocasionándoles innecesarias molestias. Fernando puso coto a tales demasías ordenándole que dejase tranquilos a los guardias, no utilizándoles más que para los actos de servicio que estaban bien señalados en la ordenanza. Contuvo su vanidad ante el regio mandato, pero deseoso de intervenir en todo, como propusiera el Rey que había que designar tres grandes de España que fuerana saludar a Napoleón y rendirle pleitesía, él se adelantó a señalar para ello a los Duques de Frías y de Medinaceli y al Conde de Fernán-Núñez -no fue Ducado hasta 1817-. Hizo la propuesta, y para justificar su acierto en la elección le dijo al monarca: ‘Los tres son guapetones, muy derechos, hablan con mucho primor y saben de corrido la lengua francesa mejor que tú y que yo’. La llegada de Fernando VII a Madrid procedente de Aranjuez, el 24 de marzo, fue una verdadera apoteosis. Jamás hubo rey en España más idolatrado por su pueblo que lo fuera él en aquellos breves días. Entonces se le nombró el Deseado sin hipérbole alguna. El odio, quién sabe si del todo justo, que había despertado Godoy, contribuyó mucho a aquella explosión frenética de entusiasmos. La carretera del Real Sitio, desde más de una legua antes de llegar a Madrid, estaba llena de una muchedumbre que a pie, a caballo o en coches esperaba la llegada del Soberano con un afán rayano en el fanatismo. No hay que decir que toda la capital estaba engalanada y - 55 -


que había dicho a sus compañexxxtándole ros de servicio que en Francia los tuertos

que desde Atocha tardó el Rey en llegar a Palacio más de cuatro horas.

De aquel regocijo participaba el Infante Don Antonio Pascual con más intensidad que todos y quiso mostrarlo realizando actos de clemencia, pero, como se verá, hasta para ser munífico y generoso incurría en el ridículo.

que tenían dinero para costearlo suplían la falta del ojo con uno de cristal, y como uno de sus colegas, al escucharle, le dijo que era un embustero, él, ofendido, le dio una bofetada.

Una de las sirvientas de su cuarto, a la que tenía confiada la misión de que espiara la conducta del resto de los servidores, acusó al mayordomo de haber realizado el acto nefando de que, al caerle el pan de la mano mientras comía, al recogerlo del suelo no lo había besado.

Dispuesto el Infante a administrar justicia, pero en la forma que creía más benévola, conmutó el castigo que en vida normal les habría aplicado con extrema dureza, condenando al que no besó el pan a que durante tres días consecutivos lo besara cada vez que lo llevase a la boca. Y al que contó lo del ojo, a que besara la mano al abofeteado y declarase ser mentira que en Francia usaran los tuertos un ojo de cristal.

Otra denuncia hizo contra un mozo de cuadra de nacionalidad francesa, impu-

El mayordomo cumplió la sanción, pero el francés desertó de Palacio y se

Con dos mercedes quiso solemnizar el fausto acontecimiento. Veamos cómo:

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Visiones de la Antigüedad

alistó como soldado de caballería en el ejército imperial que, bajo el mando del mariscal Murat, cuñado de Napoleón, acababa de llegar a Madrid. Ambos episodios fueron publicados en el Moniteur, en París, aquel mismo año. Las excentricidades que conozco de aquel pobre Infante serían interminables de contar. Era honrado, patriota y religioso hasta el misticismo, pero de luces tan escasas, que sus ocurrencias eran motivo de hilaridad.

La Universidad de Alcalá de Henares tuvo la debilidad de otorgarle la borla de ‘Doctor honoris causa’, y Fernando VII, desde aquel día, siempre le llamaba burlonamente Mi tío el Doctor”.

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Tejiendo Agua Por Óscar García Teijeiro

Tan lejos...

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quí estás, pequeña y vana criatura. Nacida en las profundidades de esa amalgama de sentimientos llamada ser humano, del tejedor de sueños un mero hilo sin principio ni final. Libre y suelto; perdido. Errante ave nocturna de probada maldad. Silente sombra recostada contra la blancura perfecta de una pared raída por el agua e infestada de agujeros provocados por las ratas. Y lloras en la noche. Tus lágrimas heladas surcan tu inerte rostro de ojos hundidos,

mirando siempre al infinito. La soledad es afilada cuchilla, cuya mala costumbre de no asesinar de inmediato a su víctima se traduce en un cuentagotas imparable de sangre y agonía. Pero respira, empuja una vez más para seguir tumbado en el vacío. Muerto en vida. Tan sólo las crecientes muescas de Cronos en tu efigie marchita te harán consciente del eterno tormento al que has decidido someterte. Mas no te queda elección. Tu camino es demasiado estrecho.

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Tejiendo Agua

Aún escucho las notas exangües de tu piano mancillado, cuyas teclas amarillentas acusan en demasía el paso del tiempo. Sus sonidos estrambóticos cortan la noche sin pudor, mientras los árboles recortados contra la Luna danzan en estoica liza contra el viento. El tejado de tu nido de infamia da cobijo a las criaturas más abyectas, de cuyo origen bien podríamos hablar largo y tendido. Y, sin embargo, todas te temen y mantienen la distancia. Pues ni en la propia sombra, entre iguales figuras difusas, hay asomo de compañerismo y amistad. Solitario para siempre. Para siempre y nunca jamás. Quizás tus composiciones de muerte y decadencia alivien tu pesar, pero el sonido se escapa, entre los dedos, entre las manos. Y al final sólo queda un hombre encorvado, aporreando un cacharro desafi-

nado. Estúpidas quimeras persigues, que muchas de ellas ni se dignan a devolverte la mirada. El descuido y el hastío. El miedo a vagabundear eternamente por un sendero sin sentido, de extraños arbustos antropomórficos y aterradoras imágenes fugaces, sin consistencia más allá de un parpadeo nervioso. Tantos olores, tantos colores. Pero sólo uno: el negro. Pero sólo uno: el olor a polvo, a tejidos apolillados. Pero qué malnacidas son las flores que acarician tus pies descalzos ahora. Sus pétalos cenicientos se han convertido en la única alfombra para tu ser abandonado. Y aunque de momento se quedan calladas, mudas ante tu solitario avance, entre ellas murmullan en secreto viles planes para derrocarte. Para succionar de tu existencia hasta el último hálito de vida pálida. - 60 -


Visiones de la Antigüedad

¿Qué has hecho para merecer esto? Nada, amigo mío. Simplemente ser diferente, luchar contra el común sinsentido de tus semejantes. Y digo semejantes por decir algo, porque las palabras rehúyen mi discurrir con facilidad al hablar de esto. Bien lo sabes, pues de no ser así todo sería diferente. Entonces, arañas el vacío con tus largas zarpas. Gimoteas en la noche, bajo las sombras de altos muros de piedra húmeda. Que la lluvia moja tu cara y te hace cómplice de sensaciones nunca antes experimentadas, pese a que cientos de años cortejan tu pasado, bajo soles radiantes y carentes de belleza, bajo torrenciales chaparrones de singulares e inigualables gotas de agua. Murmullas vocablos sin sentido, buscando un ser que te devuelva la palabra... Pero eres una sombra en un mar de sombras. Nada más. Vacío.

Tan lejos. El último habitante cuerdo de una historia teatral de desdichas e intrigas palaciegas. Ignominioso futuro te espera, detrás de los gruesos barrotes de una cárcel al aire libre. Saboreando impotente tu muerte en vida. Entre tantas bocas abiertas en espantosas muecas. Entre sonidos que taladran el cerebro... Vestido con harapos, para nada comparables con el manto dorado de la falsedad. Perdido entre una multitud que te observa… y no te ve. Simplemente, solo.

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Has vivido tanto y sigues sin saber. Y sigues sin comprender. Abandonado por los últimos marineros de una tribu en vías de extinción. Que ellos ya se han marchado largo tiempo atrás a nuevas tierras que explorar, cambiando el líquido elemento por etéreos cielos. Pero tú te has quedado aquí, encadenado a la tierra que te vio nacer, encadenado a la multitud que grita y se mueve como marea sanguinaria. No ha llegado tu hora. Uno entre tantos. Diferente, pero uno más, sin importancia, entre la informe masa de criaturas voraces que no cejan en su empeño de ignorarse con recíproca maldad. Entre la algarabía de un mercado de carne y espíritu, digno rival de las macabras prácticas que has visto con tus propios ojos en templos arcanos, hoy ya olvidados. - 61 -


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 Eulogio Gelónida Cronista 

Working Class Heores Las huelgas que trajo Franco

Por Alejandro García Alamán - 64 -


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n estos azarosos tiempos donde bancos privados tratan de recuperar sus ruinosas inversiones en deuda privada convirtiéndola en pública por la vía de meter mano al bolsillo de la res idem (es decir, el suyo y el mío), resulta bastante chocante comprobar las diferentes respuestas de las clases trabajadoras europeas ante la avalancha de recortes sociales destinados a pagar las alcabalas a su Majestad Emilio I de la casa de los Botín. Abrumados los currantes bajo una pila

de reiterativas peticiones de flexibilidad y moderación salarial, las sucesivas reformas laborales van podando el arbustito de los derechos del trabajador hasta dejarlo en un triste bonsái, mientras el dinero se transforma en aire caliente elevándose más y más hacia las capas más altas. Ante semejante panorama no es extraño que la protesta y la conflictividad social se hayan extendido por la Europa de los 437 cual Belén Esteban por parrilla de Tele 5. Sin embargo, hay una curiosa excepción - 65 -


Eulogio Gelónida, Cronista

ta no va más allá de permanecer sentadas esperando que las mesnadas del sheriff de Nottingham no reparen en ellas y pasen de largo sin llevarse el ganado o las hijas.

Un clásico de la novela de terror, hoy en día descatalogado

cultural. Me refiero, obviamente, a este Conglomerado Ibérico de Pueblos Cabreados No Portugueses, también conocido como España. La preocupante falta de músculo del movimiento 15-M, al parecer indeciso a la hora de pasar a protestas de más calado y contundencia, la descorazonadora conversión final al perroflautismo asambleario y la incapacidad aparente que demuestran los estudiantes y jóvenes parados para atraerse a las masas “obreras” (entiéndase obreros de cuello blanco, a estas alturas de la película los del mono azul quedan pocos) reducen su impacto social a poco más que una pataleta. Más de uno se preguntará, si traspasa el velo de la opacidad informativa y contempla las movilizaciones en otras latitudes, por las causas de esta flojera de las clases populares españolas, cuya respues-

Como suele pasar, para ello se acude raudo y veloz a la historia, en este caso reciente, en busca de explicaciones y con lo primero que se tropieza cualquiera es con el socorridísimo franquismo. Ya está, claro, es lógico, lo encontré; tantos años de represión y dictadura convirtieron a los españoles en una especie de zombis que agachan la cabeza y se tragan todo lo que caiga desde arriba. Ciertamente la época de Franco introdujo en la vida social hispana un importante grado de aceptación pasiva como herramienta de supervivencia. ¿Fin del artículo? No canten victoria tan pronto…si así fueron las cosas de verdad, ¿de dónde vinieron todos esos derechos laborales que ahora nos recortan sin pudor alguno? ¿El Estado del Bienestar en España de dónde salió? Algunos liberales de toda la vida podrían argumentar que el Generalísimo, en su infinita bondad, reparó en las desventuras de los pobres y por propia iniciativa se dedicó a instaurar seguros de desempleo, pagas extras, vacaciones y todo lo demás. Obviamente esto es un ejercicio de teletubbismo sólo comprensible en aquellos que continúan pensando en el franquismo como ese lugar feliz de arcoíris rojigualdos y unicornios azul marino con bigotito. Como ya sabemos en esta revista, los altruistas en la historia se cuentan con los dedos de un muñón, y menos si el presunto altruista ha - 66 - de miles de pasado por algunos cientos cadáveres para auparse a lo más alto. Para encontrar por tanto la respuesta a este enigma, nos veremos obligados a adentrarnos en una jungla, una auténtica caja negra de la historiografía hispana, ese - 66 -


Visiones de la Antigüedad

bloque granítico de unos cuarenta años de duración, el Mito de mitos, al fin en esta sección; la dictadura de Franco. La percepción que se tiene en la calle de esta época oscila entre unos cuantos tópicos o lugares comunes, pero compartiendo una característica común: la apariencia de inmutabilidad. Para unos cuantos nostálgicos suponen cuatro décadas ininterrumpidas de orden, estabilidad y ausencia de paro o criminalidad donde no ocurrió nada que se saliera de lo que Dios y la Patria mandan. Para otros muchos, existe un evidente bloqueo psicológico ante la simple contemplación del franquismo y eluden patológicamente un periodo negro de noche sin fin; las dictaduras no tienen muchas simpatías, comprensiblemente. Así, lo que se conoce generalmente de la dictadura es lo mal que se pasó en la posguerra y derechitos desde ahí ya se muere Franco y vienen Juan Carlos I y Suárez a salvarnos del Caos y las Tinieblas, todos nos damos la mano en amor y compañía y el mundo entero nos admira. Para los más…bueno, directamente esos no tienen ni pajolera idea de lo que ocurrió cuando sus padres o abuelos aún tenían pelo. Resultado; el agujero negro de desconocimiento de una etapa tan decisiva y cambiante de nuestra historia es de dimensiones intergalácticas. Para acabar de arreglarlo suele ocurrir que cuando alguien se aproxima lo hace desde una perspectiva muy politizada de antemano. Y esto no puede ser, así que vamos al lío, para qué tengo yo una sección en esta revista si no. Les advierto que paradójicamente y pese a lo que pueda parecer no voy a entrar demasiado en política, sólo lo estrictamente necesario, porque cae bastante lejos de la intención del artículo, y en cuanto entremos en harina verán porqué. Legiones de

tertulianos nos han transmitido, mientras devoran bandejas repletas de canapés y se adulan unos a otros, la distorsionada imagen tardofranquista de los estudiantes universitarios (casualmente ellos mismos) corriendo delante de los grises como Únicos y Oficiales Representantes de la Oposición al anterior régimen, los héroes de la lucha contra la Lucecita de El Pardo. Hay que tener mucho cuidado con esta distorsión autoglorificadora; las protestas estudiantiles existieron, desde luego, desde finales de los 50 y cobraron mucha importancia en los estertores del franquismo, pero se trata de una oposición puramente política y minoritaria. Sí, amiguitos, la población universitaria en aquellos años no era como ahora, donde todo el mundo puede frecuentar el bar del campus; se trataba de los vástagos de gente por lo general acomodada y mayoritariamente afecta al régimen. La oposición estudiantil proviene de las mismas entrañas del franquismo: tras las algaradas de 1957 ilustres apellidos de victoriosas familias patearon las cárceles peninsulares buscando a sus nenes, impasible el ademán. Sin embargo, existió una oposición constante, firme, espontánea, valiente y aunque de carácter mucho menos político, a la postre bastante más efectiva. Esta oposición ha permanecido durmiendo el sueño de los justos durante años, insuficientemente tratada, desconocida para el común de los mortales, condenada al anonimato y al ostracismo puesto que no está plagada de prohombres destacados ni de importantes nombres. Esta oposición consiguió plantar las semillas del Estado del bienestar en España a costa de mucha sangre, sudor, hostias como panes y aquello de lo que nos gusta tanto pensar que es el producto interior bruto indígena; mi- 67 -


Eulogio Gelónida, Cronista

les de pares de cojones. Con ustedes una breve historia de la conflictividad laboral durante la dictadura. Que no fue en absoluto testimonial ni pequeña, de hecho no sé si sorprende más la magnitud del fenómeno (durante unos cuantos años fue la más alta de Europa) o la habilidad de las autoridades de entonces y las de después en camuflar esta realidad pasando por encima de ella con un grácil saltito. Pero empecemos por el principio.

Acto I: Represión y autarquía. Prácticamente desde el inicio del Alzamiento, los militares sublevados tenían muy claro cuál iba a ser uno de sus objetivos principales: “erradicar” de España la “enfermedad marxista”. Desde luego, al menos hasta 1947 se emplearon a fondo para conseguirlo; a la represión de retaguardia llevada a cabo por las entusiastas milicias falangistas y carlistas le siguió un metódico terrorismo de Estado de la mano de los Tribunales Militares, que con la Causa General en la mano no daban abasto para crujir a tanto rojo real o imaginario. Las cárceles españolas, con capacidad para 20.000 reclusos, alojaban una cifra imposible de conocer con exactitud pero que oscila entre 200 y 400 mil presos políticos. Los ejecutados se cifran entre 100 y 150 mil en el periodo 1936-1947 según a quién se lea, y los exiliados superaban el medio millón, aunque una buena parte acabó volviendo. La represión no se termina ahí, sino que incluyó una amplia depuración de funcionarios públicos, sobre todo en la enseñanza y la judicatura (que fueron sustituidos por curas y excombatientes, respectivamente) pero que también llegó a capas más modestas, como los servicios municipales. Así que cual-

quiera que les venga con el cuento de que es heredero de la izquierda derrotada en 1939 seguramente les estará mintiendo o exagera para legitimarse. Hay que decirlo muy alto, claro y contundente para que no haya lugar a dudas: la magnitud de la represión franquista en los primeros tiempos desarticuló a la oposición política desde el centro hasta la extrema izquierda y la redujo a un estado de lamentable impotencia del que ya no salió. Lógicamente este programa “depurador” incluía los cuadros de mando de algunas empresas, que fueron también purgados y se procedió, cómo no, a- 68 la -represión y encuadramiento de la fuerza de trabajo, sospechosa de izquierdismo. Los principios que rigieron la economía española estaban indisimuladamente calcados del corpus doctrinal fascista italiano; los militares - 68 -


Visiones de la Antigüedad

do de éxito al convertirse en el Partido Único, una vez fusionado con los otros ilusos aliados del franquismo; los carlistas. El Frankenstein este bautizado como FETJONS pronto se encontró ante la realidad de que, pese a su apariencia de poder omnímodo y pilar básico del franquismo, era marginado en muchos ámbitos por los militares, que para eso habían ganado ellos la guerra y se habían enseñoreado del país. Así que el papel de Falange se vio reducido a aspectos concretos de la sociedad española, entre los que se encontraba la regulación laboral.

vencedores, que no tenían ni zorra idea de economía, impusieron el ideal mussoliniano de la autarquía y la autosuficiencia en un país que se moría de hambre casi literalmente. Otro de los pilares ideológicos del fascismo era la negación de la lucha de clases y de la existencia de conflictos sociales. La aproximación a este ideario se alcanzaba a base de hostias a los obreros por parte del Estado, que intervenía las relaciones de trabajo. Y aquí hay que hablar de cómo organizaba la fuerza productiva el nuevo régimen, o lo que es lo mismo, del curioso caso de Falange y el nacionalsindicalismo. Así a lo bruto, se podría decir que el inicialmente minúsculo partido fascista fundado por Primo de Rivera Jr. había jugado un importantísimo papel como tonto útil durante y después de la guerra, fallecien-

El Fuero del Trabajo de 1938, fusilado (ejem…) de la Carta di Lavoro fascista, imponía una “organización corporativa” del trabajo, es decir, por ramas de la producción, prohibía las huelgas, que eran delito juzgado por tribunales militares y consagraba el papel del Estado como una especie de “Empresario Supremo”. Los empresarios eran los “jefes” (entiéndase en el sentido fascista de la palabra, como Duce o Führer) de la empresa y respondían frente al Estado de cualquier alboroto o protesta que sus currantes protagonizaran. De esta manera se forjó no sólo una relación asalariado-empresario de explotación sino también de subordinación neo -feudal, puesto que debían mostrarse leales y subordinados al patrón en todo momento; lo contrario te podía costar la cárcel y la marginación social. Siguiendo esta filosofía de que una vez disueltos a guantazos y vigilados los obreros, los conflictos laborales no existen, los sindicatos de clase desaparecieron y se obligó a todos los trabajadores a encuadrarse en lo que se conoce como Sindicato Vertical (u OSE, Organización Sindical Española). El encargado de poner en pie este peculiar edificio fue Gerardo Salvador Me- 69 -


Eulogio Gelónida, Cronista

Recordeu, nois, la violensia es una cosa muy fea. Barcelona, 1951

rino, que aparte de ser uno de los escasos palentinos que pululan por la Historia de España era bastante nazi el hombre. De hecho, lo suficiente como para que albergara planes para convertir el Sindicato en una fuerza autónoma y poderosa, lo que provocó que el pragmático generalito gallego se deshiciera de él y encargara la tarea al más manejable Arrese. Con ello, la teoría nacionalsindicalista se fue a la pragmática porra: el sindicato no estaba unificado (lo que viene siendo juntar patronos con obreros en la misma organización) más que en teoría, puesto que el asalariado era un monigote en manos de la patronal, ni era totalmente vertical, ni mucho menos dirigía la actividad económica. Eso quedó para el Estado, que para controlar de verdad el mondongo creó las Magistraturas de Trabajo, mientras que el sindicalismo falangista se convirtió en una organización burocrática dedicada a vigilar a

los respondones y a formar cuadros para el régimen. Con estos presupuestos se imaginarán que la vida del obrero español era tirando un poquito a lúgubre; la negociación colectiva desapareció sustituida por un paternalismo otorgado desde las alturas, traducido en un embrión de Seguridad Social, unas obras benéficas como leyes de Accidentes de Trabajo, famélicos subsidios familiares, seguros de Vejez y otras rudimentarias migajas de caridad. Esta completa ausencia de mecanismos legales para conseguir mejoras sociales coincidió con la etapa más oscura de la economía - 70 nacional; el primer franquismo y su estúpida utopía autárquica llevaron a España varias décadas hacia el atraso. Resulta francamente inexplicable de forma racional que las cartillas de racionamiento, procedimiento de emergencia en periodos de - 70 -


Visiones de la Antigüedad

desastre y anarquía, durasen la friolera de 13 años desde el final de la guerra si no es por la incapacidad de los responsables del asunto económico.

“entrismo”, que consistía en infiltrarse en los cuadros del Sindicato como Enlace para desde ahí dar salida a reivindicaciones laborales.

Dadas todas estas circunstancias, desmantelados los antiguos sindicatos y en plena represión, el malestar obrero por las pésimas condiciones de vida se limitó a una resistencia pasiva; abundan los informes sobre indolencia, desobediencia, fraude y “sabotaje”. Pero en 1947 dado el aislamiento internacional de la España franquista y las malas perspectivas de supervivencia del régimen, las redes clandestinas de UGT, PSUC y CNT organizaron una huelga abierta en Cataluña y el País Vasco, casi las únicas zonas industriales del país. Sin embargo fue el canto del dichoso cisne de las frases hechas: el fracaso de las maniobras de la minúscula oposición política monárquica o socialista en el exilio, el aflojamiento de la presión exterior, el afianzamiento de la dictadura y el declinar de la guerrilla comunista acabaron de finiquitar la acción directa de los escasos supervivientes.

Pero dejémonos de teoría y vayamos al meollo. A finales de 1950 el Consejo de Ministros decretó una brutal subida del transporte público barcelonés, más hiriente si cabe por el hecho de que una idéntica subida para Madrid había quedado congelada. Como todo el que conozca a algún catalán sabe bien, esta es la afrenta más grave que se les puede hacer: en marzo del 51 tuvo lugar un boicot masivo al tranvía, seguida por una huelga general convocada por los propios enlaces sindicales. Ni que decir tiene que la policía política se puso las botas en una actuación que sería la marca de la casa; politizar los conflictos y militarizar la represión de las huelgas. Cosa que a la larga será contraproducente para el franquismo porque conducía inevitablemente a la recíproca politización obrera, pero de eso ya hablaremos. Para el 24 y 25 de Abril la protesta se había extendido al País Vasco y Navarra, donde se sucedieron tres huelgas generales en Vizcaya, Vitoria y Pamplona. En Mayo le tocó el boicot tranviario a Madrid en señal de descontento por el alto coste de la vida. Todo esto en tiempos en los que twitter no existía y los Mossos de Felip Puig eran niñas del colegio de La Salle comparadas con el aparato represor franquista. Y como es lógico, nadie creía que manchar una chaqueta era un acto de violencia extrema digna de Al Qaeda. A pesar de las detenciones y las hostias recibidas, el precio del tranvía volvió a ser el que era, pero lo más importante no era eso; no sólo había hecho acto de presencia una forma completamente nueva y apolítica de resistencia al franquismo, con

Lo que no cambiaba era la autarquía, que en 1951 amenazaba con hundir definitivamente la economía nacional. Es aquí cuando una inesperada tormenta se desatará en los morros de los dirigentes franquistas. Barcelona, el País Vasco, Madrid, Pamplona estallarán espontáneamente en una protesta sin contenido político, puesto que estaban motivadas por el insoportable tamaño de los genitales que provocaba la miseria endémica española. Los protagonistas van a ser sustancialmente diferentes a los de la época republicana; el recién creado para-sindicalismo católico (las Hermandades Obreras de Acción Católica y la Juventud Obrera Católica) y la nueva política de algunos sindicalistas llamada

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Eulogio Gelónida, Cronista

sus tácticas y su organización diferente, sino que Franco tuvo que remodelar el gobierno y largar al ministro del ramo. La primera piedra para desmontar el disparate de la autarquía estaba puesta. El siguiente asalto tuvo lugar en 1956-57, justo después de la primera algarada de estudiantes que siguió a la polémica entre las familias católica y falangista de la intelectualidad del régimen. El objetivo seguía siendo la simple mejora de unas condiciones patéticas, sobre todo salariales, la organización mayoritariamente espontánea y ciudadana, los grupos clásicos como UGT o CNT, algunos falangistas o las HOAC pillados a contrapié y corriendo a salir en la foto y la geografía la que será habitual todos estos años: Cataluña, el País Vasco, Madrid y la cuenca minera asturiana. La mayoría eran obreros procedentes del campo, sin relación apenas con la tradición de la guerra civil y cuyas reivindicaciones eran de tipo práctico. Para conseguirlas, usaban profusamente la huelga y la formación de comisiones ad-hoc que después se disolvían. El aperitivo fue la huelga de Euskalduna del 53, pero en el 56-58 la agitación subió de tono muchos enteros y el rosario de conflictos obreros, principalmente metalúrgicos y mineros, se sucedió (SEAT, ENASA, Batlló, HispanoOlivetti). El Gobierno respondió de nuevo politizándolas, lo que tenía su lógica puesto que por un lado ponían en entredicho las bases nacionalsindicalistas y corporativas del Estado y su presunta armonía entre capital y trabajo, y por el otro alteraban el orden público, esencia del régimen. Otra vez bajo el aparente triunfo represivo el franquismo se batía en retirada; en 1958 se promulgó la Ley de Convenios Colectivos, que legalizaba la negociación laboral dejándola en manos de la OSE. Ade-

más, la reforma económica estaba en marcha, auspiciada por expertos internacionales e impuesta a Franco, que aceptó a regañadientes (“Haga usted lo que le dé la gana”, le espetó a su ministro de Hacienda) en vista de la cochina realidad que los obreros le mostraban. El Plan de Estabilización de 1959 mató el sueño económico fascista y puso a España en el camino del desarrollo que la Europa seria ya disfrutaba.

Acto II: Desarrollismo o muerte Bueno, pues nada, en pleno despegue económico pensarán ustedes que la agitación de los currelas remitiría, ¿verdad? Nada más lejos de la realidad. El reajuste económico que siguió a la estabilización trajo muchas apreturas a la población, pero la mejora posterior fue todavía más sangrante, ya que si bien los trabajadores eran muy conscientes de que se estaba produciendo el cambio, aunque sólo fuera por la abundante propaganda, no les llegaba nada a ellos. Y no en vano “¿Qué hay de lo mío?” es el lema nacional, al punto de que en esta bitácora creemos firmemente que debería formar parte de una futura letra del himno. Por si fuera poco, en los años 60 habían cristalizado, al calorcito de los enfrentamientos de los 50, las nuevas formas de actuación obrera. La fórmula mágica consistía en la infiltración y utilización de la OSE (enlaces sindicales y jurados de empresa) como forma legal de lucha, la huelga como ilegal y la formación - 72 de fugaces comisiones obreras para negociar puntos concretos, impulsadas por jóvenes obreros católicos y comunistas. Sí, como ya habrán adivinado este es el origen de la hoy omnipresente CC.OO. Mientras tanto UGT y CNT languidecían por su - 72 -


Visiones de la Antigüedad

Huelga sesentera en Cornellà City. Y pensar que yo he currado a 500 metros...

negativa a usar el “entrismo” como arma. La fiesta en estos años comenzó en primavera de 1962 con la gran huelga de la minería asturiana, de dos meses de duración y más de 60.000 participantes que terminó con 350 detenidos, 200 despidos, 126 deportaciones y un número indeterminado de “acariciados” por la policía. Se sumaron de nuevo Barcelona y el País Vasco para contabilizar unos 400.000 huelguistas de nada que reclamaban su parte del pastel del meteórico (y podría decirse que “involuntario” desde el punto de vista del poder) desarrollo económico. Arreciaban las reivindicaciones de mejoría de nivel de vida, recogidas en los informes policiales, y los actos de indisciplina. Únanle a esto que eran los años de negociación de convenios colectivos, proceso especialmente frustrante si tenemos en cuenta que la parte social la representaba la OSE, o lo

que es lo mismo, el Estado franquista. Que firmaba con la patronal a espaldas de los obreros (vamos, prácticamente consigo misma), por lo que éstos se veían obligados a lidiar tanto a patronal como a “representantes”, no siempre por los escasos cauces legales. Sin derechos de huelga, organización o asociación, los trabajadores se encontraban con la triple presión de una inflexibilidad empresarial que podía sancionar legalmente “indisciplinas”, una organización sindical oficial que velaba por la “normalidad laboral” y un poder ejecutivo que veía todo esto como un problema de orden público y a la mínima lanzaba a los grises a la carga. No sorprende que a partir de 1966 la conflictividad obrera vaya en imparable aumento hasta su apoteosis setentera, puesto que la única vía para salir de aquello era la militancia y el konflikto de klase. - 73 -


Eulogio Gelónida, Cronista

La minúscula oposición al franquismo en 1971. Manifestación en la SEAT

Canalizado sobre todo a través de las CC. OO., que aprovecharon bien un resbalón aperturista del responsable de la OSE, José Solís. En las elecciones sindicales de aquel mismo año, ensayaron un asalto en toda línea destinado a ocupar cuantos más cargos sindicales mejor. Solís se asustó terriblemente ante el crecimiento de la organización y en el 67 fue ilegalizada por el Tribunal Supremo que la tildó de “filial del Partido Comunista”, descripción que como hemos visto se queda bastante corta ya que estaba llena de católicos, socialistas e independientes. La persecución sólo sirvió para acrecentar la red de solidaridad alrededor de esta curiosa organización pseudo-sindical de tipo sociopolítico. Hasta los 70 el bicho creció y creció, apareciendo nuevos fichajes en otros sectores de actividad (textil, banca, sanidad, enseñanza) y otras zonas geográficas (El Ferrol, Valencia, Valladolid, Sevilla, Vigo) que se unieron a las de siempre, que me niego a volver a enumerar; mi cansinismo tiene un límite. Todo este desarrollo del activismo militante y el enorme crecimien-

to de la reivindicación laboral es el verdadero responsable de la elevación del poder adquisitivo de los trabajadores españoles y de las sucesivas mejoras en las condiciones laborales. Con mucho esfuerzo se estaba arrancando a un Estado dictatorial, que no dudaba en emplear la violencia indiscriminada para reprimir los “desórdenes”, todo un andamiaje de protección social y derechos laborales. No sólo eso, sino que el círculo vicioso del “tú me politizas, yo me politizo” facilitó que el centro del antifranquismo real pasara a ubicarse en las clases trabajadoras. Procesos cuya apoteosis tendrá lugar al final de la dictadura y su esclerosis un poco más allá … sí, paradójicamente. Veámoslo.

Acto III: Tardofranquismo y Modélica - 74 Transición Los setenta trajeron un recrudecimiento de la represión, impotente el régimen para buscar cualquier otra solución al marrón laboral que tenía entre manos. Empe- 74 -


Visiones de la Antigüedad

zaron a aparecer los muertos, en Granada (70), Barcelona (70,73) o Ferrol (71) y las consiguientes condenas internacionales. También apareció una sorpresita en forma de brutal crisis económica en 1973, que afectó a una economía como la española que crecía desaforadamente sobre bases más bien flojuchas. Las horas perdidas en huelgas superaban los 10 millones anuales por estas fechas y por una vez España lideró algún ranking en esto de la cosa reivindicativa. Estudiantes y asociaciones vecinales se unían a la fiesta; el franquismo se venía abajo en el terreno económico, social y laboral, así que poniéndonos en plan marisabidillo marxistoide, a la superestructura política le quedaban tres días. Igual que a la momia andante del Caudillo, que palmó el 20-N de 1975 dejándolo todo atado y bien atado como se nos recuerda cada poco desde diferentes altavoces. Frase tan ambigua que sirve para explicar cualquier cosa. En el incierto camino que se seguiría después, esta paciente obra de organización obrera iniciada prácticamente de la nada y con su tributo de sangre a cuestas, ocupaba el centro del escenario de la movilización social. La politización subió muchos enteros y había motivos para pensar que la cosa iría en aumento (en 1976 la huelga general de Vitoria acabó con 6 muertos a manos de la policía y la Guardia Civil), pero hete aquí que la Modélica Transición se basó en un rápido movimiento de las elites salientes, que pactaron con los líderes políticos surgidos de la oposición, elites entrantes escogidas por los primeros (la importancia del PSOE en 1974, cuando fue elegido secretario general el camarada Isidoro, era bastante relativa, por poner un ejemplo), lo que propagó una sensación de desencanto cuya puntilla fue el abrazo del oso que se dio

Carrillo, cabeza visible del PCE, con la Monarquía. Esperable, puesto que el tipo regresaba corriendo del exilio después de haber vivido como un pachá en la URSS o Rumanía mientras los nuevos comunistas ya hemos visto cómo se rompían los cuernos contra las porras de los grises. En 1976 se pactó el desmantelamiento de la OSE, que con el tiempo ha sido sustituida por dos organizaciones, UGT y CC.OO. que recuerdan sospechosamente a la misma canción pero esta vez a dúo (sé que soy malo pero…¿no les llama la atención que sus dirigentes siempre aparezcan juntitos?). Los “garantes” de la paz social, a los que tanto gusta presumir de ser los menos conflictivos de Europa, pareciera que estén cumpliendo el viejo sueño de la OSE. Así que la politización sobrevivió, pues hoy quién más o quien menos ve lo de sindicarse y la lucha por los derechos laborales como algo de sucios marxistas corruptos e impropio de gentes de bien, desprovista totalmente de contenido dado el papel conciliador de los dos godzillas sindicales preocupados de no molestar seriamente mientras hacen el paripé para justificar su subvencionada existencia. La actitud de estos sindicatos neo-verticales no hace sino prolongar el desencanto mencionado, lo que unido a la filosofía de la aceptación pasiva nos lleva al lamentable panorama actual. Y de esta manera por la vía del conformismo y el fatalismo se está dilapidando el Estado del Bienestar que nuestros padres pelearon en condiciones muy desfavorables. Mucho más desfavorables que las que hoy afronta el desganado 15M. ¿Que le parece un final muy triste? Y qué culpa tendré yo, si nací en el 72.

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Por Jos茅 Ram贸n MIRANDA

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eí hace poco un artículo de Bonifacio de la Cuadra en “El País”, en el que éste afirmaba que “María Dolores de Cospedal -secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha-, ataviada con la tradicional mantilla española en la procesión del Corpus Christi, tienen más tirón entre el electorado católico que todos los esfuerzos socialistas por mostrar su sumisión al Papa”. Es cierto. España, pese a ser un Estado aconfesional, y así lo señala la Constitución de 1978, sigue estando aspergeado con el agua bendita de poderosas supersticiones interiorizadas por la inmensa mayoría de ciudadanos. En este país “ devoto de Frascuelo y de María”, que dijera Antonio Ma-

chado, se dan diversas paradojas: matrimonios que no consideran conveniente bautizar a sus hijos por entender que es lo más “in”, pero que poco antes habían optado por lo mas “out”, o sea, se habían casado en el altar ante un sacerdote y poniendo a Dios por testigo basándose en que, de esa guisa, la boda resultaba “más lucida”; progenitores que sólo apuntan a sus hijos a clases de Religión en los colegios públicos hasta el día siguiente de haber celebrado con toda esa absurda parafernalia la primera comunión de alguno de ellos vestido de fantoche; familias enteras que jamás asoman al interior de los templos, salvo cuando acuden a una ciudad en calidad de turistas para hacer fotos de - 79 -


Viento de Bombardino

recuerdo; tipos que en los actos fúnebres de parientes son capaces de “tragarse” varios funerales encadenados sin rechistar; o, por concluir, individuos que parecen despreciar todo aquello que hace referencia a la fe, pero que tienen un fervorín casi patológico hacia determinado santo milagrero izado en un altar lateral de la iglesia parroquial de su pueblo. En este sentido, Carlos Alonso del Real, en su ensayo “Superstición y supersticiones”, comenta que “las religiones, incluso las de sustitución, comprendido el ateísmo, producen sus propias supersticiones por mecanismos diversos, transportan y dispersan otras y pueden caer ellas, en bloque, o en parte, en estado de superstición”. El último viaje de Ratzinger a España con motivo de la JMJ sirvió, entre otras cuestiones, para que muchos ciudadanos de a

pie sintiésemos vergüenza ajena ante como señala Bonifacio de la Cuadra- situaciones asombrosas como, por ejemplo -y sigo citando a De la Cuadra-, “la escenificación de la sumisión la personificó el rey Juan Carlos con su genuflexión ante Ratzinger, llamativa en el jefe de un Estado aconfesional, aquejado, además, por problemas en las articulaciones de las extremidades inferiores”. En los políticos, hasta lo puedo llegar a entender. En el jefe del Estado, no.

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Visiones de la Antig端edad

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