Espiralia

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espiralia

(entre mis yo y el otro sigue siempre alguno...



espiralia María Rosa Crespo. Cuenca, 29 de febrero de 2012. “¡Oh! Tú que has convertido en oro al lodo y trasmutado el barro en padre de la humanidad. Tu obra, la trasmutación de las esencias, la mía, el olvido, el error y la culpa. Transforma mis errores en sabiduría, mis culpas en paciencia y tolerancia” Rumi. Masnavi IV 780-782

Cuando volteaba una a una las páginas de Espiralia con mis manos, empeñada en descubrir sus misterios, tardé algunos días para encontrar el pecho palpitante de un pájaro que voló unos cuantos años en un pedazo de cielo muy pequeño. Por esto, en la noche oscura del poemario: “La quietud intermitente... (devenires y adicciones)”, pude leer al fin el concierto de las palabras sombrías cortejado por los ecos, algún quejido del aire en las puertas, un farol distante para alumbrar la mañana: Al temblor, la tristeza, su urdimbre y soledad, al vacío del espejo cansado y el grito de esplendor por aprehendidos…

La presencia de embriones narrativos, entre los cuales no hay acción progresiva ni lógica, envuelve la primera parte de Espiralia, donde caben el presente, el confuso recuerdo, la premonición: cansado de lo que soy me desnudo, apego al tiempo alrededor y río… ¿crees saber cómo anida la tristeza? esta esperanza de papel devuelve humor de camino y cruz, un inquilino en las heladas del temblor en llaga elástica sin fin de calles sin calles ni luz dactilar…


…cada curva en el sendero empolva una nostalgia un barranco al borde sin sentido… una hurraca,

un gentío…

El nacer es de la vida, la muerte; como el andar es alzar el pie y volverlo a tierra. La voz narrativa-lírica, autodesterrada, rompe la quietud intermitente, el bullicio, la algarabía social en “libertaria…”: Me llevo un fósforo en remiendo Y un trozo de papel: ¡ siempre llueve en la montaña! Me llevo el secreto en una pluma oscura De un peso extraño y cobarde. ¡Todas mis aves vuelan al revés! Me llevo la voz maniatada, el desapego Adiós y escudo bajo el brazo. (…) …una voz,

Inerme,

La muda prohibición en soledad -unos lápices, un papel…

Por primera vez se abre al exterior su recóndito yo en la poesía de Juan Carlos Astudillo; superados los pecados capitales de sus poemarios anteriores… ya no correrá desbordada por eriales de un impreciso sentimentalismo rubeneano o acaso por el Neruda de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, sino por los causes concretos de una realidad recién descubierta. Abandona el ritmo del verso, prefiere la prosa lírica y manifiesta:


“todos los días igual delirio: agradecido, asustado, decidido a fundar un refugio, un vestigio apacible, una oración…todos los días triste voz de menta una luz que espanta y sombra la habitación, todos los días distancia y consuelo las nostalgias que me habitan, todos los días respiro anclado a la corriente universal observando, en silencio, las espirales que me habitan, todos los días soy uno y soy otro más porque me encuentro y reflejo los instantes en que el ser me rebaza el rostro , y sonrió en varias direcciones. Tengo todos los días una expectativa y una vibración, un faro para abarcar la niebla que festejo y su quiebre en lluvia, sed y decisión (…) todos los días su tal vez, envión de viento y árbol que camina mecido al tiempo dulce del ensueño, la risa y el olvido… ¡todos los días bendito olvido!”

Desde las tinieblas introspectivas irrumpe la luz reveladora de las cosas, el esplendor nativo que devuelve en su desnudez libre de artificios -la belleza de la creación poética- hasta conseguir gran plasticidad y hondura. No puede haber maestría sin un trabajoso y contante aprendizaje, gran parte sabiduría del oficio, algo de inspiración: “En el fondo nadie tiene una conciencia tan clara de las dificultades que entraña este arte como el propio poeta”, escribió Goethe. Conforme nos adentramos en los textos de Espiralia, la creciente riqueza de los temas saturados de desazones metafísicas, la habilidad de su tratamiento y el despliegue de los versos al interior de las páginas en blanco nos obliga a emprender el giro hacia otra interpretación al desvanecerse, poco a poco, la dimensión temporal: asas se dice adiós tiempos de atrás quienes quedaron o mudaron temporal espero esperé cuanta distancia desvanecía el desamparo… sin embargo, cuanta enemistad…

Los sintagmas nominales marcan el espacio del encuentro entre mis Yo y el Otro: importancia de vecindad tu cóncava voluntad de luto


v é r t i g o de vientre, canción que hace llorar,

esquina ausente en el recuadro…

(…) (el eco de un silencio se torna el espacio Entre un fósforo y la paciencia… Un cuenco se lleva lo que fuimos, lo que espera No tengo ningún problema con el río Sin embargo, tomo distancia del gasto, el dejo y la sonaja.

El tono de lamento que acompaña a esta elegía, la reiteración de los vocablos: tiempos de atrás, adioses, despedidas, luto, canción que hace llorar, esquina ausente; es un postrero abrazo que lo cerrarían, definitivamente, las puertas a “devenires y adicciones”. No más el hombre sin rostro que surge de “el vacío boquiabierto” (César Dávila Andrade, Conexiones de tierra) y una de las fotografías que acompañan a Espiralia: …chaleco indeciso por el gris y el claro abarrotados como desde el piso hacia el abdomen plano de ese pantalón mezquino y los tobillos encontrados, sucios, enfangados.

Situado en este lugar, el hablante lírico se apresta a ser: …Uno primero restarse y empezar en Cero… para amar lo necesario, el vacío de cuanto suma sobrando.


(mucho peso en la espalda impide llevarse lo que cada lugar ofrece) para viajar tranquilo, perder miedo al regreso… para cantar en giros se deben respetar los silencios que nos componen.

Y así poder avizorar en el lejano horizonte: Una luz sin sombra… Aroma y oración El resplandor donde maduran la noche y el ensueño Cadencia constante que titila el qué hacer nupcial, bautizo en vendimia y esplendor que distrae la razón cuando el pulso asegura los pasos que inauguran la jornada…

La llaga elástica de la primera parte le ha permitido ascender en la espiral de Espiralia a la noche de bodas donde su junta el amado con la amada. Resta no suma la prisa: El tiempo todo es una explosión de espejos…

Porque al arrancarse la máscara impuesta por las normas y reglas de la sociedad surge el auténtico yo, cito a Carlos Gustavo Jung: “la persona es la máscara teatral que mostramos al mundo, nuestra personalidad social, diferente a nuestro verdadero yo”: (ante todo, ahora, un silencio… este saber que SOY ni espera ni altar… el arribo fue editado por una larga y calurosa pausa. Como si un eco se resolviera dentro arrojando para si la sombra de un nombre familiar…como si se anunciara un resplandor, un reflejo, un silencio aunado al poema de las voces que revientan el cañón, río y vertiente… (esta ciudad se guarda un rostro que sostuve ahora que no lo intento. una sombra yace la fiesta del relevo, la gracia y esa suerte de epifanía que arrastra las millas que unen los restos que desde entonces Soy: camino y devenir.

Ya no la sensualidad y el sentimentalismo, la reclusión y el apartamiento de las gentes. En la parte complementaria “los pasos del tiempo al Sur… (a tientas sobre tu luz)”, se despliega otro poemario junto a los poemas de exquisita ternura hilvanados por las anáforas:


al juego nómada le debo una perspectiva. a la soledad y silencio una calma próximas. al recuerdo y su imagen una sed insaciable. a la amistad y su cariño una sonrisa partida. a la poesía, leída o escrita, simple sencilla literalmente… una caricia.

El hablante lirico, atraído por el amor divino, pule el espejo del corazón para transitar por una suerte de epifanía: cada luz que te compone el rostro me confirma a Dios… aunque se oculte aunque se disfrace aunque nos esquive… …un rastro para cada espesor me inunda el resto de bosque su tiempo crece junto al río que conozco por vacíos, talante y hojarasca… a veces, entiendo, lo que importa es un ritmo, una colina solitaria, incienso y palabra… la oscuridad que aborda la habitación desnuda una sombra que me tienta la paciencia. una cálida sensación de gozo me convida el paisaje que se imprime, bosqueja e inaugura una voz se repite dentro y llama para crecernos eco, deleite estacionario tras la ventana cargada de insomnio, letargo y espera -

sin embargo, pienso, nunca la pausa fue tan amena…


Desde las tinieblas introspectivas irrumpe la luz reveladora de las cosas, el poeta ha redescubierto “La luz no usada” de Fray Juan de la Cruz y nos relata, en clave lírica, sus historias de amor y la felicidad de alcanzar lo infinito en el seno de lo finito: en la quietud del loto, resuelvo silencios y murmullos compongo un recuerdo para crecer su porción de río camino atado a un cordel divino que me arropa las noches con disfraz de parcela agraviada por el frío. una manta sobre la pena me envuelta cuando digo que sí, y cuando lo niego, cada palabra, se lleva lo sido, por eso anido tantas entre las que se escapan y busco a tientas su morada. una piedra me explica, cuando, cae, claro está, el vacío… una sonrisa me valora en cuanto peso para el tiempo este que siento heredad de nube, párpado y presencia…

Las descripciones pesan ya tanto como los elementos líricos. De la elegía el autor se eleva al Cántico y el poemario deviene en un himno de alabanza dirigido a la divinidad por medio del apóstrofe lírico: te ofrezco, sin más, lo que Soy y no necesito que lo aceptes…

mi alegría canta en ofertarlo…

Los conceptos místicos, la belleza rítmica, las imágenes y metáforas novedosas muestran ya la separación del mundo analizado en “devenires y adicciones”, que se traduce en línea, en forma; el tiempo, el instante evocado que se convierte en espacio que se puede sentir y palpar. La maravilla del éxtasis espiritual o vía unitiva se ve exaltada así con el rigor de las abstracciones, la intensidad de las oraciones unimembres, la elisión de los artículos o actualizadores: me viento en la montaña que se hincha el silencio del río que continua sin atrás el río que amanece colgando en valle -suspenso e infinito-


y desaparece voz y plegaria… …la soledad, el llanto el temblor del desconsuelo la cadencia del destiempo La Alegría, La Sonrisa, El Ensueño, la punzante aclaración del Silencio…

Espiralia: Música, Danza y Poetsía: Justificación del título: en este poemario, la sensación de plenitud, de un momento acabado y perfecto se da con imágenes que sugieren figuras geométricas, curva, redondeamiento, cúpula: Distante temblor de mañanas… a c a b a d a s siempre insegura un bostezo te resbala… SIENTES: una grafía, una tensión… ( irse sólo tiene un regazo) ¿ me dices sombras, soledad? Te vas

distancia

¿un seño, una cavidad?

y tiempo que regresar

vacía.


…un cuenco se lleva loe fuimos, lo que espera ..cada curva en el sendero empolva una nostalgia.. Tropecé un trozo de tronco hueco, que, Inoportuno Importunó…

Espiralia es una apología a la belleza, a la música, a la poesía y a la buena fortuna, una antinomia del fanatismo y la destrucción. La práctica de la meditación que subyace en la parte complementaria, modera los arrebatos juveniles y la pirotécnia verbal de las publicaciones anteriores. El brillante juego de las ideas, las reflexiones metafísicas, la libre lectura, las correlaciones y paralelismos, la disposición de las líneas versales escalonadas en las páginas en blanco donde se escucha el silencio, el uso de onomatopeyas y aliteraciones, el despojamiento de un léxico innecesario, el empleo de anáforas y metáforas sinestésicas, el ritmo y la rima espontánea; devienen en una búsqueda amorosa en la que, Espiralia, claro-oscura de adversidad y gloria, el alma busca evadirse de su exilio terrestre.

voz

mi

palabra

oscura

pasión

perdida

nostalgia

advenida

y perdón

de mártir

herida

en comunión.

naces

pierdes

continua

siempre

segundo

cadente

ausente

aparte

silent

rebelión

oración

abandonada.



al temblor, la tristeza, su urdimbre y soledad. al vacío del espejo cansado y el grito de esplendor por aprehendidos‌ al rumor tibio de tu vos de påjaro. al eco irrenunciable del temblor primero. 2008-2012.



la quietud intermitente.

(devenires y adicciones‌

Juan Carlos Astudillo S. Tuga.



el ojo traza en el techo blanco una pequeña mancha negra. el techo asume la ilusión del ojo y se vuelve negro. la raya se borra entonces y el ojo se cierra. así nace la soledad... Juarroz.

tu existencia es una falta que no se mide con ninguna otra falta...Junaid

no es que me caiga es que voy pa´bajo a tocar el fondo de lo que soy… J. Montero – L. Monti.



libertaria…

me llevo un fósforo en remiendo y un trozo de papel: ¡siempre llueve en la montaña! me llevo el secreto en una pluma, oscura, de un peso extraño y cobarde. ¡todas mis aves vuelan al revés! me llevo la voz maniatada, el desapego, adiós y escudo bajo el brazo.

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“why so green, so lonely…” Radiohead. -un gusto es espiral

¿te has fijado?

(una campana… todas mis flores resuelven su palabra. -la verdad no sé. hay días en que no resultas, angustias, aburres… (caminando la pared que me apartaba tu casa tropecé un trozo de tronco hueco, que, inoportuno, importunó. -mañana serás de nuevo mañana ¿viste? (después es siempre un día solo…

¿te vas?

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30

¿qué me dejas volando ausencias de lado y lado? ¿tuviste un tiempo para verme sonreír? ¿por dónde sales cuando es noche y se cierra el mundo? ¿cuál tu ventana, alegría, el rincón que te supo a sombras? ¿quisieras describir todas las mañanas? ¿abrazar todos los caminos? ¿añadir más voces al sentido? caminas, digo, es un decir, las montañas que se encienden mi nombre. ausencia en mí. deriva tu hoja y viento ajeno de espejos y acantilados… ¿sabes que juntos fuimos una enorme, afable, errabunda soledad? ¿sabes, cariño, cuánto daño?

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herida

progresión

de

agua.

un destello te sorprende y voluntad de fuego tu desorden… cada día un temor multiforme, un destiempo, un llanto nocturno, solitario, en la colina…

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“un rey es un erizo de pestañas…” R. Alberti. te conozco por tu acento y esa forma de atarse el cinturón. por cómo caminas sabiéndote el pueblo entero. dominguero. absorto. un segundo en tu nariz me conmueve el mundo y rezo. tu chaleco, indeciso por el gris y el claro abarrotados como desde el piso hacia el abdomen plano de ese pantalón mezquino y los tobillos encontrados, sucios, enfangados…

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árbol vacío tu abrazo y distancia. nube: ¿quién te llama estrella o estertor? disperso , dialéctico, abismal, anclado a la rueda y sediento; aliterado. extenso… AISLADO. -

(no devolver una invitación es un acto de voluntad.

Ir o no ir da igual.

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asas se dice adiós tiempos de atrás quienes quedaron o mudaron temporal. empero, esperé cuanta distancia desvanecía el desamparo… sin embargo, cuánta enemistad… importancia de vecindad tu cóncava voluntad de luto, v é r t i g o de vientre; canción que hace llorar, esquina ausente en el recuadro…

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Bolero, vals, bolero…

orión si me voy me llevo: ¡no me tientes! 6,3. con palabras pocas bastabas, felicidad… 53 ¿dónde nos cupo tanta mierda para arrojar así el corazón?

chakana que la soledad te sirva de doblez para cuando arribes la nostalgia, tan sin mí, perdida…

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Vacío…

túnel. hay días en que el mundo duele. con simpleza. días en que el sueño tiembla…

micro-puente. para insistir un diálogo hacen falta dos: uno que niegue atento el fluir fuera y otro que encierre en un puño la verdad que tienta.

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“suelta lo que no tienes, lo que no puede ser tuyo…” B. Borg. cuando tu voz camina una diástole me niega el mundo, me lo oculta… (si supieras, si supiera… si una luz nos tocara el rostro, el punto que marcó distancia y desconsuelo) pienso en la certeza de los místicos y los adictos, aquella pérdida que vivifica la sonrisa del viento en gestación… sin embargo, están los días en que tu temblor es claro y pierdo pensando todo lo que pensé pensabas. es decir, no eres, y, sin embargo, destellas la máscara que construimos frente a la cotidianidad del mundo: tú mi lumia, mi lluvia, mi risa para el día y calor en vela del tiempo que crecimos juntos…

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puerta de tocte y sigsal, la vergüenza es un atado de distracciones, un espacio entre silencios. muda la tarde colecciona un confín de colores. los preside alguno. una voz se encuentra resoplando las riendas de lo “que es de ser…” una luz, un chiste. (tras cada cuete se quiebra la tarde en la montaña…)

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te tengo una palabra lograda en paciencia y un cuento y un aroma y una piedra que es puerta y nos mira desde dentro la montaña. una sonrisa hacia el sur te tengo y toco lo que brillas cuando luces lluvia y hoguera rendición precoz vanguardia y corazón… tiempo de verte y deletrearnos en nube la espera del verbo que llevo a cuestas: poncho y ceniza y maíz con punto ciego bajo el ala quebrada del silencio. (mi mujer es un misterio cadencioso que brilla y hace sombra y continúa el brazo al mar. mi mujer camina y se aconseja aunque no escucha y abre sus otredades como quien se pinta el rostro y el pálpito… mi mujer, esa amiga chiquita que me observa temblarla alguna noche por encima de los versos que tiento por asirla… mi mujer camina, mi mujer cae, olvida, se va… amiga ausente triste canto y sola libertad.

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cansado de lo que soy me desnudo, apego el tiempo alrededor y río… ¿crees saber cómo anida la tristeza? esta esperanza de papel devuelve humor de camino y cruz, un inquilino en las heladas del temor en llaga elástica sin fin de calles sin calles ni luz dactilar. cada curva en el sendero empolva una nostalgia. un barranco

al borde,

sin sentido… una hurraca,

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un gentío…


casi te pierdo y ciego sólo las montañas, frías. casi te vas cerrando todas las hojas, todas las mañanas. casi adiós, querido muerto, casi el llanto atado en un cordel alrededor de la infancia. casi espejo, estacionario. casi mudo, te pierdo, olvidado el brillo de todas las palabras…

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llacta sucia y triste: folklorcito. limpia de coctel y palo santo de cartón. el eco de un silencio se torna el espacio entre un fósforo y la paciencia… un cuenco se lleva lo que fuimos, lo que espera. (no tengo ningún problema con el río, sin embargo, tomo distancia del gasto, el dejo y la sonaja.

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un libro de ensayos de sarduy, una minúscula antología de goytisolo, un manual extenso del temporal de acuario, un pincel lanzado de sancho preso en la venta, un doble disco, extraño, monumental, de merredith monk, una querencia derretida de michaux, una prenda suelta y depresiva junto al reflejo del polvo, su funda y sorbete y, sobre ellos, derramados, un par de lentes bajo el furor helado de la lámpara de hierro y cristal. un teléfono dormido, un mail abortivo, una estela de otros libros, revistas, zapatillas, comentarios, pensamientos, diluciones y un espacio que crece así de grande para cuanto encuentro poblando el espacio vacío que dejó tu luz de vela de cumpleaños, de luciérnaga errante, de bengala en niebla y bosque quieto, encajonado. el aluminio debería ser tu color, digo, todo reflejo te convence. ¿viste cómo ahora no sabes nada de lo que soy, ni entiendes nada de lo que digo?

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tu imagen me pinta en quiebres del azul melodías de deshielo… sobre ellas te desvío… sobre ellas pinto…

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silencio…


quién te ensueña, amor…

tu voz es clara dilución de espejos: tu voz canta,

encanta,

atrapa…

cuando vuelvas a ser otra, distante, podrás enamorarte de aquella a quien amamos los demás…

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pero qué de mí en la mañana huérfana por la tarde sin nadie y su oscura consecuencia, qué del segundo en ausencia por el caminar de sus pasos encendiendo el polvo de caminos ajenos… cómo el silencio que acompañó su partida extendiéndose como quien niega haberse escuchado; qué de los días que debían llegar: el trabajo, o dos, el “casa con patio” para jugar, el “perro en el banco bajo el higo”, sus ojos tendidos en la habitación para los chistes que durarían la vejez…

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todos los días igual delirio: agradecido, asustado, decidido a fundar un refugio, un vestigio apetecible, una oración… todos los días triste voz de menta una luz que espanta y sombra la habitación. todos los días distancia y consuelo las nostalgias que me habitan. todos los días respiro anclado a la corriente universal observando, en silencio, las espirales que me nombran. todos los días soy uno y soy otro más porque me encuentro y reflejo los instantes en que el ser me rebaza el rostro, y sonrío en varias direcciones. tengo todos los días una expectativa y una vibración, un faro para abarcar la niebla que festejo y su quiebre en lluvia, sed y decisión… todos los días, tibia luz de mayo, te desnudas entre mis labios cuando te digo las palabras que me tiemblan la razón… todos los días su tal vez, envión de viento y árbol que camina mecido al tiempo dulce del ensueño, la risa y el olvido… ¡todos los días bendito olvido!

42


distante temblor de mañanas… a c a b a s siempre insegura. un bostezo

te

resbala…

SIENTES: una grafía, su tensión… (irse sólo tiene un regazo) ¿me dices sombras, soledad? te vas… distancia ¿un seño, una cavidad?

43

y tiempo en que regresar

vacía.


¡El tiempo, Todo, es una explosión de espejos!

un diálogo inaugura el mundo, su silencio lo confirma. -pasado por todos… para todos. un día de más podría sostener tu risa ¿lo sabías?

una voz, inerme, la muda prohibición en soledad.

-color de sándalo, aroma y pétalo bajo el soporte líquido y color…

-unos lápices, un papel.

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… pregúntome quedito, alba.

atrás, podría jurar que estabas.

(una luz se te fue de largo…

(ausencia me dijeron en vez...

con un continuo interno te alzo en brazos tú, “carita de primer instante”, oscuridad resuelta. te llevo, treinta pasos para encontrar la puerta. una cruz, lejana. un furor de amanecer con niebla. un decir. te construyo el verso para habitarnos…

(viste: distancia y abrazo.

piel de búho una noche que fue nostalgia. Ojos claros.

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todos los canales del vacĂ­o se encienden en un mismo estertor anaranjado. una puerta como piedra dibuja su atenciĂłn: firmeza de canto rodado y maĂąana de ruido y camino. una sombra me ahueca el silencio en que transita la urbe cuando la veo trisarse los arcos del destiempo y la memoria.

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el único revés para la tristeza, tristemente, es llorarla… llorar desnudo y dentro para los ojos propios, en el lugar en donde no existen ajenos. llorarla hasta envejecer el ceño y trisar espasmos y temblores… llorarla de cara, de espaldas, de certezas y disfraces. llorar de luz, de sombra, de presencias y vacíos. llorarla hasta amanecer quebrada la noche envuelta en pañuelos. llorar hasta poblar la soledad, el desconsuelo y la desdicha… llorarla hasta nadar los sueños, en llanto, envueltos…

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espiralia…

voz

mi

palabra

oscura

pasión

perdida

nostalgia

advenida

y perdón

de mártir

herida

en comunión.

naces

pierdes

continua

siempre

segundo

cadente

ausente

aparte

silent

rebelión

oración

abandonada.

48


espiralia‌

bienamado

verdecido

amanecido

atesorado

dispuesto

alado

aplauso

Yo

Presente creado encantado sendero enaltecido diluvio empoderado agradecido

disonante embelesado y converso silente y abrasivo y renaciente y en camino y Divino‌

40


los pasos del Tiempo al Sur… “necesitas un tiempo para crecer en experiencias… el Amor está en el hogar”. La Voz del Silencio. tiempo atrás, nube atrás, sombra atrás, cielo atrás: avistar una luz deviene en silencio. la terminal, el hambre, mi catedral de frío y paisaje… sólo en soledad se escucha la sonrisa que encinta sangre al corazón. (en Santiago aprendí a ser lo que venía siendo antes de saberlo… en Cali caminé la alquimia febril que acaricia los excesos… en la sierra del Perú, tambo a tambo, descubrí lo que atesora el camino… en el Titicaca me apresó el miedo hasta el temblor y el sexo… en la Paz, temblando los astros de Tiwanaku, fui su eco… en Uyuni desayuné con Dios charlando de nada que importara, descalzos… en Tilcara me sacudió la mudez de los colores, la fiesta del reflejo… en Salta me enamoré tres veces y el tiempo Todo duró lo que la noche… en Iguazú me sorbió la garganta del misterio y el abrazo en la voz de mi madre… en Buenos Aires no pasó nada, salvo aquello que sigue verdeciendo… en Mendoza reconocí ternuras y lunares, música y veleros… en Valparaíso me columpié el cielo, cúmulo de certezas sobre lo verdadero… en Cuenca, la sombra del capulí, aprendí a atesorar las sílabas del recuerdo…

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las cosas simples que cuecen el día lo transforman, sutil cadena de milagros: un pan, del día, una fruta para acompañarlo, dos panes más y una botella de agua. una banca libre en la plaza llena de gente, multicolor. el cabeceo rítmico de las palomas que huyen del cabeceo rítmico de un chiquito de, quién sabe, 3 o 4 años: la satisfacción sobre la torpeza de sus movimientos… una señora de cara dulce y manos duras que pregunta si alguien comprará sus acuarelas sobre la pileta, continua… el hambre que empieza a ceder espacios para otros pensares… todas las sonrisas de todos los viajeros.. una niña como inconclusa, a quien todavía no encuentro, invento, o re-cuerdo.

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Variaciones sobre las palabras de Mateo de oído oirás y no entenderás; y viendo verás y no percibirás. porque los sentidos se dispersan y con los oídos se escucha pesadamente. no te ausentes en los ojos, ni germines con los oídos, ni te cierres a lo que sus certezas dictan: entiende con el corazón, y deja que él te hable en cada uno. pero benditos tus ojos, porque ven; y tus oídos, porque oyen, y tu tacto y tu gusto y tu olfato porque participan. porque de cierto te digo que muchos sabios desearían ver lo que ves, y no lo ven; y oír lo que oyes, y no lo oyen; y sentir lo que sientes, y no lo sienten; y disfrutar lo que disfrutas, y no lo encuentran.

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Murad Hassil. a Lakshmi, Arif, Jap Hari, Sat Siri, Gyan, Marinés B.; al ser in-nombrado que a veces me acurruca el corazón. su soplo y gracia...

me viento en la montaña que se hincha el silencio del río que continúa sin atrás… el rocío que amanece colgando el valle -suspenso e infinitoy desaparece voz y plegaria. el latido que sacude y se retira, la luna que abarca los

pulsión, caminos, que irriga los senderos…

y el bosque que permanece inmóvil ante el viento, la luna o el silencio y la edad de las rocas, el manantial, el sabor del nombre multiforme. el

tiempo que

no

cabe

fuera,

pero se encuentra dentro,

la palabra que se dice así misma, sola, sin ecos…

ecos…

la soledad, el llanto, el temblor del consuelo, la cadencia del destiempo… La Alegría, La Sonrisa, El Ensueño, la punzante aclaración del Silencio… 36


Montaña, preludio, irrigación…

53.si duele deja su huella al mar. -aléjate. si te vence… inventa… 30.cuando llueve tan quedito quiere decir que sí, que ya mismo acaba. 18.para iniciar una pendiente se requieren dos momentos: en el segundo, se habrá de analizar lo sido en el primero… en el primero se buscará no necesitar ese segundo.

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“descubrimos que, al final, las palabras que no existen nos pueden salvar…” V. Morla.

por salir a caminar al lugar aquel que nunca fuimos. por el río en la espalda. por quince o veinte minutos del misterio que resulta tras quince o veinte minutos en el silencio de una montaña cualquiera, el milagro de una tarde cualquiera. por un segundo como nos ven los niños.

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27.con la montaña dentro y llenos los ojos de frío. con un río atado entre los dedos y un dejo de cansancio que amanece niebla y dirección. con el tiempo en los bolsillos y el llanto que recorre todas las caras que me visten de yo. con el aroma que florece tras la lluvia necia y voluptuosa del bosque. con la palabra amor tejida y el sudor de su memoria. la sonrisa y su llanto. con una canción para volver silencio las tardes que me visten ausencia y soledad. con un rezo, un ritmo y una expiración. camino. con un libro bajo el brazo y otro. con un amigo, con dos. con el sabor inevitable que sustenta los cariños. con la tristeza que latiga el corazón y la plenitud. con la distancia que me quepa en un adiós. con el vacío que se abre en comunión. con el universo y su posibilidad. con la certeza de tus ojos claros, tuyos, de ti, que aún no existes, camino…

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26.en la quietud del loto resuelvo silencios y murmullos. compongo un recuerdo para crecer su porción de río. camino atado a un cordel divino que me arropa las noches con disfraz de parcela agraviada por el frio. una manta sobre la pena me envuelve cuando digo que si, y cuando lo niego. cada palabra se lleva lo sido, por eso anido tantas entre las que escapan y busco a tientas su morada. una piedra me explica, cuando cae, claro está, el vacío… una sonrisa me valora en cuanto peso para el tiempo éste que siento heredad de nube, párpado y presencia…

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esperas sin saber a dónde…

una terminal se enjuga palabras dispuestas y el silencio que a cada una les da forma, decreto y decisión: ahí va una palmada en la espalda que quisiera ser abrazo; esos ojos a medias, lágrima sostenida, dejo de satisfacción en sombra y proyectada una supuesta aceptación… allá va un abrazo ajeno, que se quisiera palmada, con sus ojos cerrados no de fuerza sino para negar la dirección… ahí va el abrazo abrazo; la palmada palmada; la sonrisa a medio llenar satisfecha o colmada en su otro par por lo que desde ya se dice lágrima y caída… un estruendo de circo se cierne, se ata la estación… ahí va un anciano con la nariz doblada sobre su propio eje. una niña, pequeña, gordita, histriónica, que grita y se esfuerza en conservar la atención, que sabe ganada… un padre de familia que pregunta “algo más para empacar?”, mientras nadie responde las palabras que lanzó para sí, como casi todo, cuando actúa… una madre, tres tías, un infante que lo observa todo con la satisfacción de quien sin cerrar la boca se babea sin reparar la acción. un rebelde que seguro es, o quiere, ser intelectual… una niña con aires de desnudes que sin duda quiere, o cree ser la otra atención… 31


21.. por un día entero de atención camino contando los pasos y cuántos caen por cada imagen… cada bocanada acapara el universo, aunque a veces me atore. cada segundo se pasa en sí la oscuridad de aclarar el mundo envuelto en la bruma que arroja la necedad y voluta del tiempo de negar el tiempo…

30


20.el cansancio también tiene su color en el paisaje, cuece su momento, se ata un trozo de vacío, lo colma. el cansancio también merece su banca en el parque y las migas del pan bajo su sombra, un boceto alzado de caricias, su parcela exigua de primicias, su entretiempo, su premura, su temblor claro de visitas…

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19.cada luz que te compone el rostro me confirma a Dios‌ aunque se oculte. aunque se disfrace. aunque nos esquive...

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16.-

“cuando hay mucha luz (…) no podemos distinguir la realidad…” J. Calle.

este rostro sabe lo que significa la gratitud, y la emprende…

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a lo largo de un barranco que dura lo que el día me descubro envuelto en la caricia tibia de una esquina sin sol, cuando sopla y viento.

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todos los ríos ríen y reflejan la sed de los caminos.

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palabra en movimiento razón de cura su cimiento y oración.

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14.el arribo fue editado por una larga y calurosa pausa. como si un eco se resolviera dentro arrojando para sí la sombra de un nombre familiar… como si se anunciara un resplandor, un reflejo, un silencio aunado al poema de las voces que revientan el cañón, río y vertiente… (esta ciudad se guarda un rostro que sostuve ahora que no lo intento. una sombra yace la fiesta del relevo, la gracia y esta suerte de epifanía que arrastra las millas que unen los restos que desde entonces Soy: camino y devenir.

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13.una cĂĄlida sensaciĂłn de gozo me convida el paisaje que se imprime, bosqueja e inaugura. una voz se repite dentro y llama para crecernos eco, deleite estacionario tras la ventana cargada de insomnio, letargo y espera. -

sin embargo, pienso, nunca la pausa fue tan amena‌

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12.un desorden general agrupa en sonidos cuanto entiendo por hecho, por dado, por consumado y normal… entonces ponemos esto aquí, esto allá, esto más allá para que nada esté donde solía estar quebrando los espacios que solían asegurar quién era y con quién o qué decir... (ante todo, ahora, un silencio… este saber que Soy ni espera ni altar…

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11.la soledad que habito irradia luz hacia todos los caminos… me compete, instiga y empuja. a veces, sin embargo, siento el peso de su letargo cuando encuentro el mundo que habita fuera de la habitación… entonces, diluyo un nombre para hablarme cerca y disiparnos juntos la sombra del dolor que asecha, continúa e impone un espacio ficticio entre la mente, el tiemple y el corazón… sin embargo, lo digo de nuevo, mantengo una decisión clara, informe, unánime: cuanto tengo lo entrego en un respiro…

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10.un rastro para cada espesor me inunda el resto de bosque. su tiempo crece junto al río que conozco por vacíos, talante y hojarasca… a veces, entiendo, lo que importa es un ritmo, una colina solitaria, incienso y palabra… la oscuridad que aborda la habitación desnuda una sombra que me tienta la paciencia…

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Sadhna una voz me alcanza y cobija la habitación… reconozco un color afónico como quien se acerca al lugar nombrado; sin decirlo o esperarlo. para abismar un candil hay que soplar un vacío azul, sus versiones y corriente. por eso insisto y respeto la palabra pronunciada antes que salga el sol…

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8.en el útero del día una luz sin sombra tiembla el rostro, aroma y oración… la mañana se guarda el resplandor que maduran la noche y el ensueño; cadencia constante que titila el qué hacer nupcial, bautizo en vendimia y resplandor que distrae la razón cuando el pulso asegura los pasos que inauguran la jornada…

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7.una luz que late me tienta los costados al despertar un nombre claro con traza de vientos, agua y refugio… con la voz que dista la ternura me lavo sus memorias en cuanto dejo atrás, aquello que no funciona, lastima, bifurca, distrae o difumina…

esa luz que late me nombra los regalos y, en silencio celebro el tiempo de azularme anclado a lo que busco, merezco y reclamo…

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37.-

te ofrezco, sin más, lo que Soy.

y no necesito que lo aceptes…

mi alegría canta en ofertarlo...

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Reflejos… 6.al tiempo dentro su espacio y condición. a tus manos nuevas, ásperas, callosas, un temblor de vientre y palabra: ¿por dónde, abrasiva dilución de miel, me habrás de abrir el rincón que esquiva y sombra?

te construyo el verso para hablarnos huellas al presente amanecido, que tampoco…

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una parte de ti me encandila, que no conozco.

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otro seis.si te digo una palabra que cae y rueda tu cintura es porque el mundo me sabe en ti... a cuentagotas.

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3.al juego nómada le debo una perspectiva. a la soledad y silencio una calma próxima. al recuerdo y su imagen una sed insaciable. a la amistad y su cariño una sonrisa partida. a la poesía, leída o escrita, simple, sencilla, literalmente... una caricia.

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1.-

para ser Uno primero restarse y empezar en Cero... para amar lo necesario, el vacĂ­o de cuanto suma sobrando. (mucho peso en la espalda impide llevarse lo que cada lugar ofrece) para viajar tranquilo, perder el miedo al regreso... para cantar en giros se deben respetar los silencios que nos componen.

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de la senda de las piedras... al río, de las charcas... al trigo, de las yescas... al bosque, de las yuntas a los bueyes, del sudor... a la tierra hendida, de la sonrisa al regreso... Malohe.

…escucha, más de prisa, acércate, atráeme, porvenir, puesto que debes, puesto que vienes... Michaux

tu voz que juega con los dados de la suerte y apuesta al salvador número siete... tu voz que reúne el ayer y el devenir bajo un mismo techo... tu voz que separa la luz y la sombra precisamente cuando callas... tu voz que viene a mí con trompetazos y susurros para crearme único entre todos los únicos... Sverdlik



los pasos del tiempo al Sur. (a tientas sobre tu Luz‌ Dharam Dhyan Singh. Aziz.



a la vida simple; espejo y hoguera: la gratitud, el cariño, la ira… el consuelo y la confianza… a la medicina que me habita en espiral, el ángel, la sangre… el Amor del Mundo arado entre Visiones. a todas las Verdades, los caminos, su tiemple, tiesto y embrión… 2008-2012.



espiralia Marco Antonio Rodríguez. Quito, febrero 2012 La poesía de Juan Carlos Astudillo es reflexiva, sin altisonancias ni grandilocuencias. Las palabras diáfanas y las diferentes disposiciones de estas en las páginas llegan al corazón del lector y a la mente de este, dando vueltas, a borbotones, en espirales: “la quietud intermitente” y “los pasos del tiempo al sur” van formando la espiralia. Breve y precisa, la poesía de Juan Carlos Astudillo escapa a la adjetivación; nos hace sonreír, pensar, palpar… Expresiva y casi silente, va filtrándose, intensa e inesperada por los ojos y los dedos hasta calar hondo en la sangre del lector. Celebración de la vida simple; el otro, el espejo, el temblor, la soledad, la tristeza, la gratitud, la ira, el amor… el espejo, el espiral… “En el origen no hay Nada (wu); la Nada no tiene nombre. De la nada nace el Uno; el Uno no tiene forma”, lo dice Chuang-tzu (capítulo CieloTierra). De esa línea apenas perceptible se prenden los versos de Astudillo. Juan Carlos Astudillo se ha dedicado a las palabras con sutileza lúdica, jugando con ellas y dándoles vueltas y revueltas hasta llegar a la espiralia.



espiralia

(entre mis yo y el otro sigue siempre alguno ...






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