Trim Digital - Número 2 - Sep 2020

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S S A n d re a D o ri a Pr of un di da d m áx im a: 75 m Co rr ie nt es Al ta s va ria bl es . Vi sib ilid ad pr om ed io: 10 m

Ag ua : Ve ra no 12 ºC a 7 ºC Ai re : Ve r. 30 ºC / In v. 0 ºC De sc en so s em ba rc ad o po r lín ea 40 ° 29 .4 08 ’N 69 ° 51 .0 46 ’ O

M er os , Ti bu ro ne s bl an co s, m ak os y la ng os ta s Tr an sa tl án ti co hu nd id o en ac cid en te Bu ce o té cn ico Tr im ix hi pó xic o

regiones muy diferentes entre sí. El Andrea Doria yace en el punto de unión del límite sur para especies de aguas frías (que habitan hacia el norte) y el límite norte para las especies de aguas más cálidas (que habitan hacia el sur y las zonas tropicales). La navegación con línea de referencia fue fundamental para poder bucear el naufragio con tranquilidad; de repente, el equipo de buceadores se dió cuenta de que se encuentraba en un gran salón techado del que nunca notaron la entrada dadas sus dimensiones. En un rincón, una escotilla, y a través de ella una sala repleta de botellas en lo que se observaba debió haber sido un sector de servicio o depósito. Este tipo de tesoros se en-

cuentran a cada paso y de manera inesperada en el masivo naufragio. El Andrea Doria estaba construido principalmente de dos materiales: el casco principal de acero que aún se mantiene en pie; y la superestructura mayormente de aleaciones de aluminio, que se deterioraron rápidamente y que hoy se la ve como un campo de escombros al lado del casco principal. Por ello, las posibilidades de penetración son bastante reducidas y serán aún menos con el pasar de los años. Para finalizar las inmersiones, se retorna al cabo donde está amarrado el barco y por allí se asciende. Este punto requiere cierta planificación con los demás equipos de buceadores del barco para evitar el amontonamiento en la línea durante las paradas de descompresión que de por sí son largas (unos 40 minutos en la última parada a 6 metros).

Finalizando la expedición Con la satisfacción de las cinco inmersiones realizadas sin eventualidades por el equipo el Ol’ Salty partió de regreso rumbo a Montauk, dejando atrás ni más ni menos que al Everest del buceo. Ya en la marina y una vez cargados los equipos en los vehículos, esperan largas horas en el camino hasta Carolina del Sur, comenzando así la fase final de un viaje que llevó siete años y que nunca se olvidará.

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Rompiendo límites

Foto: John Baker


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