Antoni Mora
Agamben, 59 Hoes, 113-114
Heger, 42
Heger, 48
Seel, 118
revelado en los campos lo que es lo humano (Si esto es un hombre, La especie humana...). Casi lo mismo que para el testigo nazi (un humanista observador), cuya experiencia le permite afirmar que “Con más claridad que en otras partes, la prisión hace aparecer la verdadera naturaleza humana”. No es raro, así, la pretensión de trasladar la abyección entre grupos de deportados, de uno a otro. Cuando el homosexual se ve rebajado al último lugar, ¿hacia qué escalón mirará más abajo, dentro del campo, para no ser el más abyecto? El triángulo rosa que habla a través de Heger -que se ha quejado de ser en el campo, por homosexual, “malditos entre los malditos”-, busca y encuentra miserablemente a quien considerar más abajo (a alguien merecedor de estar ahí –y no él, yo no): “Ninguno era pederasta, ni había tenido relaciones sexuales con niños o adolescentes, pues los prisioneros que habían cometido estos delitos llevaban triángulo verde”. Siempre hay “clases”. En la super vivencia, en las celebraciones rememorativas de los campos (tan a menudo organizadas bajo el lema ‘que no se repita’), Seel pudo escuchar un grito realmente (re)memorable en Besançon, palabras proferidas por exdeportados: “¡Los maricones al horno!”. Víctimasverdugos. Auschwitz repetido, prolongado, asumido.
*
Pons, 225 Blanchot, 1969, passim
Blanchot, 1969, 221
¿Qué fuerza –o: qué juego de posibilidades– dirige –o: empuja– la conversión del testigo en testimonio? A uno le tentaría contestar mecánicamente que la historia. Pero para corregir en seguida: no la Historia, sino el “historiar” y ya, más exactamente, las “historias”. El imperativo de algunos supervivientes de los campos fue escribir sobre lo que habían sobre-vivido (ellos, que no eran escritores). El testimonio es una escritura. Y por definición, este testimonio de los supervivientes de los campos, es una escritura en plural. Es decir, ese testimonio del exterminio existe en tanto que acumula voces. Esfuerzo múltiple, explicación no reductible a unidad (a una, ‘la’ historia), ni siquiera a la que resultaría de aquella acumulación – realmente, diálogo infinito – No podría ser de otra manera: esa pluralidad resurgió del intento más extremo por anular, destruir la pluralidad misma. “El hombre es lo indestructible...”.
* Esto que está abierto, que hay que producir entre el testigo y el testimonio: el verbo alemán zeugen, del que se sirve Celan, 109