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TRIAGRAMA / INSTITUTO PARA EL DESARROLLO DE LA VIDA EN COMUNIDAD
A continuación una síntesis de los elementos más relevante entregados por los expositores:
1. Se asumió una doble dimensión de la existencia humana, material y espiritual, la cuál se encuentra reconocida en la Constitución Política de la República, en su articulo 1°, no obstante los reparos que sobre ella se formularon. La espiritualidad cotidiana de cada persona (fuera del contexto institucional que las religiones proveen) es un derecho, como lo es la educación o la salud, un derecho universal, y se afirmó que tenemos la prerrogativa de disponer de todos lo recursos que la cultura ofrece para ejercerlo y cultivar esta dimensión de la vida, señalando que las herramientas que el Ser Humano emplea para entrar en contacto con su naturaleza más profunda no pueden estarle prohibidas de manera alguna, puesto que el conocerse a sí mismo es un derecho natural, que no requiere permiso ni puede prohibirse. En el mismo sentido, se señaló que lo lúdico, lo re-creativo, la cura y la trascendencia, son necesidades profundamente humanas, y como tal son también derechos esenciales. Se invitó a mirar el ordenamiento jurídico desde la perspectiva del Derecho Natural que tiene como base el Ser Humano, su dignidad y Derechos Esenciales, el cuál prima y provee de sentido al ordenamiento jurídico, y se formuló un llamado a ejercer nuestros Derecho Esenciales, los que no pueden ser coartados arbitrariamente, sin lógica, sentido o fundamento, y si así fuera aquello sería ilegítimo y antijurídico. Aportando en esta misma dirección se señala que es necesario recuperar un trato digno entre los ciudadanos y el Estado, de igual a igual, de responsable a responsable, ciudadanos colaboradores con las autoridades políticas, administrativas y de servicio, en la construcción de condiciones para el Bien Común.