Fuelles de Río Reunión cumbre, producida por el propio festival, con la presencia de distintas generaciones y escuelas del chamamé con Niní Flores (difusor del chamamé en capitales mundiales como París y colaborador de grupos como Gotan Project), Gabriel Cocomarola (nieto del legendario Tránsito Cocomarola, creador del himno Kilometro 11) y Julio Ramírez, una de las jóvenes referencias del instrumento en el litoral.
Raúl Barboza Fundador de una escuela modernista dentro del género en la década del sesenta con temas como “Tren expreso”, difusor de la música del litoral en países como Francia, Japón y Alemania con más de 30 álbumes grabados y reivindicador de la cosmovisión de los pueblos originarios de la región guaranítica. El músico llegará especialmente desde París, donde reside actualmente, para darle un broche de oro al escenario Panorama.
Negro Aguirre El pianista y cantautor traerá un repertorio nacido a orillas del Paraná. Con su magma sonoro y acústico, el Negro Aguirre es un referente de la nueva generación por su finísimo estilo instrumental y sus canciones litoraleñas, que son como pequeños mantras. Un plan perfecto para acunar los árboles del bosque platense.
Los Alonsitos Emergentes de las fiestas populares, este grupo correntino se corre de su faceta más conocida y popular para recuperar ese repertorio intimista, que solo tocan en sus fiestas familiares y que revive la tradición de sus abuelos. Temas que de tan viejos suenan a novedad deslumbrarán en este encuentro acústico en el escenario Fogón, que realizan por primera vez en su vasta historia.
Elpidio Herrera: El sonido del monte santiagueño Las fábulas salamanqueras encarnan en personajes como Elpidio Herrera, creador y luthier de la sacha guitarra, instrumento con cuerpo de calabaza, mango de guitarra eléctrica con cuerdas de acero y un pequeño arco de violín. Con ese original instrumento, único en el mundo, Elpidio Herrera y su grupo, recrean con autenticidad los sonidos del monte santiagueño y hasta juguetean con el blues, dos géneros que parecen conectar en su raíz ancestral. Por su nivel experimental y su utilización de la sacha guitarra en sus solos, los más jóvenes lo llaman el Jimi Hendrix del monte. El músico sigue viviendo en Atamisqui, pueblo quichua parlante de Santiago del Estero, donde tiene su laboratorio creativo, rodeado de calabazas, pedales y amplificadores.
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