Trebol Negro nº 1

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ferroviaria tradicional y su sustitución por el “sistema TAV” [*] destinado a una clientela de personal ejecutivo, circulando entre las grandes metrópolis europeas. Se trata de la constatación histórica de la privatización creciente de los “servicios” (transportes, salud, correos y telecomunicaciones, agua, gas, electricidad) y las consecuencias nefastas que se derivan. No se me ocurrió -porque no existe ningún lazo lógico entre ambas proposiciones- deducir de esto la necesidad de una “jerarquización práctica de los ideales”, que conduciría ineluctablemente a teorizar un sostén de la institución estatal que se pretende querer destruir. Que puedan existir, dentro de un momento histórico dado, enemigos diferentes y desigualmente peligrosos, y que un revolucionario pueda encontrarse en la penosa (y aleatoria) necesidad de alinearse con un adversario en contra del otro, haría falta un dogmatismo tonto para no admitirlo. Así no es inconcebible basarse en el compromiso en pro del “servicio público” (a condición de desacralizarlo) para frenar, en la medida de lo posible, los apetitos de las grandes empresas. No es cierto que esto sea equivalente a una renuncia necesaria, de la que [**] la teoría leninista del “deterioro del Estado” -que Chomsky específicamente rechaza- nos proporciona una versión calculada. En otros términos: reforzar el Estado para después borrarlo, ¡ya nos la han jugado! En cambio, si movimientos de oposición a las tendencias actuales del capitalismo conducen a restaurar, temporalmente, ciertas prerrogativas de los Estados, no veo razón para perder el sueño. Se observará que Chomsky invierte el proceso. Para él, es el ideal (el desmantelamiento del Estado) el que entra en conflicto con los objetivos inmediatos. Ahora bien, el objetivo inmediato no es fortalecer el Estado, sino por ejemplo retrasar la privatización de los transportes, debido a las restricciones que necesariamente trae a

la circulación. El “fortalecimiento” parcial del Estado es pues aquí una consecuencia y no un objetivo. Por otra parte, se ve que el hecho de bautizar de “ideal” la destrucción del Estado empuja este objetivo fuera de lo real. La cualificación equivale a la descalificación. El verdadero realismo, me parece, consiste en acordarse de que un Estado sólo dispone de dos estrategias eventualmente complementarias para responder al movimiento social y más aún a una agitación revolucionaria: la represión y/o la reforma/recuperación. Un movimiento revolucionario, portador de una voluntad (consciente o no) de ruptura con el sistema existente no puede -por definición- obtener satisfacción de un Estado. En cambio, puede forzar a éste a jugar a la reforma, a las retiradas, a la demagogia. El inconveniente del reformismo como estrategia (aumentar la “participación popular” en el Estado democrático, dice Chomsky) es que no reforma nunca nada. Y esto por la excelente razón de que el Estado autoadaptador se recompone con las reformas por lo menos tanto como con ciertos motines. No existe, fuera de la lucha, garantía de que una reforma “progresista” no sea vaciada de su contenido, pero debemos rendirnos a esta evidencia, paradójica solamente en apariencia, que es la acción revolucionaria el medio más seguro de reformar la sociedad. Muchas instituciones y dispositivos sociales son así resultado de luchas obreras insurreccionales. El hecho de que se pongan en entredicho a la vez por los políticos y los capitalistas puede dar lugar a ver la salvación en un fortalecimiento del “Estado”, concebido como entidad abstracta o como una especie de materia inerte, un dique por ejemplo, que habría que consolidar para protegerse de las inundaciones. El Estado institucionaliza en un momento histórico dado las relaciones de clase que

Nota del traductor: (*)AVE en España (**) El texto en francés es el siguiente: Il est inexact que cela soit équivalent à un nécessaire renoncement, dont la théorie léniniste du «dépérissement de l’État» - que Chomsky récuse précisément - fournit la version calculée. Donde el pronombre dont, que lo he traducido por “de la que”, hace referencia a renoncement (renuncia). El presente escrito fue publicado en la revista de crítica social: Oiseau-tempête nº 9 (verano de 2002). Si bien el artículo hace referencia al contexto francés, los aspectos fundamentales del mismo no encierran ningún localismo. La alusión al entusiasmo editorial y militante para con los escritos de Noam Chomsky ha sido igual de abundante en el territorio español. Por último señalar que el paso del tiempo no ha hecho mella en el texto de Claude Guillon, y no ha restado un ápice su validez crítica a ese mal llamado “anarquismo” renovador.


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