COMPARATIVA
SUJETADORES DEPORTIVOS En femenino Texto: Elena Pagés y redacción Fotografía: Albert Pericas, Quim Farrero y marcas
Zapatillas, mochilas, bastones, gafas... Todo ello material común en nuestro ámbito, tanto para hombres como para mujeres. Pero del mismo modo que unas zapatillas suelen disponer de hormas específicas para mujeres, la morfología femenina hace necesaria una prenda, el sujetador, a la que los fabricantes y la tecnología dan actualmente la importancia que se merece. Un sujetador mal adaptado o mal diseñado puede convertirse en una tortura. De un buen sujetador nos olvidaremos. Nadie va a discutir que el sujetador es una prenda básica en el equipo de cualquier corredora. Es obvio también que las necesidades variarán en función del tipo de actividad realizada: más o menos dinámica, con más o menos impacto, con más o menos tensión muscular en la zona pectoral... Y en nuestro caso, influyen incluso las condiciones ambientales: frío, calor, humedad... Y la exigencia en tiempo de la actividad: no genera las mismas necesidades específicas una hora de esfuerzo que 20 o incluso varios días. La tecnología avanza y los modelos en el mercado evolucionan. Ésta es la tercera comparativa de
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sujetadores publicada en nuestra revista. Desde aquel lejano número 14 en septiembre de 20 07, muchas cosas han cambiado: una de ellas es la cantidad de mujeres corredoras por montaña y, por ende, su nivel, que en términos relativos probablemente esté por encima del de los hombres. Hace 10 años no era frecuente ver a una mujer en un top ten; hoy en día ya no es extraño. Probablemente esas sean razones importantes a la hora de explicar la atención que dedican los fabricantes al diseño y elaboración de una prenda destinada a un público que, aunque todavía minoritario, experimenta un claro creci-
miento en todos los deportes en general y en la carrera a pie en particular.
La prenda
Su nombre lo deja claro: el sujetador sir ve para sujetar, para minimizar el efecto que el impacto, en nuestro caso de la carrera, tiene sobre los pechos, una parte de la anatomía carente de musculatura propiamente dicha: la glándula mamaria se asienta sobre el músculo pectoral pero no dispone de masa muscular propia para controlar de alguna manera su movimiento. Esto hace imprescindible, por comodidad y protección, el uso de una prenda, el sujetador, que controle de alguna manera el movimiento al que se ven sometidos los pechos durante la carrera. Existen básicamente dos tipos de sujetadores en función de su estructura y, por tanto, de cómo controlan el movimiento de los pechos: unos lo hacen por com-